Mientras tanto,
D venía de un círculo de personas que eran tan
hostiles a P como el círculo P lo era a JE. Por
siglos, estos dos grupos sacerdotales habían luchado
por prerrogativas sacerdotales, la autoridad, los
ingresos, y la legitimidad.
Y ahora alguien
estaba juntando todas estas cosas.
Alguien estaba
combinando JE con la obra que había sido escrita como
alternativa a ella. Y esta persona no sólo estaba
combinándolas una al lado de la otra, como historias
paralelas. Él o ella estaba cortándolas e
intersectándolas de manera intrincada. Y al final de
esta colección de leyes e historias entrelazadas de J,
E, y P, esta persona puso a Deuteronomio, el discurso
de despedida de Moisés, como conclusión. Alguien
estaba fundiendo las cuatro fuentes diferentes, y a
menudo opuestas entre sí, tan ingeniosamente que se
necesitarían milenios para separarlas.
Ésta fue la
persona que creó la Torá, los cinco libros de Moisés
que hemos leído durante dos mil años. ¿Quién era esta
persona? ¿Por qué lo hizo?
Ésta fue la primera pregunta de este libro: Si Moisés no produjo estos libros, ¿quién lo hizo?
Yo creo que fue
Esdras.
UN SACERDOTE AARÓNIDA
A la persona que
reunió las cuatro fuentes hasta formar los cinco
libros de Moisés se la conoce como el redactor. Es más
difícil seguir las huellas del redactor que las de
cualquiera de los autores de las fuentes. Casi
siempre, el redactor ponía en orden textos que ya
existían, y no escribía mucho por su cuenta. Así,
pues, hay poca evidencia que arroje luz sobre su
identidad. No tenemos historias completas ni grandes
grupos de leyes que examinar para deducir de dónde
vino, cuáles eran sus intereses, o a quién se oponía.
Aun así, sabemos
algunas cosas sobre esta persona. Para comenzar, el
redactor procedía del círculo de sacerdotes aarónidas.
O era él mismo sacerdote, o estaba identificado con
ellos y comprometido con los intereses de ellos. Hay
varias razones para llegar a esta conclusión.
En primer lugar,
inicia las principales secciones de su obra con
historias o leyes P, nunca con J ni E. Todos los que
ahora conocemos como los libros de Génesis, Éxodo,
Levítico, y Números comenzaron con textos
sacerdotales.1
Segundo, usó
documentos sacerdotales como marco de la obra. El
primer documento que usó fue el Libro de las
Generaciones, mejor conocido como el libro de los
"engendró" para los lectores de la Biblia, la mayor
parte de los cuales hallan que es una de las partes
más tediosas de la Biblia. Comienza:
Este es el libro de las generaciones de Adán.2
Luego, da una
lista de las generaciones de los seres humanos, desde
Adán hasta Jacob, diciendo quién engendró a quién, y
dando las edades de las personas de la lista.
Frank Moore
Cross ha demostrado que el Libro de las Generaciones
era originalmente un documento separado. La persona
que armó la Torá lo dividió en varios pedazos y luego
dispersó éstos a través del libro de Génesis.3
Esta disposición dio organización y continuidad a las
historias de los diferentes escritores. El redactor
tomó la parte del documento que abarcaba las diez
generaciones desde Adán hasta Noé y la colocó entre la
historia de Adán y la historia de Noé; luego tomó la
parte que abarcaba las diez generaciones desde Noé
hasta Abraham y la colocó entre la historia de Noé y
las historias de Abraham, y así sucesivamente. Esto
dio a las historias de Génesis una marco sensible,
ubicándolas a todas ellas en una corriente histórica..4
El Libro de las
Generaciones era un documento sacerdotal. Como las
historias P en Génesis, el Libro de las Generaciones
se refiere a Dios llamándolo Elohim, no Yahvé. Como la
historia de la creación en P, el Libro de las
Generaciones dice que los seres humanos son creados a
imagen de Dios.5
Como muchas historias y leyes P, el Libro de las
Generaciones tiene que ver con detalles repetitivos de
nombres y fechas.
Es decir, el
redactor usó un documento sacerdotal como texto
estructurador del libro de Génesis.
El redactor
también usó un texto sacerdotal como estructura para
los siguientes quince capítulos de la Biblia - las
historias de la esclavitud de los israelitas y el
éxodo desde Egipto. El texto que usó fue la versión P
de las plagas que Yahvé infligió a los egipcios. Dicho
con sencillez, usó el lenguaje de la versión P para
dar unidad a las diferentes fuentes. En la versión P,
cada una de las plagas contra los egipcios era seguida
por las palabras:
Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.6
El redactor
insertó palabras similares a éstas después de las
plagas en las historias de JE también.7
Luego, cuando combinó las historias de las plagas en P
con las historias de las plagas en JE, las
terminaciones comunes dieron unidad a la historia
combinada entera. El punto importante es que el
redactor usó documentos sacerdotales como la estructura
predominante de la obra.
Tercero, añadió
textos por cuenta propia, y estos nuevos textos
estaban en el lenguaje típico y los intereses de P. Me
referiré a algunos de estos textos más abajo, y los he
incluido a todos ellos en el Apéndice. Por lo pronto,
baste decir que se parecen tanto a los textos P en su
lenguaje que, durante mucho tiempo, los investigadores
pensaron que eran parte integral de P.
El profesor
Cross fue aun más allá. Concluyó que P y R (el
redactor) eran virtualmente la misma cosa. Argumentó
que había enormes vacíos en la corriente de la
historia P. Puesto que la historia P estaba
incompleta, y la estructura de la obra procedía de
documentos sacerdotales, Cross concluyó que nunca hubo
una fuente P separada. Más bien, dijo, una sola
persona (o un círculo) escribió las porciones P del
Pentateuco alrededor de las porciones JE en primer
lugar. Esta misma persona compuso el marco que
mantenía juntas todas las historias. La redacción y la
escritura sacerdotal eran un solo proceso.
Sobre este
punto, he discrepado con mi maestro. Como se ha
indicado en los capítulos precedentes, me parece que
la narrativa P es una historia continua y consistente.
Si J y E están separadas de ella, podemos leer esta
historia con apenas un espacio entre ellas. Donde
ocurren los espacios, son explicables en términos de
los intereses del autor sacerdotal, como lo describí
en el capítulo anterior. Si examinamos la historia del
diluvio bíblico con las dos fuentes separadas,
podremos ver que cada historia está completa. Lo mismo
sucede con la historia de la rebelión (Coré, Datán,
Abiram). Otro tanto ocurre con las dos historias de la
apertura del Mar Rojo, y con las dos historias de lo
que ocurrió en el monte Sinaí. En cada caso, la
historia sacerdotal no está escrita alrededor de J o
E. Más bien, parece ser una historia originalmente
separada, continua, y consistente, que alguna otra
persona combinó con la versión anterior. Además, hay
la cuestión de que las historias son versiones alternativas de
las historias de J y E. ¿Cuál habría sido el propósito
de que el autor de P escribiera estas presentaciones
alternativas de las historias si él las estaba
combinando con los mismos textos para los cuales
servían de alternativas?
Aun así, aunque
quedé persuadido por la evidencia de que el escritor
sacerdotal y el redactor eran personas diferentes,
también me persuadió el profesor Cross de que el
redactor mismo era de la familia sacerdotal aarónida,
usando documentos y terminología sacerdotales.
Hay una manera
de distinguir los textos P originales de las
inserciones sacerdotales del redactor, lo cual
comentaré más abajo. Pero, nuevamente, el punto
importante por el momento es que el redactor procedía
del mismo grupo que el escritor P. Su obra expresaba
explícitamente las preocupaciones y los intereses de
un sacerdote, usaba lenguaje P, iniciaba cada sección
principal de su obra con un texto P, y enmarcaba la
obra con documentos sacerdotales.
En realidad, no
es sorprendente hallar que el redactor era un
sacerdote. La mayoría de las historias y todas las
leyes que hemos examinado hasta ahora han resultado
ser de sacerdotes (E, P, y D). Los sacerdotes tenían
acceso a documentos y la autoridad religiosa para
promulgarlos. Parte de las funciones oficiales de los
sacerdotes era enseñar la ley y la tradición.8
Es sólo natural que los sacerdotes que produjeron P y
la historia deuteronomística (que probablemente
incluían a JE) traspasaran sus obras a otros
sacerdotes, y que estos documentos fueran preservados
en círculos sacerdotales. Entonces llegó un momento en
la historia cuando un sacerdote vio que era valioso
poner juntas estas obras.
EN LOS DÍAS DEL SEGUNDO
TEMPLO
Ese momento tuvo
que ser en los días del segundo templo. No todas las
fuentes - J, E, P, y D (Dtr1
y Dtr2)
fueron completadas sino hasta poco antes de ese
tiempo. Además, si miramos lo que este sacerdote
añadió a estas fuentes, podemos ver indicios que
apuntan aun más específicamente al momento de la
creación de la obra final.
Por ejemplo,
añadió el capítulo 15 del libro de Números. Es un
capítulo de leyes que está separado de todas las otras
leyes sacerdotales. Por alguna razón, fue insertado
entre capítulos que contienen historias, no entre las
otras leyes. Está entre la historia de los espías la
historia de la rebelión. Está escrito en típico
lenguaje sacerdotal, y es acerca de una típica
ocupación sacerdotal: los sacrificios.
Es demasiado
típico. Trata de sacrificios regulares, sacrificios de
días festivos, sacrificios de votos, y sacrificios
individuales por pecados cometidos por error. Todas
estas cosas se han comentado ya en P.
9 Este capítulo es
mayormente un doblete, que repite cosas que ya se han
dicho, mientras que añade algunas ofrendas a la lista.
Pero hay una notable diferencia: Números 15
nunca menciona el Tabernáculo.
La ausencia de
alguna mención del Tabernáculo en un texto que duplica
leyes sacerdotales de sacrificios no es ninguna
coincidencia. En alguna parte de P se subraya una y
otra vez que el Tabernáculo es crucial para los
sacrificios. No puede haber ningún sacrificio excepto en
la entrada del Tabernáculo. Este otro texto, Números
15, parece proceder de un tiempo en que los sacerdotes
ya no podían insistir en la presencia del Tabernáculo
para los sacrificios. Cuadra con los días del segundo
templo, cuando el Tabernáculo ya no existía.
El segundo
templo no tenía Tabernáculo, ni querubines, ni arca.
Pero allí se hacían sacrificios. Números 15 parece ser
el texto que creó un lazo entre los viejos tiempos y
los nuevos, entre el primer templo y el segundo. Tuvo
que haber sido escrito, bien en Jerusalén como ley del
segundo templo o, cuando todavía estaban exiliados,
como un programa para el futuro.
Hay otra
inserción que es más reveladora. La fuente P presenta
leyes acerca de las fiestas solemnes de Levítico 23.
El texto allí describe los tres días solemnes
principales - la pascua, las semanas, y las cabañas -
y también el año nuevo y el día de expiación. Esta
lista de fiestas solemnes está claramente marcada.
Comienza (versículo 4) y termina (versículo 37) con
las palabras "Éstas serán las fiestas solemnes de
Jehová". Pero, entonces, dos versículos después del
fin de la lista (versículo 39), repentinamente hay
otra ley sobre uno de los días solemnes: la fiesta de
las cabañas. Esta ley adicional, que está desconectada
de todas las otras leyes sobre días solemnes, dice que
en este día, que es llamado "de las cabañas" (Hebreo:
Sukkot), se suponía que el pueblo realmente
construiría cabañas (es decir, chozas o tiendas) y
viviría en ellas durante una semana. El texto dice que
esta práctica es para recordarle al pueblo que sus
antepasados vivieron en estructuras temporales en el
desierto después de que salieron de Egipto. El texto
da una lista de especies de árboles que debían usarse
en este día solemne.10
¿De qué se trata
todo esto? ¿Por qué esta ley sobre una práctica
particular en un día solemne aparece separadamente,
después del fin de la sección de días solemnes? La
respuesta reside en los días del segundo templo. De
acuerdo con el libro de Nehemías, cuando Esdras reunió
al pueblo en la puerta del agua para leerles la Torá,
hallaron algo en ella que, aparentemente, era
nuevecito para ellos: una ley que prescribía vivir
realmente en cabañas en la fiesta de las cabañas. El
texto es explícito de que esta ley no había sido
observada en toda la historia del país. Dice:
Desde los días de Josué hijo de Nun hasta
aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel.11
Ahora bien, este
suceso en los días de Esdras se refiere al pasaje en
Levítico sobre las cabañas. Hasta menciona las mismas
especies de árboles que se listan en Levítico. Así,
pues, tenemos una ley ubicada en un lugar raro en
Levítico, y tenemos un informe de que esta ley en un
lugar extraño de la Biblia nunca fue parte de la vida
o las tradiciones del pueblo sino hasta los días del
segundo templo. Esto cuadra con la otra evidencia de
que la etapa final de la formación de los cinco libros
de Moisés tuvo lugar en los días del segundo templo.
Esto tiene
perfecto sentido. Los días del segundo templo eran el
tiempo en que los sacerdotes aarónidas estaban en
posición de poder. Ya no había ningún rey. Los
sacerdocios rivales habían sido hechos a un lado. En
realidad, no sorprende que un sacerdote aarónida de
los días del segundo templo hubiese sido el redactor
de la obra final. Éste era el tiempo, como nunca
antes, en que los sacerdotes tenían la autoridad para
promulgar la obra - y hacerla cumplir.
ESDRAS
Un sacerdote
aarónida en particular tenía todo este poder: Esdras.
Tenía el respaldo del emperador. Tenía la autoridad
para hacer cumplir las leyes. Aunque no era el Sumo
Sacerdote, tenía enorme autoridad. Y su autoridad
estaba enlazada directamente con un rollo que había
traído a Judá, un rollo que es identificado como "la
Torá de Moisés que Jehová Dios de Israel dio".12
Como dije en el
capítulo 8, en toda la Biblia sólo dos hombres se
conocen como legisladores: Moisés y Esdras. Esdras era
sacerdote, legislador y escriba. Tenía acceso a
documentos. Y la biografía bíblica de Esdras es
explícita acerca de cuáles documentos le interesaban.
Dice:
Esdras había
preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová
....13
También dice:
Esdras era
escriba diligente en la ley de Moisés.14
También informa que el emperador lo autorizó
para enseñar y hacer cumplir
la ley de
vuestro Dios que están en vuestra mano.15
La primera vez
que hallamos la Torá de Moisés completa en Judá está
en posesión de Esdras. La buscó; él era un escriba que
trabajaba con ella, la llevó a Jerusalén
personalmente, y personalmente la leyó en público por
primera vez. Y cuando se la leyó al pueblo, oyeron
cosas que no habían oído nunca antes.
Esto no prueba
absolutamente que tenía que ser Esdras quien compuso
los cinco libros de Moisés. Pero pertenecía a la
familia sacerdotal correcta, tenía la profesión correcta, estaba en el
lugar correcto, en el momento correcto, tenía
autoridad, y en la mano la primera copia conocida del
libro. Si no fue Esdras mismo quien compuso la obra,
entonces fue alguien cercano a él - un pariente, un
colega en el sacerdocio, un compañero escriba - porque
el libro no pudo haber sido producido mucho antes de
que él hubiese llegado con el libro a Judá. El templo
había estado existiendo sólo aproximadamente durante
una generación, cuando Esdras llegó a Jerusalén.
A la luz de todo
esto, es fascinante que hubiera realmente una antigua
tradición acerca de Esdras y la Torá de Moisés. La
tradición dice que el rollo original de la Torá (y
otros libros de la Biblia) se quemaron en el
incendio que destruyó el templo en 587 A.C., pero que
Esdras logró restaurarlo por medio de una revelación.
Esta tradición se conserva en una obra llamada el
Cuarto Libro de Esdras. Este libro no es parte de la
Biblia. Es más bien parte de la colección conocida
como los Pseudoepígrafos, que son obras escritas por
cristianos y judíos entre el 200 A.C. y el 200 A.D. El
Cuarto Libro de Esdras procede aproximadamente de 100
A.D. En él, Dios habla a Esdras desde una zarza. Esdras
dice.
El mundo yace en
oscuridad, y sus habitantes no tienen luz. Porque tu
ley ha sido quemada, y por eso nadie conoce las cosas
que has hecho o que serán hechas por ti. Si, pues, he
hallado favor delante de ti, envíame el Espíritu
Santo, y escribiré todo lo que ha ocurrido en el mundo
desde el principio, las cosas que estaban escritas en
tu ley.16
Luego, durante
cuarenta días, Esdras recita los textos perdidos. Para
no exagerar la importancia de este texto relativamente
tardío, lo importante de esto es simplemente que ya en
los tiempos primitivos Esdras era asociado con la
producción del texto sagrado. Hasta Jerónimo, en el
siglo cuarto A. D., dijo:
... ya sea que se decida llamar a Moisés el autor del Pentateuco o a Esdras el renovador de la misma obra, yo no tengo ninguna objeción.17
También los
modernos investigadores han expresado ocasionalmente
la sospecha de que Esdras fue el hombre que compuso
los cinco libros de Moisés. En el actual estado de
nuestro conocimiento, me parece que la evidencia
apunta con toda probabilidad a Esdras, el sacerdote,
el escriba, y el legislador que vino a la tierra con
la Torá de Moisés en la mano.
LA COMBINACIÓN
Y así, los
investigadores del siglo diecinueve que decían que el
escritor sacerdotal venía de los días del segundo
templo tenían razón en parte. La mano sacerdotal final sobre estos
textos procedió de aquellos días. Su fuente sacerdotal
(P) era de los días anteriores (de Ezequías).
¿Por qué lo
hizo? ¿Por qué cometer esta extraordinaria ironía de
combinar textos que eran diametralmente opuestos entre
sí?
Presumiblemente,
lo hizo por las mismas razones por las que J y E
habían sido combinados hacía como 250 años. Para esta
época, todos estos textos fuentes eran famosos. J y E
habían estado circulando por siglos y eran citados en
D. P había estado circulando desde los días de
Ezequías, había sido asociado con una reforma
nacional, y tenía el apoyo del sacerdocio que estaba
en el poder. D había sido leído en público en los días
de Josías, y contenía una ley que requería que fuese
leído nuevamente en público durante siete años.18
¿Cómo pudo el redactor haber dejado fuera alguno de
estos documentos? Nuevamente, el problema era una
promulgación acertada. ¿Quién habría creído que era la
Torá de Moisés si no incluía las famosas historias de
Adán y Eva (J), el becerro del oro (E), Finees (P), y
el discurso de despedida de Moisés (D)?
Además, había
grupos que apoyaban estos varios textos. Puede que los
sacerdotes levitas de Silo que habían producido E y D
no hubieran estado en el poder sacerdotal en los días
del segundo templo, pero eso no significaba que no
existieran. Todavía podían hacer oír sus voces y
protestar la autenticidad de una Torá que no incluyera
sus textos. Ciertamente, la combinación de todas las
fuentes en este período puede haber sido precisamente
como una concesión entre las varias facciones de la
sociedad judeo-israelita.
Queda todavía la
pregunta de por qué tuvo el redactor que mezclarlas a
todas ellas unas con otras. ¿Por qué no conservarlas
todas una al lado de la otra, como los cuatro
evangelios del Nuevo Testamento? La diferencia era
que, para el tiempo de Esdras, todas las fuentes
aparentemente habían llegado a ser atribuidas a
Moisés. ¿Qué podía hacer el redactor? No podía tener
dos o tres textos diferentes, todos escritos por
Moisés, especialmente cuando a veces se contradecían
entre sí. Y así, asumió la enorme, intrincada e
irónica tarea de combinar en una sola obra estas
versiones alternativas de las mismas historias.
MÉTODO
¿Cómo se
emprende una tarea como ésta? No podía hacerse según
ningunas directrices existentes porque era un esfuerzo
de una sola vez, único, una respuesta a una necesidad
muy específica en un momento particular de la
historia. No podía hacerse de ninguna manera
sistemática, porque los textos fuentes eran muy
diversos. Estaban en prosa y en verso. Incluían
historias, leyes, listas, e instrucciones
arquitectónicas. La persona que se dispusiera a
armarlos tenía que tener una excepcional sensibilidad
literaria y excepcionales capacidades. Tenía que tener
un sentido de cuáles contradicciones eran tolerables
para los lectores y cuáles no. Tenía que suavizar
bordes irregulares, hacer que fluyeran cómodamente
trozos de historias que nunca fueron diseñados para
estar juntos.
Su única guía
parece haber sido conservar tanto como fuese posible
de los textos originales sin contradicciones
intolerables. La evidencia de esto es que, cuando
separamos JE de P en Génesis, Éxodo, Levítico, y
Números, cada uno fluye sensiblemente por sí solo con
muy pocos vacíos en su historia. Hay pocas señales de
que el redactor haya tenido que cortar algo.
A cada paso,
tenía que resolver problemas que involucraban
diferentes clases de contradicciones y repeticiones.
No podía comenzar con una sola decisión o un solo
método excesivamente abarcante. No había una sola
decisión crítica que hacer. Tenía que hacer cientos de
decisiones correctas para convertir su diversas
fuentes en una narración fluida y sensible.
Su primera
decisión fue qué hacer con las dos historias de la
creación. Decidió conservar ambas, espalda con
espalda. La primera, Génesis 1 (P), tenía una
perspectiva más amplia, más cósmica; la segunda (J)
tenía una perspectiva más terrenal, centrada en lo
humano. Puestas una al lado de la otra, simplemente
parecían ser una amplia presentación de los
principales actos de la creación seguidos por un
enfoque más específico de aspectos particulares de
ella. Aparentemente, el hecho de que el orden de los
eventos y el nombre de la deidad cambiaban
aparentemente no lo preocupaba. Esta no es una
acusación contra su lógica ni contra su capacidad.
Simplemente, podía vivir con estas clases de
situaciones, tal como pudieron hacerlo sus lectores
durante los siguientes dos milenios.
Después vinieron
las historias J de Adán y Eva y las de Caín y Abel.
Estas historias involucraban estrechos contactos
personales con la deidad, más querubines (de verdad,
no estatuas) 19,
poderosas plantas (el árbol de la vida, el árbol del
conocimiento del bien y del mal) y una serpiente que
hablaba. P no tenía ningún equivalente de tales
historias, así que el redactor estaba libre
simplemente para poner los textos J después de las dos
historias de la creación.
Luego insertó
las diez primeras "engendró" del Libro de las
Generaciones, que terminaron con Noé.
En ese punto, el
redactor llegó al primer verdadero desafío de su
singular tarea. Tenía dos historias del diluvio. Ambas
estaban completas. Tenían similitudes bien definidas y
evidentes diferencias. La historia J del diluvio era
acerca de cuarenta días de lluvia. La historia P del
diluvio era acerca de una crisis cósmica que duraba un
año. La historia J hablaba de catorce animales limpios
y dos no limpios. La historia P hablaba de dos de cada
clase. La historia J decía que Noé envió tres palomas
(o una paloma tres veces) al fin. La historia P decía
un cuervo.
No había manera
de que el redactor pudiera colocar estas dos historias
espalda con espalda, como había hecho con las
historias de la creación. Pero, aparentemente, no
estaba dispuesto a descartar ni la una ni la otra
tampoco. Así que intentó combinarlas en una sola
historia que todavía tuviera sentido - y que todavía
pudiera ser una buena historia. Su producto final fue
el primer texto que yo usé en este libro (Capítulo 2,
páginas 54-59).
Dividió,
cortándolas, las dos historias y ensambló los
correspondientes pedazos perfectamente. Ahora la
lluvia en J parecía no ser nada más que otra
referencia a las aguas que se derramaban a través del
firmamento cósmico de P. Ahora los "dos de cada clase"
de animales en P se entendían en el sentido de que los
catorce de cada uno de los animales limpios en J
llegaron al arca "de dos en dos". Ahora el cuervo de P
se entendía como volando alejándose del arca y no
regresó, de modo que Noé tuvo que enviar palomas para
ver si las aguas del diluvio habían bajado de nivel.
Fue una brillante síntesis de las dos historias, todo
aparentemente sin borrar ni una sola palabra de
ninguno de los dos textos originales. Y funcionó
durante dos y medio milenios.
Este método de
segmentar las historias y ensamblar juntas las partes
correspondientes funcionó tan bien que el redactor lo
usó para ensamblar la historia P de Coré con la
historia JE de Datán y Abiram. También lo usó para
confeccionar la historia de los espías, la historia de
las plagas en Egipto, y la historia de la división del
Mar Rojo.
Pero no estaba
atado a este método. En algunos casos, eligió cortar
la historia P en varios pedazos pequeños y distribuir
estos trozos en varias historias JE. De este modo,
esparció los componentes P de la historia de Jacob y
Esaú a través del relato JE, mucho más largo, de los
dos hermanos gemelos. Hizo lo mismo con el corto
registro P de la migración a Egipto, repartiendo sus
pedazos a través de catorce capítulos de la historia
JE de José.
En el caso de la
historia de la rebelión en Peor, como vimos, cortó el
comienzo de la historia P y el final de la historia JE
para crear la continuidad que buscaba. ¿Le molestó que
las seductoras mujeres fueran moabitas en la primera
mitad de la historia y madianitas en la segunda mitad?
Aparentemente no.
En otros casos,
decidió separar las dos versiones de historias
dobletes, presentándolas como sucesos separados. Por
ejemplo, puso la historia JE del pacto con Abraham en
Génesis 15 y la historia P de este pacto en Génesis
17, con otra historia entre las dos. Y así, ahora las
dos versiones del pacto abrahámico parecen estar
describiendo dos reuniones separadas entre Dios y
Abraham. Aun más dramática fue la separación por el
redactor de las dos historias de Moisés haciendo salir
agua de la roca. La versión JE está ahora situada en
Éxodo 17. La versión P viene dos libros más adelante,
en Números 20. Separadas, parecen contar dos
incidentes diferentes, separados por años y la
distancia, aunque ambos ocurren en lugares que tienen
el mismo nombre.
Así, pues,
algunas repeticiones y contradicciones eran tolerables
para él, otras no. No estaba dispuesto a tener dos
diluvios, cada uno de los cuales destruye todo el
mundo, excepto un hombre llamado Noé. Pero estaba
dispuesto a hacer que Moisés golpeara dos rocas en dos
lugares llamados Meriba. Estaba dispuesto a hacer que
Moisés repitiera los Diez Mandamientos en su discurso
de despedida en Deuteronomio 5, aunque son diferentes
aquí de cómo aparecen en Éxodo 20. En Éxodo 20, el
cuarto mandamiento dice:
Acuérdate del
día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo
Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las
cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día;
por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo
santificó.20
Pero en
Deuteronomio, cuando Moisés repite el mandamiento,
dice que fue:
Guardarás el día
de reposo para santificarlo ... Acuérdate que fuiste
siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te
sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido. Por
lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el
día de reposo.21
La primera
versión es de P, y cita el relato de la creación P
como la razón para guardar el sábado: porque Dios
reposó el séptimo día. La segunda versión es de D, y
da una razón común de D para guardar los mandamientos:
porque Dios os liberó de la esclavitud. Para el
redactor, y para sus lectores, las dos redacciones
diferentes del mismo mandamiento eran compatibles. (Es
interesante observar que uno de los rollos del Mar
Muerto comprime estos dos textos y simplemente pone,
una al lado de la otra, ambas razones para guardar el
sábado).22
En todo esto,
ninguno de los métodos gobierna el proceso. Los textos
del redactor eran diversos y complicados, y fue lo
bastante sabio y hábil para manejar cada caso de
acuerdo con su buen juicio de lo que se necesitaba.
CONTINUIDAD
El redactor
todavía tenía que dar a la colección entera de trozos
una organización que tuviera sentido. Tenía que haber
continuidad. En parte, la continuidad era
proporcionada por la naturaleza misma de los textos.
Lo que hacía que todas las historias cuadraran las
unas con las otras de modo natural era que todas
estaban fijadas en la historia. Todos los textos
describían los sucesos en el orden en que se entendía
que habían ocurrido en la secuencia histórica.
Esto podría
parecer tan obvio que le daríamos poca importancia.
Pero eso es sólo porque vivimos en un mundo
postbíblico (y postgriego). La Biblia fue el primer intento de escribir
historia. Podemos argüir acerca de si es un
buen intento o un mal intento de escribir historia -
yo diría que fue muy bueno en su mayor parte - pero
permanece el hecho de que era la primera vez que
se escribía historia. Las únicas cosas que se le
acercan en el Cercano Oriente son los anales reales,
como la Inscripción del Prisma de Senaquerib, que
registra las campañas militares del rey, mencionando
por sus nombres los lugares conquistados y los botines
recogidos. Pero estos anales se parecen más a informes
o listas que a historias verdaderas. Las primeras
obras extensas conocidas de historias nacionales
fueron precisamente las fuentes que este redactor
estaba ensamblando.
El redactor
organizó estas fuentes en una historia fluida usando
tres documentos. El primero fue el Libro de las
Generaciones. Cortó en trozos este largo archivo de
quién engendró a quién, y luego distribuyó los trozos
en los puntos apropiados de las historias, desde Adán
hasta Jacob. Al hacer esto, dio continuidad histórica
al libro entero de Génesis.
El segundo
documento que usó fue la narración de las plagas en P.
Usó el lenguaje de "el corazón de Faraón se endureció"
como marco para unir las varias historias JE y P del
éxodo de Egipto. La estructura abarcaba los primeros
doce capítulos del libro de Éxodo, hasta el momento en
que el pueblo salió de Egipto.23
Su tercer
documento fue una lista de las paradas que los
israelitas hicieron durante sus cuarenta años en el
desierto. Esta lista de itinerarios está ahora situada
en el libro de Números, capítulo 33. Comienza con la
afirmación explícita:
Éstas son las
jornadas de los hijos de Israel que salieron de la
tierra de Egipto...
Luego procede a
enumerar cada uno de los lugares a donde fueron,
comenzando con la ciudad de Ramsés en Egipto,
conitnuando con todos los campamentos en el desierto,
y terminando con su llegada al río Jordán, umbral de
la tierra prometida. La mayoría de los eruditos
bíblicos había pensado que esta lista era meramente un
resumen de todos los lugares mencionados en las
historias hasta ese punto, pero Frank Cross ha
demostrado que la lista era originalmente un documento
independiente, como el Libro de las Generaciones. El
redactor usó esta lista como marco para las historias
del desierto, tal como había usado el Libro de las
Generaciones para las historias de Génesis y la
narración de las plagas en P para las historias en
Egipto. Distribuyó a través del texto los trozos de la
lista de los viajes del pueblo, fijando cada una de
las historias en el lugar apropiado. Esto dio el mismo
tipo de continuidad a los libros de Éxodo (comenzando
por el capítulo 12), Levítico y Números que había dado
a Génesis.24
Deuteronomio ya
era una unidad continua, describiendo las últimas
palabras y los últimos actos de Moisés. Todo lo que el
redactor tuvo que hacer para cuadrarlo con el resto
fue cambiar las historias de JE y P sobre la muerte de
Moisés hasta el final de Deuteronomio. El último
capítulo de Deuteronomio (capítulo 34) es ahora una
combinación de todas las tres versiones de la muerte
de Moisés (JE, P, y D).25
La contribución
del redactor también incluyó la adición de ocasionales
versículos para acentuar las transiciones y las
combinaciones de sus fuentes y aclarar o enfatizar los
puntos que eran especialmente importantes en su propia
época, incluyendo las leyes de sacrificios de Números
15, la ley sobre las cabañas, un pasaje enfatizando el
sábado 26 y
un pasaje sobre el regreso del exilio
27.
Este redactor
era un sacerdote aarónida, como la persona que produjo
P. Pero, irónicamente, su tarea era exactamente
opuesta a la de aquella persona. La persona que
produjo P confeccionó una obra que era una alternativa
para fuentes anteriores (JE). El redactor confeccionó
una obra que reconciliaba fuentes
opuestas entre sí. Esta fue la clave que yo descubrí y
que, creo yo, junto con otras evidencias que la
apoyan, hizo posible separar P de la obra del
redactor, la una de la otra. Los textos P luchaban
contra las otras fuentes. El texto del redactor
abarcaba a ambos.
LA PRIMERA BIBLIA
Cuando el
redactor incluyó a Deuteronomio entre sus fuentes,
obtuvo un efecto adicional que posiblemente ni
siquiera estaba dentro de sus planes. Deuteronomio era
ahora a la vez el último libro de la Torá y el primer
libro de la historia deuteronomística. Ahora había una
continuidad natural desde Génesis hasta el fin de 2
Reyes. El erudito bíblico estadounidense David Noel
Freedman ha llamado a esta historia continua de once
libros la Historia Primaria (Génesis, Éxodo, Levítico,
Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1
y 2 Reyes). También se ha referido a ella llamándola
"La Primera Biblia".
Esa es
ciertamente una manera útil de mirarla. La Historia
Primaria formó el núcleo alrededor del cual fue
construido el resto de la Biblia. Contaba las
historias de los sucesos que prepararon el escenario
para todo lo que habría de ocurrir más tarde: la
creación, el nacimiento del pueblo, la colonización de
la tierra, el establecimiento de la genealogía
mesiánica. Contenía los cuatro grandes pactos (Noé,
Abraham, Sinaí, David). Los varios profetas podían ser
comprendidos contra el trasfondo de la historia que
contaban. Isaías podía ser comprendido mejor cuando se
lo veía contra el trasfondo del reinado de Ezequías,
durante el cual vivió. Jeremías podía ser comprendido
mejor considerado contra el trasfondo de Josías. De la
misma manera, el resto de los libros de la Biblia
hebrea (Antiguo Testamento) y del Nuevo Testamento
llegaron a ser comprendidos por las comunidades que
los preservaron en el contexto de los sucesos
principales de la Historia Primaria. Esto es por lo
que yo decidí concentrarme en estos libros en
particular aquí, y es por esto por lo que la obra del
redactor fue tan importante para la formación de la
Biblia.
TALENTO ARTÍSTICO SOBRE
TALENTO ARTÍSTICO
El redactor, que
yo identificaré como Esdras, ha sido el menos
apreciado de los colaboradores de los cinco libros de
Moisés. Por lo general, se le da más crédito a los
autores de historias y leyes. Ése puede ser un error.
El redactor era tan artista, a su manera, como los
autores de J, E, P y D lo fueron a la suya. Su
contribución fue ciertamente tan importante como la de
ellos. Su tarea no era solamente difícil, sino
creativa. Requería sabiduría y sensibilidad literaria
a cada paso, así como una habilidad que no era menos
arte que contar historias. Al final, fue el que creó
la obra que hemos leído durante todos estos años.
Confeccionó la forma final de las historias y leyes
que, de miles de maneras, han influido en millones de
personas.
¿Es esa su influencia? ¿O
es la influencia de los autores de las fuentes? ¿O
sería mejor hablar de una asociación literaria de
todos estos colaboradores, una asociación que la
mayoría de ellos nunca supo que tendría lugar?
¿Cuántas ironías están contenidas en esta asociación
que se extendió por siglos? ¿Cuántos nuevos conceptos
y cuántas nuevas ideas resultaron de la combinación de
todas estas colaboraciones?
En resumen, la
pregunta para el último capítulo de este libro es: ¿Es
la Biblia más que la suma de sus partes?