¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?
Richard Elliot Friedman

CAPÍTULO 13 
LA GRAN IRONÍA

La combinación de P con J, E y D fue aun más extraordinaria de lo que había sido la combinación entre J y E siglos antes. P era polémica - fue una Torá - respuesta a J y E. JE denigraba a Aarón. P denigraba a Moisés. JE asumía que cualquier levita podía ser sacerdote. P decía que sólo los descendientes de Aarón podían ser sacerdotes. JE decía que había ángeles, que los animales hablaban a veces, y Dios podía ser hallado de pie sobre una roca o caminando por el jardín de Edén. P no aceptaba nada de esto.

Mientras tanto, D venía de un círculo de personas que eran tan hostiles a P como el círculo P lo era a JE. Por siglos, estos dos grupos sacerdotales habían luchado por prerrogativas sacerdotales, la autoridad, los ingresos, y la legitimidad.

Y ahora alguien estaba juntando todas estas cosas.

Alguien estaba combinando JE con la obra que había sido escrita como alternativa a ella. Y esta persona no sólo estaba combinándolas una al lado de la otra, como historias paralelas. Él o ella estaba cortándolas e intersectándolas de manera intrincada. Y al final de esta colección de leyes e historias entrelazadas de J, E, y P, esta persona puso a Deuteronomio, el discurso de despedida de Moisés, como conclusión. Alguien estaba fundiendo las cuatro fuentes diferentes, y a menudo opuestas entre sí, tan ingeniosamente que se necesitarían milenios para separarlas.

Ésta fue la persona que creó la Torá, los cinco libros de Moisés que hemos leído durante dos mil años. ¿Quién era esta persona? ¿Por qué lo hizo?

Ésta fue la primera pregunta de este libro: Si Moisés no produjo estos libros, ¿quién lo hizo?

Yo creo que fue Esdras.

UN SACERDOTE AARÓNIDA

A la persona que reunió las cuatro fuentes hasta formar los cinco libros de Moisés se la conoce como el redactor. Es más difícil seguir las huellas del redactor que las de cualquiera de los autores de las fuentes. Casi siempre, el redactor ponía en orden textos que ya existían, y no escribía mucho por su cuenta. Así, pues, hay poca evidencia que arroje luz sobre su identidad. No tenemos historias completas ni grandes grupos de leyes que examinar para deducir de dónde vino, cuáles eran sus intereses, o a quién se oponía.

Aun así, sabemos algunas cosas sobre esta persona. Para comenzar, el redactor procedía del círculo de sacerdotes aarónidas. O era él mismo sacerdote, o estaba identificado con ellos y comprometido con los intereses de ellos. Hay varias razones para llegar a esta conclusión.

En primer lugar, inicia las principales secciones de su obra con historias o leyes P, nunca con J ni E. Todos los que ahora conocemos como los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, y Números comenzaron con textos sacerdotales.1

Segundo, usó documentos sacerdotales como marco de la obra. El primer documento que usó fue el Libro de las Generaciones, mejor conocido como el libro de los "engendró" para los lectores de la Biblia, la mayor parte de los cuales hallan que es una de las partes más tediosas de la Biblia. Comienza:

Este es el libro de las generaciones de Adán.2

Luego, da una lista de las generaciones de los seres humanos, desde Adán hasta Jacob, diciendo quién engendró a quién, y dando las edades de las personas de la lista.

Frank Moore Cross ha demostrado que el Libro de las Generaciones era originalmente un documento separado. La persona que armó la Torá lo dividió en varios pedazos y luego dispersó éstos a través del libro de Génesis.3 Esta disposición dio organización y continuidad a las historias de los diferentes escritores. El redactor tomó la parte del documento que abarcaba las diez generaciones desde Adán hasta Noé y la colocó entre la historia de Adán y la historia de Noé; luego tomó la parte que abarcaba las diez generaciones desde Noé hasta Abraham y la colocó entre la historia de Noé y las historias de Abraham, y así sucesivamente. Esto dio a las historias de Génesis una marco sensible, ubicándolas a todas ellas en una corriente histórica..4

El Libro de las Generaciones era un documento sacerdotal. Como las historias P en Génesis, el Libro de las Generaciones se refiere a Dios llamándolo Elohim, no Yahvé. Como la historia de la creación en P, el Libro de las Generaciones dice que los seres humanos son creados a imagen de Dios.5 Como muchas historias y leyes P, el Libro de las Generaciones tiene que ver con detalles repetitivos de nombres y fechas.

Es decir, el redactor usó un documento sacerdotal como texto estructurador del libro de Génesis.

El redactor también usó un texto sacerdotal como estructura para los siguientes quince capítulos de la Biblia - las historias de la esclavitud de los israelitas y el éxodo desde Egipto. El texto que usó fue la versión P de las plagas que Yahvé infligió a los egipcios. Dicho con sencillez, usó el lenguaje de la versión P para dar unidad a las diferentes fuentes. En la versión P, cada una de las plagas contra los egipcios era seguida por las palabras:

Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.6

El redactor insertó palabras similares a éstas después de las plagas en las historias de JE también.7 Luego, cuando combinó las historias de las plagas en P con las historias de las plagas en JE, las terminaciones comunes dieron unidad a la historia combinada entera. El punto importante es que el redactor usó documentos sacerdotales como la estructura predominante de la obra.

Tercero, añadió textos por cuenta propia, y estos nuevos textos estaban en el lenguaje típico y los intereses de P. Me referiré a algunos de estos textos más abajo, y los he incluido a todos ellos en el Apéndice. Por lo pronto, baste decir que se parecen tanto a los textos P en su lenguaje que, durante mucho tiempo, los investigadores pensaron que eran parte integral de P.

El profesor Cross fue aun más allá. Concluyó que P y R (el redactor) eran virtualmente la misma cosa. Argumentó que había enormes vacíos en la corriente de la historia P. Puesto que la historia P estaba incompleta, y la estructura de la obra procedía de documentos sacerdotales, Cross concluyó que nunca hubo una fuente P separada. Más bien, dijo, una sola persona (o un círculo) escribió las porciones P del Pentateuco alrededor de las porciones JE en primer lugar. Esta misma persona compuso el marco que mantenía juntas todas las historias. La redacción y la escritura sacerdotal eran un solo proceso.

Sobre este punto, he discrepado con mi maestro. Como se ha indicado en los capítulos precedentes, me parece que la narrativa P es una historia continua y consistente. Si J y E están separadas de ella, podemos leer esta historia con apenas un espacio entre ellas. Donde ocurren los espacios, son explicables en términos de los intereses del autor sacerdotal, como lo describí en el capítulo anterior. Si examinamos la historia del diluvio bíblico con las dos fuentes separadas, podremos ver que cada historia está completa. Lo mismo sucede con la historia de la rebelión (Coré, Datán, Abiram). Otro tanto ocurre con las dos historias de la apertura del Mar Rojo, y con las dos historias de lo que ocurrió en el monte Sinaí. En cada caso, la historia sacerdotal no está escrita alrededor de J o E. Más bien, parece ser una historia originalmente separada, continua, y consistente, que alguna otra persona combinó con la versión anterior. Además, hay la cuestión de que las historias son versiones alternativas de las historias de J y E. ¿Cuál habría sido el propósito de que el autor de P escribiera estas presentaciones alternativas de las historias si él las estaba combinando con los mismos textos para los cuales servían de alternativas?

Aun así, aunque quedé persuadido por la evidencia de que el escritor sacerdotal y el redactor eran personas diferentes, también me persuadió el profesor Cross de que el redactor mismo era de la familia sacerdotal aarónida, usando documentos y terminología sacerdotales.

Hay una manera de distinguir los textos P originales de las inserciones sacerdotales del redactor, lo cual comentaré más abajo. Pero, nuevamente, el punto importante por el momento es que el redactor procedía del mismo grupo que el escritor P. Su obra expresaba explícitamente las preocupaciones y los intereses de un sacerdote, usaba lenguaje P, iniciaba cada sección principal de su obra con un texto P, y enmarcaba la obra con documentos sacerdotales.

En realidad, no es sorprendente hallar que el redactor era un sacerdote. La mayoría de las historias y todas las leyes que hemos examinado hasta ahora han resultado ser de sacerdotes (E, P, y D). Los sacerdotes tenían acceso a documentos y la autoridad religiosa para promulgarlos. Parte de las funciones oficiales de los sacerdotes era enseñar la ley y la tradición.8 Es sólo natural que los sacerdotes que produjeron P y la historia deuteronomística (que probablemente incluían a JE) traspasaran sus obras a otros sacerdotes, y que estos documentos fueran preservados en círculos sacerdotales. Entonces llegó un momento en la historia cuando un sacerdote vio que era valioso poner juntas estas obras.

EN LOS DÍAS DEL SEGUNDO TEMPLO

Ese momento tuvo que ser en los días del segundo templo. No todas las fuentes - J, E, P, y D (Dtr1 y Dtr2) fueron completadas sino hasta poco antes de ese tiempo. Además, si miramos lo que este sacerdote añadió a estas fuentes, podemos ver indicios que apuntan aun más específicamente al momento de la creación de la obra final.

Por ejemplo, añadió el capítulo 15 del libro de Números. Es un capítulo de leyes que está separado de todas las otras leyes sacerdotales. Por alguna razón, fue insertado entre capítulos que contienen historias, no entre las otras leyes. Está entre la historia de los espías la historia de la rebelión. Está escrito en típico lenguaje sacerdotal, y es acerca de una típica ocupación sacerdotal: los sacrificios.

Es demasiado típico. Trata de sacrificios regulares, sacrificios de días festivos, sacrificios de votos, y sacrificios individuales por pecados cometidos por error. Todas estas cosas se han comentado ya en P. 9 Este capítulo es mayormente un doblete, que repite cosas que ya se han dicho, mientras que añade algunas ofrendas a la lista.

Pero hay una notable diferencia: Números 15 nunca menciona el Tabernáculo.

La ausencia de alguna mención del Tabernáculo en un texto que duplica leyes sacerdotales de sacrificios no es ninguna coincidencia. En alguna parte de P se subraya una y otra vez que el Tabernáculo es crucial para los sacrificios. No puede haber ningún sacrificio excepto en la entrada del Tabernáculo. Este otro texto, Números 15, parece proceder de un tiempo en que los sacerdotes ya no podían insistir en la presencia del Tabernáculo para los sacrificios. Cuadra con los días del segundo templo, cuando el Tabernáculo ya no existía.

El segundo templo no tenía Tabernáculo, ni querubines, ni arca. Pero allí se hacían sacrificios. Números 15 parece ser el texto que creó un lazo entre los viejos tiempos y los nuevos, entre el primer templo y el segundo. Tuvo que haber sido escrito, bien en Jerusalén como ley del segundo templo o, cuando todavía estaban exiliados, como un programa para el futuro.

Hay otra inserción que es más reveladora. La fuente P presenta leyes acerca de las fiestas solemnes de Levítico 23. El texto allí describe los tres días solemnes principales - la pascua, las semanas, y las cabañas - y también el año nuevo y el día de expiación. Esta lista de fiestas solemnes está claramente marcada. Comienza (versículo 4) y termina (versículo 37) con las palabras "Éstas serán las fiestas solemnes de Jehová". Pero, entonces, dos versículos después del fin de la lista (versículo 39), repentinamente hay otra ley sobre uno de los días solemnes: la fiesta de las cabañas. Esta ley adicional, que está desconectada de todas las otras leyes sobre días solemnes, dice que en este día, que es llamado "de las cabañas" (Hebreo: Sukkot), se suponía que el pueblo realmente construiría cabañas (es decir, chozas o tiendas) y viviría en ellas durante una semana. El texto dice que esta práctica es para recordarle al pueblo que sus antepasados vivieron en estructuras temporales en el desierto después de que salieron de Egipto. El texto da una lista de especies de árboles que debían usarse en este día solemne.10

¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué esta ley sobre una práctica particular en un día solemne aparece separadamente, después del fin de la sección de días solemnes? La respuesta reside en los días del segundo templo. De acuerdo con el libro de Nehemías, cuando Esdras reunió al pueblo en la puerta del agua para leerles la Torá, hallaron algo en ella que, aparentemente, era nuevecito para ellos: una ley que prescribía vivir realmente en cabañas en la fiesta de las cabañas. El texto es explícito de que esta ley no había sido observada en toda la historia del país. Dice: 

Desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel.11

Ahora bien, este suceso en los días de Esdras se refiere al pasaje en Levítico sobre las cabañas. Hasta menciona las mismas especies de árboles que se listan en Levítico. Así, pues, tenemos una ley ubicada en un lugar raro en Levítico, y tenemos un informe de que esta ley en un lugar extraño de la Biblia nunca fue parte de la vida o las tradiciones del pueblo sino hasta los días del segundo templo. Esto cuadra con la otra evidencia de que la etapa final de la formación de los cinco libros de Moisés tuvo lugar en los días del segundo templo.

Esto tiene perfecto sentido. Los días del segundo templo eran el tiempo en que los sacerdotes aarónidas estaban en posición de poder. Ya no había ningún rey. Los sacerdocios rivales habían sido hechos a un lado. En realidad, no sorprende que un sacerdote aarónida de los días del segundo templo hubiese sido el redactor de la obra final. Éste era el tiempo, como nunca antes, en que los sacerdotes tenían la autoridad para promulgar la obra - y hacerla cumplir.

ESDRAS

Un sacerdote aarónida en particular tenía todo este poder: Esdras. Tenía el respaldo del emperador. Tenía la autoridad para hacer cumplir las leyes. Aunque no era el Sumo Sacerdote, tenía enorme autoridad. Y su autoridad estaba enlazada directamente con un rollo que había traído a Judá, un rollo que es identificado como "la Torá de Moisés que Jehová Dios de Israel dio".12

Como dije en el capítulo 8, en toda la Biblia sólo dos hombres se conocen como legisladores: Moisés y Esdras. Esdras era sacerdote, legislador y escriba. Tenía acceso a documentos. Y la biografía bíblica de Esdras es explícita acerca de cuáles documentos le interesaban. Dice:

Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová ....13

También dice:

Esdras era escriba diligente en la ley de Moisés.14

También informa que el emperador lo autorizó para enseñar y hacer cumplir

la ley de vuestro Dios que están en vuestra mano.15

La primera vez que hallamos la Torá de Moisés completa en Judá está en posesión de Esdras. La buscó; él era un escriba que trabajaba con ella, la llevó a Jerusalén personalmente, y personalmente la leyó en público por primera vez. Y cuando se la leyó al pueblo, oyeron cosas que no habían oído nunca antes.

Esto no prueba absolutamente que tenía que ser Esdras quien compuso los cinco libros de Moisés. Pero pertenecía a la  familia sacerdotal correcta, tenía la profesión correcta, estaba en el lugar correcto, en el momento correcto, tenía autoridad, y en la mano la primera copia conocida del libro. Si no fue Esdras mismo quien compuso la obra, entonces fue alguien cercano a él - un pariente, un colega en el sacerdocio, un compañero escriba - porque el libro no pudo haber sido producido mucho antes de que él hubiese llegado con el libro a Judá. El templo había estado existiendo sólo aproximadamente durante una generación, cuando Esdras llegó a Jerusalén.

A la luz de todo esto, es fascinante que hubiera realmente una antigua tradición acerca de Esdras y la Torá de Moisés. La tradición dice que el rollo original de la Torá (y otros libros de la  Biblia) se quemaron en el incendio que destruyó el templo en 587 A.C., pero que Esdras logró restaurarlo por medio de una revelación. Esta tradición se conserva en una obra llamada el Cuarto Libro de Esdras. Este libro no es parte de la Biblia. Es más bien parte de la colección conocida como los Pseudoepígrafos, que son obras escritas por cristianos y judíos entre el 200 A.C. y el 200 A.D. El Cuarto Libro de Esdras procede aproximadamente de 100 A.D. En él, Dios habla a Esdras desde una zarza. Esdras dice.

El mundo yace en oscuridad, y sus habitantes no tienen luz. Porque tu ley ha sido quemada, y por eso nadie conoce las cosas que has hecho o que serán hechas por ti. Si, pues, he hallado favor delante de ti, envíame el Espíritu Santo, y escribiré todo lo que ha ocurrido en el mundo desde el principio, las cosas que estaban escritas en tu ley.16

Luego, durante cuarenta días, Esdras recita los textos perdidos. Para no exagerar la importancia de este texto relativamente tardío, lo importante de esto es simplemente que ya en los tiempos primitivos Esdras era asociado con la producción del texto sagrado. Hasta Jerónimo, en el siglo cuarto A. D., dijo:

... ya sea que se decida llamar a Moisés el autor del Pentateuco o a Esdras el renovador de la misma obra, yo no tengo ninguna objeción.17

También los modernos investigadores han expresado ocasionalmente la sospecha de que Esdras fue el hombre que compuso los cinco libros de Moisés. En el actual estado de nuestro conocimiento, me parece que la evidencia apunta con toda probabilidad a Esdras, el sacerdote, el escriba, y el legislador que vino a la tierra con la Torá de Moisés en la mano.

LA COMBINACIÓN

Y así, los investigadores del siglo diecinueve que decían que el escritor sacerdotal venía de los días del segundo templo tenían razón en parte. La mano sacerdotal final sobre estos textos procedió de aquellos días. Su fuente sacerdotal (P) era de los días anteriores (de Ezequías).

¿Por qué lo hizo? ¿Por qué cometer esta extraordinaria ironía de combinar textos que eran diametralmente opuestos entre sí?

Presumiblemente, lo hizo por las mismas razones por las que J y E habían sido combinados hacía como 250 años. Para esta época, todos estos textos fuentes eran famosos. J y E habían estado circulando por siglos y eran citados en D. P había estado circulando desde los días de Ezequías, había sido asociado con una reforma nacional, y tenía el apoyo del sacerdocio que estaba en el poder. D había sido leído en público en los días de Josías, y contenía una ley que requería que fuese leído nuevamente en público durante siete años.18 ¿Cómo pudo el redactor haber dejado fuera alguno de estos documentos? Nuevamente, el problema era una promulgación acertada. ¿Quién habría creído que era la Torá de Moisés si no incluía las famosas historias de Adán y Eva (J), el becerro del oro (E), Finees (P), y el discurso de despedida de Moisés (D)?

Además, había grupos que apoyaban estos varios textos. Puede que los sacerdotes levitas de Silo que habían producido E y D no hubieran estado en el poder sacerdotal en los días del segundo templo, pero eso no significaba que no existieran. Todavía podían hacer oír sus voces y protestar la autenticidad de una Torá que no incluyera sus textos. Ciertamente, la combinación de todas las fuentes en este período puede haber sido precisamente como una concesión entre las varias facciones de la sociedad judeo-israelita.

Queda todavía la pregunta de por qué tuvo el redactor que mezclarlas a todas ellas unas con otras. ¿Por qué no conservarlas todas una al lado de la otra, como los cuatro evangelios del Nuevo Testamento? La diferencia era que, para el tiempo de Esdras, todas las fuentes aparentemente habían llegado a ser atribuidas a Moisés. ¿Qué podía hacer el redactor? No podía tener dos o tres textos diferentes, todos escritos por Moisés, especialmente cuando a veces se contradecían entre sí. Y así, asumió la enorme, intrincada e irónica tarea de combinar en una sola obra estas versiones alternativas de las mismas historias.

MÉTODO

¿Cómo se emprende una tarea como ésta? No podía hacerse según ningunas directrices existentes porque era un esfuerzo de una sola vez, único, una respuesta a una necesidad muy específica en un momento particular de la historia. No podía hacerse de ninguna manera sistemática, porque los textos fuentes eran muy diversos. Estaban en prosa y en verso. Incluían historias, leyes, listas, e instrucciones arquitectónicas. La persona que se dispusiera a armarlos tenía que tener una excepcional sensibilidad literaria y excepcionales capacidades. Tenía que tener un sentido de cuáles contradicciones eran tolerables para los lectores y cuáles no. Tenía que suavizar bordes irregulares, hacer que fluyeran cómodamente trozos de historias que nunca fueron diseñados para estar juntos.

Su única guía parece haber sido conservar tanto como fuese posible de los textos originales sin contradicciones intolerables. La evidencia de esto es que, cuando separamos JE de P en Génesis, Éxodo, Levítico, y Números, cada uno fluye sensiblemente por sí solo con muy pocos vacíos en su historia. Hay pocas señales de que el redactor haya tenido que cortar algo.

A cada paso, tenía que resolver problemas que involucraban diferentes clases de contradicciones y repeticiones. No podía comenzar con una sola decisión o un solo método excesivamente abarcante. No había una sola decisión crítica que hacer. Tenía que hacer cientos de decisiones correctas para convertir su diversas fuentes en una narración fluida y sensible.

Su primera decisión fue qué hacer con las dos historias de la creación. Decidió conservar ambas, espalda con espalda. La primera, Génesis 1 (P), tenía una perspectiva más amplia, más cósmica; la segunda (J) tenía una perspectiva más terrenal, centrada en lo humano. Puestas una al lado de la otra, simplemente parecían ser una amplia presentación de los principales actos de la creación seguidos por un enfoque más específico de aspectos particulares de ella. Aparentemente, el hecho de que el orden de los eventos y el nombre de la deidad cambiaban aparentemente no lo preocupaba. Esta no es una acusación contra su lógica ni contra su capacidad. Simplemente, podía vivir con estas clases de situaciones, tal como pudieron hacerlo sus lectores durante los siguientes dos milenios.

Después vinieron las historias J de Adán y Eva y las de Caín y Abel. Estas historias involucraban estrechos contactos personales con la deidad, más querubines (de verdad, no estatuas) 19, poderosas plantas (el árbol de la vida, el árbol del conocimiento del bien y del mal) y una serpiente que hablaba. P no tenía ningún equivalente de tales historias, así que el redactor estaba libre simplemente para poner los textos J después de las dos historias de la creación.

Luego insertó las diez primeras "engendró" del Libro de las Generaciones, que terminaron con Noé.

En ese punto, el redactor llegó al primer verdadero desafío de su singular tarea. Tenía dos historias del diluvio. Ambas estaban completas. Tenían similitudes bien definidas y evidentes diferencias. La historia J del diluvio era acerca de cuarenta días de lluvia. La historia P del diluvio era acerca de una crisis cósmica que duraba un año. La historia J hablaba de catorce animales limpios y dos no limpios. La historia P hablaba de dos de cada clase. La historia J decía que Noé envió tres palomas (o una paloma tres veces) al fin. La historia P decía un cuervo.

No había manera de que el redactor pudiera colocar estas dos historias espalda con espalda, como había hecho con las historias de la creación. Pero, aparentemente, no estaba dispuesto a descartar ni la una ni la otra tampoco. Así que intentó combinarlas en una sola historia que todavía tuviera sentido - y que todavía pudiera ser una buena historia. Su producto final fue el primer texto que yo usé en este libro (Capítulo 2, páginas 54-59).

Dividió, cortándolas, las dos historias y ensambló los correspondientes pedazos perfectamente. Ahora la lluvia en J parecía no ser nada más que otra referencia a las aguas que se derramaban a través del firmamento cósmico de P. Ahora los "dos de cada clase" de animales en P se entendían en el sentido de que los catorce de cada uno de los animales limpios en J llegaron al arca "de dos en dos". Ahora el cuervo de P se entendía como volando alejándose del arca y no regresó, de modo que Noé tuvo que enviar palomas para ver si las aguas del diluvio habían bajado de nivel. Fue una brillante síntesis de las dos historias, todo aparentemente sin borrar ni una sola palabra de ninguno de los dos textos originales. Y funcionó durante dos y medio milenios.

Este método de segmentar las historias y ensamblar juntas las partes correspondientes funcionó tan bien que el redactor lo usó para ensamblar la historia P de Coré con la historia JE de Datán y Abiram. También lo usó para confeccionar la historia de los espías, la historia de las plagas en Egipto, y la historia de la división del Mar Rojo.

Pero no estaba atado a este método. En algunos casos, eligió cortar la historia P en varios pedazos pequeños y distribuir estos trozos en varias historias JE. De este modo, esparció los componentes P de la historia de Jacob y Esaú a través del relato JE, mucho más largo, de los dos hermanos gemelos. Hizo lo mismo con el corto registro P de la migración a Egipto, repartiendo sus pedazos a través de catorce capítulos de la historia JE de José.

En el caso de la historia de la rebelión en Peor, como vimos, cortó el comienzo de la historia P y el final de la historia JE para crear la continuidad que buscaba. ¿Le molestó que las seductoras mujeres fueran moabitas en la primera mitad de la historia y madianitas en la segunda mitad? Aparentemente no.

En otros casos, decidió separar las dos versiones de historias dobletes, presentándolas como sucesos separados. Por ejemplo, puso la historia JE del pacto con Abraham en Génesis 15 y la historia P de este pacto en Génesis 17, con otra historia entre las dos. Y así, ahora las dos versiones del pacto abrahámico parecen estar describiendo dos reuniones separadas entre Dios y Abraham. Aun más dramática fue la separación por el redactor de las dos historias de Moisés haciendo salir agua de la roca. La versión JE está ahora situada en Éxodo 17. La versión P viene dos libros más adelante, en Números 20. Separadas, parecen contar dos incidentes diferentes, separados por años y la distancia, aunque ambos ocurren en lugares que tienen el mismo nombre.

Así, pues, algunas repeticiones y contradicciones eran tolerables para él, otras no. No estaba dispuesto a tener dos diluvios, cada uno de los cuales destruye todo el mundo, excepto un hombre llamado Noé. Pero estaba dispuesto a hacer que Moisés golpeara dos rocas en dos lugares llamados Meriba. Estaba dispuesto a hacer que Moisés repitiera los Diez Mandamientos en su discurso de despedida en Deuteronomio 5, aunque son diferentes aquí de cómo aparecen en Éxodo 20. En Éxodo 20, el cuarto mandamiento dice: 

Acuérdate del día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.20

Pero en Deuteronomio, cuando Moisés repite el mandamiento, dice que fue:

Guardarás el día de reposo para santificarlo ... Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido. Por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.21

La primera versión es de P, y cita el relato de la creación P como la razón para guardar el sábado: porque Dios reposó el séptimo día. La segunda versión es de D, y da una razón común de D para guardar los mandamientos: porque Dios os liberó de la esclavitud. Para el redactor, y para sus lectores, las dos redacciones diferentes del mismo mandamiento eran compatibles. (Es interesante observar que uno de los rollos del Mar Muerto comprime estos dos textos y simplemente pone, una al lado de la otra, ambas razones para guardar el sábado).22

En todo esto, ninguno de los métodos gobierna el proceso. Los textos del redactor eran diversos y complicados, y fue lo bastante sabio y hábil para manejar cada caso de acuerdo con su buen juicio de lo que se necesitaba.

CONTINUIDAD

El redactor todavía tenía que dar a la colección entera de trozos una organización que tuviera sentido. Tenía que haber continuidad. En parte, la continuidad era proporcionada por la naturaleza misma de los textos. Lo que hacía que todas las historias cuadraran las unas con las otras de modo natural era que todas estaban fijadas en la historia. Todos los textos describían los sucesos en el orden en que se entendía que habían ocurrido en la secuencia histórica.

Esto podría parecer tan obvio que le daríamos poca importancia. Pero eso es sólo porque vivimos en un mundo postbíblico (y postgriego). La Biblia fue el primer intento de escribir historia. Podemos argüir acerca de si es un buen intento o un mal intento de escribir historia - yo diría que fue muy bueno en su mayor parte - pero permanece el hecho de que era la primera vez que se escribía historia. Las únicas cosas que se le acercan en el Cercano Oriente son los anales reales, como la Inscripción del Prisma de Senaquerib, que registra las campañas militares del rey, mencionando por sus nombres los lugares conquistados y los botines recogidos. Pero estos anales se parecen más a informes o listas que a historias verdaderas. Las primeras obras extensas conocidas de historias nacionales fueron precisamente las fuentes que este redactor estaba ensamblando.

El redactor organizó estas fuentes en una historia fluida usando tres documentos. El primero fue el Libro de las Generaciones. Cortó en trozos este largo archivo de quién engendró a quién, y luego distribuyó los trozos en los puntos apropiados de las historias, desde Adán hasta Jacob. Al hacer esto, dio continuidad histórica al libro entero de Génesis.

El segundo documento que usó fue la narración de las plagas en P. Usó el lenguaje de "el corazón de Faraón se endureció" como marco para unir las varias historias JE y P del éxodo de Egipto. La estructura abarcaba los primeros doce capítulos del libro de Éxodo, hasta el momento en que el pueblo salió de Egipto.23

Su tercer documento fue una lista de las paradas que los israelitas hicieron durante sus cuarenta años en el desierto. Esta lista de itinerarios está ahora situada en el libro de Números, capítulo 33. Comienza con la afirmación explícita:

Éstas son las jornadas de los hijos de Israel que salieron de la tierra de Egipto...

Luego procede a enumerar cada uno de los lugares a donde fueron, comenzando con la ciudad de Ramsés en Egipto, conitnuando con todos los campamentos en el desierto, y terminando con su llegada al río Jordán, umbral de la tierra prometida. La mayoría de los eruditos bíblicos había pensado que esta lista era meramente un resumen de todos los lugares mencionados en las historias hasta ese punto, pero Frank Cross ha demostrado que la lista era originalmente un documento independiente, como el Libro de las Generaciones. El redactor usó esta lista como marco para las historias del desierto, tal como había usado el Libro de las Generaciones para las historias de Génesis y la narración de las plagas en P para las historias en Egipto. Distribuyó a través del texto los trozos de la lista de los viajes del pueblo, fijando cada una de las historias en el lugar apropiado. Esto dio el mismo tipo de continuidad a los libros de Éxodo (comenzando por el capítulo 12), Levítico y Números que había dado a Génesis.24

Deuteronomio ya era una unidad continua, describiendo las últimas palabras y los últimos actos de Moisés. Todo lo que el redactor tuvo que hacer para cuadrarlo con el resto fue cambiar las historias de JE y P sobre la muerte de Moisés hasta el final de Deuteronomio. El último capítulo de Deuteronomio (capítulo 34) es ahora una combinación de todas las tres versiones de la muerte de Moisés (JE, P, y D).25

La contribución del redactor también incluyó la adición de ocasionales versículos para acentuar las transiciones y las combinaciones de sus fuentes y aclarar o enfatizar los puntos que eran especialmente importantes en su propia época, incluyendo las leyes de sacrificios de Números 15, la ley sobre las cabañas, un pasaje enfatizando el sábado 26 y un pasaje sobre el regreso del exilio 27.

Este redactor era un sacerdote aarónida, como la persona que produjo P. Pero, irónicamente, su tarea era exactamente opuesta a la de aquella  persona. La persona que produjo P confeccionó una obra que era una alternativa para fuentes anteriores (JE). El redactor confeccionó una obra que reconciliaba fuentes opuestas entre sí. Esta fue la clave que yo descubrí y que, creo yo, junto con otras evidencias que la apoyan, hizo posible separar P de la obra del redactor, la una de la otra. Los textos P luchaban contra las otras fuentes. El texto del redactor abarcaba a ambos.

LA PRIMERA BIBLIA

Cuando el redactor incluyó a Deuteronomio entre sus fuentes, obtuvo un efecto adicional que posiblemente ni siquiera estaba dentro de sus planes. Deuteronomio era ahora a la vez el último libro de la Torá y el primer libro de la historia deuteronomística. Ahora había una continuidad natural desde Génesis hasta el fin de 2 Reyes. El erudito bíblico estadounidense David Noel Freedman ha llamado a esta historia continua de once libros la Historia Primaria (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes). También se ha referido a ella llamándola "La Primera Biblia".

Esa es ciertamente una manera útil de mirarla. La Historia Primaria formó el núcleo alrededor del cual fue construido el resto de la Biblia. Contaba las historias de los sucesos que prepararon el escenario para todo lo que habría de ocurrir más tarde: la creación, el nacimiento del pueblo, la colonización de la tierra, el establecimiento de la genealogía mesiánica. Contenía los cuatro grandes pactos (Noé, Abraham, Sinaí, David). Los varios profetas podían ser comprendidos contra el trasfondo de la historia que contaban. Isaías podía ser comprendido mejor cuando se lo veía contra el trasfondo del reinado de Ezequías, durante el cual vivió. Jeremías podía ser comprendido mejor considerado contra el trasfondo de Josías. De la misma manera, el resto de los libros de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) y del Nuevo Testamento llegaron a ser comprendidos por las comunidades que los preservaron en el contexto de los sucesos principales de la Historia Primaria. Esto es por lo que yo decidí concentrarme en estos libros en particular aquí, y es por esto por lo que la obra del redactor fue tan importante para la formación de la Biblia.

TALENTO ARTÍSTICO SOBRE TALENTO ARTÍSTICO

El redactor, que yo identificaré como Esdras, ha sido el menos apreciado de los colaboradores de los cinco libros de Moisés. Por lo general, se le da más crédito a los autores de historias y leyes. Ése puede ser un error. El redactor era tan artista, a su manera, como los autores de J, E, P y D  lo fueron a la suya. Su contribución fue ciertamente tan importante como la de ellos. Su tarea no era solamente difícil, sino creativa. Requería sabiduría y sensibilidad literaria a cada paso, así como una habilidad que no era menos arte que contar historias. Al final, fue el que creó la obra que hemos leído durante todos estos años. Confeccionó la forma final de las historias y leyes que, de miles de maneras, han influido en millones de personas.

¿Es esa su influencia? ¿O es la influencia de los autores de las fuentes? ¿O sería mejor hablar de una asociación literaria de todos estos colaboradores, una asociación que la mayoría de ellos nunca supo que tendría lugar? ¿Cuántas ironías están contenidas en esta asociación que se extendió por siglos? ¿Cuántos nuevos conceptos y cuántas nuevas ideas resultaron de la combinación de todas estas colaboraciones? 

En resumen, la pregunta para el último capítulo de este libro es: ¿Es la Biblia más que la suma de sus partes?


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