MENTIR EN NOMBRE DE DIOS
Kerry Wynne


APÉNDICE III


Tertuliano: ¿Era sabadista o anti-sabadista?

Puesto que Tertuliano vivió y escribió poco tiempo después de que la observancia del domingo se había convertido en universal, 160-225 AD, lo que tiene que decir sobre la cuestión del sábado-domingo es extremadamente importante para entender la manera en que la iglesia primitiva consideraba esto. En su obra Against the Jews [Contra los judíos], enseña claramente que el sábado del Decálogo no existía en la creación y que la circuncisión se exige como requisito previo para la observancia del sábado. Tertuliano explica que existía una ley natural antes de la ley mosaica; que la ley mosaica caducó en la cruz; y que la dispensación cristiana se basa en el principio de que debemos amar a Dios supremamente y al prójimo como a nosotros mismos, como lo enseñó Jesús. En otra obra, Against Marconium [Contra Marconio], menciona la palabra "sábado" en el contexto de la fiesta de sábado, que los cristianos observaban como una celebración, y comenta si los cristianos deberían ayunar o no ese día. Hay un cierto pasaje de Against Marconium, que algunos sabadistas citan fuera de contexto para hacer ver que él adoptó los puntos de vista sabadistas más tarde.

Citamos aquí a Tertuliano en el Capítulo Dos de Against the Jews. Está explicando que ninguno de los patriarcas guardó el sábado porque las leyes naturales establecidas en la creación no lo disponían:

"En resumen, arguyo que, antes de la ley de Moisés, escrita en tablas de piedra, que había una ley no escrita, que habitualmente se entendía como natural, y era usualmente guardada por los padres. Pues, ¿de dónde fue hallado Noé justo, si en su caso la justicia de una ley natural no lo hubiese precedido? ¿De dónde fue Abraham tenido por amigo de Dios, si no fue en base a la igualdad y la justicia (en la observancia) de una ley natural? De dónde fue Melquisedec designado sacerdote del Dios Altísimo, si antes del sacerdocio de la ley levítica, no había levitas dispuestos a ofrecer sacrificios a Dios? Por eso, después de los patriarcas mencionados arriba, la ley fue dada a Moisés, en aquel tiempo (bien conocido) después del éxodo desde Egipto, después del intervalo y el espacio de cuatrocientos años. En realidad, la ley fue dada después de los cuatrocientos treinta años. De donde entendemos que la ley de Dios fue anterior aun a Moisés, y no fue (dada) por primera vez en Horeb, ni en Sinaí en el desierto, sino que era más antigua: (existió) primero en el paraíso; más tarde fue reformada por los patriarcas y nuevamente por los judíos, en períodos definidos. De manera que no debemos acatar la ley de Moisés como ley primitiva, sino a una subsiguiente, que en un período definido Dios estableció para los gentiles también, y después prometiendo repetidamente, mejorarla por medio de los profetas, y prediciendo que debería ocurrir que, así como la ley fue dada por medio de Moisés (Juan 1:17) en un momento específico, así debía creerse que fue observada y guardada temporalmente".

"Y no anulemos este poder que Dios tiene, que reforma los preceptos de la ley sin responder a las circunstancias de los tiempos, con vista a la salvación del hombre. A su tiempo, que aquél que arguye que el sábado todavía tiene que ser observado como bálsamo para la salvación, y la circuncisión al octavo día por causa de la amenaza de muerte, nos enseñe [aparentemente, "nos pruebe"] que, en tiempos pasados, los hombres justos guardaban el sábado, o practicaban la circuncisión, y eran así considerados amigos de Dios. Porque, si la circuncisión purga a un hombre, puesto que Dios hizo a Adán incircunciso, ¿por qué no lo circuncidó, aun después de haber pecado, si la circuncisión purga? En todo caso, al instalarle en el paraíso, Dios designó a un incircunciso colono del paraíso. Por consiguiente, y puesto que Dios dio origen a un Adán incircunciso, no observador del sábado, también su descendiente, Abel, ofreciéndole sacrificios, siendo incircunciso y no observador del sábado, fue aprobado por Él. Mientras, Él aceptaba los que se le ofrecía con sencillez de corazón, y reprobaba el sacrificio de su hermano Caín, que no dividía correctamente lo que le ofrecía. También a Noé  -- incircunciso -- sí, y no observador del sábado, Dios lo libró del diluvio. Porque también a Enoc, hombre muy justo, incircunciso y no observador del sábado, lo trasladó de este mundo, y no probó primero la muerte, para que, siendo candidato para la vida eterna, pudiera en este tiempo mostrarnos que nosotros también podemos agradar a Dios sin la carga de la ley de Moisés. También Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, incircunciso y no observador del sábado, fue escogido para el sacerdocio de Dios. Además, Lot, el hermano de Abraham, prueba que fue por los méritos de la justicia, sin la observancia de la ley, que fue librado de la conflagración de los sodomitas".

La siguiente cita es del Capítulo III, titulado "Of Circumcision and the Supercession of the Old Law" [De la circuncisión y el reemplazo de la antigua ley"] parece conectar la observancia del sábado con la ordenanza de la circuncisión.

Pero Abraham (dice usted) era incircunciso. Sí, pero agradó a Dios antes de ser circuncidado; y todavía no observó el sábado. Porque había aceptado la circuncisión, pero ésta había de ser una señal de aquel tiempo, no un título de prerrogativa para la salvación. En realidad, los patriarcas subsiguientes eran incircuncisos, como Melquisedec, quien siendo incircunciso, ofreció al mismo Abraham, ya circuncidado, pan y vino a su regreso del combate.

Y del Capítulo IV: "De la observancia del sábado", Tertuliano establece un nexo directo entre la circuncisión y la observancia del sábado:

En consecuencia, se sigue que, por lo que concierne a la abolición de la circuncisión carnal y de la antigua ley, que está demostrado haber quedado consumada en tiempos específicos, así también queda demostrado que la observancia del sábado ha sido temporal.

Así, pues, al principio es asombroso  cuando se ve en su trabajo posterior (que se cree es posterior), Against Marconium, que argumenta con este hereje que Jesús no rescindió el sábado cuando aparentemente lo quebrantó.

Marconio cuestionó la afirmación de Cristo sobre su divinidad porque, como decía, Dios no violaría una de sus propias reglas. En el siguiente pasaje de Against Marconium, Tertuliano demuestra que, aunque Jesús vivió bajo el antiguo pacto que Él mismo había establecido, fue consistente en la observancia de su propio sábado, aunque tenía todo el derecho a abolir una de sus propias reglas, si así lo hubiese deseado. El pasaje es largo, pero un estudio de él demuestra el contexto de lo que dijo y lo pone en armonía con todo lo demás que sabemos sobre lo que Tertuliano dijo de la observancia del sábado:

Ahora, para que podamos decidir estos varios puntos primero, no sea que los renovemos a cada momento para confrontar cada argumento de nuestro adversario, que reposa en alguna novedosa institución de Cristo, quede esto como un punto resuelto: Que la discusión concerniente al carácter novedoso de cada institución establecida a cuenta de esto, porque, como nada había sido avanzado por Cristo tocante a cualquier nueva deidad, la discusión de ello era inadmisible; tampoco puede refutarse que, de la misma novedad de cada una de varias instituciones, otra deidad fuese claramente demostrada por Cristo, por cuanto era claro que la novedad no era en sí misma una característica de la cual hay que maravillarse en Cristo, porque había sido predicha por el Creador. Y, por supuesto, no habría sido sino correcto que un nuevo Dios debería ser presentado primero, y su disciplina introducida después; porque sería el dios que impartiría autoridad a la disciplina, y no la disciplina al dios, excepto que (de seguro) ha ocurrido que Marción adquirió sus muy perversas opiniones, no de un maestro, ¡sino su maestro de su opinión!  Todos los otros puntos con respecto al sábado, yo decreto: Si Cristo interfería con el sábado, simplemente actuaba según el ejemplo del Creador; por cuanto como en el sitio de la ciudad de Jericó se transportó el arca del pacto alrededor de los muros corriendo durante ocho días y por lo tanto en el día sábado, en realidad anularon el sábado, por orden del Creador - de acuerdo con la opinión de los que creen esto en Cristo en este pasaje de Lucas, en su ignorancia de que ni Cristo ni el Creador violaron el sábado, como demostraremos en seguida. Y sin embargo, el sábado en realidad fue violado por Josué, de modo que la presente alegación podría dirigirse también contra Cristo. Pero, sin aun ser el Cristo de los judíos, demostró odio contra el día más solemne de los judíos, profesamente estaba siguiendo al Creador, en este mismo del sábado, siendo su Cristo; porque exclama por boca de Isaías: Vuestras lunas nuevas y vuestros sábados aborrece mi alma. Isaías 1:14. Ahora, cualquiera que sea el sentido en que estas palabras se hayan pronunciado, sabemos que, en un tema de esta clase, una abrupta defensa debe usarse en respuesta a un abrupto desafío. Ahora trasladaré la discusión al mismo asunto en que la enseñanza de Cristo pareció anular el sábado. Los discípulos habían tenido hambre; en el día de sábado, habían recogido algunas espigas y las habían frotado en las manos. Al preparar así su alimento, habían violado el día santo. Cristo los excusa, y se convierte en cómplice en el quebrantamiento del sábado. Los fariseos lo acusan. Marción interpreta sofísticamente las etapas de la controversia (si puedo invocar la ayuda de la verdad de mi Señor para ridiculizar sus artes) tanto en el registro bíblico como en el propósito de Cristo. Porque de la escritura del Creador, y del propósito de Cristo, se deriva un colorido precedente -- como del ejemplo de David, cuando entró al templo un día de sábado, y se proveyó de alimento al partir osadamente el pan de la proposición. Hasta él recordó que este privilegio (quiero decir la dispensa del ayuno) era permitido el sábado desde el mismo principio cuando el sábado mismo fue instituido. Pues, aunque el Creador había prohibido que el maná se recogiera para dos días, lo permitía en la única ocasión del día antes del sábado para que la provisión de alimento pudiera estar libre para la fiesta del siguiente día de sábado. Buena razón, por lo tanto, tenía el Señor para seguir el mismo principio al anular el sábado (pues esta es la palabra que los hombres usan); buena razón, también, para expresar la voluntad del Creador, cuando concedió el privilegio de no ayunar el día de sábado. Resumiendo, allí y en ese momento, él habría puesto fin al sábado, nada, al Creador mismo, si le hubiera ordenado a los discípulos ayunar el día sábado, contrariamente a la intención de la Escritura y la voluntad del creador. Pero, porque no defendió directamente a sus discípulos, sino que los excusó; porque interpone los deseos humanos, como si desaprobara la censura; porque mantiene el honor del sábado como un día que debe estar libre de tristezas más bien que de trabajo; porque pone a David y a sus compañeros al mismo nivel de sus propios discípulos en su falta y en su cansancio; porque se complace en sustentar la indulgencia del Creador; porque él mismo es bueno de acuerdo con su ejemplo; ¿es él por eso ajeno al Creador? Luego, los fariseos observan si él sana en sábado, Lucas 6:7, para poder acusarle - seguramente como violador del sábado, no como proponedor de un nuevo dios, pues quizás él se contentara con insistir en toda ocasión en este solo punto, pues ningún otro Cristo es proclamado en ninguna parte. Sin embargo, los fariseos estaban completamente errados concerniente a la ley del sábado, sin observar que sus condiciones eran condicionales, cuando ordenaban reposar del trabajo, haciendo ciertas diferenciaciones de trabajo. Porque, cuando dice refiriéndose al día de sábado: "En él no harás ninguna obra tuya (Éxodo 20:16), con la palabra "tuya" restringe la prohibición al trabajo humano - que cada uno lleva a cabo en su propio empleo o negocio -- no a la obra divina. Ahora bien, la obra de sanar o preservar no es propia del hombre, sino de Dios. Así que, nuevamente, en la ley dice: No harás ninguna obra (Éxodo 12:16), excepto la que se debe hacer para cualquier alma; es decir, en lo que se refiere a librar el alma, porque lo que es la obra de Dios puede ser hecha por agentes humanos para la salvación del alma. Porque Dios quisiera que se hiciera lo que el hombre Cristo habría de hacer, porque él era asimismo Dios. Por lo tanto, deseando iniciarlos en este significado de la ley por medio de la restauración de la mano seca, pregunta: ¿Es correcto dentro de la ley hacer bien en sábado o no? ¿Salvar la vida, o destruirla? Lucas 6:9. Para poder recordarles -- permitiendo al mismo tiempo la cantidad de trabajo que estaba a punto de llevar a cabo a favor de un alma -- cuáles obras prohibía la ley del sábado, aun obras humanas, y cuáles ordenaba -- aun obras divinas, que podrían hacerse para bien de cualquier alma, fue llamado Señor del sábado, Lucas 6:5, porque conservó el sábado como su propia institución. Ahora bien, aunque hubiera anulado el sábado, habría tenido el derecho de hacerlo, pues es su Señor, y aun más puesto que él lo instituyó. Pero no lo destruyó completamente, aunque era su Señor, para que de allí en adelante quedara claro que el sábado no fue quebrantado por el Creador, ni siquiera cuando el arca fue transportada alrededor de Jericó. Porque aquella fue realmente la obra de Dios, que él mismo ordenó, que él había ordenado por causa de las vidas de sus siervos cuando quedaban expuestos a los peligros de la guerra. Ahora bien, aunque en cierto lugar ha expresado una aversión a los sábados llamándolo vuestros sábados, Isaías 1:13-14, considerándolos sábados de hombres, no suyos, de Él, porque eran celebrados sin el temor de Dios por un pueblo lleno de iniquidades, y amando a Dios de labios, no de corazón, Isaías 29:13, ha puesto sus propios sábados (es decir, los que fueron guardados de acuerdo con su prescripción) en una posición diferente; porque por el mismo profeta, en un pasaje posterior,  Él declaró que eran verdaderos, agradables, e inviolables. Así, pues, Cristo no rescindió el sábado en absoluto. Guardó la ley, y en el primer caso hizo  una obra que era benéfica para la vida de sus discípulos, porque les proporcionó el alivio del alimento cuando tuvieron hambre, y en el caso presente sanó la mano seca; en cada caso, dando a entender por los hechos: "No he venido a destruir la ley, sino a cumplirla, Mateo 5:17, aunque Marción ha amordazado su boca con esta palabra. Aun en el caso delante de nosotros, cumplió la ley, mientras interpretaba la condición de ella; además, muestra en una clara luz las diferentes clases de obras, mientras hacía lo que la ley exceptúa dela sacralidad del sábado y mientras la impartía al sábado mismo, lo cual desde el comienzo había sido consagrado por la bendición del Padre,una santidad adicional por su propia acción bienhechora. Proporcionó a este día salvaguardas divinas -- un curso de acción que su adversario habría proseguido por algunos días más, para evitar honrar el sábado del Creador y restaurar al sábado las obras que el eran propias. Puesto que, de una manera parecida, el profeta Eliseo en sus días restauró a la vida el hijo muerto de la mujer sunamita, ves, oh fariseo, y tú también, Marción, cómo ese era un uso correcto de los sábados del Creador en la antigüedad para hacer el bien y salvar la vida, no para destruirla; cómo aquel Cristo no introdujo nada nuevo, lo cual fue después del ejemplo, la bondad, la misericordia y las predicciones también del Creador. En este mismo ejemplo, Él cumple el anuncio profético de una sanación específica: Las débiles manos son fortalecidas, como también lo fueron las débiles rodillas, Isaías 35:3, del enfermo de parálisis.

En el Libro V, Capítulo Uno del libro Against Marconium, hallamos a Tertuliano comentando directamente la abolición del sábado, citando un pasaje del Antiguo Testamento -- quizás parafraseándolo -- en el que Dios profetiza que destruiría los sábados y el sábado en algún momento del futuro. En esta discusión sobre la abolición de la ley, Tertuliano suena de una manera muy parecida a los modernos antisabadistas. He aquí sólo un pasaje:

Ahora bien, ¿de quién viene esta gracia, sino de Aquél que proclamó la promesa de ella? ¿Quién es (nuestro) Padre, sino aquél que es también nuestro Creador? Por consiguiente, después de tal afluencia (de gracia), ellos no deberían haber regresado a los débiles y pobres elementos, Gálatas 4:9. Sin embargo, los romanos probablemente llaman elementos a los rudimentos del aprendizaje. Por consiguiente, Él no buscaba volverlos de su dios mediante alguna depreciación de los mundanos elementos -- aunque, cuando dijo justo antes, no obstante, entonces, ustedes sirven a los que por naturaleza no son dioses, Gálatas 4:8 -- censuró el error de aquella superstición física o natural que considera dioses a los elementos; pero no pretendía censurar al Dios de aquellos elementos. Él mismo nos dice con suficiente claridad lo que quiere decir con elementos, aun los rudimentos de la ley; Observáis los días, los meses, los tiempos, y los años (Gálatas 4:10) -- los sábados, supongo; y los preparativos, y los ayunos, y los días festivos. Porque el cese de éstos, no menos que el de la circuncisión, fue designado por los decretos del Creador, que había dicho por medio de Isaías: Vuestras lunas nuevas, vuestros sábados, el convocar asambleas no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas, cansado estoy de soportarlas. Isaías 1:13-14 y también Amós, y nuevamente Oseas: Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas y sus días de reposo,, y todas sus festividades. Oseas 2:11. ¿Preguntáis si las instituciones  que él mismo estableció luego las destruyó? Sí, antes que cualquier otra. O, si alguien diferente las destruyese, sólo ayudaría al propósito del Creador al quitar lo que él mismo había condenado. Pero este no es el lugar para discutir la cuestión de por qué el Creador abolió sus propias leyes. Suficiente para nosotros haber probado que Él se propuso tal abolición, de modo que puede afirmarse que el apóstol no determinó nada para perjuicio del Creador, pues la abolición misma procede del Creador.

En resumen, Tertuliano es completamente consistente en su punto de vista sobre el sábado en sus dos obras, Against the Jews y Against Marconium. En la cita usada por apólogos sabadistas para sugerir que él era inconsistente o que posiblemente había cambiado de opinión acerca del sábado con el paso del tiempo, sólo demostró que, aunque vivía bajo la jurisdicción de su propio pacto mosaico, Jesús conservaba el espíritu de su propia ley sabática. En los capítulos que siguen después de esta afirmación en cuestión tomada de Against Marconium, reitera su posición de que el sábado ha sido abolido y cita un pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios dice que pondrá fin al sábado en algún momento del futuro.


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