DÍAS DE RETRIBUCIÓN
Una exposición del libro
de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of Vengeance
Por David Chilton
Tomado de Feebooks
Parte 2
2
EL ESPÍRITU HABLA A
LA IGLESIA: ¡VENCE!
Éfeso:
Juicio sobre los falsos apóstoles (2:1-7)
1 Escribe al ángel de la
iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su
diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de
oro, dice esto:
2 Yo conozco tus obras, y
tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los
malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no
lo son, y los has hallado mentirosos;
3 y has sufrido, y has
tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi
nombre, y no has desmayado.
4 Pero tengo contra tí,
que has dejado tu primer amor.
5 Recuerda, por tanto, de
dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras;
pues, si no, vendré pronto a tí, y quitaré tu candelero de
su lugar, si no te hubieras arrepentido.
6 Pero tienes esto, que
aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también
aborrezco.
7 El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le
daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios.
1 La ciudad de Éfeso
era la más importante de Asia Menor, tanto política como
comercialmente. Era también un importante centro cultural, que
se ufanaba de atracciones tales como las artes, las ciencias,
la hechicería, la idolatría, los gladiadores, y la
persecución. La Calle Principal corría desde el puerto hasta
el teatro, y en el camino, el visitante pasaba por el gimnasio
y los baños públicos, la biblioteca pública, y el prostíbulo
público. Su templo de Artemisa (o Diana - la diosa de la
fertilidad y la "naturaleza salvaje") era una de las Siete
Maravillas del mundo antiguo. Lucas nos cuenta otro hecho
interesante acerca de la ciudad, un hecho que tiene mucho que
ver con los Siete Mensajes en general: Éfeso era un semillero
de ocultismo judío y artes mágicas judías
(Hechos 19:13-15, 18-19). Por todo el mundo del siglo primero,
el judaísmo apóstata se adaptaba a las numerosas ideologías y
prácticas paganas, desarrollando las cepas primitivas de lo
que más tarde vino a conocerse como el agnosticismo - varias
variedades de sabiduría oculta, tradición rabínica, religión
de misterio, y ascetismo o libertinaje, (o ambos), todo
revuelto con algunos trozos y pedazos de doctrina cristiana. 1 Esta mezcla de
charlatanería religiosa era sin duda un semillero de herejías
que afligían a las iglesias de Asia Menor.
Y, sin embargo, a pesar de toda la multiforme depravación en
Éfeso (comp. Efe. 4:17-19; 5-3-12), el Señor Jesucristo había
establecido su iglesia allí (Hechos 19); y en su mensaje, le
asegura al ángel de la congregación que Él tiene las siete
estrellas en su diestra, sosteniendo y protegiendo a los
gobernantes que ha ordenado: "Los llena de luz e influencia",
dice el Comentario de Matthew Henry; "les sostiene, de lo
contrario pronto serían estrellas caídas". 2 También, Él anda en
medio de los candeleros, las iglesias, guardándolas y
examinándolas, y conectándolas entre sí por medio de su unidad
con Él. "Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no
os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios,
y vosotros seréis mi pueblo" (Lev. 26:11-12).
2-3 La iglesia de
Éfeso era bien conocida por su esfuerzo y duro trabajo en
favor de la fe, y su perseverancia frente a la oposición y la
apostasía, habiendo soportado penalidades por el nombre de
Cristo. Ésta era la iglesia que no conocía el significado de
componendas, la iglesia que estaba dispuesta a adoptar una
posición firme en favor de la ortodoxia, sin importar el
costo. (Vale la pena observar que, de todas las cartas de
Pablo a las iglesias, sólo la carta a los efesios no menciona
un solo punto doctrinal en disputa que requiriese corrección
apostólica). Los dirigentes de la iglesia no temían
disciplinar a hombres malos. Conocían la importancia de los
juicios por herejía y las excomuniones, y parece que esta
iglesia había recibido una buena porción de ambos: Sus
dirigentes habían sometido a prueba a los falsos "apóstoles",
y los habían hallado culpables. Los ancianos de Éfeso acataron
bien la exhortación que Pablo les había hecho (Hechos
20:28-31): "Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño
en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para
apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en
medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas
perversas para arrastrar tras de sí a los discípulos. Por
tanto, velad".
Cuarenta años más
tarde, esta iglesia todavía era renombrada por su ortodoxia,
como Ignacio (martirizado en el año 107 d. C.) observó en su
carta a los efesios: "Todos vosotros vivís según verdad, y
ninguna herejía halla cabida entre vosotros: En realidad, ni
siquiera escucháis a nadie que hable de nada que no sea
concerniente a Cristo Jesús en verdad.... Me he enterado de
que ciertas personas pasaron a través de vosotros trayendo
doctrinas impías, y vosotros ni siquiera les permitísteis
plantar su semilla entre vosotros, sino que tapásteis vuestros
oídos para no recibir la semilla que ellos querían plantar...
De la cabeza a los pies, os habéis ataviado de los
mandamientos de Cristo Jesús". 3
Hay varios notables
paralelismos en estos versículos: Cristo le dice a la iglesia:
"Conozco ... tu arduo trabajo [literalmente, cansancio] y tu
perseverancia, y que no puedes soportar a los malos... Y
tienes paciencia y has sufrido por amor de mi nombre, y no has
desmayado".
4-6 Y sin embargo, el
Señor reprende al ángel: Tengo esto contra tí: Has dejado tu
primer amor. El deseo de la iglesia en favor de la sana
doctrina se había pervertido hasta convertirse en un
endurecimiento contra sus hermanos en Cristo, de manera que
carecía de amor. Es importante notar que ni siquiera la más
rigurosa preocupación por la ortodoxia significa
automáticamente ausencia de amor. Es sólo la perversión de la
ortodoxia lo que resulta en dureza hacia los hermanos. Cristo
no critica a los efesios por ser "demasiado ortodoxos", sino
por dejar y abandonar el amor que tenían al principio.
Bíblicamente hablando, la cuestión de la "doctrina versus el
amor" no es un punto en disputa. En realidad, es un punto
específicamente pagano, que trata de separar lo que Cristo ha
unido. De los cristianos se requiere que sean tanto ortodoxos
como amorosos, y la ausencia de cualquiera de estas dos
características resultará eventualmente en el juicio de Dios.
Recuerda, por tanto,
de dónde has caído: Los efesios habían tenido alguna vez una
armoniosa combinación de amor y ortodoxia doctrinal, y Cristo
les llama a arrepentirse, a cambiar su modo de pensar acerca
de sus acciones y hacer las obras que hicieron al principio.
El amor no es simplemente un estado mental o una actitud; el
amor es acción en términos de la ley de Dios: "En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a
Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues éste es el amor a
Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no
son gravosos" (1 Juan 5:2-3; comp. Rom. 13:8-10). El antídoto
de Cristo para el malestar espiritual de la Esposa no es
simplemente una exhortación a cambiar de actitud como tal. En
su lugar, Cristo le ordena que cambie sus acciones, que lleve
a cabo las obras que habían caracterizado su romance con el
Esposo al principio. Las acciones de arrepentimiento nutrirán
y cultivarán una actitud de arrepentimiento.
Sin embargo, si no se
arrepiente, Cristo le advierte: Vendré a tí en juicio - una
advertencia que se hace tres veces más en estas cartas (2:16:
3:3,11). Como hemos visto antes (1:7), la venida de Cristo no
se refiere simplemente a un cataclismo al final de la
historia, sino más bien a sus venidas en la historia. En
realidad, advierte, vendrá pronto, un término subrayado por
las siete veces en que ocurre en Apocalipsis (2:5, 16; 3:11;
11:14; 22:7, 12, 20). El Señor no está amenazando a la iglesia
de Éfeso con su segunda venida; está diciendo que él vendrá
contra ella: Quitaré tu candelero de su lugar.
La influencia de ella será quitada, y de hecho, dejará por
completo de ser iglesia. Por falta de amor, la congregación
entera está en peligro de ser excomulgada. Si los ancianos de
la iglesia dejan de disciplinar y discipular a la iglesia
hacia el amor, así como hacia la ortodoxia doctrinal,
Jesucristo mismo intervendrá y administrará juicio - y en ese
punto puede muy bien ser demasiado tarde para el
arrepentimiento.
Es probable que Juan
estuviera usando un importante "suceso actual" en la vida de
Éfeso como base parcial para estas imágenes. La línea costera
estaba cambiando constantemente a causa del sedimento
arrastrado por el cercano río Caister; la arena y las
piedrecillas rellenaban gradualmente el puerto, amenazando con
convertirlo en un pantano. En verdad, la ciudad estaba en
peligro de ser movida de su lugar, quedando completamente
aislada del mar. Dos siglos antes, un tremendo proyecto de
ingeniería había dragado el puerto, con mucho esfuerzo, mucha
perseverancia, y muchas penalidades. Sin embargo, para
mediados del siglo primero, el puerto nuevamente se estaba
llenando de sedimento. Se hizo evidente que, si Éfeso había de
conservar su influencia como puerto marítimo, los ciudadanos
tendrían que arrepentirse de su negligencia y hacer las
primeras obras otra vez. En el año 64 d. C., la ciudad comenzó
finalmente a dragar el puerto otra vez, y Éfeso permaneció en
su lugar por años después. (En siglos posteriores, se le
permitió a la sedimentación continuar sin impedimento. En la
actualidad, el mar está a seis millas de las ruinas de Éfeso,
y lo que una vez fue el puerto de Éfeso es ahora una llanura
cubierta de hierba y barrida por el viento). 4
Pero una vuelta al
amor no implica ninguna disminución de los modelos teológicos
(en un sentido real, significa intensificar y hacer cumplir un
modelo teológico para el mundo entero). El verdadero amor por
Cristo y su pueblo requiere aborrecer el mal, y el Señor les
alaba por su firmeza en esto: Pero tienes esto, que aborreces
las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco.
Según Ireneo, obispo del siglo segundo, "los nicolaítas son
los seguidores de aquel Nicolás que fue uno de los primeros
ordenados al diaconado por los apóstoles [Hechos 6:5]. Vivían
en libertinaje desenfrenado ... enseñando que daba lo mismo
practicar el adulterio o no, y comer cosas sacrificadas a los
ídolos". 5 Si Ireneo tiene razón en esto - su punto de vista
es ciertamente debatible - el diácono Nicolás (en griego
Nikolaos) había apostatado y se había convertido en un "falso
apóstol", buscando conducir a otros a la herejía y a que
entraran en componendas con el paganismo.
Una cosa es obvia:
Juan está nombrando a la facción herética en Éfeso en honor a
alguien llamado Nikolaos (aún admitiendo que Ireneo estuviese
confundido sobre la identidad de aquél). Su motivo parece
estar basado en consideraciones lingüísticas, porque en griego
Nikolaos significa Conquistador del pueblo. Es
interesante notar que, en el tercero de los siete mensajes,
Juan menciona a un grupo de herejes de Pérgamo, a los cuales
llama seguidores de "Balaam" (2:14). En hebreo, Balaam
significa Conquistador del pueblo. Juan está haciendo
un juego de palabras, enlazando a los "nicolaítas" de Éfeso
con los "Balaamitas" de Pérgamo; en realidad, Juan nos dice
claramente en 2:14-15 que las doctrinas de ellos son las
mismas. De la misma manera que Nikolaos y Balaam
son equivalentes lingüísticos el uno del otro (comp. la misma
técnica en 9:11), son también teológicamente equivalentes. Los
"nicolaítas" y los "balaamitas" participan del mismo culto
herético.
Esta conclusión queda
reforzada por una conexión adicional. Cuando comparamos las
verdaderas enseñanzas de la herejía Nicolaíta/Balaamita con
las de la facción de "Jezabel" en la iglesia de Tiatira,
mencionadas en el cuarto mensaje (2:20), descubrimos que sus
doctrinas son idénticas entre sí. Por esta razón, parecer ser
una herejía en particular la que es el blanco de estos
mensajes a las iglesias durante los últimos días, una herejía
que trataba de seducir al pueblo de Dios hacia la idolatría y
la fornicación. Como había predicho Pablo, habían surgido
lobos de dentro de la comunidad cristiana, intentando devorar
a las ovejas, y era el deber de los pastores/ángeles estar en
guardia contra ellos, y expulsarlos de la iglesia. Jesucristo
declara que Él aborrece las obras de los nicolaítas; su pueblo
debe revelar su imagen al amar lo que Él ama y aborrecer lo
que Él aborrece (comp. Sal. 139:19-22).
7 Como en cada uno de
estos mensajes, la carta a la iglesia de Éfeso concluye
exhortándola a oír lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Aunque los mensajes son diferentes en términos de las
necesidades de cada congregación, el Espíritu está en realidad
dando una orden básica: ¡Vence! La palabra griega es nikaõ,
que tiene la misma raíz que nikolaíta; Cristo está
asignando a su iglesia la responsabilidad de derrotar a los
que tratan de derrotarla. Un lado u otro resultará victorioso
en esta batalla. La oposición de Satanás a las iglesias
aparecerá en varias formas, y diferentes iglesias (y
diferentes épocas de la iglesia) tendrán que enfrentarse a
diferentes puntos en disputa, y tendrán diferentes enemigos
que derrotar. Pero, no importa cuáles sean los problemas
particulares a los que haya que enfrentarse, cada iglesia está
bajo el divino mandato de conquistar y abrumar completamente a
su oposición. El deber de vencer no es algo reservado para
unos pocos selectos "super cristianos" que se han "dedicado" a
Dios por encima de lo que se requiere de los cristianos. Todos
los cristianos son vencedores: Porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
vence al mundo, nuestra fe (1 Juan 5:4). Los cristianos
de los que se habla en Apocalipsis vencieron al diablo "por
medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos" (12:11). La cuestión no es victoria o derrota. La
cuestión es victoria o traición.
El cristiano vence; y
a él le concede Cristo el privilegio de comer del árbol de la
vida, que está en el paraíso de Dios. Esto no es sólo una
esperanza fuera de este mundo. Aunque la plena consumación de
esta promesa se presenta al final de la historia, es una
posesión actual y creciente del pueblo de Dios, al obedecer a
su Señor y tomar dominio sobre la tierra. Porque el árbol de
la vida es Jesucristo mismo, y participar del Árbol es poseer
las bendiciones y los beneficios de la salvación. 7 En Cristo, el
cristiano vencedor tiene el Paraíso Restaurado, en
esta vida y para siempre.
Esmirna:
Juicio contra el falso Israel (2:8-11)
8 Y escribe al ángel de la
iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo
muerto, y vivió, dice esto:
9 Yo conozco tus obras, y tu
tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia
de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de
Satanás.
10 No temas en nada lo que
vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros
en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación
por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona
de la vida.
11 El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no
sufrirá daño de la segunda muerte.
8 Había dos
características de Esmirna que significaban severos problemas
para la iglesia allí. Primero, los habitantes de la ciudad
eran fervorosos devotos del culto del emperador; y segundo,
Esmirna tenía una numerosa población de judíos que eran
hostiles a la fe cristiana. A esta fiel iglesia, que sufría
extremadamente bajo las persecuciones de estos incrédulos,
Jesucristo se anuncia a sí mismo como el primero y el
postrero, un nombre de Dios tomado de Isaías 44:6 y 48:12. Es
obvio, a partir de los contextos de estos versículos, que la
expresión identifica a Dios como el supremo Señor y
Determinador de la historia, el Planeador y Controlador de
toda realidad. La doctrina bíblica de la predestinación,
correctamente entendida, no debería ser fuente de temor para
el cristiano; antes bien, es fuente de consuelo y seguridad.
Lo opuesto a la doctrina de la predestinación no es libertad,
sino insensatez; si los más pequeños detalles de nuestras
vidas no son parte del Plan de Dios, si no son hechos
creados con un significado divinamente determinado,
entonces no pueden tener ningún significado en absoluto. No
pueden estar "trabajando juntos para el bien". Pero al
cristiano que entiende la verdad de la soberanía de Dios se le
asegura, por lo tanto, que nada en esta vida carece de
significado y propósito - que Dios ha ordenado todas las cosas
para su gloria y para nuestro bien último. Esto significa que
aún nuestros sufrimientos son parte de un Plan consistente;
que, cuando encontramos oposición, no necesitamos temer que
Dios nos ha abandonado. Podemos estar seguros en el
conocimiento de que, puesto que hemos sido "llamados conforme
a su propósito" (Rom. 8:28), todas las cosas en nuestra vida
son aspectos necesarios de ese propósito. Martín Lutero dijo:
"Es entonces fundamentalmente necesario y saludable que los
cristianos sepan que Dios no conoce nada de antemano
contingentemente, sino que prevé, se propone, y hace todas las
cosas según su propia voluntad inmutable, eterna, e
infalible.... Porque, para el cristiano, el principal y único
consuelo en la adversidad reside en saber que Dios no miente,
sino que hace que todas las cosas ocurran inmutablemente, y
que su voluntad no puede ser resistida, alterada o estorbada". 8
No sólo es Cristo el
primero y el último, sino que estuvo muerto, y ha vuelto a la
vida: Es por completo vencedor sobre la muerte y la tumba como
"primicias" de los que mueren en el Señor (1 Cor. 15:20-22),
garantizando nuestra resurrección también, de manera que hasta
"la muerte es sorbida en victoria" (1 Cor. 15:54). Sin
importar la fuerza y la crueldad de sus perseguidores, los
cristianos de Esmirna no pueden ser derrotados, ni en esta
vida ni en la venidera.
9-10 Pero no era
fácil ser cristiano en Esmirna. Ciertamente, no fueron
librados de la tribulación por un "rapto"; y esto a menudo
significaba pobreza también, a causa de su posición en favor
de la fe. Quizás estaban sujetos a la confiscación de sus
propiedades (comp. Heb. 10:34) o el vandalismo; es también
probable que fueran objeto de un boicot económico por rehusar
ponerse del lado de o los paganos adoradores del estado o los
judíos apóstatas (comp. 13:16-17). Pero, en su pobreza, eran
ricos en el sentido más básico y último; considerados por el
mundo "como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no
teniendo nada, mas poseyéndolo todo" (2 Cor. 6:10). Yo sé todo
lo que estás soportando, les asegura el Señor; Él se
identifica con ellos en sus sufrimientos, hasta el punto de
que "en toda angustia de ellos él fue angustiado" (Isa. 63:9;
cf. v. 2-3). Como observó el teólogo puritano John Owen, todas
nuestras persecuciones "son suyas en primer lugar, y nuestras
sólo por participación" (comp. Col. 1:24).9
Y él sabe todo sobre
la blasfemia de sus perseguidores también - los que dicen que
son judíos y no lo son. Aquí el Señor es explícito sobre la
identidad de la oposición que enfrentaba la iglesia primitiva:
Los que de otra manera eran conocidos como nicolaítas, los
seguidores de los falsos apóstoles Balaam y Jezabel, son
definidos aquí como los que afirman ser judíos, hijos de
Abraham, pero que en realidad son hijos del diablo. Éstos son
los israelitas que han rechazado a Cristo, y han rechazado así
al Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Un mito popular sostiene
que los judíos no cristianos son verdaderos creyentes en el
Dios del Antiguo Testamento, y que sólo tienen que "añadir" el
Nuevo Testamento a su religión, que por lo demás es adecuada.
Pero el mismo Nuevo Testamento es inflexible sobre este punto:
Los judíos no cristianos no son creyentes en Dios, sino
apóstatas quebrantadores del pacto. Como dijo Jesús a los
judíos que lo rechazaron: "Si fuéseis hijos de Abraham, las
obras de Abraham haríais.... Vosotros hacéis las obras de
vuestro padre.... Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais.... Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los
deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida
desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque
no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:39-44). La
verdad es que no hay tal cosa como un judío "ortodoxo", a
menos que sea cristiano; porque si los judíos creyeran en el
Antiguo Testamento, creerían en Cristo. Si un hombre no cree
en Cristo, no cree en Moisés tampoco (Juan 5:46).
Pablo escribió: "Pues
no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión
la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el
que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón,
en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los
hombres, sino de Dios" (Rom. 2:28-29). Por esta razón, Pablo
fue lo bastante audaz para usar este lenguaje al advertir a
las iglesias contra las seducciones de los judíos apóstatas:
"Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros,
guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos
la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos
gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne"
(Fil. 3:2-3). La palabra traducida como circuncisión
significa cortar alrededor; la falsa circuncisión es
literalmente concisión, que significa cortar en
pedazos. La circuncisión de los judíos, la señal del
pacto en el cual confiaban, era en realidad un emblema de su
propia mutilación y destrucción espiritual, la señal de que, a
través de su propia rebelión, habían heredado las maldiciones
del pacto. El corte del prepucio fue siempre una marca de
condenación. Para los justos, la aplicación ritual de la ira
de Dios significaba que ellos no sufrirían la terrible
realidad; para los desobedientes, sin embargo, era un anticipo
de cosas por venir, una señal segura de la completa
destrucción que venía.
Entonces, ¿quién es
el verdadero judío? ¿Quién pertenece al verdadero Israel?
Según la clara enseñanza del Nuevo Testamento, la persona (sin
importar su herencia étnica) que se haya sido vestido de
Jesucristo es la heredera de las promesas hechas a Abraham, y
posee las bendiciones del Pacto (Rom. 1:11-24; Gál. 3:7-9,
26-29). Pero, dice nuestro Señor, una congregación de
apóstatas y perseguidores no es más que una sinagoga de
Satanás. Satanás significa acusador, y la historia de los
cristianos primitivos abunda con ejemplos del falso testimonio
satánico de los judíos contra la iglesia cristiana (Hech.
6:9-15; 13:10; 14:2-5; 17_5-8; 18:6, 12-13; 19:9; 21:27-36;
24:1-9; 25:2-3, 7). Este punto es subrayado por la afirmación
de que algunos de ellos serían echados en prisión por el
diablo (que significa el calumniador).
Porque el que conoce
los sufrimientos de ellos es también el primero y el postrero,
el que lo controla todo, Él puede proporcionar consuelo
autorizado: No temas lo que estás a punto de sufrir. Algunos
de los cristianos de Esmirna serían pronto echados en
prisión a instigación de los judíos; pero Cristo les asegura
que esto también es parte del gran conflicto cósmico entre
Cristo y Satanás. Las persecuciones infligidas sobre ellos por
los judíos aliados con el imperio romano tienen su origen en
el diablo, en su hostilidad hacia los seguidores de
Jesucristo, en sus frenéticos intentos por conservar los
fragmentos de su reino hecho jirones. Desesperadamente, está
librando una batalla perdida de antemano contra las hordas,
que marchan implacablemente, de una nación de reyes y
sacerdotes predestinados a la victoria.
Y así, tras de hasta
los intentos del diablo por derribarnos está el decreto
absoluto de Dios. Satanás inspiró a los caldeos a robar los
rebaños de Job, y sin embargo, la respuesta de Job fue:
"Jehová dio, y Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito".
(Job: 1:21). 10 Así que el propósito divinamente ordenado la impía
actividad del diablo es que podemos ser probados: Como Samuel
Rutherford: "El diablo no es sino el contrincante maestro de
Dios, como en esgrima, para enseñarnos a manejar nuestras
armas". 11 En última instancia, las pruebas de los cristianos
no son ordenadas por Satanás, sino por Dios; y el resultado no
es destrucción, sino pureza (comp. Job 23:10; 1 Ped. 4:12-19).
Las tribulaciones de la iglesia de Esmirna serían horrorosas,
pero de duración relativamente corta: diez días. Daniel y sus
tres amigos habían sido probados por diez días, pero pasaron
la prueba, y fueron ascendidos a un alto privilegio (Dan.
1:11-21). De manera similar, a la persecución de la iglesia de
Esmirna por los judíos se le permitiría continuar sólo por un
corto tiempo más, y luego la iglesia sería libre: Diez días de
tribulación a cambio de mil años de victoria (20:4-6). Aún
así, el tiempo de prueba habría de costar las vidas de muchos
en la iglesia, y se les exhorta a ser fieles hasta la muerte,
para obtener la corona de la vida. Esta no es una bendición
reservada para alguna clase extraordinariamente consagrada de
cristianos, porque todos los cristianos han de ser fieles
hasta la muerte. Simplemente, la Biblia no conoce ninguna otra
clase de cristianos. "Si sufrimos, también reinaremos con él;
si le negáremos, él también nos negará" (2 Tim. 2:12. "Y
seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mat. 10:22). La
corona de la vida es la salvación misma.
11 El
cristiano fiel que vence la oposición y la tentación no será
dañado por la segunda muerte. El hecho de que esto se le dijo
originalmente a la iglesia del siglo primero nos ayuda a
entender el significado de otro pasaje en este libro.
Apocalipsis 20:6 dice que los que no son dañados por la
"segunda muerte" son los mismos que participan de la "primera
resurrección"; y que son sacerdotes y reyes con Cristo - una
bendición que Juan ya ha afirmado que es una realidad actual
(1:6). Necesariamente, por lo tanto, la primera resurrección
no puede referirse a la resurrección física del fin del mundo
(1 Cor. 15:22-28). Más bien, debe referirse a lo que Pablo
enseñó claramente en su epístola a los efesios: "Vosotros
estábais muertos en vuestros delitos y pecados.... Pero
Dios, que es rico en misericordia.... aun estando nosotros
muertos en delitos y pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia soy salvos) y juntamente con él nos
resucitó" (Efe. 2:1, 4-6). En todo tiempo, el cristiano
es partícipe de la primera resurrección a nueva vida en
Cristo, habiendo sido purificado de su (primera) muerte en
Adán. 12 "Tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, mas
ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).
Pérgamo:
Juicio contra el falso
profeta y el rey impío (2:12-17)
12 Y escribe al ángel de
la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos
filos dice esto:
13 Yo conozco tus
obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero
retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los
días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros,
donde mora Satanás.
14 Pero tengo unas pocas
cosas contra tí: que tienes ahí a los que retienen la doctrina
de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los
hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y
a cometer fornicación.
15 Y también tienes a los
que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo
aborrezco.
16 Por tanto, arrepiéntete;
pues, si no, vendré a tí pronto, y pelearé contra ellos con la
espada de mi boca.
17 El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré
a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y
en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno
conoce sino aquél que lo recibe.
12 Pérgamo era otra
importante ciudad asiática, y era la anfitriona de cierto
número de falsos cultos populares, los más prominentes de los
cuales pertenecían a Zeus, Dionisio, Esculapio, el
dios-serpiente que era oficialmente designado como Salvador),
y, de lo más importante, el culto a César. Pérgamo se ufanaba
de los magníficos templos dedicados a los Césares y a Roma, y
"de todas las siete ciudades, Pérgamo era la única en la cual
la iglesia tenía más probabilidades de chocar con el culto
imperial". 13 A este centro principal del estatismo deificado, Cristo se anuncia como el
que tiene la espada de dos filos. Roma reclamaba para sí misma
la posición de creadora y definidora de todo: el poder del
imperio sobre la vida y la muerte era absoluto y final. Pero,
aunque Roma afirmaba que su derecho a la ejecución era
original, el mensaje del cristianismo era que todo poder y
autoridad fuera del Dios trino era derivado - los varios
gobernantes y las varias autoridades son creados, y
reciben su dominio de Dios (Rom. 13:1-4). Es Jesucristo el que
ejerce todo poder en el cielo y en la tierra (Mat. 28:18), y
el poder definitivo de la espada le pertenece a Él. Como Señor
Soberano y Gobernante de los reyes de la tierra (1:5), ha
establecido la ley de las naciones. Si los gobernantes no
aplican y no hacen cumplir sus órdenes por medio de su
jurisdicción divinamente ordenada, Él dejará caer su afilada
espada sobre sus cuellos. 14
13 Los creyentes de Pérgamo están viviendo donde está el trono
de Satanás (comp. los comentarios en 1:4 sobre la centralidad
del tema del trono en Apocalipsis). Robert H. Mounce nota
varias de las sugerencias en cuanto al significado de esta
expresión (ninguna de las cuales debe por necesidad excluir a
las otras): "Se menciona con frecuencia el gran altar de Zeus,
semejante a un trono, que daba a la ciudad desde la
ciudadela.... Otros toman la frase en referencia al culto de
Esculapio, que era designado Salvador y cuyo símbolo era la
serpiente (esto obviamente les recordaría a Satanás a los
cristianos; comp. 12:9; 20:2).... Al aproximarse el viajero a
Pérgamo por el antiguo camino desde el sur, la verdadera forma
de la ciudad-colina aparecía como un trono gigante que se
levantaba sobre la llanura. Sin embargo, la expresión se
entiende mejor en relación con la prominencia de Pérgamo como
el centro oficial de culto de adoración al emperador en
Asia.... Era aquí donde Satanás había establecido su asiento
oficial o de estado. Así como Roma se había convertido en el
centro de la actividad de Satanás en el Occidente (comp. 13:2;
16:10), Pérgamo se había convertido en su 'trono' en Oriente".
15
Aunque esta
designación - el trono como asiento del culto al emperador y
al estatismo deificado - es un aspecto central del significado
del texto, hay una dimensión mucho más básica, que
generalmente se pasa por alto. Satanás ya ha sido identificado
en estos mensajes como unido a la sinagoga, la comunidad judía
incrédula que ha abandonado el pacto en favor de una religión
mítica. A través del Nuevo Testamento, el mayor enemigo de la
iglesia es el judaísmo apóstata, cuyos representantes estaban
continuamente haciendo comparecer a los cristianos ante el
magistrado romano (Hech. 4:24-28; 12:1-3; 13:8; 14:5; 17:5-8;
18:12-13; 21:11; 24:1-9; 25:2-3, 9, 24). Como lo revelará Juan
en los capítulos 12-13, Satanás es la fuerza motriz detrás del
intento judío/romano de destruir la iglesia.
La estrecha relación
entre el judaísmo organizado y los oficiales imperiales
en Pérgamo, combinada con la oposición del cistianismo al
estatismo y la adoración de la criatura, hizo que resultara
sólo natural que la persecución y el martirio comenzaran aquí,
de cualquier parte de Asia. Y por esta razón, Cristo considera
la iglesia de Pérgamo como fiel: Retiene el nombre de Cristo -
confesándole sólo a Él como Salvador, Mediador, y Señor,
proclamando que su identidad como el vínculo entre el cielo y
la tierra era absolutamente única. No negaron la fe, aunque
ocurrió una cruel persecución "en los días de Antipas ... que
fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás". Nadie sabe
ahora quién era este Antipas, pero es suficiente que Cristo le
señale como recipiente de un especial reconocimiento: Mi
testigo fiel, le llama. A causa de su mismo nombre - que
significa Contra Todos - Antipas personifica la
firmeza de la iglesia de Pérgamo para resistir la persecución.
14-16 Pero no todos
en la iglesia eran del fiel carácter de Antipas; además, una
amenaza que representaba un peligro para la integridad de la
fe, aún mayor que el peligro de la persecución, era la obra
astuta e insidiosa de la herejía. Juan echa mano de la
historia de la iglesia en el desierto para ilustrar su punto:
Tienes allí algunos que sostienen la enseñanza de Balaam,
cuyo nombre, como Nikolaos, significa Conquistador (o
Destructor) del pueblo. Cuando se descubrió que el
pueblo de Dios no podía ser derrotado en una guerra abierta
(véase Núm. 22-24), el falso profeta Balaam le sugirió otro
plan a Balac, el malvado rey de Moab. La única manera de
destruir a Israel era por medio de la corrupción. Así,
Balaam seguía enseñando a Balac (comp. Núm. 31:16) a poner
piedra de tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer
cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación
(comp. Núm. 25). 16 Así tenemos también nosotros algunos que, de la
misma manera - es decir, imitando a Balaam - sostienen las
enseñanzas de los nicolaítas: En otras palabras, los que
sostienen la enseñanza de Balaam y los que sostienen la
enseñanza de los nicolaítas (comp. 2:6) comprenden el mismo
grupo. La iglesia de Pérgamo se sostuvo firmemente en favor de
la fe cuando llegó la hora de una franca persecución por parte
de un estado impío - y sin embargo, todos estaban cayendo
presa de otras formas de componendas con Satanás.
¿En qué exactamente
consistía la doctrina de los nicolaítas? Juan la describe en
términos de la doctrina de Balaam, usando su antiguo error
como símbolo de la herejía contemporánea. Como Balaam, los
falsos apóstoles intentan destruir a los cristianos
corompiéndolos, seduciéndolos para que comieran cosas
sacrificadas a los ídolos, y para que cometieran adulterio.
Ambas prácticas eran comunes en la atmósfera religiosa pagana
de ese tiempo, y el lenguaje de Juan parece haber sido
extraído de las instrucciones del Concilio de Jerusalén a los
conversos gentiles:
Porque ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros
ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os
abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de
ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os
guardáreis, bien haréis. (Hechos 15:28-29). 17
Desobedeciendo al
verdadero Concilio apostólico, los falsos apóstoles nicolaítas
abogaban por el antinomianismo - la enseñanza de que, quizás
por medio del sacrificio de Cristo, los cristianos eran
"libres de la ley", en un sentido completamente opuesto a la
enseñanza bíblica de la santificación. Según decían, ya no era
pecado cometer idolatría y fornicación; el creyente no estaba
obligado a guardar la ley, sino que podía vivir como le
placiera (aunque probablemente reclamaban, como lo hacen los
antinomianos de la actualidad, el "ser guiados del Espíritu"
como justificación para sus abominables prácticas).
Hay, sin embargo, un aspecto importante de las imágenes
involucradas aquí que no debemos pasar por alto: Los falsos
apóstoles están tratando de seducir a los cristianos a comer
y a fornicar como una forma de idolatría, y esto es
análogo a la seducción de Eva por parte de la serpiente. En
esencia, el que ella comiera del árbol prohibido era
idolatría; Pablo también habla de ella en términos de
fornicación (2 Corintios. 11:2-3). Pero los que vencen las
tentaciones, dice Juan, tendrán acceso al árbol de la vida
(2:7). Los que rehusan comer el alimento de Balaam comerán
maná del cielo, y serán incluídos en el número de aquéllos
cuyos nombres están escritos en las piedrecitas (2:17).
Si la iglesia ha de
ser bendecida, sin embargo, la falsa enseñanza no debe ser
permitida. Cristo, hablando a los dirigentes de la iglesia,
les ordena que se arrepientan. Los infractores deben ser
reconocidos en su verdadero carácter como apóstatas heréticos,
que causarán la caída de la iglesia si no son excomulgados. La
iglesia que deja de disciplinar a sus miembros será destruída
- hasta una iglesia por lo demás fiel y ejemplar como la de
Pérgamo. El Señor advierte que, si no se arrepienten, "vendré
a tí pronto, y haré guerra contra ellos con la espada de mi
boca"; el ángel del Señor se había encontrado con Balaam con
su espada desenvainada (Núm. 22:31), y una espada se usó para
matar a Balaam (Núm. 31:8). Como ya hemos observado (véase
sobre 1:7 y 2:5), esta advertencia de la venida de Cristo no
es una declaración sobre la Segunda Venida de Cristo al final
de la historia, sino que más bien se refiere a un juicio
dentro de la historia. Es un juicio que era inminente para la
iglesia de Pérgamo, especialmente a la luz del hecho de que el
juicio habría de ser desatado sobre el mundo entero (3:10). El
mismo principio se ha repetido una y otra vez a través de la
historia del cristianismo. Dondequiera que los herejes son
tolerados por el pueblo o por los dirigentes, la iglesia ha
estado a punto de ser destruída por la celosa ira de Cristo.
17 Al que vence se le
prometen tres cosas. Primera, Cristo le dará a comer del maná
escondido (es decir, el maná escondido en el arca, que es
Cristo: (Éx. 16:33-34; Heb. 9:4) - un símbolo tomado del
regalo sobrenatural del "pan de nobles" (Sal. 78:25), que
proporcionó fortaleza y sustento diario al pueblo de Dios
durante el éxodo de Egipto. En esencia, esto es lo que Cristo
comunica a su iglesia en todo momento. Hemos sido restaurados
definitivamente a la provisión edénica para nuestras
necesidades, y eso se irá realizando progresivamente en la
historia hasta la consumación final y el cumplimiento de todos
los planes y las promesas de Dios para su pueblo.
Segunda, al cristiano
se le promete una piedrecita blanca. Esto ha sido visto de
varias maneras como refiriéndose a un boleto para una fiesta,
una muestra de absolución (es decir, justificación), o alguna
señal semejante de una práctica común en los días de Juan.
Aunque no es necesario excluir estas interpretaciones, por
supuesto, hay una manera mucho más satisfactoria de mirar esta
piedrecita en términos de revelación bíblica. En la Biblia,
hay una piedra blanca relacionada con el maná, y se llama bedelio
(comp. Éx. 16:31) con Núm. 11:7). 18 Además, esta piedra está conectada con el jardín de
Edén, y se tiene la intención de que sea un recordatorio de él
(Gén. 2:12). La salvación es una nueva creación, y restaura al
pueblo de Dios al paraíso.
Tercero, al cristiano
se le concede un nombre nuevo, que habla del nuevo carácter y
la nueva identidad de los que pertenecen a Cristo. Como
siempre, Dios el Señor es el Definidor, que nos ha llamado a
la existencia y nos ha interpretado plenamente en términos de
su plan predeterminado:
Entonces verán las gentes tu
justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un
nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. (Isa. 62:2).
El hecho de que el
nombre está escrito en la piedrecita parecería oponerse a la
interpretación de la piedra blanca que se da más arriba,
porque en las Escrituras nunca se nos habla de nombres
escritos sobre el bedelio. Y sin embargo, esto sólo sirve para
confirmar la interpretación. La piedra que era marcada con
nombres en el Antiguo Testamento era el ónix. Dos ónices eran
puestos sobre los hombros del Sumo Sacerdote, y sobre ellos
estaban grabados los nombres de las tribus de Israel (Éx.
28:9-12). Pero la piedra de ónix no era blanca - era negra. La
explicación de esto parece ser la de que el bedelio y el ónix
están simplemente combinados en estas imágenes (un mecanismo
común en las Escrituras) para crear una nueva imagen que
todavía conserva las antiguas asociaciones). Aquí el eslabón
es el bedelio: está asociado con el ónix de Génesis
2:12, y con el maná en Números 11:7. Juntos, hablan de la
restauración del Edén en las bendiciones de la salvación.
Hay que explicar otro punto acerca de esta promesa. Nadie
conoce el nuevo nombre, dice Cristo, excepto el que lo recibe.
El significado de esta expresión, arraigada en un modismo
hebreo, es el de que el que recibe el nombre lo "conoce" en el
sentido de que lo posee. En otras palabras, el punto de la
cuestión no es que el nuevo nombre es secreto, sino que es
exclusivo: Sólo el que vence posee el nombre, la definición
divinamente ordenada de sí mismo y que pertenece al pacto del
Señor Jesucristo; nadie más tiene derecho a él. 19 En su aplicación
particular a la situación en Pérgamo, el nicolaíta hereje, que
por su doctrina o por su vida es un traidor a la causa de
Cristo, en realidad no es dueño de la designación de
cristiano. El nombre pertenece solamente a los vencedores. A
ellos, y sólo a ellos, se les concede que vuelvan a entrar en
Edén. Logran entrar por medio del sacrificio de Cristo, en el
cual han sido refinados y en el cual han recibido un nombre
nuevo.
Tiatira:
Juicio contra la ramera real (2:18-29)
18 Y escribe al ángel de la
iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como
llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice
esto:
19 Yo conozco tus obras, y
amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras
postreras son más que las primeras.
20 Pero tengo unas pocas
cosas contra tí: que toleras que esa mujer Jezabel, que se
dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a
comer cosas sacrificadas a los ídolos.
21 Y le he dado tiempo para
que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su
fornicación.
22 He aquí, yo la arrojo en
cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si
no se arrepienten de las obras de ella.
23 Y a sus hijos heriré de
muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que
escudriña ka mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras.
24 Pero a vosotros y a los
demás que están en Tiatira, y a cuantos no tienen esta
doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las
profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra
carga;
25 pero lo que tenéis,
retenedlo hasta que yo venga.
26 Al que venciere y
guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre
las naciones,
27 y las regirá con vara de
hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como y
también la he recibido de mi Padre;
28 y le daré la estrella de
la mañana.
29 El que tiene oído, oiga
lo que el Espíritu dice a las iglesias.
18 Una de las cosas
más significativas de la ciudad de Tiatira era el dominio de
los gremios comerciales sobre la economía local. Cada una de
las industrias manufactureras imaginables estaba estrictamente
controlada por los gremios: Para trabajar en un oficio, se
tenía que pertenecer al gremio apropiado. Y ser miembro de un
gremio significaba también adorar dioses paganos; la adoración
pagana estaba integralmente conectada con los gremios, que
tenían sus reuniones y sus comidas comunes en los templos
paganos. Dos aspectos centrales de la requerida adoración
pagana era comer carne sacrificada a los ídolos, y tener
relaciones sexuales ilícitas. Cualquier cristiano que
trabajase en un oficio o profesión enfrentaba serios
problemas: su fidelidad a Cristo afectaría su profesión, el
modo en que se ganaba la vida, y la capacidad de alimentar a
su familia.
El dios local, el guardián de la ciudad, era Tirimno, hijo de
Zeus; y en Tiatira, el culto a Tirimno estaba mezclado con el
culto a César, que también era proclamado el Hijo de Dios
encarnado. En Tiatira, el conflicto entre el cristianismo y el
paganismo fue inmediato y central. Por esto, la primera
palabra de Cristo a esta iglesia es la proclamación de que
sólo Él es el Hijo de Dios (el único lugar en Apocalipsis
donde se usa esta designación específica de Cristo). La carta
a esta iglesia comienza con un desafío inflexible contra el
paganismo y el estatismo, afirmando la definitiva y absoluta
unicidad de Jesucristo.
19-20 Había mucho que
alabar en la iglesia de Tiatira. Era activa en el amor y la fe
y el servicio y la perseverancia. En realidad, su actividad
estaba aumentando: Sus obras posteriores son mayores que al
comienzo. Pero, a despecho de todas las buenas obras de la
iglesia, su mayor defecto a los ojos de Cristo era su laxitud
moral (los tiatirenses estaban en el extremo opuesto de los
doctrinalmente correctos efesios). Los ancianos estaban
permitiendo que la falsa doctrina tuviera cabida en la
iglesia. Cristo nuevamente llama a la herejía por un nombre
simbólico, como lo había hecho antes (Nikolaos y Balaam); esta
vez, el culto es identificado con Jezabel, la malvada reina de
Israel durante el siglo noveno a. C., que llevó al pueblo del
pacto a la adoración idólatra y adúltera de dioses paganos (1
Reyes 21:25-26; comp. 2 Reyes 9:22, donde sus acciones son
llamadas específicamente "fornicaciones" y "hechicerías"). De
la misma manera, la "Jezabel" de la iglesia de Tiatira abogaba
por contemporizar con el paganismo. Por supuesto, esto habría
estado acompañado por terminología que sonara muy piadosa -
quizás en el sentido de que, después de todo, hay sólo un
Dios, así que cualquier culto que se le rinda a dioses falsos
en realidad se le rinde al verdadero Dios; o de que,
uniéndose a los paganos en sus servicios religiosos, uno
podría testificar en favor del cristianismo; o de que el estar
de acuerdo con los paganos permitiría a los cristianos
sobrevivir y no ser barridos por la persecución; o quizás que
todas las religiones tienen algo que enseñarse mutuamente, y
que nosotros los cristianos debemos abandonar nuestro
arrogante absolutismo y tratar de combinar lo mejor de
nuestras tradiciones con lo mejor de las tradiciones paganas,
creando así una fe verdaderamente universal, que responda a
las necesidades de todos los pueblos y todas
las culturas.
A pesar de las
razones argumentadas, la doctrina era una herejía, y no habría
de ser tolerada. Éste es el término preciso usado aquí: Tú
toleras a este mujer, el Señor les acusa. Y al tolerarla, los
ancianos estaban poniendo en peligro a la iglesia entera,
porque ella enseña y lleva a Mis siervos por el mal camino,
para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los
ídolos. Hay que entender esto claramente: El cristianismo
ortodoxo, bíblico es intolerante. Una iglesia que tolera el
mal y la falsa doctrina es una iglesia en juicio: Dios no la
tolerará por mucho tiempo. Esto no quiere decir que los
cristianos deberían ser intolerantes con los errores e
idiosincrasias, y las diferencias sobre cosas no esenciales.
Pero, cuando se trata de violaciones claras de la ley bíblica
y la doctrina ortodoxa, las Escrituras requieren que el
gobierno de la iglesia les ponga un alto antes de que
destruyan a la iglesia.
Figurativamente, si
no literalmente, "Jezabel" estaba llevando a los cristianos a
la fornicación y a la comunión idólatra, el efectivo abandono
de la fe cristiana en favor del paganismo y el culto estatal.
¿Había literalmente una mujer dirigiendo a los judaizantes en
esta área local? Esta posibilidad está por lo menos indicada
por la acusación específica contra el ángel/obispo de Tiatira:
"Toleras a tu esposa, Jezabel". ¡Puede ser que el archi-hereje
de Tiatira haya sido la esposa del pastor! Por otro lado,
puede que Cristo esté apuntando de una manera más general al
fracaso del ángel, como Adán, en proteger correctamente a la
Esposa - una función central del llamado sacerdotal. Porque él
había fracasado, ella se había convertido en ramera. 20
21-23 Cristo le había
dado tiempo a Jezabel para que se arrepintiera ... de su
fornicación, y ella había rehusado. Tenemos que subrayar
nuevamente que este término se usa en las Escrituras tanto en
un sentido literal como en un sentido simbólico.
Aparentemente, Jezabel había alentado en realidad al pueblo de
Dios a cometer adulterio físico en relación con los ritos
religiosos de los gremios comerciales; por otro lado, el uso
de la palabra fornicación tiene una larga historia
como símbolo de rebelión contra el verdadero Dios por parte de
los que le pertenecen (véase, por ejemplo, Ezequiel 16 y 23).
Ya hemos observado los aspectos simbólicos del comer y del
beber como idolatría; es importante reconocer también que Juan
describe a la gran ramera de Babilonia, identificada con el
judaísmo apóstata, con muy claras referencias a la historia
bíblica de Jezabel, la madre de las rameras (17:5, 16; 19:2).
Esto confirma nuevamente la interpretación de que las
doctrinas de los nicolaítas, los balaamitas, y los jezabelitas
eran idénticas, y estaban conectadas con el falso Israel, la
"sinagoga de Satanás".
"Jezabel" tenía que
ser castigada, y en un juego de palabras, el Señor declara:
"He aquí, yo la arrojo en cama". Como señalan muchos de los
modernos traductores, ésta es una cama de enfermo,
explicada por la siguiente cláusula: "y en gran tribulación a
los que con ella adulteran". Con severo sentido del humor,
Jesús está diciendo: "¿Quieres meterte en la cama" (es decir,
fornicar)? Muy bien - ¡aquí hay un lecho de muerte para tí!
Notemos cuidadosamente también que este juicio del siglo
primero contra los seguidores de Jezabel se describe en
términos de la gran tribulación. Todas las indicaciones
bíblicas con relación a la Gran Tribulación conducen a la
sencilla conclusión de que tuvo lugar durante la generación
después de la muerte y la resurrección de Cristo, tal como Él
había dicho que sucedería (Mat. 24:21, 34). 21 "Y mataré a sus
hijos (sus seguidores; comp. Isa. 57:3) con muerte" suena a
nuestros oídos como una extraña manera de decir esto. Pero
esta es una forma común hebrea de expresar énfasis, conocida
como pleonasmo, un "doble testigo" lingüístico de la
certeza de su cumplimiento (comp. Gén. 2:17), "muriendo
morirás"). 22
¿Qué sucede cuando
los apóstatas son disciplinados y juzgados? "Todas las
iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los
corazones". El carácter de Dios como Juez santo y omnisapiente
es vindicado en las iglesias (y en el mundo también, Isa.
26:9) cuando castiga a los que se rebelan contra Él. Los que
realmente aman al Señor acatarán el juicio y serán estimulados
a renovada obediencia cuando nuevamente se les recuerde que Él
da a cada uno según sus obras.
24-25 Aparentemente,
una parte central de la herejía de Jezabel tenía que ver con
una búsqueda de "las profundidades de Satanás, como ellos las
llaman". Conectando esto con lo que ya sabemos de las
enseñanzas de ella, parece que su doctrina era una enseñanza
proto-agnóstica de que los cristianos alcanzarían nuevos y
mayores niveles de santificación sumergiéndose en las
profundidades del satanismo: adorando ídolos, fornicando,
participando al máximo en las depravaciones de los paganos
alrededor de ellos - pecando para que la gracia abundase. Por
supuesto, el hecho de que tal actividad pudiera ser tanto
sensualmente satisfactoria como económicamente rentable no
sería pasada por alto; pero había más que esto. La doctrina de
Jezabel de santificación por medio de la idolatría y la
fornicación era simplemente una forma ligeramente
cristianizada de la más antigua herejía en el mundo, una
herejía que se ha manifestado en todas las culturas desde el
comienzo: salvación por medio del caos. Eva vio el
caos, la anarquía, y la revolución como la clave de la
sabiduría y la forma de alcanzar una condición divina; y la
adúltera original ha tenido muchos seguidores, como lo señala
R. J. Rushdoony: "El caos como revitalización ha tenido una
larga y continuada historia en la civilización occidental, y,
junto con la Revolución Francesa, adquirió nueva vitalidad al
convertirse la revolución y el caos sexual en los medios para
conseguir la regeneración social. En el mundo del arte, el
artista creativo vino a ser identificado, por necesidad, con
el anarquista social y sexual, y en el pensamiento popular, el
orden y la moralidad vinieron a significar monotonía y
debilitamiento, y una enervante mortaja, mientras que licencia
significaba libertad y poder. La "cana al aire" de la mediana
edad y la licencia sexual surgieron como medios para
apoderarse de la renovación, y se usaron prostitutas negras
como un dispositivo para "cambiar la suerte", un especial
pecado contra el orden como un medio para recargarse de suerte
y poder. Básica a todas estas manifestaciones, desde el
antiguo Egipto, pasando por César, hasta el hombre moderno,
hay una común esperanza: destruir el orden para crear el orden
nuevamente, o aún más directamente, destruir el orden para
crear el orden". 23
Pero, dice Cristo,
hay cristianos fieles en Tiatira, que no tienen esa doctrina,
que no han buscado el conocimiento prohibido en prácticas
satánicas, a pesar de las consecuencias económicas y sociales
de rehusar contemporizar; "no os impondré otra carga; pero lo
que tenéis, retenedlo hasta que yo venga". Nuevamente, esto
refleja el lenguaje de la carta del Concilio de Jerusalén a
los conversos gentiles: "Porque ha parecido bien al Espíritu
Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más
que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos ... y de fornicación; de las cuales si os
guardáreis, bien haréis". (Hech. 15:28-29). Los fieles han de
continuar practicando lo esencial de la fe, ateniéndose a
normas ortodoxas de doctrina y vida, hasta que Cristo venga
con tribulación a juzgar a los herejes y apóstatas que quedan
ilegalmente en la iglesia.
26-29 Los fieles
cristianos de Tiatira estaban sufriendo a causa tanto del
mundo pagano fuera de la iglesia como de los herejes
contemporizadores dentro de ella. Probablemente se sentían
tentados a dudar de si algún día ganarían esta lucha. Los
cristianos más prósperos y realizados eran los menos fieles a
Cristo; parecía que los ortodoxos peleaban una batalla que
estaba perdida de antemano. En este momento eran tan
impotentes que les era imposible hasta expulsar de la iglesia
a los apóstatas. Pero Cristo le promete al ángel/obispo:
Al que vence, y al que guarda mis obras hasta el fin, yo le
daré autoridad sobre las naciones. Y las regirá con vara de
hierro, como el vaso del alfarero es roto en pedazos, como yo
también lo he recibido de mi Padre. Esto es una referencia a
la promesa del Padre al Hijo, como se registra en Salmos
2:8-9:
Pídeme, y te
daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los
confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro;
como vasija de alfarero los desmenuzarás.
A Dios el Hijo le ha
sido concedido el dominio sobre todo el mundo, y todas las
naciones quedarán bajo su señorío mesiánico (véase también
Sal. 22:27-31; 46:4, 10; 65:2; 66:4; 6:31-32; 72; 86:9;
102:15-22; 138:4-5; 145:10-11). Cualquier oposición contra su
reino será aplastada absolutamente. Y la instalación de Cristo
como Rey universal, profetizada en este pasaje, claramente
tuvo lugar en la Primera Venida de Cristo, por medio
de su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección, y su
ascensión a la gloria (esto puede ser confirmado simplemente
buscando en el Nuevo Testamento las numerosas citas de Salmos
2 y 110, ambos sobre el señorío de Cristo). 24
El punto de la cita aquí es que, en esta época, al cristiano
vencedor se le promete una parte en el reino mesiánico de
Jesucristo, en tiempo y sobre la tierra. A pesar de toda
oposición, Dios ha establecido su reino sobre todas las
naciones (comp. Sal. 2:1-6). Los que obedecen sus mandamientos
gobernarán el mundo, reconstruyéndolo para la gloria de Él en
términos de las leyes de Él. Salmo 2 muestra a Dios riendo y
burlándose de los lastimosos intentos de los impíos por luchar
contra su reino y derrocarlo. Ya Él ha dado a su Hijo "toda
potestad en el cielo y en la tierra", ¡y el Rey está con su
iglesia hasta el fin de los tiempos (Mat. 28:18-20)! ¿Es
posible que el Rey sea derrotado? En realidad, Él ha advertido
a todos los gobernantes de la tierra que deben someterse a su
gobierno, o perecer (Sal. 2:10-12). Y lo mismo sucede con su
iglesia. La nación que no nos quiera servir perecerá (Isa.
60:12; todos los pueblos de la tierra quedarán sujetos bajo
nuestros pies (Sal. 47:1-3) - promesas hechas originalmente a
Israel, pero que se han de cumplir ahora en el Nuevo Israel,
la Iglesia.
Para la perseguida y
aparentemente débil iglesia de Tiatira, éstas eran buenas
noticias. En ese momento, estaban a merced de un gran poder
económico y político; el estatismo y el culto al estado
estaban aumentando; hasta los otros cristianos estaban siendo
seducidos por falsos profetas y herejes. Ser un fiel cristiano
en Tiatira significaba dificultades y sufrimiento, y no
necesariamente un tipo de sufrimiento muy glorioso, de los que
hacen titulares, tampoco. Sólo el penoso trabajo diario de ser
fiel a la Palabra de Dios; sólo el hecho de estar desempleado
y no poder conseguir empleo en medio de una economía próspera,
cuando todo el mundo alrededor de ellos podía conseguir
trabajo por apenas el precio de quemar un poco de incienso,
comer un poco de carne de un altar pagano, y tener un poco de
sexo "inofensivo" entre adultos de común acuerdo. No había
oportunidad para una gran cruzada moral, todo el mundo sólo
pensaba que los cristianos eran extraños. Y noche tras noche
los niños lloraban pidiendo comida. No. Esta clase de martirio
no era muy atractivo, en absoluto. Pero a los que permanecían
fieles se les prometía que vencerían, que gobernarían con
Cristo. La situación se invertiría, las tornas estaban a punto
de ser vueltas. Cristo vendría a salvar y a juzgar.
Los sufrimientos de
estos cristianos no significaban el fin del mundo, sino más
bien el principio. Lo que puede haber parecido el acercarse de
una larga y oscura noche era en realidad el heraldo del
triunfo de Cristo sobre las naciones. Los conflictos que ellos
experimentaban no eran una señal de la derrota de Cristo por
el mundo, sino simplemente la certeza de que el combate se
había trabado finalmente; y la profecía inspirada de Salmos 2
garantizaba que su Señor saldría victorioso, y ellos con Él.
Eran el paganismo, el estatismo, y el judaísmo los que estaban
a punto de entrar en la oscuridad, al apagar Cristo las luces
a través de todo el Israel apóstata y el Imperio Romano. Pero
para los cristianos la noche estaba terminando; el universo
redimido y liberado se dirigía presuroso a un brillante día.
Cristo estaba a punto de dar la Estrella de la Mañana a estos
vencedores.
Notas:
1. Véase de Elizabeth Schüssler
Fiorenza, The Book of Revelation: Justice and Judgment
(Philadelphia: Fortress Press, 1985), pp. 114-132. Para un
ejemplo de la clase de insensata literatura que este movimiento
producía, véase de James M. Robinson, ed., The Nag Hammadi
Library (San Francisco: Harper & Row, Publishers,
1977).
2. Matthew Henry, Commentary on the Whole
Bible (New York: Fleming H. Revell Co., n.d.), vol. VI, p.
1123.
3. St. Ignatius, Ephesians vi, ix.
4. William J. McKnight, The Apocalypse: A
Reappearance, Vol. I: John to the Seven Churches
(Boston: Hamilton Brothers, Publishers, 1972), pp. 81ss.; C. J.
Hemer, "Seven Cities in Asia Minor", in R. K. Harrison, ed.,
MajorCities of the Biblical World (Nashville: Thomas
Nelson Publishers, 1985), p. 236.
5. St. Irenaeus, Against Heresies, i.xxvi.3;
Alexander Roberts and James Donaldson, eds., The Ante-
Nicene Fathers (Grand Rapids: Eerdmans, [1885], 1973), p.
352.
6. Es debatible por dos razones: primera, la
cuestión de si el "Nicolás" de Éfeso era realmente el diácono de
Jerusalén; segunda, si la "fornicación" y las fiestas idólatras
(v. 14, 20) han de ser tomadas literalmente.
7. Por mucho tiempo, la cruz se ha
usado en el arte cristiano como símbolo del Árbol de la Vida.
Sin embargo, hay fuerte evidencia de que Cristo fue en realidad
crucificado sobre un árbol vivo (con sus muñecas clavadas al
travesaño que él llevaba y sus pies clavados al tronco; comp.
Hechos 5:30; 10:39; 13:29; Gál. 3:13, 1 Ped. 2:24). El símbolo
de la cruz es simplemente un árbol estilizado, y a menudo se
representaba en las antiguas iglesias y tumbas con ramas y hojas
creciendo de él. Véase la informativa y fascinante obra de
Ernest L. Martin, The Place of Christ´s Crucifixion: Its
Discovery and Significance (Pasadena:
Fountain for Biblical Research, 1984), pp. 75-94.
8. Martin Luther, The Bondage of the Will,
J. I. Packer and O. R. Johnston, trans. (Old Tappan, N. J.:
Fleming H. Revell Co., 1957), pp. 80, 84.
9. John Owen, Works, 16 vols., William
H. Goold, ed. (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, [1850-1853]
1965-1968), Vol. 2, p. 145.
10. Véanse los comentarios de John Calvin sobre
este pasaje en sus Institutes of the Christian Religion,
ii.iv.2.
11. The Letters of Samuel Rutherford,
Frank E. Gaebelein, ed. (Chicago: Moody Press, 1951), p. 219.
12. Por supuesto, habrá también una segunda
resurrección (física) al final de la historia, pero no se
menciona en Apocalipsis 20:6. Véase Juan 5:24-29, donde Cristo
discute ambas resurrecciones.
13. Robert H. Mounce, The Book of Revelation
(Grand Rapids: Eerdmans, 1977), p. 96.
14. Que esto es cierto para todas las
naciones, y no sólo para el Israel del Antiguo Testamento, puede
verse leyendo (por ejemplo) Salmo 2 y Daniel 4. Una abarcante
discusión de la ley de Dios en cuanto se relaciona con las
naciones y gobernantes está contenida en la obra de James B.
Jordan, The Law of the Covenant: An Exposition of Exodus
21-23 (Tyler, TX: Institute for Christian Economics,
1984), Rousas John Rushdoony, The Institutes of Biblical Law
(Nutley, NJ.: The Craig Press, 1973); and Greg L. Bahnsen, Theonomy
in Christian Ethics (Phillipsburg, NJ; Presbytrian and
Reformed Publishing Co., second cd., 1984).
15. Mounce, pp. 96s.
16. Josefo proporciona una versión ampliada del
relato en su obra Antiquities of the Jews, iv.vi.6.
17. "Escribiendo a Corinto unos
quince años después del concilio, Pablo tuvo ocasión de argüir
con cristianos que consideraban indiferente el comer cosas
sacrificadas a los ídolos; y, aunque él no toma esta posición
acerca del decreto de Jerusalén, se opone a la práctica
basándose en que ofendía a los hermanos débiles en la fe (1 Cor.
8:4, 9-10), y también a causa de la relación que él consideraba
existía entre la adoración de los ídolos y los espíritus
inmundos (1 Cor. 10:20: Lo que los gentiles sacrifican, a los
demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os
hagáis partícipes con los demonios); participar de 'la mesa de
los demonios' (1 Cor. 10:21) era inconsistente con la
participación en la Eucaristía". Henry Barclay Swete, Commentary
on Revelation (Grand Rapids: Kregel Publications, [1911] 1977,
pp. 37s.
18. Véase de Chilton, Paradise Restored,
pp. 33s., comp. Ruth V. Wright y Robert L. Chadbourne, Gems
and Minerals of the Bible (New Canaan, CT: Keats
Publishing, 1970), pp. 16s.
19. Este pasaje debería compararse
con 19:12-13 y 15-16. En la disposición quiástica que se da
aquí, el v. 15 explica el significado del v. 13 (cómo la sangre
llegó a la túnica); y el v. 12 (el nombre escrito sobre el
Señor). Allí también, el punto no es que nadie sabe lo que
el nombre es - ¡porque el texto mismo nos dice Su nombre! - sino
más bien que Él es el Único que lo conoce en el sentido de que
lo posee como Suyo. (Véase la discusión de Kline sobre
este punto en Images of the Spirit, p. 130).
20. Este es un tema principal en el Libro de
Jueces. Véase James B. Jordan, Judges: God´s War Against
Humanism (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1985).
21. Véase de Chilton, Paradise Restored,
pp. 85ss.
22. Esto subraya el hecho de que el autor humano
de Apocalipsis estaba expresando sus pensamientos en modos de
lenguaje hebreos. Sobre el uso del pleonasmo, véase de Jordan, The
Law of the Covenant, pp. 96, 106.
23. R. J. Rushdoony, The One and the Many:
Studies in the Philosophy of Order and Ultimacy (Tyler,
TX: Thoburn Press, [1971] 1978, p. 105.
24. Salmos 2 y 110 son los más citados en el
Nuevo Testamento. Del Salmo 2, véase Mat. 3:17; 17:5; Mar. 1:11;
9:7; Luc. 3:22; 9:35; Juan 1:49; Hech. 4:25-26; 13:33; Fil.
2:12; Heb. 1:2,5; 5:5; Apoc. 2:26-27; 11:18; 12:5; 19:15, 19.
Para el Salmo 110, véase Mat. 22:44; 26:64; Mar. 12:36; 14:62;
16:19; Luc. 20:42-43; 22:69; Juan 12:34; Hech. 2:34-35; Rom.
8:34; 1 Cor. 15:25; Efe. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3, 13; 5:6, 10;
6:20; 7:3, 17, 21; 8:1; 10:12-13; 12:2.