Ellen White fue la
personalidad principal en la primera Iglesia Adventista del
Séptimo Día, y sus escritos continúan siendo la fuente
autorizada de lo que el Adventismo del Séptimo Día significa hoy
en día. Aunque nunca ocupó posición oficial en la iglesia,
argumentó poderosamente a favor de su visión del destino del
Adventismo del Séptimo Día, y escribió extensamente sobre muchos
temas que abarcaban las doctrinas de la iglesia, la conducta
cristiana, la salud y la Biblia.
Ellen Gould Harmon era una adolescente enfermiza e
introvertida, que entraba en éxtasis, de Portland, Maine, quien,
junto con otros milleristas de Portland, tuvo numerosos trances,
mensajes y experiencias místicas, y de hecho, se hicieron
tristemente famosos por su 'continua introducción a tonterías
visionarias'. Sin embargo, fue descubierta por James White, un
joven predicador y maestro Adventista, que se
convirtió en su protector y, en 1846, su esposo. Ambos eran
figuras centrales en la iglesia Adventista del Séptimo Día, como
el grupo de creyentes era conocido en 1860. En 1863, el grupo
pidió a James White que fuera su primer presidente (una oferta
que fue declinada temporalmente). Por años, Ellen White vivió a
la sombra de su esposo, proporcionando respaldo visionario para
las opiniones de la primera iglesia. Sin embargo, después de la
muerte de James en 1881, ella asumió un papel más positivo,
dirigiendo a los líderes de la iglesia más jóvenes detrás de
bastidores. Para cuando llegó el momento de su muerte en 1915,
se había convertido en la verdad autoridad para los Adventistas.
Fue el mensaje de William Miller lo que primero despertó en
Ellen White disatisfacción con el cristianismo existente. Miller
predicaba que la Biblia podía ser 'descifrada' para que revelara
la fecha de la Segunda Venida de Cristo, y que esta fecha era
muy pronto. Ellen White estaba convencida del mensaje de Miller
y escandalizada por la actitud desestimativa y hasta hostil de
otros cristianos hacia las enseñanzas de Miller. El grupo de
'Adventistas' (así llamado porque sus miembros hacían énfasis en
el segundo advenimiento de Cristo) habrían de sentirse
chasqueados y humillados cuando dos fechas fijadas para la
Segunda Venida en 1844 fallaron, y ellos se dividieron en varias
facciones. Algunos rechazaron el 'desciframiento' de Miller;
otros fijaron nuevas fechas, y otros no supieron qué hacer. Los
'Adventistas' pronto habrían desaparecido en la historia, de no
haber sido por la visión de Ellen White de que este pequeño
núcleo de Adventistas formaría la base para una nueva iglesia,
cumpliendo la promesa de la reforma para regresar a una fe
basada enteramente en la Biblia, con una misión de predicar al
mundo este cristianismo original y verdadero, advirtiéndoles de
debían volverse a Dios antes de que Él regresara por segunda
vez. El celo y la energía de ella proporcionaron la chispa que
sirvió para fundar la iglesia Adventista del Séptimo Día.
Obviamente, Ellen White vivía y pensaba dentro de la
tradición pietista del cristianismo, pero desarrolló elementos
dentro de esta tradición y proporcionó interesantes ideas
originales. Se puede seguir su pensamiento en cuatro etapas:
- Sus experiencias dentro del movimiento millerista hasta
1844.
- Su reevaluación después de 1844, que resultó en la
fundación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
- Su intento de iniciar una renovación de la iglesia
alrededor de 1888.
- Su desarrollo de un 'Mensaje sobre la Salud' desde más
o menos 1900 (ella murió en 1915).
Debe subrayarse que su pensamiento se desarrolló en relación
con las experiencias y los debates de la iglesia. Cualquier
interpretación de sus ideas debe tomar esto en cuenta. Este
artículo comenzará por proporcionar una 'visión general' de la
vida de Ellen White, mostrando el desarrollo de sus ideas dentro
de la situación histórica concreta. Luego, se enfocará en
algunas características esenciales de su manera de pensar,
mostrando cómo sus ideas encajan juntas en un todo sistemático,
proporcionando el marco teórico para la teología Adventista del
Séptimo Día, prestando especial atención a su 'Magnum Opus', 'La
Gran Controversia entre Cristo y Satanás'.
La
vida de Ellen White
1. Los
milleristas
Antes de comentar sobre los milleristas, podría ser útil tomar
nota brevemente de las ideas pietistas con las cuales creció
Ellen White y que fueron el fundamento del cual se derivaron
todas sus creencias posteriores. Dos temas, estrechamente
relacionados entre sí, caracterizan las creencias pietistas: la
batalla del individuo con Satanás y la relación del individuo
con Dios. Por sí mismo, el individuo no puede derrotar a
Satanás, pero, mediante su constante devoción a Dios, puede
obtener fortaleza para resistir la tentación. Esta relación con
Dios se centra en la Biblia y la oración, y el propósito de la
Iglesia es reforzar el estudio de la Biblia y la oración a Dios,
más bien que contener alguna autoridad en sí.
El pietismo entiende toda actividad y creencia humana en
términos de la gran línea divisoria entre el mundo y el
creyente: Satanás trata constantemente de atrapar al cristiano,
ya sea por la fuerza o con engaños, y es por esta razón por la
que el creyente debe estar siempre en guardia. No sólo son los
pecados más obvios (como mentir, robar, asesinar y blasfemar)
los que hay que evitar, sino también los pecados de la carne (la
concupiscencia, el alcohol, la glotonería, etc.), y también las
'frivolidades' de la música, el teatro, el baile, y los
disfrutes 'mundanos'. Ellen White fue criada creyendo que el
diablo está siempre tratando de atrapar al creyente, y que por
lo tanto, la vigilancia constante es esencial.
Cualquier parte del mundo es vista como un posible engaño de
Satanás, pues él es 'señor de este mundo'. De aquí que todo
razonamiento y juicio humanos sean de por sí sospechosos. La
única certeza objetiva para el creyente era la Biblia, y por
eso, toda creencia vedadera sólo podía proceder del estudio de
la Biblia. Ellen White continuó esta sospecha de la creación
humana, y no mostró ningún interés en la filosofía ni en la
teología. Para ella, todas las ideas verdaderas debían proceder
directamente de la Biblia.
Se podría especular por qué Ellen White se sentía tan atraída
por estas ideas, porque los niños no siempre aceptan las
creencias de sus padres. Posiblemente, se debió al hecho de que,
con frecuencia, permanecía en casa por estar enferma o por haber
sufrido alguna lesión (a la edad de 17 años, una piedra le
golpeó el rostro, de cuyos efectos le tomó largo tiempo
recuperarse). Por tanto, se volvió indiferente a la presión de
sus iguales y continuó considerando a sus padres como sus
ejemplos. De esta manera, el proceso normal por el cual las
influencias normales de un niño pasan de los padres a sus
iguales, y finalmente al desarrollo de la personalidad de un
individuo, se detuvo temprano en su vida, y esto puede explicar
el énfasis que ella hace en la relación padre/hijo en sus
escritos posteriores.
La devoción de Ellen White a Dios recibió un nuevo énfasis
cuando ella escuchó el mensaje de William Miller. Miller usó un
método desarrollado por teólogos judíos en el siglo doce para
"descifrar" Daniel y Apocalipsis, los libros apocalípticos de la
Biblia. Usando este método, se decía que los varios símbolos y
las varias imágenes correspondían a entidades históricas como
imperios, reyes, gobiernos, etc., y que los períodos de tiempo
mencionados, 2.300 días, 1.300 días, etc., representaban años.
De esta manera, se pensaba que acontecimientos como la caída del
Imperio Romano, la caída del Imperio Otomano, la Revolución
Francesa, y así sucesivamente, habían sido predichos en la
profecía. Quizás de modo más importante, según Miller, uno de
los períodos de tiempo, los 2.300 días, todavía no habían
terminado, y el suceso predicho, la 'purificación del
santuario', estaba todavá en el futuro.
Miller interpretó que la frase 'purificación del santuario' como
que se refería a la Segunda Venida de Cristo, y por ende, el fin
del mundo. La frase misma se refiere al Día de Expiación judío,
que ocurre una vez al año. Durante este día, todos los pecados
de los cuales las personas se hayan arrepentido son quitados del
santuario y 'transferidos' a un cabro (un 'macho cabrío' de
expiación), que entonces es dejado para que vague por el
desierto. Así, Ellen White ya estaba estudiando el simbolismo
del santuario del Antiguo Testamento de donde se derivarían sus
ideas sobre la Ley Eterna.
2. La
reevaluación
El hecho de que Cristo no viniera en 1844 como
se esperaba hizo que el grupo de Ellen White reexaminara el
significado de la frase 'purificación del santuario'. Por medio
de estudios bíblicos y, aparentemente, una visión de Dios, se
descubrió que el santuario no se refería a la tierra, sino al
santuario que está en el cielo, y marcaba el comienzo del fin
del tiempo. Después de 1844, Cristo podría llegar en cualquier
momento. Por eso, el gran chasco de 184 no desalentó la creencia
en el inminente regreso de Cristo, sino que su nueva
interpretación de la profecía sólo hizo el acontecimiento más
cierto.
La nueva interpretación de la 'purificación del santuario' fue
proporcionada por un granjero de New York llamado Hiram Edson,
que aseguró que el suceso había sido el erróneo, no la fecha:
"que, en lugar de nuestro
Sumo Sacerdote salir del Lugar Santísimo en el santuario
celestial para venir a la tierra el día décimo del mes
séptimo, al final de los 2.300 días, en ese día entró por
primera vez al segundo compartimiento del santuario y que
tenía una obra que llevar a cabo en el Lugar Santísimo antes
de venir a esta tierra".
Durante este período de reevaluación, se introdujeron otras dos
doctrinas importantes: el estado de los muertos y el sábado. La
doctrina del estado de los muertos decía que el alma no es
inmortal y no asciende al cielo al morir la persona. En su
lugar, los muertos sólo resucitan y van al cielo a la venida de
Jesús. Lógicamente, esta doctrina era consistente con la
prominencia de la Segunda Venida porque, si los muertos ya están
con Dios al morir, es posible reinterpretar la Parusía
simbólicamente. Sin embargo, si los muertos sólo van al cielo en
la Parusía y la Parusía es sólo alegórica, no hay vida después
de la muerte.
La segunda doctrina nueva era la del sábado. Esta doctrina
continuó el interés que Ellen White ya tenía en la ley judía, y
proporcionó la clave para una completa sistematización de las
creencias Adventistas. Joseph Bates, otro de los primeros
Adventistas, argumentaba a favor del séptimo día (es decir, el
sábado), pero fue tratado con indiferencia. Para Ellen White,
sin embargo, el sábado unía varios cabos sueltos. Ellen White
argüía que todo lo que estaba en disputa en la rebelión de
Satanás contra Dios era su acusación de que la ley de Dios era
injusta, innecesaria e imposible de cumplir, y que el deseo de
Satanás era exactamente que el sábado fuese tratado con
indiferencia, porque, si una parte de la ley de Dios era
ignorada, otras partes pronto la seguirían. Para Ellen, esto
establecía la razón de ser de la iglesia, predicar el evangelio
entero, incluyendo la plena obligación del cristiano de guardar
toda la ley de Dios. El estudio de la profecía convenció a los
Adventistas de que la obligación de 'guardar los mandamientos'
habría de constituir la amonestación final de Dios al mundo
antes de su regreso, y hasta identificaron el establecimiento de
su iglesia como habiendo sido predicho en la Biblia.
Por esta razón, la iglesia Adventista del Séptimo Día se
estableció argumentando a favor de doctrinas específicas (la
profecía, el sábado, el estado de los muertos, la segunda
venida) junto con otros cristianos de antecedentes
similares. Con la condición de que alguien reconociera que la
Biblia es la Palabra de Dios y que los cristianos están
obligados a guardar los Diez Mandamientos, o que generalmente se
adhirieran a puntos de vista fundamentalistas o conservadores
religiosos, los Adventistas creían entonces que podrían
convencerlos de la verdad de sus propias doctrinas.
Visitando las varias iglesias Adventistas del Séptimo Día en
aquel tiempo, Ellen White se dio cuenta de que el énfasis en sus
doctrinas distintivas estaba teniendo efectos secundarios
indeseables. Los Adventistas casi se estaban obsesionando con el
debate y los argumentos en detrimento de de cualesquiera otras
prácticas. En 1888, su frustración llegó al colmo, y envió
poderosas ondas de choque a través de la joven iglesia.
3.
1888
En la Conferencia General de 1888, se produjo un alboroto por la
predicación de dos ministros, Jones y Waggoner, sobre el tema de
la justificación por la fe. Muchos Adventistas prominentes se
opusieron abiertamente al mensaje de estos hombres, que fue
visto como contradictorio a la enseñanza de la ley.
Prácticamente aislados, Jones y Waggoner se sorprendieron cuando
Ellen White anunció su apoyo a su mensaje. En el debate que
siguió, se hizo claro que, mientras los Adventistas apoyaban
tácitamente los tradicionales puntos de vista protestantes sobre
la justificación y la santificación, su verdaderos conocimientos
de las doctrinas eran o bien mínimos o simplemente erróneos.
Ellen White vio dos errores combinados: una iglesia basada en
secos debates no sólo no barrería el mundo con el poder de Dios,
sino que la ignorancia de los miembros sobre las verdades
básicas de la salvación significaba que carecían de poder en sus
propias vidas devocionales.
Después de la conferencia, el grueso de los líderes Adventistas
se había dispuesto a defender el 'Antiguo Fundamento', viendo
que el énfasis sobre la justificación por la fe estaba diluyendo
su enseñanza sobre la ley. Sin embargo, para Ellen White la
cuestión nunca fue eludir las responsabilidades cristianas, sino
la motivación para obedecer la ley. Ella veía en el problema de
la justificación por la fe un medio por el cual los miembros de
iglesia sellenarían del Espíritu Santo, trabajando sin parar
para difundir el mensaje del Adventismo con entusiasmo y
confianza. Ella describía a la iglesia como 'Laodicea', tibia y
apática, pero hablaba de un tiempo en que la iglesia sería como
la de los primeros cristianos, llena del poder de Dios,
predicando por todas partes y convirtiendo a miles. Ella
describía este acontecimiento como la 'lluvia tardía' del
Espíritu Santo.
A pesar de las continuas advertencias de Ellen White de que la
iglesia debía cambiar, continuó encontrando oposición. El
aislamiento de Jones y Waggoner y la hostilidad de la iglesia
hacia ellos les empujó hacia una herejía panteísta, y
abandonaron la iglesia desacreditados. Ellen White intentó
reforzar la importancia de su propio mensaje afirmando que era
las instrucciones de Dios para la iglesia, no simplemente su
propio punto de vista. Tal era su energía, que escribió
interminablemente sobre la necesidad de que la iglesia
obedeciera su mensaje. Completó un enorme relato en cinco tomos
de la historia del mundo, llamado El Conflicto de los Siglos en
el cual, comenzando por la rebelión de Satanás y terminando por
la restauración del gobierno de Dios en la tierra, argüía que
los planes de Dios estaban siendo continuamente frustrados por
la desobediencia de su pueblo, pero todavía no ocurría el
anhelado reavivamiento.
Finalmente, Ellen White anunció que la iglesia había perdido la
oportunidad y que, por su desobediencia, había demorado la
venida de Dios, pero que esta venida no sería demorada
indefinidamente. Inició una nueva etapa en sus escritos,
tratando de revivir la iglesia dándole instrucciones detalladas
y guía para una completa vida cristiana.
4. La
última etapa
La última etapa en los escritos de Ellen White constituye su
intento de dejar guías sobre la vida cristiana. Ella creía que
la venida de Dios había sido demorada en 1888 porque la iglesia
no estaba lista. Ahora estaba decidida a dejarle a la iglesia
una biblioteca de instrucción e inspiración; era una solución a
largo plazo. Ella esperaba que, a su debido tiempo, las
instrucciones contenidas en sus escritos sería la realidad
viviente de la iglesia. Quería darles los medios por los cuales
pudieran crecer espiritualmente día tras día hasta que,
finalmente, estuviesen listos para recibir la 'lluvia tardía'.
Desde sus primeros estudios de la ley, los Adventistas habían
actuado según las instrucciones dietéticas de Levítico 11,
absteniéndose de comer carnes 'inmundas'. Ahora Ellen White
quería construir un 'mensaje sobre la salud' completo. Ella
argumentaba que, para que los cristianos fueran más eficaces,
tanto mental como físicamente, tenían que estar saludables. Por
haber sido criada según las leyes de temperancia, ella conocía
textos como 'tu cuerpo es templo del Espíritu Santo', y argüía
que era obligación del cristiano mantenerse saludable. Preparó
instrucciones para una dieta y un estilo de vida saludables,
abogando por el vegetarianismo y el ejercicio regular. La
iglesia proporcionó fondos para sanatorios y la fabricación de
alimentos saludables.
Preparó devocionales sobre la vida y las enseñanzas de Cristo,
instando a los miembros de iglesia a obtener su fuerza de Cristo
y a desarrollar una relación personal con él. Hizo sugerencias
sobre la oración y el estudio de la Biblia, promoviendo un lado
contemplativo y personal del Adventismo, que no estaba presente
en el debate y la discusión característicos del anterior
Adventismo 'doctrinal'.
Ellen White escribió sobre la necesidad de sostener la iglesia
con fondos generosos, argumentando en favor del 'diezmo' judío,
al que se le añadirían ofrendas y dones adicionales.
Respaldaba la obra misionera con sostenimiento, y favorecía el
establecimiento de hospitales misioneros y escuelas misioneras,
que habrían de convertirse en una característica importante en
la difusión del Adventismo del Séptimo Día en el mundo.
Ellen White murió en 1915, pero su influencia continúa viviendo
en la Iglesia Adventista, donde sus escritos son tratados como
las instrucciones especiales de Dios para su pueblo en los
últimos días, inspiradas, pero sin la universalidad de la
Biblia. Ahora intentaremos construir sus ideas y argumentos.
Las
enseñanzas
1. En
el trasfondo
Ellen White vivió toda su vida dentro de la tradición
'fundamentalista' del cristianismo. Daba por sentadas cosas que
pueden parecernos extrañas, y a menudo hay que hacer explícitas
sus ideas implícitas para ver claramente lo que ella está
diciendo.
El rasgo más obvio de sus creencias que la distingue del
pensamiento moderno es su literalismo. No sólo creía en los
siete días de la creación, un diluvio literal, un torre de Babel
literal, que Jonás fue literalmente tragado por una ballena,
sino también que el cielo existe literal y físicamente (decía
que estaba más allá del cinturón de estrellas de Orión), que los
ángeles son seres reales, como el diablo y sus ángeles, y que
hay otras criaturas creadas en el universo aparte de los seres
humanos en la tierra. Describe un ángel en el cielo registrando
en un libro todas las obras de cada persona que ha existido, y
consideraba el principio del juicio en 1844 como necesario antes
de la Segunda Venida, para que la vida de cada persona que haya
vivido pueda ser evaluada y su castigo determinado. Tal grado de
literalismo es muy raro en el cristianismo y alarmante de leer,
pero ella a menudo afirmaba que una falta de literalismo era una
victoria para el diablo (por ejemplo, su argumento de que la
evolución es esencialmente un ataque contra el sábado, puesto
que intenta convertir en una mera alegoría la santificación del
séptimo día).
Un segundo rasgo que requiere que se lo haga explícito es su
visión de la actividad del Diablo. Ellen White ve la libertad
humana como un requisito previo para la respuesta individual a
Dios. Si alguien rechaza a Dios, queda más y más sujeto a los
engaños del diablo. Por esta razón, ella no ve ningún problema
en afirmar con frecuencia que el diablo estaba detrás de una
idea o de un incidente, sin querer decir que cualesquiera
individuos involucrados le servían conscientemente. Cuando una
persona es tentada, es literalmente el diablo o uno de sus
ángeles quien está hablando. Cualquier resistencia a la
tentación sólo viene por medio de la intervención de Dios o de
sus ángeles, no del individuo.
Una tercera y posible fuente de confusión es olvidar que la Sra.
White siempre escribía para subrayar un punto en particular, no
para investigar la verdad sobre un tema. Un buen ejemplo de esto
es su libro "The Great Controversy between Christ and Satan" [La
Gran Controversia entre Cristo y Satanás], que parece una
historia de la iglesia cristiana: después de una digresión al
comienzo sobre la rebelión de Satanás, leemos acerca de la
persecución de la iglesia cristiana, poco después llegamos a la
Edad Media, luego están Lutero, Wesley, y así sucesivamente. Sin
embargo, al leer sobre la historia de la iglesia primitiva, no
se menciona a ninguno de los padres de la iglesia - ningún
Justino Mártir, ningún Tertuliano; no se menciona ninguno de los
grandes debates sobre la naturaleza de Cristo o de la Trinidad;
tampoco se menciona el arrianismo, ni el gnosticismo, ni ninguno
de los credos; en la Edad Media, no hay nada sobre Agustín o
Tomás de Aquino, ni sobre Duns Scotus, Anselmo, o Francisco de
Asís; oímos hablar de la Reforma, pero no de la contrarreforma,
ni del Concilio de Trento. No hay ningún Ignacio de Loyola,
ningún Juan de la Cruz, ningún Julián de Norwich. ninguna Nube
de lo Desconocido, ningún Tomás de Kempis. Hasta las referencias
a la Inquisición española dejan fuera una de las más tristemente
famosas persecuciones, la Parfecta del sur de Francia. ¿De qué
trata el libro realmente?
La explicación está en dos niveles: Primero, la Sra. White está
siguiendo el bosquejo profético de tiempo, no el bosquejo
histórico; segundo, ella está tratando de seguir el curso de la
supresión inconsciente de la ley por la iglesia cristiana.
Trataremos de "The Great Controversy" más tarde, pero el punto
que hay que tener presente es no sorprenderse de que ella no vea
el personaje principal en un episodio, o comente los casos de
menor importancia en vez de las tendencias generales, o cite
aparentemente fuera de contexto, porque ella está tratando de
seguir el curso de las fuerzas inconscientes dentro de las
cambiantes épocas de tiempo, de sacar a rastras al diablo de
donde no había sido percibido.
El último ítem que será útil explicar es el método Adventista de
'descodificar' la profecía. Este método es un rasgo tan
importante del pensamiento Adventista que, esencialmente,
constituye una 'prueba' de lo correcto del Adventismo del
Séptimo Día.
Los libros apocalípticos de Daniel y Apocalipsis contienen
relatos de extrañas visiones de criaturas grotescas,
discursos misteriosos, símbolos, amonestaciones, alegorías y
mensajes. Se han empleado varios métodos para explicar lo
que los autores estaban tratando de decir pero,
tradicionalmente, se han favorecido dos explicaciones. El
primero es ver las visiones con un significado espiritual,
presentando de manera colorida y pintoresca el combate entre el
bien y el mal, con la promesa de un eventual triunfo de Dios y
el establecimiento de su gobierno en la tierra. El segundo es
ver los símbolos como representación de poderosas figuras en el
momento en que los libros se escribieron, y para evitar que los
libros fuesen destruidos a causa de su significado subversivo,
los mensajes en ellos fueron escritos en una especie de código
que sería discernible para el pueblo de Dios pero no para sus
enemigos. Por ejemplo, la bestia de Apocalipsis representa a
Nerón, pero, en vez de llamarlo por su nombre, dan las
representación numerológica de su nombre, 666. Hay otros dos
métodos, pero menos ortodoxos, el adventista y el
dispensacionalista. Básicamente, el método dispensacionalista ve
todo el simbolismo como que se refiere a los últimos
acontecimientos en la tierra (en que la bestia se refiere a
algún anticristo que aparecerá al final del tiempo, por
ejemplo), mientras que el método Adventista considera los
símbolos como que se refieren a las figuras históricas que
cubren todo el tiempo entre el primero y el segundo
advenimiento, incluyendo los acontecimientos de los últimos
días.
2. Una
iglesia especial
Aunque posiblemente haya que dar crédito a varios Adventistas
por la difusión del sábado y el estado de los muertos, hasta por
la difusión del santuario y la profecía, y otros posiblemente
hayan rendido mejores ministerios pastorales, y aun otros más
pueden haber contribuido con sus singulares dones a levantar los
varios campos misioneros, debe dársele crédito a Ellen White por
su singular visión del papel de la iglesia. A veces puede
parecer difícil distinguir a qué contribuyó Ellen White
singularmente, pues mucho de lo que ella escribe reitera y
vuelve a subrayar lo que escribieron escritores anteriores,
y aunque hizo contribuciones importantes a las
discusiones sobre cómo debe organizarse la iglesia, por ejemplo,
decisiones acerca de la construcción de casas publicadoras,
vamos a concentrarnos en su singular mensaje: el papel de la
'iglesia remanente' y las tareas de los miembros de esa iglesia.
Ellen White tenía altos estándares y grandes expectativas.
Parece alarmante el lenguaje que ella usa para describir la
iglesia cristiana, tanto protestante como católica, pero ella
expresaba su horror por la tragedia de la historia de la iglesia
al no vivir a la altura de los valores de su fundador, y fue
esta náusea por la hipocresía de la iglesia establecida, quizás
similar a la de Kierkegaard, lo que causó su condena sin
términos medios. No intentó equilibrar lo bueno y lo malo de la
historia de la iglesia; era inaceptable el hecho de que hubiese
algo malo. Su experiencia del amor de Dios era de una absoluta
obligación a la obediencia. No podía entender cómo alguien con
un conocimiento de ese amor no pudiera desear vivir en absoluta
obediencia, y miraba con sospecha a cualquiera que cayera de ese
alto estándar.
Después de todas las concesiones que la iglesia había hecho al
mundo, Ellen White quería ver establecida una iglesia que no
temiera ser obediente, sin importar el costo.
Podemos dividir la teoría de la iglesia de Ellen White en tres
categorías:
1. La organización de la iglesia que existe en la actualidad.
2. Las tareas de la iglesia que existe en la actualidad.
3. La ruptura radical con la iglesia actual y el movimiento
hacia la iglesia remanente.
Para Ellen White, la Iglesia Adventista del Séptimo Día
existente en la actualidad era sólo potencialmente la iglesia
remanente. Había ninguna vasta diferencia entre cómo sería la
iglesia remanente y cómo era la actual iglesia ASD. La iglesia
remanente había de ser creada por Dios; contendría a todos los
verdaderos cristianos, sufriría persecución a manos del estado,
y sobre todo, estaría llena del espíritu de Dios. La iglesia ASD
tenía (aproximadamente) la doctrina correcta. Lo que necesitaba
era el Espíritu Santo, la inmensa explosión de poder y autoridad
que inundaría la iglesia, un evento conocido como la lluvia
tardía. La práctica actual de la iglesia debe ser en preparación
para ese acontecimiento.
La práctica de la iglesia es tanto su praxis organizativa social
realizada en la forma de hospitales, obra misionera,
publicaciones, escuelas, etc., como las prácticas colectivas e
individuales de sus miembros. La estructura organizativa de la
iglesia debe tener sus propios códigos de práctica, varias
estrategias de desarrollo, relaciones públicas, financiamiento,
etc., y esto requiere el establecimiento de una burocracia con
sus propios derechos adquiridos. Ellen White escribió sobre la
necesidad de desarrollar una estructura organizativa para dar
lugar a la expansión progresiva en todas las áreas. La meta de
ella era crear una inmensa superestructura para difundir las
ideas ASD a la gente, indirectamente como consumidores de
alimentos saludables, libros y revistas, así como directamente a
los estudiantes por medio de escuelas, colegios y universidades;
a los enfermos en los hospitales, sanatorios y médicos
misioneros; a países extranjeros por medio de misioneros y el
evangelismo en iglesias extranjeras; además de las actividades
regulares de la iglesia, como reuniones religiosas o educativas
sobre la salud, por ejemplo, clases para ayudar a la gente a
dejar de fumar.
Este desarrollo organizativo es claramente un gran cambio desde
el pequeño grupo de Adventistas que creían que el mundo estaba a
punto de acabarse. Ahora la iglesia debía involucrarse en el
mundo exterior hasta donde fuese posible, creando puntos de
contacto entre lo secular y lo religioso y usando cada
oportunidad proporcionada por estas coyunturas para exponer a la
gente a las ideas ASD.
Con respecto al estado espiritual de los miembros ASD, Ellen
White vio claramente que, por sí mismos (es decir, sin la lluvia
tardía), era limitado lo que se podía hacer. Lo que ella
argumentaba era que los miembros debían alcanzar un estado de
madurez espiritual en sus propias vidas para estar listos para
recibir el Espíritu Santo. No era que Dios no quisiera dar el
Espíritu Santo a la iglesia, sino que los miembros no se habían
rendido completamente a Dios. De este modo, era sólo cuando lo
miembros se hubiesen vaciado completamente de las ataduras
mundanas que Dios podía darles el espíritu. La obra en sí de la
completa rendición no podía hacerse por medio de un gran acto de
la voluntad, ni ninguna 'obra' por parte del individuo. Sólo la
comunión constante con Dios enseñaría lentamente la obediencia,
y este lento proceso de aprendizaje había de ser ayudado por los
escritos pastorales de Ellen White. Un rasgo interesante de
estos escritos en la preparación del yo para la rendición a Dios
es su absoluto rechazo a la introspección como poseedor de
cualquier beneficio espiritual.
La mayoría de los instructores religiosos se adhieren al
proverbio 'conócete a ti mismo', pero Ellen White daba
instrucciones específicas a los creyentes para que no se
conocieran a sí mismos, sino que, en toda dificultad,
se practicase la rendición a Cristo, el arrepentimiento de los
pecados, y la meditación en la bondad de Dios. Esto no quería
decir que las acciones de los individuos no debía ser notadas,
pues de lo contrario los pecados quedarían sin ser reconocidos,
sino que las razones psicológicas para esos pecados no eran de
ningún interés ni beneficio, siendo el arrepentimiento y la
oración, no el autoanálisis, la única reacción al pecado.
Por supuesto, todas las formas de cristianismo aceptan que el
cristiano debe obedecer a Dios. Lo que distingue el pensamiento
de Ellen White en esta área es cuánto se sabe de lo que
significa obedecer a Dios. Un tipo de ética cristiana sostiene
que ciertos principios, como amar a los enemigos, la humildad,
no resistir el mal, etc., son conocidos, y le toca al creyente
decidir cómo deben ponerse en práctica estos principios. Formas
más conservadoras de cristianismo tendrían un sistema de
acciones 'correctas', como mantener la respetabilidad social, la
lealtad al país y a la familia, una estricta moralidad sexual,
ir a la iglesia los domingos, no jurar, no emborracharse, etc.
Sin embargo, hay áreas en que el individuo puede tomar sus
propias decisiones. Para la Sra. White, toda la cuestión de qué
significa la obediencia a Dios nunca está en duda. Desde lo que
uno se debe poner, qué comer, el sexo, la familia, las
obligaciones hacia el país de origen, la observancia del sábado,
la violencia, etc. Todo es conocido. Lo único punto debatible es
si el individuo es obediente o no. El contenido de muchos de sus
libros y cartas consiste de instrucciones sobre cómo debe
comportarse el cristiano, no para alcanzar la salvación, sino
para ser obediente a Dios. La obediencia a Dios no es para ganae
la salvación, sino que es una medida de la fe del individuo. La
falta de 'buenas obras' indica una falta de fe en Dios. No hay
ni que decir que esta es una completa negación de la doctrina
reformista de 'por fe solamente', pues ignora efectivamente el
pecado original. No comentaré nada más sobre esto sino hasta la
conclusión, pero baste decir que, como lo ha mostrado
Bonhoeffer, esto podría no ser necesariamente algo malo.
Conclusión
Hemos mostrado que el pensamiento de Ellen White ha sido lo
bastante sistemático como para proporcionar la estructura
doctrinal para la iglesia ASD, lo bastante dinámica para
haber iniciado un movimiento Adventista mundial, y lo
bastante visionario para dar al movimiento el ímpetu para que
durara más de 100 años. Su pensamiento no siempre es profundo,
pero es lo bastante complejo y singular para ameritar estudio.
¿Cómo hemos de evaluar su logro? Hay que reconocer que ciertas
áreas de su pensamiento han envejecido mucho, pero su
discernimiento básico continúa siendo bueno.
Su visión de la iglesia ASD como disciplinada, organizada,
'militante', en el sentido de tener una membresía plenamente
activa y completamente dedicada a su tarea, permanece buena.
Luego, la iglesia se presentaría como capaz de proveer para las
necesidades del cristiano que desee someterse al rigor y la
disciplina necesarios para alcanzar los más altos ideales.
Obviamente, esto no debería estimula el orgullo en los
Adventistas para hacerles sentir que son 'mejores' que otros
cristianos, sino que sería un simple reconocimiento de que el
temperamento de algunos cristianos no es adecuado para una
existencia tan austera.
El énfasis en la escatología sigue lógicamente de este punto de
vista de un grupo de cristianos de 'vanguardia'. Si puede
crearse un movimiento de cristianos
devotos, perseverantes, sacrificados que oran fervientemente por
las bendiciones del Señor, ¿quién puede decir que su Espíritu no
puede ser derramado como una 'lluvia tardía' y con este poder
vitalizador abarcar el mundo? Obviamente, un grupo así se
encontraría con oposición, quizás hasta persecución, pero, si
tiene éxito, la esperanza de la parusía no sería en vano.
El énfasis sobre el sábado es un símbolo absolutamente vital
después de siglos de teología anti-semítica. El lazo entre la
religión judía y la religión cristiana no debe ser roto por los
elementos griego y gnóstico introducidos anteriormente en la
historia de la iglesia, y un nuevo estudio del Dios del Antiguo
Testamento haría añicos las abstracciones erróneamente
concebidas de la teología medieval de un Dios fuera de la vida
humana, y lo reemplazaría con el Dios verdadero que participa de
todas las actividades humanas.
Una reconsideración del carácter judío de la cristiandad también
concuerda con las actuales investigaciones históricas del Cristo
histórico y la anterior lucha entre los cristianos judíos y los
grupos paulinos. La tradición ebionita debería ser reevaluada y
dársele su correcto lugar en la historia primitiva de la
iglesia.
En las leyes civiles, hay valores como la justicia, la igualdad
ante la ley, la protección de los débiles, etc., que apuntan a
ser incorporados en leyes objetivas específicas. Un sistema
legal que no tuviera leyes sino sólo principios básicos sería
imposible, se establecerían precedentes y se crearían
tradiciones que de todos modos se convertirían en leyes
efectivamente. De manera similar, la iglesia tiene que intentar
'capitalizar' los valores cristianos en términos de lo que eso
significa realmente en la práctica. Las leyes civiles cambian
cuando se piensa que una nueva ley es mejor que una antigua, y
esto no disminuye la posición de la ley misma. De modo similar,
la iglesia no tiene que vivir para siempre con los juicios que
ha hecho. Estos juicios pueden ser re-evaluados a la luz de la
experiencia. El Adventismo ha intentado decir lo que el
cristianismo significa en la práctica. Algunas veces esto tuvo
éxito, otras veces no, pero, por lo menos, hay una serie de
guías con las cuales se puede trabajar y son mejoradas,
innovadas. Es sólo teniendo una oportunidad para esto, corriendo
el riesgo de fracasar, que el éxito se vuelve posible y se hacen
genuinos progresos. Si se acerca a esta tarea de una manera
compasiva y razonable, no debería estar abierta a acusaciones de
'legalista'.
La idea de que hay una pecaminosidad básica dentro de Occidente,
una pecaminosidad basada en la cultura (es decir, Ellen White la
identifica dentro de ciertas instituciones como el catolicismo,
no atribuyéndole un origen antropológico). puede verse como
relacionada con la tradición deconstructiva de Nietzsche,
Heidegger y Derrida. Debido a su falta de preparación teológica,
el lenguaje que ella usaba para expresarse era contradictorio y
confuso, pero esto es algo que experimentan a menudo los
iniciadores de nuevas ideas. El cristianismo no ve el bien y el
mal como un dualismo. La pareja binaria es deconstruida por la
pasión de Cristo. Los intentos de Ellen White por habérselas con
el problema del mal demuestran esta misma paradoja de definir el
error en términos del error. Sus descripciones del mal presentan
la realidad como un arremolinado mar de confusión. No hay
ninguna realidad. Los objetos nunca adquieren una identidad. Son
definidos sólo en términos de diferencia. Todo está cubierto de
cicatrices; todo pensamiento contiene en sí mismo las semillas
del error; la mano del diablo está por todas partes. Derrida,
por supuesto, define el problema en términos filosóficos como la
metafísica de la presencia. Ellen White introduce la figura de
Satanás para mostra la fuerza del engaño. La gente sólo cree que
tiene un verdadero concepto de la realidad. De hecho, esta
creencia es un engaño; la realidad es confusión. A diferencia de
Derrida, Ellen White sí tiene un concepto de la verdad, pero
quizás ella está usando de manera que no es familiar porque dice
que sólo está presente en este mundo por medio de una 'lectura'
específica (en el sentido altusariano) de la Biblia. Se
necesitaría un libro para desarrollar este tema suficientemente,
pero tenemos la esperanza de que se pueda ver el comienzo del
camino.
Habiendo dicho que la esencia del pensamiento de Ellen White
permanece bueno, tenemos que admitir ciertas críticas. Cuando
ella describe a ángeles anotando las obras de los hombres en
libros o la secuencia exacta de los acontecimientos en los
últimos días, ella, como Swedenborg, está usando su imaginación
para expresar realidades espirituales. Nuestra segunda crítica
es que limita la libertad y la responsabilidad humanas. Dado su
temperamento, tal actitud es comprensible, pero no es una
doctrina correcta. Si alguien critica su obra, no es esclavo del
diablo. A pesar de todas las críticas que uno pueda hacerle al
catolicismo romano, éste no es un instrumento del diablo (de
todos modos, es demasiado diverso para tener esencia). Si un
Adventista ingresa a otra iglesia, no está siendo atrapado por
el diablo. Si alguien no es cristiano, esto no significa que
está siendo controlado inconscientemente por Satanás. La tercera
crítica es más compleja. Se trata de sus puntos de vista sobre
la profecía.
Ellen White señaló el camino hacia una nueva interpretación de
la profecía cuando dijo que la justificación por la fe era de
veras el mensaje del tercer ángel. Con esto, apuntaba a la
re-espiritualización del mensaje apocalíptico. Se usó un
lenguaje claramente apocalíptico en muchos libros,
no sólo en los que aparecen en la Biblia, y al estudiarlos
todos, podemos ver que no precedían a la historia, como
Nostradamus. Uno puede adoptar una línea de Desmond Ford y
argumentar que la apocalíptica es cualquier cosa que uno quiera
que sea (¡una especie de muerte del autor!) y que si uno quiere
darle un significado histórico, entonces eso es lo que significa
para uno. Yo creo que ello debería ser tratado como la monarquía
en la política británica: no exactamente sometida a trabajos
forzados, pero tampoco muerta, sino tratada con veneración y
respeto.
Finalmente, el desdén de Ellen White por la teología está siendo
combatido por la iglesia, en un intento por crear un lenguaje
exacto y riguroso con el cual expresarse. La ignorancia ridícula
de prominentes eruditos Adventistas acerca de doctrinas
cristianas básicas en el pasado no debe repetirse. La iglesia no
sólo debe ser completamente conocedora de la teología cristiana,
sino poder hacer importantes contribuciones a su desarrollo.
En conclusión, el pensamiento de Ellen White todavía está
resonando en la iglesia ASD, a pesar del intento de los
'reformadores' de quitarle todos sus rasgos característicos. Es
esencial y notablemente relevante a muchos puntos de
discrepancia y todavía capaz de guiar a la iglesia hasta
la parusía.
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