LA PARUSÍA
o
La Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo

James Stuart Russell
(1816-1895)

Tomado de The Berean Bible Church


PREFACIO

Ningún lector atento del Nuevo Testamento puede dejar de impresionarse con la prominencia que los evangelistas y los apóstoles le dan a la PARUSÍA, o 'venida del Señor'. Ese suceso es el gran tema de la profecía del Nuevo Testamento. Apenas si hay un solo libro, desde el evangelio de Mateo hasta el Apocalipsis de Juan, en el que la Parusía no se presente como la gloriosa promesa de Dios y la bendita esperanza de la iglesia. Fue predicha por Nuestro Señor con frecuencia y solemnidad; fue mantenida sin cesar por los apóstoles ante los ojos de los primeros cristianos; y fue creída firmemente y esperada ansiosamente por las iglesias de la era primitiva.

No puede negarse que hay una notable diferencia entre la actitud de los primeros cristianos y la de los cristianos actuales en relación con la Parusía. Esa gloriosa esperanza, a la cual se volvieron ansiosamente todos los ojos y todos los corazones en la era apostólica, casi ha desaparecido de la vista de los modernos creyentes. Cualesquiera sean las opiniones teóricas expresadas en símbolos y credos, debe admitirse con franqueza que la 'segunda venida de Cristo' casi ha dejado de ser una creencia viva y práctica.

Se pueden invocar varias causas para explicar este estado de cosas. Los apresurados vaticinios de los que con demasiada confianza se han dedicado a interpretar la profecía, y el consiguiente discrédito por el fracaso de sus predicciones, sin duda han disuadido a hombres reverentes y sensatos de adentrarse en la investigación de 'profecías no cumplidas'. Por otra parte, hay razones para pensar que la crítica racionalista ha engendrado dudas sobre si hubo alguna vez el propósito de que las predicciones del Nuevo Testamento tuvieran cumplimiento literal o histórico.

Entre el racionalismo, por una parte, y el irracionalismo, por la otra, ha llegado a haber un estado, ampliamente prevaleciente, de incertidumbre y confusión de pensamiento en relación con las profecías del Nuevo Testamento, lo cual explica hasta cierto punto, aunque quizás no justifica, el hecho de que se envíe el tema entero a la región de los problemas oscuros e insolubles, sin esperanza.

Sin embargo, ésta es sólo una explicación parcial. Merece consideración, ya sea que haya o no una diferencia fundamental entre la relación de la iglesia de la era apostólica con la Parusía predicha y la relación con ese suceso sostenida en épocas subsiguientes. Sin duda, los primeros cristianos creían que estaban al borde de una gran catástrofe, y sabemos cuánta intensidad y cuánto entusiasmo inspiraba la esperanza de la casi inmediata venida del Señor; pero, si no puede demostrarse que los cristianos actuales tienen una actitud similar, habría una falta de verdad y realismo al simular la ansiosa anticipación y esperanza de la iglesia primitiva. Un mismo suceso no puede ser inminente en dos períodos diferentes separados por casi dos mil años. Por lo tanto, debe haber alguna grave equivocación por parte de los que sostienen que la iglesia cristiana actual tiene precisamente la misma relación con, y debería tener la misma actitud hacia, la 'venida del Señor' que la iglesia en los días de Pablo.

En un espíritu franco y reverente, esta obra es un intento de aclarar este malentendido, y establecer el verdadero significado de la Palabra de Dios sobre un tema que ocupa un lugar tan conspicuo en las enseñanzas de Nuestro Señor y de sus apóstoles. Es el fruto de muchos años de paciente investigación, y el autor no ha escatimado esfuerzos para poner a prueba al máximo la validez de sus conclusiones. Ha sido su única meta establecer lo que dice la Escritura, y su único deseo, ser gobernado por una leal sumisión a la autoridad de ella. El ideal de interpretación bíblica que ha mantenido ante sí es el que fue tan bien expresado por un teólogo alemán: 'Explicatio plana non tortuosa, facilis non violenta, eademque et exegeticce et Chistance conscientium pariter arridens'. (1)

Aunque la naturaleza de la investigación hace necesario referirse con alguna frecuencia al original del Nuevo Testamento y a las leyes de construcción gramatical e investigación, ha sido el propósito del autor presentar esta obra de la manera más popular posible, de modo que cualquier persona de educación e inteligencia normales pueda leerla con facilidad e interés. La Biblia es un libro para todo hombre, y el autor no ha escrito esta obra para eruditos y críticos solamente, sino para los muchos que están profundamente interesados en la interpretación bíblica, y que piensan, con Locke, que 'una búsqueda imparcial del verdadero significado de las Sagradas Escrituras es la mejor manera que tenemos de emplear el tiempo'. (2) Para el autor será suficiente recompensa de sus trabajos si logra dilucidar en alguna medida las enseñanzas de la revelación divina que han sido oscurecidas por prejuicios tradicionales, o malinterpretadas por una exégesis errónea.

1878.



Notas:

1. Tratado de Donier, De Oratione Christi Eschatologica, p. 1.

2. Locke, Notes on Ephesians 1:10.

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Contenido | Prefacio | Introducción | 1-1 | 1-2 | 1- 3 | 1- 4 | 1- 5 | 1-6 |1-7 | Apéndice1 |

2-8 | 2-9 | 2-10 | 2-11 | 2-12 | 2-13 | 2-14 | 2-15 | 2-16 | 2-17 | 2-18|2-19|2-20|2-21|2-22|2-23|
Apéndice 2|3-24|
3-25|3-26|3-27|3-28|3-29|3-30|3-31|Conclusión|Apéndice 3|

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