DÍAS DE RETRIBUCIÓN
Una exposición del libro de Apocalipsis
Título
de la obra en inglés:
Days
of Vengeance
Por
David Chilton
Tomado
de Freebooks
EL
SIONISMO CRISTIANO
Y EL
JUDAÍSMO MESIÁNICO
JAMES B. JORDAN
Uno de los aspectos
más grotescos de la sociología del moderno protestantismo
norteamericano es el fenómeno del sionismo cristiano. Aunque
relacionado con la teología del dispensacionalismo, el
sionismo cristiano es realmente algo completamente diferente
teológicamente. El propósito de este ensayo es explorar este
movimiento, y en particular señalar su base teórica, que es
gravemente herética. Para facilitar la discusión,
interactuaremos con las creencias expresas de un sionista
cristiano, Jerry Falwell. Cerramos con un breve nota sobre el
judaísmo mesiánico.
El
sionismo
El sionismo es un
movimiento político construido sobre la creencia de que el
pueblo judío merece por derecho poseer, como suya propia, la
tierra de Palestina. Durante la última parte del siglo 19 y la
primera del siglo 20, el sionismo obtuvo apoyo a través del
occidente cristiano. Esto se debió a dos factores: la
influencia que la riqueza judía podía comprar entre los
políticos, y el apoyo emocional que la historia de la
tribulación judía podía provocar en una conciencia pública
cristianizada.1
Con este apoyo, los
guerrilleros sionistas tuvieron éxito en hacer estragos en
Palestina a finales de la década de 1940, y finalmente
ocuparon ese territorio. El resultado fue que el pueblo que
históricamente había habitado allí fue privado de la
ciudadanía. Los musulmanes palestinos fueron formalmente
privados de la ciudadanía, y los judíos palestinos fueron
efectivamente privados de la ciudadanía, como resultado de
haber sido inundados por un número mucho mayor de judíos
europeos que emigraron al nuevo Estado de Israel.
Es importante tener
en cuenta que los judíos más conservadores eran
anti-sionistas, los cuales creían que Palestina no debía
convertirse en territorio judío sino hasta la llegada del
Mesías. (Este punto de vista fue dramatizado en el reciente y
edificante film The Chosen [Los escogidos]). Gran
parte de las más severas críticas contra el movimiento
sionista político procedió de los judíos anti-sionistas,
siendo el más notable Alfred M. Lilienthal. 2
En la derecha abunda
la crítica espuria contra el sionismo. Yo no deseo ser
asociado con estos críticos, así que desde el comienzo quiero
examinarlos antes de ocuparme de la herejía del sionismo
cristiano. Antes que todo, hemos oído decir a algunas fuentes
derechistas que es un mito que 6.000.000 de judíos hayan sido
masacrados por los nacionalsocialistas. Se arguye que no había
tantos judíos en Europa, que sería logísticamente imposible
deshacerse de tanta gente, dados el tiempo y las instalaciones
que los nazis tenían, y así sucesivamente. Esto puede ser
cierto; no tengo absolutamente ninguna manera de saberlo. Sin
embargo, el argumento parece ser que prácticamente ningún
judío fue masacrado por los nazis, y esto es una tontería.
Aunque el número sea de 600.000 en vez de seis millones, el
suceso es todavía un horror moral de asombrosa magnitud.
Aunque un solo hombre fuera muerto simplemente por ser judío,
esto sería un horror moral. Y no puede haber ninguna duda de
que muchos, muchos judíos fueron masacrados.
Por supuesto, en
algunos círculos judíos se ha construido una teología blasfema
sobre esto, la idea de que las persecuciones nazis cumplen la
profecía de Isaías 53, y que los judíos sufrieron por los
pecados del mundo. Como cristianos, sólo podemos abominar de
tal concepto, y debemos llamarlo por lo que es: una mentira
satánica. Con todo, no es necesario negar el suceso mismo para
argüir contra una malvada construcción teológica aplicada al
suceso.
Más común, quizás, es
la afirmación de que la mayoría de los judíos modernos no son
judíos en absoluto: Son khazars. 3
La raza khazari parece hallarse entre los judíos ashkenazik de
Europa oriental. Por supuesto, esta clase de afirmaciones
puede debatirse. El verdadero problema en la discusión es la
idea de que ser judío es un fenómeno de sangre o racial. No lo
es.
Hablando
bíblicamente, un judío es alguien que ha entrado al pacto,
junto con el pueblo judío, por medio de la circuncisión, para
bien o para mal. Cuando a Abraham se le ordenó circuncidarse,
se le dijo que circuncidara toda su casa, incluyendo a sus 318
hombres de armas y a sus otros sirvientes domésticos (Gén.
14:14; 17:10-14). Los competentes eruditos imaginan que la
casa del Sheik Abraham probablemente incluía por lo menos 3000
personas. Estos siervos se multiplicaron con el correr de los
años, y Jacob los heredó a todos (Gén. 27:37). Aunque sólo 70
personas salidas de los lomos de Jacob bajaron a Egipto,
tantos siervos bajaron también que a todos ellos hubo que
darles el territorio entero de Gosén para que vivieran.
Todas estas personas
eran judías, pero sólo una pequeña fracción tenía realmente
algo de la sangre de Abraham. Más adelante, vemos a mucha otra
gente uniéndose a los judíos; en realidad, las listas de los
hombres de David incluyen a muchos extranjeros, de los cuales
Urías el heteo no es sino el más conocido. Lo que esto
demuestra es que el pacto, no la raza, ha sido siempre la
marca que define a un judío (como también sucede con un
cristiano). Por supuesto, se mantenían registros genealógicos
de la familia inmediata, puesto que el Mesías tenía que ser
del linaje real de Abraham, y más tarde del de David; pero
esto no podía aplicarse más que a una fracción del número
total de personas.
Por eso, los judíos
son los que afirman serlo, los que están en el pacto junto con
los judíos. Los khazari se convirtieron al judaísmo en la Edad
Media, y son judíos, a pesar de las tonterías que digan los
derechistas británico-israelíes. 4
(Por supuesto, los modernos sionistas no entienden este
principio religioso más de lo que lo entienden sus críticos
británico-israelíes. Ambos conciben todo en términos de sangre
y raza).
Así que, entonces,
¿es espurio criticar al sionismo sobre la base de que "los
judíos no sufrieron en realidad durante la Segunda Guerra
Mundial", o que "¿Quién sabe quiénes son los verdaderos
judíos?" Es bastante obvio quiénes son los judíos, y como
siempre, ellos son una fuerza con la cual hay que contar.
La tercera línea de
críticas contra el sionismo concierne a a si su invasión y
conquista de Palestina es correcta o incorrecta. Podemos oír
argumentos en el sentido de que los judíos robaron el
territorio a sus habitantes, que han perseguido a los
palestinos, que cometieron horrores durante su campaña de
guerrillas, y así sucesivamente. Luego podemos oír argumentos
diciendo que en Palestina, los judíos fueron maltratados bajo
el régimen musulmán, que los palestinos están mejor hoy día
bajo un gobierno judío civilizado que antes, que los judíos
han ejercido dominio sobre el territorio y los musulmanes no,
renunciando de esa manera a su derecho a ella, y cosas
semejantes.
En realidad, nada de
esto nos atañe directamente a nosotros como cristianos. Como
cristianos, vemos tanto a judíos como a musulmanes como grupos
que han rechazado a Cristo como el Mesías, y se han opuesto a
la fe verdadera. Si quieren convertirse, nos regocijamos. Si
quieren matarse entre sí, entonces qué lástima, pero que se
maten - no hay nada que nosotros podamos hacer.
Pero entonces, eso
nos trae al punto en discusión: ¿Se supone que cristianos
creyentes en la Biblia apoyen un estado judío por razones
teológicas? Tal es lo que afirman Jerry Falwell, y la herejía
del sionismo cristiano. Examinemos esta doctrina.
Dispensacionalismo
ortodoxo
versus
sionismo cristiano
Durante el siglo
diecinueve, surgió un peculiar concepto doctrinal conocido
como "dispensacionalismo". Sus principales exponentes fueron
Darby y Scofield; su Biblia era la Scofield Reference Bible; y
en años recientes, su oficina principal ha sido el Seminario
Teológico de Dallas. Técnicamente, el dispensacionalismo
enseña que Dios tiene dos pueblos en la historia del mundo:
Israel y la "Iglesia". En la actualidad, vivimos en la "Era de
la Iglesia", y el pueblo de Dios hoy día son los cristianos,
la Iglesia. En la actualidad, los judíos son enemigos
apóstatas de Dios y de Cristo, y están bajo el juicio de Dios
hasta que se arrepientan.
Algún día, pronto
(¡siempre es pronto!), Cristo regresará a la tierra
invisiblemente y arrebatará a toda la iglesia, los cristianos
(a esto se le llama el "rapto" de los santos). En ese punto,
Dios volverá a tratar con Israel. Habrá un período de siete
años llamado "la tribulación", y durante ese período, los
judíos apóstatas formarán una alianza contra Dios en unión de
la bestia, pero Dios comenzará a convertir a los judíos, y a
su tiempo la bestia se revolverá y comenzará a perseguir a
estos judíos convertidos. Justo cuando las cosas parecen
desesperadas, Cristo regresará e inaugurará el milenio.
Hay que notar otro
punto: No hay absolutamente ninguna señal de que el rapto de
la iglesia esté cercano. Vendrá "como ladrón en la noche".
Ahora, todo este
esquema, aunque popular en años recientes, no tiene raíces en
la interpretación cristiana histórica de las Escrituras, y en
la actualidad se está derrumbando bajo el peso de la crítica
de eruditos creyentes en la Biblia y de una persuasión más
históricamente ortodoxa. Con todo, hay varias cosas que deben
notarse.
Primera, al enseñar
que no hay señales que preceden al rapto, el
dispensacionalismo da a entender claramente que el moderno
estado de Israel no tiene nada que ver con la profecía
bíblica. Si Israel se derrumbara mañana, no habría ninguna
diferencia. La existencia del estado de Israel, aunque puede
que estimule a los dispensacionalistas para que crean que el
Rapto está cercano, no tiene ninguna importancia
teológicamente profética.
Segunda, el
dispensacionalismo enseña que los judíos de hoy, y hasta
durante el período de la tribulación, son apóstatas, y esto
ciertamente da a entender que están bajo la ira y el juicio de
Dios. Los cristianos deberían ministrarles, y tratar de
convertirlos, y mostrarles toda suerte de bondades como a
seres humanos; pero los cristianos deberían entender que, durante
la Era de la Iglesia, los judíos no son el pueblo de Dios.
Más bien, la Iglesia es el pueblo de Dios hoy día.
Tercera, al enseñar
que los israelitas fueron "hechos a un lado" durante la Era de
la Iglesia, el dispensacionalismo da a entender claramente que
las promesas hechas a Israel también fueron "hechas a un lado"
durante ese período. La promesa del territorio, y la promesa:
"a los que te bendijeren, bendeciré", han sido hechas a un
lado, hasta que volvamos a entrar a la "era profética". En
consecuencia, los judíos no tienen ningún derecho al
territorio durante la Era de la Iglesia, y tampoco hay ninguna
bendición particular para los gentiles que traten a los judíos
con especial favor.
Cuarta, los teólogos
dispensacionalistas son sumamente estrictos sobre el punto de
que la Iglesia es un "nuevo pueblo", compuesto como un sólo
cuerpo en Cristo, tanto de judíos como de gentiles. Durante la
era de la Iglesia, la distinción entre estos dos no debe
sentirse en la Iglesia. De este modo, la teología
dispensacional, por implicación, se opone a la clase de punto
de vista expresado en muchos grupos de "judíos mesiánicos".
Lo que estoy
estableciendo es dispensacionalismo corriente, consistente.
Por lo que a mí concierne, el dispensacionalismo está
gravemente equivocado en su punto de vista profético, pero por
lo menos es ortodoxo en su punto de vista sobre la salvación y
las bendiciones. La bendición vendrá a los judíos cuando se
arrepientan y acepten a Cristo; hasta entonces, están bajo la
maldición de Dios. ¿Cómo puede ser de otra manera? Todas las
bendiciones son en Cristo. Esta es la enseñanza del
cristianismo ortodoxo, y Darby y los primeros
dispensacionalistas eran cristianos ortodoxos hasta este
punto, hasta donde yo sé.
Jerry
Falwell y el sionismo cristiano
Mi descripción del
dispensacionalismo puede parecer más bien extraña, porque ésta
no es la enseñanza de Hal Lindsey, del moderno Seminario
Teológico de Dallas, o de otros modernos dispensacionalistas.
Yo llamo a esta gente "pop-dispies", para abreviar. En
contraste con el sistema dispensacional, esta gente sostiene
que Dios actualmente tiene dos pueblos en la
tierra: la Iglesia e Israel. El sistema dispensacional
consistente enseña que no hay ninguna profecía cuyo
cumplimiento tenga lugar durante la Era de la Iglesia, porque
la Iglesia existe fuera del tiempo profético, pero los
modernos pop-dispies enseñan que el re-establecimiento
de la nación de Israel en 1948 era el cumplimiento de la
profecía.
El dispensacionalismo
consistente enseña que Dios está tratando con su pueblo
"celestial" hoy día (la Iglesia), y que, durante la era de la
Iglesia, Dios ha "hecho a un lado" a su pueblo "terrenal"
apóstata (Israel). Por el contrario, los pop-dispies
sostienen que, aunque apóstata, Israel todavía debe ser
considerado como bajo la bendición actual de Dios.
Sostienen el concepto herético de que los judíos no necesitan
arrepentirse para obtener las bendiciones del pacto de Dios.
Sostienen el concepto no bíblico de que el judaísmo apóstata
no está hoy bajo la ira de Dios.
Un partidario bien
conocido de esta desafortunada posición es el Rev. Jerry
Falwell. Un moderno sionista, Merrill Simon, ha reconocido
este hecho, y ha escrito un libro, Jerry Falwell and the
Jews [Jerry Falwell y los Judíos]. 5 Este libro es una serie de entrevistas con el Rev.
Falwell, diseñadas para presentarle como amigo del sionismo, y
aligerar las sospechas que los judíos sionistas liberales
tienen naturalmente cuando se trata de un predicador cristiano
supuestamente ortodoxo, fundamentalista.
Me gustaría presentar
algunas citas de su libro y hacer algunos comentarios
apropiados. Sin embargo, el libro dice: "Ninguna parte de este
libro puede ser reproducida en manera alguna sin previo
consentimiento escrito de los editores", algo como que limita
mi estilo. Usted tendrá que creerme cuando resumo los
comentarios de Falwell. Siempre puede acudir a su biblioteca
local y leer el libro usted mismo.
En la página 13, se
le pregunta a Falwell si él considera la destrucción de
Jerusalén en el año 70 d. C. como una señal de que Dios había
rechazado a Israel. Falwell contesta diciendo que él
ciertamente no cree que un Dios "vengativo" trajo el ejército
romano a Jerusalén para que destruyera a los judíos. Falwell
atribuye el acontecimiento más bien al anti-semitismo.
Ahora escuchemos lo
que la Biblia dice sobre esto. No necesitamos citar por
completo a Levítico 26 y Deuteronomio 28. Léalos con calma y
pregúntese: ¿Vemos aquí a un Dios airado, "vengativo", que
amenaza traer horrores sobre Israel si apostata? Lea también
Salmos 69:21 y pregúntese a quién se refiere; luego siga
leyendo hasta el final del salmo, recordando que los romanos
rodearon a Jerusalén en el tiempo de la Pascua. Nótese que
Salmos 69:25 habla de la "desolación" de Jerusalén, y
considere esto en relación con el pronunciamiento de Jesús
sobre la desolación de Jerusalén en Mateo 23:38. Falwell está
completamente en desacuerdo con la Escritura en este punto.
En la página 25,
Falwell dice que él cree que el anti-semitismo está inspirado
exclusivamente por Satanás, como parte de su oposición a Dios.
Contra esto, léanse los capítulos 1 y 2 de Job. Aquí
encontramos que a Satanás nunca se le permite hacer nada sin
permiso de Dios. Además, encontramos en el resto de la Biblia
que Dios con frecuencia suscita enemigos como látigos contra
su pueblo para castigarles. Léase el libro de Jueces. Léanse
Reyes y Crónicas sobre Asiria y Babilonia. Léase Habacuc. Este
no es algún punto de menor importancia escondido en algún
pasaje oscuro. Más bien, esta verdad se encuentra por todas
partes en la Escritura.
Es cierto que los
sentimientos anti-judíos no son parte del mensaje cristiano, y
que los cristianos deberían ser tan considerados hacia los
judíos como lo son hacia todos los otros seres humanos. Sin
embargo, también es cierto que es Dios quien excita a los
babilonios y a los asirios. Hasta que los judíos se
arrepientan y se conviertan (como Romanos 11 promete que lo
harán algún día), continuarán siendo enemigos de Dios, y Dios
no incita a los paganos contra ellos. El anti-judaísmo ha sido
parte del humanismo secular desde los tiempos de Federico II,
durante el Renacimiento, y hasta nuestros días. La Iglesia
cristiana protegió a los judíos durante la Edad Media, y ha
continuado haciéndolo. 6
En la página 55,
Falwell dice que los judíos y los cristianos pueden diferir en
cuanto a algunos puntos, pero tienen una herencia común en el
Antiguo Testamento. ¿Estaría Falwell dispuesto a decir lo
mismo a un musulmán? En todo caso, la afirmación es
incorrecta. El judaísmo mira hacia el Talmud, no hacia la
Biblia, como su ley. Creer que los cristianos pueden apelar al
Antiguo Testamento como fundamento común revela una extrema
ignorancia del judaísmo, medieval o moderno. El judaísmo nunca
se aproxima a la Biblia, excepto por medio del Talmud.
La Biblia nos enseña
que, cuando Adán y Eva se rebelaron, perdieron el derecho al
Edén, y Dios les expulsó. Dios usó el mismo principio con
Israel, dándoles la tierra, pero advirtiéndoles una y otra vez
que, si se rebelaban, serían expulsados. Escapa a mi
comprensión entender cómo puede Falwell leer las Escrituras
del Antiguo Testamento y dejar de ver esto. Los modernos
judíos apóstatas no tienen absolutamente ningún derecho
teológico, y por lo tanto, ningún derecho histórico ni legal,
al territorio de Palestina.
La iglesia de todas
las épocas siempre ha enseñado que, en el Nuevo Testamento, el
equivalente de "tierra" es el mundo entero, en Cristo, y
finalmente la tierra nueva. Al pueblo de Dios, a los que
confiesan a Cristo, se les da la tierra entera en principio, y
gradualmente la dominarán con el correr del tiempo. ¡Aunque el
dispensacionalismo tuviera razón al afirmar que algún día el
territorio palestino se les devolverá a los judíos, todavía
tendríamos que decir que primero tienen que convertirse a
Cristo!
En la página 68,
Falwell dice que hay una cosa en el moderno Israel que le
preocupa. Y es que los cristianos no tienen libertad para
predicar el evangelio. En otras palabras, ¡Falwell es
consciente de que los cristianos están siendo perseguidos
en Israel hoy en día, pero todavía apoya a Israel!
Si esto no es una traición a la fe, ¿entonces qué es?
Finalmente, en la
página 145, Falwell es interrogado sobre el aborto, pues los
judíos modernos abogan por el aborto. Simon le pregunta si la
pena de muerte debería o no debería ser aplicada contra una
mujer que ha tenido un aborto, y contra su médico. Falwell
contesta que nunca había pensado en esto antes, y que él cree
que cualquier acción contra la mujer estaría equivocada.
Bien, aquí lo vemos.
Simon sabe cuáles son realmente los puntos en disputa, pero el
Rev. Falwell está tan confundido, perplejo, y ciego, que no
puede verlos. ¡Obviamente, si el aborto es asesinato, entonces
tenemos que abogar por la pena de muerte para él! Por
supuesto, Falwell suena aquí como la mayoría del resto de los
del moderno movimiento anti-aborto: Ni siquiera han pensado en
algunos de los puntos de disputa más básicos y elementales.
"El aborto es asesinato", exclaman. "Restablézcase la pena de
muerte por asesinato", dice la mayoría moral (el grupo
político de Falwell). Cualquiera con un cuociente de
inteligencia de más de 25 puede calcular las implicaciones de
estas dos afirmaciones, pero aparentemente Falwell nunca pensó
en esto antes. ¡Vivimos en tiempos tristes, cuando un novato
así es el portavoz de la nueva derecha cristiana!
El sionismo cristiano
es una blasfemia. Una herejía. A los cristianos no les va
absolutamente nada teológicamente en el moderno estado de
Israel. Israel es una nación anti-Dios y anti-Cristo. Hasta
que se arrepienta y diga "bendito el que viene en el nombre
del Señor", continuará estando bajo la ira de Dios. El moderno
estado de Israel permite la persecución de cristianos y de
misioneros cristianos. Debemos orar para que Dios cambie los
corazones de los judíos, como los de todos los otros paganos,
para que reciban a Cristo. Pero sostener a los enemigos del
evangelio no es el distintivo de un ministro del evangelio,
sino de un anticristo.
He sido bastante duro
con Jerry. Alguien tiene que serlo. Esta clase de cosas es
inexcusable, y hay que arrepentirse de ella. Hace un par de
años, escribí un ensayo defendiendo a Falwell de un crítico
bastante liberal. 7 Lo que
he dicho aquí no cambia lo que escribí entonces, porque el
crítico de Falwell estaba errado; pero, desde entonces,
ciertamente he adoptado una posición más sombría sobre
Falwell. Su trompeta está dando un sonido incierto. Tiene que
limpiarla.
El
judaísmo mesiánico
En años recientes,
gran número de jóvenes judíos se han vuelto a Cristo Jesús
como su Señor y Salvador. Muchos de estos jóvenes han formado
"sinagogas mesiánicas", y han articulado aquí y allá varias
teologías de "judaísmo mesiánico". Para muchos, el judaísmo
mesiánico es simplemente una manera de preservar algunas
tradiciones culturales judías al mismo tiempo que se
convierten en cristianos, y no hay nada de malo en esto. Es
correcto que cristianos de varias tribus y lenguas den
expresión a su fe en varias formas culturales.
Desafortunadamente,
según algunos, el judaísmo mesiánico es visto como una
alternativa del cristianismo histórico. Esto se debe a la
influencia del pop-dispismo. Después de todo, si el
milenio está a la vuelta de la esquina, y la cultura judía
será imperialmente triunfante durante el milenio, entonces,
aún hoy día, las prácticas judías anticipan esa superioridad.
En realidad, algunos judíos mesiánicos aparentemente creen que
pueden reclamar ilimitado apoyo financiero de los cristianos
gentiles, a causa de su preeminencia. 8
Gran parte de lo que
he escrito en relación con el sionismo cristiano se aplica a
este grupo de judíos mesiánicos. Sin embargo, me gustaría
llamar la atención a otra faceta del asunto. Estos judíos
mesiánicos creen, erróneamente, que el cristianismo gentil (la
iglesia histórica) se apartó de las formas bíblicas en los
primeros días de la iglesia. Consideran su misión restaurar
estas costumbres, que ellos creen que han preservado.
De hecho, esto es
completamente falso. Cualquiera que haya visto una
presentación de "Cristo en la Pascua" queda asombrado del
número de ritos no bíblicos que se discuten y se exhiben (el
uso de huevos, el pan partido en tres trozos y oculto en una
tela, etc.) Estas costumbres surgieron después del nacimiento
de la iglesia, y no conservan en absoluto el ritual del
Antiguo Testamento. Además, tratar de superponer una
interpretación cristiana sobre los varios rasgos de estos
rituales es de lo más desorientador y artificial. Ingeniosas
como son estas presentaciones, son flagrantemente
descaminadoras.
Como una cuestión de
hecho, las principales características del culto del templo y
la sinagoga fueron introducidas directamente en la iglesia, al
consentir ella a los nuevos enemigos de Dios: los judíos
apóstatas. El período de este consentimiento fue entre el año
30 d. C. y el año 70 d. C. Una vez que la iglesia hubo
completado la integración de los despojos del Antiguo Pacto a
su cuerpo nuevo y transfigurado, Dios destruyó completamente
lo que quedaba del Antiguo Pacto. Los modernos rituales judíos
y la moderna música deben mucho más a la herencia
racial/cultural de los pueblos de Europa oriental que al
Antiguo Pacto. 9
Por esta razón,
aunque no hay nada malo con que los judíos convertidos
mantengan una continuidad cultural con su pasado, no hay
fundamento para suponer que los judíos post-cristianos han
preservado las formas musicales y litúrgicas de la Biblia.
Esas formas fueron preservadas en la iglesia, y sólo en ella.
Los judíos que deseen recuperar su herencia harían bien en
estudiar la iglesia primitiva, no las tradiciones de las
culturas europeas orientales.
"Guardarás, pues, los
mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y
temiéndole. Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena
tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de
manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y
cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de
aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con
escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son
hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te
saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra
que te habrá dado. Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios,
para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos
que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y
edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus
ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y
todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón,
y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de
Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un
desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y
de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó
agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el
desierto, comida que tus padres no habían conocido,
afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y
digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han
traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque
él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar
su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si
llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de
dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo
afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como las
naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así
pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de
Jehová vuestro Dios". Deuteronomio 8:6-20.
"Porque no hay
acepción de personas para con Dios. Porque todos los que sin
ley han pecado, sin ley perecerán; y todos los que bajo la ley
han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los
oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de
la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no
tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos,
aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la
obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su
conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de
los hombres, conforme a mi evangelio". Romanos 2:11-16.
Notas:
Reimpreso de la obra de James B. Jordan, The
Sociology of the Church (Tyler, TX: Geneva Ministries,
1986).
1.
Sobre el aspecto anterior, véase de Ronald Sanders, The High
Walls of Jerusalem: A History of the Balfour Declaration and
the Birth of the British Mandate for Palestine (New York:
Holt, Rinehart, & Winston, 1984).
2. Lilienthal es el autor de varios libros sobre
este tema. Su obra máxima es The Zionist Connection (New
York: Dodd, Mead, & Co., 1978).
3. Sobre los khazars, véase de Arthur Koestlee, The
Thirteenth Tribe (New York: Random House, 1976).
4. El británico-israelismo asegura que los
del pueblo anglosajón son los verdaderos judíos, y por tanto,
heredan las promesas del pacto por medio de la raza solamente.
Esta idea extraña y estúpida es promovida por el culto de
Armstrong, pero también aparece en círculos cristianos de la
derecha. Para un minucioso análisis y una refutación de este
punto de vista, véase, de Louis F. DeBoer, The New
Phariseeism (Columbus, N. J.; The American Predsbyterian
Press, 1978).
5.
Middle Village, NY: Jonathan David Publishers, Inc., 1984.
6. Sobre la protección de los judíos por parte de
la iglesia, véase de Harold J. Berman (siendo él mismo judío),
Law and Revolution: The Formation of the Western Legal
Tradition (Cambridge: Harvard U. Press, 1983), pp. 90,
222.
7. Véase mi ensayo, "The Moral Majority: An
Anabaptist Critique", en el libro de James B. Jordan, ed. The
Failure of the American Baptist Culture, Christianity and
Civilization No. 1 (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1982).
8. Véase de Gary North, "Some Problems with
'Messianic Judaism,'", en Biblical Economics Today 7:3
(Apr./May, 1984).
9. Louis Bouyer ha mostrado con
considerable detalle que la oración eucarística de la iglesia
primitiva era una modificación de las oraciones de la sinagoga y
del templo. Véase de Bouyer, Eucharist (Notre Dame: U.
of Notre Dame Press, 1968). De manera similar, Eric Werner ha
mostrado que el canto llano de la iglesia cristiana preserva el
estilo de música conocida entre los judíos del período del
Antiguo Testamento. Véase de Werner, The Sacred Bridge
(Columbia U. Press, 1959; la edición en rústica por Shocken sólo
reproduce la primera mitad de este importante estudio).