EL PARAÍSO RESTAURADO
Una teología bíblica de señorío
David Chilton
Dominion
Press
Tyler,
Texas
©
1ero. 1985; 6to. 1999
Capítulo 22
EL REINO DE SACERDOTES
(Apocalipsis
20)
¿Quién,
entonces, es el
que ha hecho estas cosas y ha unido en paz a los que se
odiaban entre sí, sino el amado Hijo del Padre, el común
Salvador de nosotros, Jesucristo, quien, por su amor,
soportó todas las cosas por nuestra salvación? Además,
esta paz que él habría de administrar fue predicha desde
el principio, porque la Escritura dice: "Volverán sus
espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no
alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más
para la guerra" [Isa. 2:4].
Atanasio,
On the Incarnation
[52]
Hay tres sistemas principales de
interpretación en relación con el milenio, los "mil años" de
Apocalipsis 20. Los premilenialistas
dicen que este pasaje enseña que Cristo regresará y resucitará a
los cristianos antes (pre-)
del milenio, que serán 1000 añs literales con Cristo reinando en
Jerusalén como un gobernante político, terrenal, de las
naciones. Los amilenialistas
dicen que no hay ni nunca habrá un "milenio" de ninguna clase en
la tierra; en vez de eso, dicen, Apocalipsis 20 se refiere al
estado de los cristianos que han muerto y ahora están "reinando"
en el cielo. Los postmilenialistas
dicen que el milenio se refiere al período entre el primer y el
segundo advenimiento de Cristo; el milenio es ahora, con los cristianos
reinando como reyes en la tierra.
¿Cuál de
estas tres posiciones es la correcta? Como he tratado de
mostrar a lo largo de este libro, la respuesta es de
importancia más que casual para nuestras actitudes y acciones
prácticas operando para el reino de Dios. También como he
tratado de mostrar, la respuesta se da en toda la Escritura.
El postmilenialismo
- la escatología de dominio - es el mensaje de la Biblia
entera. Sin embargo, ahora es el momento de demostrar que se
enseña en Apocalipsis también.
La
primera resurrección
La clave
para la interpretación del capítulo es lo que Juan nos dice
sobre lo que él llama la primera
resurrección:
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que
recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los
decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra
de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen,
y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y
vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros
muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.
Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que
tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no
tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios
y de Cristo, y reinarán con él mil años (Apoc. 20:4-6).
En primer
lugar, podemos despachar la posición amilenial en seguida,
señalando lo obvio: esta es una resurección, un levantarse nuevamente de los
muertos. Es maravilloso morir e ir al cielo pero,
para lo que eso sirve, no es una resurrección. Este pasaje no
puede ser una descripción del estado de los santos incorpóreos
en el cielo; además, el contexto en general ocurre en la tierra (ver. v. 7-9).
Segundo,
sin embargo, ésta no es una resurrección corporal. Juan nos da
una pista enel sentido de que quiere decir algo especial al
llamarla la primera
resurrección. ¿Qué podría significar esto? En un
capítulo anterior, vimos que sólo hay una resurrección
corporal, en el fin del mundo. Para encontrar la respuesta,
regresamos nuevamente a Génesis, que nos habla de la primera muerte: "Y
mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás" (Gén. 2:16, 17). Como sabemos, Adán yEva
no murieron físicamente el día que comieron del fruto
prohibido. Pero ése
fue el día de su muerte
espiritual, su alejamiento de Dios. Esta muerte
espiritual fue heredada por los hijos de Adán y Eva, de modo
que nacemos "muertos en delitos y pecados" (Efe. 2:1). La
primera muerte es esta muerte espiritual. Y por eso, la
primera resurrección es espiritual también:
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su
gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois
salvos) y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Efe.
2:4-6; ver Col. 2:11-13; 1 Juan 3:14).
Es la
resurrección corporal, física, la que tiene lugar en el día
final, cuando "habrá ciertamente una resurrección tanto de los
justos como de los injustos" (Hech. 24:15). Pero, ¿habría
usado Juan el término resurrección
en dos sentidos radicalmente diferentes en el mismo pasaje?
Ciertamente, y con excelente precedente, porque Jesús mismo lo
hizo así, en otro pasaje registrado por Juan:
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi
palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no
vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De
cierto, de cierto os digo: Viene
la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del
Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán ... No os
maravilléis de esto; porque vendrá
hora cuado todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida;
mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación
(Juan 5:24-25, 28-29).
Los que
creen en Él son ahora partícipes de la primera resurrección,
dijo Jesús; y algún día, todos los hombres, justos e injustos,
se levantarán de sus tumbas. La primera resurrección es
espiritual y ética, nuestra regeneración en Cristo y unión ética con Dios, nuestra re-creación a su imagen. Esta
interpretación es confirmada por la descripción en Apocalipsis
de los que participan en la primera resurrección: son bienaventurados y santos;
la segunda muerte no tiene
poder sobre ellos; son sacerdotes (Juan comienza el Apocalipsis
informándonos que todos los
cristianos son sacerdotes: Apoc. 1:6); y reinan con Cristo (la
Biblia dice que ahora estamos sentados con Cristo, reinando en
su reino: Efe. 1:20-22; 2:6; Col. 1:13; 1 Ped. 2:9). El mayor
error al tratr con este pasaje es no reconocer que habla de
las realidades presentes de la vida cristiana. La Biblia es
clara: hemos sido resucitados para vida eterna y reinamos con
Cristo ahora, en esta era. La primera resurrección está
teniendo lugar ahora. Y, por necesidad, esto significa que el milenio está teniendo lugar
ahora también.
El
encadenamiento de Satanás
Vi a un ángel que descendía del cielo, con la
llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al
dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo
ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso
su sello sobre él, para que engañase más a las naciones, hasta
que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser
desatado por un poco de tiempo.
El
encadenamiento del dragón expresa en lenguaje simbólico,
profético, gran parte de lo que hemos visto en capítulos
anteriores: la derrota de Satanás por Cristo. El ángel (mensajero) con
la autoridad para controlar el abismo es el Hijo de Dios (ver
Apoc. 1:18; 10:1; 18:1), que "apareció para destruir las obras
del diablo" (1 Juan 3:8). Como ya hemos observado, nuestro
Señor comenzó a "atar al hombre fuerte" durante su ministerio
terrenal (Mat. 12:28-29). El Nuevo Testamento (ver Lucas
10:17-20); Juan 12:31-32; Efe. 4:8; Col. 2:15; Heb. 2:14) hace
énfasis en que Satanás fue definitivamente derrotado en la
vida, la muerte, la resurrección, y la ascensión de
Jesucristo. Y es derrotado diariamente en la experiencia de
los cristianos, cuando le resistimos (Sant. 4:7) y proclamamos
la palabra de Dios (Apoc. 12:11). ¡El reino ha venido!
Debemos
notar, además, el sentido
específico en el cual se dice que Satanás es atado:
es con referencia a su
capacidad para engañar a las naciones. Antes de la
venida de Cristo, Satanás controlaba las naciones. Pero ahora
su dominio mortal ha sido hecho añicos por el evangelio, al
difundirse las buenas nuevas del reino por todo el mundo. El
Señor Jesús envió al apóstol Pablo a las naciones gentiles
"para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la
fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados" (Hech. 26:18). Cristo vino a "regir los
gentiles" (Rom. 15:12). Que Satanás haya sido atado no
significa que todas sus actividades hayan cesado. El Nuevo
Testamento nos dice específicamente que los demonios han sido
desarmados y atados (Col. 2:15; 2 Ped. 2:4; Judas 6), pero
todavía están activos. Es sólo que su actividad ha sido restringida. Y, a medida
que el evangelio progresa en todo el mundo, su actividad
estará más y más limitada. Satanás
es incapaz de impedir la victoria del reino de Cristo.
Venceremos ( 1 Juan 4:4). "Sabed, pues, que a los gentiles es enviada
esta salvación de Dios, y ellos oirán" (Hech. 28:28).
Satanás será aplastado bajo nuestros pies (Rom. 16:20).
Los mil años
Como los
otros números de Apocalipsis, el "1000" es simbólico, un
número simbólico, grande, redondeado. Donde el número siete denota una plenitud
de calidad en las
imágenes bíblicas, el número diez contiene la idea de una
plenitud de cantidad;
en otras palabras, representa la cualidad de muchos. Un millar
multiplica e intensifica esto (10 x 10 x 10), y se usa en las
Escrituras en forma muy parecida a la manera en que nosotros,
con una mentalidad más inflacionaria, usamos el término millón: "¡Te lo he dicho
un millón de veces!" (Quizás los "literalistas" nunca hablen
así, pero estoy seguro de que el resto de nosotros lo hacemos
a veces). Sin embargo, hay una diferencia. Cuando la Biblia
habla de 1000, en realidad no es para exagerar, de la manera
en que lo hacemos nosotros, sino simplemente para expresar una
gran vastedad. Por eso, Dios afirma poseer "millares de
animales en los collados" (Sal. 50:10). ¿Pertenece a alguien
más el collado No. 1001? Por supuesto que no. Dios posee todos los animales en todos los collados. Pero
Él dice "un millar" para indicar que hay muchos collados, y
muchos animales. (Para algunos usos similares de 1000, véase
Deut. 1:11; 7:9; Sal. 68:17; 84:10; 90:4). De la misma manera
- particularmente con respecto a un libro altamente simbólico
- debemos ver que los "1000 años" de Apocalipsis 20
representan un vasto e indefinido período de tiempo. Ya ha
durado casi 2000 años, y probablemente continuará por muchos
más. "¿Exactamente cuántos años?", alguien me preguntó. "Me
gustaría poder decirle", contesté alegremente, "tan pronto
usted me diga exactamente cuántos collados hay en Salmos 50".
Según
algunos, la reino de Cristo comenzará sólo cuando Él regrese
en la segunda venida; entonces, dicen, Jesucristo comenzará a
residir en Jerusalén, donde habrá un templo restaurado y
activo, con verdaderos sacrificios - ¡algunas veces me
pregunto si estas queridas personas leen el Nuevo Testamento
alguna vez! Ninguna de estas ideas está contenida en este
texto (ni en ningún otro, vale decir). Como hemos visto
repetidamente, Jesucristo está reinando ahora (Hech. 2.29-36;
Apoc. 1:5), y permanecerá
en el cielo hasta el juicio final (Hech. 3:2).
Los tronos de Apocalipsis
20:4 representan el reino de los santos, los fieles vencedores
sobre el dragón y la bestia (Apoc. 12:9-11). Nuestro gobierno
está en vigencia en este momento, en esta tierra (Mat. 19:28;
Lucas 18:28-30; 22:29-30; Efe. 2:6), y la extensión de nuestro
gobierno coincide con el progreso del evangelio. A medida que
éste aumenta, aumenta también el dominio de los cristianos.
Los dos van juntos, como dijo Jesús en su gran comisión (Mat.
28:20): hemos de enseñar
y hacer discípulas a
las naciones, y al ser discipuladas de acuerdo con la orden de
la palabra de Dios, los linderos del reino se expandirán. A su
debido tiempo, por medio del evangelismo, el reino de los
cristianos se volverá tan extenso que "la tierra será llena
del conocimiento de Dios, como las aguas cubren el mar" (Isa.
11:9). las bendiciones edénicas abundarán en todas partes del
mundo, a medida que la ley de Dios es obedecida más y más
(Lev. 26:3-13; Deut. 28:1-14). ¡Qué tremendo motivo para el
evangelismo mundial! De hecho, este punto de vista sobre la
conversión mundial ha sido la inspiración básica para la
actividad misionera durante toda la historia de la iglesia,
particularmente puesto que la Reforma protestante (para
documentación de esto, véase el excelente libro de Ian Murray,The Puritan Hope: Revival and
the Interpretation of Prophecy).
La
última batalla
La Biblia
no enseña que absolutamente todos en el mundo se convertirán.
El simbolismo de la profecía de Ezequiel indica que algunas
áreas del mundo permanecerán sin ser renovadas por el río de
la vida (Eze.47:11). Y sabemos que el trigo y la cizaña
crecerán juntos hasta la cosecha en el fin del mundo (Mat.
13:37-43). En ese punto, al llegar a la madurez el potencial
de ambos grupos, a medida que cada lado se vuelve plenamente
consciente en su decisión de obedecer o rebelarse, habrá un
conflicto final. El dragón será suelto por un poco de tiempo,
para engañar a las naciones una vez más en un último y
desesperado intento de derribar el reino (Apoc. 20:7-8).
Al
describir esto, Juan usa las vívidas imágenes de Ezequiel
38-39, que presentan proféticamente la derrota de los macabeos
por los sirios en el siglo segundo A. C.: las fuerzas impías
son llamadas Gog y Magog.
De acuerdo con algunos escritores populares, esta expresión se
refiere a Rusia, y predice una guerra entre los soviéticos e
Israel durante la "tribulación". De los muchos problemas con
esta hipótesis, mencionaré sólo dos. Primero, Apocalipsis 20
dice que la guerra de "Gog y Magog" tiene lugar al fin del milenio;
¡estos escritores de profecía están colando a Gog y a Magog
todo el camino hacia atrás, hasta el punto antes de que el
milenio ni siquiera ha comenzado! Segundo, la expresión Gog y Magog no se refiere
a Rusia, y nunca lo hizo. Eso ha sido fabricado enteramente de
la nada, y simplemente ha sido repetido tantas veces que
muchos se imaginan que es verdad.
Regresando
a la realidad: Se demuestra que la rebelión final de Satanás
es un desastre. Es derribado, sus seguidores son devorados por
el fuego que cae del cielo, y él es lanzado al lago de fuego
para el tormento eterno (Apoc. 20:9-10). En este punto, el fin
del milenio, tiene lugar la resurrección (Apoc. 20:5), y todos
los seres humanos son juzgados (Apoc. 20:11-15).
El
propósito de Apocalipsis 20 no es dar un bosquejo detallado
del fin del mundo, porque eso no cae dentro del ámbito del
libro. Apocalipsis se escribió para hablarles a los cristianos
del siglo primero de cosas que debían ocurrir pronto, y que trataban
especialmente de la lucha de la iglesia contra la bestia, el
falso profeta, y la ramera. Todos ellos encuentran su fin
cuando llega el fin de la profecía. Pero, por supuesto, detrás
de las malvadas conspiraciones de los enemigos de la iglesia
está la sombría figura del dragón. Así que Juan da un breve
bosquejo del destino del dragón, desde el triunfo definitivo
de Cristo sobre él hasta el día final, cuando el dragón y su
malvada simiente son destruidos y el pueblo de Dios es plena y
finalmente vencedor; cuando el paraíso, en el sentido más
completo, es restaurado y consumado.