Cuando el poder de Dios
testifica en cuanto a lo que es la verdad, esa verdad ha de
permanecer para siempre como verdad. No se deben considerar
suposiciones contrarias a la luz que Dios ha dado. Surgirán
hombres con interpretaciones de la Escritura que para ellos son
verdad, pero que no lo son. La verdad para esta época Dios nos
la ha dado como fundamento de nuestra fe. Él mismo nos ha
enseñado lo que es verdad. Surgirá uno, y otro más, con nueva
luz, que contradice la luz que
Dios ha dado bajo la demostración de su Santo Espíritu.
Todavía hay algunos vivos que pasaron por la experiencia
obtenida en el establecimiento de esta verdad. Por gracia, Dios
ha perdonado sus vidas para repetir, y repetir hasta al fin de
sus vidas, la experiencia por la cual pasaron, como le ocurrió
al apóstol Juan hasta el mismo fin de su vida. Y los
portaestandartes que han caído en la muerte hablarán por medio
de la reimpresión de sus escritos. Se me ha dicho que, de este
modo, sus voces han de ser escuchadas. Ellas han de dar
testimonio de lo que constituye la verdad para este tiempo.
No debemos aceptar las palabras de los que vienen con un mensaje
que contradice los puntos especiales de nuestra fe. Estas personas reúnen gran número
de textos bíblicos, y los amontonan como prueba de las teorías
que afirman. Esto se ha hecho una y otra vez durante
los pasados cincuenta años. Y mientras que las Escrituras son la
Palabra de Dios y deben ser respetadas, la aplicación de ellas
es un gran error si tal aplicación mueve una sola columna del
fundamento que Dios ha sustentado en estos cincuenta años. El
que hace tal aplicación no conoce las maravillosas
demostraciones del Espíritu Santo que dio poder y fuerza a los
pasados mensajes que han llegado al pueblo de Dios.
Las pruebas del pastor G. no son dignas de confianza. Si se aceptan, destruirían la fe
del pueblo de Dios en la verdad que ha hecho de nosotros lo
que somos.
Debemos permanecer firmes sobre este tema, porque los puntos que
él está tratando de probar con la Escritura no son sólidos. No
prueban que la experiencia pasada del pueblo de Dios fue una
falacia. Teníamos la verdad; fuimos dirigidos por ángeles de
Dios. Fue bajo la guía del Espíritu Santo que se presentó la
cuestión del santuario. La
elocuencia de cada uno es guardar silencio con respecto a las
características de la fe en la cual no tuvo parte. Dios
nunca se contradice. Las pruebas bíblicas se aplican
erróneamente si se las fuerza a testificar de lo que no es
verdad. Otro y otro más se levantará y traerá lo que se supone
que es más luz y hará sus asertos. Pero nosotros permanecemos al
lado de los antiguos hitos.
Se me ha indicado que diga estas palabras que podemos usar como
apropiadas para este tiempo, porque ha llegado el momento en que
el pecado debe ser llamado por su nombre verdadero. Somos
estorbados en nuestra obra por hombres que no se han convertido,
que buscan su propia gloria. Desean ser considerados
originadores de nuevas teorías, que presentan asegurando que son
la verdad. Pero si estas teorías se aceptan, conducirán a una
negación de la verdad que Dios ha estado entregando su pueblo
durante los pasados cincuenta años, sustentándola con la demostración del Espíritu Santo.
-- Carta 329, 1905 (Selected
Messages, Book 1, pp. 161-162).
Dos
preguntas para la Sra. White
¿Notó usted las muchas veces en la carta anterior que la Sra.
White nos insta a que creamos en las "demostraciones del Espíritu Santo" antes que en
la evidencia que Ballenger descubrió en la palabra de Dios?
PREGUNTA
1: ¿Es sabio confiar en demostraciones espirituales en
vez de la clara palabra de Dios?
Y para tomar el lugar de la
palabra de Dios, él [Satanás] presenta manifestaciones
espirituales. He aquí un canal enteramente bajo su control;
por este medio, puede hace creer al mundo lo que quiera.
Great Controversy, p.
557.
PREGUNTA
2: ¿Y qué acerca de los grandes reformadores
protestantes que escribieron sobre la Gran Controversia? ¿Hicieron lo que usted
sugiere? ¿Confiaron en demostraciones espirituales para
establecer su verdad?
El gran movimiento que Wycliffe
inició, que consistía en liberar la conciencia y el intelecto
y libertar las naciones por tanto tiempo uncidas al carro
triunfal de Roma, nació en la Biblia. Aquí estaba la fuente de
esa corriente de bendición que, como el agua de la vida, ha
fluido por las edades desde el siglo catorce. Wycliffe aceptó
las Sagradas Escrituras con fe implícita como la inspirada
revelación de la voluntad de Dios, una suficiente
regla de fe y práctica.
Había sido educado para considerar la iglesia de Roma como
autoridad divina e infalible, y para aceptar con reverencia
incondicional las enseñanzas y costumbres establecidas de un
millar de años; pero se apartó de todo esto para escuchar la santa palabra de Dios. Esta
fue la autoridad que instó al pueblo a reconocer. En vez de
que la iglesia hablara por medio del papa, Wycliffe declaró
que la única autoridad es la voz de Dios hablando por medio
de su palabra. Y enseñó, no sólo que la Biblia es una
perfecta revelación de la voluntad de Dios, sino que el
Espíritu Santo es el único intérprete, y que todo hombre,
por medio del estudio de sus enseñanzas, debe aprender su
deber por sí mismo. De este modo, apartó las mentes de los
hombres del papa y la iglesia de Roma y las dirigió a la
palabra de Dios. Great Controversy, p. 93.