Sin
embargo, Cleveland demuestra, más allá de toda
sombra de duda, que los escritos de Ellen
White están en desacuerdo con la Biblia en
buen núimero de puntos, incluyendo algunos que
son fundamentales para la fe. Cleveland
demuestra que muchas de las sagradas
tradiciones del Adventismo sobre Ellen White
son simples mitos. El autor somete a prueba
las afirmaciones proféticas de ella, y
encuentra que no pasan la prueba bíblica.
Cuando fallaba, le echaba la culpa a Dios o a
los Adventistas de su tiempo, no asumiendo
jamás la responsabilidad de sus propios
errores. El pastor Cleveland pone ante sus
lectores evidencia de que los eruditos y los
dirigentes de la iglesia han estado enterados
por muchos años de los problemas y los errores
en los escritos de Ellen White. Sin embargo,
Cleveland documenta el hecho de que los
dirigentes de la iglesia ocultaron estos
hechos, no queriendo empañar su imagen
profética por temor a causar una "crisis" en
el Adventismo. A menudo, los Adventistas
"prueban" la inspiración divina de Ellen White
señalando afirmaciones en sus escritos que
ellos creen que indican que ella estaba muy
adelantada para su tiempo. Sydney muestra que
estas afirmaciones, así llamadas "adelantadas
para su tiempo", fueron copiadas de sus
contemporáneos, muchos de los cuales enseñaban
las mismas cosas dos décadas antes de que
Ellen White escribiera.
Como
si no fuese suficiente, Sydney también
demuestra que el engaño y la deshonestidad
parecen ser la plataforma sobre la cual los
dirigentes de la iglesia trabajaron por más
de un siglo. Sydney incluye un buen
número de fotografías legítimas y sus
contrapartes retocadas, que han sido usadas
para engañar a los creyentes.
Como
muchos pastores ASD que han abandonado el
Adventismo, Sydney demuestra el error del
singular "pilar" teológico central de la
iglesia, su doctrina del Santuario/Juicio
Investigador del 22 de Octubre de 1844.
Sí,
éste no será un libro fácil de leer para
los Adventistas. Pero, al leerlo, muchos serán
liberados de los engañosos efectos de ser blanqueados
[White Washed].
Dale Ratzlaff