DÍAS DE
RETRIBUCIÓN
Una exposición
del libro de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of
Vengeance
Por David Chilton
CONCLUSIÓN:
LAS LECCIONES DE APOCALIPSIS
Si el libro de
Apocalipsis es primordialmente una profecía para la Iglesia
del siglo primero, ¿tiene algún valor para los cristianos de
hoy día? La verdad es que nos enfrentamos a esa pregunta en
relación con cada uno de los libros de la Biblia, no sólo
Apocalipsis; pues toda escritura fue escrita "a" alguien más,
no "a" nosotros. Pero Pablo expresó un principio fundamental
de interpretación bíblica: "Toda la Escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Tim.
3:16-17). El juicio de Dios sobre Israel por su desobediencia
puede ocurrirnos a nosotros también si no perseveramos en fe y
obras. Si hasta Israel pudo ser desgajado del árbol de la vida
del pacto, también podemos serlo nosotros: "Por su
incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en
pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó
a las ramas naturales, a tí tampoco te perdonará. Mira, pues,
la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente
para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás
cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad,
serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a
injertar" (Rom. 11:20-23).
Interpretación
de
la profecía
El propósito de la
profecía no es simplemente "predecir"; más bien, es un llamado
a vivir éticamente en términos de las normas de Dios. Por lo
tanto, no es "historia escrita por anticipado". Nuestra norma
para interpretar la profecía debe ser la Biblia misma. El
Libro de Apocalipsis está escrito en "signos", es decir, símbolos.
El simbolismo es inescapable; en realidad, todo es simbólico.
El simbolismo es analógico, no realístico; es fluido, no un
"´codigo". Los controles primarios sobre la indebida
especulación deben ser fidelidad al sistema de doctrina
de la Biblia, y fidelidad al sistema de simbolismo de
la Biblia.
El libro de Apocalipsis
El Libro de Apocalipsis tiene un enfoque contemporáneo; no
trata de la Segunda Venida, sino de la inauguración de la era
del nuevo pacto durante los últimos días - el período entre el
año 30 y el año 70 d. C., desde la ascensión de Cristo hasta
la caída de Jerusalén. Escrito en algún momento dentro de la
década final de la historia de Israel en la forma distintiva
del proceso de pacto bíblico, sus principales profecías
habrían de cunplirse en breve. La idea era que la
profecía fuera leída en el marco litúrgico de las iglesias del
siglo primero, y así, comienza con siete cartas a las iglesias
de Asia Menor. Cada carta recapitula la estructura en cinco
partes de los pactos bíblicos históricos. Tomadas en conjunto,
las cartas recapitulan toda la historia de los pactos, desde
Adán hasta Cristo; y también prefiguran la estructura entera
de Apocalipsis. Los siete sellos establecen el período de los
últimos días en general; las siete trompetas advierten de la
tribulación, hasta el primer sitio de Jerusalén bajo Cestio; y
las siete copas revelan el derramamiento final de la ira de
Dios sobre Jerusalén y el templo en los años 67-70 d. C.
El Apocalipsis se
escribió para consolar e instruir a las iglesias que están
atormentadas y oprimidas por una forma oculta, agnóstica,
estatista del judaísmo apóstata que se había apoderado de la
jerarquía religiosa de Israel. Juan da a este movimiento
varios nombres simbólicos - "nicolaítas", "balaamitas",
"jezabelitas", y "la sinagoga de Satanás" - pero todas estas
expresiones se refieren al mismo culto.
El significado de los
principales símbolos de Apocalipsis pueden resumirse como
sigue:
El
libro de los siete sellos es el nuevo pacto, que Cristo obtuvo
a su gloriosa ascensión, que "abrió" durante el período de los
últimos días, y que alcanzó su clímax en la destrucción de
Jerusalén. (El "librito", que explica el libro de los siete
sellos, es la revelación de Juan. La multitud sellada de
144.000 es el remanente, los judíos creyentes del siglo
primero, el núcleo de la innumerable multitud de los redimidos
de todas las naciones. Los "dos testigos" representan a la
Iglesia fiel del Antiguo Pacto, "la ley y los profetas"
ejemplificados en Moisés y Elías, y que culmina en el
testimonio de Juan el Precursor. La mujer vestida de sol es el
Israel fiel, la madre de Cristo. A pesar de la ira del dragón,
el Mesías asciende para juzgar el cielo y la tierra desde el
trono. La derrota de Satanás por medio de la vida, la muerte,
y la resurrección de Cristo está representada por la ofensiva
"guerra en el cielo" de Miguel contra el dragón.
La bestia que sube
del mar es el Imperio Romano, personificado en César Nerón; la
bestia que sube de la tierra (también llamada el falso
profeta) es el liderazgo religioso de Israel; y la imagen de
la bestia es la sinagoga judía apóstata. Babilonia, la gran
ciudad-ramera, es la Jerusalén antigua y apóstata. La nueva
Jerusalén, la pura Ciudad-Esposa, es la Iglesia, que celebra
su cena de bodas con el Cordero en la Eucaristía , la fiesta
de comunión; luego ella sigue a su Señor quien, como el Verbo
de Dios, conquista a todas las naciones por medio del
evangelio.
Satanás fue atado en
el primer advenimiento de Cristo y así, se le impidió que
instigara prematuramente la guerra escatológica. El "milenio"
es el reino de Cristo, que comenzó en la
resurrección/ascensión y continúa hasta el fin del mundo. Los
"nuevos cielos" y la "nueva tierra" es un cuadro de la
salvación: traída definitivamente por la obra consumada de
Cristo, dearrollándose progresivamente durante la era
presente, y llegando finalmente, en absoluta plenitud, a la
consumación de todas las cosas.
El Israel del antiguo pacto
Todos los pactos
bíblicos fueron re-creaciones provisionales, en espera de la
nueva creación definitiva. El significado de la historia de
Israel es el alumbramiento del Niño Hombre, Jesucristo. Los
creyentes del antiguo pacto tenían el testimonio de Cristo. La
guerra entre la simiente de la mujer y la simiente de la
serpiente llegó a su clímax en la cruz y la resurrección. El
Israel incrédulo fue excomulgado; y ahora los gentiles están
entrando en tropel al nuevo pacto. Israel nunca tendrá una
identidad de pacto aparte de la Iglesia, porque la religión
del antiguo pacto no puede ser revivida; la salvación es ahora
sólo con Cristo y la Iglesia.
La
resurrección y la ascensión de Cristo
y el reino del
nuevo pacto
La meta del
advenimiento de Cristo era su gloriosa ascensión al trono
celestial (p. 309) - su definitiva "venida en las nubes". Por
medio de su resurrección y su entronización, derrotó al diablo
y destruyó sus obras, abriendo el cielo a todos los creyentes.
Habiendo sido inaugurado a su primer advenimiento, Cristo es
el Gobernante de todos los reyes de la tierra; su reino ha
comenzado y continúa ahora.
La victoria
definitiva de Jesucristo nos poporciona dominio progresivo. Su
resurrección es la primera resurrección, que comparten todos
los creyentes. El reino es la Era de la Regeneración, que se
ha de caracterizar por la justicia. Todos los cristianos son
reales sacerdotes, que ministran y reinan tanto en el cielo
como en la tierra.
La ascensión de
Cristo abrió el nuevo pacto, la nueva creación del cielo y de
la tierra - una descripción de nuestra herencia tanto presente
como futura. La Nueva Jerusalén es la ciudad reino, la
Iglesia: La Esposa de Cristo ahora y para siempre. Así como el
antiguo pacto era la edad de la noche (relativa), el nuevo
pacto es la edad del día, pues el mundo se nueve
escatológicamente de la oscuridad a la luz. Por eso, el nuevo
pacto es la pometida "era por venir".
Los cristianos
ortodoxos concuerdan en que el reino de Cristo va desde su
ascensión hasta el fin del mundo. El cristianismo ortodoxo es
tanto amilenialista como post-milenialista, pues, mientras el
cristianismo siempre ha sido inquebrantablemente
anti-revolucionario, también ha sido fuertemente optimista en
relación con el poder del evangelio para convertir a las
naciones del mundo. Por lo tanto, el cristianismo ortodoxo no
es "pluralista" con respecto al reino, sino que sostiene que
todos los hombres, las naciones, y las instituciones deben
inclinarse delante del Señor Jesucristo y obedecer sus
mandamientos en cada área de sus vidas y sus pensamientos.
El
judaísmo y la caída de Jerusalén
El mayor enemigo de
la Iglesia en los tiempos del Nuevo Testamento era el judaísmo
apóstata. El judaísmo del siglo primero no era simplemente una
continuación de la religión del Antiguo Pacto; más bien, era
una religión apóstata, que negaba tanto el Antiguo como el
Nuevo Testamento, que promovía la herejía de la salvación por
medio del caos, y cometía idolatría al sustituir al Creador
con la creación. El rechazo de Cristo por parte de Israel
corrompió al resto del mundo, convirtió en maldición las
bendiciones de Dios, y llevó a Israel a la esclavitud del
ocultismo y el estatismo. La fornicación y el adulterio son
metáforas bíblicas comunes para representar la violación del
pacto; por eso, la Jerusalén apóstata es representada como la
gran ramera, la corruptora del mundo. Por lo tanto, los judíos
incrédulos no son el pueblo escogido de Dios.
El mayor privilegio
de Israel significaba una mayor responsabilidad, y por ende,
un mayor juicio. Después de que el evangelio se predicó al
mundo entero, Dios derramó la gran tribulación de los años
67-70 d. C. sobre la Jerusalén apóstata y su templo en
respuesta directa a las oraciones de la Iglesia. La
destrucción de Jerusalén era la señal para Israel y el mundo
de que el Hijo del Hombre ahora reinaba en el cielo, y de que
este era el necesario y final acto de introducir el nuevo
pacto. Cristo trajo la era de justicia después de la caída de
Jerusalén; la salvación del mundo vino por medio de la caída
de Israel; en realidad, la caída de Israel, a su debido
tiempo, resultará en su propia conversión. El único medio de
salvación, para judíos y gentiles, está en Cristo Jesús.
La
iglesia
Hay sólo un pacto de
gracia, que opera por medio de diferentes administraciones.
Con la venida del nuevopPacto, la gloria de Dios fue
transferida del templo a la Iglesia, y los judíos creyentes y
los gentiles se unieron en un solo cuerpo en Cristo Jesús. La
Iglesia es el verdadero Israel, la sinagoga escatológica; como
tal, ya no está atada a la Jerusalén terrenal sino que está
multicentralizada a través del mundo. En el antiguo pacto, el
mundo había sido organizado alrededor de la antigua Jerusalén;
la Iglesia es la nueva Jerusalén, la Ciudad de Dios, y así, el
mundo ahora está organizado alrededor de la Iglesia. No
podemos tener a Dios por nuestro Padre si no tenemos a su
Iglesia como nuestra Madre. La santificación del pueblo de
Dios se lleva a cabo por medio de la Iglesia, por medio de su
ministerio y sus sacramentos.
La Iglesia ascendió
al cielo con Cristo, y ahora habita en el cielo, como en
tabernáculos, con los santos y los ángeles. Un santo
es el que tiene privilegios de santuario; por medio de la
ascensión, todos los cristianos tienen acceso al santuario.
Los cristianos y los ángeles están ahora al mismo nivel como
miembros del concilio celestial: Todos los cristianos son
profetas, que ven a Dios cara a cara.
La Iglesia es la
definitiva re-creación del mundo, el nuevo pacto; ella es la
ciudad sobre un monte, la luz del mundo. La salvación fluirá
de sus puertas para convertir al mundo. Todas las naciones
convergirán hacia ella con los frutos de su cultura; en
realidad, los gobernantes tendrán el deber de sostener la
Iglesia. Cuando los estados abandonan su responsabilidad y en
su lugar tratan de destruir la Iglesia, tal persecución no es
nunca meramente "politica"; es siempre religiosa. La
persecución de Satanás contra la Iglesia no es una señal de su
poder; más bien, él ataca a la Iglesia precisamente porque
Jesucristo ya le ha derrotado. Por lo tanto, la Iglesia será
preservada a través de todas sus tribulaciones, y
gloriosamente vencerá toda oposición a ella. Por lo tanto, no
hay excusa para el fracaso: Cristo condena a las iglesias que
son inefectivas.
El templo celestial,
el arquetipo del tabernáculo y el templo de Israel, ha sido
heredado por la Iglesia. Puesto que la voluntad de Dios se ha
de ejecutar en la tierra como se ejecuta en el cielo, la
actividad angélica es el modelo para la nuestra; en
particular, los ángeles corresponden a los pastores/obispos de
la Iglesia, y sus actividades de juicio/gobierno han de ser
imitadas por sus contrapartes terrenales.
El culto
El nuevo pacto
inevitablemente resultó en un nuevo cántico: la liturgia del
nuevo pacto. (La intolerancia litúrgica es esencialmente de
carácter pagano y musulmán, no bíblico). El día de adoración
cristiano, el "Día del Señor", es la representación litúrgica
del Día del Señor; es por esto por lo que, históricamente, el
Libro de Apocalipsis ha establecido el modelo para el culto de
la Iglesia. La adoración bíblica es corporativa, respondiente,
y ordenada: Esto requiere una liturgia formal. Cada semana, en
el día del Señor, la iglesia que adora sigue a Cristo en su
ascensión al cielo; los ángeles están presentes en nuestro
culto porque la Iglesia está de pie en la corte del cielo.
Todo lo que hacemos en culto tiene significado cósmico: Según
el modelo bíblico, nuestra oración pública debe hacerse en una
postura física reverente; y hasta nuestro sencillo Amén
se considera como un juramento legal. A causa de la ascensión,
todos los cristianos son profetas, miembros del Concilio
Consultivo de Dios. La fiel Iglesia ofrece oraciones
imprecatorias contra sus opresores, y Dios trae juicios sobre
la tierra en respuesta al clamor de la Iglesia "pidiendo
justicia".
El culto debe
centrarse en Jesucristo. Esto significa la celebración semanal
de la Eucaristía, el corazón del culto cristiano. La
eucaristía es el centro de la vida, y debería "dar forma" a
todo lo que hacemos.
El dominio
El mandato de
dominio, la tarea asignada a Adán, se cumplirá por medio del
triunfo del evangelio en todo el mundo. Los cristianos
gobiernan con Cristo en su reino ahora, en esta era, y el
cristianismo está destinado a tomar el control sobre todos los
reinos de la tierra. Dios ha dado a su pueblo una "cesión de
pacto" para que tome posesión y ejerza dominio sobre su
creación. Por lo tanto, a todos los cristianos se les ordena
vencer la oposición; y, en realidad, todos los cristianos son
vencedores. Sin embargo, el poder político no viene
primero; hay que resistir la tentación de apoderarse de él
prematuramente. La Iglesia debe tomar la iniciativa en la
lucha contra las fuerzas del mal - debe atacar, no
sólo defenderse - y tendrá éxito.
La
conversión del mundo
La mayor parte del
mundo es todavía pre-cristiano, no post-cristiano. Jesucristo
vino a salvar al mundo, y su ascnsión y su resurrección
garantizan el triunfo del evangelio. Cristo está destinado a
herir y conquistar a todas las naciones por medio de su
Palabra. Su cruz, el árbol de la vida, sanará a todas las
naciones, como lo expresa simbólicamente la fiesta de los
tabernáculos. La abrumadora mayoría de los pueblos serán
salvos, y hasta la caída de Israel a su debido tiempo
resultará en su conversión. La tendencia en la era del nuevo
pacto es juicio para salvación.
La
salvación
y la vida cristiana
La doctrina de la
"edad de la responsabilidad" es un mito; todos los hombres son
responsables ante Dios en cada momento de su existencia. Desde
una perspectiva, el libro de la vida es una lista bautismal,
un registro de pacto del cual son borrados los apóstatas; sin
embargo, desde otra perspectiva, es el registro de la
membresía de aquéllos a los que Dios ha escogido desde antes
de la fundación del mundo. La Biblia enseña perseverancia, no
"seguridad eterna". La perseverancia requiere fe en el justo
gobierno del mundo por parte de Dios.
La Biblia no enseña
la salvación por obras, pero sí enseña la condenación por
obras. Somos jsutificados por fe solamente; pero la fe
verdadera nunca está sola. La riqueza es un subproducto del
reino de Dios; perseguirla aparte de Cristo es idolatría. El
cristianismo no nos exime del sufrimiento, sino que nos
capacita para superarlo. El sufrimiento no produce piedad;
sólo la gracia de Dios lo hace. Nuestros sufrimientos sirven
dos propósitos: o nos prueban, o nos mejoran.
Dios está más que dispuesto a contestar nuestras oraciones;
nuestro problema es que no oramos. Dios tiene sus secretos,
pero ha revelado lo que necesitamos saber para obedecerle.
Las
lecciones de Apocalipsis
La salvación es la victoria de Dios sobre sus enemigos, en
este mundo y en el venidero. La salvación redime tanto al
individuo como a la comunidad en la cCiudad de Dios. Toda vida
y toda cultura fluyen de un centro religioso. El cristianismo
se aplica a todas y a cada una de las áreas de la vida;
renueva el mundo.
Dios y su mundo
En el sentido más
absoluto, Dios es independiente de su creación. La unidad y la
diversidad del orden creado son reflejos de la Trinidad, en la
cual la unidad y la diversidad son igualmente últimas. Dios
conoce el futuro porque Él lo planeó. El significado de la
predestinación es el de que todos los hechos son hechos
creados, siendo su significado predeterminado y
totalmente interpretado por Dios. Lo opuesto de predestinación
no es libertad sino ausencia de signficado. Aunque Dios no es
responsable por el pecado, nada sucede fuera de su control.
La creencia en una "ley natural" autónoma es la forma moderna
del baalismo. Nada en la creación es autónomo; todas las cosas
son personales y centradas en Dios. Dios gobierna su creación
directa y personalmente. El orden mismo de las constelaciones
manifieta la gloria de Dios. Dios es el Rey de las naciones, y
las usa para llevar a cabo sus propósitos; Él gobierna hasta
los ejércitos paganos de la tierra. Los juicios del mundo
proceden, directa y personalmente, de su trono. Dios pone
freno a la maldad del hombre; sin este freno, no habría límite
al odio y a la guerra. Dios aplica sus modelos de justicia al
mundo, requiriendo restitución múltiple.
Las últimas cosas
El diablo no es su
propio amo; en última instancia, es gobernado por Cristo.
Cuando Dios decida soltarle, Satanás causará la guerra final
al fin de la historia, pero su última rebelión será aplastada
inmediatamente. Ambos lados, los justos y los impíos,
madurarán hasta el mismo fin; a esto se le llama conciencia
epistemológica.
El cristiamismo
ortodoxo siempre se ha adherido a una futura segunda venida de
Cristo y a un juicio final del mundo por parte de Dios. La
Biblia no enseña el universalismo absoluto; algunas personas
nunca se convertirán y perecerán por la eternidad. Todos los
que no estén en Cristo serán lanzados al castigo eterno.
Dios es el gran
Rey-Guerrero: Él derrota a sus enemigos, y usa los despojos de
la victoria para construir su templo. El Mandato de Dominio se
cumplirá, y la tierra se "encielizará" por completo. La
salvación anula la maldición, y promete, no sólo que el
Paraíso será restaurado, sino que será totalmente consumado.
Nuestra ganancia en Cristo es mucho más que lo que perdimos en
Adán. Los cristianos reinarán con Cristo, no sólo durante un
"milenio", sino para siempre.
CHRISTUS
VINCIT
CHRISTUS
REGNAT
CHRISTUS IMPERAT