¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA?
Richard Elliot Friedman

CAPÍTULO 4

EL MUNDO QUE PRODUJO LA BIBLIA:
722 - 587 A.C.

CAMBIO
Cuando el imperio asirio destruyó el reino de Israel en 722, el mundo que había producido a J y a E terminó para siempre. Judá, que ahora había quedado sin su hermana-compañera-rival, cambió. Los cambios políticos también significaron cambios económicos y sociales y, como siempre, cambios religiosos. Y eso significaba también cambios en la manera en que la Biblia sería producida.

El territorio y la gente fueron diferentes después de 722. El tamaño del territorio se redujo. Los reyes de Judá gobernaban un territorio cuyo tamaño era aproximadamente la mitad del reino israelita unificado que David y Salomón habían gobernado. Había una clase diferente de política internacional. Ahora Judá funcionaba desde una posición de debilidad. Era una época de grandes imperios en Mesopotamia: primero Asiria y luego Babilonia. Y estos imperios eran capaces de llevar a cabo conquistas en el oeste, y estaban interesados en ello. Subyugar a Judá significaba ingresos (botín al comienzo, impuestos desde la victoria en adelante), control de una ruta comercial entre África y Asia, y una estratégica ubicación a las puertas de Egipto. (Véase el mapa, p. 303).

La nueva política internacional tuvo un impacto en la religión también. Cuando un reino pequeño se convertía en vasallo de un gran imperio, el estado vasallo ponía en sus templos estatuas de los dioses del imperio. Era un símbolo de la aceptación de la hegemonía del imperio por parte del vasallo. En tiempos modernos, el equivalente sería que una pequeña nación súbdita tuviera que hacer ondear la bandera de la nación que la había sometido. Pero un ídolo no es lo mismo que una bandera. Los períodos en que Asiria dominaba a Judá a menudo significaban conflicto religioso en Jerusalén. El reino de Judá rendía honores a un dios pagano en el templo, y entonces los profetas judíos lo atacaban por promocionar la idolatría. Un historiador moderno diría que el rey judío estaba aceptando la soberanía de Asiria. Pero el historiador bíblico, que contaba la historia desde un punto de vista religioso, diría que el rey "hizo lo malo ante los ojos de Yahvé".

Otra diferencia en la vida de Judá es que la caída de Israel era un hecho, un espectro que había que tener en cuenta. Diferentes judíos (y refugiados israelitas) pueden haberlo interpretado de diferentes maneras, pero nadie podría ignorar sus implicaciones, ni políticas ni religiosas. Para algunos, el hecho de que Israel había caído pero Judá se mantenía en pie demostraba que Judá era mejor, éticamente o en términos de fidelidad a Yahvé. Para otros, demostraba que era posible caer, y que esto era una advertencia para Judá. Presumiblemente, después de la catástrofe de 722, sería más difícil reírse de un profeta que predijo la caída de Judá.

El poder y la estatura del rey disminuyeron. La mayor parte del tiempo, los descendientes de David en Jerusalén eran vasallos de los emperadores de Asiria o Babilonia. En todo momento, dependían del vaivén de sucesos entre las grandes potencias, Asiria, Babilonia, Egipto; no eran importantes fuerzas políticas en su propia región, mucho menos en el antiguo Cercano Oriente en general. Aun durante los días de los reinos divididos, Judá e Israel tuvieron períodos de fortaleza en la región, pero muy poco de eso quedaba ahora que la sombra de Asiria se extendía al Mar Mediterráneo.

Otros papeles cambiaron. Ya no hubo ningún papel en absoluto después de 722 para los líderes tribales, pues, para casi todos los fines y propósitos, ya no había tribus. En cuanto a los sacerdotes, es difícil decir si había alguna rivalidad entre grupos sacerdotales en Judá (como la rivalidad en Israel) antes de 722. Después de 722, sin embargo, cualquier llegada de levitas del norte habría traído consigo problemas, desequilibrios y competencias entre las familias sacerdotales.

Hubo otro nuevo factor después de 722: la presencia de JE, la narrativa combinada de los recuerdos sagrados de la nación. Por sí misma, esta obra habría de desempeñar una parte en la creación de otras obras. Ahora también había otro libro en Judá que desempeñaría una parte en esta historia.

EL REY EZEQUÍAS

Los sucesos políticos y religiosos continuaron teniendo impacto los unos en los otros. El rey Ezequías gobernó a Judá desde alrededor del 175 hasta el 687. Según lo libros bíblicos de Isaías, 2 Reyes y 2 Crónicas, llevó a cabo una reforma religiosa y política. Tenemos evidencia arqueológica que confirma y añade a esta imagen. Aparentemente, la reforma religiosa de Ezequías incluía la eliminación de varias formas de práctica religiosa diferentes del culto aprobado para el templo de Jerusalén. La reforma política incluía rebelión contra Asiria y un intento de extender el control de Judá sobre áreas que habían sido parte del ahora difunto reino de Israel y sobre ciudades filisteas. Las acciones tanto religiosas como políticas tuvieron enormes consecuencias para el destino histórico del país y para la Biblia.

La reforma religiosa significaba más que romper ídolos y purificar el templo. También significaba destruir los lugares de culto a Yahvé fuera del templo de Jerusalén. Además del templo, había habido varios lugares locales a donde la gente podía ir a ofrecer sacrificios a Dios. Estos lugares de culto en comunidades locales llamados "lugares altos". Ezequías los eliminó. Fomentó la centralización de la religión en el templo de Jerusalén.

Para comprender por qué esto hacía una diferencia tan grande, tenemos que saber algo de los sacrificios en el mundo bíblico. La función del sacrificio es una de las cosas más malentendidas en la Biblia. A menudo, los lectores modernos lo interpretan como quitar la vida a un animal innecesariamente, o piensan que la persona que ofrecía el sacrificio estaba renunciando a algo propio para compensar por algún pecado o quizás para obtener el favor de Dios. Sin embargo, en el mundo bíblico, el tipo de sacrificio más común consistía de alimentos. El aparente razonamiento era que, si los seres humanos querían comer carne, debían reconocer que estaban quitando una vida. No podían considerar esto como una acción ordinaria de la vida diaria secular. Era un acto sagrado, que debía ser ejecutado de la manera prescrita, por la persona designada (un sacerdote) en un altar. Una porción del sacrificio (una décima parte) se le entregaba al sacerdote. Esto se aplicaba a todos los alimentos que consistieran de carne (pero no de pescado ni de aves de corral).

La centralización de la religión significaba que, si una persona quería comer cordero, no podía sacrificar el animal en su casa ni en un santuario local. Tenía que llevar el animal al sacerdote en el altar del templo en Jerusalén. Esto también significaría un número considerable de sacerdotes levitas en Jerusalén, que ahora era el único lugar aprobado donde ellos podían llevar a cabo los sacrificios y recibir sus diezmos. También significaba considerable distinción y poder para el sumo sacerdote en Jerusalén y para la familia sacerdotal de la cual procedía. Esta idea de centralizar la religión alrededor de un templo y un altar fue un paso importante en el desarrollo de la religión de Judá, y más de dos mil años después se convirtió en un importante indicio en la tarea de desenredar la madeja de quién escribió la Biblia.

Había otro detalle que vale la pena mencionar en la reforma religiosa de Ezequías. Según el libro de 2 Reyes, había en Judá una serpiente de bronce que era fama que había sido fabricada por el mismo Moisés. Esto corresponde a una historia que aparece en la fuente E 1. En esa historia, el pueblo habla contra Dios y Moisés en el desierto. Dios envía serpientes venenosas que muerden y matan a muchos de entre el pueblo. El pueblo se arrepiente. Dios le dice a Moisés que fabrique una serpiente de bronce y la ponga en un poste. Entonces, cada vez que un israelita es mordido por una serpiente, él o ella debe mirar hacia la serpiente de bronce y será sanado. La asociación de Moisés con la serpiente en E es doblemente interesante porque recientemente se descubrió arqueológicamente una serpiente de bronce en Madián. Madián es la patria chica de la esposa de Moisés, y Moisés está asociado con el sacerdocio madianita por medio de su suegro, Jetro, el sacerdote madianita. Ahora bien, según 2 Reyes, el rey Ezequías hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel 2.

¿Cómo pudo Ezequías atreverse a destruir una reliquia de 500 años de antigüedad que se consideraba haber sido hecha personalmente por Moisés? Si el pueblo estaba actuando inapropiadamente al quemarle incienso, ¿por qué no podía prohibirles que lo hicieran, o por qué no la puso en el palacio o el templo? La respuesta a esto estará ligada a la búsqueda de dos de los autores de Biblia.

La acción política de Ezequías de rechazar la soberanía de Asiria trajo consigo una reacción militar en masa. El emperador de Asiria, Senaquerib, envió una enorme fuerza mlitar para poner a Judá de rodillas. Tuvo éxito en gran medida, pero no del todo. Los asirios capturaron la fortaleza judía de Laquis en un poderoso asalto militar no diferente de la famosa captura de Masada por los romanos ochocientos años más tarde. Laquis estaba situada en un alto montículo que dominaba el área (véase el mapa, página 302), y los asirios construyeron con enormes piedras una rampa que conducía, por un  lado del montículo, a las mismas puertas de Laquis. Las excavaciones de Laquis, que ahora están en progreso, cuentan parte de la historia.

El otro lado de la historia lo cuentan las excavaciones de Nínive, la ciudad capital del imperio asirio. El emperador asirio decoró los muros del palacio allí con representaciones de la batalla de Laquis. Las pinturas de los muros, impresionantes tanto por su tamaño como por la habilidad artística del autor, se cuentan entre las pocas representaciones conocidas del aspecto de los judíos de los tiempos bíblicos. Estas pinturas están ahora en el Museo Británico, y hay moldes de ellas en el Museo de Israel. Juntas, estas dos fuentes arqueológicas, Nínive y Laquis, hablan del extraordinario poderío y la determinación de los asirios.

Sin embargo, los asirios no lograron derribar el reino de Judá como habían derribado a Israel. La confrontación decisiva entre los asirios y los judeos (o judíos) en Jerusalén es de especial interés porque es uno de los muy raros casos en que tenemos testimonios tanto bíblicos como arqueológicos del mismo suceso.

El relato bíblico de lo que sucedió aparece en tres lugares de la Biblia.3 El relato asirio aparece en un documento hallado en las excavaciones de Nínive, la la Inscripción Prisma de Senaquerib. Se lo llama así porque es una estela de arcilla de ocho lados. En sus ocho lados, Senaquerib inscribió el relato de sus campañas militares. La inscripción está en acadio, el idioma dominante de Mesopotamia en esa época. Está escrita en caracteres cuneiformes. Está situada en el Museo Británico. Estamos, pues, en la rara posición de tener la versión de cada lado sobre lo que sucedió: la versión judea desde dentro de los situados muros de Jerusalén, y la visión asiria del otro lado de los muros. El informe bíblico concluye:

Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó.4

Así, pues, la Biblia informa que Jerusalén, bajo el rey Ezequías, se salvó de ser capturada y posiblemente destruida por los asirios. Ahora bien, aquí hay un traducción de la porción relevante de la Inscripción Prisma de Senaquerib: 5

Y a Ezequías el judeo, que no se sometió a mi yugo: Yo sitié y capturé cuarenta y seis de sus ciudades fortificadas, y las ciudades pequeñas de sus alrededores que eran innumerables, por medio de una rampa, acercamiento de máquinas de sitio, combate con infantería, brechas y rupturas de los muros, y escaleras de asalto. Le tomé 200,150 personas, incluyendo a chicos y grandes, varones y hembras, caballos, asnos, mulas, camellos, bueyes y ovejas y cabras sin cuenta y los conté como botín.

A él mismo lo encerré como un pájaro enjaulado en medio de Jerusalén, su ciudad real. Conecté sistemas de sitio contra él de manera que los que trataban de salir por la puerta de la ciudad no podían. Aislé las ciudades que despojé de en medio de su territorio, y se las antregué al rey Mitinti de Asdod; Padi, rey de Ecrón, y a Silli-Bel, rey de Gaza, de manera que reduje su territorio. Al tributo anterior, añadí y fijé contra él la entrega de un tributo anual, regalos de saludos a mi señorío.

El temor del esplendor de mi majestad sobrecogió a Ezequías, y los árabes y las tropas de élite que él había traído para reforzar a Jerusalén, su ciudad real, dejaron de trabajar. Envió un pesado tributo, sus hijas, su harén y sus cantores, junto con treinta talentos de oro, ochocientos talentos de plata, antimonio escogido, bloques de piedra, cojines de marfil, sillones de marfil, cueros de elefantes, marfil, ébano, boj, y toda suerte de cosas, al centro de Nínive, mi ciudad señorial, y él envió sus embajadores para que entregaran el tributo y llevaran a cabo el servicio de vasallos.

En vista de esto, estos dos informes del antiguo Cercano Oriente suenan tan contradictorios como informes del moderno Cercano Oriente. La Biblia dice que los asirios se fueron a casa después de que un ángel mató a gran parte de su ejército. La Inscripción Prisma dice que los asirios resultaron victoriosos y se llevaron un considerable tributo.

¿Qué podemos hacer para establecer el suceso detrás de estas dos versiones? No estamos en condiciones de establecer la historicidad de un informe sobre la actividad de un ángel. Tampoco está disponible el botín asirio para que lo podamos cuantificar. Pero podemos examinar lo que los dos informes comparten. En las dos primeras frases, Senaquerib afirma que capturó muchas de las ciudades fortificadas de la campiña judea. El relato bíblico reconoce esto en 2 Reyes 18:13, que dice:

A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.

No hay ninguna contradicción aquí entre nuestras fuentes con respecto a los éxitos militares iniciales. La pregunta es qué sucedió en el sitio de Jerusalén. La línea clave en la inscripción de Senaquerib es su afirmación de que mantuvo al rey Ezequías "encerrado como un pájaro enjaulado en medio de Jerusalén, su ciudad real". Esta redacción es sospechosa. En otros lugares, la función de un sitio (como en Laquis) no es mantener al enemigo "encerrado". La idea de un sitio es más bien entrar. El hecho es que Senaquerib no afirma haber capturado a Jerusalén. Parece más bien tratar de salvar las apariencias mediante la imagen del "pájaro enjaulado" y concentrarse en la cantidad del tributo pagado.

Quizás el sitio fue un empate, en el cual los asirios no podían tomar la ciudad y los judeos no podían salir. Los judeos pagaron una suma que los asirios extrajeron como precio por su retirada. En realidad, el libro de 2 Reyes informa que, al principio, Senaquerib había exigido una suma de treinta talentos de oro y trescientos talentos de plata, y el texto bíblico no es completamente claro en cuanto a si Ezequías pudo en realidad recoger toda esa cantidad.6 Esto se acerca lo suficiente a la afirmación de Senaquerib de que recibió treinta talentos de oro y ochocientos de plata como para que podamos creer que alguna transacción como ésa tuvo lugar.

La capacidad de Jerusalén para resistir el sitio se debió en parte a su excelente situación estratégica sobre una colina que miraba por encima de un valle desde el cual los asirios tendrían que atacar cuesta arriba. Otro factor crucial para una guerra de sitio era el suministro de agua. Ezequías construyó un túnel bajo la ciudad para proporcionar agua de un arroyo que corría debajo.7 El túnel de Ezequías, un importante logro arquitectónico de su tiempo, ahora está abierto al público como parte de las excavaciones de la Ciudad de David en Jerusalén.

El punto importante es que el reinado del rey Ezequías en Judá fue un momento crucial en la historia. En presencia del poder de Asiria, Israel había caído y Judá había sobrevivido, si bien como tributaria de Asiria. Aunque la campiña judea había sufrido, Jerusalén había soportado el sitio de Asiria. La población de Jerusalén aumentó en este período. Se convirtió en el único centro religioso del país. De todo Judá, el pueblo tenía que llevar sus sacrificios allí, así que había un gran movimiento de ganado y productos agrícolas hacia la ciudad.

EL FIN DE LA REFORMA

El hijo y el nieto de Ezequías, que gobernaron en Jerusalén después de él, no siguieron sus pasos. Quizás no pudieron. Las fuerzas asirias regresaron a Judá durante el reinado de Manasés, el hijo de Ezequías. De acuerdo con los informes bíblicos, los asirios hasta encarcelaron al rey Manasés durante un tiempo en Babilonia. (El hermano del emperador asirio gobernaba Babilona en ese tiempo). Ya fuera a causa de la insistencia de los asirios, las presiones en su propio país, o sus convicciones religiosas, Manasés y su hijo Amón reintrodujeron el culto pagano en Judá, incluyendo estatuas paganas en el templo. También reconstruyeron los lugares altos, ubicaciones sacrificiales fuera de Jerusalén, poniendo fin así a la centralización religiosa de Ezequías.

El reinado del rey Amón terminó abruptamente porque fue asesinado. Se convirtió en rey a la edad de veintidós años y fue asesinado a los veinticuatro años. Su hijo Josías reinó en Judá. Josías tenía ocho años de edad.

EL REY JOSÍAS

No sabemos quién gobernaba el país ni quién ejercía influencia sobre el rey hasta que alcanzaba la mayoría de edad. Quizás un miembro de la familia real o un sacerdote actuaba como regente. De acuerdo con los informes de los libros de Reyes y Crónicas, en el caso anterior de un rey menor de edad (el rey Joás, que fue rey a la edad de tres años), el sumo sacerdote fungía como regente. Puede haber habido influencias sacerdotales en el caso de Josías también porque, cuando fue lo bastante mayor para gobernar, se volvió de las políticas religiosas de su padre y de su abuelo. Se comportó más como su bisabuelo Ezequías.

Como Ezequías, estableció una reforma religiosa. Como Ezequías, hizo pedazos los ídolos, purificó el templo, y amplió su esfera de influencia hasta el territorio que había sido el reino de Israel antes de 722. Como Ezequías, centralizó la religión en Jerusalén. Una vez más, los lugares altos locales fueron destruidos. Se le ordenó al pueblo que llevara todos los sacrificios al único altar central en el templo. Los sacerdotes de todos los lugares altos fueron llevados a Jerusalén para que trabajaran en empleos de segundo nivel al lado de los sacerdotes del templo.

Además de las influencias humanas sobre Josías - incluyendo la corte y el círculo sacerdotal, las fuerzas políticas locales e internacionales - había otra cosa que influyó en su reforma: un libro. De acuerdo con los historiadores bíblicos, en el año dieciocho del reinado de Josías, 622 A.C., Josías recibió aviso de su escriba Safán de que el sacerdote Hilcías había encontrado "un rollo de la Torá" en el templo de Yahvé. 8 Cuando Safán le leyó al rey el texto de este libro que Hilcías había descubierto, el rey Josías rasgó sus vestiduras, lo que, en el antiguo Cercano Oriente, era una señal de extrema angustia. Consultó a una profetisa con respecto al significado de esto, y luego celebró una gigantesca ceremonia nacional de renovación del pacto entre Dios y el pueblo. Según una de las fuentes bíblicas, la destrucción de los lugares altos por Josías siguió a la lectura de este libro. Josías también destruyó el altar en Betel, donde una vez estuvo uno de los becerros de oro de Jeroboam. Este acto religioso era también un acto político, que expresaba directamente el interés del monarca judeo en el territorio que una vez había sido el reino de Israel.

¿Qué libro era este? ¿Por qué inspiró actos de reforma religiosa? ¿Quién era el sacerdote Hilcías? ¿Dónde había estado el libro antes de que fuera encontrado? La identidad de ese libro y de su autor es el tema del siguiente capítulo. Pero, primero, es necesario saber más acerca del mundo del rey Josías y sus sucesores al trono de David.

Un cambio importante estaba ocurriendo en la política internacional. El imperio asirio era más débil, y Babilonia amenazaba reemplazarlo como la principal potencia del Cercano Oriente. Quizás fue la debilidad de Asiria lo que hizo posible que Josías actuara de manera tan independiente.

Mientras tanto, Egipto se alió con su antiguo rival, Asiria, contra la potencia ascendente de Babilonia y otras. Cuando el ejército egipcio pasó por Judá en camino a apoyar a los asirios, Josías salió a enfrentarse a los egipcios en Megido. Una flecha egipcia lo mató. A la sazón, sólo tenía cuarenta años de edad.

LOS ÚLTIMOS AÑOS DE JUDÁ

La muerte prematura de Josías significó el fin prematuro de la independencia política y la reforma religiosa de su país. Los lugares altos fueron reconstruidos. Tres de sus hijos y un nieto gobernaron durante los siguientes veintidós años. Todos comenzaron jóvenes y no reinaron por mucho tiempo.

El primero, Joacaz, gobernó por tres meses. Luego, el rey egipcio fue más fuerte que él, lo destronó, se lo llevó a Egipto, y puso a su hermano, Joacim, en el trono en su lugar.

Joacim, un vasallo de Egipto, gobernó por once años. Luego, los babilonios, que en el entretanto habían puesto fin al imperio asirio, lo superó en poder. Murió durante la campaña babilónica contra Judá.

Su hijo, Joaquín, le sucedió en el trono y gobernó por tres meses, lo bastante para ser capturado y destronado por los babilonios. El emperador de Babilonia, Nabucodonosor, exilió a Joaquín a Babilonia, junto co miles de otros judíos; la clase superior, oficiales militares, artistas; es decir, los que podían ser una amenaza en Judá o útiles en Babilonia. Nabucodonosor puso en el trono a otro de los hijos de Josías, Sedequías.

Sedequías, un vasallo de Babilonia, gobernó por once años. Alrededor del noveno año, se rebeló contra Nabucodonosor. El ejército de Babilonia regresó y destruyó a Jerusalén. Exiliaron a Babilonia a otros millares más. Lo último que Sedequías vio fue la muerte de sus hijos. Nabucodonosor ejecutó a los hijos de Sedequías en presencia de él y luego lo cegó.

De esta manera horrible, terminó el gobierno de la familia de David en Jerusalén. Nabucodonosor no puso en el trono a ningún otro miembro de esta familia. En su lugar, designó a un gobernador judío, Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. Nótese que Gedalías es el nieto de Safán, el hombre que informó al rey Josías del hallazgo del "rollo de la Torá" años antes. Josías era el rey que se había opuesto a los asirios y a los egipcios, lo que es lo mismo que decir que era visto como pro-babilónico. También, la familia de Safán tuvo fama, durante más de tres generaciones, de ser parte de un partido pro-babilónico en Judá. Este partido incluía al famoso profeta Jeremías también. El libro bíblico de Jeremías habla bien del rey Josías, pero no de sus sucesores en el trono. Safán, Jeremías, o Gedalías podrían haberse descrito a sí mismos simplemente como pro-Judá, pero seguía siendo cierto que favorecían a un rey anti-Asiria y hablaban contra el oponerse a Babilonia. De esta manera, Nabucodonosor los habría considerado como pro-babilónicos. Por consiguiente, Nabucodonosor nombró a Gedalías, un miembro de este partido, como su gobernador local.

Esto era una afrenta abrumadora contra la casa de David. Dos meses más tarde, un pariente de esa familia asesinó a Gedalías.

Esto dejó a la restante población de Judá en una posición insostenible. Nabucodonosor, el gran emperador, había dejado encargado a su gobernador escogido. Su gobernador había sido asesinado. El pueblo de Judá sólo podía sentirse aterrado ante la posible reacción del emperador. Parecía haber sólo un lugar a donde podían ir que estuviera fuera del alcance de él: Egipto. Los libros de 2 Reyes y Jeremías informan que casi toda la población que había quedado en Judá huyó para refugiarse en Egipto. Fue un destino  extraordinario e irónico para un pueblo que, de acuerdo con sus propias tradiciones, había comenzado siendo esclavo allí.

El año en que Nabucodonosor capturó e incendió a Jerusalén era 587 A.C. Por lo tanto, ese año representa otro hito decisivo en el destino del pueblo de Israel-Judá. La ciudad fue destruida, los habitantes fueron exiliados como cautivos a Babilonia o como refugiados en Egipto, su templo fue destruido, el arca desapareció, lo cual es un misterio hasta la fecha, la familia real de cuatrocientos años fue destronada, y su religión estaba a punto de enfrentar quizás los mayores desafíos que jamás hubiese conocido.

Los hitos históricos del mundo bíblico parecen ser sus desastres. Las coyunturas históricas que comienzan y terminan en este capítulo son la caída de Israel en 722 y la caída de Judá en 587. Quizás esto nos diga más sobre las percepciones de los modernos historiadores que acerca del mundo bíblico. O quizás nos diga que las grandes crisis históricas jugaron papeles importantes en la formación de la Biblia. En todo caso, todavía deberíamos notar que los años entre 722 y 587 no fueron incesantemente sombríos. Estos fueron tiempos de personajes poderosos y grandes acontecimientos, del surgimiento y la caída de grandes imperios. Este período incluyó tiempos de esperanzas y visión, especialmente, según parece, durante los reinados de Ezequías y Josías. Estos tiempos produjeron un Isaías, un Jeremías, y un Ezequiel. Precisamente en esta era de imperios en conflicto, de rebeliones, violencia y crueldad, un hombre concibió una era en que

volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces;
no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. 9

En esta época, entre estas personas y estos sucesos, se esperaría que un escritor bíblico concibiera sus reyes, su pueblo, y su Dios de manera diferente de aquélla en que los escritores veían estas cosas en los días de David, Salomón, y Jeroboam. Un escritor que vivió en esta época compuso una historia de su pueblo desde Moisés hasta los días del propio escritor. Como sucedió con los autores de J y E, el mundo en que este escritor vivió tuvo un impacto en el relato que contó y en la manera en que lo contó.


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