CONVERSACIONES
CON DIOS
LIBRO
2
CAPÍTULO 1
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Gracias por venir. Gracias
por estar aquí.
Es verdad que usted
está aquí por cita. Pero, aun así, habría podido no
aparecerse. Habría podido decidir no venir. En su
lugar, decidió estar aquí a la hora convenida, en el
lugar convenido, para que este libro cayera en sus
manos. Así que, gracias.
Ahora bien, si usted hizo
esto subconscientemente, sin saber siquiera lo que
estaba haciendo ni por qué, algo de esto puede que sea
un misterio para usted, y puede que sea apropiado un
poco de explicación.
Comencemos haciéndole notar que
este libro ha llegado a su vida en el momento correcto y
perfecto. Posiblemente no lo sepa ahora, pero cuando usted
termine con la experiencia que está guardada para usted, lo
sabrá absolutamente. Todo ocurre en perfecto orden, y la
llegada de este libro a su vida no es excepción.
Lo que usted tiene aquí es lo
que ha estado buscando, lo que ha estado anhelando, durante
largo tiempo. Lo que usted tiene aquí es su más reciente y
verdadero contacto con Dios - y para algunos de
ustedes, quizás su primer contacto.
Este es un contacto, y muy
real.
Dios va a tener una real conversación con usted
ahora, por medio de mí. Hace unos pocos años, yo no habría
dicho esto. Lo estoy diciendo ahora porque ya he tenido un
diálogo como ese, y por lo tanto sé que tal cosa es posible.
No sólo es posible, sino que está ocurriendo todo el tiempo,
aquí mismo, ahora mismo.
Lo importante es que, en
parte, usted ha hecho que suceda esto, de la misma manera
que ha hecho que este libro esté en sus manos en este
momento. Todos somos causantes de crear los sucesos de
nuestras vidas y somos co-creadores con el Único Gran
Creador en la producción de cada una de las circunstancias
que condujeron a esos sucesos.
Mi primera experiencia de hablar
con Dios en nombre de usted ocurrió en 1992-1993. Había
escrito una airada carta a
Dios, preguntándole por qué mi vida se había convertido en
un monumento a la lucha y al fracaso. En todo, desde mis relaciones románticas hasta la obra de mi vida, mis interacciones con mis hijos y mi salud - en todo - no había
experimentado nada sino luchas y fracasos. Mi carta a Dios
exigía saber por qué - y qué se necesitaba para hacer que mi
vida funcionara.
Para mi asombro, esa
carta fue respondida.
Cómo fue respondida y cuáles
fueron esas respuestas, se convirtió en un libro, publicado
en mayo de 1995 bajo el título de Conversaciones con Dios,
Libro 1. Usted quizás haya oído hablar de él o quizás hasta
lo haya leído. Si es así, no necesita ningún preámbulo adicional para este
libro.
Si no está familiarizado con el primer libro,
espero que pronto lo esté, porque el Libro 1 bosqueja en
mucho mayor detalle cómo comenzó todo esto y responde muchas
preguntas acerca de nuestras vidas personales - preguntas
sobre dinero, amor, sexo, Dios, salud y enfermedad, comer,
relaciones, "buenas obras", y muchos otros aspectos de
nuestra experiencia día tras día - que no son tocados aquí.
Si hay un regalo que yo quisiera pedirle a Dios que
le hiciera al mundo en esta ocasión sería la información del
Libro 1. Como era de esperarse ("Aun antes de que preguntes,
yo habré respondido"), Dios ya lo habría hecho.
Así que espero que, después de leer este libro (o
quizás aun antes de haber terminado de leerlo), usted elija
leer el primero. Todo es una cuestión de elección, tal como
Elección Pura lo ha llevado a usted a estas palabras en este
momento. Tal como Elección Pura ha creado cada una de las
experiencias que usted jamás tuvo. (Un concepto que se
explica en ese mismo libro).
Estos primeros párrafos del Libro 2 fueron escritos
en marzo de 1996 para proporcionar una breve introducción a
la información que sigue. Como en el Libro 1, el proceso por
medio del cual esta información "llegó" fue exquisitamente
sencillo. En una página en blanco, yo simplemente escribía
una pregunta - cualquiera - ... por lo general, la primera
que me venía a la cabeza - y no bien era escrita la
pregunta, la respuesta se formaba en mi cabeza, como si
Alguien estuviera susurrando en mi oído. ¡Estaba tomando
dictado!
Con la excepción de estas pocas líneas iniciales,
todo el material de este libro fue puesto en papel entre la
primavera de 1993 y poco más de un año después. Me gustaría
presentárselo ahora, de la misma manera que salió de mí y me
fue entregado a mí ...
Es domingo de Pascua de Resurrección en 1993, y -
según las instrucciones recibidas - estoy aquí. Estoy aquí,
lápiz en mano, bloque de escribir delante de mí, listo para
comenzar. Supongo que debo decirles que Dios me pidió que
estuviera aquí. Teníamos una cita. Vamos a comenzar - hoy -
el Libro 2, el segundo de una trilogía que Dios y yo y usted
estamos experimentando juntos. Todavía no tengo ni idea de
lo que este libro va a decir, ni siquiera de los temas
específicos que el libro comentará. Eso es porque no hay
ningún plan para este libro en mi cabeza. No puede haberlo.
Yo no soy el que decide los temas que se tratarán. Es Dios.
El domingo de Pascua de 1992 - hoy hace un año -
Dios inició un diálogo conmigo. Sé que eso suena ridículo,
pero es lo que pasó. No hace mucho, ese diálogo terminó. Se
me dieron instrucciones para tomar un descanso ... pero
también se me dijo que tenía una "cita" para regresar a esta
conversación en el día de hoy.
Usted también tiene una cita. Está asistiendo a
ella ahora mismo. Tengo claro que este libro se está
escribiendo, no sólo para mí, sino para usted por medio de
mí. Aparentemente, usted ha estado buscando a Dios - y la
palabra de Dios - durante un tiempo muy largo. Yo también.
Hoy hallaremos a Dios juntos. Esa es siempre la
mejor manera de hallar a Dios. Juntos. Separados, nunca
hallaremos a Dios. Quiero decir eso de dos maneras. Quiero
decir que nunca hallaremos a Dios mientras estemos
separados. Porque el primer paso para descubrir que no
estamos separados de Dios es descubrir que no estamos
separados el uno del otro. Hasta que sepamos y reconozcamos
que todos nosotros somos Uno, no podremos saber y reconocer
que nosotros y Dios somos uno.
Dios no está jamás separado de nosotros, y nosotros
sólo pensamos que estamos separados de Dios.
Es un error común. También
pensamos que estamos separados los unos de los otros. Así,
he descubierto que la manera más rápida de "hallar a Dios"
es hallarnos los unos a los otros. Dejar de ocultarnos los unos de los otrs. Y, por supuesto, dejar de
ocultarnos de nosotros mismos.
La manera más rápida de dejar de ocultarnos es decir la verdad. A todo el
mundo. Todo el tiempo.
Comience a decir la verdad
ahora, y no se detenga nunca. Comience diciéndose la verdad
a sí mismo acerca de sí mismo. Luego, dígase a sí mismo la
verdad acerca de otra persona. Después, dígale a otro la
verdad sobre usted mismo. Luego, dígale a ese otro la verdad
acerca de otro. Finalmente, dígale la verdad a todos acerca
de todo.
Estos son los cinco niveles de decir la verdad.
Este es el quíntuple camino a la libertad. La verdad os hará
libres. Este libro trata de la verdad. No mi verdad. La
verdad de Dios. Nuestro diálogo inicial - el de Dios y el
mío - terminó hace apenas un mes. Supongo que éste seguirá
el mismo camino del primero. Es decir, yo pregunto y Dios
responde. Creo que me detendré, y le preguntaré a Dios ahora
mismo.
Dios - ¿Es así como va a tener
lugar?
Sí.
Eso pensé.
Excepto que, en este libro, yo
mismo suscitaré algunos temas, sin que tú los pidas. Como
sabes, no hice mucho de eso en el primer libro.
Sí. ¿Por qué estás añadiendo ese rasgo aquí?
Porque este libro se está
escribiendo a solicitud mía. Te lo pedí aquí - como lo has
señalado. El primer libro era un proyecto que tú mismo
iniciaste. Con el primer libro, tenías una agenda. Con este
libro, no tienes ninguna agenda, excepto para hacer mi
voluntad.
Sí. Eso es correcto.
Ese, Neale, es un lugar muy bueno para
estar. Espero que tú - y otros - vayan a ese lugar a menudo.
Pero yo creía que tu voluntad era mi voluntad.
¿Cómo puedo no hacer tu voluntad si es la misma que la mía?
Esa es una pregunta intrincada -
y no es un mal lugar para comenzar; no es un mal lugar en
absoluto para que comencemos este diálogo. Retrocedamos
algunos pasos. Yo nunca dije que mi voluntad era la tuya.
Sí. ¡Lo has hecho! En el último libro, me dijiste muy claramente: "Tu voluntad es mi
voluntad".
Ciertamente. Pero no son la misma cosa.
¿No? Podrías haberme engañado.
Cuando digo "Tu voluntad es mi
voluntad", no es lo mismo que decir mi voluntad es tu
voluntad.
Si hicieras mi voluntad todo el tiempo, no te
quedaría nada más por hacer para alcanzar la iluminación. El
proceso habría terminado. Ya estarías allí.
Un día de no hacer nada, excepto mi voluntad, te
traería la iluminación. Si hubieras estado haciendo mi
voluntad todos los años que has estado vivo, apenas
necesitarías involucrarte en este libro ahora mismo.
Así que es claro que no has estado haciendo mi
voluntad. En realidad, la mayor parte del tiempo ni siquiera
has conocido mi voluntad.
¿No?
No.
Entonces, ¿por qué no me dices cuál es?
Lo hago. Pero no quieres oír. Y
cuando oyes, en realidad no escuchas. Y cuando sí escuchas, no
crees lo que estás escuchando. Y cuando sí crees lo que estás
escuchando, no sigues instrucciones de todos modos.
Así que decir que mi voluntad es
tu voluntad es demostrablemente inexacto.
Por otra parte, tu voluntad es mi voluntad. Primero,
porque yo la conozco. Segundo, porque la acepto. Tercero,
porque la alabo. Cuarto, porque la amo. Quinto, porque la
poseo y la llamo mía propia.
Esto significa que tienes libre albedrío
para hacer lo que desees. - y que yo hago mía tu voluntad por
medio del amor incondicional. Ahora bien, para que mi voluntad
sea tuya, tendrías que hacer lo mismo.
Primero, tendrías que conocerla. Segundo, tendrías
que aceptarla. Tercero, tendrías que alabarla. Cuarto,
tendrías que amarla. Finalmente, tendrías que llamarla tuya
propia.
En la historia entera de tu
raza, sólo unos pocos han llegado a hacer esto
consistentemente. Un puñado de otros lo han hecho casi
siempre. Muchos lo han hecho en gran medida. Un gran número de
personas lo han hecho de tiempo en tiempo. Y casi todos lo han
hecho en raras ocasiones - aunque algunos no lo han hecho
nunca en absoluto.
¿En qué categoría estoy yo?
¿Importa? ¿En qué categoría
quieres estar de ahora en adelante? ¿No es ésa la pregunta
pertinente?
Sí.
¿Y tu respuesta?
Me gustaría estar en la primera categoría. Me
gustaría conocer to voluntad y cumplirla todo el tiempo.
Eso es loable, digno de elogio,
y probablemente imposible.
¿Por qué?
Porque todavía tienes demasiado
que crecer antes de que puedas afirmar eso. Pero te digo esto:
Podrías afirmar eso, podrías trasladarte a la divinidad en
este instante si eligieras hacerlo. Tu crecimiento no necesita
requerir tanto tiempo.
Entonces, ¿por qué ha requerido tanto tiempo?
Cierto. ¿Por qué lo ha requerido? ¿Qué
estás esperando? Seguramente no creerás que soy yo el que te
está sujetando.
No. Tengo claro que
yo mismo me estoy sujetando.
Bien. Claridad es el primer paso hacia la maestría.
Me gustaría alcanzar la maestría. ¿Cómo puedo hacer
eso?
Continúa leyendo este libro. Es exactamente allí adonde te
estoy llevando.
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