CONVERSACIONES CON DIOS
LIBRO 2
CAPÍTULO 14
____________________________________________________________
Estoy confundido. ¿Podemos
retroceder un poquito?
Parece haber
algo de información contradictoria. Tenía la impresión de que dijiste que, algunas veces, la mejor
ayuda que podemos
dar a la gente es dejarlos en paz. Luego, tuve la impresión de que estabas diciendo que nunca se debe
ayudar a alguien si uno
ve que esa persona necesita ayuda. Estas dos
afirmaciones parecen discrepar entre sí.
Permíteme aclararte lo que piensas sobre
esto.
Nunca ofrezcas la clase de ayuda que despoja a alguien
de sus derechos. Nunca insistas en ofrecer una ayuda que
tú crees que es necesaria. Deja que la persona
necesitada o las personas necesitadas conozca o conozcan
todo lo que tú tienes para dar - luego escucha lo que
ellos quieren; ve lo que están listos para recibir.
Ofrece la ayuda que es deseada. A menudo, la persona o
las personas dirán o mostrarán por medio de su conducta
que sólo quieren ser dejadas en paz. A pesar de lo que
tú crees que te gustaría dar, dejarlas en paz podría ser
el mejor regalo que puedes ofrecer entonces.
Si, en alguna ocasión posterior, algo más es querido o
deseado, se te hará notar si lo tienes para darlo. Si lo
es, entonces dalo.
Pero esfuérzate por no dar nada que afecte los derechos
ajenos. Lo que afecta los derechos ajenos es lo que
promueve o produce dependencia.
En verdad, siempre hay alguna manera en que se puede
ayudar a otros, lo que aumenta el poder de aquéllos.
Ignorar completamente los apuros del que realmente busca
tu ayuda no es la respuesta, pues hacer demasiado poco
no habilita al otro más que hacer demasiado. Para ser de
conciencia más elevada, puede que no ignores
deliberadamente los apuros legítimos de hermanos o
hermanas, diciendo que dejar que se "cuezan en su propio
caldo" es el mejor regalo que se les puede dar. Esa
actitud es auto justificación y arrogancia al más alto
nivel. Apenas le permite a uno justificar el hecho de no
involucrarse.
Nuevamente, te refiero a la vida de Jesús y a sus
enseñanzas. Porque fue Jesús el que te dijo que yo les
diría a los que estuvieran a mi derecha: Venid benditos
de mi Padre, heredad el reino que he preparado para
vosotros.
Porque tuve hambre, y me dísteis de comer. Tuve sed, y
me dísteis de beber. Fui forastero, y me recogísteis.
Estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinísteis a mí. Entonces
ellos me dirán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te
sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo
te vimos forastero, o en la cárcel, y vinimos a ti?
Y yo les responderé, diciendo: De cierto os digo que, en
cuanto lo hicísteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicísteis.
Esta es mi verdad, y todavía permanece por todos los
siglos.
________________________________________________________________________________________________