CONVERSACIONES CON DIOS

LIBRO 2

RECONOCIMIENTOS

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Deseo siempre poner en el tope de mi lista de reconocimientos Al Que Es Todas las Cosas, y que es el Origen de todas las cosas, incluyendo este libro. Algunos de ustedes eligen llamarlo Dios, como yo, pero no importa qué nombre le den al Origen. Era, es, y siempre será el Origen Sempiterno, y hasta por los siglos de los siglos.

Segundo, deseo reconocer que tuve padres maravillosos, por medio de los cuales fluyeron la fuente de la vida misma y muchos de mis más importantes recuerdos. Juntos, mamá y papá formaban un equipo tremendo. Es posible que no todos los que miraban desde cierta distancia estuviesen de acuerdo, pero ellos dos tenían eso bien claro. Se llamaban entre sí "Plaga" y "Veneno". Mamá decía que papá era una "plaga" y papá decía que mamá era un "veneno" que él no podía resistir.

Mi madre, Anne, era una persona extraordinaria; una mujer de infinita compasión, profunda capacidad para comprender, callada e interminable capacidad para perdonar, aparentemente ilimitada  capacidad para dar, continuada paciencia, pacífica sabiduría, y una permanente fe en Dios, tan fuerte que, momentos antes de su muerte, el nuevo y joven sacerdote que le había administrado los últimos ritos de la Iglesia Católica Romana (y que estaba claramente nervioso) se me acercó desde su lado de la cama, y temblando de admiración, susurró: "Dios mío, ella me estaba consolando a mí". 

Mi mayor tributo a mamá es decir que eso no me sorprendió.

Mi padre, Alex, tenía pocas de las gracias de seres más amables. Era fanfarrón, áspero, podía ser desconcertantemente irritante, y algunos dicen que, a menudo, era cruel, en particular con mi madre. No quiero juzgarlo por eso (ni por ninguna otra cosa). Mi madre rehusaba juzgarlo o condenarlo (todo lo contrario, lo alabó aun con sus últimas palabras), y no puedo imaginarme de qué me sirve ignorar su claro ejemplo hundiéndome bajo él. Además, papá tenía una enorme pila de rasgos enormemente positivos, que mi madre nunca perdió de vista. Estos rasgos incluían una fe inquebrantable en lo indomable del espíritu humano; y una profunda claridad de que las condiciones que tenían cambiar no lo serían quejándonos de ellas, sino por medio del liderazgo. Me enseñó que yo podría hacer cualquier cosa que yo me propusiera. Era un hombre en que su esposa y su familia podían depender - y dependieron- hasta el mismo final. Era la absoluta personificación de la lealtad, de no ser nunca un observador, sino siempre un participante, de rehusar aceptar un no por respuesta en un mundo que había derrotado a tantos otros. Su mantra en presencia de las más abrumadoras probabilidades en contra suya era: "¡Ah, no vale la pena"! Yo usé ese mantra en cada ocasión desafiante de mi vida. Y funcionó en cada ocasión.

Mi mayor tributo a papá es decir que eso no me sorprendía.

Entre ellos dos, me sentía retado e invitado a ocupar un lugar de suprema confianza en mí mismo y a sentir amor incondicional hacia todos los demás. ¡Qué combinación!

En mi libro anterior, expresé reconocimiento hacia algunos otros miembros de mi familia y a un círculo de amigos, todos los cuales han hecho una enorme contribución a mi vida, y todavía lo hacen. Ahora deseo incluir a dos personas especiales que han llegado a mi vida desde que se escribió el primer libro y han tenido en mí un extraordinario impacto.

El Dr. Leo Bush y la Sra. Letha Bush ... que, con su diario vivir y en momentos de generoso cuidado por la familia y seres queridos, me han demostrado su bondad para con los que están en necesidad, su hospitalidad para con todos, su continuada fe y amor en y el uno por el otro, hallarán las más ricas recompensas en la vida. Soy instruido y profundamente inspirado por ellos.

En este espacio, también deseo agradecer a algunos de mis otros maestros, ángeles especiales enviados por Dios para traerme un mensaje particular que, ahora lo veo claro, era importante que yo lo escuchara. Algunos de ellos me conmovieron personalmente, algunos desde cierta distancia, y algunos desde un punto en la matriz, tan lejano que ni siquiera saben (a nivel consciente) que existo. Aun así, su energía ha sido recibida aquí, en mi alma. Ellos incluyen a otros filósofos, líderes, hacedores de opinión, escritores, y compañeros de viaje en el camino, cuyas contribuciones durante los años de la conciencia colectiva han ayudado a crear un tesoro de sabiduría que procede de, y por lo tanto, constituye, la mente de Dios. Es de este origen que yo sé que ha venido el material CCD. Al dedicar el Libro 2 de esta trilogía, veo nuevamente que esta obra es una culminación de todo lo que yo he sabido, se me ha dicho, he sido expuesto a, o he comprendido antes; un nuevo nivel de accesibilidad al cual he sido llevado por medio de este dispositivo, el último de una larga serie de conversaciones que he tenido con Dios en muchas formas. En realidad, no hay ninguna nueva idea en el universo, meramente reafirmaciones de la verdad eterna.

Además de estos agradecimientos generales a todos mis maestros, deseo reconocer a los siguientes individuos en particular por sus dones a mi vida:

Ken Keyes Jr., cuyo discernimiento alcanzó a millares de vidas (incluyendo la mía). Ahora ha regresado al hogar, habiendo sido un mensajero excelente.

El Dr. Robert Muller ... cuya obra a favor de la paz mundial nos ha bendecido a todos, e inspiró a este planeta con nueva esperanza y una espectacular visión durante más de medio siglo.

Dolly Parton ... cuya música y sonrisa y total personalidad ha bendecido a una nación y alegrado mi corazón tan a menudo - aunque estuviera roto, y yo estuviera seguro de que no se alegraría más. Ahora hay una magia especial.

Terry Cole-Whittaker ... cuya agudeza, sabiduría y penetración, gozo en la vida y absoluta honestidad han sido para mí tanto ejemplo como medida desde el día en que la conocí. Millares han sido desarrollados, realzados y estimulados por ella.

Neil Diamond ... que ha penetrado la profundidad de su alma en busca de su habilidad artística y así, ha penetrado la profundidad de mi propia alma y conmovido el alma de una generación. Su talento y la generosidad emotiva con la que lo ha compartido son monumentales. 

Thea Alexander ... que, por medio de sus escritos, se atrevió a despertarme a la posibilidad de expresar sin límite el afecto humano, sin hacer daño, sin agendas ocultas, sin celos amargos, y sin necesidades ni expectativas. Ha reencendido en el mundo el incansable espíritu de amor sin límites y nuestro deseo más natural de celebración sexual, haciéndolo nuevamente maravilloso, hermoso e inocentemente puro.

Robert Rimmer ... que ha hecho exactamente lo mismo.

Warren Spahn ... que me enseñó que alcanzar la excelencia en cualquier área de la vida significa establecer los estándares más altos y rehusar retroceder ante ellos; exigir lo máximo de sí mismo, aunque aceptar lo menos apenas se notara (quizás, especialmente entonces). Un héroe deportivo de primera magnitud, un héroe bajo fuego en el campo de batalla, y un héroe de la vida que nunca titubeó en su entrega a la excelencia, sin importar cuánto trabajo se necesitara para hacer eso.

Jimmy Cater ... que insiste valientemente en jugar a la política internacional sin jugar a la política, pero viniendo de su corazón y de lo que él sabe, bajo la ley más elevada, que es correcto. Un soplo de aire tan fresco que este rancio mundo apenas ha sabido saber qué hacer con él.

Shirley MacLaine ... que ha demostrado que el intelecto y el entretenimiento no son mutuamente excluyentes; que podemos elevarnos por encima de lo bajuno y lo banal y el mínimo común denominador. Insiste en que podemos hablar de las cosas más grandes así como de las más pequeñas; de las cosas más pesadas como de las más ligeras; de las cosas más profundas como de las más superficiales. Está luchando para elevar el nivel de nuestro discurso y así, el de nuestra conciencia; usar constructivamente su enorme influencia en el mercado de ideas.

Oprah Winfrey ... que está haciendo exactamente lo mismo.

Steven Spielberg ... que está haciendo exactamente lo mismo.

George Lucas ... que está haciendo exactamente lo mismo.

Ron Howard ... que está haciendo exactamente lo mismo.

Hugh Downs ... que está haciendo exactamente lo mismo.

Y Gene Roddenberry ... cuyo espíritu puede escuchar esto ahora y está sonriendo ... porque él mostró el camino en gran parte de esto; arriesgó la jugada; caminó hasta el borde; a la verdad, fue hasta donde nadie había ido antes.

Estas personas son tesoros, como lo somos todos. Sin embargo, a diferencia de algunos de nosotros, han elegido dar del tesoro de su personalidad a una escala enorme; arriesgarlo todo, perder su privacidad y trastornar su mundo personal para siempre para dar de quienes realmente son. Ni siquiera han sabido si el regalo que tenían que hacer sería recibido. Aun así, lo dieron.

Se los agradezco por eso. Gracias a todos. Mi vida ha sido enriquecida por ustedes.
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