Cómo se hace un profeta

Cómo Convertía Ellen White
Ficción en "Verdad"

Walter T. Rea

Traducido de

Adventist Currents, Marzo 1987

Copyright ©1984 Mars Hill Publications. Inc.


El tema central en una serie de libros escritos por Theodore H. White acerca de presidentes noteamericanos recientes es que los presidentes no son tan nacidos como hechos, por los acontecimentos, los que los apoyan, los medios de comunicación - pero especialmente por éstos últimos. (1)

De manera similar, podría argumentarse que los preofetas del siglo diecinueve no fueron tan llamados como hechos, por los acontecimientos, los verdaderos creyentes, los libros - pero, especialmente, en el caso de Ellen G. White, por los libros. Y ese hecho hace mucho más interesante descubrir cómo se hicieron los libros que hicieron a los profetas.

Durante los años más recientes,
estudios comparativos llevados a cabo por este autor y otros indicaron que la Sra. White dependía continuamente, y sin darles crédito, de la obra de autores de los siglos dieciocho y diecinueve para las ideas, el lenguaje, los hechos, y la organización de sus propios libros.

Un estudio
de este fenómeno, patrocinado por la Conferencia General, bajo la dirección del Dr. Fred Veltman, profesor de religión en el Pacific Union College comenzó en 1980. Veltman y sus voluntarios han comparado ... El Deseado de Todas las Gentes [Desire of Ages] con todas las obras publicadas y disponibles que ellos podían esperar razonablemente que podrían contener fuentes para los escritos de la Sra. White sobre la vida de Cristo ... Usando un método de cálculo muy conservador, Veltman documentó material fuente que representa el 34 por ciento de los quince capítulos de Desire of Ages que él escogió al azar para examinar.

Sin embargo, más interesante que este 34 por ciento es la clase de fuente que Veltman descubrió que Ellen White usaba a veces: ¡ficción!

Uno de los capítulos de Desire of Ages que Veltman incluyó en su estudio tiene que ver con Juan Bautista y la fiesta de bodas en Caná. En un precursor de Desire of Ages, tomo dos del Espíritu de Profecía [Spirit of Prophecy], se incluyen los siguientes dos párrafos:

Habían llegado rumores a María en relación con su hijo y sus sufrimientos. Juan, uno de los nuevos discípulos, había buscado a Jesús y le había encontrado humillado, demacrado, y llevando las marcas de gran sufrimiento físico y mental. Jesús, no queriendo que Juan viera su humillación, le había despedido de su presencia, amable pero firmemente. Deseaba estar solo; ningún ojo humano debía contemplar su agonía, ningún corazón humano llamado a simpatizar con su sufrimiento.

El discípulo había buscado a María en su casa y le había contado los incidentes de esta reunión con Jesús, así como el incidente de su bautismo, cuando la voz de Dios fue oída en reconocimiento de su Hijo, y el profeta Juan había señalado a Cristo, diciendo: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". (3)

En la obra posterior, Desire of Ages, estos dos párrafos fantásticos fueron omitidos. Quizás una Ellen White más madura, o su "encuadernadora", Marian Davis, reconocieron que la Escritura no autoriza pensamientos o expresiones como éstas. Pero un autor lo había hecho, un autor cuya obra estaba en la biblioteca de la Sra. White - el Reverendo J. H. Ingraham, un escritor de ficción espiritual.

En su obra titulada The Prince of the House of David [El Príncipe de la Casa de David], cuyo derecho de autor fue registrado por primera vez en 1859, Ingraham había ficcionalizado las mismas ideas que  se acaban de citar de The Spirit of Prophecy y que fueron excluidas en The Desire of Ages. (4)

En su prefacio, Ingraham escribió:

Las cartas que comprenden el presente volumen se escribieron con el propósito de presentar, quizás, en un nuevo aspecto y desde un nuevo punto de vista, el advenimiento del hijo de María, Cristo el Señor. ...

Se supone que Adina, la escritora, una judía, residía en Jerusalén durante los últimos cuatro años de la vida de nuestro Salvador, y que escribió a Alejandría, a su padre, numerosas cartas, describiendo todos los sucesos de interés, y especialmente haciendo una minuciosa narración de los maravillosos sucesos de la vida de Cristo. ... (énfasis añadido). (5)

Es extraño que Ellen White fuera inspirada para que usara ficción reconocida sobre la vida de Cristo. Qué raro que ella y/o sus ayudantes fueran inspiradas más tarde para que dejaran fuera esa porción. Este fenómeno es aun más curioso en el contexto de lo que la Sra. White tuvo que decir acerca de la ficción:

A menudo se dice que, para alejar a los jóvenes de la literatura sensacionalista o inútil, debemos proveerles una mejor clase de ficción. ... La única seguridad para el ebrio, y la única salvaguarda para el temperante, es la abstinencia total. La misma regla es válida para el amante de la ficción. La total abstinencia es su única seguridad. (6)

Pero no era sólo la ficción contra lo cual escribía la Sra. White. También denigraba las mismas clases de libros que recargaban los anaqueles de su propia biblioteca y de los cuales ella
dependía en tan alto grado para sus obras publicadas e inéditas.

Como preparación para la obra cristiana, muchos creen que es esencial adquirir un extenso conocimiento de escritos históricos y teológicos. Suponen que este conocimiento será de ayuda para ellos en la enseñanza del evangelio. Pero su laborioso estudio de las opiniones de los hombres tiende a debilitar su ministerio. ... Al ver bibliotecas llenas de pesados volúmenes de información histórica y teológica, pienso: ¿Por qué gastar dinero en lo que no es pan? (7)

Fue el reconocido uso de ficciones, fantasías, suposiciones, y conjeturas de otros por parte de la Sra. White - una práctica de toda la vida que su hijo llamó su "hábito - lo que daba a los lectores ingenuos la impresión de que Dios le proporcionaba regularmente el discernimiento que otros nunca tuvieron. (8)

He aquí varios ejemplos de este "hábito", comenzando por un ejemplo de su propio esposo, James White, que había escrito esto en Life Incidents:

Acudieron de los pueblos vecinos; comenzó un reavivamiento, y se dijo que se esperaba que en trece familias, todos menos dos personas, se habían convertido ... Soy de la opinión que no menos de cien personas ... han sido llevadas a creer ... (énfasis añadido). (9)

Ellen White hace lo que su esposo James reportaba como habladurías y hechos ficticios:

Su primera conferencia fue seguida por un despertar religioso en el que trece familias enteras, con la excepción de dos personas, se convirtieron. (10)

La conjetura de Daniel March:

Hay más oyentes en la reunión pública de los que el orador puede ver. ... Sólo tenemos que ir al registro sagrado para enterarnos de que estos grandes y poderosos, cuyos hogares están en algún mundo distante, han desempeñado una parte activa en los hechos tanto comunes como importantes de este mundo. ... Han tomado la forma de hombres, y se han mostrado a ojos humanos, y hablado en voz alta en los lenguajes de la tierra. ... hablando con los hombres a la sombra de árboles y tiendas y techos de templos. ...

Y estos visitantes celestiales han venido de sus distantes hogares para participar en los asuntos de los hombres. Se han mostrado como más familiarizados con la historia humana y más capaces de hacer nuestra obra que nosotros mismos. (11)

La conjetura de March convertida en hecho por White:

En forma de seres humanos, los ángeles está a menudo en las reuniones de los justos: ...

Aunque los gobernantes de este mundo no lo saben, a menudo ángeles han sido los oradores en sus concilios. Ojos humanos les han contemplado; oídos humanos han escuchado sus apelaciones. ... En los salones del concilio y los tribunales de justicia, estos mensajeros celestiales han demostrado tener un íntimo conocimiento de la historia humana; han demostrado ser más capaces de encabezar la causa de los oprimidos que sus más capacitados y elocuentes defensores ... Los seres celestiales han tomado parte activa en los asuntos de los hombres. (12)

La adivinanza de Conybeare y Howson:

Si consideramos estas palabras como una explosión de natural indignación, no podemos culparles con severidad. ... Si les consideramos como una denuncia profética, se cunplieron terriblemente, cuando este hipócrita presidente del Sanedrín fue muerto por asesinos durante la guerra judía. (13)

La conjetura de Conybeare y Howson fue materializada por alguien de quien se nos ha dicho que tenía el privilegio de verlo todo en visión:

Estas palabras no eran una explosión de emoción ... Pablo pronunció una denuncia profética. ... El juicio pronunciado por el apóstol se cumplió terriblemente cuando el inicuo e hipócrita sumo sacerdote fue muerto por asesinos en la guerra judía. (14)

El reverendo Frederic Farrar escribió cautelosamente:

... Julio, que difícilmente puede haber estado ausente de la brillante multitud que había escuchado el discurso de Pablo ante Agripa, ... (15)

Ellen White ajustó a su gusto la cautela de Farrar:

Aquí Julio, el centurión que había escuchado el discurso de Pablo ante Agripa, ... (16)
Nuevamente, Farrar es tentativo:

No había manera de cocinar; no se podía encender fuego; la cocina y los utensilios hacía tiempo que debían haber sido barridos por las olas al mar; las provisiones probablemente se habían echado a perder y se habían empapado. ... (énfasis añadido) (17).

Nuevamente, la Sra. White arroja al viento la cautela de Farrar:

... los utensilios habían sido barridos al mar, y la mayor parte de las provisiones estaban empapadas y se habían echado a perder. (18)

Algunos líderes de la iglesia y unos pocos laicos han sabido desde comienzos de siglo que la Sra.White, en el libro Sketches from the Life of Paul, dependió considerablemente de dos libros similares, uno de Conybeare y Howson y otro de Bishop Farrar. Lo que no sabían, sin embargo, era que el capítulo 27, "La Casa de César", fue tomado íntegramente de un sermón con el mismo título publicado por el clérigo inglés Henry Melvill. (19)

Por medio de las aseveraciones de la Sra. White, las suposiciones y especulaciones de Melvill se convirtieron en las palabras del Espíritu Santo. Pero no hay ningún punto importante en el capítulo entero que no hubiese sido ya pensado por Melvill antes que por ella.

Las reflexivas conjeturas de otros escritores no acreditados impregnan las obras más aprecidas de Ellen White - contribuyendo, sin saberlo, a la creación de esta profeta. He aquí una contribución como esa, de William Hannah:

Las manos experimentadas que manejaban este barco eran las que conocían bien el lago y todos sus caprichos, no abiertas al temor irrazonable; pero ahora les sobrecoge el temor, y están listos para abandonar toda esperanza. Durante todo este tiempo, ¿dónde ha estado el que los había invitado a embarcarse? Habían estado demasiado ocupados todo el tiempo con el urgente trabajo requerido por la súbita tormenta como para ocuparse de él; la espesa oscuridad del manto de la noche puede haberle ocultado de su vista. (énfasis añadido). (20)

He aquí cómo Ellen White usó esta contribución en Desire of Ages:

Aquellos endurecidos pescadores habían pasado sus vidas en el lago, y habían guiado sus naves con seguridad a través de más de una tormenta; pero ahora su fuerza y su habilidad no les servía de nada. Estaban indefensos en las garras de la tempestad, y les esperanza les abandonaba. ... Recordaban a cuyas órdenes habían zarpado para cruzar el mar. ... Pero la densa oscuridad le ocultaba de su vista. (énfasis añadido). (21)

Se necesitarían libros para reproducir todas las ocasiones en que el uso de fuentes no reconocidas por parte de Ellen White representaba una especial inspiración. Pero los dirigentes de la iglesia no demuestran ninguna vergüenza por sus continuados esfuerzos para hacer y mantener la profeta, aunque es más y más obvio que la iglesia Adventista del Séptimo Día hizo a la hermana White tanto como la hermana White hizo a la iglesia Adventista del Séptimo Día.

NOTAS

1. White, Theodore H., The Making of the President (New York: Atheneum Publishers, 1960, 1964, 1968, 1972).

2. Adventist Review, General Conference Bulletin no. 9, July 11, 1985, p. 18.

3. White, Ellen G., The Spirit of Prophecy, Vol. 2 (Battle Creek: Steam Press, 1877), pp. 99, 100.

4. Ingraham, JIH., The Prince of the House of David  (Boston: Roberts Brothers, Publisher, 1890), pp. 156—159.

5. Ingraham, The Prince of the Ho use, preface, pp. ix, x.

6. White, Ellen G., Ministry of Healing (Mountain View: Pacific Press, 1905), p. 446.

7. White, Ministry of Healing, p. 441.

8. White, Ellen G., Selected Messages, Vol. III (Washington, D.C.: Review & Herald Publishing Association, 1980), appendix C, p. 460.

9. White, James, Life Incidents (Battle Creek: Steam Press, 1868), pp. 62, 63.

10. White, Ellen G., The Great Controversy (Mountain View: Pacific Press, 1911), p. 331.

11. March, Daniel, Night Scenes in the Bible (Philadelphia: Zeigler and McCurdy, 1868—1870), pp. 452, 453.

12. White, Great Controversy, pp 631, 632.

13. Conybeare, WI, Howson, IS., The Life and Epistles of St. Paul (New York: Crowell, 1852), p. 590.

14. White, Ellen G., Sketches from the Life of Paul (Mountain View: Pacific Press, 1883) p. 222.

15. Farrar, Frederic W, The Life and Works of St. Paul (New York: E.P. Dut­ton & Co., 1874), p. 563.

16. White, Sketches from the Life of Paul, p. 222.

17. Farrar, The Life and Works of St. Paul, p. 569.

18. White, Sketches from the Life of Paul, p. 266.

19. Melvill, Henry, Sermons (New York: Stanford & Swords, 1844), pp. 466-476.

20. Hanna, William, The Life of Christ (New York: American Tract Society, 1863), p. 262.

21. White, Ellen G., Desire of Ages (Mountain View: Pacific Press, 1898), p. 334.

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