Ellen
G. White
Sketches from the Life of
Paul
|
Conybeare
and Howson
The Life and Epistles of
St. Paul
|
Los
judíos, ahora dispersos ampliamente en todas las naciones
civilizadas, esperaban en general el pronto advenimiento
del Mesías. En sus visitas a Jerusalén para las fiestas
anuales, muchos habían acudido a las orillas del Jordán
para escuchar la predicación de Juan Bautista. De él
habían escuchado la proclamación de Cristo como el
Prometido, y de regreso a sus hogares habían llevado
las nuevas a todas partes del mundo. (129) |
Muchos
judíos de otros países recibieron del Bautista su
conocimiento del Mesías, y llevaron con ellos este
conocimiento a su regreso de Palestina. ... Pero, en una
posición intermedia entre este grupo engañado y los que
viajaban como maestros del evangelio completo y perfecto,
había sin duda muchos entre la población judía flotante
del imperio cuyo conocimiento de Cristo alcanzaba sólo a
lo que se había predicado en las orillas del Jordán.
(385-386) |
A su
llegada a Éfeso, Pablo encontró doce hermanos que, como
Apolos, habían sido discípulos de Juan Bautista, y que
como él, habían obtenido un conocimiento imperfecto de la
vida y la misión de Cristo. (129) |
Apolos,
junto
con otros doce que poco después son mencionasdos en Éfeso,
conocía el cristianismo sólo hasta donde lo había
anunciado Juan Bautista. (385) |
La ciudad
era afamada por el culto a la diosa Diana y la
práctica de la magia. (134) |
La ciudad
era renombrada en el mundo entero por el culto
a Diana y la práctica de la magia. (392) |
Aquí
estaba el gran templo de Diana, que era
considerado por los antiguos como una de las maravillas del
mundo. Su vasta extensión e incomparable
magnificencia lo convertían en el orgullo, no sólo de la
ciudad, sino de la nación. Reyes y príncipes lo habían
enriquecido con sus donaciones. Los efesios competían
entre sí aumentando su esplendor, y lo habían convertido
en la tesorería de una gran porción de la riqueza de Asia
occidental. (134) |
Éste
era el templo de Artemisa o Diana, que refulgía con
brillante belleza en la entrada del puerto, y era
considerado por los antiguos como una de las maravillas del
mundo. ... El orgullo nacional por el santuario
era tan grande que, cuando Alejandro ofreció el botín de
su campaña oiental si se le permitía grabar su nombre en
el edificio, el honor fue declinado. Los efesios nunca
cesaron de embellecer el santuario de su diosa, y
continuamente le añadían nuevas decoraciones y edificios
subsidiarios con estatuas y cuadros pintados por los más
famosos artistas. (420-430) |
El
ídolo puesto en el santuario de este suntuoso edificio era
una imagen grosera y tosca, que la tradición decía que
había caído del cielo. (134) |
Si el
templo de Diana en Éfeso era magnífico, la imagen
instalada en el santuario del suntuoso recinto era
primitiva y tosca. (431) |
En la
diosa estaban inscritos caracteres y símbolos místicos,
que se creía poseían grandes poderes. Se decía
que, cuando se pronunciaban, hacían maravillas. Y
que, cuando
se esscribían, eran un poderoso amuleto que
protegían a quien lo poseía de ladrones, enfermedades, y
hasta de la muerte. Los efesios escribían
numerosos y costosos libros para explicar el
significado y el uso de estos símbolos. (134-135) |
Eustaquio
dice
que los misteriosos símbolos llamados 'letras efesias'
estaban grabados en la corona, el cinturón, y los pies de
la diosa. ... Cuando se pronunciaban, eran
considerados como hechizos, y se debían usar especialmente
por los que estaban poseídos por espíritus malignos. Cuando se
escribían, se llevaban como amuletos. ... El
estudio de estos símbolos era una ciencia compleja, y sus
profesantes complilaban libros, tanto
numerosos como costosos. (392) |
Al
entrar Pablo en contacto directo con los idólatras
habitantes de Éfeso, el poder de Dios se manifestó de
manera notable por medio de él. Los
apóstoles no siempre podían obrar milagros a voluntad.
El Señor concedía a sus siervos este poder especial según
lo requería el progreso de su causa o el honor de su
nombre. Como
Moisés y Aarón en la corte de Faraón, ahora el
apóstol tenía que sostener la verdad contra las maravillas
mentirosas de los magos; por eso, los milagros que hizo
eran de una naturaleza diferente de los que había hecho
hasta ahora. Así como el borde del vestido de Cristo
había comunicado poder sanador a la mujer que buscaba
alivio mediante el toque de la fe, así también
en esta ocasión las ropas fueron el medio de
sanamiento para todos los que creyeron; "las enfermedades
se apartaban de ellos, y los espíritus malos salían de
ellos". Pero
estos milagros no estimulaban la superstición ciega.
Cuando Jesús sintió el toque de la mujer que
sufría, exclamó: "De mí ha salido
virtud". [Cursiva de ella]. Así, pues, la
Escritura declara que el Señor hizo milagros por mano de
Pablo, y que el nombre del Señor Jesús fue magnificado, no
el nombre de Pablo. (135) |
Esta
afirmación arroja alguna luz sobre el carácter peculiar de
los milagros hechos por Pablo en Éfeso. No
debemos suponer que los apóstoles podían siempre hacer
milagros a voluntad. Una afluencia de poder
sobrenatural se les daba en el momento y de acuerdo con
las circunstancias que lo requerían. Y el carácter de los
milagros no era siempre el mismo. Se ajustaba a las formas
peculiares de pecado, superstición, e ignorancia a las que
era necesario que se opusieran. Aquí, en Éfeso, Pablo
estaba en presencia de magos, como Moisés
y Aarón delante de Faraón; y se dice claramente
que sus milagros no eran 'maravillas ordinarias', de lo
cual podemos inferir que eran diferentes de los que hacía
generalmente ... Un milagro que tiene una referencia más
estrecha a nuestro tema presente es aquél en el cual el borde del
vestido de Cristo fue el instrumento para el
sanamiento de una pobre sufriente y la convicción de los
que observaban. Así, pues, en esta ocasión las ropas fueron el
medio para comunicar un poder sanador a los que
estaban a la distancia, ya fuese que estuviesen poseídos
por malos espíritus o afligidos por enfermedades
ordinarias. Pero esto no estimulaba la superstición ciega.
Cuando
la mujer sufriente fue sanada al tocar el borde
del vestido, el Salvador se dio vuelta y dijo. 'Virtud ha
salido de mí'
[cursiva de ellos]. Y aquí en Éfeso, se nos recuerda que
fue Dios quien 'hizo milagros por la mano de Pablo' (v.
11), y que 'el nombre', no el de Pablo, sino 'el del Señor
Jesús, fue magnificado' (v. 17). (393) |
La
hechicería había sido prohibida en la ley mosaica so pena
de muerte, pero, de tanto en tanto, había sido practicada
en secreto por judíos apóstatas. En la época de la visita
de Pablo a Éfeso, había en la ciudad ciertos
exorcistas judíos que, viendo las maravillas hechas por
él, aseguraban poseer igual poder. Creyendo que
el nombre de Jesús actuaba como un encantamiento,
decidieron echar fuera espíritus malos por los mismos
medios que los apóstoles habían empleado. (136) |
La
gran severidad con que la hechicería se prohibía en el
Antiguo Testamento da fe de la temprana tendencia de los
israelitas hacia estas prácticas. ... Este pasaje en la
carta más reciente de Pablo [2 Tim. 3:13] probablemente se
refería a esa misma ciudad en que le vemos ahora
oponiéndose a los hechiceros judíos. Estos hombres, creyendo que
el nombre de Jesús actuaba como un encantamiento,
y reconociendo al apóstol como un judío como ellos,
intentaron usar su método de echar fuera
espíritus malos. (393-394) |
Siete
hermanos, hijos de un tal Esceva, un sacerdote judío,
hicieron un intento. Hallando a un hombre poseído por un
demonio, se dirigieron a él: "Te conjuramos por Jesús, a
quien Pablo predica". Pero el espíritu malo respondió con
desprecio: "A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero
vosotros, ¿quiénes sois?", y el poseído
saltó sobre ellos con violencia frenética, y les golpeó
y les maltrató de tal modo que huyeron de la casa,
desnudos y heridos. (136) |
Hay
registrado un caso específico que produjo desatrosas
consecuencias para los que hicieron el intento, y condujo
a amplios resultados entre la población en general. En el
número de los que intentaron echar fuera espíritus malos
en el 'nombre de Jesús' había siete hermanos, hijos de
Esceva, que es llamado un sumo sacerdote. ... Pero los
demonios, que estaban sujetos a Jesús, y por su voluntad
estaban sujetos a los que predicaban su evangelio,
trataron con desprecio a los que usaron el Nombre sin
haberse convertido a su verdad. 'A Jesús
conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes
sois?' fue la respuesta del espíritu malo. Y en
seguida el hombre poseído saltó sobre ellos con frenética
violencia, de modo que ellos fueron completamente
desconcertados, y 'huyeron de la casa dsnudos y
heridos'". (394) |
El desconcierto y
la humillación de los que habían profanado el nombre
de Jesús pronto se supo por todo Éfeso por judíos y
gentiles. Había habido pruebas inconfundibles de lo
sagrado de ese nombre, y el peligro que corrían los que
los invocaran sin tener ninguna fe en la divina misión de
Cristo. El terror se apoderó de las mentes
de muchos, y la obra del evangelio fue
considerada por todos con asombro y reverencia. Hechos que
antes habían estado ocultos ahora eran traídos a la luz.
Al aceptar el cristianismo, algunos de los hermanos no
habían renunciado por completo a las supersticiones
paganas. La práctica de la magia continuaba entre ellos
hasta cierto punto. Convencidos de su error por los
sucesos que habían ocurrido recientemente, vinieron e hicieron
una completa confesión a Pablo, y reconocieron
públicamente que sus artes secretas eran engañosas y
satánicas. (136-137) |
El
terrible resultado del uso profano de ese Nombre santo que
era proclamado por los apóstoles a todos los hombres
pronto se hizo notorio, tanto entre los griegos como entre
los judíos. La consternación y la alarma se apoderaron de
las
mentes de muchos, y en proporción a esta alarma
el nombre del Señor Jesús comenzó a ser reverenciado y
honrado. Aun entre los que habían aceptado a las
enseñanzas de Pablo, algunos parecen haber conservado sus
lazos con la práctica de las artes mágicas. Sus
conciencias fueron conmovidas por lo que había ocurrido
recientemente, y vinieron e hicieron una completa
confesión al apóstol, y públicamente
reconocieron y abandonaron sus obras de las
tinieblas. (394) |
Muchos
hechiceros también abjuraron de la práctica de la magia, y
recibieron a Cristo como su Salvador. Recogieron
los costosos
libros que contenían las "letras efesias", y los
secretos de su arte, y los quemaron en presencia de todo el
pueblo. Cuando los libros se hubieron consumido,
procedieron a calcular el valor del sacrificio. Se estimó
en cincuenta mil piezas de plata, aproximadamente igual a
diez mil dólares. (137) |
El
temor y la convicción parecen haberse extendido más allá
de los que profesaban el cristianismo. Un gran número de
los hechiceros renunció abiertamente a la práctica que
había sido tan señaladamente condenada por un poder
superior, y reunieron los libros que contenían
las fórmulas místicas y los quemaron delante de todo el
pueblo. Cuando los libros fueron consumidos,
procedieron a calcular el precio al cual se tasarían estos
manuales de encantamiento. ... Por esta razón, no debe
sorprendernos que el costo entero sacrificadoy entregado
de esta manera equivalía a dos mil libras de dinero
inglés. (394-395) |
El mes de
mayo se dedicaba especialmente al culto de la diosa de
Éfeso. El honor universal en que era tenida esta
diosa, la magnificencia de su templo y su culto, atraían
una inmensa concurrencia de gente de todas partes de la
provincia de Asia. Durante todo el mes, tenían lugar las
festividades con la mayor pompa y el mayor esplendor. ...
Los oficiales escogidos para dirigir esta grandiosa
celebración eran hombres de la mayor distinción en las
principales ciudades de Asia. Eran también personas de
vasta riqueza porque, a cambio del honor de su posición,
se esperaba que sufragaran todos los gastos de la ocasión.
La ciudad entera era escenario de un brillante expectáculo
y una desenfrenada diversión. Imponentes procesiones
avanzaban hacia el gran templo. El aire resonaba con los
sonidos del gozo. La gente se entregaba a la diversión, la
borrachera, y al más abyecto libertinaje. (141) |
Todo el mes
de mayo estaba consagrado a la gloria de la diosa.
... El festival de Artemisa no era simplemente una
ceremonia de Éfeso, sino que era estimulado por la
simpatía y el entusiasmo de todo el vecindario que lo
rodeaba ... así que este festival era llamado 'la reunión
común de Asia' ... [Disfrutaban] de las varias diversiones
que hacían de los días y las noches de mayo una larga
escena de diversión. ... Aproximadamente en el tiempo del
equinoccio de invierno, cada una de las principales
ciudades dentro del distrito llamado Asia escogía uno de
sus más opulentos ciudadanos, y del número entero eran
finalmente seleccionados los que habrían de ocupar la
posición de asiarcas.
... No recibiendo ningún emolumento de su posición, sino
que más se les requería que aportaran grandes sumas de
dinero para la diversión del pueblo y para su propio
crédito, eran necesariamente personas de riqueza. (435)
|
Por
muchos años, había sido la costumbre entre las naciones
paganas usar pequeñas imágenes o
pequeños santuarios para representar sus objetos
de culto favoritos. Se fabricaban estatuas portátiles
según la imagen de Diana, y éstas circulaban
ampliamente en los países a lo largo
de las
costas del Mediterráneo. También se buscaban
ansiosamente modelos del templo que servía de santuario al
ídolo. Ambos eran considerados como objetos de culto, y eran
transportados a la cabeza de las procesiones,
y en
viajes y expediciones militares. Un extenso
y pingüe comercio había crecido en Éfeso con la fabricación y
venta de estos santuarios y estas imágenes. (142)
|
Una de
las costumbres idólatras del mundo antiguo era el uso de imágenes
portátiles o santuarios, que eran pequeños
modelos de los más celebrados objetos de devoción. Eran
transportados en procesiones, durante los viajes y
expediciones militares, y algunas veces
instalados como dioses en las casas privadas. ... Por las
expresiones usadas por Lucas, es evidente que un extenso
y lucrativo comercio se desarrolló en Éfeso con la
fabricación y venta de estos santuarios. Pocos de
los que iban a Éfeso se iban voluntariamente sin un un
recuerdo de la diosa y un modelo de su templo; y por la amplia
circulación de estas obras de arte en las costas
del Mediterráneo y lejos hacia el interior podría
decirse, con poca exageración, que el culto a esta diosa
era reconocido por 'el mundo entero'. (431-432) |
Los
que estaban interesados en esta rama de la industria se
encontraron con que sus ganancias disminuían.
Todos se unieron en atribuir el desagradable cambio al
trabajo de Pablo. Demetrio, un fabricante de santuarios de
plata,
convocó a los obreros de su oficio, y con una
violenta apelación trató de despertar su indignación
contra Pablo. (142) |
Sin
duda, los que se ocupaban de fabricar los santuarios
portátiles de Diana esperaban hacer un activo negocio en
esa ocasión, y cuando descubrieron que la venta de estos
objetos de superstición había disminuído
seriamente, y que la predicación de Pablo era la causa de
que su mercadería se hubiese depreciado. ... Un tal
Demetrio, un maestro fabricante del oficio, convocó a
los obreros y les dirigió una arenga
inflamatoria. (436) |
Dijo
que su negocio estaba en peligro, y señaló a la gran
pérdida que sufrirían si se le permitiera al apóstol que
apartara a la gente de su antiguo culto. Luego apeló
a la superstición que los gobernaba. ... (142) |
Demetrio apeló al interés de sus oyentes, y luego a su fanatismo. Les dijo que sus ganancias estaban en peligro de perderse y, además, que 'el templo de la gran diosa Diana' ... estaba en peligro de ser despreciado ... (437). |
Este
discurso actuó como el fuego en la paja. Las pasiones
excitadas de la gente se despertaron, y estallaron enel
grito: "¡Grande
es Diana de los efesios!". (143) |
Tal
arenga no podía perderse cuando era lanzada como fuego
sobre materiales inflamables. El sentimiento de furia de
la muchedumbre se artesanos reunidos estalló en seguida en
un grito en honor a la divina patrona de su ciudad y su
oficio: "¡Grande
es Diana de los efesios!". (437) |
Un
informe del discurso de Demetrio circuló rápidamente. El
alboroto fue terrible. La ciudad entera parecía estar en
conmoción. Pronto se reunió una gran muchedumbre, y acudió
rápidamente al taller de Aquila, en el barrio judío, con
el propósito de apoderarse de Pablo. En su ira insana,
estaban dispuestos a hacerle pedazos. Pero no le hallaron.
Sus hermanos, habiendo recibido aviso del peligro, le
habían sacado rápidamente del lugar. Ángeles de Dios
fueron enviados para proteger al fiel apóstol. El momento
para que muriese como mártir todavía no había llegado. No
logrando hallar el objeto de su ira, la plebe se apoderó
de dos de los compañeros de Pablo, Gayo y Aristarco, y con ellos se
apresuraron hacia el teatro. (143) |
La
excitación entre esta importante e influyente clase de
obreros no tardó en extenderse por toda la ciudad. La
infección se apoderó de la muchedumbre de ciudadanos y
forasteros, y todos se apresuraron hacia el teatro, el
lugar de reunión más obvio. En su camino, parecen haber
sido frustrados en su intento por apoderarse de la persona
de Pablo, aunque apresuraron con ellos al teatro a dos
de sus compañeros de viaje, Cayo y Aristarco, que vivían
en Macedonia.(437) |
Varios
de los más influyentes y honorables de entre los
magistrados le enviaron una vehemente solicitud para que
no se aventurase
en una situación tan peligrosa. (8144) |
Algunos
de
los asiarcas ... le enviaron un mensaje urgente para
evitar que se aventurase en un escenario de desorden
y peligro. (437-438) |
El
tumulto en el teatro aumentaba continuamente. "Unos
clamaban una cosa, otros otra; y la mayoría no sabía por
qué se habían reunido". Por el hecho de que Pablo y
algunos de sus compañeros eran de origen hebreo, los
judíos pensaban que eran objeto de odio y
su propia seguridad podría estar en peligro. (144) |
Era
ciertamente una escena de confusión, y quizás nunca antes
se había expresado más simple y gráficamente el carácter
de un populacho que cuando se dice que 'la mayoría no
sabía por qué se habían reunido'. (v. 32). Por fin, se
hizo un intento de expresarles algunas palabras con
sentido a los reunidos. Este intento provino de los
judíos, que parecen haber temido quedar envueltos en el odio
dirigido a los cristianos. (438) |
Él [el
escribano de la ciudad] les pidió que consideraran que
Pablo y sus compañeros no habían profanado el templo de
Diana, ni inusltado los sentimientos de nadie afrentando a
la diosa. Luego, hábilmente cambió de tema, y reprochó la
acción de Demetrio ... Terminó advirtiéndoles que tal
tumulto, provocado sin causa aparente, podría
someter a la ciudad a la censura de los romanos, haciendo
así que fuera restringida su actual libertad, y sugiriendo
que no debía haber ninguna repetición de la escena.
Habiendo tranquilizado completamente con este
discurso a los elementos que causaron el alboroto, el
escribano despidió la reunión. (145-146) |
Luego
él [el escribano] les pidió que recordaran que Pablo y sus
compañeros no habían sido culpables de aproximarse el
templo o de profanarlo, ni de insultar los sentimientos de
los efesios con expresiones calumniosas contra la diosa. Y
luego se vuelve del tema general al caso de Demetrio. ...
Y reservando para el final el argumento más eficaz, les
recordó que este tumulto exponía a la ciudad al
desagrado de los romanos porque, por grandes que fueran
las libertades permitidas a una antigua y leal
ciudad, era bien sabido por la población entera que
una reunión tumultuosa que ponía en peligro la paz pública
jamás sería tolerada. Así, pues, habiendo llevado sus
argumentos al clímax, tranquilizó a toda la multitud
y pronunció las palabras técnicas que declaraban la
asamblea despedida. (438-439) |
Su
corazón se llenó de gratitud a Dios porque su vida había
sido preservada, y el cristianismo no había caído en
descrédito a causa del tumulto en Éfeso. (146) |
Con gratitud
a aquel Maestro celestial que había velado por la vida y
las obras de Pablo ... (439) |
Dios
había levantado un gran magistrado para que vindicara a su
apóstol, y mantener a raya a la multitud tumultuosa. (146)
|
De
esta manera, Dios usó la elocuencia de un magistrado
griego para proteger a su siervo, como antes había usado
el derecho a la ciudadanía romana y la calmada justicia de
un gobernador romano. (439) |