En Alemania,
en 1805, W. M. De Wette investigó el origen de
Deuteronomio. Arguyó que Deuteronomio era el libro
que Hilcías le habia entregado al rey Josías. Pero
De Wette negó que el libro hubiese sido escrito por
Moisés. Dijo que Deuteronomio no era un antiguo
libro mosaico que había estado perdido por largo
tiempo y que luego había sido hallado por el
sacerdote Hilcías. En su lugar, De Wette dijo que
Deuteronomio había sido escrito no mucho tiempo
antes de haber sido "encontrado" en el templo, y que
lo de haber sido "hallado" no era sino una charada.
El libro había sido escrito para proporcionar una
base para la reforma religiosa de Josías.
Por ejemplo,
el primer mandamiento del código de leyes de
Deuteronomio es hacer sacrificios para Dios en un
solo lugar. Josías hizo exactamente eso. Derribó
todos los lugares de culto fuera del templo. Pero,
como resultado de esto, toda la influencia y los
ingresos de la religión convergieron hacia el
sacerdocio del templo de Jerusalén, y había sido un
sacerdote del templo de Jerusalén el que había
hallado el libro.
¿Era la
centralización del culto una antigua práctica que se
había perdido algunas generaciones antes de Josías?
¿O era algo nuevo, concebido por los sumos
sacerdotes de la propia época de Josías para
justificar una reforma religiosa que servía sus
popios intereses?
De Wette
señaló que, en los libros de Samuel y Reyes, las
primeras figuras de la historia de Israel no conocen
nada de ninguna ley de centralización. Samuel, el
profeta-sacerdote-juez que unge a Saúl y a David,
sacrifica en más de un lugar. Los tres primeros
reyes, Saúl, David y Salomón, también sacrifican en
altares en varios lugares. Sin embargo, el texto de
la historia en los libros de Samuel y Reyes no
critica en absoluto a Samuel, Saúl, David y Salomón
por esto. De Wette llegó a la conclusión de que,
desde el período más temprano de la historia del
pueblo en el territorio, no había ninguna evidencia
de la existencia de una ley requiriendo que el culto
se efectuara en un sólo lugar central.
Por la ley de
centralización y otras cosas, De Wette concluyó que
el libro de Deuteronomio no era un documento que
había estado perdido por largo tiempo, sino más bien
que había sido escrito no mucho tiempo antes de ser
"descubierto" por Hilcías. Aunque puede haber sido
escrito con propósitos legítimos, fue falsamente
atribuido a Moisés. De Wette se refirió a él con el
nombre de "fraude piadoso".
"Fraude
piadoso" es un lenguaje fuerte para ser usado acerca
de una parte de la Biblia. Lo de "piadoso" suaviza
el impacto de "fraude", pero sólo ligeramente.
¿Compuso Hilcías o alguien de su círculo un libro y
luego hizo ver que lo había encontrado para engañar
al rey y hacer que lo apoyara? ¿O tanto el rey como
Hilcías planearon la composición y el descubrimiento
del libro para sus mutuos propósitos? ¿O fue el
libro compuesto realmente antes de la época de
Josías e Hilcías, y sólo dado a conocer y puesto en
vigor por ellos?
Para obtener
respuestas e identificar autores, debemos saber más
específicamente lo que se escribió en el rollo que
se le leyó al rey Josías. Necesitamos ver más
evidencia de que era Deuteronomio, y tenemos que
saber lo que contiene el libro de Deuteronomio.
Y NO SÓLO
DEUTERONOMIO
El libro de
Deuteronomio es presentado como el discurso de
despedida de Moisés antes de morir. Tiene lugar en
las llanuras de Moab, al otro lado del río Jordán
desde la tierra prometida. Moisés y el pueblo han
llegado allí después de cuarenta años de viajar por
el desierto. Moisés repasa los sucesos de los
cuarenta años durante los cuales él y el pueblo se
han conocido. Les da un código de leyes con el
cual vivir en la tierra nueva. Nombra a Josué como
su sucesor. Luego asciende a una montaña desde la
cual puede ver el territorio, y allí muere.
El primer
avance clave en la búsqueda de la identidad de la
persona que produjo este relato fue el
reconocimiento de una relación especial entre
Deuteronomio y los siguientes seis libros de la
Biblia: Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 Reyes.
Estos seis libros se conocen como los Profetas
Anteriores.
En 1943,
Martin Noth, un erudito bíblico alemán, demostró que
había una fuerte unidad entre Deuteronomio y estos
seis libros de los Profetas Anteriores. El lenguaje
de Deuteronomio y partes de estos otros libros era
demasiado similar para que fuese una coincidencia.
Noth demostró que esta no era una colección suelta
de escritos, sino una obra dispuesta con todo
cuidado. Contaba una historia continua, un relato
fluido de la historia del pueblo de Israel en su
territorio. No había sido escrita por un solo autor.
Contenía varias secciones, escritas por varias
personas (como la Historia de la Corte de David, y
las historias de Samuel). Sin embargo, el producto
terminado era obra de una sola persona.
Esa persona
era tanto escritora como editora. Este hombre (la
persona era varón, como veremos) seleccionaba los
relatos y otros textos que quería usar de las
fuentes que tenía a su disposición. Ordenaba los
textos, acortándolos o añadiéndoles. Insertaba
comentarios ocasionales de su propia cosecha. Y
escribía secciones introductorias que colocaba cerca
del principio de la obra. En general, construyó una
historia que se extendía desde Moisés hasta la
destrucción del reino de Judá por los babilonios.
Para este
hombre, Deuteronomio era el libro por excelencia.
Construyó la obra de manera que las leyes de
Deuteronomio se irguieran como el fundamento de la
historia. Cuando clasificaba a los reyes de Israel y
de Judá como "buenos a los ojos de Yahvé" o "malos a
los ojos deYahvé", era según cuán obedientes habían
sido a las leyes de Deuteronomio. Describía el
destino entero de la nación como dependiente de cuán
bien había guardado los mandamientos de
Deuteronomio. El enlace entre Deuteronomio y los
seis libros que le siguen parecía ser tan
crucialmente integral que Noth se refería a la obra
completa de siete libros como la historia deuteronómica.
El análisis de
Noth y el término "historia deuteronómica" llegaron
a ser ampliamente aceptados entre los
investigadores. El asunto era fuerte. El primer
libro de los Profetas Anteriores, el libro de Josué,
comienza donde termina Deuteronomio. Desarrolla
temas que se inician en Deuteronomio, y se refiere a
cuestiones que primero se mencionan en Deuteronomio.
Pasajes claves de Josué, Jueces, Samuel, y Reyes
usan terminología que procede de Deuteronomio y se
refieren a pasajes específicos de Deuteronomio.
Así, pues, la respuesta a la
pregunta: "¿Quién escribió Deuteronomio?" también
debería decirnos quién produjo otros seis libros
de la Biblia.
EL PACTO
La historia
deuteronómica abarca el período desde Moisés hasta
el fin del reino. Presenta los últimos días de
Moisés, tiene relatos de la conquista del
territorio, relatos de los jueces, los reyes, la
división del país entre Israel y Judá, la caída de
Israel, y finalmente la caída de Judá. Es una
fabulosa colección de relatos: batallas, romances,
milagros, política. Es historia, pero contada desde
una perspectiva religiosa. Específicamente, ¿qué es
la perspectiva religiosa? El historiador
deuteronómico presenta su historia consistentemente
en términos de pacto.
Describe la suerte de los reyes y del pueblo como
dependiente de cuán fielmente guardan ellos sus
pactos con Dios.
Es difícil
sobreestimar la importancia de los pactos en la
Biblia. En la tradición cristiana, los nombres
mismos Antiguo Testamento
y Nuevo Testamento
reflejan esta importancia, pues la palabra latina Testamentum
significa "pacto". Además de la importancia
teológica, literaria, e histórica de los pactos
bíblicos, éstos proporcionan evidencia que ayuda en
la búsqueda de quiénes escribieron la Biblia.
En la Biblia,
los pactos son contratos escritos entre Dios y los
seres humanos. Son redactados según la forma y la
terminología normal usada en documentos legales en
el antiguo Cercano Oriente. J describe un pacto
entre Dios y Abraham. Tanto J como E describen un
pacto entre Dios y el pueblo de Israel al pie del
Monte Sinaí (u Horeb) en tiempos de Moisés. En el
libro de Deuteronomio, se entiende que el pacto
mosaico significa, no sólo las leyes dadas en
Sinaí/Horeb, sino también las leyes que Yahvé dio a
Moisés en las llanuras de Moab al final de los
cuarenta años de viajar por el desierto. En otras
palabras, incluye las leyes de Deuteronomio. Más
adelante en la historia deuteronómica, entra
otro pacto: el pacto entre Dios y el rey David. Este
pacto proporcionó un indicio concerniente a la
identidad del historiador deuteronómico.
De acuerdo con
2 Samuel 7, Dios promete a David que, como
recompensa por su lealtad, David y sus descendientes
gobernarán el reino para siempre. El predecesor de
David, el rey Saúl, muere, y el hijo de Saúl,
Isbaal, es asesinado y jamás reemplazado por ningún
otro miembro de la familia de Saúl. Pero David
recibe una promesa divina de que su hijo, su nieto,
y su biznieto, etc., ocuparán el trono
continuamente. La promesa dice inequívocamente:
Y será
afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de
tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
1
El mensaje es
inconfundible: La dinastía de David ha de gobernar
su reino para siempre. Siempre habrá un descendiente
de David (un "davídico") en el trono. Aunque un rey
davídico se conduzca inapropiadamente, puede ser que
sufra por ello, pero él y su familia no perderán el
trono. Esa es una promesa incondicional de parte de
Dios.
El historiador
deuteronómico explica la división del reino de David
en la época de Roboam y Jeroboam a la luz de esta
promesa. A causa de las ofensas de Salomón, su
familia sufre la pérdida de las tribus del norte,
pero la familia real no puede perder el trono por
completo. Deben conservar al menos la tribu de Judá.
De acuerdo con el historiador deuteronómico, cuando
el profeta Ahías de Silo le dice a Jeroboam que
Yahvé se propone quitarle el reino de Israel al hijo
de Salomón, Roboam, y dárselo a Jeroboam, Ahías
dice:
Pero quitaré
el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las
diez tribus. Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo
David tenga lámpara todos los días delante de
mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner
en ella mi nombre.2
Así, pues, de
acuerdo con la tradición deuteronómica del pacto,
aunque un rey de la casa de David hiciera lo malo,
el trono, el reino, y su capital, Jerusalén,
permanecerían seguros, para siempre.
El historiador
deuteronómico nos recuerda este hecho varias veces
en su historia. En su informe del nieto de David,
Roboam,y el biznieto Abiam, el historiador critica a
estos dos reyes. Dice que carecían de la fidelidad
de David. Sin embargo, explica que pudieron
sostenerse en su reino gracias a los términos del
pacto davídico:
Abiam ...
anduvo en todos los pecados que su padre había
cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto
con Jehová su Dios, como el corazón de David su
padre. Mas, por
amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en
Jerusalén, levantando a su hijo depués de
él, y sosteniendo a Jerusalén.3
En su informe
sobre el tataratataranieto, el rey Joram, dice el
historiador:
... e hizo lo
malo ante los ojos de Jehová. Con todo eso, Jehová
no quiso destruir a Judá, por amor a David su
siervo, porque
había prometido darle lámpara a él y a sus hijos
perpetuamente.4
Esta cuestión
del pacto eterno con David es interesante por sí
mismo, pero mi interés en ello para nuestro
propósito actual es que dio lugar a un misterio en
la historia deuteronómica. De acuerdo con Martin
Noth, el historiador deuteronómico había construido
una historia del pueblo que había transcurrido desde
Moisés hasta la conquista de Judá por Babilonia. En
la conquista, el emperador babilonio había matado a
los hijos del rey davídico Sedequías, lo había
cegado, y se lo había llevado encadenado a
Babilonia. El reino de David había caído. Ahora la
pregunta es: ¿Por qué el historiador deuteronómico,
una persona que había visto la caída del rey,
escribiría una obra diciendo que Yahvé jamás quitaría el
reino a Judá, aunque el rey "cometiera crímenes",
"hiciera lo malo a los ojos de Yahvé" y "su corazón
no fuera íntegro con Yahvé"? ¿Por qué una persona,
que había visto la caída del reino, escribiría una
obra diciendo que el reino era eterno? Estas no
eran afirmaciones figuradas o apocalípticas de una
clase distante, mesiánica, como las que se
desarrollaron más tarde en el judaísmo y el
cristianismo. En estos pasajes davídicos sobre el
pacto, el contexto es la seguridad de reyes
específicos sobre el trono de un reino existente.
¿Por qué escribiría eso alguien después de 587?
LA PRIMERA EDICIÓN
Estas
preguntas fueron formuladas por el erudito bíblico
estadounidense Frank Moore Cross de la Universidad
de Harvard, en 1973.5
Cross razonó que difícilmente era probable que un
individuo que había visto la destrucción del país se
pusiera a desarrollar un tema sobre la eterna
seguridad del país. Cross también apuntó a otra
evidencia contra buscar al escritor deuteronómico en
los años posteriores a la destrucción.
Moore se
refería a un problema que investigadores anteriores
también habían considerado como indicio. A veces, el
escritor deteronomístico habla de cosas que existían
"hasta hoy", cuando las cosas en cuestión existieron
sólo mientras el reino existía. ¿Por qué alguien que
escribió una historia, digamos, en 560 A.C., se
referiría a algo diciendo que existía "hasta hoy",
cuando ese algo había terminado en 587? Por ejemplo,
1 Reyes 8:8 se refiere a las varas que se usaban
para levantar y transportar el arca. Dice allí que
las varas fueron puestas dentro del templo de
Salomón el día en que el templo fue dedicado y que
"habían estado allí hasta hoy". ¿Por qué escribiría
alguien estas palabras después de que el templo fue
incendiado y destruido? Aunque las palabras no
fueran suyas, sino que habían aparecido en una de
sus fuentes, ¿por qué las dejaría allí? ¿Por qué no
las eliminó? 6
Cross sugirió
que la razón de estas aparentes contradicciones era
que había habido dos ediciones de la historia
deuteronómica. La edición original era de alguien
que vivió durante el reino del rey Josías. Era un
relato positivo, optimista, de la historia del
pueblo, enfatizando la certeza del pacto davídico y
creyendo que el reino prosperaría bajo Josías y
sobreviviría en el futuro. Pero, después de la
muerte de Josías, los desastrosos reinados de sus
hijos, y la caída del reino, esta versión original
de la historia nacional quedó anticuada. Eventos
trágicos habían parecer irónico este optimismo, y
hasta tonto. Así que alguien escribió una nueva
edición de la historia después de la destrucción de
587.
La segunda
edición era más o menos 95 por ciento la misma que
la primera. La principal diferencia era que el
editor añadió los últimos capítulos de la historia -
los dos últimos capítulos del libro de 2 Reyes - que
hacen un breve recuento de los últimos cuatro reyes
de Judá. La historia actualizada ahora concluía con
la caída de Judá. La persona que produjo la segunda
edición de la historia deuteronómica también añadió
algunos cortos pasajes a puntos anteriores en el
texto, que le daban al texto más relevancia a la luz
de la nueva situación histórica.
La primera
edición se refería a cosas que existían "hasta hoy"
porque, en la época de Josías, realmente existían
todavía. El editor de la segunda edición no se
molestó en eliminarlas simplemente porque no le
interesaba. No estaba reescribiendo la historia
entera ni buscando contradicciones que limpiar. Sólo
estaba añadiendo el fin de la historia y unas pocas
líneas al principio.
Si Cross tenía
razón, entonces los investigadores habían estado
buscando al deuteronomista en el momento y el lugar
equivocados.
EN LA CORTE DEL REY
JOSÍAS
¿Cuál es la
evidencia para buscar al autor-editor de la versión
original de la historia en la época de Josías? ¿Por
qué no en el reino de Ezequías o en el de cualquiera
de los otros reyes?
Primero que
todo, ya había considerable evidencia para conectar
el mismo libro de Deuteronomio con Josías, como
Hobbes y De Wette lo habían demostrado hacía tiempo.
El "libro de la Torá"
que el sacerdote Hilcías encontró en el templo hacía
mucho había sido identificado como Deuteronomio, o
por lo menos, como el código de leyes de
Deuteronomio (capítulos 12-26).
Cross también
señaló como factor la longitud del texto que trataba
de Josías. En la historia deuteronómica, hay dos
capítulos completos que tratan de este rey, aunque
hubo otros reyes que vivieron más tiempo e hicieron
más. Su reforma fue de corta duración. Los libros de
Jeremías, Ezequiel, 2 Reyes, y 2 Crónicas, todos
indican que muchas de sus innovaciones fueron
desechadas después de que murió. Por ejemplo, los
lugares altos fueron reconstruidos. ¿Por qué,
entonces, el énfasis en este rey en particular y su
intento de reforma? Según Cross, porque él era el
rey cuando la historia se escribió. Se escribió para
que culminara con él.
Hay otra pieza
de evidencia de que el escritor deuteronómico tenía
un interés particular en el rey Josías. El texto
mismo lo señala por nombre desde temprano en la
historia. 1 Reyes 13 cuenta una historia acerca del
rey Jeroboam. Recientemente, ha establecido los
becerros de oro en Dan y en Bet-el. Va a Bet-el a
celebrar una festividad, y sube al altar para quemar
incienso. Entonces algo extraño sucede:
He aquí que un
varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a
Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para
quemar incienso, aquél clamó contra el altar por
palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho
Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un
hijo llamado
Josías, el cual sacrificará sobre ti a los
sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti
incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.7
La referencia
a Josías por nombre en un relato que tiene lugar
trescientos años antes de que naciese es notable aun
en un libro lleno de profecías y milagros. En la
narrativa bíblica, no ocurre ningún otro caso de una
predicción tan explícita de una persona, por nombre
con tanta anticipación. Además, el escritor
deuteronómico subraya de manera especial esta
referencia má adelante en la historia. Al describir
los incidentes de la reforma religiosa de Josías, el
deuteronomista informa que Josías va a Bet-el y
destruye el lugar alto y el altar que han estado
allí desde los días de Jeroboam. Escribió:
Igualmente el
altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que
había hecho Jeroboam hijo de Nabat, y el que hizo
pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto
destruyó, y lo quemó y lo hizo polvo ... Y se volvió
Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en
el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros,
y los quemó sobre el altar para contaminarlo,
conforme a la palabra de Jehová que había
profetizado el varón de Dios, el cual había
anunciado esto. Después dijo: ¿Qué monumento es éste
que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es
el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y
profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el
altar de Bet-el. Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva
sus huesos.8
No es sólo que
el historiador deuteronómico ha puesto una
predicción de Josías cerca del principio de la
historia y un cumplmiento cerca del final. Este
escritor coloca a cada uno de los reyes de ese
período, tanto de Israel como de Judá, por debajo de
Josías. Describe a cada uno de los reyes como bueno
o como malo. La mayoría son malos. Los buenos
todavía son imperfectos. Hasta David es criticado
por su adulterio con Betsabé y por haber causado la
muerte del esposo de ella para poder tenerla para
sí. Hasta Ezequías es criticado por medio del
profeta Isaías.9
El historiador deuteronómico califica a Josías, y
solamente a él, como intachablemente bueno. Dice
explícitamente:
No hubo otro
rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo
su corazón, de toda su alma de todas sus
fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni
después de él nació otro igual.10
Así, pues,
Cross arguyó que la edición original de la historia
deuteronómica era la obra de alguien que vivió en
tiempos de Josías, y la segunda edición era la obra
de alguien que vivió después de la caída del reino.
Cross llamó a la primera edición Dtr1
y a la segunda, Dtr2.
MOISÉS Y JOSÍAS
Al principio,
el análisis de Cross no fue aceptado ampliamente. El
colega de Cross en Harvard, G. Ernest Wright,
discrepó. Wright cuestionó la existencia de Dtr1
y Dtr2.
No aceptó el argumento clave de Cross: que la idea
deuteronómica de un pacto davídico eterno, incondicional,
tenía que haber sido escrito antes de la caída del
reino. Wright dudaba de que cualquier pacto pudiera
ser completamente incondicional. Por ejemplo, si un
rey llegaba hasta a adorar otros dioses, abandonando
a Yahvé, ¿continuaría todavía en vigor la promesa de
Dios de apoyar al rey?
Wright pidió a
uno de sus estudiantes que trabajara en este asunto.
El estudiante produjo un trabajo arguyendo que, en
realidad, ningún pacto era completamente
incondicional. Luego, Wright le pidió al estudiante
que presentara el trabajo en un seminario del
departamento. El seminario es un curso al que tienen
que asistir todos los estudiantes y toda la facultad
de Biblia del Departamento de Idiomas y
Civilizaciones del Cercano Oriente. Cada semana, un
estudiante diferente presenta un trabajo que luego
debe enfrentar las críticas de sus pares de la
facultad y los estudiantes. Este joven estudiante se
encontró de pie entre dos gigantes. Yo era ese
estudiante.
Hubo un final
irónico. Ese día, yo defendí la posición del
profesor Wright, pero en mis investigaciones años
más tarde, encontré evidencia que me convenció de
que Cross había tenido razón. La persona responsable
de la producción de siete libros de la Biblia era
alguien del reino de Josías. Hallé que esta persona
diseñó deliberadamente su historia del pueblo para
que culminara en Josías. Josías no sólo era bueno, y
no sólo era importante. En la imagen de este
escritor, Josías era, de muchas maneras, alguien
comparable a Moisés mismo. Específicamente:
1. Las
palabras "ni después de él nació otro igual" sólo se
han aplicado a dos personas en la Biblia: Moisés y
Josías. La conclusion de Deuteronomio es: "Y nunca
más se levantó profeta en Israel como Moisés ...".11
El comentario final sobre Josías es: "...ni después
de él nació otro igual".12
No se levantó ningún profeta como Moisés; no se
levantó ningún rey como Josías.
2. En Deuteronomio, Moisés le dice al pueblo: "Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas".13 Sólo una persona en la Biblia hebrea se descrita como habiendo cumplido esto: Josías. Deuteronomio dice que Josías fue "un rey que amó a Yahvé con todo su corazón, y toda su alma y todas sus fuerzas".14 Esta triple expresión no ocurre en ninguna parte del Antiguo Testamento, excepto en estos dos lugares.
3. En
Deuteronomio, Moisés dice que, en cuestiones
difíciles de la ley, cuando no se está seguro qué
curso tomar, se debe "inquirir" de los sacerdotes o
del juez del lugar que Yahvé haya escogido, y luego
se deben seguir cualesquiera instrucciones que ellos
den.15 El
deuteronomista presenta sólo un rey en una situación
que alguna vez cumplió esto: Josías. Cuando el libro
de la Torá
que fue hallado se le leyó, le pregunta a una
profetisa por medio del profeta Hilcías en
Jerusalén, el lugar que Yahvé había escogido, qué
camino tomar. Le dice a Hilcías: "Id y preguntad
a Jehová por mí ...16
4. En
Deuteronomio, Moisés dice que, una vez que uno ha
inquirido de los sacerdotes, debe hacer exactamente
lo que ellos digan. Dice: "No te apartarás ni a
diestra ni a siniestra".17
Moisés también dice en la ley del rey que el rey
debe leer una copia de la ley todos los días de su
vida "para que no se aparte del mandamiento ni a
diestra ni a siniestra".18
La advertencia contra apartarse ni a diestra ni a
siniestra ocurre en otros dos lugares de
Deuteronomio y dos veces más en el libro de Josué.
Nunc aocurre en ninguna otra parte de las Sagradas
Escrituras, excepto en el caso de una persona,
Josías. Lo primero que el historiador dice sobre
Josías es: "Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y
anduvo en todo el camino de David su padre, sin
apartarse a derecha ni a izquierda".19
5. El
libro de la Torá se menciona sólo en Deuteronomio,
en Josué, y luego no se vuelve a mencionar en la
Biblia hebrea, excepto en una historia: la de
Josías. Moisés lo escribe, lo entrega a los
sacerdotes, y dice: "Tomad este libro de la ley, y
ponedlo al lado del arca" ... . 20
El libro luego permanece cerca del arca y deja de
ser un tema de contención en la historia hasta que,
seiscientos años más tarde, el sacerdote Hilcías
dice: "He encontrado el libro de la torá en la casa
de Yahvé".
6. En
Deuteronomio, al entregar Moisés el libro de la Torá
a los sacerdotes, les indica que deben leer el libro
en público cada siete años. Dice literalmente:
"Léanlo a los oídos de ellos".21
Esta expresión de lerlo en público no ocurre
nuevamente en la historia deuteronómica sino hasta
la historia de Josías. Dice el historiador que el
rey Josías reunió a todo el pueblo en Jerusalén, "y
leyó en los oídos de ellos todas las
palabras del libro del pacto que había sido hallado
en la casa de Jehová".22
7. En
Deuteronomio, Moisés describe lo que hizo con el
becerro de oro que Aarón fabricó. Lo quemó, lo hizo
pedazos, lo "convirtió en polvo", y arrojó el polvo
a un arroyo seco (wadi).
23 En 2
Reyes, Josías va al altar y al lugar alto en Bet-el,
el sitio del becerro de oro que Jeroboam había
levantado. Josías quema el lugar alto y lo hace
polvo. Así, el becerro de oro de Aarón y el becerro
de oro de Jeroboam (o su lugar alto) sufren suertes
similares. El escritor deteronomístico usó el
lenguaje que describe las acciones de Moisés en
Deuteronomio para describir las acciones de Josías
en 2 Reyes. Manasés, el abuelo de Josías, había
erigido una estatua de la diosa Asera en el templo.
Josías quema la estatua, en un arroyo, y la hace
polvo.24
Manasés y otros reyes judeos habían hecho altares.
Josías hace añicos los altares y arroja sus cenizas
a un wadi.25
La expresión "hacer polvo" no ocurre en
ninguna otra parte de la Biblia, excepto en los
pasajes mencionados aquí. El historiador describe
específicamente la acción de Josías en el lenguaje
de las palabras y las obras de Moisés en
Deuteronomio. Dice Moisés: "Derribaréis sus altares
... y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego
...".26
Josías derriba los altares y quema las imágenes de
Asera.
8.
Finalmente, en Deuteronomio, Moisés se refiere
repetidamente a la ley contra la fabricación de
estatuas. Es uno de los Diez Mandamientos, que él
cita.27 La
cita varias veces más en otras partes del libro.28
Una estatua de una deidad pagana debe ser quemada.29
El mismo término "estatua" sólo ocurre algunas veces
después de esto. Aparece sólo una vez en los cuatro
libros de Samuel y Reyes, hasta que Manasés instala
la estatua de Asera en el templo.30
Josías
quita la estatua, y la quema.
Consideré la
posibilidad de que la redacción de Deuteronomio y 2
Reyes fueran tan similares en todos estos casos
simplemente porque éstas eran las palabras naturales
para describir estas acciones. Pero ésta no era una
explicación suficiente. Sólo algunos capítulos antes
de Josías, en 2 Reyes, está la historia de la
reforma de Ezequías.31
Ezequías lleva a cabo muchas de las mismas acciones
que Josías ejecuta, o similares. Sin embargo,
Ezequías y sus actividades se describen en un
lenguaje diferente - un lenguaje que no repite las
expresiones de las palabras y las acciones de
Moisés. Por el contrario, el historiador
deuteronómico pinta a Josías en colores especiales -
colores mosaicos. Él es una combinación de lo que
comenzó con Moisés. Sus acciones en sus días emulan
las acciones de Moisés en sus propios días. Él es la
esperanza de que el pacto que comenzó con Moisés se
cumpla como nunca antes.
PARADA COMPLETA EN
JOSÍAS
Para algunos,
todo esto podría probar sólo que Josías era importante para
el escritor deuteronómico, no que la obra terminaba
originalmente en Josías. Para mí, el peso de toda la
evidencia descrita hasta ahora indica que el rey
Josías era más que sólo un personaje importante de
una historia. El énfasis en el pacto eterno, los
casos en que aparece la frase "hasta hoy", la
longitud de la sección que trata de Josías, la
predicción de Josías por nombre tres siglos antes de
su nacimiento, la calificación totalmente positiva
sólo de Josías de entre todos los reyes, los
paralelos entre Moisés y Josías - el peso de todos
estos factores arguye que el escritor tenía
originalmente el propósito de que la obra culminara
en Josías.
Además,
encontré indicios en el texto de que una vez hubo
una parada completa en Josías, y luego hubo una
reanudación de la historia desde un diferente punto
de vista después de su muerte.
La primera
pista estaba en la calificación crítica de los reyes
por parte del escritor. Desde este punto de vista,
el factor más importante parece ser la
centralización de la religión. La primera ley del
código legal de Deuteronomio es que debe haber sólo
un lugar de sacrificio, un lugar "en que Yahvé haya
puesto su nombre".32
Por lo tanto, el escritor considera el
establecimiento de los becerros de oro en Bet-el y
Dan por Jeroboam un tremendo pecado. Describe a cada uno de los
reyes diciendo que "hizo lo malo a los ojos de
Yahvé", porque ninguno de ellos quitó los becerros.
En cuanto a los reyes de Judá, describe a varios de
ellos diciendo que "hicieron lo malo a los ojos de
Yahvé" por varias ofensas - que siempre incluyen
construir o conservar los "lugares altos" para el
culto fuera de Jerusalén. Aunque describe a un rey
de Judá diciendo que "hizo lo recto ante de los ojos
de Yahvé", todavía dice; "excepto que no quitó los
lugares altos".33
De todos los reyes de Israel y Judá, sólo dos no
reciben esta crítica: Ezequías y Josías, los dos
reyes de los cuales se dice que destruyeron los
lugares altos.
El unico
criterio consistente, aplicado a cada uno de los
reyes, es la centralización de la religión. Pero,
después de Josías,
este criterio desaparece.
Los últimos
dos capítulos de 2 Reyes ni siquiera mencionan los
lugares altos. De acuerdo con los libros de los
profetas Jeremías y Ezequiel, los lugares altos
fueron reestablecidos en este período.34
Sin embargo, el autor deuteronómico no lo menciona,
ni para alabar a ninguno de los cuatro últimos reyes
por rechazar los lugares altos, ni para atacarlos
por reconstruirlos.
Si toda la
historia deuteronómica fuera obra de una sola
persona, ¿por qué establecería este criterio y lo
aplicaría a cada uno de los reyes, excepto a los
últimos cuatro - precisamente los mismos cuatro
durante cuyos reinados cayó el reino?
Eso no es lo
único que cambia después de la historia de Josías.
El rey David figura de manera fundamental en la
historia deuteronómica. La mitad del libro de 1
Samuel, todo el libro de 2 Samuel, y los primeros
capítulos de 1 Reyes tratan de la vida de David. La
mayoría de los reyes que vienen después de él son
comparados con él. El historiador dice
explícitamente, varias veces, que, a causa del
mérito de David, ni siquiera un rey malo de Judá
puede perder el trono de la familia. Especialmente
entre los últimos pocos reyes hasta el tiempo de
Josías, el historiador nos recuerda a David. Compara
a Josías mismo con David, diciendo: "Anduvo en todo
el camino de David su padre".35
Compara al tatarabuelo de Josías, Acaz, su bisabuelo
Ezequías, y su abuelo Manasés con David.36
En total, el nombre de David ocurre unas quinientas
veces en la historia deuteronómica. Luego, en la
historia de los últimos cuatro reyes, se detiene. El
texto no compara a estos reyes con David. No se
refiere al pacto davídico, menos explica por qué no
salva el trono ahora de la manera en que lo hizo en
los reinados de Salomón, Roboam, Ahijam, y Joram.
Simplemente, no menciona a David en absoluto.
Así, pues, dos
cosas comunes y cruciales en la historia
deuteronómica - la centralización y David -
desaparecen después de la sección de Josías.
Ahora bien,
debemos tener cuidado de cómo interpretamos esto. El
"argumento del silencio" debe ser usado
cuidadosamente. Es decir, es más fuerte deducir
evidencia de lo que dice un texto que de lo que no
dice. En el caso actual, sin embargo, el argumento
del silencio es sonoro. Cuando cada uno de los reyes
es calificado con referencia a la centralización de
la religión hasta Josías, pero no de allí en
adelante; cuando David figura regular y
esencialmente hasta el tiempo de Josías, pero no de
allí en adelante, tenemos evidencia de una verdadera
interrupción y n cambio de perspectiva que están
conectados con ese rey. Y esto concuerda con todas
las otras evidencias a favor de identificar una
culminación y una interrupción en Josías. La
evidencia indica que el autor-editor de la edición
original de esta obra fue alguien que vivió durante
el reinado de Josías. Y era alguien favorable a
Josías.
Éste es el
rastro de pistas que mis predecesores y yo seguimos
a través de la Biblia para saber cuándo y dónde
buscar a la persona que nos entregó Deuteronomio y
los siguientes seis libros de la Biblia. Ahora
sabemos cuándo: Alrededor del año 622 A.C. Y sabemos
dónde: En Judá, casi seguramente en la ciudad de
Jerusalén. La pregunta que todavía falta por
resolver es: ¿Quién?