¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?
Richard Elliot Friedman

CAPÍTULO 5

EN LA CORTE DEL REY JOSÍAS

El libro que el sacerdote Hilcías dijo que había hallado en el templo en 622 A. C. era Deuteronomio.

Éste no era un descubrimiento nuevo. Los padres de la iglesia primitiva, incluyendo a Jerónimo, decían que el libro que se le leyó al rey Josías era Deuteronomio. Thomas Hobbes, el primer investigador moderno en argüir que la mayor parte del Pentateuco no había sido escrita por Moisés, también dijo que lo que Josías escuchó fue el código de leyes de Deuteronomio. Hobbes todavía afirmaba que, en realidad, Deuteronomio había sido escrito por el propio Moisés, que había estado perdido durante mucho tiempo, y que Hilcías lo había redescubierto. Pero investigadores posteriores negaron eso.

En Alemania, en 1805, W. M. De Wette investigó el origen de Deuteronomio. Arguyó que Deuteronomio era el libro que Hilcías le habia entregado al rey Josías. Pero De Wette negó que el libro hubiese sido escrito por Moisés. Dijo que Deuteronomio no era un antiguo libro mosaico que había estado perdido por largo tiempo y que luego había sido hallado por el sacerdote Hilcías. En su lugar, De Wette dijo que Deuteronomio había sido escrito no mucho tiempo antes de haber sido "encontrado" en el templo, y que lo de haber sido "hallado" no era sino una charada. El libro había sido escrito para proporcionar una base para la reforma religiosa de Josías.

Por ejemplo, el primer mandamiento del código de leyes de Deuteronomio es hacer sacrificios para Dios en un solo lugar. Josías hizo exactamente eso. Derribó todos los lugares de culto fuera del templo. Pero, como resultado de esto, toda la influencia y los ingresos de la religión convergieron hacia el sacerdocio del templo de Jerusalén, y había sido un sacerdote del templo de Jerusalén el que había hallado el libro.

¿Era la centralización del culto una antigua práctica que se había perdido algunas generaciones antes de Josías? ¿O era algo nuevo, concebido por los sumos sacerdotes de la propia época de Josías para justificar una reforma religiosa que servía sus popios intereses?

De Wette señaló que, en los libros de Samuel y Reyes, las primeras figuras de la historia de Israel no conocen nada de ninguna ley de centralización. Samuel, el profeta-sacerdote-juez que unge a Saúl y a David, sacrifica en más de un lugar. Los tres primeros reyes, Saúl, David y Salomón, también sacrifican en altares en varios lugares. Sin embargo, el texto de la historia en los libros de Samuel y Reyes no critica en absoluto a Samuel, Saúl, David y Salomón por esto. De Wette llegó a la conclusión de que, desde el período más temprano de la historia del pueblo en el territorio, no había ninguna evidencia de la existencia de una ley requiriendo que el culto se efectuara en un sólo lugar central.

Por la ley de centralización y otras cosas, De Wette concluyó que el libro de Deuteronomio no era un documento que había estado perdido por largo tiempo, sino más bien que había sido escrito no mucho tiempo antes de ser "descubierto" por Hilcías. Aunque puede haber sido escrito con propósitos legítimos, fue falsamente atribuido a Moisés. De Wette se refirió a él con el nombre de "fraude piadoso".

"Fraude piadoso" es un lenguaje fuerte para ser usado acerca de una parte de la Biblia. Lo de "piadoso" suaviza el impacto de "fraude", pero sólo ligeramente. ¿Compuso Hilcías o alguien de su círculo un libro y luego hizo ver que lo había encontrado para engañar al rey y hacer que lo apoyara? ¿O tanto el rey como Hilcías planearon la composición y el descubrimiento del libro para sus mutuos propósitos? ¿O fue el libro compuesto realmente antes de la época de Josías e Hilcías, y sólo dado a conocer y puesto en vigor por ellos?

Para obtener respuestas e identificar autores, debemos saber más específicamente lo que se escribió en el rollo que se le leyó al rey Josías. Necesitamos ver más evidencia de que era Deuteronomio, y tenemos que saber lo que contiene el libro de Deuteronomio.

Y NO SÓLO DEUTERONOMIO

El libro de Deuteronomio es presentado como el discurso de despedida de Moisés antes de morir. Tiene lugar en las llanuras de Moab, al otro lado del río Jordán desde la tierra prometida. Moisés y el pueblo han llegado allí después de cuarenta años de viajar por el desierto. Moisés repasa los sucesos de los cuarenta años durante los cuales él y el pueblo se han conocido. Les da un  código de leyes con el cual vivir en la tierra nueva. Nombra a Josué como su sucesor. Luego asciende a una montaña desde la cual puede ver el territorio, y allí muere.

El primer avance clave en la búsqueda de la identidad de la persona que produjo este relato fue el reconocimiento de una relación especial entre Deuteronomio y los siguientes seis libros de la Biblia: Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes. Estos seis libros se conocen como los Profetas Anteriores.

En 1943, Martin Noth, un erudito bíblico alemán, demostró que había una fuerte unidad entre Deuteronomio y estos seis libros de los Profetas Anteriores. El lenguaje de Deuteronomio y partes de estos otros libros era demasiado similar para que fuese una coincidencia. Noth demostró que esta no era una colección suelta de escritos, sino una obra dispuesta con todo cuidado. Contaba una historia continua, un relato fluido de la historia del pueblo de Israel en su territorio. No había sido escrita por un solo autor. Contenía varias secciones, escritas por varias personas (como la Historia de la Corte de David, y las historias de Samuel). Sin embargo, el producto terminado era obra de una sola persona.

Esa persona era tanto escritora como editora. Este hombre (la persona era varón, como veremos) seleccionaba los relatos y otros textos que quería usar de las fuentes que tenía a su disposición. Ordenaba los textos, acortándolos o añadiéndoles. Insertaba comentarios ocasionales de su propia cosecha. Y escribía secciones introductorias que colocaba cerca del principio de la obra. En general, construyó una historia que se extendía desde Moisés hasta la destrucción del reino de Judá por los babilonios.

Para este hombre, Deuteronomio era el libro por excelencia. Construyó la obra de manera que las leyes de Deuteronomio se irguieran como el fundamento de la historia. Cuando clasificaba a los reyes de Israel y de Judá como "buenos a los ojos de Yahvé" o "malos a los ojos deYahvé", era según cuán obedientes habían sido a las leyes de Deuteronomio. Describía el destino entero de la nación como dependiente de cuán bien había guardado los mandamientos de Deuteronomio. El enlace entre Deuteronomio y los seis libros que le siguen parecía ser tan crucialmente integral que Noth se refería a la obra completa de siete libros como la historia deuteronómica.

El análisis de Noth y el término "historia deuteronómica" llegaron a ser ampliamente aceptados entre los investigadores. El asunto era fuerte. El primer libro de los Profetas Anteriores, el libro de Josué, comienza donde termina Deuteronomio. Desarrolla temas que se inician en Deuteronomio, y se refiere a cuestiones que primero se mencionan en Deuteronomio. Pasajes claves de Josué, Jueces, Samuel, y Reyes usan terminología que procede de Deuteronomio y se refieren a pasajes específicos de Deuteronomio.

Así, pues, la respuesta a la pregunta: "¿Quién escribió Deuteronomio?" también debería decirnos quién produjo otros seis libros de la Biblia.

EL PACTO

La historia deuteronómica abarca el período desde Moisés hasta el fin del reino. Presenta los últimos días de Moisés, tiene relatos de la conquista del territorio, relatos de los jueces, los reyes, la división del país entre Israel y Judá, la caída de Israel, y finalmente la caída de Judá. Es una fabulosa colección de relatos: batallas, romances, milagros, política. Es historia, pero contada desde una perspectiva religiosa. Específicamente, ¿qué es la perspectiva religiosa? El historiador deuteronómico presenta su historia consistentemente en términos de pacto. Describe la suerte de los reyes y del pueblo como dependiente de cuán fielmente guardan ellos sus pactos con Dios.

Es difícil sobreestimar la importancia de los pactos en la Biblia. En la tradición cristiana, los nombres mismos Antiguo Testamento y Nuevo Testamento reflejan esta importancia, pues la palabra latina Testamentum significa "pacto". Además de la importancia teológica, literaria, e histórica de los pactos bíblicos, éstos proporcionan evidencia que ayuda en la búsqueda de quiénes escribieron la Biblia.

En la Biblia, los pactos son contratos escritos entre Dios y los seres humanos. Son redactados según la forma y la terminología normal usada en documentos legales en el antiguo Cercano Oriente. J describe un pacto entre Dios y Abraham. Tanto J como E describen un pacto entre Dios y el pueblo de Israel al pie del Monte Sinaí (u Horeb) en tiempos de Moisés. En el libro de Deuteronomio, se entiende que el pacto mosaico significa, no sólo las leyes dadas en Sinaí/Horeb, sino también las leyes que Yahvé dio a Moisés en las llanuras de Moab al final de los cuarenta años de viajar por el desierto. En otras palabras, incluye las leyes de Deuteronomio. Más adelante  en la historia deuteronómica, entra otro pacto: el pacto entre Dios y el rey David. Este pacto proporcionó un indicio concerniente a la identidad del historiador deuteronómico.

De acuerdo con 2 Samuel 7, Dios promete a David que, como recompensa por su lealtad, David y sus descendientes gobernarán el reino para siempre. El predecesor de David, el rey Saúl, muere, y el hijo de Saúl, Isbaal, es asesinado y jamás reemplazado por ningún otro miembro de la familia de Saúl. Pero David recibe una promesa divina de que su hijo, su nieto, y su biznieto, etc., ocuparán el trono continuamente. La promesa dice inequívocamente:

Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 1

El mensaje es inconfundible: La dinastía de David ha de gobernar su reino para siempre. Siempre habrá un descendiente de David (un "davídico") en el trono. Aunque un rey davídico se conduzca inapropiadamente, puede ser que sufra por ello, pero él y su familia no perderán el trono. Esa es una promesa incondicional de parte de Dios.

El historiador deuteronómico explica la división del reino de David en la época de Roboam y Jeroboam a la luz de esta promesa. A causa de las ofensas de Salomón, su familia sufre la pérdida de las tribus del norte, pero la familia real no puede perder el trono por completo. Deben conservar al menos la tribu de Judá. De acuerdo con el historiador deuteronómico, cuando el profeta Ahías de Silo le dice a Jeroboam que Yahvé se propone quitarle el reino de Israel al hijo de Salomón, Roboam, y dárselo a Jeroboam, Ahías dice:

Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.2

Así, pues, de acuerdo con la tradición deuteronómica del pacto, aunque un rey de la casa de David hiciera lo malo, el trono, el reino, y su capital, Jerusalén, permanecerían seguros, para siempre.

El historiador deuteronómico nos recuerda este hecho varias veces en su historia. En su informe del nieto de David, Roboam,y el biznieto Abiam, el historiador critica a estos dos reyes. Dice que carecían de la fidelidad de David. Sin embargo, explica que pudieron sostenerse en su reino gracias a los términos del pacto davídico:

Abiam ... anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre. Mas, por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo depués de él, y sosteniendo a Jerusalén.3

En su informe sobre el tataratataranieto, el rey Joram, dice el historiador:

... e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.4 

Esta cuestión del pacto eterno con David es interesante por sí mismo, pero mi interés en ello para nuestro propósito actual es que dio lugar a un misterio en la historia deuteronómica. De acuerdo con Martin Noth, el historiador deuteronómico había construido una historia del pueblo que había transcurrido desde Moisés hasta la conquista de Judá por Babilonia. En la conquista, el emperador babilonio había matado a los hijos del rey davídico Sedequías, lo había cegado, y se lo había llevado encadenado a Babilonia. El reino de David había caído. Ahora la pregunta es: ¿Por qué el historiador deuteronómico, una persona que había visto la caída del rey, escribiría una obra diciendo que Yahvé jamás quitaría el reino a Judá, aunque el rey "cometiera crímenes", "hiciera lo malo a los ojos de Yahvé" y "su corazón no fuera íntegro con Yahvé"? ¿Por qué una persona, que había visto la caída del reino, escribiría una obra diciendo que el reino era eterno? Estas no eran afirmaciones figuradas o apocalípticas de una clase distante, mesiánica, como las que se desarrollaron más tarde en el judaísmo y el cristianismo. En estos pasajes davídicos sobre el pacto, el contexto es la seguridad de reyes específicos sobre el trono de un reino existente. ¿Por qué escribiría eso alguien después de 587?

LA PRIMERA EDICIÓN

Estas preguntas fueron formuladas por el erudito bíblico estadounidense Frank Moore Cross de la Universidad de Harvard, en 1973.5 Cross razonó que difícilmente era probable que un individuo que había visto la destrucción del país se pusiera a desarrollar un tema sobre la eterna seguridad del país. Cross también apuntó a otra evidencia contra buscar al escritor deuteronómico en los años posteriores a la destrucción.

Moore se refería a un problema que investigadores anteriores también habían considerado como indicio. A veces, el escritor deteronomístico habla de cosas que existían "hasta hoy", cuando las cosas en cuestión existieron sólo mientras el reino existía. ¿Por qué alguien que escribió una historia, digamos, en 560 A.C., se referiría a algo diciendo que existía "hasta hoy", cuando ese algo había terminado en 587? Por ejemplo, 1 Reyes 8:8 se refiere a las varas que se usaban para levantar y transportar el arca. Dice allí que las varas fueron puestas dentro del templo de Salomón el día en que el templo fue dedicado y que "habían estado allí hasta hoy". ¿Por qué escribiría alguien estas palabras después de que el templo fue incendiado y destruido? Aunque las palabras no fueran suyas, sino que habían aparecido en una de sus fuentes, ¿por qué las dejaría allí? ¿Por qué no las eliminó? 6

Cross sugirió que la razón de estas aparentes contradicciones era que había habido dos ediciones de la historia deuteronómica. La edición original era de alguien que vivió durante el reino del rey Josías. Era un relato positivo, optimista, de la historia del pueblo, enfatizando la certeza del pacto davídico y creyendo que el reino prosperaría bajo Josías y sobreviviría en el futuro. Pero, después de la muerte de Josías, los desastrosos reinados de sus hijos, y la caída del reino, esta versión original de la historia nacional quedó anticuada. Eventos trágicos habían parecer irónico este optimismo, y hasta tonto. Así que alguien escribió una nueva edición de la historia después de la destrucción de 587.

La segunda edición era más o menos 95 por ciento la misma que la primera. La principal diferencia era que el editor añadió los últimos capítulos de la historia - los dos últimos capítulos del libro de 2 Reyes - que hacen un breve recuento de los últimos cuatro reyes de Judá. La historia actualizada ahora concluía con la caída de Judá. La persona que produjo la segunda edición de la historia deuteronómica también añadió algunos cortos pasajes a puntos anteriores en el texto, que le daban al texto más relevancia a la luz de la nueva situación histórica.

La primera edición se refería a cosas que existían "hasta hoy" porque, en la época de Josías, realmente existían todavía. El editor de la segunda edición no se molestó en eliminarlas simplemente porque no le interesaba. No estaba reescribiendo la historia entera ni buscando contradicciones que limpiar. Sólo estaba añadiendo el fin de la historia y unas pocas líneas al principio.

Si Cross tenía razón, entonces los investigadores habían estado buscando al deuteronomista en el momento y el lugar equivocados.

EN LA CORTE DEL REY JOSÍAS

¿Cuál es la evidencia para buscar al autor-editor de la versión original de la historia en la época de Josías? ¿Por qué no en el reino de Ezequías o en el de cualquiera de los otros reyes?

Primero que todo, ya había considerable evidencia para conectar el mismo libro de Deuteronomio con Josías, como Hobbes y De Wette lo habían demostrado hacía tiempo. El "libro de la Torá" que el sacerdote Hilcías encontró en el templo hacía mucho había sido identificado como Deuteronomio, o por lo menos, como el código de leyes de Deuteronomio (capítulos 12-26).

Cross también señaló como factor la longitud del texto que trataba de Josías. En la historia deuteronómica, hay dos capítulos completos que tratan de este rey, aunque hubo otros reyes que vivieron más tiempo e hicieron más. Su reforma fue de corta duración. Los libros de Jeremías, Ezequiel, 2 Reyes, y 2 Crónicas, todos indican que muchas de sus innovaciones fueron desechadas después de que murió. Por ejemplo, los lugares altos fueron reconstruidos. ¿Por qué, entonces, el énfasis en este rey en particular y su intento de reforma? Según Cross, porque él era el rey cuando la historia se escribió. Se escribió para que culminara con él.

Hay otra pieza de evidencia de que el escritor deuteronómico tenía un interés particular en el rey Josías. El texto mismo lo señala por nombre desde temprano en la historia. 1 Reyes 13 cuenta una historia acerca del rey Jeroboam. Recientemente, ha establecido los becerros de oro en Dan y en Bet-el. Va a Bet-el a celebrar una festividad, y sube al altar para quemar incienso. Entonces algo extraño sucede: 

He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso, aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.7

La referencia a Josías por nombre en un relato que tiene lugar trescientos años antes de que naciese es notable aun en un libro lleno de profecías y milagros. En la narrativa bíblica, no ocurre ningún otro caso de una predicción tan explícita de una persona, por nombre con tanta anticipación. Además, el escritor deuteronómico subraya de manera especial esta referencia má adelante en la historia. Al describir los incidentes de la reforma religiosa de Josías, el deuteronomista informa que Josías va a Bet-el y destruye el lugar alto y el altar que han estado allí desde los días de Jeroboam. Escribió:

Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, y el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó y lo hizo polvo ... Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto. Después dijo: ¿Qué monumento es éste que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el. Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos.8

No es sólo que el historiador deuteronómico ha puesto una predicción de Josías cerca del principio de la historia y un cumplmiento cerca del final. Este escritor coloca a cada uno de los reyes de ese período, tanto de Israel como de Judá, por debajo de Josías. Describe a cada uno de los reyes como bueno o como malo. La mayoría son malos. Los buenos todavía son imperfectos. Hasta David es criticado por su adulterio con Betsabé y por haber causado la muerte del esposo de ella para poder tenerla para sí. Hasta Ezequías es criticado por medio del profeta Isaías.9 El historiador deuteronómico califica a Josías, y solamente a él, como intachablemente bueno. Dice explícitamente:

No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma  de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.10

Así, pues, Cross arguyó que la edición original de la historia deuteronómica era la obra de alguien que vivió en tiempos de Josías, y la segunda edición era la obra de alguien que vivió después de la caída del reino. Cross llamó a la primera edición Dtr1 y a la segunda, Dtr2.

MOISÉS Y JOSÍAS   

Al principio, el análisis de Cross no fue aceptado ampliamente. El colega de Cross en Harvard, G. Ernest Wright, discrepó. Wright cuestionó la existencia de Dtr1 y Dtr2. No aceptó el argumento clave de Cross: que la idea deuteronómica de un pacto davídico eterno, incondicional, tenía que haber sido escrito antes de la caída del reino. Wright dudaba de que cualquier pacto pudiera ser completamente incondicional. Por ejemplo, si un rey llegaba hasta a adorar otros dioses, abandonando a Yahvé, ¿continuaría todavía en vigor la promesa de Dios de apoyar al rey?

Wright pidió a uno de sus estudiantes que trabajara en este asunto. El estudiante produjo un trabajo arguyendo que, en realidad, ningún pacto era completamente incondicional. Luego, Wright le pidió al estudiante que presentara el trabajo en un seminario del departamento. El seminario es un curso al que tienen que asistir todos los estudiantes y toda la facultad de Biblia del Departamento de Idiomas y Civilizaciones del Cercano Oriente. Cada semana, un estudiante diferente presenta un trabajo que luego debe enfrentar las críticas de sus pares de la facultad y los estudiantes. Este joven estudiante se encontró de pie entre dos gigantes. Yo era ese estudiante.

Hubo un final irónico. Ese día, yo defendí la posición del profesor Wright, pero en mis investigaciones años más tarde, encontré evidencia que me convenció de que Cross había tenido razón. La persona responsable de la producción de siete libros de la Biblia era alguien del reino de Josías. Hallé que esta persona diseñó deliberadamente su historia del pueblo para que culminara en Josías. Josías no sólo era bueno, y no sólo era importante. En la imagen de este escritor, Josías era, de muchas maneras, alguien comparable a Moisés mismo. Específicamente:

1.  Las palabras "ni después de él nació otro igual" sólo se han aplicado a dos personas en la Biblia: Moisés y Josías. La conclusion de Deuteronomio es: "Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés ...".11 El comentario final sobre Josías es: "...ni después de él nació otro igual".12 No se levantó ningún profeta como Moisés; no se levantó ningún rey como Josías.

2.  En Deuteronomio, Moisés le dice al pueblo: "Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas".13 Sólo una persona en la Biblia hebrea se descrita como habiendo cumplido esto: Josías. Deuteronomio dice que Josías fue "un rey que amó a Yahvé con todo su corazón, y toda su alma y todas sus fuerzas".14 Esta triple expresión no ocurre en ninguna parte del Antiguo Testamento, excepto en estos dos lugares.

3.  En Deuteronomio, Moisés dice que, en cuestiones difíciles de la ley, cuando no se está seguro qué curso tomar, se debe "inquirir" de los sacerdotes o del juez del lugar que Yahvé haya escogido, y luego se deben seguir cualesquiera instrucciones que ellos den.15 El deuteronomista presenta sólo un rey en una situación que alguna vez cumplió esto: Josías. Cuando el libro de la Torá que fue hallado se le leyó, le pregunta a una profetisa por medio del profeta Hilcías en Jerusalén, el lugar que Yahvé había escogido, qué camino tomar. Le dice a Hilcías: "Id y preguntad a Jehová por mí ...16

4.  En Deuteronomio, Moisés dice que, una vez que uno ha inquirido de los sacerdotes, debe hacer exactamente lo que ellos digan. Dice: "No te apartarás ni a diestra ni a siniestra".17 Moisés también dice en la ley del rey que el rey debe leer una copia de la ley todos los días de su vida "para que no se aparte del mandamiento ni a diestra ni a siniestra".18 La advertencia contra apartarse ni a diestra ni a siniestra ocurre en otros dos lugares de Deuteronomio y dos veces más en el libro de Josué. Nunc aocurre en ninguna otra parte de las Sagradas Escrituras, excepto en el caso de una persona, Josías. Lo primero que el historiador dice sobre Josías es: "Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda".19

5.  El libro de la Torá se menciona sólo en Deuteronomio, en Josué, y luego no se vuelve a mencionar en la Biblia hebrea, excepto en una historia: la de Josías. Moisés lo escribe, lo entrega a los sacerdotes, y dice: "Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca" ... . 20 El libro luego permanece cerca del arca y deja de ser un tema de contención en la historia hasta que, seiscientos años más tarde, el sacerdote Hilcías dice: "He encontrado el libro de la to en la casa de Yahvé".

6.  En Deuteronomio, al entregar Moisés el libro de la Torá a los sacerdotes, les indica que deben leer el libro en público cada siete años. Dice literalmente: "Léanlo a los oídos de ellos".21 Esta expresión de lerlo en público no ocurre nuevamente en la historia deuteronómica sino hasta la historia de Josías. Dice el historiador que el rey Josías reunió a todo el pueblo en Jerusalén, "y leyó en los oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová".22

7.  En Deuteronomio, Moisés describe lo que hizo con el becerro de oro que Aarón fabricó. Lo quemó, lo hizo pedazos, lo "convirtió en polvo", y arrojó el polvo a un arroyo seco (wadi). 23 En 2 Reyes, Josías va al altar y al lugar alto en Bet-el, el sitio del becerro de oro que Jeroboam había levantado. Josías quema el lugar alto y lo hace polvo. Así, el becerro de oro de Aarón y el becerro de oro de Jeroboam (o su lugar alto) sufren suertes similares. El escritor deteronomístico usó el lenguaje que describe las acciones de Moisés en Deuteronomio para describir las acciones de Josías en 2 Reyes. Manasés, el abuelo de Josías, había erigido una estatua de la diosa Asera en el templo. Josías quema la estatua, en un arroyo, y la hace polvo.24 Manasés y otros reyes judeos habían hecho altares. Josías hace añicos los altares y arroja sus cenizas a un wadi.25 La  expresión "hacer polvo" no ocurre en ninguna otra parte de la Biblia, excepto en los pasajes mencionados aquí. El historiador describe específicamente la acción de Josías en el lenguaje de las palabras y las obras de Moisés en Deuteronomio. Dice Moisés: "Derribaréis sus altares ... y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego ...".26 Josías derriba los altares y quema las imágenes de Asera.

8.  Finalmente, en Deuteronomio, Moisés se refiere repetidamente a la ley contra la fabricación de estatuas. Es uno de los Diez Mandamientos, que él cita.27 La cita varias veces más en otras partes del libro.28 Una estatua de una deidad pagana debe ser quemada.29 El mismo término "estatua" sólo ocurre algunas veces después de esto. Aparece sólo una vez en los cuatro libros de Samuel y Reyes, hasta que Manasés instala la estatua de Asera en el templo.30 Josías quita la estatua, y la quema.

Consideré la posibilidad de que la redacción de Deuteronomio y 2 Reyes fueran tan similares en todos estos casos simplemente porque éstas eran las palabras naturales para describir estas acciones. Pero ésta no era una explicación suficiente. Sólo algunos capítulos antes de Josías, en 2 Reyes, está la historia de la reforma de Ezequías.31 Ezequías lleva a cabo muchas de las mismas acciones que Josías ejecuta, o similares. Sin embargo, Ezequías y sus actividades se describen en un lenguaje diferente - un lenguaje que no repite las expresiones de las palabras y las acciones de Moisés. Por el contrario, el historiador deuteronómico pinta a Josías en colores especiales - colores mosaicos. Él es una combinación de lo que comenzó con Moisés. Sus acciones en sus días emulan las acciones de Moisés en sus propios días. Él es la esperanza de que el pacto que comenzó con Moisés se cumpla como nunca antes.

PARADA COMPLETA EN JOSÍAS

Para algunos, todo esto podría probar sólo que Josías era importante para el escritor deuteronómico, no que la obra terminaba originalmente en Josías. Para mí, el peso de toda la evidencia descrita hasta ahora indica que el rey Josías era más que sólo un personaje importante de una historia. El énfasis en el pacto eterno, los casos en que aparece la frase "hasta hoy", la longitud de la sección que trata de Josías, la predicción de Josías por nombre tres siglos antes de su nacimiento, la calificación totalmente positiva sólo de Josías de entre todos los reyes, los paralelos entre Moisés y Josías - el peso de todos estos factores arguye que el escritor tenía originalmente el propósito de que la obra culminara en Josías.

Además, encontré indicios en el texto de que una vez hubo una parada completa en Josías, y luego hubo una reanudación de la historia desde un diferente punto de vista después de su muerte.

La primera pista estaba en la calificación crítica de los reyes por parte del escritor. Desde este punto de vista, el factor más importante parece ser la centralización de la religión. La primera ley del código legal de Deuteronomio es que debe haber sólo un lugar de sacrificio, un lugar "en que Yahvé haya puesto su nombre".32 Por lo tanto, el escritor considera el establecimiento de los becerros de oro en Bet-el y Dan por Jeroboam un tremendo pecado. Describe a cada uno de los reyes diciendo que "hizo lo malo a los ojos de Yahvé", porque ninguno de ellos quitó los becerros. En cuanto a los reyes de Judá, describe a varios de ellos diciendo que "hicieron lo malo a los ojos de Yahvé" por varias ofensas - que siempre incluyen construir o conservar los "lugares altos" para el culto fuera de Jerusalén. Aunque describe a un rey de Judá diciendo que "hizo lo recto ante de los ojos de Yahvé", todavía dice; "excepto que no quitó los lugares altos".33 De todos los reyes de Israel y Judá, sólo dos no reciben esta crítica: Ezequías y Josías, los dos reyes de los cuales se dice que destruyeron los lugares altos.

El unico criterio consistente, aplicado a cada uno de los reyes, es la centralización de la religión. Pero, después de Josías, este criterio desaparece.

Los últimos dos capítulos de 2 Reyes ni siquiera mencionan los lugares altos. De acuerdo con los libros de los profetas Jeremías y Ezequiel, los lugares altos fueron reestablecidos en este período.34 Sin embargo, el autor deuteronómico no lo menciona, ni para alabar a ninguno de los cuatro últimos reyes por rechazar los lugares altos, ni para atacarlos por reconstruirlos.

Si toda la historia deuteronómica fuera obra de una sola persona, ¿por qué establecería este criterio y lo aplicaría a cada uno de los reyes, excepto a los últimos cuatro - precisamente los mismos cuatro durante cuyos reinados cayó el reino?

Eso no es lo único que cambia después de la historia de Josías. El rey David figura de manera fundamental en la historia deuteronómica. La mitad del libro de 1 Samuel, todo el libro de 2 Samuel, y los primeros capítulos de 1 Reyes tratan de la vida de David. La mayoría de los reyes que vienen después de él son comparados con él. El historiador dice explícitamente, varias veces, que, a causa del mérito de David, ni siquiera un rey malo de Judá puede perder el trono de la familia. Especialmente entre los últimos pocos reyes hasta el tiempo de Josías, el historiador nos recuerda a David. Compara a Josías mismo con David, diciendo: "Anduvo en todo el camino de David su padre".35 Compara al tatarabuelo de Josías, Acaz, su bisabuelo Ezequías, y su abuelo Manasés con David.36 En total, el nombre de David ocurre unas quinientas veces en la historia deuteronómica. Luego, en la historia de los últimos cuatro reyes, se detiene. El texto no compara a estos reyes con David. No se refiere al pacto davídico, menos explica por qué no salva el trono ahora de la manera en que lo hizo en los reinados de Salomón, Roboam, Ahijam, y Joram. Simplemente, no menciona a David en absoluto.

Así, pues, dos cosas comunes y cruciales en la historia deuteronómica - la centralización y David - desaparecen después de la sección de Josías.

Ahora bien, debemos tener cuidado de cómo interpretamos esto. El "argumento del silencio" debe ser usado cuidadosamente. Es decir, es más fuerte deducir evidencia de lo que dice un texto que de lo que no dice. En el caso actual, sin embargo, el argumento del silencio es sonoro. Cuando cada uno de los reyes es calificado con referencia a la centralización de la religión hasta Josías, pero no de allí en adelante; cuando David figura regular y esencialmente hasta el tiempo de Josías, pero no de allí en adelante, tenemos evidencia de una verdadera interrupción y n cambio de perspectiva que están conectados con ese rey. Y esto concuerda con todas las otras evidencias a favor de identificar una culminación y una interrupción en Josías. La evidencia indica que el autor-editor de la edición original de esta obra fue alguien que vivió durante el reinado de Josías. Y era alguien favorable a Josías.

Éste es el rastro de pistas que mis predecesores y yo seguimos a través de la Biblia para saber cuándo y dónde buscar a la persona que nos entregó Deuteronomio y los siguientes seis libros de la Biblia. Ahora sabemos cuándo: Alrededor del año 622 A.C. Y sabemos dónde: En Judá, casi seguramente en la ciudad de Jerusalén. La pregunta que todavía falta por resolver es: ¿Quién?


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