Pueden los cristianos ser perfectos,
sin mancha, ni pecado?


Autor anónimo


LA BIBLIA: NO - La perfección no puede alcanzarse humanamente. (Perfección = impecabilidad).

"Porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios". Romanos 3:23.

"Si decimos que no tenemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y no hay verdad en nosotros". 1 Juan 1:10.


"Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jer. 17:9, 10.


"Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Todos se desviaron; a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". Salmos 14:2, 3.

"Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia". Isa. 64, 5, 6.

NOTA: Sólo un hombre fue perfecto y sin pecado - Jesucristo.

EGW: SÍ  -- La perfección es posible por medio de buenas obras.

"Así como el Hijo del hombre fue perfecto en su vida, así también sus seguidores han de ser PERFECTOS en sus vidas. Un carácter bien balanceado se forma por medio de ACCIONES SOLAS BIEN EJECUTADAS. Un solo defecto, que haya sido cultivado en vez de ser vencido, hace al hombre imperfecto y cierra para él las puertas de la Santa Ciudad. ... En toda la hueste de los redimidos no deberá verse ni un solo defecto. ...". The Faith I Live By", p. 44.

"Cristo no nos ha dado ninguna certeza de que alcanzar la perfección de carácter es cosa fácil". My Life Today, p. 271.

LA BIBLIA: Cristo nos ha dado la certeza de que su yugo es fácil:

"Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11:30.

En tanto que intentemos alcanzar un carácter perfecto o intentemos producir nuestros propios frutos espirituales, un carácter semejante al de Cristo JAMÁS será un asunto fácil - sería imposible de obtener. Sin embargo, Cristo nos ha dado la certeza de que su yugo es fácil y ligera su carga. Esta certeza procede del mismo Cristo que NO espera que nosotros recreemos nuestra propia perfección, nuestros propios frutos, nuestra propia justicia. Él es la viña y nosotros somos las ramas. Sin Cristo, no podemos hace nada. ¡NADA! (Juan 13:5).

NOTA: Según la Escritura, todos los seres humanos nacen en pecado y cometen pecado. De aquí que los seres humanos jamás puedan ser perfectos sin reclamar la perfección de Cristo. La perfección de Cristo se ofrece gratuitamente en la cruz. Antes de la cruz, la perfección de la naturaleza humana estaba disponible por fe en la futura promesa del Cristo perfecto. Tanto los sacrificios de corderos como el día de expiación anual apuntaban a la futura cruz. Un ser humano JAMÁS puede llevar a cabo "acciones bien ejecutadas" para perfeccionar un "carácter bien balanceado" y así abrir las puertas del cielo basado en sus propias buenas obras. Sólo Jesús puede abrir la puerta del cielo para cualquier ser humano. La enseñanza de Ellen se llama "perfeccionismo". El perfeccionismo  o la salvación por medio de buenas obras es una peligrosa herejía enseñada por grupos cristianos como los católicos y los Adventistas del Séptimo Día. Otros grupos cristianos similares disminuyen el don gratuito de la gracia de Dios y hacen énfasis en ganar el mérito de Dios por medio de las buenas obras. Nuestra pecaminosa naturaleza humana y nuestros pecados pasados siempre nos harán imperfectos. Si la enseñanza del perfeccionismo de Ellen es correcta, nuestra imperfecta, defectuosa, y pecaminosa condición humana cerraría la puerta de la Santa Ciudad a todo ser humano que haya existido. ¡Gracias a Dios que, por medio del arrepentimiento y la fe en Jesús, la puerta se puede abrir nuevamente!

EGW:

"Podemos vencer. Sí; plenamente, enteramente. Jesús murió para abrir una vía de escape para nosotros, para que podamos vencer todo mal temperamento, todo pecado, toda tentación. ...". Testimonies, Vol. 1, p. 144.

"Ni siquiera con un pensamiento cedió [Cristo] a la tentación. Así puede ser con nosotros". Desire of Ages, p. 123.

"Para permitir que Jesús entre en nuestros corazones, debemos dejar de pecar". Signs of the Times, March 3, 1898.

"Ser redimidos significa dejar de pecar". Review and Herald, Sept. 25, 1900.

"... la conversión no es completa sino hasta que se ha alcanzado la perfección del carácter cristiano". Testimonies, Vol. 2, p. 505.

"Los seres humanos pueden alcanzar la perfección de carácter en esta vida". Acts of the Apostles, p. 531.

"La perfección de carácter puede ser alcanzada por todo aquel que lucha por ella". Selected Messages, Vol. 1, p. 212.

LA BIBLIA: NO --- NADIE ES PERFECTO, NI UNO SOLO.

NOTA: El mismo año de la muerte de Ellen, parece que ella finalmente reconoció que nadie es perfecto, pero continuó esforzándose por alcanzar la perfección por medio de las buenas obras. Los repetidos y fallidos intentos de toda la vida por perfeccionar su propio carácter por medio de sus propios esfuerzos es lo que ella cree que le cierra la puerta de la Santa Ciudad. Aparentemente, ella lleva una pesada carga porque no ve absolutamente ninguna certeza bíblica de salvación para aquellos cuya fe permanece en Cristo Jesús. 1 Juan 5:13, 1 Juan 3:24, 2 Tesalonicenses 2:16, 17. Debemos obedecer a Dios porque le amamos. Por el contrario, la motivación de Ellen White para obedecer a Dios parece estar centrada en el perfeccionismo y el concepto erróneo de que ella tiene "UNA GRAN OBRA POR HACER ANTES" de que Dios acepte su rendimiento y abra la puerta de la Santa Ciudad a su hija auto-perfeccionada. Es innecesario decir que el cielo NO se hereda haciendo suficientes "buenas obras" para acumular puntos por méritos.

Pacific Union Recorder, Abril 29, 1915, párrafos 7 y 8.

Título del artículo: Unas palabras adicionales concernientes a la Sra. E. G. White.

"Yo no digo que soy perfecta, sino que estoy tratando de ser perfecta; y si no pudiera asociarme con mis hermanos y hermanas que no son perfectas, no sé qué haría. Nadie es perfecto. Si uno fuese perfecto, estaría preparado para el cielo. Mientras no seamos perfectos, tenemos una obra que hacer para estar listos y ser perfectos".

NOTA: Ellen admite que es imperfecta, pero continúa trabajando para ser perfecta. Ella cree que los que son perfectos son los únicos que están listos para entrar al cielo. 

En el sitio web del Ellen White Estate, los apólogos ASD dicen que Ellen nunca enseñó que tenemos que ser perfectos antes de que podamos ir a Cristo. Esta afirmación NO es correcta, como es obvio de las citas mencionadas arriba. Ellen asegura que Jesús no entrará en nuestros corazones a menos que dejemos de pecar, y que la conversión no es completa a menos que hayamos alcanzado un carácter perfecto. Además, el que Jesús no pueda entrar en nuestros corazones antes de que hayamos dejado de pecar significaría que tenemos que dejar de pecar durante el tiempo suficiente para experimentar la entrada de Cristo en nuestros corazones, y que, tan pronto cometemos otro error pecaminoso, Cristo abandonaría nuestros corazones hasta que nuevamente dejemos de cometer errores pecaminosos, nos arrepintamos y aceptemos a Cristo de vuelta en nuestros corazones. Esta teología de Ellen White estimularía un círculo vicioso de conversión y reconversión o rebautismos hasta que el pastor se canse de las repetidas demostraciones semanales y públicas de morir con Cristo por medio del bautismo. El punto es que Ellen enseñaba la herejía del perfeccionismo por medio del "rendimiento/las buenas obras/las acciones bien ejecutadas" en lugar de enseñar la perfección po fe en Cristo solamente.

Los apólogos ASD que se ahogan en la negación se enfrentan a un gran desafío al negar que Ellen White enseñó el perfeccionismo. Muchos de sus escritos están saturados de una actitud criticona, enjuiciadora, perfeccionista. Negar que ella enseñaba el perfeccionismo significaría que muchos de sus escritos publicados deberían ser descontinuados y se necesitaría mucho "blanqueamiento" para borrar lo que ya se ha publicado.

Nunca podremos llegar a ser perfectos por medio de nuestros propios esfuerzos. Nuestra naturaleza humana pecaminosa y nuestros pecados pasados nos impiden vivir una vida perfecta. Los cristianos pueden reclamar la perfección de Dios sólo por medio de Cristo Jesús (2 Corintios 5:21). Los cristianos son perfectos sólo por medio del único sacrificio que hizo Jesús. La Escritura dice esto muy claramente:

"Porque con un solo sacrificio hizo perfectos para siempre a los santificados". Hebreos 10:14.

Somos perfectos en Cristo solamente para que no podamos enorgullecernos de esfuerzos humanos "perfectos" que nunca podrán a la altura de la gloria de Dios. La salvación no se basa en la perfección humana ni en nuestro rendimiento. Somos salvos por gracia por fe en Cristo solamente (Romanos 3:23-24). Los perfeccionistas tienen que reconocer que las buenas obras JAMÁS pueden ganarles suficientes puntos para que puedan entrar al cielo. La gracia es un don gratuito de Dios. La fe actúa y obra en respuesta a las creencias bíblicas profesas. La verdadera fe en Cristo es la base de la salvación. El verdadero amor a Dios se demuestra con la obediencia. Por medio de la guía constante y el poder del Espíritu Santo, podemos cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Sin embargo, por medio del único sacrificio, Cristo hizo posible que fuésemos perfectos en él y reclamásemos la justicia de Dios por medio de Él (2 Corintios 5:21).

La herejía del perfeccionismo es tan seria que daremos dos citas más. David Seamands advirtió:

"El perfeccionismo es una falsificación de la perfección, santidad, y santificación cristiana, o una vida llena del Espíritu. En lugar de hacer personas santas y personalidades íntegras - esto es, personas completas en Cristo - el perfeccionismo nos deja como fariseos espirituales y neuróticos emocionales". Healing for Damaged Emotions, p. 78.

Uno de los principales teólogos del Adventismo, Edward Heppenstall, dijo:

"La pretensión de la perfección sin pecado en cualquier momento de esta vida terrenal es la raíz del orgullo espiritual y la justicia propia ... La salvación por gracia solamente significa que la perfección absoluta y la impecabilidad no pueden ser alcanzadas aquí y ahora". Del folleto Is Perfection Possible? [¿Es posible la perfección?], pp. 11, 12.

El perfeccionismo bajo el microscopio

Podrá sonar extraño, pero con frecuencia una persona con una pobre imagen de sí misma tiende a ser perfeccionista. Si usted se siente inadecuado, inseguro del amor de otras personas, comienza a decirse a sí mismo: "Si sólo me esforzara más, si pudiera hacer más, si fuera una mejor persona, me sentiría mejor acerca de mí mismo y otras personas me amarían".

Sin embargo, ¡el perfeccionismo JAMÁS SE SIENTE SATISFECHO! Si usted no puede aceptar ninguna de las cosas buenas que la gente dice de usted, entonces, aunque usted haga grandes cosas, sus logros no satisfarán ese apetito insaciable por el perfeccionismo.

El perfeccionista nunca hace la pregunta: "¿Cuánto es suficiente? ¿En qué punto puedo parar? ¿Cuánta perfección tendré que alcanzar para recibir el amor y la aceptación de Dios o de la gente, que es lo que yo realmente quiero? Nunca hay un fin; sólo la divinidad es perfecta. Los seres humanos NO son divinos y los seres humanos NO son perfectos.

Además, el perfeccionismo no se da cuenta de que DIOS AMA INCONDICIONALMENTE. Dios no retiene su amor hasta que nosotros lleguemos a la perfección. Él nos ama mientras estamos creciendo y hasta mientras somos sus enemigos. El AMOR INCONDICIONAL DE DIOSNOS CAPACITA PARA CAMBIAR Y MADURAR.

Trágicamente, los perfeccionistas creen que los demás les amarán más por su perfección. Pero, la verdad es que sucede lo contrario. A la gente le gusta estar alrededor de personas flexibles, tolerantes, imperfectas -- personas como ellos mismos. La gente perfecta los asusta y les hace alejarse.

Los perfeccionistas están siempre pagando una deuda. Lo irónico es que nadie les está pidiendo que paguen ninguna deuda. Los perfeccionistas hacen todo esto porque las pobres imágenes de sí mismos les manipulan para hacerlo. (El autor Jim Conway).

La Biblia habla de perfeccionismo.

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros". 1 Juan 1:8.

"No seas demasiado justo. No hay en la tierra hombre justo que continuamente haga el bien y no peque. ...  ...". Eclesiastés 7:16, 20.

"porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios". Romanos 3:23.

El perfeccionismo NO PUEDE ganarnos el favor de Dios. La muerte de Jesús habría sido en VANO si pudiéramos salvarnos siendo perfectos bajo la ley.

El engaño del diablo es que nuestras obras pueden granjearnos la perfección y así podemos ser semejantes a Dios o como Adán y Eva antes de que pecaran. "Vuestros ojos serán abiertos, SERÉIS COMO DIOS...". Génesis 3:5. Tenga presente que, si esto fuera realmente cierto, no habríamos tenido necesidad de nuestro maravilloso salvador Cisto Jesús. Si nuestras obras pudieran ganarnos el favor de Dios, entonces podríamos redimirnos a nosotros mismos guardando la ley perfectamente y manteniéndonos libres de pecado.

El diablo nos lleva a creer que podemos ser pequeños y perfectos MINI-DIOSES hechos a imagen de Dios. Cuando no alcanzamos la perfección, allí es donde el DIABLO REALMENTE NOS TIENE EN SUS MANOS. Nos acusa -- "¡Pecador! ¡No mereces la salvación!" Y desde allí procede a identificar todos nuestros defectos y nuestra verdadera naturaleza pecaminosa. Puede tener tanto éxito haciendo esto que los perfeccionistas encontrarían muy difícil o casi imposible acercarse al trono de Dios,  donde hay gracia y misericordia cuando la necesitamos (Hebreos 4:16). ¡Sí, somos indignos, pero la gracia es el don más grande e inapreciable que nosotros los pecadores podemos recibir! No tenemos que ganárnosla porque es un don gratuito. Aunque poseyéramos el mundo, no podríamos comprar la gracia. Satanás trató de pagar, pero fracasó en comprar el plan de salvación (Mateo 4:9). No le permitamos que nos engañe haciéndonos creer que tenemos que ganarnos la gracia o pagar por ella.

El cristiano cuya fe está puesta en la sangre de Jesucristo sabe que la fe nos justifica delante de Dios. Sabe que, si confesamos nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y volverlos blancos como la nieve. Dios deja el pizarrón limpio y olvida nuestros pecados. Esta clase de fe es la que pone a correr al diablo, furioso, a planear su próximo método de ataque. El diablo sabe que el pizarrón está limpio y que él no puede señalar las manchas oscuras mientras nuestra fe esté puesta en la gracia de la sangre de Jesucristo. ¡Alabemos a Dios porque hay misericordia y refugio cuando no podemos ser perfectos!

"Habéis de serme santos, porque yo Jehová soy santo. .... Levítico 20:26.

"Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo". 1 Pedro 1:16.

Reclamar el gratuito don de la gracia de Dios NO significa que somos libres para vivir como el diablo. Los hijos del diablo viven para complacerse a sí mismos en vez de elegir un estilo de vida agradable a Dios. Dios quiere que procuremos la santidad. Quiere que vivamos una vida llena del Espíritu Santo. "Yo soy la vid y ustedes son las ramas". Dios quiere que seamos guiados por el Espíritu Santo, que produce los frutos en las ramas. Nuestras obras y nuestras acciones hablan más alto que nuestras palabras. Podemos escoger en relación con ese asunto. Los amadores del pecado y la iniquidad a su tiempo meterán el pecado imperdonable, que es el pecado contra el Espíritu Santo. No hay perdón para ese pecado.

Jesús estableció un modelo alto: ¡Debemos ser perfectos como nuestro Padre celestial! (Mat. 5:48). Sin embargo, Dios no habría enviado a Jesús si los seres humanos podrían perfeccionarse por medio de sus propias buenas obras y sus esfuerzos humanos. ¡Para eso vino Jesús! Porque, bajo la ley, nos enfrentamos a la condenación. ¡El salario del pecado es muerte! ¡Gracias a Dios, podemos ser liberados de llevar la pesada carga de los pecados pasados! Gracias a Dios que, si alguna vez tropezamos, la gracia asombrosa es como la mano de Dios que detiene nuestra caída para que no perezcamos. ¡Mientras nuestros ojos permanezcan enfocados en Dios y nuestro salvador Jesucristo, no podemos equivocarnos! Este enfoque constante o esta fe es lo que nos hace lo bastante perfectos para caminar sobre el agua como Pedro. Fue cuando Pedro apartó sus ojos del Salvador y perdió la fe que comenzó a hundirse en el agua.

Jesús no vino a salvar a las personas que se hacen perfectas ellas mismas. ¡Vino a salvar a los pecadores hechos perfectos por medio de su propio sacrificio!

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