DÍAS
DE RETRIBUCIÓN
Una
exposición del libro de Apocalipsis
Título de la obra en inglés:
Days of Vengeance
Por David Chilton
Tomado de Freebooks
Apéndice C
GRACIA
COMÚN, ESCATOLOGÍA,
Y LA
LEY BÍBLICA
GARY NORTH
El concepto de gracia común rara vez se
discute fuera de los círculos calvinistas, aunque todas las
teologías cristianas deben finalmente entendérselas con los
puntos en debate sobre la gracia común. La frase misma data de
por lo menos el puritanismo colonial norteamericano. Me encontré
con ella en varias ocasiones mientras investigaba las doctrinas
y experimentos económicos de los puritanos. El concepto data de
por lo menos los escritos de Juan Calvino. 1
Antes de aventurarme en el bosque del
debate teológico, permítaseme expresar lo que yo creo es el
significado de la palabra "gracia". La Biblia usa la idea de
varias maneras, pero el significado central de la gracia es
éste: Un don concedido a las criaturas de Dios sobre la base,
primero, del favor de Dios hacia su Hijo, Jesucristo, la
encarnación de la segunda persona de la Trinidad, y segundo,
sobre la base de la obra expiatoria de Cristo en la cruz.
Hablando estrictamente, la gracia no es inmerecida, porque
Cristo merece todo don, pero, en términos del mérito de creación
- un mérito de una criatura por el mero hecho de su condición de
tal - no hay ninguno. Resumiendo, cuando hablamos de cualquier
aspecto de la creación que no sea Jesucristo encarnado, la
gracia se define como don inmerecido. La esencia de la
gracia es expresada en Santiago 1:17: "Toda buena dádiva y todo
don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el
cual no hay mudanza, ni sombra de variación".
Gracia especial es la frase usada
por los teólogos para dscribir el don de la salvación eterna.
Pablo escribe: "Porque por gracia soy salvos, por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe". (Efe. 2:8-9). También escribe: "Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros" (Rom. 5:8). Dios elige a
aquéllos de los cuales tendrá misericordia (Rom. 9:18). Él ha
elegido a estas personas para que sean recipientes de su don de
salvación eterna, y les eligió desde antes de la fundación del
mundo (Efe. 1:4-6).
Pero hay otra clase de gracia, y es
malentendida. La gracia común es igualmente un don de
Dios para sus criaturas, pero se distingue de la gracia especial
de varias maneras cruciales. En círculos calvinistas, ha habido
un debate por cerca de un siglo en relación con la naturaleza y
la realidad de la gracia común. Espero que este ensayo
contribuya con algunas respuestas aceptables para el pueblo de
Dios, aunque tengo pocas esperanzas de convencer a los que han
estado envueltos en este debate durante 60 años.
A causa de la confusión asociada al término
"gracia común", permítaseme ofrecer la descripción que de ella
hace James Jordan. La gracia común es el equivalente de las
migajas que caen de la mesa del amo, y que comen los perros. Así
es como describió la mujer cananea su solicitud de ser sanada
por Jesús, y Jesús la sanó por su comprensión y su fe (Mat.
15:27-28). 2
En 1924, la Iglesia
Cristiana Reformada debatió el tema, y la decisión del Sínodo
condujo a una división importante y aparentemente permanente
en las filas de la denominación. El debate fue de considerable
interés para los calvinistas holandeses a ambos lados del
Atlántico, aunque los calvinistas norteamericanos
tradicionales apenas si se dieron cuenta de la controversia, y
las iglesias arminianas eran (y todavía lo son) completamente
igmorantes de ella. Herman Hoeksema, que fue quizás el más
brillante teólogo sistemático en los Estados Unidos en este
siglo, abandonó la Iglesia Cristiana Reformada [CRC, por sus
siglas en inglés] para formar la Iglesia Reformada
Protestante. Él y sus seguidores estaban convencidos de que,
contrario a la decisión de la CRC, no existe tal cosa como la
gracia común.
La doctrina de la
gracia común, como fue formulada en los disputados "tres
puntos" de la Iglesia Cristiana Reformada en 1924, afirma lo
siguiente:
1. Hay una "actitud favorable de
Dios hacia la humanidad en general, no sólo hacia los
elegidos, ...". Además, hay "también cierto favor o gracia de
Dios que él muestra hacia sus criaturas en general".
2. Dios proporciona "un
límite al pecado en la vida del individuo y en la sociedad,
... "
3. Con relación a "la
ejecución de los llamados derechos cívicos... el
irregenerado,, aunque incapaz de ningún bien salvador ...
puede ejecutar este bien cívico". 3
Estos principios
pueden servir como punto de partida para una discusión de la
gracia común. El cristiano serio finalmente se enfrentará al
problema de explicar el bien una vez que se enfrenta a la
doctrina bíblica del mal. Santiago 1:17 nos informa que toda
buena dádiva procede de Dios. El mismo punto se destaca en
Deuteronomio, capítulo 8, que se cita como introducción a este
ensayo. Es claro que los irregenerados son beneficiarios de
los dones de Dios. Ninguno de los participantes en el debate
niega la existencia de los dones. Lo que los críticos
Protestantes Reformados niegan es que estos dones impliquen el
favor de Dios
por lo que concierne a los
irregenerados. Niegan categóricamente el primer punto de los
tres puntos originales.
Por el momento, abstengámosnos
de usar la palabra gracia. En vez de eso, limitémosnos a la
palabra don. La existencia de dones de Dios suscita
toda una serie de preguntas:
¿Implica un favor un don de
Dios?
¿Posee un hombre
irregenerado la capacidad de hacer lo bueno?
¿Niega la doctrina de la
total depravación la existencia de una buena conducta de parte
del incrédulo?
¿Revela la historia una
progresiva separación entre los salvos y los perdidos?
¿Conduciría tal separación
necesariamente al triunfo de los irregenerados?
¿Existe un territorio común
intelectual entre cristianos y no cristianos?
¿Pueden los cristianos y los
no cristianos cooperar satisfactoriamente en ciertas áreas?
¿Aumentan o disminuyen con
el tiempo los dones de Dios?
¿Se cumplirá el mandato
cultural (el pacto de dominio) de Génesis 1:28?
Este es un punto
clave en la disputa entre los que afirman y los que niegan la
existencia de la gracia común. Deseo ahorrar tiempo, si no
problemas, así que permítaseme decir desde el comienzo que la
formulación del primer punto de la Iglesia Cristiana Reformada
en 1924 es defectuosa. La Biblia no indica que Dios favorece
al irregenerado en modo alguno. Lo contrario es lo que se
afirma: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que
rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de
Dios está sobre él" (Juan 3:36). La oración de Jesús
registrada en Juan 17 revela su favor hacia los redimidos, y
hacia ellos solamente. Hay una separación ética fundamental
entre los salvados y los perdidos. Dios aborreció a Esaú y amó
a Jacob, antes de que ninguno de los dos hubiese nacido (Rom.
9:10-13).
¿Qué vamos a hacer con los pasajes bíblicos que se han usado
para sustentar la idea de favor limitado hacia las criaturas
en general? Sin excepción, se refieren a dones de Dios
hacia los irregenerados. No implican el favor de Dios. Por
ejemplo, hay la afirmación: "Bueno es Jehová para con todos, y
sus misericordias sobre todas sus obras" (Sal. 145:9). El
versículo precedente nos dice que Dios es compasivo, lento
para la ira, grande en misericordia. Romanos 2:4 nos dice que
Él es paciente. Lucas 6:35-36 dice:
Amad, pues, a
vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de
ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos
del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y
malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro
Padre es misericordioso. 1 Timoteo 4:10 usa un
lenguaje explícito: "Que por esto mismo trabajamos y
sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que
es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que
creen". La palabra griega traducida aquí como "Salvador" es
transliterada como soter : el que salva,
sana, protege, o restaura. Dios salva (sana) a todos, especialmente
a los que creen. Incuestionablemente, la salvación de la que
se habla es universal - no en el sentido de gracia especial,
y por lo tanto, en el sentido de gracia común. Este es
probablemente el versículo bíblico más difícil para los que
niegan la salvación eterna del infierno y los que también
niegan la gracia común. 4
El pasaje citado con
mayor frecuencia, usado por los que defienden la idea del
favor de Dios hacia los irregenerados, es Mateo 5:44-45:
Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro
Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Es comprensible cómo
estos versículos, en ausencia de otros que expliquen más
plenamente la naturaleza y el propósito de los dones de Dios,
pudieron conducir a los hombres a igualar el favor con los
dones de Dios. Ciertamente, es verdad que Dios protege,
recompensa, y cuida a los irregenerados. Pero ninguno de estos
versículos indica una actitud favorable hacia los
irregenerados que se benefician de los dones de Dios. Sólo por
el uso de la palabra favor en la forma popular de "hazme un
favor" podemos argüir que un don de Dios es lo mismo que un
favor suyo. En la forma popular, favor significa simplemente don
- un don inmerecido de parte del dador. Pero si se entiende el
favor como una actitud favorable hacia el irregenerado, o un
compromiso emocional de Dios hacia los irregenerados por el
hecho de ser ellos, entonces hay que decir: Dios no muestra
favor hacia el injusto.
Ascuas de fuego
Un versículo bíblico, por encima de todos
los demás, nos informa acerca de la actitud subyacente de Dios
hacia los que se rebelan contra Él a pesar de sus dones. Este
pasaje es el concomitante de los siguientes pasajes que se citan
a menudo: Lucas 6:35-36 y Mateo 5:44-45. Es Proverbios 25:21-22,
que Pablo cita en Romanos 12:20:
Así que, si tu enemigo tuviere
hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues
haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
¿Por qué debemos ser amables con nuestros
enemigos? Primero, porque Dios nos enseña a ser amables. Él es
amable con ellos, y nosotros debemos imitarle. Segundo, al
mostrar misericordia, amontonamos ascuas de fuego sobre sus
cabezas rebeldes. De aquél a quien se haya dado mucho, mucho se
le demandará (Lucas 12:47-48). Nuestro enemigo recibirá mayor
castigo por toda la eternidad porque hemos sido misericordiosos
con él. Tercero, se nos promete que Dios nos recompensará [no
aparece en la versión hispana, revisión de 1960], que es siempre
una razón sólida para ser obediente a sus mandamientos. El
lenguaje no podría ser más claro. Cualquier discusión de gracia
común que omita Proverbios 25:21-22 no es una seria
consideración del tema.
La Biblia es muy clara. El problema con la
vasta mayoría de los intérpretes es que todavía están influidos
por los modelos del auto-proclamado humanismo autónomo.
Bíblicamente hablando, el amor es el cumplimiento de la
ley (Rom. 13:8). Ama a tu prójimo, se nos enseña.
Trátalo con respeto. No lo oprimas ni lo engañes. No codicies
sus bienes ni su esposa. No le robes. Al tratarlo legalmente,
has cumplido el mandamiento de amarle. Al hacerlo, lo habrás
dejado sin excusas para el día del juicio. Los del pueblo de
Dios deben ser conductos de los dones de Dios hacia los
irregenerados.
Esto no quiere decir que todo don entregado a los perdidos debe
ser dado como un intento de amontonar ascuas de fuego sobre sus
cabezas. Nosotros no conocemos el plan de Dios para las edades,
excepto en bosquejos a grandes trazos. No sabemos a quiénes
tiene Dios el propósito de redimir. Así que damos libremente,
sabiendo que algunos serán redimidos y otros condenados. Jugamos
nuestro papel en la salvación de algunos y en la condenación de
otros. Por ejemplo, a los cónyuges regenerados se les enseña
explícitamente a tratar correcta y fielmente a sus cónyuges
irregenerados. "Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás
salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás
salva a tu mujer?" (1 Cor. 7:16). Tratamos correctamente a
nuestros amigos y a nuestros enemigos, porque son hechos a
imagen de Dios. Pero debemos entender que nuestro tratamiento
honesto hace la situación peor en el día del juicio para
aquéllos a quienes hemos tratado correctamente que si hubiésemos
desobedecido a Dios y sido pobres testimonios para ellos,
tratándoles indebidamente.
Dios da a los rebeldes soga para que
se cuelguen ellos mismos por toda la eternidad. Esta
es una implicación fundamental de la doctrina de la gracia
común. La ley de Dios condena a algunos, pero sirve como medio
de arrepentimiento y salvación para otros (Rom. 5:19-20). La
misma ley produce diferentes resultados en diferentes personas.
Lo que separa a los hombres es la gracia salvadora de Dios en la
elección. La ley de Dios sirve como herramienta para la destrucción
final de los perdidos, pero también sirve como herramienta para
la activa reconstrucción de los cristianos. La
ley hace pedazos el reino de Satanás al hacerlo servir como
fundamento para el reino de Dios en la tierra.
Cristo realmente es el salvador de todos
antes del día del juicio (1 Tim. 4:10). Cristo sustenta el
universo entero (Col. 1:17). Sin Él, ninguna cosa viviente
podría sobrevivir. Él da a sus criaturas dones como tiempo,
ley, orden, poder, conocimiento.
Concede todos estos dones a Satanás y a su hueste rebelde. En
respuesta a la pregunta: "¿Muestra Dios su gracia y su
misericordia a toda la creación?", la respuesta es un enfático
sí. A la siguiente pregunta: "¿Significa esto que de alguna
manera Dios demuestra una actitud favorable hacia
Satanás?", la respuesta es un enfático no. Dios no es más
favorable hacia Satanás y sus demonios que a los seguidores
humanos de Satanás. Pero esto no significa que no les conceda
dones - dones que no merecen en modo alguno.
Depravación total y
la mano restrictiva de Dios
La ley es un medio
para la gracia: gracia común para los que perecen, gracia
especial para los que son elegidos. La ley es también
una forma de maldición: maldición especial para
los que perecen, maldición común para los que son elegidos.
Todos estamos bajo la ley como criaturas, y a causa de la
maldición de Adán y la creación, sufrimos las cargas temporales
de la transgresión de Adán. El mundo entero gime bajo esta
maldición (Rom. 8:18-23). Sin embargo, "sabemos que a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los
que conforme a su propósito son llamados" (Rom. 8:28). Como
hombres, todos estamos bajo la ley y la restricción de la ley,
tanto física como moral, y podemos usar este conocimiento de
la ley bien para atraer bendiciones externas o para rebelarnos
y atraer destrucción. Pero también sabemos que a los que odian
a Dios todas las cosas les resultan para mal, a los que son
rechazados según su propósito (Rom. 9:17-22). Gracia común -
maldición común, gracia especial - maldición especial: debemos
afirmar todas las cuatro.
La transgresión de la
ley trae una maldición especial al
irregenerado. Es una maldición que dura eternamente. Pero esta
misma transgresión sólo acarrea una maldición común
a los elegidos. Un cristiano se enferma, sufre pérdidas, es
llevado de aquí para allá por la tormenta, se pone triste,
pero no sufre la segunda muerte (Apoc. 2:11; 20:6, 14). Para
el creyente, las maldiciones comunes de la vida son castigos
de Dios, señales del favor de Dios (Heb. 12:6). La diferencia
entre la maldición común y la maldición especial no se
encuentra en la intensidad del dolor humano o la extensión de
la pérdida; la diferencia reside en la actitud
de Dios hacia los que gimen bajo cargas externas y
psicológicas. Hay una actitud favorable hacia los elegidos,
pero ninguna hacia los irregenerados. La maldición común de
los irregenerados es, en realidad, parte de la maldición
especial bajo la cual gemirán para siempre. La maldición común
del elegido es parte de la gracia especial en términos de la
cual él finalmente prospera. La maldición común es, sin
embargo, común, a pesar de sus diferentes efectos sobre el
estado eterno de los hombres. La ley de Dios es segura. Dios
no hace acepción de personas (Rom. 2:11), con una sola
excepción: la persona de Jesucristo. (Cristo fue perfecto, y
sin embargo, fue castigado).
Pero, si los efectos
de la ley son comunes al maldecir, los efectos de la ley son
también comunes en la gracia. Por eso necesitamos una doctrina
de gracia común. Esta doctrina da significado a la doctrina de
la maldición común, y viceversa. La ley de Dios restringe a
los hombres en sus malos caminos, sean regenerados o
irregenerados. La ley de Dios restringe al "viejo hombre" o la
antigua naturaleza de pecado en los cristianos. La restricción
de la ley es una verdadera bendición para todos los hombres.
En realidad, es hasta una bendición temporal para Satanás y
sus demonios. Todos los que odian a Dios aman la muerte (Prov.
8:36b). Este odio de Dios ha sido restringido durante la
historia. A los hombres impíos se les da poder, vida, y tiempo
que no merecen. A Satanás también. Ellos no pueden elaborar
plenamente las implicaciones de su fe rebelde y suicida porque
la restricción de Dios no lo permite.
La gracia común que
restringe el carácter totalmente depravado de Satanás y todos
sus seguidores es, en realidad, parte de la maldición
especial de Dios sobre ellos. Cada don regresa
para condenarles en el día del juicio, amontonando ascuas de
fuego sobre sus cabezas. Por otro lado, la gracia común de
Dios en la ley debe ser vista también como parte del programa
de gracia especial para sus elegidos. Los dones especiales de
Dios para sus elegidos, persona por persona, son la fuente de
variadas recompensas en el día del juicio (1 Cor. 3:11-15). La
gracia común sirve para condenar a los rebeldes
proporcionalmente a los beneficios que han recibido en la
tierra, y sirve como el trasfondo operativo para la gracia
especial dada a los elegidos. Las leyes de Dios ofrecen una
fuente de orden, poder, y dominio. Algunos hombres usan esta
gracia común para su destrucción final, mientras que otros la
usan para su eterno beneficio. Es, no obstante, común, a pesar
de sus diferentes efectos sobre el estado eterno de los
hombres.
El bien que hacen los
hombres
La Biblia enseña que
no hay nada bueno inherente en el hombre caído; su corazón es
malvado y engañoso (Jer. 17:9). Todas nuestras
auto-proclamadas justicias son como trapo de inmundicia a la
vista de Dios (Isa. 64:6). Sin embargo, también sabemos que la
historia tiene significado, que hay modelos permanentes que
nos permiten distinguir la vida de Josef Stalin de la de
Albert Schweitzer. Hay diferentes castigos para diferentes
hombres irregenerados (Lucas 12:45-48). Esto no significa que
Dios de alguna manera favorece más a un alma perdida que a
otra. Sólo significa que, en el eterno plan de Dios, debe
haber una eterna afirmación de la validez y la permanencia de
su ley. Es peor ser asesino que mentiroso o ladrón. No todo
pecado es pecado de muerte (1 Juan 5:16-17). La historia no es
una masa amorfa y sin diferenciación. No es una ilusión. Tiene
implicaciones para la eternidad. Por lo tanto, la ley de Dios
permanece como recordatorio para los irregenerados de que es
mejor conformarse en parte que no conformarse en absoluto,
aunque el resultado final de la rebelión sea la destrucción.
Hay grados de castigo (Lucas 12:47-48).
Pero, ¿cuál es la
fuente del bien que hacen los hombres malos? No puede ser otra
que Dios (Santiago 1:17). Él es la fuente de todo lo bueno. Él
restringe a los hombres de diferentes maneras, y los efectos
de esta restricción, de persona a persona, de demonio a
demonio, pueden verse a través de toda la eternidad. No favor
hacia los irregenerados, sino más bien justicia perfecta de la
ley y respeto total por la ley de Dios de parte de Dios mismo
son las fuentes de las buenas obras que los hombres perdidos
pueden hacer en el tiempo en la tierra. Para usar una
expresión vernacular, hay "diferentes golpes para diferentes
personas", no porque Dis haga acepción de personas, sino
porque las obras de diferentes hombres son diferentes.
El conocimiento de la
Ley
Las obras de la ley
están escritas en el corazón de todo hombre. No hay
escapatoria. Nadie puede alegar ignorancia (Rom. 2:11-14).
Pero la historia de cada hombre sí tiene significado, y a
algunos hombres se les ha dado un conocimiento más claro que a
otros (Lucas 12:47-48). Hay un conocimiento común de
la ley, pero hay también un conocimiento especial de
la ley - históricamente singular en la vida de cada uno. Cada
uno será juzgado por las obras que ha hecho, por cada palabra
que ha pronunciado (Rom. 2:6; Mat. 12:36). Dios testifica de
su fidelidad a su palabra distinguiendo cada matiz de lo malo
y lo bueno en la vida de cada uno, ya sea salvado o perdido.
Quizás un ejemplo
bíblico puede aclarar estos puntos en discusión. Dios dio al
pueblo que moraba en Canaán una generación extra de soberanía
sobre su territorio. La mentalidad de esclavos de los hebreos,
con la excepción de Josué y Caleb, no les permitió entrar y
conquistar la tierra. Además, Dios les reveló específicamente
que él echaría a aquel pueblo, ciudad por ciudad, año tras
año, para que los animales salvajes no se apoderaran de la
tierra, dejándola desolada (Éx. 23:27-30). ¿Revelaba esto el
favor de Dios hacia los cananeos? Difícilmente. Dios mandó a
los hebreos que les destruyesen, sin dejar ni raíz ni rama.
Debían ser echados de su tierra para siempre (Éx. 23:32-33).
Sin embargo, aquel pueblo sí recibió una bendición temporal:
una generación extra o más de paz. Esto mantuvo a las bestias
en su lugar. Permitió a los hebreos madurar bajo la ley de
Dios. También les permitió amontonar ascuas de fuego sobre las
cabezas de sus enemigos, pues, como Dios le dijo a Abraham,
los hebreos no asumirían control de la tierra prometida en sus
días, "porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del
amorreo hasta aquí" (Gén. 15:16). Durante aquella generación
final, la iniquidad de los amorreos se llenó al colmo.
Entonces vino la destrucción.
Los cananeos
efectivamente recibieron más de lo que merecían. Permanecieron
en la tierra de sus padres por una generación extra. ¿Eran
beneficiarios? En los días en que los hebreos vagaban
errantes, los cananeos eran beneficiarios. Entonces, hablando
culturalmente, el pago final se venció, y fue cobrado por Dios
por medio de su pueblo, del mismo modo que los egipcios habían
aprendido para su mal. Cuidaron la tierra hasta que los
hebreos estuvieron preparados para tomar posesión de ella.
Como afirma la Biblia, "la riqueza del pecador está guardada
para el justo" (Prov. 13:22b). Pero esto en manera alguna
niega el valor de la riqueza del pecador durante el período en
que la controla. Es un don de Dios que tenga algo siquiera.
Dios ha restringido a los pecadores para que no dispersen su
riqueza en un frenesí de destrucción suicida. Les permite
servir de guardas hasta el día en que la riqueza sea
transferida a los regenerados.
Los heveos de Gabaón
escaparon a la destrucción. Fueron lo bastante sabios para ver
que el pueblo de Dios no podía ser derrotado. Engañaron a
Josué para que hiciera un pacto con ellos. El resultado fue su
perpetua esclavitud como trabajadores manuales, pero
recibieron la vida, y el derecho a la búsqueda de la
felicidad, aunque renunciaron a la libertad. Se les permitió
vivir bajo las restricciones de la ley de Dios, un arreglo
mucho mejor, culturalmente hablando, que aquél bajo el cual
habían vivido antes de la llegada de los hebreos. Se
convirtieron en recipientes de las bendiciones culturales
dadas a los hebreos, y quizás algunos de ellos se volvieron
fieles a Dios. En ese caso, lo que fue una maldición para
todos ellos - la servidumbre - vino a ser un medio para la
gracia especial. Su engaño rindió dividendos (Josué 9). Sólo
los heveos escaparon a la destrucción (Josué 11:20).
En el día en que Adán
y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal,
murieron espiritualmente. Dios les había dicho que morirían
ese mismo día. Pero no murieron físicamente. Puede que hayan
sido, o puede que no hayan sido, regenerados individualmente
por el Espíritu de Dios. Pero fueron los beneficiarios de la
promesa (Gén. 3:15). Se les permitiría tener hijos. Antes del
principio del tiempo, Dios había ordenado la crucifixión. En
este sentido, Cristo fue inmolado desde el mismo principio
(Apoc. 13:8). Dios les concedió a Adán y a Eva tiempo sobre la
tierra. Les extendió su tiempo de oportunidad de vida; si no
hubiesen pecado, habrían podido tener vida eterna. Dios les
bendijo grandemente, a ellos y a su hijo asesino, Caín, con un
aplazamiento de la ejecución. Dios respetó la obra de Cristo
en la cruz. Cristo se convirtió en salvador para Caín - no un
salvador personal o un salvador regenerador, sino un salvador
de su vida. Dios le concedió protección a Caín (Gén. 4:15),
una de las tareas de un salvador.
El significado en la
historia
Nuevamente, vemos que
la historia tiene significado. Dios tiene un propósito. Les
concede favores a los rebeldes, pero no porque Él sea
favorable a ellos. Él respeta a su Hijo, y su Hijo murió por
el mundo entero (Juan 3:16). Murió para salvar al mundo, es
decir, para darle tiempo, vida, y bendiciones externas. No
murió para ofrecer una promesa hipotética de regeneración a
los "vasos de ira" (Rom. 9:22), sino para convertirse en
salvador en el mismo sentido que el que se describe en la
primera parte de 1 Timoteo 4:10 - no un salvador especial,
sino un salvador sustentador, restringente. Dios trató
misericordiosamente a Adán y a su familia porque él, Dios,
tenía favor para su pueblo escogido, los que reciben las
bendiciones de la salvación. Pero esta salvación es
expresamente histórica en su naturaleza. Cristo
murió en el tiempo y en la tierra por su pueblo. Su pueblo es
regenerado en el tiempo y en la tierra. Por lo tanto, él
preserva la tierra y da tiempo a todos los hombres, incluyendo
los rebeldes.
Con respecto a la
restricción de Dios sobre la depravación total de los hombres,
considérese su maldición sobre la tierra (Gén. 3:17-19). El
hombre tiene que trabajar con el sudor de su frente para
comer. La tierra entrega sus frutos, pero sólo a través del
trabajo. Aún así, esta maldición común también involucra
gracia común. Los hombres están obligados a cooperar los unos
con los otros en un mundo de escasez si desean aumentar sus
ingresos. Pueden ser asesinos en sus corazones, pero tienen
que restringir sus emociones y cooperar. La división del
trabajo posibilita la especialización de la producción. Esto,
a su vez, estimula mayor riqueza para todos los que trabajan.
Los hombres son restringidos por la escasez, que parece ser
una maldición de un solo lado. No es así; es igualmente una
bendición. Este es el significado de la gracia común; la
maldición común y la gracia común van juntas.
La cruz es el mejor
ejemplo de la fusión de la gracia con la maldición. Cristo fue
totalmente maldecido en la cruz. Al mismo tiempo, éste fue un
acto de incomparable gracia por parte de Dios. La justicia y
la misericordia están enlazadas en la cruz. Cristo murió,
experimentando, por lo tanto, la maldición común a todos los
hombres. Y, sin embargo, a través de esa muerte, Cristo
propició a Dios. Esa es la fuente de gracia común en la tierra
- vida, ley, orden, poder - así como la fuente de la gracia
especial. La maldición de la cruz - la muerte - condujo a la gracia
especial para los elegidos de Dios, pero también
es la fuente de esa gracia común que hace
posible la historia. Cristo sufrió la "primera muerte", no
para salvar a su pueblo de la primera muerte, no para salvar a
los irregenerados de la muerte segunda en el lago de fuego.
Cristo sufrió la primera muerte para satisfacer el castigo por
el pecado - la primera muerte (que Adán no sufrió
inmediatamente, puesto que no murió físicamente en el día en
que pecó) y la muerte segunda (los elegidos de Dios jamás
perecerán).
En algún momento en
el futuro, Dios dejará de restringir la maldad en los hombres
(II Tesa. 2:6-12). Así como entregó a Israel a sus
concupiscencias (Sal. 81:12; 106:15), hará también con los
irregenerados que en la actualidad son restringidos de una
parte del mal que llevarían a cabo. Esto no significa
necesariamente que los irregenerados aplastarán entonces al
pueblo de Dios. En realidad, significa precisamente lo
contrario. Cuando Dios dejó de restringir a Israel, Israel fue
dispersado. (Es verdad que durante un tiempo las cosas
salieron mal para los profetas de Dios). Pero el acto mismo de
librarles de ser restringidos por parte de Dios le permitió a
Dios dejarles llenar su copa de iniquidad. El resultado final
del hecho de que Dios dejara de restringir a Israel fue su
caída en la iniquidad, la rebelión, y la impotencia (Hechos
7:42, 43). Fueron dispersados por los asirios, los babilonios,
y finalmente por los romanos. La iglesia cristiana se
convirtió en la heredera del reino de Dios (Mat. 21:43). Los
romanos también fueron entregados a sus propias
concupiscencias (Rom. 1;24, 26, 28). Aunque se necesitaron
tres siglos, fueron finalmente reemplazados por los
cristianos. El imperio se derrumbó. Los cristianos recogieron
los pedazos.
Cuando Dios deja de
restringir a los hombres del mal que son capaces de cometer,
esta acción sella su suerte. Separados de la restricción,
violan las obras de la ley escrita en sus corazones. Separados
de la ley de Dios, los hombres pierden la herramienta divina
del dominio cultural. Los hombres que se ven a sí mismos bajo
la ley pueden entonces usar la ley para alcanzar sus
propósitos. Los antinomianos se lanzan de cabeza hacia la
impotencia porque. negando que están bajo la ley y sus
restricciones, descartan la herramienta crucial de conquista
externa y bendiciones externas. Se rebelan y son destruidos.
La parábola de la
cizaña es instructiva al tratar de la cuestión: ¿Revela la
historia una separación progresiva entre los
salvados y los perdidos? La parábola comienza con un campo
plantado de trigo pero en el cual siembra cizaña el enemigo
durante la noche (Mat. 13:24-30, 36-43). La parábola se
refiere al reino de Dios, no a la iglesia institucional. "El
campo es el mundo", explica Cristo (Mat. 13:38). El buen
trigo, los hijos de Dios, deben ahora funcionar en un mundo en
el cual operan los irregenerados. Los siervos (ángeles)
reconocen instantáneamente la diferencia, pero se les dice que
no arranquen la cizaña todavía. Un acto violento así
destruiría el trigo al arar el campo. Para preservar el trigo
que está creciendo, el dueño del campo permite que se
desarrolle la cizaña. Lo que se preserva es el desarrollo
histórico. Sólo al fin del mundo se hace la
separación final. Hasta entonces, para proteger al
trigo, la cizaña no es arrancada.
La lluvia cae tanto
sobre el trigo como sobre la cizaña. El sol brilla sobre
ambos. La roya ataca a ambos, y también la langosta. La gracia
común y la maldición común: la ley de Dios trae a ambas en la
historia. Una parte importante del desarrollo histórico es el
cumplimiento del pacto de dominio por parte del hombre. Se
pueden implementar nuevas técnicas productivas por medio de la
gracia común de Dios, una vez que el cuidado del campo se les
encomienda a los hombres. Las regularidades de la naturaleza
todavía juegan un papel, pero, más y más, el abono, los
sistemas de irrigación, el cuidado regular, la administración
científica, y hasta la supervisión por satélite, son parte de
la vida del campo. Los hombres ejercen más y más dominio sobre
el mundo. Surge una pregunta: Si los seguidores del diablo
rigieran, ¿cuidarían tiernamente de las necesidades de los
piadosos? ¿Ejercerían dominio para beneficio del trigo, por
decirlo así? Por otro lado, ¿será la cizaña cuidada por los
cristianos? Si los cristianos gobiernan, ¿qué sucede a los
impíos?
Este es el problema
de la diferenciación en la historia. Los
hombres no son pasivos. Se les ordena ser activos, a buscar el
dominio sobre la naturaleza (Gén. 1:28; 9:1-7). Deben
administrar el campo. Como tanto el bueno como el malo labran
sus propios destinos, ¿qué clase de desarrollo puede
esperarse? ¿Quién prospera más, el salvado o el perdido?
¿Quién se vuelve dominante?
La separación final
ocurre al final del tiempo. Hasta entonces, los dos grupos
tienen que compartir el mismo mundo. Si el trigo y la cizaña
implican un lento crecimiento hacia la madurez, entonces
tenemos que llegar a la conclusión de que el evento de
separación radicalmente discontinuo no marcará el tiempo del
desarrollo histórico. Es un acontecimiento del último día: el
juicio final. Es un acontecimiento discontinuo que corona la
continuidad histórica. La muerte y la resurrección de Cristo
fueron el último acontecimiento histórico significativo del
cual puede decirse que es discontinuo (posiblemente el día de
Pentecostés pueda servir como el último acontecimiento que
estremeció la tierra y el reino). La siguiente discontinuidad
escatológica de gran importancia es el día del juicio. Así que
deberíamos esperar crecimiento en nuestra era, la clase de
crecimiento indicado por las parábolas agrícolas. 5
Lo que debe
enfatizarse es el elemento de desarrollo continuo. "El reino
de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre
tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más
pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la
mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que
vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas" (Mat.
13:31-32). Al madurar este reino, no hay separación física
entre los salvados y los perdidos. Esa separación total
ocurrirá sólo al final del tiempo. Puede que haya cambios de
gran importancia, como las estaciones aceleran o retardan el
crecimiento, pero no debemos esperar una separación radical.
Aunque no tengo
espacio para demostrar el punto, esto significa que la
separación de la que hablan los premilenaristas - el rapto -
no concuerda con las parábolas del reino. El rapto ocurre al
final del tiempo. El "trigo" no puede ser quitado del campo
sino hasta el día final, cuando seamos arrebatados para
encontrarnos con Cristo en las nubes (1 Tesa. 4:17). Hay
realmente un rapto, pero ocurre al final del tiempo - cuando
los segadores (ángeles) sieguen el trigo y la cizaña. Hay un
rapto, pero es un rapto postmilenario.
¿Por qué un rapto
postmilenario, dirán los amilenialistas? ¿Por qué no señalar
simplemente que el rapto ocurre al final del tiempo y dejar
las cosas allí? La respuesta es importante: Tenemos que
enfrentarnos a la cuestión del desarrollo del trigo y la
cizaña. Tenemos que ver que este proceso de tiempo conduce a
la victoria cristiana en la tierra y en el tiempo.
Conocimiento y dominio
Isaías 32 es una
porción descuidada de las Escrituras en nuestros días. El
pasaje nos informa de un día notable que se acerca. Es un día
de "conciencia epistemológica", para usar la frase de
Cornelius Van Til. Es un día en que los hombres conocerán los
modelos de Dios y los aplicarán con precisión a la situación
histórica. No es un día más allá del juicio final, porque
habla de tacaños así como de liberales. Pero no puede ser un
día introducido por una separación radical entre los salvados
y los perdidos (el rapto), porque tal separación ocurre sólo
al final de los tiempos. Este día ocurrirá antes de que Cristo
regrese físicamente a la tierra en juicio. Leemos en los
primeros ocho versículos:
He aquí que para
justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y
será aquel varón como escondedero contra el viento, y como
refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra
de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los
oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los
necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos
hablará rápida y claramente. El ruin nunca más será llamado
generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. Porque el
ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad,
para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová,
dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al
sediento. Las armas del tramposo son malas; trama intrigas
inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas,
y para hablar en juicio contra el pobre. Pero el generoso
pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.
Para reiterar, "el
ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será
llamado espléndido" (v. 5). Los tacaños persistirán en su
tacañería; los liberales continúan siendo generosos. No dice
que todos los tacaños se convertirán, pero tampoco dice que
los liberales serán destruidos. Los dos existen juntos. Pero
el lenguaje de la promesa indica que Isaías sabía muy bien que
en sus días (y en los nuestros) los tacaños son llamados
liberales y viceversa. Los hombres rehusan aplicar sus
conocimiento de los estándares de Dios para el mundo en el
cual viven. Pero no siempre será así.
En este punto, nos enfrentamos a dos preguntas cruciales. Las
respuestas dividen a muchos comentaristas cristianos. Primero,
¿debemos esperar que este conocimiento sobrevenga
instantáneamente? Segundo, cuando este profetizado mundo de
conciencia epistemológica llegue finalmente, ¿qué grupo será
el vencedor terrenal, el de los tacaños o el de los liberales?
El amilenarista tiene
que contestar que este desarrollo paralelo del conocimiento es
gradual. El postmilenarista concuerda. El premilenarista tiene
que discrepar. La posición premilenarista es que el día de la
conciencia propia llega sólo después del rapto y el
subsiguiente establecimiento del reino terrenal, con Cristo
rigiendo sobre la tierra en persona. La posición amilenarista
no ve una era de justicia antes de la consumación y antes del
juicio final. Por lo tanto, tiene que llegar a la conclusión
de que el crecimiento en la conciencia propia sí separa
culturalmente a los salvados de los perdidos, pero, puesto que
no hay una era venidera de victoria piadosa culturalmente, el
amilenialista tiene que decir que esta separación ética y
epistemológica conduce a la derrota de los cristianos en los
campos de batalla de la cultura. El mal triunfará antes del
juicio final, y puesto que este proceso es continuo, la
declinación hacia la oscuridad debe ser parte del proceso de
diferenciación con el paso del tiempo. Este aumento en el
auto-conocimiento, por lo tanto, conduce a la victoria de las
fuerzas de Satanás sobre la iglesia.
El postmilenarista
rechaza categóricamente una visión así del conocimiento. Al
aumentar con el tiempo la capacidad de los cristianos para
hacer juicios exactos que honren a Dios en la historia, se les
transfiere más autoridad. Al perder los paganos la capacidad
de hacer tales juicios como resultado directo de su negación
de la ley bíblica y su guerra contra ella, se les quitará la
autoridad, del mismo modo que se le quitó a Israel en el año
70 d. C. El verdadero conocimiento en el marco postmilenario
conduce a bendición en la historia, no a maldición. Pero el
amilenarista tiene que negar esto. El aumento en el verdadero
auto-conocimiento es una maldición para los cristianos en el
sistema amilenario, Van Til convierte esto en fundamental en
su libro sobre gracia común - su único libro sistemátiicamente
erróneo y debilitante.
La versión
amilenarista de la
gracia común de Van Til
Ahora regresamos a la
cuestión de la gracia común. La deriva lenta y descendente de
la cultura corre paralela con el crecimiento de la
auto-conciencia, dice el amilenarista. Esto tiene que
significar que la gracia común debe ser retirada con el correr
del tiempo. La mano restringente de Dios será quitada
progresivamente. Puesto que el amilenarista cree que las cosas
empeorarán antes del juicio final, tiene que ver la gracia
común como gracia anterior (suponiendo que admita la
existencia de la gracia común en absoluto). Esto ha sido
expresado vigorosamente por Van Til, que sostiene una doctrina
de gracia común y es él mismo amilenarista:
Toda gracia
común es gracia anterior. Su condición de común reside en su
calidad de anterior. No pertenece meramente a las
dimensiones inferiores de la vida. Pertenece a todas las
dimensiones de la vida, pero menos y menos según transcurra
la historia. En la primera etapa de la historia, hay mucha
gracia común. Hay una común buena naturaleza bajo el favor
común de Dios. Pero esta gracia-creación requiere una
respuesta. No puede continuar siendo lo que es. Es
condicional. La diferenciación tiene que establecerse, y
efectivamente se establece. Viene primero en la forma de un
rechazo común de Dios. Pero la gracia común continúa; ahora
está en un nivel "inferior"; es paciente, para que los
hombres lleguen al arrepentimiento ... La gracia común
disminuirá aún más al transcurrir aún más la historia. Con
todo acto condicional, se reduce el significado restante de
lo condicional. Dios permite a los hombres seguir el camino
de su propio rechazo de Él más rápidamente que nunca hacia
la consumación final. Dios aumenta su actitud de ira sobre
el réprobo al pasar el tiempo, hasta que al final del
tiempo, en la gran consumación de la historia, su condición
haya alcanzado a su situación. 6
Van Til afirma la
realidad de la historia, pero es la historia de la declinación
continua. Los irregenerados se vuelven más y más poderosos al
declinar la gracia común. Pero, ¿por qué? ¿Por qué debe la
auto-conciencia epistemológica descrita en Isaías 32 conducir
necesariamente a la derrota de los cristianos? Sosteniendo una
doctrina de gracia común que involucra la idea del favor común
de Dios hacia todas las criaturas (excepto Satanás, dice Van
Til), luego arguye que este favor es retirado, dejándoles a
los irregenerados mano libre para atacar a los elegidos de
Dios. Si se enlaza la gracia común con el favor de Dios, y el
favor de Dios declina constantemente, entonces ese otro
aspecto de la gracia común, a saber, la restricción de Dios,
debe ser retirado también. Además, la tercera característica
de la gracia común, justicia cívica, tiene que desaparecer
también. La palabras de Van Til son bastante potentes:
Pero cuando
todos los réprobos sean auto-conscientes
epistemológicamente, habrá resonado el estallido del
destino. El réprobo plenamente auto-consciente hará todo lo
que pueda en todas las dimensiones para destruir al pueblo
de Dios. Así, mientras tratamos con todas nuestras fuerzas
de apresurar el proceso de diferenciación en cada dimensión,
estamos por otra parte agradecidos por "el día de gracia",
el día de la diferenciación no desarrollada. Esta tolerancia
que recibimos de parte del mundo se debe a este hecho, que
vivimos en la etapa anterior, más bien que en la etapa
posterior, de la historia. Y la influencia sobre la
situación pública que podamos efectuar, ya sea en la
sociedad o en el estado, presupone esta no diferenciada
etapa de desarrollo. 7
Considérense las
implicaciones de lo que Van Til está diciendo. La
historia es una amenaza terrenal para el cristiano.
¿Por qué? Su argumento amilenarista es que la gracia común es
la gracia anterior. Declina con el paso del tiempo. ¿Por qué?
Porque la actitud de favor de Dios con respecto a los
irregenerados declina con el tiempo. Con la declinación del
favor de Dios, se pierden los otros beneficios de la gracia
común. Los hombres impíos se vuelven malos más completamente.
El argumento de Van Til es el generalmente aceptado en los
círculos reformados. La suya es la declaración normal sobre la
posición de la gracia común. Pero, como el lector ya debería
haber captado, este argumento adolece de serios defectos.
Comienza con falsas suposiciones: 1) que la
gracia común implica favor común; 2) que esta gracia común,
este favor, se reduce con el paso del tiempo; 3) que esta
pérdida de favor necesariamente derriba los fundamentos de la
justicia cívica dentro de la cultura general; 4) que la visión
amilenarista del futuro es exacta. En consecuencia, llega a la
conclusión de que el proceso de diferenciación conduce a la
impotencia de los cristianos en cada esfera de la vida, y que
podemos sentirnos agradecidos de haber vivido en el período de
la gracia "anterior", con lo que se quiere decir mayor gracia
común.
Es irónico que la
posición de Van Til sobre la gracia común se oponga
implícitamente al postmilenarismo de R. J. Rushdoony, pero su
posición es igualmente opuesta al amilenarismo del teólogo
amilenarista anti-calcedónico (y antiguo colega de Van Til),
Meredith G. Kline, que rechaza abiertamente la escatología
postmilenarista de Rushdoony. 8 Es doblemente irónico que Rushdoony haya adoptado
la versión anti-postmilenaria de gracia común de Van Til, con
el significado de "gracia anterior". 9
El amilenarismo de
Van Til tiñe toda su doctrina sobre la gracia común. Quizás
inconscientemente, estructuró selectivamente la evidencia
bíblica sobre esta cuestión para ajustarla a su herencia
amilenarista holandesa. Por eso su concepto entero de la
gracia común es incorrecta. Es imperativo que desechemos el
concepto de "gracia anterior" y adoptemos una doctrina de
gracia común (migajas para los perrillos).
Una respuesta
postmilenarista
En respuesta a Van
Til, ofrezco tres críticas. Primera, Dios no favorece a los
irregenerados en ningún momento después de la rebelión del
hombre. El hombre es totalmente depravado, y no hay nada en él
que merezca alabanza o favor, ni Dios lo mira favorablemente.
Dios concede favores (no el favor) al irregenerado para
amontonar ascuas de fuego sobre su cabeza (si no es parte de
los elegidos) o de lo contrario llamarle al arrepentimiento
(que lleva a cabo la gracia especial). Así, durante la
historia, Dios es uniformemente hostil a los rebeldes. Dios
odia a los irregenerados con un odio santo de principio a fin.
"Anterior" no tiene nada que ver con ello.
Segunda, una vez que
se quita el exceso de equipaje teológico del supuesto favor de
Dios hacia el irregenerado, pueden discutirse los otros dos
puntos en disputa: La restricción de Dios y la justicia cívica
del hombre. La actividad del Espíritu de Dios es importante
para entender la naturaleza de la restricción de Dios, pero no
se nos dijo casi nada de la operación del Espíritu. Lo que se
nos dice es que la ley de Dios restringe a
los hombres. Ellos hacen las obras de la ley
escrita en sus corazones. Esta ley es el medio principal para
las bendiciones externas de Dios (Deut. 28:15-68). Por lo
tanto, al extenderse el reino de la ley bíblica por medio de
la predicación del consejo total de Dios, al ser la ley
escrita en los corazones de los hombres (Jer. 31:33-34; Heb.
8:10-11; 10:16), y al caer los irregenerados bajo el dominio y
la influencia de la ley, la gracia común debe aumentar,
no disminuir. El punto central en discusión es la restricción
por parte de Dios inherente en las obras de la ley. Estas
obras están en el corazón de todo hombre.
Recuérdese que
esto no tiene nada que ver con el supuesto favor de Dios
hacia la humanidad en general. Es simplemente que, al ser los
cristianos más fieles a la ley bíblica, reciben más pan de la
mano de Dios. Al aumentar ellos la cantidad de pan en sus
mesas, caen más migajas para los perrillos que están debajo.
Tercera, el punto de
vista amilenarista del proceso de separación o diferenciación
queda seriamente perjudicado por la falta de comprensión del
poder que la ley bíblica confiere a los que tratan de cumplir
con sus estándares. Nuevamente, tenemos que mirar el capítulo
ocho de Deuteronomio. La conformidad con los preceptos de la
ley trae bendiciones externas. Las bendiciones pueden servir
(aunque no es necesario que sirvan) como lazo y como
tentación, pues los hombres pueden olvidarse de la fuente de
sus bendiciones. Pueden olvidarse de Dios, reclamar autonomía,
y alejarse de la ley. Esto conduce a la destrucción. Las
personas que antes eran fieles se dispersan. De aquí la
paradoja de Deuteronomio 8: fidelidad de pacto a la ley -
bendiciones externas de parte de Dios en respuesta a la
fidelidad - tentación de confiar en las benndiciones como si
fueran el producto de las manos del hombre - juicio. Las
bendiciones pueden conducir al desastre y a la impotencia. Por
lo tanto, la adhesión a los términos de la ley bíblica
es básica para el éxito externo.
Al volverse los
hombres epistemológicamente auto-conscientes, tienen que
enfrentarse a la realidad - la realidad de Dios. El nuestro es
un universo moral. Está gobernado por una ley-orden que
refleja el ser mismo de Dios. Cuando los hombres finalmente se
dan cuenta de quiénes son los tacaños y quiénes son los
liberales, habrán hecho un significativo descubrimiento.
Reconocen la relación entre los patrones de Dios y las
decisiones éticas de los hombres. Resumiendo, se enfrentan a
la ley de Dios. La ley está escrita en los
corazones de los cristianos. Las obras de la ley
están escritas en los corazones de todos los hombres. Por lo
tanto, los cristianos están más y más en contacto con la
fuente de poder terrenal: la ley bíblica. Para equiparar el
poder de los cristianos, los irregenerados tienen que ajustar
sus acciones externamente a la ley de Dios como la predican
los cristianos, una ley cuyas obras ya tienen en sus
corazones. Por lo tanto, los irregenerados son hechos mucho
más responsables delante de Dios, simplemente porque tienen
mayor conocimiento. Desean poder. Algún día, los cristianos
poseerán poder cultural por medio de su adhesión a la ley
bíblica. Por lo tanto, los irregenerados tendrán que imitar la
fidelidad especial de pacto adhiriéndose a las demandas de los
pactos externos de Dios. En consecuencia, los irregenerados
atraerán la ira final de Dios sobre sus cabezas, hasta cuando
obtienen bendiciones externas debido a su mayor adaptación a
los requisitos externos de la ley bíblica. Al final de los
tiempos, se rebelan.
Los irregenerados
tienen dos opciones: Adaptarse a la ley bíblica, o por lo
menos a las obras de la ley escrita en sus corazones, o,
segundo, abandonar la ley y, por lo tanto, abandonar el poder.
Pueden obtener poder sólo bajo las condiciones de Dios:
reconocimiento de y conformidad con la ley de Dios. No hay
otro camino. Cualquier alejamiento de la ley produce
impotencia, fragmentación, y tristeza. Además, deja en control
a los que se han entregado a la ley. Por lo tanto, para los
cristianos, una mayor diferenciación en el curso del tiempo no
conduce a la impotencia. Conduce a su victoria culturalmente.
Ven las implicaciones de la ley más claramente. Sus enemigos
también. Los injustos pueden obtener acceso a las bencidiones
sólo aceptando el universo moral de Dios tal como está.
A los hebreos se les
dijo que se separaran del pueblo y los dioses de la tierra.
Esos dioses eran los dioses de Satanás, los dioses del caos,
la disolución, y la historia cíclica. El mundo pagano era fiel
a la doctrina de los ciclos: no puede haber progreso en línea
recta. Pero a los hebreos se les dijo otra cosa. Si eran
fieles, dijo Dios, no sufrirían las cargas de la enfermedad, y
ninguna persona y ningún animal sufriría aborto (Éx.
23:24-26). La gracia especial conduce a una entrega a la ley;
la entrega a la ley de Dios permite que Dios reduzca el
elemento de la maldición común de la ley natural, dejando
proporcionalmente más gracia común - el reino de la ley
común benéfica. La maldición de la naturaleza
puede reducirse más y más, pero sólo si los hombres se
conforman a la ley revelada o a las obras de la ley en sus
corazones. La bendición llega en forma de una naturaleza más
productiva, menos dominada por la escasez. Puede haber
retroalimentación positiva en la relación entre la ley y la
bendición: las bendiciones confirmarán la fidelidad de Dios a
su ley, lo cual a su vez conducirá a una mayor fidelidad al
pacto (Deut. 8:18). Esta es la respuesta a la paradoja de
Deuteronomio 8: no es necesario que se convierta en una
espiral cíclica. Por supuesto, a la larga, se requiere gracia
especial para mantener fiel a un pueblo. Sin gracia especial,
la tentación de olvidar la fuente de la riqueza toma el
control, y el resultado final es la destrucción. Es por eso
por lo que, al fin de la era milenaria, los irregenerados
tratan nuevamente de afirmar su independencia de Dios. Atacan
a la iglesia de los fieles. Ejercen poder. Y suena el
estallido del destino - para los irregenerados.
Diferenciación y
progreso
El proceso de
diferenciación no es constante en el transcurso del tiempo.
Hay flujo y reflujo. Su dirección general es hacia la
auto-conciencia epistemológica. Pero los cristianos no siempre
son fieles, no más que los hebreos lo eran en tiempos de los
jueces. La iglesia primitiva derrotó a Roma, y luego los
restos seculares de Roma comprometieron a la iglesia. La
Reforma lanzó una nueva era de crecimiento cultural, la
contra-reforma contraatacó, y el secularismo del Renacimiento
se tragó a ambos - durante un tiempo. Esto no es historia
cíclica, porque la historia is lineal. Hubo una creación, una
caída, un pueblo rescatado de la esclavitud, una encarnación,
una resurrección, un Pentecostés. Habrá un día de
auto-conciencia epistemológica, como se prometió en Isaías 32.
Habrá una rebelión y un juicio finales. Ha habido una nación
cristiana llamada los Estados Unidos. Ha habido una nación
secular llamada los Estados Unidos. (La línea divisoria fue la
Guerra Civil, o la Guera de Secesión, o la Guerra Entre los
Estados, o la Guerra de la Agresión Norteña - usted elija).
Para atrás y paraa adelante, flujo y reflujo, pero con una
meta de largo alcance.
Ha habido progreso.
Mírese el Credo de los Apóstoles. Luego mírese la Confesión de
Fe de Westminster. Sólo un tonto negaría el progreso. Ha
habido crecimiento en riqueza, en conocimiento, y en cultura.
¿Qué vamos a decir, que la tecnología como tal es del diablo,
que puesto que la gracia común se ha ido retirando
constantemente, el desarrollo del mundo moderno es la obra
creadora de Satanás (pues la gracia común de Dios no puede
explicar este progreso)? ¿Es Satanás creador - autónomamente
creador? Si no, de dónde viene nuestra riqueza, nuestro
conocimiento, y nuestro poder? ¿No es de Dios? ¿No es Satanás
el gran imitador? Pero, ¿de quién es el progreso que él ha
imitado? ¿De quién es el desarrollo cultural que él ha
intentado tomar prestado, torcer, y destruir? Ha habido
progreso desde los días de Noé - no progreso en línea recta,
ni crecimiento compuesto puro, pero progreso de todos modos.
El cristianismo lo produjo, el secularismo lo tomó prestado, y
hoy día parecemos estar en otra encrucijada: ¿Pueden los
cristianos sostener lo que iniciaron, dadas sus componendas
con el secularismo? ¿Y pueden los secularistas sostener lo que
ellos y los cristianos han construido, ahora que su capital
espiritual se está agotando, y la cuenta bancaria cultural de
los cristianos está casi vacía?
En el campo de la
educación y otros ámbitos "seculares", los cristianos y los
secularistas están son hoy día como un par de borrachos que se
recuestan el uno en el otro para no caerse. Parecemos estar en
la etapa de "bendiciones para las tentaciones", con la de
"rebelión para destrucción" acercándose. Ha ocurrido antes.
Puede ocurrir otra vez. En este sentido, es la falta
de auto-conciencia epistemológica lo que parece responsable de
la reducción de gracia común. Pero la posición
de Van Til es que el aumento de auto-conciencia epistemológica
es responsable de, o por lo menos es paralela a, la reducción
de gracia común. El amilenarismo ha paralizado su análisis de
la gracia común. También lo ha hecho el hecho de que él
equipara los dones de Dios con el supuesto favor de Dios hacia
la humanidad en general.
La separación entre
el trigo y la cizaña es progresiva. No es una progresión en
línea recta. La plaga ataca al uno y luego a la otra. Algunas
veces, ataca a ambos a la vez. Algunas veces, el sol y la
lluvia ayudan a ambos a crecer al mismo tiempo. Pero hay
madurez. La cizaña crece hacia su destrucción final, y el
trigo crece para bendición final. Mientras tanto, ambos tienen
papeles que jugar en el plan de Dios para las edades. Por lo
menos la cizaña ayuda a evitar que el suelo se erosione. Es
mejor tener cizaña que la destrucción del campo, al menos por
el momento. Ellos sirven a Dios, a pesar de sí mismos. Ha
habido progreso tanto para el trigo como para la cizaña. La
ciencia griega y romana se volvió estática; los conceptos
cristianos de optimismo y un universo ordenado crearon la
ciencia moderna. Ahora la cizaña maneja el mundo científico,
pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Hasta que haya una guerra? ¿Hasta
que los vacíos conceptos de la evolución darwiniana y la
moderna física indeterminada destruyan el concepto de la ley
regular - el fundamento de toda ciencia?
¿Por cuánto tiempo
podemos seguir así? Respuesta: Hasta que el auto-consciente
epistemológico traiga a los cristianos de vuelta a la ley de
Dios. Entonces los paganos tienen que imitarles o abandonar.
Sólo la obediencia a Dios trae el dominio a largo plazo.
La doble relación
entre la ley común y la maldición común es un trasfondo
necesario del plan de Dios para las edades. Considérese, por
ejemplo, la maldición de Adán. Adán y sus herederos llevan la
carga de frágiles cuerpos que se enferman y mueren.
Inicialmente, había una más larga expectativa de vida para la
humanidad. La vida más larga registrada en la Biblia, la que
se le dio a Matusalén, el abuelo de Noé, fue de 969 años.
Matusalén murió en el año en que comenzó el gran diluvio. 10 Por eso, por lo
que concierne a la humanidad, la mayor señal de la gracia
común de Dios se le dio a los hombres justo antes de la mayor
supresión de gracia común registrada en la historia.
Esto es
extremadamente significativo para la tesis de este ensayo. La
extensión de gracia común hacia el hombre - las bendiciones
externas de Dios que se le da a la humanidad en general - es el
preludio de una gran maldición para los irregenerados.
Como leemos en el capítulo ocho de Deuteronomio, así como en
el capítulo veintiocho, los hombres pueden ser y son atraídos
hacia un lazo al mirar los dones externos de Dios mientras se
olvidan de la fuente celestial de los dones y los términos
del pacto bajo los cuales se dan los dones. El don
de la larga vida se le dio a la humanidad en general, no como
señal del favor de Dios, sino como preludio de la casi total
destrucción de la simiente de Adán. Sólo la gracia especial de
Dios hacia Noé y su familia preservó a la humanidad.
Por eso, la mera
existencia de bendiciones externas no es prueba de una actitud
favorable de parte de Dios hacia el hombre. En la primera
etapa, la de fidelidad al pacto, la gracia
especial de Dios se extiende ampliamente dentro de una
cultura. El segundo estado, el de las bendiciones externas en
respuesta a la fidelidad al pacto, tiene el propósito de
reforzar la fe del hombre en la realidad y la validez de los
pactos de Dios (Deut. 8:18). Pero esa segunda etapa puede
conducir a una tercera etapa, el olvido del
pacto, u olvido ético. El hecho clave que hay que tener
presente es que esta tercera etapa no puede distinguirse de la
segunda en términos de las medidas de las bendiciones
(indicadores de crecimiento económico, por ejemplo). Un
aumento de las bendiciones externas debería conducir a una
positiva retroalimentación de una cultura fiel: victoria para
victoria. Pero esto puede conducir a la etapa tres, a saber,
el olvido. Y éste conduce a la etapa cuatro, la destrucción.
Por lo tanto, se requiere gracia especial para mantener la
relación de "fidelidad-bendición-fidelidad..." de la
retroalimentación positiva y el crecimiento compuesto. Pero la
gracia común juega un papel definido en el reforzamiento de la
entrega de los hombres a la ley y el orden de Dios.
En la comunidad
hebrea, todos, incluyendo el extranjero que habitaba dentro de
las puertas, podían beneficiarse del aumento de las
bendiciones externas. Por lo tanto, el aspecto maldición de la
relación "gracia común-maldición común" puede quitarse
gradualmente, y la gracia común o aumenta, o la mera
eliminación de la maldición común hace parecer que la gracia
común está aumentando. (Mejores teólogos que yo pueden debatir
este punto).
El refuerzo de la
gracia especial
Sin embargo, si no se
extiende la gracia especial por parte de Dios - sin la
continua conversión de los hombres - la retroalimentación
positiva de Deuteronomio 8 no puede mantenerse. Los
irregenerados pueden contar con que habrá una desastrosa
reducción de las bendiciones si su número se está volviendo
dominante en la comunidad. Cuando el regenerado Lot fue
quitado de Sodoma, y los hombres irregenerados que habían sido
preparados por Dios para la destrucción ya no estaban
protegidos por la presencia de Lot entre ellos, resonó el
trueno del destino para ellos (Gén. 18, 19). Y
los efectos se sintieron en la familia de Lot porque su esposa
miró hacia atrás y sufrió las consecuencias de su
desobediencia (19:26), y sus hijas cometieron pecado
(19:30-38). Pero había sido la presencia de Lot entre ellos lo
que había detenido la destrucción (19:21-22).
Lo mismo ocurrió con
Noé. Mientras el arca no se terminó de construir, el mundo
estuvo a salvo del gran diluvio. La gente parecía prosperar.
Matusalén vivió una larga vida, pero, después de él, la vida
de la humanidad declinó constantemente. Aarón murió a la edad
de 123 años (Núm. 33:39). Moisés murió a la edad de 120 años
(Deut. 31:2). Pero esta longevidad no era normal, ni siquiera
en sus días. En un salmo de Moisés, dijo que "los días de
nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son
ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
porque pronto pasan, y volamos". (Sal. 90:10). La maldición
común de Dios podría verse hasta en la bendición de los años
extra de vida, pues la larga vida, que es una bendición (Éx.
20:12), estaba siendo quitada por Dios de la humanidad en
general.
El libro de Isaías
nos habla de una futura restauración a una larga vida. Esta
bendición se le dará a todos los hombres, santos y pecadores.
Es, por lo tanto, una señal de la extensión de la gracia
común. Es un don para la humanidad en general. Isaías 65:20
nos dice: "No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni
viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien
años, y el pecador de cien años será maldito". El don de la
larga vida vendrá, aunque la maldición común de la larga vida
se extenderá al pecador, cuya larga vida es simplemente tiempo
extra para que llene sus días de iniquidad. Sin embargo, los
niños no morirán, lo cual es un cumplimiento de la promesa de
Dios a Israel, a saber, la ausencia de abortos (Éx. 23:26). Si
hay algún pasaje en las Escrituras que refute absolutamente la
posición amilenarista, es éste. Esta no es una profecía de los
nuevos cielos y la nueva tierra en su forma post-juicio, sino
la profecía de una manifestación ante-juicio de las etapas
preliminares de los nuevos cielos y la nueva tierra - una
prenda (un anticipo) de nuestras esperanzas. Todavía hay
pecadores en el mundo, y reciben larga vida. Pero para ellos
esto es una maldición final, quiere decir, una maldición
especial. Es una maldición especial porque esta
vida excepcionalmente larga es una bendición común - la
reducción de la maldición común. Nuevamente,
necesitamos el concepto de gracia común para dar significado
tanto a la gracia especial como a la maldición común. La
gracia común (maldición común reducida) trae maldiciones
especiales sobre los rebeldes.
Habrá paz en la
tierra, una paz que se extenderá a los hombres de buena
voluntad (Lucas 2:14). Pero esto significa que habrá también
paz en la tierra, una paz que se extenderá a los hombres
malos. La paz se le da al justo como recompensa por su
fidelidad al pacto. Se le da al irregenerado para amontonar
ascuas de fuego sobre su cabeza, y también para inducir a los
rebeldes que viven en los últimos días a una rebelión final
contra Dios.
El juicio final y la
gracia común
Es esencial
comprender la gracia común para entender el acto final de la
historia humana antes del juicio de Dios. Hasta el grado en
que este ensayo contribuya con algo nuevo a la teología
cristiana, hasta ese grado es su contribución a la comprensión
de la rebelión final de los irregenerados. La rebelión final
ha sido usada, por los que se oponen al postmilenarismo, como
prueba final de que no habrá fe en la tierra entre las masas
cuando Cristo vuelva. El diablo será soltado por un poco de
tiempo al final del tiempo, o sea que su poder sobre las
naciones regresa a él con toda su fuerza (Apoc. 20:3). Sin
embargo, esta rebelión es de corta duración. Él rodea la santa
ciudad (o sea la iglesia de los fieles), sólo para ser
destruido en el juicio final (Apoc. 20:7-15). Por lo tanto,
concluyen los críticos de postmilenarismo, hay una resonante
respuesta negativa a la pregunta de Cristo: "Pero cuando venga
el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (Lucas 18:8).
¿Dónde, entonces, está la supuesta victoria?
La doctrina de la
gracia común nos proporciona la respuesta bíblica. La
ley de Dios es la forma principal de gracia común.
Está escrita en los corazones de los creyentes, leemos en
Hebreos, capítulos ocho y diez, pero las obras de la ley están
escritas en el corazón de todo hombre. Por eso, las obras de
la ley son universales - comunes. Este acceso a la ley de Dios
es el fundamento del cumplimiento del pacto de dominio para
someter la tierra (Gén. 1:28). Por medio de Adán, se les dio
la orden a todos los hombres; fue afirmada por Dios con la
familia de Noé (Gén. 9:1-7). Las promesas de Dios de
bendiciones externas son condicionales al cumplimiento de las
leyes externas por el hombre. La razón de que los hombres
puedan obtener las bendiciones es que el conocimiento de las
obras de la ley es común. Por esto, puede haber cooperación
externa entre los cristianos y los no cristianos para ciertos
fines terrenales.
De tiempo en tiempo,
Dios permite a los incrédulos adherirse más estrechamente a
las obras de la ley escrita en sus corazones. Estos períodos
de adhesión cultural pueden durar siglos, por lo menos con
respecto a algunos aspectos de la cultura humana (las artes,
la ciencia, la filosofía). Durante algunos siglos, los griegos
mantuvieron un alto nivel de cultura dentro de los limitados
confines de las ciudades-estado griegas. Los chinos
mantuvieron su cultura hasta que se estancó, en respuesta a la
filosofía de Confucio, en lo que llamamos la Edad Media. Pero
en Occidente, la capacidad de los irregenerados para actuar en
estrecha conformidad con las obras de la ley escrita en sus
corazones ha sido el resultado del liderazgo histórico
proporcionado por el triunfo cultural del cristianismo.
Resumiendo, la gracia especial aumentó, conduciendo a una
extensión de la gracia común a través de la cultura
occidental. El crecimiento económico ha aumentado; en
realidad, el concepto del crecimiento lineal, compuesto, es
único en Occidente, y los fundamentos de esta creencia fueron
echados por los Reformadores que se aferraron a la escatología
conocida como postmilenarismo. Vidas más longevas también han
aparecido en Occidente, principalmente debido a la aplicación
de la tecnología a las condiciones de vida. A su vez, la
tecnología aplicada es un producto del cristianismo 11 y especialmente al
cristianismo protestante. 12
En la era profetizada
por Isaías, los incrédulos nuevamente conocen los beneficios
de la ley de Dios. Ya no torcerán la revelación que Dios les
ha dado. El tacaño ya no será llamado liberal.
La ley será respetada por los incrédulos. Esto significa que
se alejarán de un culto abierto, consistente, de los dioses
del caos y la filosofía del azar último, incluyendo el azar
evolucionista. Participarán en las bendiciones que les trae la
predicación del consejo total de Dios, incluyendo su ley. La
tierra será sometida a la gloria de Dios, incluyendo el mundo
cultural. Los incrédulos cumplirán sus papeles en la
realización de las condiciones del pacto de dominio.
Es por esto que una
teología ortodoxa tiene que incluir una doctrina de gracia
común íntimamente relacionada con la ley bíblica. La ley no
salva las almas de los hombres, pero sí salva sus
cuerpos y su cultura. Cristo es el salvador de
todos, especialmente de los elegidos (1 Tim. 4:10).
Reavivamiento
antinomiano vs. reconstrucción
Las bendiciones y la
victoria cultural enseñadas por la Biblia (y comentadas
adecuadamente por el postmilenarista) no serán el producto de
alguna forma de reavivamiento pietista y semi-monástico. La
predicación "meramente soteriológica" del pietismo - la
salvación de las almas por gracia especial - no es suficiente
para producir las victorias predichas en la Biblia. El consejo
entero de Dios debe y será predicado. Las bendiciones externas
vendrán en respuesta a la fidelidad al pacto por parte del
pueblo de Dios. La mayoría de los hombres se convertirá. Los
inconversos no seguirán su filosofía de caos hasta su
conclusión lógica, porque tal filosofía conduce a la
impotencia final. Hace a un lado la herramienta de la
reconstrucción y la ley bíblica.
El gran defecto del
reavivamiento postmilenario inaugurado po Jonathan Edwards y
sus seguidores en el siglo dieciocho fue su descuido de la ley
bíblica. Esperaban que las bendiciones de Dios llegaran como
resultado de la mera predicación soteriológica. Considérese la
obra de Edwards Treatise on the Religious Affections
[Tratado sobre los afectos religiosos]. No hay nada en la ley
de Dios en la cultura. Página tras página están llenas de las
palabras "dulce" y "dulzura". Un lector diabético casi corre
el riesgo de una recaída al leer el libro de una sola sentada.
Algunas veces, las palabras aparecen cuatro o cinco veces en
una sola página. Y mientras Edwards predicaba la dulzura de
Dios, los semi-instruidos arminianos estaban "empujando"
la Santa Comunidad de Connecticut hacia el antinomianismo
político. 13 Por lo que concierne a dulzura y ardientes
destellos emocionales, la predicación calvinista no podía
competir con los sermones antinomianos. El esperado
reavivamiento de la década de 1700 se convirtó en los
reavivamientos arminianos de principios de la década de 1800,
dejando como devastador legado encendidos distritos, cultos, y
el movimiento abolicionista. Porque la predicación
postmilenarista de los edwardianos era culturalmente
antinomiana y pietista, paralizó los restos del orden político
calvinista en las colonias de la Nueva Inglaterra, ayudando a
producir un vacío que fue llenado por el arminianismo y luego
el unitarismo.
El progreso cultural,
económico, y político está íntimamente ligado a la extensión y
la aplicación de la ley bíblica. Las bendiciones prometidas en
Romanos, capítulo once, concernientes a los efectos de la
prometida conversión de Israel (no necesariamente el estado de
Israel) sobre el evangelio, serán en parte el resultado de la
ley bíblica. 14 Pero estas bendiciones no incluyen necesariamente
la regeneración universal. Las bendiciones sólo requieren la
extensión de la cultura cristiana. Por supuesto, para el
progreso de la cultura a largo plazo, este aumento de la
gracia común (o reducción de la maldición común) tiene que ser
reforzado (rejuvenecido y renovado) por la gracia especial -
las conversiones. Pero las bendiciones pueden permanecer por
una generación o más después de que la gracia especial ha sido
quitada, y, hasta donde pueden medirse los beneficios
externos, no se podrá decir si las bendiciones son parte del programa
positivo de retroalimentación (Deut. 8:18) o un preludio
del juicio de Dios (Deut. 8:19-20). Dios respeta sus
pactos condicionales, externos. La conformidad externa con Su
ley resulta en bendiciones externas. En último análisis (y en
el juicio final), éstas resultan en ascuas de fuego para las
cabezas irregeneradas.
¿Regeneración
universal?
El sistema
postmilenarista requiere una doctrina de gracia común y
maldición común. No requiere una doctrina de regeneración
universal durante el período de las bendiciones milenarias. En
realidad, ningún calvinista postmilenarista puede darse el
lujo de estar sin una doctrina de gracia común - que enlace
las bendiciones externas con con el cumplimiento de
los pactos externos. Tiene que haber un período de
bendiciones externas durante la generación final. Algo tiene
que sostener a esa cultura de modo que Satanás pueda
nuevamente salir a engañar a las naciones. El calvinista niega
que los hombres puedan "perder esa salvación", refiriéndose a
su estado regenerado. Los rebeldes no son hombres
"anteriormente regenerados". Son hombres con poder, o por lo
menos los arreos del poder. Son lo bastante poderosos para
engañarse a sí mismos pensando que pueden destruir al pueblo
de Dios. Y el poder, como he tratado de subrayar durante este
ensayo, no es el producto de la filosofía antinomiana u una
filosofía orientada hacia el caos. La mera existencia de una
cadena militar de mando exige un concepto de ley y orden.
Satanás comanda un ejército en aquel día final.
La visión
postmilenaria del futuro pinta un cuadro de bendiciones
históricamente incomparables. También habla de una rebelión
final que conduce al juicio total y final de Dios. Como a los
hombres longevos en los días de Matusalén, el juicio viene
sobre ellos en medio del poder, la prosperidad, y las
bendiciones externas. Dios ha sido misericordioso hacia todos
ellos al máximo de su gracia común. Ha sido misericordioso en
respuesta a su fidelidad al pacto y a su ley civil y su orden,
y ha sido misericordioso para amontonar al máximo posible
ascuas de fuego sobre sus cabezas. En contraste con la visión
amilenarista del futuro de Van Til, debemos decir: Cuando
la gracia común se extienda a sus máximos límites posibles
en la historia, entonces habrá retumbado el trueno del
destino - el destino de los rebeldes.
Auto-conciencia
epistemológica
y cooperación
Van Til escribe:
"Pero cuando todos los réprobos sean epistemológicamente
auto-conscientes, habrá retumbado el trueno del destino. Los
réprobos plenamente auto-conscientes harán todo lo que puedan
en todas las dimensiones para destruir al pueblo de Dios".
Pero Van Til escribió en otro lugar que el rebelde contra Dios
es como un niño pequeño que tiene que sentarse en el regazo de
su padre para abofetearlo en el rostro. Entonces, ¿qué se
puede querer decir con el concepto de una creciente
auto-conciencia epistemológica?
Al crecer hacia la
madurez el trigo y la cizaña, arguye el amilenarista, la
cizaña se vuelve más y más fuerte culturalmente, mientras que
el trigo se vuelve más y más débil. Consideremos lo que se
está diciendo. Al trabajar los cristianos por su salvación con
temor y con temblor, mejorando sus credos, mejorando su
cooperación los unos con los otros sobre la base de un acuerdo
acerca de los credos, al aprender sobre la ley de Dios como se
aplica en su propia era, al volverse más diestros en la
aplicación de la ley de Dios de la cual se han enterado, se
vuelven culturalmente impotentes. Parecería que se vuelven
infértiles también. No se vuelven fructíferos y se
multiplican. O si hacen lo mejor que pueden para seguir este
mandamiento, se quedan sin la bendición de Dios - una
bendición que Él ha prometido a los que obedecen las leyes que
Él ha establecido. Resumiendo, el aumento de la
auto-conciencia epistemológica de parte de los cristianos
conduce a la impotencia cultural.
Me enfrento a una
desagradable conclusión: la versión amilenarista de la
doctrina de la gracia común es inescapablemente
antinomiana. Arguye que Dios ya no respeta la ley
y el orden de su pacto, que la enseñanza de Deuteronomio sobre
la ley del pacto es inválida en tiempos del Nuevo Testamento.
La única manera de que el amilenarista evite la acusación de
antinomianismo es que abandone el concepto de creciente
auto-conciencia epistemológica. Debe enfrentarse al hecho de
que, para llegar a la impotencia cultural, los cristianos, por
lo tanto, no deben aumentar en conocimiento y en la fidelidad
al pacto. (Cierto es que la condición del cristianismo del
siglo veinte sí parece hacer valer esta actitud acerca de la
auto-conciencia epistemológica entre los cristianos).
Considérese la otra
mitad del dictamen de Van Til. Al aumentar la auto-conciencia
epistemológica del irregenerado, y al adherirse más y más a
sus premisas epistemológicas sobre los orígenes de la materia
a partir del caos, y el regreso final de toda la materia al
azar puro, esta filosofía del caos los vuelve confiados. El
cristiano es humilde delante de Dios, pero confiado delante de
la creación que ha de someter. Esta confianza conduce al
cristiano a la derrota y al desastre final, dicen los
amilenaristas, que creen en la auto-conciencia epistemológica.
Por otra parte, el rebelde es arrogante delante de Dios y
afirma que toda la naturaleza está gobernada por las
insignificantes leyes de las probabilidades - el caos final.
Sumergiéndose enn la filosofía del caos, los incrédulos pueden
emerger totalmente victoriosos a través de la faz entera de la
tierra, dice el amilenarista, una victoria que es detenida
sólo por la intervención física de Jesucristo en el juicio
final. En la versión amilenarista de la gracia común, una
entrega a la impiedad conduce a la victoria externa. ¿Cómo
pueden ser estas cosas?
El amilenarismo ve las
cosas al revés
A estas alturas,
debería estar claro que la versión amilenarista de la relación
entre la ley bíblica y la creación está completamente al
revés. No hay duda de que Satanás desearía que fuese la
versión verdadera. Quiere que sus seguidores la crean. Pero,
¿cómo puede creerla un cristiano consistente? ¿Cómo puede
creer un cristiano que la adhesión a la ley bíblica produce
impotencia cultural, mientras que una lealtad al caos
filosófico - la religión de la revolución satánica - conduce a
la victoria cultural? En mi mente no hay ninguna duda de que
los amilenaristas no quieren enseñar esta doctrina, pero es a
eso a lo que inevitablemente conduce su pesimismo
amilenarista. Los calvinistas holandeses predican el mandato
cultural (el pacto de dominio), pero al mismo tiempo predican
que no se puede cumplir. Pero la ley bíblica es fundamental
para el cumplimiento del mandato cultural. Por lo tanto, el
amilenarista que predica la obligación de tratar de cumplir el
mandato cultural sin la ley bíblica se sumerge o en el campo
de los cultos al caos (los místicos, los revolucionarios) o en
el de los filósofos de la ley natural y del territorio común.
Hay sólo cuatro posibilidades: ley revelada, ley natural,
caos, o una mezcla.
Esto me lleva a mi
punto siguiente. Es un poco especulativo y posiblemente no
exacto del todo. Es una idea que debería ser explorada, sin
embargo, para ver si es exacta. Creo que la razón de que la
filosofía de Herman Dooyeweerd, el filósofo holandés de la
ley, tuviera algún efecto temporal sobre los círculos
intelectuales calvinistas holandeses a finales de la década de
1960 y a principios de la década de 1970 es que la teoría de
la soberanía de la esfera, de Dooyeweerd - leyes en esferas
que no deben ser llenadas por medio de la ley revelada del
Antiguo Testamento - es consistente con la versión
amilenarista (holandesa) del mandato cultural. El sistema de
Dooyeweerd y el amilenarismo holandés son esencialmente
antinomianos. Por eso en 1967 escribí mi ensayo:
"Antonomianismo Social", en respuesta al profesor
dooyeweerdiano de la Universidad Libre de Amsterdam, A.
Troost. 15
O los dooyeweerdianos
han acabado siendo místicos, o de lo contrario tratan de crear
una nueva clase de "filosofía de terreno común" para enlazar a
los creyentes con los incrédulos. Es la abierta resistencia de
Dooyeweerd a la autoridad del Antiguo Testamento y del Nuevo
Testamento acerca del contenido de sus hipotéticas leyes de
esfera lo que condujo a senderos anticristianos a sus
seguidores crecientemente radicales y crecientemente
antinomianos. No se puede predicar el pacto de dominio y luego
dar media vuelta y negar la eficacia de la ley bíblica como
cultura. Pero esto es lo que hicieron todos los adherentes
holandeses de la gracia común. Niegan, por necesidad, la
eficacia cultural de la ley bíblica, porque sus
interpretaciones escatológicas les han llevado a la conclusión
de que no puede haber ningúna victoria cultural, externa, en
el tiempo y en la tierra por parte de los cristianos fieles.
La auto-conciencia epistemológica aumentará, pero las cosas
sólo empeorarán con el correr del tiempo.
Si se predica que la
ley bíblica produce "retroalimentación positiva", tanto
personal como culturalmente - que Dios recompensa a los
observadoress del pacto y castiga a los quebrantadores del
pacto en el tiempo y en la tierra - entonces se está
predicando un sistema de crecimiento positivo. Se está
predicando el pacto de dominio. Sólo si se niega que existe
alguna relación entre la observación del pacto y el éxito
externo en la vida - una negación hecha explícita por Meredith
G. Kline 16 - se puede escapar de las implicaciones
postmilenaristas de la ley bíblica. Por eso es extraño que
Gregg Bahnsen insista - quizás por razones tácticas - en
presentar su defensa de la ley bíblica aparte de su bien
conocido postmilenarismo. 17 Kline atacó ambas doctrinas de Bahnsen en su
crítica de Theonomy, 18 y Bahnsen, en su ensayo para rebatirlo,
efectivamente respondió a las críticas de Kline sobre su
escatología postmilenarista, pero nuevamente negó que la
escatología tenga algo que ver lógicamente con la ética
bíblica. 19 Pero Kline tenía razón: incuestionablemente, hay
una necesaria conexión entre el concepto de pacto de la ley
bíblica y la escatología. Kline rechaza la idea de una
ley-orden de pacto en el Nuevo Testamento, y también rechaza
el postmilenarismo.
Los calvinistas
amilenaristas continuarán siendo atormentados por los
dooyeweerdianos, místicos, acomodaticios de la ley natural, y
antinomianos de toda laya hasta que finalmente abandonen su
escatología amilenarista. Además, hay que predicar la ley
bíblica. Ésta debe ser vista como la herramienta de la
reconstrucción cultural. Debe ser vista como funcionando ahora,
en los tiempos del Nuevo Testamento. Debe verse que hay una
relación entre la fidelidad al pacto y la obediencia a la ley
- que sin obediencia no hay fidelidad, no importa cuán
emocionales se vuelvan los creyentes, o cuán dulce sepa el
evangelio (por un tiempo). Y hay bendiciones que siguen a la
obediencia a la ley-orden de Dios. Los amilenaristas, al
predicar la impotencia escatológica culturalmente, se sumergen
en arena movediza - la arena movediza del antinomianismo.
Algunas arenas son más movedizas que otras. Finalmente, se
tragan a cualquiera que sea lo bastante tonto como para tratar
de caminar sobre ellas. El antinomianismo conduce a los
abismos de la impotencia y la retirada.
Auto-conciencia
epistemológica
¿Qué se quiere decir
con auto-conciencia epistemológica? Significa una mayor
comprensión, con el paso del tiempo, de lo que son las
presuposiciones de uno, y una mayor disposición para poner en
acción estas presuposiciones. Afecta tanto al trigo como a la
cizaña.
¿En qué se parece el
trigo a la cizaña? ¿En qué se diferencian? Los ángeles vieron
la diferencia inmediatamente. Pero Dios impidió que arrancaran
la cizaña. Quería preservar el suelo - el proceso histórico.
Por lo tanto, el pleno desarrollo tanto del trigo como de la
cizaña es permitido por Dios.
Lo que hay que
entender aquí es que la doctrina de la gracia especial
en la historia necesariamente involucra la doctrina de la
gracia común. Al desarrollarse los cristianos
hasta alcanzar la madurez, se vuelven más poderosos. Esto no
es desarrollo en línea recta. Hay temporadas de langostas y
añublo y sequía, tanto para los cristianos como para los
satanistas (humanistas). Hay flujo y reflujo, pero siempre hay
dirección de movimiento. Hay madurez. Los credos mejoran.
Esto, a su vez, da poder cultural a los cristianos. ¿Hay que
asombrarse de que la Confesión de Fe de Westminster fuera
redactada en el pináculo del control de Inglaterra por parte
de los puritanos? ¿Es inútil culturalmente el mejoramiento en
los credos? ¿Conduce necesariamente a la impotencia cultural
el mejoramiento en los credos y la comprensión teológica?
¡Tonterías! Fue la Reforma la que hizo posible la ciencia
moderna y la tecnología.
Al otro lado del
campo - en realidad, al lado mismo del trigo - la
auto-conciencia de los incrédulos también aumenta. Pero ellos
no siempre no se vuelven más convencidos de que sus raíces
están en caos. El Renacimiento logró tragarse los frutos de la
Reforma sólo hasta el grado de ser un pálido reflejo de ella.
Los líderes del Renacimiento abandonaron rápidamente a los
magos cargados de magia y demoníacamente inspirados como
Giordano Bruno. 20 Puede que hayan acatado el humanismo de un Bruno,
pero, después de 1600, la abierta devoción a lo demoníaco
retrocedió. En su lugar apareció el racionalismo, el deísmo, y
la lógica de un mundo ordenado. Usaron premisas robadas y
ganaron en poder. Tan irresistible era esta visión de la
realidad matemáticamente autónoma, que cristianos como Cotton
Maher saludaron la nueva ciencia de la mecánica newtoniana
como esencialmente cristiana. Estaba tan cerca de la visión
cristiana de la existencia ordenada de Dios y el reflejo de Su
ordenamiento en la creación que los cristianos sin titubear
abrazaron la nueva ciencia.
Lo que vemos,
entonces, es que los cristianos no eran plenamente
auto-conscientes epistemológicamente, y tampoco los paganos.
En tiempos de los apóstoles, había mayor conciencia
epistemológica entre los dirigentes de ambos bandos. La
iglesia fue perseguida, y ganó. Entonces hubo en ambos lados
una decadencia hacia pensamientos desordenados. Por ejemplo,
el intento de Julián el Apóstata de revivir el paganismo a
finales del siglo cuarto era ridículo - en el mejor de los
casos, era un paganismo sin entusiasmo. Dos siglos antes,
Marco Aurelio, un verdadero rey-filósofo en la tradición de
Platón, había sido uno de los principales perseguidores de los
cristianos; Justino Mártir murió durante el tiempo en que él
fue emperador. Pero su libertino hijo, Cómodo, estaba
demasiado ocupado con sus 300 concubinas y 300 concubinos 21 para molestarse
con persecuciones sistemáticas. ¿Quién era más
auto-consciente, epistemológicamente hablando? Aurelio todavía
tenía la luz de la razón delante de él; su hijo estaba
sumergido en la religión de la revolución - culturalmente
impotente. Estaba m&aacuute;s dispuesto que su
filósofo-perseguidor padre a seguir la lógica de su fe
satánica. Prefería el libertinaje al poder. Cómodo fue
asesinado 13 años después de convertirse en emperador. El
Senado resolvió que su nombre fuera execrado. 22
Si un investigador
moderno quisiera ver una cultura pagana tan plenamente
consistente como se pudiera imaginar, podría visitar la tribu
africana de los Ik. Colin Turnbull lo hizo, y su libro, The
Mountain People [El Pueblo de la Montaña] (1973),
es un clásico. Encontró una casi total rebelión contra la ley
- leyes familiares, cívicas, todas las leyes. Pero también
encontró un pueblo totalmente impotente, derrotado, que se
extinguía rápidamente. Eran inofensivos para Occidente porque
eran más auto-consistentes que los satanistas de Occidente.
El desafío marxista
Por otra parte, los
maxistas son una amenaza. Creen en la historia
lineal (oficialmente, en todo caso - su sistema es, sin
embargo, cíclico en el fondo. 23 Creen en la ley. Creen en el destino. Creen en el
significado histórico. Creen en las etapas históricas, aunque
no en las etapas éticamente establecidas, como las que
encontramos en Deuteronomio. Creen en la ciencia. Creen en la
literatura, la propaganda, y el poder de la palabra escrita.
Creen en la educación superior. Resumiendo, tienen una
filosofía que es una especie de perversa imagen inversa de la
ortodoxia cristiana. Son peligrosos, no porque actúan en
consistencia con su filosofía final del caos, sino porque
limitan la función del caos a un área sola: la transformación
revolucionaria de la cultura burguesa. (Hablo aquí
principalmente de los marxistas soviéticos). ¿Y dónde están
ganando conversos? En el Occidente crecientemente impotente,
crecientemente existencialista, crecientemente antinomiano.
Hasta que el Occidente abandonó sus restos de cultura
cristiana, el marxismo pudo florecer sólo en las áreas
subdesarrolladas y básicamente paganas del mundo. Una
filosofía esencialmente occidental de optimismo encontró
conversos entre los intelectuales del Lejano Oriente, Africa,
y América Latina, que vieron la infructuosidad del
estancamiento y el relativismo confucianos, la impotencia de
los rituales demoníacos, o el callejón sin salida del culto a
los demonios. El marxismo es poderoso sólo hasta el grado en
que tiene los arreos del agustinismo, asociado con los
subsidios, especialmente subsidios tecnológicos y el crédito a
largo plazo, de la industria occidental.
Hay una ironía aquí.
Marx creía que el "socialismo científico" triunfaría sólo en
las naciones que habían experimentado el pleno desarrollo del
capitalismo. Creía que, en la mayoría de los casos
(exceptuando posiblemente a Rusia), las áreas rurales tenían
que abandonar el feudalismo y desarrollar una cultura
plenamente capitalista antes de que la revolución socialista
tuviera éxito. Sin embargo, fue principalmente en las regiones
rurales del mundo donde las ideas marxistas tuvieron éxito
primero. El Occidente industrializado todavía era demasiado
cristiano o demasiado pragmático (reconociendo que la
"honestidad es la mejor política") para capitular ante los
marxistas, excepto inmediatamente después de una guerra
perdida.
Por largo tiempo, los
marxistas han dominado las facultades de las universidades
latinoamericanas, pero no las de las universidades
norteamericanas. Por ejemplo, en 1964, no había ni media
docena de economistas francamente marxistas enseñando en
universidades norteamericanas (y posiblemente quizás uno solo,
Paul Baran, de la Universidad de Stanford). Sin embargo, desde
1965, los eruditos de la Nueva Izquierda de persuación
marxista se han convertido en una fuerza que debe ser tenida
en cuenta en todas las ciencias sociales, incluyendo la
economía. 24 El escepticismo, el pesimismo, el relativismo, y la
irrelevancia de la moderna educación "neutral" han dejado a
las facultades sin una adecuada defensa contra los marxistas
confiados, chillones, y vociferantes, principalmente marxistas
jóvenes, que comenzaron a aparecer en las ciudades
universitarias después de 1964. La putrefacción epistemológica
ha dejado a los liberales del establecimiento universitario
poco más que con el arrendamiento para protegerles. 25
Sin embargo, desde
1965, el marxismo ha incursionado más entre los jóvenes
intelectuales del Occidente industrializado que en cualquier
otro momento desde la década de 1930 - una era anterior de
pesimismo y escepticismo sobre los valores y las tradiciones
establecidas. Ya sea en África o en Harvard, los marxistas
tienen éxito entre los salvajes, - salvajes
epistemológicos. El marxismo ofrece una alternativa para la
desesperación. Tiene los arreos del optimismo. Tiene los
arreos del cristianismo. Todavía es un sistema del siglo
diecinueve, que recurre al capital intelectual de un universo
intelectual más cristiano. Estos arreos del orden cristiano
son la fuente de la influencia del marxismo en un mundo
crecientemente relativista.
La rebelión final de
Satanás
En los últimos días
de esta era final de la historia humana, los satanistas
todavía tienen a su alrededor los arreos del orden cristiano.
Por decirlo así, Satanás tiene que sentarse en el regazo de
Dios para abofetearle el rostro - o tratar de hacerlo. Satanás
no puede ser consistente con su propia filosofía de orden
autónomo y todavía ser una amenaza para Dios. Un orden
autónomo conduce al caos y a la impotencia. Él sabe que en
filosofía no hay terreno neutral. Sabía que Adán y Eva
morirían espiritualmente el día que comieran de la fruta. Es
un teólogo lo bastante bueno para saber que hay un solo Dios,
y él y sus huestes tiemblan ante esta idea (Santiago 2:19).
Cuando los hombres demoníacos toman en serio sus mentiras
sobre la naturaleza de la realidad, se vuelven impotentes,
deslizándose (o casi deslizándose) fuera del regazo de Dios.
Es cuando los satanistas se dan cuenta de que la filosofía
oficial de caos y anarquía antinomiana de Satanás es una mentira
que se vuelven peligrosos. (Nuevamente, los marxistas son más
peligrosos para los Estados Unidos que los Ik). Aprenden más
de la verdad, pero la pervierten y tratan de usarla contra el
pueblo de Dios.
Así, el significado
bíblico de auto-conciencia epistemológica no es que el
satanista se vuelve consistente con la filosofía oficial de
Satanás (el caos), sino más bien que las huestes de Satanás se
vuelven consistentes con lo que Satanás cree realmente: que el
orden, la ley, y el poder son el producto del odiado orden de
Dios. Aprenden a usar la ley y el orden para formar un
ejército de conquista. En una palabra, usan la gracia común -
el conocimiento de la verdad - para pervertir la verdad
y atacar al pueblo de Dios. Se alejan del falso
conocimiento que les ofrece Satanás y adoptan una forma
pervertida de la verdad para usarla en sus planes rebeldes. En
otras palabras, maduran. O, en las palabras que
puso C. S. Lewis en la boca de su personaje ficticio, el
diablo mayor Screwtape, cuando los materialistas crean
finalmente en Satanás pero no en Dios, la guerra se habrá
acabado. 26 No exactamente; cuando crean en Dios, sepan que Él
va a ganar, y sin embargo, golpeen con furia - no furia
ciega, sino furia plenamente consciente - las
obras de Dios, entonces habrá terminado la
guerra.
Cooperación
¿Cómo, entonces,
podemos cooperar con hombres así? Simplemente basados en la
gracia común. La gracia común todavía no se ha
desarrollado plenamente. Pero esta cooperación debe ser
en el interés del reino de Dios. Ya sea que una asociación
particular ad hoc sea benéfica o no, debe
hacerse en términos de los modelos establecidos en la ley
bíblica. La gracia común no es territorio común; no hay
territorio común que una a los hombres, excepto en favor de la
imagen de Dios en cada hombre.
Porque la conformidad
externa con los téminos de la ley bíblica no produce
resultados visiblemente buenos - contrario a la teoría del
Prof. Kline sobre la misteriosa voluntad de Dios en la
historia - durante un tiempo los incrédulos están dispuestos a
adoptar estos principios, pues buscan los frutos de la cultura
cristiana. En pocas palabras, algunos satanistas éticos
responden al conocimiento de la ley de Dios escrito en sus
corazones. Tienen un alto grado de conocimiento sobre la
creación de Dios, pero todavía no están dispuestos a atacar a
ese mundo. Tienen conocimiento po medio de la gracia común,
pero todavía no ven qué pueda significa esto para sus propios
actos. (Hasta cierto punto, los comunistas ven, pero todavía
no han llevado a cabo sus planes; no han lanzado un asalto
final contra Occidente).
La esencia de la
rebelión de Adán no era intelectual; era ética. Nadie
ha argumentado esto con más fuerza que Van Til. La mera
adición de conocimiento por parte del irregenerado no altera
en esencia su situación delante de Dios. Todavía es un
rebelde, pero puede poseer conocimiento. El conocimiento puede
ser aplicado a la creación de Dios y producir resultados
benéficos. El conocimiento puede también producir un
holocausto. El punto en disputa es la ética, no el
conocimiento. Así, los hombres pueden cooperar en términos del
conocimiento mutuamente compartido; en última instancia, no
pueden cooperar en términos de una ética mutuamente
compartida.
¿Y qué hay de la
maldición especial? ¿Cuál es la relación ética del rebelde
ético con Dios? La gracia común aumenta la maldición especial
del irregenerado. Cuando la gracia común aumenta al máximo, se
revela la maldición especial de Dios: rebelión total del
hombre contra la verdad de Dios y en términos de la gracia
común- conocimiento, poder, riqueza, prestigio, etc. -
de Dios, lo cual conduce al juicio final. Dios sí quita parte
de su restricción en el momento final: la restricción de la
destrucción suicida. Les permite alcanzar la muerte que aman
(Prov. 8:36b). Pero todavía tienen poder y riqueza, como en el
imperio babilónico la noche en que cayó.
Los paganos pueden
enseñarnos sobre física, matemáticas, química, y muchos otros
temas. ¿Cómo es posible esto? Porque la gracia común ha
aumentado. Tuvieron varios siglos de liderazgo de los
cristianos, así como figuras de la Ilustración que adoptaron
una filosofía de coherencia que por lo menos se parecía a la
doctrina cristiana de la providencia. No pueden mantener unida
la cultura en términos de su filosofía de caos - el punto de
vista oficial de Satanás - pero todavía pueden hacer
imporrtantes descubrimientos. Usan capital robado, en todos
los sentidos.
Los cristianos deben
estar a la cabeza
Cuando haya un
reavivamiento cristiano y la predicación y aplicación de todo
el consejo de Dios, entonces los cristianos podrán nuevamente
tomar la posición de una verdadera dirigencia. Los incrédulos
pueden también contribuir al sometimiento de la tierra porque
serán llamados a las obras de la ley escrita en sus corazones.
La gracia común aumentará a través del mundo. Pero los
cristianos deben ser extremadamente cuidadosos de las señales
de desviación ética por parte de los que en apariencia son
útiles colaboradores en el reino. Puede haber cooperación con
metas externas - el cumplimiento del pacto de dominio dado a
todos los hombres - pero no en el ámbito de la ética. Tenemos
que observar a los soviéticos, para aprender cómo no
construir una sociedad. Tenemos que tomar medidas para
contrarrestar sus ofensivas militares. No debemos adoptar sus
punto de vista sobre la ética proletaria, aunque sus jugadores
de ajedrez y sus matemáticos puedan enseñarnos mucho.
La ley de Dios como
está revelada en la Biblia, no la obra de la ley escrita en
los corazones de los injustos, debe ser dominante. La manera
de cooperar es sobre la base de la ley bíblica. La ley nos
habla de las limitaciones del hombre. Nos mantiene humildes
delante de Dios y dominantes sobre la naturaleza.
Estableceremos la exactitud y utilidad de las obras de los
irregenerados que están ejerciendo los talentos que Dios les
ha dado, y trabajando por su condenación con temor y con
temblor.
A los extranjeros
dentro de las puertas se les dieron muchos de los beneficios
de la gracia común - la respuesta de Dios a la
conversi&oaccute;n de los hebreos. Recibieron plena
protección legal en los tribunales hebreos (Éx. 22:21; 23:9;
Deut. 24:17). No se les permitía comer alimentos especialmente
consagrados (Éx. 29:33; Lev. 22:10), apartándoles de esta
manera de las celebraciones religiosas del templo. Pero eran
parte de la festividad del diezmo, una celebración que tenía
lugar delante del Señor (Deut. 14:22-29). Así, eran
beneficiarios del orden civil que Dios estableció para su
pueblo. También podían producir bienes y servicios en la
confianza de que el fruto de su trabajo no les sería
confiscado por un gobierno civil abusivo. Esto enriqueció a
todos, pues todos los hombres de la comunidad podían poner por
obra los términos del pacto de dominio.
Se nos dice que el
hombre natural no percibe las cosas del Espírit (1 Cor.
2:14-16). Se nos dice que la sabiduría de Dios parece locura a
los irregenerados (1 Cor. 1:18-21). Se nos dice que estemos
alertas, "que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas
sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los rudimentos del mundo, y no según Cristo" (Col. 2:8). Hay
una separación filosófica insalvable entre los incrédulos y
los creyentes. Comienzan con diferentes puntos de arranque:
caos vs. creación, Dios vs. el hombre. Sólo la gracia común
puede reducir el conflicto en la aplicación entre la
filosofía pagana y la cristiana. La rebelión ética del
irregenerado yace bajo la superficie, al rescoldo, lista a
estallar en ira, pero es restringido por Dios y por la ley de
Dios. El irregenerado necesita el poder que la ley
proporciona. Por lo tanto, asiente a algunos principios de la
ley bíblica aplicada y se ajusta a una parte de la obra de la
ley escrita en su corazón. Pero no puede estar de acuerdo con
los principios básicos. Y aún cerca del fin, cuando los
hombres posiblemente confiesen la existencia de un solo Dios y
tiemblen ante esta idea, no someterán sus egos a ese Dios.
Lucharán hasta la muerte - hasta la segunda muerte - para
negar el derecho que el Dios de la Biblia tiene sobre cada
parte de su ser.
Por eso, no puede
haber cooperación en el sometimiento de la tierra. Pero los
cristianos tienen que establecer la estrategia y las tácticas.
El irregenerado será como un asesor pagado; proporcionará su
talento, pero el Señor construirá la cultura.
Gracia común vs.
territorio común
No debemos argüir
acerca de la gracia común al territorio común. No podemos
hacerlo porque, con el aumento de la gracia común, nos
acercamos a la rebelión final en todo su poder satánico. La
gracia común combina los esfuerzos de los hombres en el
sometimiento de la tierra, pero los cristianos trabajan
abiertamente para la gloria de Dios, mientras que los
irregenerados trabajan (oficialmente) para el señorío y la
gloria de Satanás. En realidad, trabajan para la gloria de
Dios, porque en aquél día final toda rodilla se doblará
delante de Él (Fil. 2:10). La riqueza de los impíos es
guardada para los justos (Prov. 13:22). Así que no hay hechos
comunes, hablando éticamente.
En aquél día final,
cuando su rebelión comience, todas las huestes de Satanás se
enterarán de los hechos del mundo de Dios, porque la gracia
común estará en su punto máximo. Sin embargo, vuelven sus
espaldas a Dios y a los rebeldes. Todos los hechos son hechos
interpretados, y la interpretación, no los hechos como
tales - no hay "hechos como tales" - es lo que separa a los
perdidos de los elegidos. Inevitablemente, el hombre natural
reprime (suprime activamente) la verdad en la impiedad (Rom.
1:18). 27 Ninguna "prueba" filosófica de Dios (aparte de
aquélla que comienza suponiendo la existencia del Dios
revelado en la Biblia) es válida, y ni siquiera la suposición
de la existencia del Dios de la Biblia es suficiente para
salvar el alma de un hombre. 28 Sólo Dios puede hacer eso (Juan 6:44). No hay
territorio común, filosóficamente, sólo metafísicamente. Somos
hechos a imagen de Dios por un Creador común a todos (Hechos
17:24-31). Todo hombre sabe esto. Como hombres, sólo podemos
recordarles a todos los hombres lo que ellos saben. Dios usa
ese conocimiento para redimir a los hombres.
El incrédulo usa capital
intelectual robado para razonar correctamente -
correctamente en el sentido de poder usar ese conocimiento
como herramienta para someter la tierra, no en el sentido de
conocer a Dios como le conoce un hijo adoptivo. Sus
conclusiones pueden corresponder lo suficiente a la realidad
para permitirle planificar su rebelde fe para una destrucción
aún mayor que si no hubiese tenido conocimiento exacto (Lucas
12:47-48). De alguna manera, "sabe" que "2 más dos es igual a
4", y también que este hecho de simetría mental puede ser
usado para causar los efectos deseados en el ámbito externo de
la naturaleza. Por qué existe esta simetría mental, y por qué
debe tener alguna relación con el ámbito externo de la
naturaleza, es inexplicable por el conocimiento del hombre
natural, un hecho admitido por Eugene Wigner, un físico
ganador del premio Nobel. 29
Los cristianos, como
tienen una correcta doctrina de la creación, pueden explicar
ambos. Así que el incrédulo usa capital intelectual prestado a
cada paso. Los cristianos pueden usar algo de su obra
(comparando sus descubrimientos con la revelación en la
Biblia), y el incrédulo puede usar la obra del cristiano. La
tierra será sometida. Mientras más cerca estén las
presuposiciones del incrédulo de las que están reveladas en la
Biblia (como la suposición del economista conservador del
hecho de la escasez económica, que corresponde a Gén.
3:17-19), más probable será que los descubrimientos hechos en
términos de esa suposición sean útiles. Por útiles, quiero
decir útiles en la tarea común a todos los hombres, someter la
tierra. Así, puede haber cooperación entre cristianos y no
cristianos.
Los incrédulos
parecen ser culturalmente dominantes hoy día. Los creyentes
han retrocedido hacia el pietismo antinomiano y el pesimismo,
porque han abandonado la fe en las dos características de la
filosofía social cristiana que hace posible el progreso: 1) la
dinámica del optimismo escatológico, y 2) la
herramienta del pacto de dominio, la ley bíblica. Entonces,
deberíamos llegar a la conclusión de que, o la disolución de
la cultura está a las puertas (porque la gracia común de los
irregenerados no puede sostenerse por mucho tiempo sin
dirigencia en el ámbito de la cultura de los regenerados), o
de lo contrario los regenerados tienen que recuperar la visión
de sus verdades perdidas: postmilenarismo y la ley bíblica.
Para que continúe la gracia común, y para que la cooperación
externa entre creyentes e incrédulos sea fructífera o siquiera
posible, los cristianos tienen que hacer regresar las
directrices de la cultura externa a la ley de Dios. Tienen que
recuperar el liderazgo al que renunciaron en favor de las
especulaciones de los auto-proclamados apóstatas "razonables".
Si esto no se hace, entonces apostataremos nuevamente, hasta
que los incrédulos se parezcan a los Ik, y los cristianos
puedan inicar el proceso de dominación cultural una vez más.
Para que la gracia común continúe aumentando, debe ser
sustentada por la gracia especial. O los incrédulos se
convierten, o el liderazgo regresa a los cristianos. Si no
sucede ninguna de las dos cosas, regresaremos finalmente al
barbarismo.
Comprensiblemente, yo
oro por la regeneración de los impíos y el redescubrimiento de
la ley bíblica, y una exacta escatología bíblica de parte de
los actuales cristianos y futuros conversos. No sé si veremos
un reavivamiento como éste en nuestros días. Hay razones para
creer que puede ocurrir y ocurrirá. También hay razones para
dudar de este optimismo. El Señor sabe.
Tenemos que abandonar
el antinomianismo y las escatologías que son de por sí
antinomianas. Debemos llamar a los hombres de vuelta a la fe
en el Dios de toda la Biblia. Tenemos que afirmar que, en el
plan de Dios, vendrá un día de mayor conciencia personal,
cuando los hombres llamarán tacaños a los tacaños y a los
liberales, liberales (Isa. 32). Éste será un día de grandes
bendiciones externas - las mayores de la historia. Largas
épocas de tal conciencia personal se revelan delante de
nosotros. Y al final de los tiempos vendrá una generación de
rebeldes que distinguen los tacaños de los liberales y
atacarán a los justos. Perderán la guerra.
Por lo tanto, la gracia
común es esencialmente gracia futura.
Hay flujo y reflujo a través de la historia, pero
esencialmente es gracia futura. No debe ser vista como
esencialmente gracia anterior. Sólo los amilenaristas, y
amilenaristas antinomianos, pueden sustentar esta posición. El
juicio final aparece al final de los tiempos contra el
trasfondo de la gracia común. La maldición común estará en su
punto 10 oeste, preludio de la maldición especial,
de duración eterna. Viene el juicio final, tal como vino el
gran diluvio, contra un trasfondo de los beneficios externos
de Dios para la humanidad en general. La iniquidad de los
amorreos se habrá colmado por fin.
¿Cree el
postmilenarista que habrá fe en la tierra en general cuando
Cristo vuelva? Si él entiende las implicaciones de la doctrina
de la gracia común, no. ¿Espera él que la tierra entera sea
destruida por los rebeldes incrédulos antes de que Cristo les
golpee y les deje muertos, doblemente muertos? No. El juicio
llega antes de que puedan hacer su obra. La gracia común es
extendida para permitir que los incrédulos colmen la copa de
la ira. Son vasos de ira. Por lo tanto, el cumplimiento de los
términos del pacto de dominio por medio de la gracia común es
el paso final en el proceso de colmar estos vasos de ira. Los
vasos de gracia, los creyentes, también serán colmados. Todo
está colmado. ¿Destruirá Dios su abono inicial preliminar para
los nuevos cielos y la nueva tierra? ¿Borrará Dios la señal de
que su Palabra ha sido obedecida, de que el pacto de dominio
ha sido cumplido? ¿Tendrá Satanás, ese gran destructor, el
gozo de ver la palabra de Dios frustrada, su obra derribada
por las mismas hordas satánicas? El amilenarista responde que
sí. El postmilenarista tiene que negarlo con todas sus
fuerzas.
Hay continuidad en la
vida, a pesar de las discontinuidades. La riqueza del pecador
está guardada para el justo. A Satanás le gustaría quemar el
campo de Dios, pero no puede. El trigo y la cizaña crecen
hasta madurar, y luego los obreros salen a segar el trigo,
cortando la paja y echándola en el fuego. A Satanás le
gustaría hacer retroceder el retumbo del destino, regresar al
punto cero, regresar al jardín de Edén, cuando el pacto de
dominio se dio por primera vez. El cumplimiento del pacto de
dominio es el acto final positivo de Satanás - una extensión
de la gracia común. Después de eso, la gracia común se
convierte en malévola, absolutamente malévola - al usar
Satanás las leyes de su tiempo y lo que le queda de poder para
atacar el pueblo de Dios. Cuando Satanás use sus dones para
convertirse, finalmente y completamente, en destructor, es
cortado desde lo alto. Esta culminación final de la
gracia común es el trallazo del destino de Satanás.
Y los mansos - mansos
delante de Dios, activos hacia su creación - heredarán por fin
la tierra. Una tierra renovada y un cielo renovado son el pago
final que Dios Padre hace a su Hijo y a los que Él ha dado a
su Hijo. Esta es la esperanza postmilenarista.
A estas alturas, he
adversado a cada grupo cristiano conocido. He adversado a los
restantes miembros de la Iglesia Cristiana Reformada que son
ortodoxos al ponerme de parte de la Iglesia Protestante
Reformada y en contra del Punto 1 del Sínodo de 1924. No hay
favor en la gracia común de Dios. He adversado a la Iglesia
Protestante Reformada al argüir a favor del postmilenarismo.
He adversado a los premilenaristas al argüir que la separación
entre el trigo y la cizaña debe ocurrir al final de la
historia, no mil años antes del fin (o, en el marco
dispensacionalista, pre-tribulacionista, premilenarista, 10107
años antes del fin). He adversado a los pietistas
postmilenaristas que leen y se deleitan en las obras de
Jonathan Edwards al argüir que la tradición de Edwards era
destructiva de la ley bíblica en 1740, y todavía lo es. Esta
tradición no conduce a ninguna parte, a menos que Edwards
madure y adopte el concepto de ley bíblica como señal de
victoria. He adversado a la Iglesia Bíblica Presbiteriana,
puesto que sus dirigentes niegan el pacto de dominio. ¿Se me
ha quedado alguien? Oh, sí. He adversado a los arminianos
postmilenaristas (los carismáticos de la "confesión positiva")
al argüir que en los últimos días los rebeldes no son
cristianos apóstatas.
Habiendo conseguido
esto, espero que otros sigan el bosquejo que he trazado
relacionando la gracia común, la escatología, y la ley
bíblica. Que los pocos que tomen en serio este ensayo eviten
las minas terrestres escatológicas que todavía atestan el
paisaje. Hay que hacer ciertos refinamientos, hay que
descubrir implicaciones, y luego ejecutarlas. Espero que mi
contribución facilite la obra de otros.
Notas:
La versión original de este ensayo apareció en
la edición de invierno de 1976-1977 de The Journal of
Christian Reconstruction, publicado por la Fundación
Calcedonia, P. O. Box 158, Vallecito, California 95251.
1. John Calvin, Institutes of Christian
Religion (1559), Book II, Section II, chapter 16;
II:III:3; III:XIV:2.
2. En Israel, los perros no eran
animales muy queridos, así que la analogía con la gracia común
es bíblicamente legítima. "Y me seréis varones santos. No
comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los
perros la echaréis" (Éx. 22:31). Si suponemos que Dios ama a los
paganos de la manera en que la gente moderna ama a sus perros,
entonces la analogía no encaja.
3. Cornelius Van Til, Common Grace
(Phladelphia: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1954),
pp. 20-22. Este ensayo fue reimpreso en la obra de Van Til, Common
Grace and the Gospel (Nutley, New Jersey: Presbyterian
& Reformed, 1974), misma paginación.
4. Gary North, "Aren´t There Two Kinds of Salvation?", Pregunta
75 en la obra de North, 75 Bible Questions Your Instructors
Pray You Won´t Ask (Tyler, Texas: Spurgeon Press, 1984).
5. Gary North, Moses and Paharoh: Dominion Religion vs.
Power Religion (Tyler, Texas: Institute for Christian
Economics, 1985), ch. 12: "Continuity and Revolution".
6. Van Til, Common Grace, pp. 82-83.
7. Ibid., p. 85.
8. Kline rechaza la afirmación de Van
Til de que la gracia común disminuye con el tiempo. Kline dice
que esto es lo que enseñan los postmilenaristas calcedónicos -
que simplemente no es verdad, y ni siqquiera lo da a entender su
escatología - y al hacerlo, Kline rompe con Van Til
radicalmente.Es improbable que Kline reconozca siquiera
las implicaciones contra Van Til de lo que ha escrito. "Junto a
las deficiencias hermenéuticas del milenarismo calcedónico, hay
un problema teológico fundamental que lo aqueja. Y aquí
regresamos al hecho de que Calcedón confunde los conceptos
bíblicos de lo sagrado y lo común. Como hemos visto, la clase de
postmilenarismo de Calcedón concibe como clímax del milenio algo
máss que un alto grado de éxito en la misión evangelística de la
iglesia hacia el mundo.Una presunción milenaria adicional (de la
que ellos disfrutan en particular) es la de una prosperidad
material y una eminencia mundial y una dominación del reino de
Cristo establecido en la tierra, con una sumisión, hecha cumplir
divinamente, de las naciones al gobierno mundial de la
cristocracia... La insuperable objeción teológica a cualquier y
cada construcción ciliástica es que envuelve la suposición del
eclipse prematuro del orden de la gracia común... Al postular
así la terminación del orden de la gracia común antes de la
consumación, el postmilenarismo calcedónico de hecho atribuye la
infidelidad a Dios, porque Dios se comprometió en su antiguo
pacto a mantener aquel orden entretanto que dure la tierra".
Meredith G. Kline, "Comments on an Old-New Error", Westminster
Theological Journal, XLI (Fall 1978), pp. 183, 184.
9. Es una de las rarezas del movimiento de reconstrucción
cristiano que R. J. Rushdoony rechaza categóricamente el
amilenarismo, llamándolo "religión impotente" y "blasfemia", y
que sin embargo afirma la validez de la posición de gracia común
de Van Til, pidiendo la sustitución del concepto de "gracia
anterior" de Van Til por el de "gracia común". El ensayo
anti-milenarista de Rushdoony (y por lo tanto anti-Van Til por
implicación) apareció en The Journal of Christian
Reconstruction, III (Invierno 1976-77): "Postmilenarism
vs. Impotent Religion". Su afirmación en favor de la "gracia
anterior" apareció en su revisión del libro de E. L. Hebden
Taylor, The Christian Philosophy of Law, Politics and the
State, en The Westminster Theological Journal, XXX
(Nov. 1967): "Un concepto de 'gracia anterior' hace sostenibles
el remanente de justicia, derecho, y comunidad; un concepto de
'gracia común' no lo hace" (p. 100). "El término 'gracia común'
se ha convertido en el shiboleth de la teología holandesa y un
vaso a través del Jordán y hacia territorio reformado de los que
pueden remedar el acento requerido. ¿No ha llegado el momento de
abandonar el concepto entero y comenzó de nuevo?" (p. 101).
10. Matusalén tenía 969 años cuando murió (Gén. 5:27). Tenía 187
años cuando su hijo Lamec nació (5:25) y 369 años cuando nació
Noé, el hijo de Lamec (5:28-29). Noé tenía 600 años en el
momento de gran diluvio (7:6). Por lo tanto, desde el nacimiento
de Noé, cuando Matusalén tenía 369 años, hasta el diluvio, 600
años más tarde, Matusalén vivió sus años (369 + 600 = 969). La
Biblia no dice que Matusalén pereció en el diluvio, sino sólo
que murió en el año del diluvio. Esta cronología es tan notable
que la carga de la prueba les toca a los que niegan la relación
de padre a hijo en estas tres generaciones, arguyendo en su
lugar en favor de un salto no declarado en la cronología.
11. Stanley Jaki, The Road of Science and the Ways to God
(Chicago: University of Chicago Press, 1978); Science and
Creation: From Eternal Cycles to an Oscillating Universe
(Edinburgh and London: Scottish Academic Press, [1974] 1980).
12. Robert K. Merton, Social Theory and Social Structure
(rev.ed.; New York: Free Press of Glencoe, 1957), ch. 18:
"Puritanism, Pietism, and Science"; E. L. Hebden Taylor, "The
Role of Puritanism-Calvinism in the Rise of Modern Science", The
Journal of Christian Reconstruction, VI (Summer 1979);
Charles Dykes, "Medieval Speculation, Puritanism, and Modern
Science", ibid.
13. En relación con la oposición a la tolerancia del
reavivamiento, no por parte de los liberales teológicos, sino
por parte de los pastores calvinistas ortodoxos, véase de
Richard L. Bushman, From Puritan to Yankee (Cambridge,
Massachusetts: Harvard University Press, 1967). Bushman también
explica cómo el Gran Despertar fue un desastre para los
remanentes legales de la ley bíblica en la colonia de
Connecticut. El orden político fue forzado hacia el neutralismo
teológico, lo cual a su vez ayudó al surgimiento del deísmo y
del liberalismo.
14. El excelente comentario de John Murray, The
Epistle to the Remans (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans,
1965), contiene un extenso análisis de Romanos 11, la sección
que trata de la futura conversión de los judíos. Murray subraya
que el reinjerto de Israel por parte de Dios conduce a
bendiciones del pacto sin paralelo en la historia humana. Murray
arguye que el Israel a que se refiere Romanos 11 no es el Israel
nacional o político, sino la simiente natural de Abraham. Esto
parece referirse al Israel genético.
Un problema histórico de importancia aparece en este punto. Hay
alguna evidencia (aunque no concluyente) de que la mayoría de
los que hoy se conocen como judíos askenazi son los herederos de
una tribu convertida de turcos, los Khazars. Es bien sabido
entre los eruditos de historia europeos que esta conversión tuvo
lugar alrededor del año 740 d. C. Los judíos europeos orientales
y rusos pueden haberse originado de esta cepa. Se casaron con
otros judíos, sin embargo: los judíos sefarditas o de la
diáspora que huyeron principalmente hacia Europa occidental. Los
judíos yemenitas, que permanecieron en la tierra de Palestina,
también son descendientes de Abraham. La contra-evidencia contra
esta tesis de los khazars como judíos modernos es principalmente
lingüística: el yiddish no guarda ni rastro de parecido con
ningún idioma turco. Acerca del reino de los Khazars, véase de
Arthur Koestler, The Thirteenth Tribe: The Khazar Empire and
Its Heritage (New York: Random House, 1976).
Si el Israel al cual se refiere Romanos 11 es principalmente
genético, entonces puede que no sea necesario que todos los
judíos se conviertan. ¿Qué, entonces, son los judíos de Romanos
11? ¿Del pacto? Le escribí a Murray a finales de la década
de 1960 para tener su opinión sobre las implicaciones de los
Khazars paa su exégesis de Romanos 11, pero no contestó.
15. Gary North, The Sinai Strategy:
Economics and the Ten Commandments (Tyler, Texas:
Institute for Christian Economics, 1986), Appendix C: "Social
Antinomianism".
16. Kline dice que cualquier conexión entre
las bendiciones y la observancia del pacto es, humanamente
hablando, casual. "Y mientras tanto él [el orden de la gracia
común] tiene que seguir su curso dentro de las inseguridades de
los principios mutuamente condicionantes de la gracia común y la
maldición común, siendo la prosperidad y la adversidad
experimentadas de una manera mayormente impredecible a causa de
la inescrutable soberanía de la divina voluntad que los dispensa
de modos misteriosos". Kline, op. cit., p. 184.
Obviamente, el Dr. Kline nunca ha considerado exactamente por
qué las primas de las pólizas de seguro de vida y las de salud
son más bajas en las sociedades influidas por el cristianismo
que en las sociedades paganas. Aparentemente, las bendiciones de
larga vida que se prometen en la vida son suficientemente no
casuales y "escrutables" como para que los estadísticos que
aconsejan a las compañías de seguros puedan detectar diferencias
estadísticamente relevantes entre sociedades.
17. "Lo que estos estudios presentan es una posición en la ética
cristiana (normativa). No comprometen lógicamente, a los que
concuerdan con ellos, con ninguna escuela particular de
interpretación escatológica". Greg L. Bahnsen, By
This Standard: The Authority of God´s Law Today (Tyler,
Texas: Institute for Christian Economics, 1985), p. 8. Tiene
razón: lógicamente, no hay ninguna conexión. Desde el
punto de vista del pacto, las dos doctrinas son inescapables:
cuando la ley se predica, hay bendiciones; las bendiciones
conducen inescapablemente a la victoria.
18. Kline, op. cit.
19. Greg L. Bahnsen, "M. G. Kline on Theonomic Politics: An
Evaluation of His Reply", Journal of Christian
Reconstruction, VI (Winter, 1979-1980), No. 2.
especialmente p. 215.
20. Sobre la magia de los comienzos del Renacimiento, véase de
Frances Yates, Giordano Bruno and the Hermetic Tradition
(New York: Vintage, [1964] 1969).
21. Edward Gibbon, The History of the Decline and Fall of the
Roman Empire, Milman edition, 5 vols. (Philadelphia: Porter
& Coates, [1776]), I, p. 144.
22. Ethelbert Stauffer, Christ and the Caesars
(Philadelphia: Westminster Press, 1955), p. 223.
23. Gary North, Marx´s Religion of Revolution: The Doctrine
of Creative Destruction (Nutley, New Jersey: Craig Press,
1968), pp. 100-101).
24. Martin Bronfenbrenner, "Radical Economics in America: A 1970
Survey", Journal of Economic Literature, VIII (Sept.
1970).
25. Gary North, "The Epistemological Crisis of American
Universities", in Gary North (cd.), Foundations of Christian
Scholarship: Essays in the Van Til Perspective (Vallecito,
California: Ross House Books, 1976).
26. C. S. Lewis, The Screwtape Letters (New York:
Macmillan, 1969), Letter 7.
27. Murray, Romans, commenting on Remans 1:18.
28. Van Til, The Defense of the Faith (Philadelphia:
Presbyterian and Reformed, 1963), ataca las tradicionales
pruebas católico-romanas y arminianas de Dios. No prueban el
Dios de la Biblia, arguye, sólo a un dios finito de la mente
humana.
29. Eugene Wigner, "The Unreasonable Effectiveness of
Mathematics in Natural Sciences", Communications on Pure and
Applied Mathematics X111 (1960), pp 1-14. Véase también de
Vern Poythress, "A Biblical View of Mathematics", en la obra de
Gary North (cd.), Foundations of Christian Scholarship,
op. cit., ch. 9. Véase también su ensayo en The Journal of
Christian Reconstruction, 1 (Verano de 1974).