Por
supuesto.
La mezcla de
las diferentes historias, leyes, y los diferentes poemas y
puntos de vista produjo cosas con las cuales no soñó
ninguno de los autores.
El autor de
E compuso la historia del casi sacrificio, por parte de
Abraham, de su hijo Isaac. Una de las historias más
famosas, intrigantes, y problemáticas de la Biblia. Es la
historia de que Abraham estaba tan entregado a la voluntad
de Dios que hasta estaba preparado para sacrificar a su
hijo. La divina intervención le detiene y salva la vida de
Isaac en el último instante.
El autor de
P, quizás cien años más tarde, compuso la historia de la
compra de la cueva de Macpela por Abraham. Abraham compra
la cueva como un camposanto porque su esposa Sara había
muerto.
El redactor,
como doscientos años más tarde, puso la historia de la
muerte de Sara y la compra de la cueva justo después de la
historia del sacrificio de Isaac. El sacrificio de Isaac
está en Génesias 22; la muerte de Sara está en Génesis 23.
Desde
entonces, ls intérpretes han sugerido que quizás la causa
de la muerte de Sara es que ella vio a su hijo ser tomado
para ser sacrificado, y que ella murió de dolor. Eso no
fue planeado por la persona que escribió P. Posiblemente,
el redactor tampoco tuvo ese propósito. 1
Pero funciona. La mera yuxtaposición de los dos textos
añadió otro elemento humano a la historia.
Psicológicamente, añadió un nuevo nivel. Abrió nuevas
posibilidades de interpretación. Suscitó nuevas preguntas
e invitó nuevas respuestas.
Hay cientos,
quizás miles, de ejemplos de tales elementos nuevos y
nuevas ideas nacidos de la mezcla de las fuentes - nuevos
giros en las historias, nuevos niveles psicológicos, y
nuevas posibilidades de interpretación. Apenas hemos
comenzado todavía a apreciar el impacto de la
extraordinaria historia de la Biblia en el camino por el
cual vino el libro.
Lo más
notable de todo es que esa historia afectó la imagen
bíblica de la relación entre Dios y la humanidad.
A MAGEN DE DIOS
En la
historia de la creación en Génesis 1, Dios crea a los
seres humanos, machos y hembras, a su imagen. El
significado de "a imagen de Dios" es incierto. ¿Significa
una imagen física - que Dios tiene un rostro y un cuerpo
como los nuestros? ¿Una imagen espiritual? ¿O una imagen
intelectual? Sin embargo, lo que sea que signifique,
podemos decir, por lo menos, que la Biblia describe a los
seres humanos como participantes de lo divino de una
manera en que no lo hace un animal. Hay algo de Dios en
los seres humanos, y este algo es crucial para lo ocurrió
en Edén después de la creación.
A los seres
humanos se les prohibe comer del árbol del conocimiento
del bien y del mal. La serpiente los conduce a comer de él
de todas maneras. ¿Qué dice la serpiente que lleva a los
seres humanos a hacer esto? Le dice a la mujer que, si
comen del árbol, "seréis como Dios ..." 2.
Ahora bien, en términos bíblicos, este argumento no habría
funcionado con una bestia, un ave o un pez, porque éstos
no participan de lo divino. La creación a imagen de Dios
en Génesis 1 es, pues. crucial para entender lo que los
seres humanos hacen en Génesis 3.
Pero Génesis
1 y Génesis 3 fueron escritos por dos personas diferentes.
La historia de Edén es de J, que nunca sugiere que los
seres humanos fueron creados a imagen de Dios. La historia
de la creación es de P, que nunca incluye plantas
poderosas ni serpientes que hablan. Y el redactor incluyó
ambas historias como una sola, así que no podemos decir ni
siquiera si era o no era consciente de la exquisita fusión
de las dos.
La
combinación de J y P aquí produjo algo que era más que la
suma de los trozos. La historia era hora más rica, con
nuevas posibilidades interpretativas. Presenta los actos
humanos en Edén en una luz completamente nueva. Dios los
crea a imagen divina, y luego les prohibe comer de la
fruta cuya atracción es precisamente la de dotarles de
poder divino. Comparte alguna cualidad divina solamente
con los seres humanos, y luego les trata como
subordinados. Les dice que gobiernen a otras criaturas, y
luego se comunica con ellos casi exclusivamente mediante
órdenes. El escenario está preparado tan firmemente para
que los seres humanos desobedezcan que probablemente
ningún lector se sorprenda cuando los seres humanos
son persuadidos por la noticia de que "el día que comieres
de ese árbol seréis como Dios" y coman del fruto.
Como dijo
Mark Twain: "Si el Señor no quería que se rebelaran, ¿por
qué los creó a su imagen?".
Esa es sólo
una manera de ver el texto. Hay un centenar de otras
posibles interpretaciones, algunas más reverentes y
algunas cínicas. Y ése es precisamente el punto
importante. La mezcla de las fuentes formando un solo
texto enriqueció para siempre las posibilidades
interpretativas de la Biblia.
CÓSMICO Y PERSONAL
La
combinación de las fuentes hizo más que sólo afectar las
historias bíblicas individuales. Tuvo un impacto en el
concepto bíblico de Dios.
J, E y D
describieron a Dios de manera muy personal: moviéndose por
la tierra, tomando formas visibles, entrando en
discusiones y hasta en debates con los seres humanos. El
concepto de P era de una deidad más cósmica y
trascendente.
La historia
de la creación de P comienza con la creación de la
estructura cósmica; luz y oscuridad, día y noche, mares y
tierra seca, el "firmamento" y los cuerpos celestes. La
historia de la creación de J es literalmente más terrenal.
Comienza haciendo posible la vegetación, seguido por la
creación de los seres humanos, las plantas, y los animales
- sin una sola referencia a la luz y la oscuridad, los
cuerpos celestes, y ni siquiera el mar.
En sus
propios términos, P es la historia del "cielo y la
tierra", J es la historia de "la tierra y el cielo".
La historia
del diluvio de P es una crisis cósmica: se abren las
ventanas de los cielos y las fuentes del abismo. Se
derrama el agua que está por encima del firmamento. Brota
el agua que está debajo de la superficie de la tierra. La
parte habitable del universo es una burbuja de aire
rodeada de agua, y las aguas amenazantes brotan desde
arriba y desde abajo. Mientras tanto, la historia del
diluvio de J es simplemente cuarenta días y cuarenta
noches de lluvia.
En las
historias de la creación y del diluvio de P, Dios
permanece por encima y más allá, ordenando y controlando a
los seres humanos y a la naturaleza. En la historia de J,
Yahvé camina personalmente por el jardín de Edén,
confecciona las primeras vestimentas de los seres humanos,
cierra el arca, y percibe el sacrificio de Noé.
En la
historia de E sobre Moisés golpeando la roca en Meriba,
Dios está de pie sobre la roca. En la versión de esta
historia en P, Dios no lo está.
En la
historia de J acerca del monte Sinaí, Yahvé desciende
personalmente sobre la montaña en fuego. 3
En la historia de P, no lo hace. 4
En J y E,
Moisés realmente ve a Dios. 5
En P, no lo ve.
En J,
Abraham ruega a Dios acerca del destino de las ciudades de
Sodoma y Gomorra, 6
y Moisés ruega a Dios acerca del destino de la gente en la
historia de los espías 7.
También en E, Moisés ruega acerca de la suerte del pueblo
en la historia del becerro del oro, y más tarde ruega,
apasionada y elocuentemente, a un Dios que ha llegado a
conocer "de la manera en que uno conoce a su compañero" 8.
Hasta puede decirle a Dios mismo: "¿Por qué has hecho mal
a tu siervo?" y "Si así lo haces tú conmigo, yo te ruego
que me des muerte". 9
En D, Moisés ruega a Dios que le permita entrar a la
tierra prometida, pero Dios rehusa. 10
P nunca hace que los seres humanos hablen con Dios con
semejante intimidad.
En P, Dios
es más trascendente, más distante. Da órdenes, y se hace
su voluntad. 11
En D,
mientras tanto, Moisés le dice al pueblo:
Este mandamiento que yo te ordeno hoy no
es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el
cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al
cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo
cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas:
¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga
y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy
cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,
para que la cumplas. 12
Para no
exagerar el caso, a veces Dios es descrito como personal
en P, y a veces es presentado como trascendente en
J, E, y D. Pero, en general, la diferencia es todavía
evidente y profunda. Cuando el redactor combinó todas las
fuentes, mezcló dos imágenes diferentes de Dios.
Al hacerlo,
formó un nuevo equilibrio entre las cualidades personales
y las cualidades trascendentes de la deidad. Era una
imagen de Dios tanto universal como intensamente personal.
Yahvé era el creador del cosmos, pero también "el Dios de
nuestros padres". La fusión era artísticamente dramática y
teológicamente profunda, pero también estaba llena de de
una nueva tensión. Ahora describía a los seres humanos
teniendo un cercano diálogo personal con el todopoderoso
amo del universo.
Era un
equilibrio que ninguno de los autores individuales había
tenido en mente. Pero ese equilibrio, intencional o no,
vino a quedar en el corazón del judaísmo y del
cristianismo. Como Jacob en Peniel, ambas religiones han
vivido y luchado desde entonces con una deidad cósmica
pero personal. Esto se aplica tanto al más sofisticado
teólogo como al creyente más sencillo. Hay cosas finales
en juego, pero se le dice a todo ser humano: "El amo del
universo está interesado en tí". Una idea extraordinaria. Pero,
nuevamente, no fue planeada por ninguno de los autores.
Probablemente, no fue planeada por el redactor tampoco.
Quedó tan incrustada en los textos que el redactor no
habría podido evitar producir la nueva mezcla mientras él
fuese en absoluto fiel a sus fuentes.
JUSTICIA Y MISERICORDIA
Hubo otro
resultado, aun más paradójico, de la unión de las fuentes.
Creó una nueva dinámica entre la justicia de Yahvé y su
misericordia.
Recuérdese
que P no usa ni una sola vez la palabra "misericordia".
Tampoco usa nunca las palabras "gracia" ni
"arrepentimiento". Nunca se refiere a la fidelidad de
Yahvé. El sacerdote que lo escribió enfatizó más bien el
aspecto divino de justicia. Es decir, se recibe lo que se
merece. La obediencia es recompensada. La transgresión es
castigada. No existe tal cosa como arrojarse a los brazos
de la misericordia del divino juez.
J y E son
casi lo opuesto. Enfatizan el aspecto divino de la
misericordia. La transgresión puede ser perdonada mediante
el arrepentimiento. Dios es misericordioso y generosamente
fiel a su pacto. En la presentación de J de la última
experiencia humana de lo divino, cuando Moisés realmente
ve a Dios en Sinaí, Yahvé declara que él es
Jehová, misericordioso y piadoso; tardo
para la ira y grande en misericordia y verdad ... 13
Las palabras
que P nunca menciona ocurren como setenta veces en J, E, y
D.
No es sólo
una cuestión de vocabulario. J, E y D también desarrollan
la idea de la deidad como misericordiosa por medio de las
historias que cuentan mucho más de lo que lo hace P. En la
historia E del becerro de oro, Yahvé declara al principio
que destruirá al pueblo entero e iniciará un nuevo pueblo
con los descendientes de Moisés. Pero Moisés apela a la
misericordia de Yahvé, y la deidad accede 14.
En la historia de los espías de J, sucede lo mismo. Yahvé
dice que destruirá a la nación y comenzará de nuevo con
Moisés. Moisés apela nuevamente a su compasión, y
nuevamente Dios accede. 15
El autor de
P rechazó esta descripción de Dios. En su versión de la
historia de los espías, Yahvé decide la suerte del pueblo,
y no hay más apelaciones de Moisés.
Nuevamente,
sería un error trazar la línea demasiado absolutamente
entre las fuentes. A veces, J, E y D pueden representar a
Dios como actuando estrictamente de acuerdo con la
justicia, y P puede representar su misericordia. Pero, en
general, la distinción entre ellos es evidente y
dramática. El énfasis de P es principalmente en la
justicia divina. Las otras fuentes se enfocan en la
misericordia divina.
Y el
redactor las combinó. Cuando hizo eso, creó una nueva fórmula, en la cual
la justicia y la miericordia quedaban en un equilibrio en
que nunca antes habían estado. Estuvieron mucho más cerca
de ser casi iguales de lo que habían estado en cualquiera
de los textos fuentes. Dios era justo y misericordioso,
airado y compasivo, estricto y perdonador. Hubo una
poderosa tensión en el Dios de la Biblia. Era una fórmula
nueva y extremadamente compleja. Pero esa fue la fórmula
que se convirtió en una parte crucial del judaísmo y el
cristianismo durante dos y medio milenios.
El
equilibrio justicia-y-misericordia está más cargado -
tanto psicológica como teológicamente - que el equilibrio
cósmico-y- personal. Hay una constante tensión en Yahvé
entre su justicia y su misericordia. No son fácilmente
reconciliables. ¿Cuándo debería predominar la una, y
cuándo la otra?
Todo el que
alguna vez ha sido padre - o hijo - conoce el problema. El
padre dice: "Si haces eso, vas a ser castigado". Pero el
hijo lo hace. Y entonces el padre tiene que decidir qué
hacer. La justicia dice: castiga. Pero también hay la
compasión. Lo que ocurre en la mayoría de las familias es
que se produce un equilibrio entre los dos, un equilibrio
en que a veces predomina la disciplina y a veces el
perdón. Probablemente, pocos padres podrían nombrar todos
los factores que les hacen decidir de esta manera en una
ocasión y de esta otra en otra ocasión. No en pocas
ocasiones, los factores en conflicto incluyen las
emociones de ira y amor.
En el texto
bíblico combinado, Dios está tan desgarrado como cualquier
padre amoroso. Hace un pacto con los seres humanos, y el
contrato tiene condiciones. Cuando ellos violan las
condiciones, la inmediata y justa reacción de Dios podría
ser cualquier cosa, desde dar por terminado el pacto hasta
la llegada de cualquiera de las horribles maldiciones
acarreadas por las violaciones del pacto en Levítico 26 y
Deuteronomio 28. Pero su misericordia siempre retrasa y/o
atempera su ejecución de la justicia.
La imagen,
repetida a menudo, del "Dios de justicia e ira del Antiguo
Testamento" siempre ha sido sólo la mitad de la verdadera
situación. Es como si los que dicen esto hubiesen leído
sólo P y no el resto del texto. Irónicamente, esta imagen
parece estas basada generalmente en el principio legal de
"ojo por ojo y diente por diente". 16
Pero ese principio se aplica a la justicia humana. En los
relatos bíblicos, la deidad casi siempre actúa más
compasivamente que eso.
Así, pues,
las dos religiones se desarrollaron alrededor de una
Biblia que representaba a Dios como amoroso y fiel pero a
veces como padre airado. A cualquier punto al cual este
cuadro hace a la Biblia más real para sus lectores, hasta
ese punto el redactor tuvo hasta más éxito de lo que él
mismo se lo proponía. Hasta cualquier punto que la tensión
entre la justicia y la misericordia misma de Dios se
convirtieron en un factor importante en la historia de la
Biblia, hasta ese punto la Biblia es, nuevamente, más que
la suma de sus partes.
De una
manera muy real, la Biblia es mayor que los individuos que
la escribieron.
SÍNTESIS
Así que, en
cierto sentido, hemos trazado un círculo completo y
regresado a tratar la Biblia como un todo. Quizás
eso es lo que ha estado faltando hasta ahora en gran parte
de la investigación sobre los autores de la Biblia. A
menudo, ha sido una cuestión de derribar sin volver a
levantar. Y en parte, esto puede ser por qué este tipo de
análisis ha ofendido tanto a los fieles del
cristianismo y del judaísmo. Por largo tiempo, pareció que
el propósito del proyecto era romper en pedazos la Biblia
y terminar con numerosos trozos, ninguno de los cuales era
ya la Biblia. Quizás hasta allí podía llegar el proyecto
en sus primeras etapas. Sin embargo, ahora estamos en un
punto en el cual nuestros descubrimientos concernientes a
los orígenes de la Biblia pueden significar una mayor
comprensión y un mayor aprecio de la Biblia en su forma
final, desarrollada.
Estamos a
una considerable distancia de los primeros indicios que
tuvieron los eruditos medievales. Lo que comenzó como un
interés en algunos pasajes que causaban perplejidad en los
cinco libros de Moisés condujo a la sugerencia de que
algunas líneas de estos libros no habían sido escritas por
el mismo Moisés. Esto fue seguido por la sugerencia de que
porciones mayores del texto habían sido escritos por
alguien diferente de Moisés. Luego, los investigadores
aislaron varias obras separadas y continuas y las
identificaron por las características de su lenguaje y
contenido. Luego, comenzamos a refinar nuestra
identificación de cada una de estas obras y a observar el
proceso de la formación de la Biblia.
A medida que
la investigación avanzaba de esta manera, se hacían nuevos
descubrimientos en arqueología y en nuestra comprensión de
la historia social y política del mundo bíblico. Es por
medio de la fusión de lo que hemos aprendido de estos
proyectos literarios a históricos que hemos arribado al
escenario presentado aquí, un escenario de la formación de
la Biblia que es inseparable de la historia del mundo de
sus escritores. Es en el contexto de un reino dividido de
Israel y Judá que descubrimos dos escritores que
compusieron dos versiones de la historia de su pueblo, J y
E. Cada versión quedó íntimamente asociada con la vida de
la comunidad de la cual provino - una de Israel por un
defensor de la familia sacerdotal de Silo y posible
descendiente de Moisés, y otra de Judá por un defensor de
la casa real de David. Es en el contexo de la caída del
reino de Israel y la reunión de los pueblos divididos que
hallamos a alguien que unió las dos versiones, forjando
una sola historia que podría servir a la comunidad vuelta
a ser reunida.
De manera
similar, creo que hallamos el contexto histórico de la
obra sacerdotal en la época del rey Ezequías. Era una
época en que se establecieron las divisiones sacerdotales
de status, con el sacerdocio aarónida de Jerusalén
disfrutando de una posición favorecida. La obra sacerdotal
(P) era la alternativa del sacerdocio a la obra de JE, que
reflejaba un punto de vista de Dios diferente, a menudo
hostil, y particularmente de su antepasado Aarón.
A su vez,
sus oponentes por la posición sacerdotal, los miembros del
sacerdocio silonita (posiblemente musita), encontraron su
momento en la época del rey Josías. Era una época en que
el código de leyes que ellos habían preservado fue
endosado por la realeza como el libro de la Torá (D). Un
defensor de ese sacerdocio, Jeremías o posiblemente Baruc,
compuso una historia que fluía desde Moisés y ese código
de leyes hasta el momento histórico del propio escritor
(Dtr1). La muerte
de Josías y la caída del reino movieron al autor a
producir una nueva edición de la historia, tomando en
cuenta las nuevas, históricas, y catastróficas
circunstancias (Dtr2).
La fusión de
estas partes en una historia continua, "la primera
Biblia", se halla también en un contexto histórico,
reflejando la vida de una comunidad que regresaba del
exilio, esperando reconstruir su país y su lugar y modo de
culto. Era una época cuando todas las partes se habían
vuelto demasiado conocidas para ser ignoradas. El escriba
responsable de esta redacción (R) - al cual yo identifico
como Esdras - era un defensor de los sacerdotes aarónidas,
que se elevaron al liderazgo en esta época. Reaccionó a
los intereses y a la situación de su pueblo generalmente
en ese momento. Preservó las obras de valor de ellos en
una forma que pudiera ser aceptada por milenios y pudiera
ser el contexto en que pudieran entenderse otros textos
sagrados.
La Biblia
es, pues, una síntesis de historia y literatura, algunas
veces en armonía y otras veces en tensión, pero
completamente inseparables. Y, creo yo, la recuperación de
gran parte de esta historia y la apreciación de esta
síntesis están ahora, después de siglos, finalmente a la
vista de nosotros.
DE DÓNDE Y HACIA DÓNDE
¿Qué vamos a
hacer con todo este conocimiento?
Hasta ahora,
la búsqueda de quién escribió la Biblia ha sido
principalmente en el ámbito del estudio de la historia. La
mayor parte de los investigadores estaban interesados en
la historia de la religión, la historia de Israel, o la
historia de la formación de la misma Biblia.
Los que
escriben sobre la Biblia como literatura y aquéllos cuyo
interés ha sido el estudio religioso de la Biblia - es
decir, la Biblia como literatura sagrada - rara vez han hecho uso
de este conocimiento. Esto se debió, en parte, a una
percepción de que esta clase de análisis sería una amenaza
para la religión. También se debió al hecho de que el
análisis era incompleto. Había grandes vacíos en nuestro
conocimiento sobre los autores: cuándo vivieron, por qué
escribieron, la relación entre lo que escribieron y los
sucesos de su mundo.
Pero la
situación ha cambiado. La amenaza a la religión nunca se
materializó realmente. Wellhausen dijo que él renunció a
enseñar esta materia a los estudiantes de teología porque
estaba "incapacitándolos para su oficio". Pero,
aparentemente, la experiencia de generaciones
subsiguientes ha demostrado que estaba errado. Muchos -
probablemente la mayoría - del clero protestante, católico
y judío han estado aprendiendo, y enseñando, esta materia
por más de un siglo y han logrado reconciliarla con sus
creencias y tradiciones.
Las semillas
de esa reconciliación estuvieron presentes desde los días
de los primeros investigadores. Dicho sencillamente, la
pregunta todo el tiempo no fue "¿Quién inspiró la Biblia?"
ni "¿Quién reveló
la Biblia?". La pregunta fue solamente cuáles seres
humanos la compusieron en realidad. Ya fuera que lo
hicieran por instrucción divina, por dictado, o por
inspiración fue siempre una cuestión de fe. Joseph ben
Eliezer Bonfils, quizás el primer erudito judío en decir
directamente acerca de un versículo de la Torá, "Moisés no
escribió esto", subrayó el punto hace seiscientos años.
Dijo:
... en la medida en que hemos de creer
en las palabras recibidas y en las palabras de la
profecía, qué me importa si Moisés la escribió o si otro
profeta la escribió, puesto que las palabras de todos
ellos son verdad y han llegado a nosotros por medio de la
profecía 17.
Hace más de
cuatrocientos años, el escritor cristiano Andreas von Maes
sugirió que un editor, quizás Esdras, por lo menos insertó
palabras y frases explicativas. Pero von Maes también dijo
que, para los fieles, no había ninguna necesidad de
disputar acerca de cuáles manos humanas registraron el
texto:
Pero, a la verdad, no hay gran necesidad de contender concerniente al escritor, con tal de que creamos que Dios es el autor, tanto de los sucesos mismos como de las palabras con las cuales han sido comunicados a nosotros ... 18
El desafío
que esta investigación presenta no es sobre la creencia en
el carácter revelado o inspirado de la Biblia, sino sobre
las tradiciones acerca de cuáles seres humanos realmente
la escribieron en el pergamino.
El estado
incompleto del análisis tampoco es el problema que una vez
fue. Ciertamente, todavía hay espacios vacíos - por
ejemplo, los nombres de los autores de J y E. Pero,
después de todo, se necesitaron casi mil años para
escribir la Biblia hebrea, y cientos de años más antes de
que los cristianos le añadieran el Nuevo Testamento. Si se
necesitó ese espacio de tiempo para construir el misterio,
no es sorprendente que se necesitaran más o menos mil años
(desde los investigadores medievales) para desenredarlo.
Lo significativo es que los descubrimientos de los últimos
pocos años - literarios, lingüísticos, y arqueológicos -
nos hayan llevado a una etapa en que este conocimiento
pueda ser útil ahora.
Ahora
podemos estudiar y apreciar la capacidad artística que
entró en la formación de cada parte del libro. Podemos
apreciar la variedad de experiencia humana que, con el
correr de los siglos, se hizo tan compleja y rica. Podemos
aprender cuán sensibles fueron las partes del libro a las
reales necesidades y reales situaciones de la vida. Si
decimos que el libro es grande, podemos entender mejor lo
que lo hizo grande.
La lectura
de la Bibñlia nunca volverá a ser la misma. Conscientes de
la extraordinaria historia de la Biblia y su resultante
complejidad, podemos - y probablemente debemos - leer el
libro con una nueva profundidad de apreciación. Podemos
leer una página de la Biblia y saber que tres o hasta
cuatro personas, todas artistas, todas escribiendo a
partir de su propia experiencia, en sus propios momentos
históricos, separadas por siglos, contribuyeron a
confeccionar esa página. Y, al mismo tiempo, podemos leer la página tal como
está, aprender de ella, averiguar cómo la interpretaron
otros en el curso de miles de años.
Para
aquéllos de nosotros que leemos la Biblia como literatura,
este nuevo conocimiento debería traer una nueva relación
con los individuos que la escribieron, un nuevo camino
hacia la evaluación de sus habilidades artísticas, y una
nueva admiración por la belleza final y la complejidad del
libro.
Para
aquéllos de nosotros que lo leemos en busca de la
historia, este proyecto abre continuamente nuevos canales
para revelar lo que ocurría en varios momentos históricos,
y una nueva sensibilidad a cómo los individuos en la
sociedad bíblica respondieron a esos momentos.
Para los que
consideran la Biblia como sagrada, puede significar nuevas
posibilidades de interpretación; puede significar un nuevo
asombro ante la gran cadena de sucesos, personas, y siglos
que se juntaron tan intrincadamente para producir un
incomparable libro de enseñanzas.
Y para todos
nosotros que vivimos en esta civilización que la Biblia
jugó una parte tan central en configurar, puede ser un
canal para ponernos más en contacto con personas y fuerzas
que afectaron nuestro mundo.
Después de
todo, la pregunta es, no sólo quién escribió la Biblia,
sino quién la lee.