De manera similar, podría
argumentarse que los preofetas del siglo diecinueve no fueron
tan llamados como hechos, por los acontecimientos, los
verdaderos creyentes, los libros - pero, especialmente, en el
caso de Ellen G. White, por los libros. Y ese hecho hace mucho
más interesante descubrir cómo se hicieron los libros que
hicieron a los profetas.
Durante los años más recientes, estudios
comparativos llevados a cabo por este autor y otros
indicaron que la Sra. White dependía continuamente, y sin darles
crédito, de la obra de autores de los siglos dieciocho y
diecinueve para las ideas, el lenguaje, los hechos, y la
organización de sus propios libros.
Un estudio de este fenómeno, patrocinado
por la Conferencia General, bajo la dirección del Dr. Fred
Veltman, profesor de religión en el Pacific Union College comenzó
en 1980. Veltman y sus voluntarios han comparado ...
El Deseado de Todas las Gentes [Desire of Ages] con todas las obras
publicadas y disponibles que ellos podían esperar razonablemente
que podrían contener fuentes para los escritos de la Sra. White
sobre la vida de Cristo ... Usando un método de cálculo muy
conservador, Veltman documentó material fuente que representa el
34 por ciento de los quince capítulos de Desire of Ages que él
escogió al azar para examinar.
Sin embargo, más interesante
que este 34 por ciento es la clase de fuente que Veltman
descubrió que Ellen White usaba a veces: ¡ficción!
Uno de los capítulos de Desire of Ages que Veltman incluyó en su
estudio tiene que ver con Juan Bautista y la fiesta de bodas en
Caná. En un precursor de Desire
of Ages, tomo dos del Espíritu de Profecía [Spirit of Prophecy], se
incluyen los siguientes dos párrafos:
Habían llegado rumores a
María en relación con su hijo y sus sufrimientos. Juan, uno de
los nuevos discípulos, había buscado a Jesús y le había
encontrado humillado, demacrado, y llevando las marcas de gran
sufrimiento físico y mental. Jesús, no queriendo que Juan
viera su humillación, le había despedido de su presencia,
amable pero firmemente. Deseaba estar solo; ningún ojo humano
debía contemplar su agonía, ningún corazón humano llamado a
simpatizar con su sufrimiento.
El discípulo había buscado a
María en su casa y le había contado los incidentes de esta
reunión con Jesús, así como el incidente de su bautismo,
cuando la voz de Dios fue oída en reconocimiento de su Hijo, y
el profeta Juan había señalado a Cristo, diciendo: "He aquí el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". (3)
En la obra posterior, Desire
of Ages, estos dos párrafos fantásticos fueron
omitidos. Quizás una Ellen White más madura, o su
"encuadernadora", Marian Davis, reconocieron que la Escritura no
autoriza pensamientos o expresiones como éstas. Pero un autor lo
había hecho, un autor cuya obra estaba en la biblioteca de la
Sra. White - el Reverendo J. H. Ingraham, un escritor de ficción
espiritual.
En su obra titulada The
Prince of the House of David [El Príncipe de la Casa de
David], cuyo derecho de autor fue registrado por primera vez en
1859, Ingraham había ficcionalizado las mismas ideas que
se acaban de citar de The
Spirit of Prophecy y que fueron excluidas en The Desire of Ages. (4)
En su prefacio, Ingraham escribió:
Las cartas que comprenden el
presente volumen se escribieron con el propósito de presentar,
quizás, en un nuevo aspecto y desde un nuevo punto de vista,
el advenimiento del hijo de María, Cristo el Señor. ...
Se supone que Adina, la escritora, una
judía, residía en Jerusalén durante los últimos cuatro años de
la vida de nuestro Salvador, y que escribió a Alejandría, a su
padre, numerosas cartas, describiendo todos los sucesos de
interés, y especialmente haciendo una minuciosa narración de
los maravillosos sucesos de la vida de Cristo. ... (énfasis
añadido). (5)
Es extraño que Ellen White fuera inspirada para que usara
ficción reconocida sobre la vida de Cristo. Qué raro que ella
y/o sus ayudantes fueran inspiradas más tarde para que dejaran
fuera esa porción. Este fenómeno es aun más curioso en el
contexto de lo que la Sra. White tuvo que decir acerca de la
ficción:
A menudo se dice que, para
alejar a los jóvenes de la literatura sensacionalista o
inútil, debemos proveerles una mejor clase de ficción. ... La
única seguridad para el ebrio, y la única salvaguarda para el
temperante, es la abstinencia total. La misma regla es válida
para el amante de la ficción. La total abstinencia es su única
seguridad. (6)
Pero no era sólo la ficción contra lo cual escribía la Sra.
White. También denigraba las
mismas clases de libros que recargaban los anaqueles de su
propia biblioteca y de los cuales ella dependía en tan alto grado para sus
obras publicadas e inéditas.
Como preparación para la obra
cristiana, muchos creen que es esencial adquirir un extenso
conocimiento de escritos históricos y teológicos. Suponen que
este conocimiento será de ayuda para ellos en la enseñanza del
evangelio. Pero su laborioso estudio de las opiniones de los
hombres tiende a debilitar su ministerio. ... Al ver
bibliotecas llenas de pesados volúmenes de información
histórica y teológica, pienso: ¿Por qué gastar dinero en lo
que no es pan? (7)
Fue el reconocido uso de ficciones, fantasías, suposiciones, y
conjeturas de otros por parte de la Sra. White - una práctica de
toda la vida que su hijo llamó su "hábito - lo que daba a los
lectores ingenuos la impresión de que Dios le proporcionaba
regularmente el discernimiento que otros nunca tuvieron. (8)
He aquí varios ejemplos de este "hábito", comenzando por un
ejemplo de su propio esposo, James White, que había escrito esto
en Life Incidents:
Acudieron de los pueblos
vecinos; comenzó un reavivamiento, y se dijo que se esperaba que en trece familias, todos
menos dos personas, se habían convertido ... Soy de la opinión que no
menos de cien personas ... han sido llevadas a creer ...
(énfasis añadido). (9)
Ellen White hace lo que su esposo James reportaba como
habladurías y hechos ficticios:
Su primera conferencia fue
seguida por un despertar religioso en el que trece familias
enteras, con la excepción de dos personas, se convirtieron.
(10)
La conjetura de Daniel March:
Hay más oyentes en la reunión
pública de los que el orador puede ver. ... Sólo tenemos que
ir al registro sagrado para enterarnos de que estos grandes y
poderosos, cuyos hogares están en algún mundo distante, han
desempeñado una parte activa en los hechos tanto comunes como
importantes de este mundo. ... Han tomado la forma de hombres,
y se han mostrado a ojos humanos, y hablado en voz alta en los
lenguajes de la tierra. ... hablando con los hombres a la
sombra de árboles y tiendas y techos de templos. ...
Y estos visitantes
celestiales han venido de sus distantes hogares para
participar en los asuntos de los hombres. Se han mostrado como
más familiarizados con la historia humana y más capaces de
hacer nuestra obra que nosotros mismos. (11)
La conjetura de March convertida en hecho por White:
En forma de seres humanos,
los ángeles está a menudo en las reuniones de los justos: ...
Aunque los gobernantes de
este mundo no lo saben, a menudo ángeles han sido los oradores
en sus concilios. Ojos humanos les han
contemplado; oídos humanos han escuchado sus apelaciones. ...
En los salones del concilio y los tribunales de justicia,
estos mensajeros celestiales han demostrado tener un íntimo
conocimiento de la historia humana; han demostrado ser más
capaces de encabezar la causa de los oprimidos que sus más
capacitados y elocuentes defensores ... Los seres celestiales
han tomado parte activa en los asuntos de los hombres. (12)
La adivinanza de Conybeare y Howson:
Si consideramos estas
palabras como una explosión de natural indignación, no podemos
culparles con severidad. ... Si les consideramos como una
denuncia profética, se cunplieron terriblemente, cuando este
hipócrita presidente del Sanedrín fue muerto por asesinos
durante la guerra judía. (13)
La conjetura de Conybeare y Howson fue materializada por alguien
de quien se nos ha dicho que tenía el privilegio de verlo todo
en visión:
Estas palabras no eran una
explosión de emoción ... Pablo pronunció una denuncia
profética. ... El juicio pronunciado por el apóstol se cumplió
terriblemente cuando el inicuo e hipócrita sumo sacerdote fue
muerto por asesinos en la guerra judía. (14)
El reverendo Frederic Farrar escribió cautelosamente:
... Julio, que difícilmente
puede haber estado ausente de la brillante multitud que había
escuchado el discurso de Pablo ante Agripa, ... (15)
Ellen White ajustó a su gusto la cautela de Farrar:
Aquí Julio, el centurión que
había escuchado el discurso de Pablo ante Agripa, ... (16)
Nuevamente, Farrar es tentativo:
No había manera de cocinar;
no se podía encender fuego; la cocina y los utensilios hacía tiempo que debían haber
sido barridos por las olas al mar; las provisiones
probablemente se habían echado a perder y se habían empapado.
... (énfasis añadido) (17).
Nuevamente, la Sra. White arroja al viento la cautela de Farrar:
... los utensilios habían
sido barridos al mar, y la mayor parte de las provisiones
estaban empapadas y se habían echado a perder. (18)
Algunos líderes de la iglesia y unos pocos laicos han sabido
desde comienzos de siglo que la Sra.White, en el libro Sketches from the Life of Paul,
dependió considerablemente de dos libros similares, uno de
Conybeare y Howson y otro de Bishop Farrar. Lo que no sabían,
sin embargo, era que el capítulo 27, "La Casa de César", fue
tomado íntegramente de un sermón con el mismo título publicado
por el clérigo inglés Henry Melvill. (19)
Por medio de las aseveraciones de la Sra. White, las
suposiciones y especulaciones de Melvill se convirtieron en las
palabras del Espíritu Santo. Pero no hay ningún punto importante
en el capítulo entero que no hubiese sido ya pensado por Melvill
antes que por ella.
Las reflexivas conjeturas de otros escritores no acreditados
impregnan las obras más aprecidas de Ellen White -
contribuyendo, sin saberlo, a la creación de esta profeta. He
aquí una contribución como esa, de William Hannah:
Las manos experimentadas que
manejaban este barco eran las que conocían bien el lago y
todos sus caprichos, no abiertas al temor irrazonable; pero
ahora les sobrecoge el temor, y están listos para abandonar
toda esperanza. Durante todo este tiempo, ¿dónde ha estado el
que los había invitado a embarcarse? Habían estado demasiado
ocupados todo el tiempo con el urgente trabajo requerido por
la súbita tormenta como para ocuparse de él; la espesa
oscuridad del manto de la
noche puede haberle ocultado de su vista. (énfasis
añadido). (20)
He aquí cómo Ellen White usó esta contribución en Desire of Ages:
Aquellos endurecidos
pescadores habían pasado sus vidas en el lago, y habían guiado
sus naves con seguridad a través de más de una tormenta; pero
ahora su fuerza y su habilidad no les servía de nada. Estaban
indefensos en las garras de la tempestad, y les esperanza les
abandonaba. ... Recordaban a cuyas órdenes habían zarpado para
cruzar el mar. ... Pero la densa
oscuridad le ocultaba de su vista. (énfasis añadido).
(21)
Se necesitarían libros para reproducir todas las ocasiones en
que el uso de fuentes no reconocidas por parte de Ellen White
representaba una especial inspiración. Pero los dirigentes de la
iglesia no demuestran ninguna vergüenza por sus continuados
esfuerzos para hacer y mantener la profeta, aunque es más y más
obvio que la iglesia Adventista del Séptimo Día hizo a la
hermana White tanto como la hermana White hizo a la iglesia
Adventista del Séptimo Día.
NOTAS
1. White, Theodore H., The Making of the
President (New York: Atheneum Publishers, 1960, 1964,
1968, 1972).
2. Adventist Review, General Conference
Bulletin no. 9, July 11, 1985, p. 18.
3. White, Ellen G., The Spirit of Prophecy, Vol.
2 (Battle Creek: Steam Press, 1877), pp. 99, 100.
4. Ingraham, JIH., The Prince of the House of
David (Boston: Roberts Brothers, Publisher, 1890),
pp. 156—159.
5. Ingraham, The Prince of the Ho use, preface,
pp. ix, x.
6. White, Ellen G., Ministry of Healing (Mountain
View:
Pacific Press, 1905), p. 446.
7. White, Ministry of Healing, p. 441.
8. White, Ellen G., Selected Messages, Vol.
III (Washington, D.C.: Review & Herald Publishing
Association, 1980), appendix C, p. 460.
9. White, James, Life Incidents (Battle
Creek: Steam Press, 1868), pp. 62, 63.
10. White, Ellen G., The Great Controversy (Mountain
View: Pacific Press, 1911), p. 331.
11. March, Daniel, Night Scenes in the Bible
(Philadelphia: Zeigler and McCurdy, 1868—1870), pp. 452,
453.
12. White, Great Controversy, pp 631,
632.
13. Conybeare, WI, Howson, IS., The Life and
Epistles of St. Paul (New York: Crowell, 1852), p. 590.
14. White, Ellen G., Sketches from the Life
of Paul (Mountain View: Pacific Press, 1883) p. 222.
15. Farrar, Frederic W, The Life and Works of
St. Paul (New York: E.P. Dutton & Co., 1874), p.
563.
16. White, Sketches from the Life of Paul, p.
222.
17. Farrar, The Life and Works of St. Paul, p.
569.
18. White, Sketches from the Life of Paul, p.
266.
19. Melvill, Henry, Sermons (New York:
Stanford & Swords, 1844), pp. 466-476.
20. Hanna, William, The Life of Christ (New
York:
American Tract Society, 1863), p. 262.
21. White, Ellen G., Desire of Ages (Mountain
View:
Pacific Press, 1898), p. 334.
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