Ellen G. White
LA MENTIRA WHITE
Título del libro en
inglés:
The
White Lie
Walter T. Rea
Capítulo 11
Una cuestión de ética
Evidencia histórica de
que los dirigentes sabían que Ellen White
no era inspirada, sino que sufría de problemas médicos...
¡Sólo que se les olvidó decírselo a la grey!
Se ha escrito sobre Ellen y sus "préstamos"
mucho más de lo que uno puede abarcar o digerir. Sin duda, se
continuará escribiendo más a medida que varias personas traten
de despejar sus mentes y sus corazones de conceptos erróneos y
dolorosos que han existido por largo tiempo. Puertas que han
permanecido cerradas por cien años o más ahora están siendo
abiertas dolorosamente por una generación diferente. Se puede
tener la esperanza de que un número suficiente de pies hayan
sido puestos firmemente en el umbral para impedir que la puerta
se cierre con estrépito y herméticamente otra vez. Parece que la
oposición contra algunos de los que escribieron antes de la
década de 1970 para protestar por lo que estaba ocurriendo tuvo
tanto éxito que a una generación o dos de Adventistas se les
enseñaron falacias'. Vendrá material adicional a medida
que lo exijan los tiempos y a medida que los eruditos continúen
descubriendo lo que yace bajo la superficie. Mucho se ha dicho
durante muchos años acerca de la reserva del White Estate y
acerca de sus políticas extremadamente rigurosas, aún hacia
amigos de la iglesia que buscan información conducente al
conocimiento de la verdad. La imposibilidad de tener acceso al
material fuente, sin escamotearlo, naturalmente aumenta la
sospecha. Pero los tiempos han cambiado desde 1844. Ahora las
únicas puertas que permanecen realmente cerradas son las que
conducen a las mentes de los comunicadores, que en ciega
lealtad, continúan repitiendo como loros la "línea del partido",
fanáticos a los que no les importa ni la exactitud ni la
honestidad. Estas puertas son las más difíciles de abrir, porque
han sido cerradas por las personas en las cuales ellos creían
que tenían derecho a confiar - cuyas mentes, a su vez, han sido
cerradas por el temor a pensar o a investigar, no vaya a ser que
la maldición de los supervendedores cayera sobre ellos. Aún
peores son los que temen que Dios, que está siendo siempre
sometido a juicio sobre cuestiones como éstas, quiera que los
ciegos guíen a los ciegos a través del desierto yermo.
Los estudios han establecido ciertos puntos
irrefutables. Hasta Robert Olson, del White Estate, admitió esto
en su carta de septiembre 4 de 1980:
Permítanme asegurarles... que estamos
haciendo lo mejor que podemos para hacer lo que creemos que se
debe hacer. El documento de diecinueve páginas al que se
refiere usted y que trata del uso de fuentes no inspiradas por
parte de Ellen White, fue publicado por el periódico de la
Unión Divisional Australasiática. Además, fue traducido al
alemán y publicado para todos nuestros ministros en Alemania
Occidental. Una versión algo modificada del artículo fue
publicada en el nuevo folleto de Escuela Sabática para
jóvenes, que está circulando en Lincoln, Nebraska. También,
hemos puesto este artículo a disposición de nuestros
presidentes de conferencia alrededor del círculo, y hemos
presentado el asunto en muchas reuniones de obreros tanto aquí
como en el extranjero. Sin embargo, nos parece que éste es
simplemente un paso preliminar. El Comité de la Conferencia
General ha votado pedirle a uno de los profesores de la
Universidad de Andrews que inicie un estudio de dos años, en
el cual los escritos de Ellen White acerca de la vida de
Cristo han de ser investigados a fondo, especialmente acerca
de la cuestión de los préstamos literarios. 2
¿Es posible que éste sea el mismo Robert
Olson que se puso de pie ante un auditorio en Loma Linda hace
menos de dos años y dijo que toda esta discusión acerca de Ellen
y sus escritos no significaba nada? 3 Por otra parte, no
se puede considerar que la afirmación de Olson signifique que
hay una nueva política de puertas abiertas en la oficina del
White Estate. Una carta posterior de ese mismo año (octubre de
1980) revela cuán cerrada está todavía esa bóveda del White
Estate: "El Anciano no considera estas cuestiones como yo creo
que debería hacerlo". 4 Y no fueron en vano sus palabras al
grupo de casa dos años antes, cuando dijo acerca del que había
sido escogido para hacer el trabajo:
... el tiempo
de Jim [Cox] no le costaría nada al White Estate, y creo
que podemos permanecer lo bastante cerca de él para que
las conclusiones a las que llegue sean esencialmente las
mismas a las que nosotros llegaríamos si nosotros mismos
hubiésemos hecho el trabajo. Podríamos pedirle a Jim que
prepare un informe para un comité cada dos o tres semanas.
5
Pero la prensa es más fuerte que la espada.
La espada de Olson se ha embotado en el combate con la prensa,
aunque parte de esa prensa es sólo la máquina de copias rápidas.
Por lo menos en algunas partes del mundo, los miembros se están
dando cuenta, y por primera vez, de la magnitud del problema del
uso ilegítimo por parte de Ellen del trabajo de predecesores, y
del hecho de que algunas preguntas deben ser contestadas. Por
todo el mundo, muchos Adventistas ya no están dispuestos a
aceptar las respuestas no éticas que les han dado sus
supervendedores.
Los problemas éticos pueden resumirse revisando la evidencia de
que buena parte de las investigaciones en años recientes ha
revelado información sustancial acerca de la vida y los escritos
de Ellen.
- Es claro ahora que los escritos de Ellen no
eran originales; sus materiales fueron tomados de otras
fuentes -- acerca de todos los temas, en todas las áreas,
en todos los libros. 6
- Es claro, asimismo, que las circunstancias,
sus asociados, y los escritores religiosos de los cuales
extrajo material (copiando, parafraseando, o de alguna
otra forma) efectivamente influyeron en Ellen. 7
- La única negación que se había dado a
conocer de manera general (la de las introducciones a las
ediciones de 1888 y 1911 de The Great Controversy)
en realidad no trata el problema. ¿Por qué citaría
alguien una obra publicada por otra persona si no
tuviera el propósito de citar a esa persona como autoridad?
- Ahora se ha aceptado que Ellen recibió mucha
más ayuda de la que se les hizo creer a los miembros de
iglesia, y que sus ayudantes efectivamente tenían mucha
libertad para seleccionar y arreglar material y para su
edición final. 8 También, además de los ayudantes
editoriales, que son bastante conocidos - Marian
Davis, Clarence C. Crisler, Dores E. Robinson, Mary Steward,
Fannie Bolton, Mary H. Crisler, Sarah Peck, Maggie Hare, y
H. Camden Lacey - una publicación posterior de Willie
White llama la atención a otros menos conocidos:
"Desde 1860 en adelante, algunos de los manuscritos de ella
destinados para ser publicados, y algunos de sus
testimonios, fueron copiados por miembros de su familia".
9 Luego mencionó a copistas como Lucinda Abbey Hall, Adelia
Patten Van Horn, Anna Driscoll Loughborough, Addie Howe
Cogshall, Annie Hale Royce, Emma Sturgis Prescott, Mary
Clough Watson, y la Sra. J. L. Ings. Puede muy bien haber
habido otros.
- Ellen no tenía la última palabra en lo que
se escribía y no siempre la tenía tampoco en lo que se
publicaba. 10 Aunque se pudiera probar que ella estaba
"siempre en control," eso no esclarecería las cuestiones
éticas.
- No se puede sostener, ni en buena erudición,
ni en buena conciencia, que la "inspiración verbal" era el
problema para los que veían y entendían lo que sucedía.
Sabían lo que estaba sucediendo, y no aceptaban los escritos
como si fueran de Dios, y de esa manera no condonaban lo que
se estaba haciendo. 11
- Si cualquiera expresaba convicciones acerca
de estos asuntos, y cuando eso ocurría , esa persona recibía
un testimonio condenatorio personal, o se le pedía que se
fuera, o aún peor, se le clasificaba como enemigo de la
iglesia y la verdad. 12
- No todos los primeros padres y los obreros
de la iglesia aceptaban o creían que todo lo que Ellen
escribía venía de Dios y era siempre inspirado. Para ellos,
la autoridad de ella no era final. 13
- Ellen misma sabía bien lo que se estaba
haciendo, participó en ello desde el principio, y estimulaba
a otros que trabajaban para ella a hacer lo mismo y a no
decir nada. 14
Esta última afirmación (ítem 9) parece
constituír el mayor problema ético para la Iglesia Adventista en
la actualidad. Robert Olson ha juzgado que el enfoque de cierta
ersona "es llevar a sus oyentes a creer que Ellen White era
deshonesta y engañosa." 15 A causa de la naturaleza sensitiva de
esta acusación, es necesario tener testigos informados para que
testifiquen de lo que vieron o dijeron.
Ninguno de los que ahora defienden a Ellen
y a sus acciones estaba vivo en el tiempo en que ella estaba
activa. Ni siquiera su nieto Arthur puede ser un testigo
aceptable. Su abuela tenía más de ochenta años de edad cuando él
nació. Cualquiera que fuera el trabajo que ella hubiese hecho
para la iglesia, lo hizo sin la observación o el conocimiento de
Arthur. Ciertamente, Ronald D. Graybill y Robert W. Olson (ambos
de las oficinas del White Estate) no estaban presentes, y por lo
tanto, deben ser descalificados como testigos confiables.
Además, los tres tienen prejuicios y conflictos de interés
internos. Sus posiciones, reputaciones, y compensaciones
monetarias los hacen inaceptables en cualquier tribunal de
arbitraje como testigos de primera mano o confiables. La única
ventaja que pueden tener, que otros de nuestro tiempo no tienen,
es el acceso a material e información que rehusan divulgar.
Pero había testigos que sí vieron y sí se
expresaron. Ellos necesitan tener su día en el tribunal, aunque
sólo sea en forma incompleta.
Quién es quién en
el escándalo del plagio White:
He aquí lo que ellos pensaban
acerca de la inspiración de White:
1. John N. Andrews.
Uno de los fundadores de la iglesia;
escritor estudioso; editor. Contemporáneo de Ellen White, era su
amigo y ayudante. Algunas de sus ideas y palabras eran incluídas
en el material impreso a medida que ella formulaba su teología.
J.
N. Andrews, que estaba en Battle Creek en ese tiempo, estaba muy
interesado.
Después de una de las reuniones, le dijo a
ella que algunas de las cosas que ella había dicho se parecían
mucho a un libro que él había leído. Luego le preguntó si había
leído Paradise Lost ... Algunos días más tarde, el
Anciano Andrews fue a la casa de ella con una copia de Paradise
Lost y se la ofreció. 16
2. Uriah Smith.
Editor del Review durante el tiempo de
Ellen White; amigo personal de los White; escritor cuyo material
encontró el camino hacia la teología de Ellen en varios de sus
libros.
Me parece que los testimonios,
virtualmente, han adquirido una forma tal que es inútil tratar
de defender las enormes afirmaciones que ahora se hacen.
3. George B. Starr.
Evangelista,
ministro, maestro, administrador. Acompañó a Ellen White a
Australia, y siempre defendió sus escritos y su reputación.
... expresadas por
ellos ... Si todos los hermanos estuviesen dispuestos a
investigar este asunto honesta y ampliamente, creo que se
podría encontrar algún terreno común consistente, sobre el
cual pudieran sostenerse todos. Pero algunos extremistas son
tan dogmáticos y testarudos que supongo que cualquier esfuerzo
en ese sentido sólo conduciría a una ruptura en el cuerpo"'.
17
Al salir de mi
habitación, pasé frente a la puerta de la habitación de la
hermana White, y como la puerta estaba entornada, ella me vio
y me llamó a su habitación, diciendo: "Estoy en problemas,
hermano Starr, y me gustaría hablar con usted". Le pregunté
cuál era la naturaleza de su problema, y ella contestó: "Mis
escritos, Fannie Bolton". 18
4. Fannie Bolton.
Ayudante editorial de
Ellen White en Australia. A menudo aplaudida por su capacidad
editorial y de redacción. Despedida por Ellen.
Por años, traté de
armonizar lo que me parecía una inconsistencia en el trabajo
con una máxima literaria mundana que requiere que un autor
reconozca a sus editores y dé crédito por todas las obras que
cita. Al argumentar que la Hna. White no estaba abierta acerca
de este asunto, creí que yo defendía un principio de justicia
ordinaria y honestidad literaria, y me consideré una mártir
por amor a la verdad. 18
5. Merritt G. Kellogg.
Amigo de los White;
medio hermano de John Harvey Kellogg; probablemente el primer
Adventista que llegó a California y celebró reuniones
evangelísticas.
En 1894 [en
Australia], la Sra. White me dijo que Marian Davis y Fanny
Bolton estuvieron encargadas de escribir The Great
Controversy y prepararlo para ser publicado. Me dijo,
además, que estas muchachas eran responsables de ciertas cosas
que fueron incluídas en ese libro en la forma en que lo fueron
... La Sra. White no me dijo exactamente qué había sido lo
malo que habían hecho las muchachas. Supongo que la razón de
que me hablara del tema era el hecho de que Fanny Bolton había
venido a verme.... Le dije sólo lo que Fanny me había
dicho.... "Ahora bien", dijo la Sra. White con algún calor,
"Fanny Bolton nunca escribirá ni una sola línea más para
mí....". Desde ese día hasta hoy, mis ojos han permanecido
abiertos.
6. John Harvey Kellogg.
Cirujano, inventor,
defensor de la salud, escritor, conferencista, maestro, hombre
de negocios. Amigo personal de los White por largo tiempo. No
creo en su infalibilidad, y nunca creí. Hace ocho años, le
dije cara a cara que algunas de las cosas que me había escrito
como testimonios no eran verdaderas, que no estaban en armonía
con los hechos, y que ella misma lo había averiguado. Tengo
una carta de ella en la que explica cómo es que me envió
ciertas cosas.... Sé que la gente va a ver a la Sra. White con
algún plan o proyecto que desean llevar adelante con su
aprobación, y se levantan y dicen: "El Señor ha hablado". Y sé
que eso es fraude, y aprovecharse injustamente de las mentes y
conciencias de la gente... yo no simpatizo con eso, y se lo
dije a W. C. White hace mucho tiempo. 21
7.
Mary Clough.
Sobrina; hija de
Caroline, una de las hermanas de Ellen White. Aunque ella
misma no era Adventista, fue durante un tiempo asistente
literaria, agente de publicidad, y ayudante en los escritos de
White. Despedida por Ellen. [George B. Starr citando a Ellen
White]: Quiero contarle una visión que tuve como a las 2: 00
de la mañana.... Apareció sobre mí un carruaje de oro con
caballos de plata, y Jesús estaba sentado en el carruaje en su
real majestad. Yo quedé profundamente impresionada con la
gloria de esta visión.... Luego vinieron las palabras como
truenos sobre las nubes, desde el carruaje y los labios de
Jesús: "¡Fannie Bolton es tu adversaria!....". Tuve esta misma
visión hace como siete años, cuando mi sobrina, Mary Clough,
aparecía en mis escritos. 22
8. George W. Amadon.
Sirvió por cincuenta
años en varias posiciones en la Review and Herald Publishing
Association, y en la iglesia, en tres ciudades. Amigo de los
White.
Yo sabía que gran
parte de él [How to Live]
había sido tomado prestado.... [En relación con Sketches from the Life of Paul]
Dije que la hermana White nunca escribe los prefacios a sus
libros; sucede que yo sé que otras personas los escriben; y
dije que se había declarado formalmente en el prefacio del
libro que esas cosas habían sido tomadas de otras obras, que
lo que se había copiado palabra por palabra debería estar
entre comillas, o en un tipo de letra más pequeño, o en pies
de página, o algo así, como los impresores lo hacen
generalmente.... Ella nunca lee las pruebas.... La hermana
White nunca se sentaba en la Oficina a leer las pruebas
correctamente ... Usted sabe tan bien como yo cómo se
manejaban sus escritos en los días del Anciano James White. 23
9. Arthur G. Daniels.
Ministro,
administrador; notable como uno de los dirigentes más fuertes
de la Iglesia Adventista; presidente de la Conferencia General
desde 1901 hasta 1922. Amigo personal cercano de los White en
Australia.
Ahora ustedes saben
algo acerca de ese librito, The
Life of Paul. Conocen la dificultad que tuvimos con
eso. Nunca podríamos alegar inspiración en el pensamiento
entero y la composición del libro porque había sido echado a
un lado por haber sido mal armado. No se les habían dado
crédito a las autoridades adecuadas, y algo de eso se había
colado en The Great
Controversy - la falta de crédito.... Personalmente,
eso jamás ha sacudido mi fe, pero hay quienes han sido
grandemente perjudicados por ello, y creo que es porque habían
hecho demasiadas afirmaciones acerca de estos escritos. 24
10. Benjamin L. House
Profesor de religión
en la escuela superior; estuvo presente en la Conferencia
Bíblica de 1919.
Pero me parece que
libros como Sketches
[from] the Life of Paul,
Desire of Ages, y Great Controversy
fueron compuestos de manera diferente, aún por sus
secretarias, que los nueve tomos de los Testimonios. 25
11. W. W. Prescott.
Uno de los grandes
educadores del Adventismo; erudito bíblico; editor del Review; fundador de dos
escuelas superiores, presidente de tres. Ayudó a corregir, y
contribuyó para, el material para los libros de White. Me
parece que una gan responsabilidad descansa sobre aquéllos de
nosotros que saben que hay serios errores en nuestros libros
autorizados y, sin embargo, no hacen ningún esfuerzo especial
para corregirlos. El pueblo y el promedio de nuestros
ministros confían en nosotros para que les proporcionemos
declaraciones dignas de confianza, y usan nuestros libros como
autoridad suficiente en sus sermones, pero les dejamos
continuar año tras año afirmando cosas que sabemos no son
ciertas... Me parece que se ha practicado lo que equivale a un
engaño, aunque probablemente sin intención, al confeccionar
algunos de los libros de ella, y que no se ha hecho ningún
esfuerzo serio para desabusar las mentes de la gente. 26
12. Willard A. Colcord.
Ministro, editor,
secretario de libertad religiosa en la Conferencia General.
Este uso de tanto
material escrito por otros en los escritos de la hermana
White, sin comillas ni crédito, los ha metido, a ella y a sus
escritos, en muchos problemas. Uno de los principales
propósitos en la más reciente revisión de Great Controversy
fue el de corregir cuestiones de esta clase; y una de las
principales razones por las cuales Sketches from the Life of Paul nunca se
reimprimió fue por los serios defectos del libro sobre esta
base. 27
13. H. Camden Lacey.
Profesor de Biblia e
idiomas bíblicos en cinco escuelas superiores Adventistas;
ministro. Amigo personal de los White.
A la hermana Marian
Davis se le confió la preparación de Desire of Ages y ... ella reunió su
material de todas las fuentes posibles .... Se preocupó mucho
por encontrar material adecuado para el primer capítulo (y
otros capítulos también) y yo hacía lo que podía para
ayudarle; tengo buenas razones para creer que ella también
apelaba con frecuencia al Profesor Prescott para pedir ayuda
similar, y la recibía, en una medida mucho más rica y
abundante de lo que yo podría explicar.
14. Asociación
Ministerial de Healdsburg.
Un informe en el
periódico local del pueblo acerca de su estudio comparativo de
cinco libros de los cuales establecieron que Ellen White había
copiado; marzo 20, 1889. El Anciano Heale quiso hacer creer a
los miembros del Comité que ella no es una mujer que lee. Y
también les pidió que creyeran que los hechos históricos, y
hasta las citas, le son dadas a ella en visión sin depender de
fuentes ordinarias de información.... A juzgar por las citas
presentadas y una comparación de los pasajes indicados, ¿no
llegaría a la conclusión cualquier crítico literario de que la
Sra. White, al escribir su libro The Great Controversy, tomo iv, tenía libros
abiertos delante de ella y que de ellos tomaba tanto las ideas
como las palabras? 29
15. James White.
Uno de los fundadores
y organizadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Maestro, editor, hombre de negocios, publicador, ministro,
administrador. Esposo de Ellen. Todo cristiano, por lo tanto,
tiene el deber de considerar a la Biblia como su perfecta
regla de fe y conducta. Debería orar fervientemente para que
el Espíritu Santo le ayude a escudriñar las Escrituras en
busca de la plena verdad, y también para comprender su deber.
No está en libertad de alejarse de ellas para aprender cuál es
su deber a través de cualesquiera de los "Si" condicionales.
Decimos que, en el momento en que lo haga, coloca los dones en
el lugar erróneo, y asume una posición extremadamente
peligrosa. La Palabra debería estar en frente de él y los ojos
de la iglesia deberían estar sobre ella, y considerarla como
la regla según la cual andar, así como la fuente de sabiduría,
de la cual aprender el deber para "toda buena obra". 38
16. Ellen Gould White.
Copiadora y
compiladora de todas las celebradas 25 millones de palabras
que se le han atribuído. La nota que apareció en el Review del 24 de junio de
1858 acerca de su primer intento serio de publicar un libro
anunciaba que éste era "un bosquejo de sus visiones de la gran
controversia entre Cristo y sus ángeles, y el diablo y sus
ángeles". 31 Algunas semanas más tarde, el libro fue anunciado
para la venta por "J. W.", y descrito como "no de origen y
autoridad divinos, sino que es un bosquejo de las visiones de
la Sra. White". Acerca del tomo dos, dos años más tarde, ella
escribió:
Habiendo presentado mi testimonio, y distribuído
varios libros que contenían mis visiones, en los estados del
este, del centro, y del oeste, y habiendo hecho muchas
felices amistades, me pareció que era mi deber dar a
mis amigos y al mundo un bosquejo de mi experiencia
cristiana, mis visiones, y mis trabajos en relación con el
surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel.
Al preparar las siguientes páginas, he trabajado con
gran desventaja, pues en muchos casos he tenido que
depender de la memoria, siendo que no llevé un diario
sino hasta hace algunos años. En varios casos, envié los
manuscritos a amigos, que estaban presentes cuando
ocurrieron las circunstancias relatadas, para que los examinaran
antes de que se imprimieran. He tenido gran cuidado, y
he pasado mucho tiempo, intentando expresar los hechos
simples tan correctamente como me fuera posible.
Sin embargo, he recibido mucha ayuda, para el
establecimiento de fechas, de las muchas cartas que le
escribí al Hno. S. Howland y familia, de Topsham, Maine.
Como ellos cuidaron a mi Henry por espacio de cinco años,
sentí que era mi deber escribirles a menudo y contarles mi
experiencia, las pruebas de mi gozo, y mis victorias. En
muchos casos, he copiado partes de estas cartas. [La cursiva
es mía].
Tales son los
testimonios de algunos de los que estaban alrededor de la
profeta y que vieron, dijeron que habían visto, y en muchos
casos fueron separados después de que lo dijeron.
No se les solicitará testimonio a los que están en una larga
lista de los que la conocían bien pero que fueron rechazados y
expulsados de la causa por lo que sabían. Entre éstos se
cuentan a Crosier, March, la gente del "Movimiento Iowa", "los
fanáticos de Wisconsin", Dudley M. Canright, los Ballenger,
Alonzo T. Jones, Louis R. Conradi, George B. Thompson, y
montones de otros. 32 Su testimonio contra las
"visiones" y la "inspiración" de Ellen sería fuerte, pero no
se les permite hablar porque se fueron, o fueron expulsados de
la iglesia a causa de su conocimiento y su disposición a
compartir ese conocimiento. Ciertamente, es verdad, como
observó un presidente de conferencia de unión en Glacier View
en 1980, que la mayoría de las "luces brillantes" del
movimiento han sido echadas de la iglesia por autoridad de
Ellen White. 33
Podrían acumularse
otros testimonios de personas como William S. Peterson,
Jonathan M. Butler, Ronald L. Numbers, y los otros eruditos
Adventistas de nota de los tiempos modernos que han
investigado con diligencia para descubrir la verdad y
separarla de la fantasía. Sus voces son casi siempre
silenciadas por la histeria de los que no desean ver o no
quieren permitir que otros vean. Los descubrimientos de los
Don McAdams y los Roy Graybill podrían dar preponderancia a la
creciente evidencia de los que ven, pero su material y sus
esfuerzos han sido confiscados por el White Estate, con un
pretexto u otro, en nombre de la religión. Sólo cuando la
libertad religiosa pueda por fin conseguirse y la libertad
académica pueda por fin ejercerse dentro de la iglesia, podrán
los miembros tener la certeza de que la verdad no estará para
siempre en el patíbulo y el error no estará para siempre en el
trono a favor del Adventismo.
Esto no quiere decir
que todas las personas cuyos nombres han sido mencionados en
la lista, más otras que no han sido incluídas, creen que Ellen
fue un fraude o que trataba de engañar, deliberada y
conscientemente, cada vez que escribía. Quiere decir, sin
embargo, que la naturaleza humana y el método humano
de su obra estuvieron bajo escrutinio desde el comienzo, y que
personas honestas con preguntas honestas a menudo no
recibieron respuestas honestas.
Los que aceptan con
sensatez el hecho de que Ellen usaba sin dar crédito las obras
ajenas, reconocen en seguida la presencia de un problema
ético. Los que la excusan por haber usado obras ajenas sin dar
crédito tienen explicaciones diferentes pero interesantes en
cuanto al problema ético. Sólo negaciones de plano han venido
de aquéllos que no ven ningún problema ético por el cual
preocuparse, como si el "2.6 por ciento" del estudio de
Cottrell (que era sólo de alcance limitado en cuanto a la obra
total de Ellen se refiere) fuera suficiente excusa.
Hay que hacer un
intento de separar, si es posible, cada actitud y cada
defensa, y poner esa defensa al lado de algún patrón de medida
de moralidad o conducta ética para ver si Ellen y sus
ayudantes dan la talla.
1. Jack W.
Provonsha, profesor de ética en la Universidad de Loma Linda,
parece estar hablando, en uno de sus trabajos, para los que no
ven, o no desean ver, que Ellen copió algo (o creen que, si lo
hizo, la copia fue tan mínima que casi no era cuestionable o
no lo era en absoluto):
La
cuestión de la supuesta dependencia literaria de Ellen White
ya ha sido expuesta en nuestra mesa colectiva bastante bien.
La mayoría de los Adventistas informados ahora son conscientes
hasta cierto punto del uso extenso que ella hizo de citas,
paralelos, y paráfrasis, así como de la similitud estructural,
formal, y general entre sus libros y aquéllos con los que se
sabe que ella y sus ayudantes editoriales estaban
familiarizados....
Los
pocos que han sabido de lo extenso del material que ella copió
aparentemente han estado renuentes a compartir esa información
con los miembros comunes de la iglesia, supuestamente porque
estaban preocupados de que esa información debilitara la
posición de autoridad de Ellen White en la iglesia. Esta
renuencia continúa expresándose como un intento de minimizar
la extensión de la dependencia.
Este
esfuerzo es comprensible pero fuera de lugar, y puede ser
contraproducente al final. Si la cuestión en discusión hubiera
sido manejada con honestidad desde el principio, ahora nos
habríamos ahorrado lo que es y continuará siendo una dolorosa
experiencia para muchos sinceros miembros de iglesia. 34
Pero siempre habrá
quienes no deseen ver y traten de convencer a otros de que no
deberían ver, tampoco. A los de esta clase, hay que aplicarles
las palabras atribuídas a un sabio árabe: "El que no sabe, y
no sabe que no sabe, es un tonto. Evítalo".
2. Los que
sí ven, pero no pueden persuadirse de que Dios le
permitiera a Ellen hacer algo poco ético o equivocado,
justifican lo que ella hizo diciendo que otros antes de ella
hicieron lo que ella hizo, y que por lo tanto, debe ser
aceptable. Quizás Robert Brinsmead responde tan claramente
como cualquiera a este tipo de razonamiento:
Es
verdad que hay evidencia de préstamo literario por parte de
diferentes autores bíblicos. Pero en tales casos ellos usaron
material que era la herencia y la propiedad común de la
comunidad del pacto. No era propiedad privada, y no había
ninguna pretensión de originalidad. Con la Sra. White, sin
embargo, las circunstancias eran muy diferentes. Sin
reconocimiento, ella usó el producto literario de aquéllos que
estaban fuera de su propia comunidad religiosa, lo registró
como propiedad intelectual suya, y exigió regalías tanto para
ella misma como para sus hijos. Hasta cierto punto, lo
correcto y lo incorrecto están condicionados históricamente,
pero no tenemos que entrar en conjeturas acerca de la ética
literaria exigida en los días de Ellen White. Los hechos no
son ambiguos. Ella no se ajustó a una práctica literaria
aceptable. 35
A este grupo le diría
el sabio: "El que sabe, y no sabe que sabe, está dormido.
Despiértalo".
3. Hay quienes
argumentan que la ética está determinada por los que están a
nuestro alrededor, que la "ética situacional" determinó la
conducta de Ellen y que, por lo tanto, lo que ella hizo es
excusable. A los que racionalizan así, hay que señalarles que,
con esta manera de pensar, vale todo lo que sirve un
propósito. Si el lugar en que uno está en un momento dado es
el lugar correcto, y cualquier cosa que la muchedumbre esté
haciendo es necesaria y correcta, entonces uno hace sólo lo
que a otros les parece. A los que siguen este extremo, este
razonamiento les dice: Si otros van hacia el infierno,
sigámoslos hasta allí. A tales personas debería darles
vergüenza argumentar que copiar material de otros sin darles
crédito era una práctica aceptable en los días de Ellen. Ese
argumento simplemente no es verdad. En gran parte del material
del cual Ellen copió, los autores dieron crédito cuando usaban
material ajeno, y algunos de ellos lo hacían detalladamente y
con gusto. Ellen no lo hizo nunca. La información que está
saliendo a luz revela que no podía. Porque es obvio que si la
iglesia, o Ellen, o sus ayudantes, hubiesen revelado
honestamente de quiénes y cuánto material estaban usando de
otros autores, Dios, la pretendida autoridad de Ellen y
los demás, quedaría expuesto como de menor importancia, si
no inexistente, en su programa.
A los defensores
actuales de esta "ética de la mayoría", que está fuera de
lugar, el sabio les diría: "El que no sabe, y sabe que no
sabe, es un simple. Enséñale".
4. Hay quienes
aceptan lo que ven y, gústeles o no, tienen la impresión
de que debería ser reconocido. Pero razonan que la conducta de
Ellen no es impugnada, por cuanto Dios estableció diferentes
normas para los profetas. Esta parece ser la posición a la que
tiende Provonsha. Alquien que critica la posición de Provonsha
le escribe de esta manera:
La
observación que antecede me lleva a lo que el borrador indica
que es su tesis central. Ofrezco una paráfrasis de esa tesis,
y su positivo apoyo a ella, del modo que yo sugiero se
aproxima a una paráfrasis que podría resultar aceptable al
crítico de la acción del comité autorizado [Glendale] de
revisión de la Conferencia General, [que] usted cita en las
páginas 5 y 6 del borrador. Él, y muchos lectores, podrían muy
bien decir del trabajo que "asume la posición de que los
profetas (y otros escritores inspirados) son tan diferentes
del resto de nosotros que no están sujetos a los conceptos
tradicionales de honestidad, y no son deshonestos al copiar
sin dar crédito, y aún negar su dependencia de otros, y aunque
las 'simples personas ordinarias' serían mentirosas y
fraudulentas si llevaran a cabo los actos en cuestión,
aquéllas personas no están erradas, a causa de su diferente
posición". 36
No es probable que
todo el mundo pueda seguir a Provonsha al interior de este
mundo de filosofía ética, y llegar a la respuesta oportuna que
él tiene para el problema. Quizás, también, Provonsha no tenía
disponibles, para su modo de pensar, todos los hechos y
ramificaciones necesarios para completar un cuadro de setenta
años de engaño, porque su documento no trata de la ética de
los que ayudaron a Ellen a continuar con la mentira blanca
durante toda su vida.
5. Hay otros matices
de significado que vienen a la mente de numerosas personas que
luchan individualmente con el problema ético a medida que se
enteran gradualmente de más hechos. Quizás un aspecto que
necesita una seria consideración es un término que en
jurisprudencia se llama "capacidad disminuída".
White sufría de problemas
médicos:
La lesión que Ellen sufrió en su niñez y
los problemas físicos resultantes son bien conocidos y están
bien documentados. Comenzando con ese accidente, y siguiendo a
través de la adolescencia y la mediana edad, ella sufrió ataques
físicos, "que a menudo acompañaban lo que sus seguidores dieron
en llamar visiones abiertas. Se dice que, a veces, no era
consciente de nada a su alrededor, aunque a veces conservaba el
control de sus movimientos. La iglesia a menudo se ufana de que
ella comenzó con una mente débil y sin adiestrar, y un cuerpo
delgado y desfigurado - el más débil de los débiles". Se informa
que, por lo menos cinco veces, fue atacada de "parálisis", y que
muchas veces ella sentía que estaba a punto de morir; a menudo,
permanecía inconsciente por largos períodos. 37 Bajo estas
condiciones físicas, especialmente durante sus primeros años, su
mente a menudo estaba en la misma condición que su cuerpo, a
veces en las arenas movedizas de la desesperación y a veces en
la cumbre de la gloria.
Este estado mental y físico fue observado
al comienzo de la experiencia de Ellen. Ha quedado un notable
testimonio en relación con su condición y el hecho de que ella
la reconociera ya en 1865, testimonio que fue publicado más
tarde, en 1877. A causa de la naturaleza sensitiva de la
información, es mejor reproducir varios párrafos de las páginas
que tratan de ella.
Cuando, durante una
conferencia en Pilot Grove en 1865, ella relató una visita al
Instituto de Salud del Dr. Jackson, dijo que el doctor, después
de examinarla, había declarado que sufría de histeria. Ahora,
para los que tienen confianza en la capacidad del Dr. Jackson
como médico, esta declaración proporciona un indicio de la
supuesta inspiración divina de Ellen. De acuerdo con las
autoridades médicas, la histeria es una enfermedad real, pero de
tipo muy peculiar, pues afecta, no sólo el cuerpo, sino también
la mente; produce fenómenos de una naturaleza muy marcada pero
muy variada, y al actuar la enfermedad sobre diferentes personas
y diferentes temperamentos, produce variados resultados.
Cuando el Dr. William
Russell, que en ese entonces trabajaba en el Instituto de Salud
de Battle Creek, nos escribió expresando sus dudas con respecto
a la inspiración divina de las visiones, y pidiéndonos la
evidencia que tuviéramos sobre ese tema, con gusto accedimos a
su solicitud y le enviamos las obras publicadas, y también un
breve resumen de la obra que ahora presentamos al público.
También, llamamos su atención sobre la opinión médica del Dr.
Jackson en el caso de la Sra. White, y solicitamos la opinión de
él para publicarla también en el libro. A esto contestó, el 12
de julio de 1869, que había decidido, hacía algún tiempo, "que
las visiones de la Sra. White eran el resultado de un organismo
enfermo y un cerebro o un sistema nervioso defectuoso". Aquí,
entonces, tenemos el testimonio de dos médicos, en cuya
capacidad como médicos confían generalmente la Sra. W. y los
Adventistas del Séptimo Día, que están de acuerdo en su opinión
en cuanto a la predisposición de ella a una condición enferma
del cerebro y el sistema nervioso.
Con estos testimonios en
mente, regresemos a la primera visión y veamos si podemos, a
partir de las circunstancias presentes, llegar a una solución
razonable y práctica del fenómeno en el caso. De acuerdo con sus
obras publicadas, la Sra. White, a la edad de nueve años, sufrió
una desgracia muy grave; una pedrada le aplastó la nariz,
desfigurándole el rostro permanentemente. Por supuesto, no
sabemos si este accidente fue o no la causa de su predisposición
a la histeria, pero una cosa es cierta: No la originó, sino que
la agravó, como lo describe el Dr. Russell: "Un organismo
enfermo o un cerebro o sistema nervioso defectuoso". Esto lo
demuestra el hecho de que, durante tres semanas después del
accidente, ella permaneció completamente inconsciente, con el
cerebro con tanta urea que le causó la cesación de sus funciones
durante ese tiempo.
En Life Incidents, pág. 273,
el pastor White también dice de su salud en la época de su
primera visión: "Cuando tuvo la primera visión, estaba
enflaquecida e inválida, y sus amigos y médicos sólo esperaban
que muriera de consunción. En ese tiempo sólo pesaba ochenta
libras. Su sistema nervioso estaba en tal estado que no podía
escribir, y dependía de alguien sentado cerca de ella en una
mesa hasta para verter bebida de la taza al platillo".
Poco después de
recuperarse, parece haber vuelto su atención a temas religiosos,
con los cuales quedó profundamente impresionada, hasta que, a la
edad de doce años, profesó la conversión e ingresó a la Iglesia
Metodista. Su experiencia religiosa a esa temprana edad fue de
un tipo peculiar; a veces se exaltaba hasta el éxtasis, y
nuevamente se deprimía hasta las profundidades de la
desesperación. Esta desafortunada condición de la mente no
parece haber sido causada por las circunstancias externas que la
rodeaban, que eran todas favorables a su profesión religiosa,
sino por sueños e impresiones agradables o desagradables.
Más o menos por este
tiempo, se predicaba la doctrina Adventista en Portland, Maine,
donde vivía la familia de su padre, y tanto su familia como ella
misma se interesaron en ella, hasta el punto de que en 1842 ella
asistía constantemente a las reuniones Adventistas, aunque era
todavía Metodista. El resultado de que pasara el tiempo
sin que el Señor regresara en 1844 fue la división del pueblo
Adventista en dos grupos. Mientras uno de ellos se
replegaba a la posición de que la venida del Señor estaba
cercana pero admitía que los movimientos de 1843 y de 184 eran
erróneos, el otro afirmaba que el Señor les había guiado hasta
ese momento y que el pasado se justificaría plenamente;
finalmente, los de esta última clase cayeron en el error de la
puerta cerrada, afirmando que el Esposo había venido, y que el
tiempo para la salvación de los pecadores, los cristianos
nominales, y los Adventistas apóstatas había pasado. En Life
Incidents, pp. 183-91, el Anciano White hace un interesante
relato de la historia de la puerta cerrada. La Sra. White, (en
ese tiempo Ellen G. Harmon), se identificó con los de esta
última clase, que se reunían en casa de su padre, lo cual
mostraba que ella estaba constantemente bajo la influencia de
este terrible error, cuyo poder nadie, excepto los que lo
presenciaron o participaron en él, puede apreciar debidamente.
Bajo estas circunstancias, y con su organismo enfermo, su
cerebro o sistema nervioso defectuosos, y una predisposición a
la histeria, no es de sorprenderse que tuviera lo que se llamó
una visión, y que, tal como sería de esperarse, su visión
correspondiera, en términos generales, a los puntos de vista
religiosos que ella abrigaba, como hemos mostrado claramente en
esta obra.
Sobre este punto, el
pastor White presenta otro testimonio en su libro Life
Incidents, página 272 (publicado en 1868), en el cual dice:
"Durante los pasados veintitrés años, ella ha tenido
probablemente entre cien y doscientas visiones. Éstas han
ocurrido en casi cada tipo diferente de circunstancias, y sin
embargo, todas ellas han sido maravillosamente similares; siendo
el cambio más evidente el que, en años más recientes, han sido
menos frecuentes y más abarcantes". Bajo estas circunstancias,
todo esto es muy natural y razonable. Al mejorar la salud de la
Sra. White, las visiones se volvieron menos frecuentes. Como la
mente y su funcionamiento son el resultado del organismo humano,
una constitución física más saludable producirá un estado de la
mente mejor y más saludable. Y, como la salud de la Sra. White
ha mejorado, su cerebro y su sistema nervioso han adquirido un
estado más natural, y sus estados de trance han sido menos
frecuentes; y como ella ha avanzado en cuestiones de información
general (habiendo sido su educación temprana descuidada casi por
completo a consecuencia de su debilitada salud), sus visiones se
han hecho más abarcantes - una consecuencia muy natural - que es
una de las mejores evidencias de que sus visiones surgían de su
propia mente.
Que los fenómenos de las
visiones, la suspensión animada, y los poderes milagrosos de la
Sra. White son el resultado de una organización física y mental
en desorden lo confirma el siguiente extracto del libro Practice
of Medicine, p. 721, del tomo 2, del Dr. George B. Wood,
que me ha llamado la atención, y que corresponde a algunas de
las experiencias de la Sra. White en visión, particularmente al
hecho de que se pusiera de pie con una Biblia en la mano, la
levantara por encima de su cabeza, y señalara y repitiera
algunos pasajes de ella. Al tratar desórdenes mentales, y
explicar la causa y los fenómenos de los trances, el Dr. Wood
dice:
"El éxtasis
es una afección en la cual, junto con pérdida de la conciencia
de las circunstancias existentes, e insensibilidad a las
impresiones externas, hay una aparente exaltación de las
funciones intelectuales o emocionales, como si el individuo
fuese elevado a una naturaleza diferente, o a una esfera
diferente de la existencia. El paciente parece envuelto en
algún pensamiento o sentimiento absorbente, con una expresión
en el rostro como de elevada contemplación, o de inefable
deleite. El movimiento voluntario queda generalmente
suspendido, y el paciente o yace insensible a influencias
externas, o como en la catalepsia, conserva la posición que
tenía cuando sufrió el ataque. A veces, sin embargo, los
músculos obedecen a la voluntad, y el paciente habla o actúa
de acuerdo con sus impulsos existentes. En estos casos, la
enfermedad raya muy de cerca con el sonambulismo. Puede que el
pulso y la respiración sean naturales, o más o menos
disminuídos; el rostro está generalmente pálido; y la
superficie del cuerpo está fresca. Si la frecuencia del pulso
aumenta, es generalmente más débil también. La duración del
ataque es muy incierta; en algunos casos no pasa de algunos
minutos, en otros se extiende a horas o días. Al recobrarse
del ataque, el paciente generalmente recuerda sus pensamientos
y sentimientos más o menos con exactitud, y algunas veces
habla de las maravillosas visiones que ha visto durante sus
visitas a las regiones de los benditos, de encantador
esplendor y armonía, de inexpresable gozo de los sentidos o
afectos". 38
Estas asombrosas páginas
revelan algunos hechos serios que pueden ser verificados:
a. Se dio una
descripción precisa del estado físico y mental de Ellen White
del modo en que ella lo describía a menudo.
b. El
análisis de su estado fue efectuado por médicos capaces, que en
algunos casos eran aceptos a los White.
c. Las
observaciones fueron hechas al principio de su vida por personas
que conocían su estilo de vida y la observaron de
primera mano.
d. Ellen
White efectivamente creyó y enseñó la puerta cerrada, cuya
historia se mantuvo oculta por más de cien años, como se ha
revelado (y ahora ha sido confirmada por el White Estate). Ellen
hasta tuvo una visión mostrando que la puerta se cerró
para los pecadores después de 1844.
Más interesante, quizás, es el hecho de que
otros, algunos de los cuales eran también médicos, notaron la
similitud de su estado durante sus "visiones" y diagnosticaron
su estado de manera similar. William S. Sadler, amigo de la
familia White, una vez verdadero creyente y también anciano de
la iglesia, y más tarde médico, escribió en 1923:
No es raro que personas en trance
cataléptico se imaginen que viajan a otros mundos. En
realidad, los maravillosos relatos de sus experiencias, que
describen por escrito después de que han terminado estos
ataques catalépticos, son tan singulares y maravillosos que
sirven de base para fundar nuevas sectas, cultos, y
religiones. Muchos movimientos religiosos extraños y
singulares se han fundado y organizado de este modo. Es un
interesante estudio en psicología observar que estos médiums
en trance siempre ven visiones en armonía con sus propias
creencias teológicas. Por ejemplo, una médium que creía en la
natural inmortalidad del alma siempre era guiada, en sus
viajes celestiales, por algunos amigos muertos que habían
partido. Un día, ella cambió sus puntos de vista religiosos -
se convirtió a la creencia en el "sueño del alma" - y desde
entonces, cuando estaba en trance, era llevada de un mundo a
otro, en sus numerosos viajes celestiales, por ángeles, y
ningún amigo muerto o separado jamás volvió a aparecer en
ninguna de sus visiones después de este cambio en sus
creencias. 39
El registro de las visiones de Ellen de
otros mundos puede verificarse en Early Writings para
ver si la información relatada por Sadler se aplica a ella.
Sadler continúa con otras observaciones interesantes:
Casi todas estas víctimas de trances y
catalepsia nerviosa, tarde o temprano se llegan a creer
mensajeros de Dios y profetas del cielo, y sin duda la mayoría
de ellos son sinceros en su creencia. No entendiendo ni la
fisiología ni la psicología de su aflicción, sinceramente
llegan a considerar sus peculiares experiencias mentales como
algo sobrenatural, mientras sus seguidores creen ciegamente
cualquier cosa que enseñen a causa del supuesto carácter
divino de estas así llamadas revelaciones. 40
Sadler continúa corroborando lo que los
médicos de las décadas de 1860 y 1870 habían detectado:
Otro interesantísimo fenómeno que he
observado en relación con los médiums en trance que, como
observamos anteriormente, son en su mayoría mujeres, es que
estos fenómenos de trance o catalépticos, que en algunos
respectos son muy similares a ataques de histeria mayor - sólo
que llevados aún más allá - digo que ha sido mi experiencia
que generalmente aparecen después de que ha entrado la
adolescencia, y en ningún caso que he observado, o del cual
haya yo oído, han sobrevivido estos fenómenos a la aparición
de la menopausia. La naturaleza de los fenómenos asociados con
estas profetisas o médiums en trance es siempre modificada por
la aparición del "cambio de vida". 41
Nuevamente, es interesante observar lo que
el doctor dice que sucedía en el caso de Ellen. Ella dejó de
tener "visiones abiertas" alrededor del tiempo de la vida en que
ocurre la menopausia. 42 Es asimismo interesante observar que la
cesación de las visiones coincidió con la muerte de James White,
su esposo.
Un
escritor posterior retomó el tema físico en su disertación
doctoral escrita en 1932:
No hay ni la más
mínima evidencia de que ella, en este estado, en ningún
momento aprendiera ni una sola cosa que no fuera ya bien
sabida por sus asociados. Mientras este escritor no llegaría
hasta a decir que ella estaba "mesmerizada" por su esposo, él
[el escritor] está plenamente convencido de que el contenido
de sus primeras "visiones" estaba determinado casi por
completo por el problema en que él [James White] estaba
interesado y al cual le dedicaba su tiempo en el momento de la
manifestación. ... Más tarde, después de su muerte, la
graciosa aprobación de ella era un objeto muy deseado entre
ciertos tipos de dirigentes y oficinistas que usaban todo tipo
de métodos y ardides para obtener el apoyo de ella para sus
proyectos.
Cuando White usó
todos los métodos posibles para la organización, su esposa
"vio" que era el plan de Dios; cuando él cayó bajo sospecha en
la operación de la impresora, a ella se le mostró que esto no
era agradable a Dios. Cuando él, por medio de la pluma y de
viva voz, llamó a la "benevolencia sistemática"
[contribuciones financieras regulares a la iglesia], ella tuvo
una "visión" apoyándola. En el tiempo en que él estaba ocupado
escribiendo folletos pro salud, a ella se le mostró su "gran
visión" sobre la reforma pro salud. Esta lista podría
continuar, reemplazando el nombre de su esposo por los de sus
dirigentes favoritos, hasta su muerte. 43
Linden, en 1978, revisó las observaciones y
teorías de psicólogos y psiquiatras de mediados de la década de
1900 buscando indicios de los factores causales de los fenómenos
visionarios. Fue necesario tomar en cuenta factores tanto
psicológicos como físicos. 44 Quizás las respuestas
finales y más satisfactorias acerca de Ellen White podrían darse
en favor de la mentira blanca si el White Estate quisiera
permitir la publicación de los detalles del historial médico de
ella de principio a fin.
Otro escritor ha descubierto un tipo diferente de razonamiento
para el problema de que Ellen copiaba sin dar crédito, así como
su creencia en su propia "originalidad visionaria". M. Ronald
Deutsch (The New Nuts Among the Berries) relata, en el
capítulo titulado "The Battles of Battle Creek", cómo Charles E.
Stewart le escribió a la Sra. White en respuesta a la afirmación
pública de ella de que "había recibido instrucciones del Señor"
para que invitara a los que tenían "perplejidades ... en
relación con los testimonios" a "poner por escrito" sus
"objeciones y críticas", que ella las contestaría. Los amigos de
Stewart publicaron su larga carta (que incluía copias de
correspondencia adicional con otras personas) en forma de
folleto en octubre de 1907 - después de que habían pasado cinco
meses sin respuesta de Ellen White. El prefacio del folleto
decía que Stewart había recibido un recibo de registro
debidamente firmado, pero ninguna respuesta.
Deutsch cita la siguiente
opinión de su libro:
Creo que ella es víctima de
auto-hipnotismo. En realidad, ella se ha auto-hipnotizado para
creer que estas visiones son genuinas. No creo que ella
voluntariamente se proponga engañar - ella ha adquirido el
hábito visionario - pero sí culpo a los que le venden a la
gente un truco que es, ni más ni menos, un grosero fraude. 45
El año de 1907 pasó hace mucho tiempo. La
cuestión de los problemas de la salud de Ellen y las
preocupaciones de los médicos de su tiempo podrían haberse
olvidado si estas preguntas no siguieran apareciendo de tanto en
tanto. Tan recientemente como en 1981, apareció un artículo en
el Toronto Star
de mayo 23:
Una piedra que
golpeó la frente de una fundadora de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día, Ellen Gould White, cuando tenía nueve años de
edad, casi seguramente es la causa de sus visiones, las cuales
son la base para la doctrina de la iglesia, dicen dos médicos.
El golpe causó una forma de epilepsia, dijeron en una
entrevista los doctores Delbert Hodder y Gregory Holmes, de
Connecticut. Estuvieron en Toronto para describir sus
descubrimientos durante una reunión de la Academia Americana
de Neurología en el Sheraton Centre recientemente ....
Hodder, que es
Adventista, dice que su informe y el de Holmes (que no es
Adventista) podría sanar la división que existe en la iglesia.
"Han estado
considerándolo de una manera teológica", dijo, pero su
investigación muestra que "ella puede ser explicada
médicamente". 46
A muchos podría parecerles que el argumento
médico es la mejor manera de explicar la cuestión ética
suscitada por su engaño, aunque no justificaría a los que,
obviamente sin conocer el estado de ella (y por ende sus
debilidades), continuaron ayudando a expandir la mentira blanca.
También, generaría algún grado de simpatía por las acciones de
Ellen - en base a la capacidad disminuída solamente. De manera
similar, ayudaría a explicar las muchas inconsistencias en sus
"visiones" con las cuales la iglesia ha tenido que lidiar, o ha
tenido que excusar, o tapar a través de los años.
Puede ser que la última línea de las palabras del sabio árabe se
apliquen a este punto de vista sobre el problema ético: "El que
sabe, y sabe que sabe, es un sabio. Síguelo".
Referencias y notas
1. Véase a
Guy Herbert Winslow, "Ellen Gould White and Seventh-day
Adventism", disertación (Worcester, MA: Clark University, 1932); y
W. Homer Teesdale, "Ellen G. White: Pioneer, Prophet", Disertación
(University of Calif., 1933).
2. Carta de
Robert W.Olson para Daniel C. Granrud, 4 de septiembre de 1980.
3. Robert W.
Olson, "Ellen G. White and Her Sources" [Ellen G. White y Sus
Fuentes], cintas grabadas de un discurso al Adventist Forum, con
período de preguntas, en la Iglesia de la Universidad de Loma
Linda, enero de 1979.
4. Carta de
Robert W. Olson para Daniel C. Granrud, 2 de octubre de 1980.
5. De Olson
para los Fideicomisarios del EGW Estate, 29 de noviembre de 1978,
p. 5.
6. Apéndice,
cuadros comparativos en general.
7. Jonathan
M. Butler, "The World of E. G. White and the End of the World" [El
Mundo de E. G. White y el Fin del Mundo], Spectrum 10, no.
2 (Agosto 1979): 2-13. También, Donald R. McAdams expandió este
tema en la reunión del Comité Glendale Sobre Las Fuentes de EGW,
que se llevó a cabo el 28-29 de enero de 1980.
8. W. C.
White, citado por Robert W. Olson y Ronald D. Graybill. Cintas
grabadas de un seminario en el Southern Missionary College en el
otoño de 1980.
9. De W. C.
White para el Comité de la Conferencia General, 3 de octubre de
1921.
10. John
Harvey Kellogg, "An Authentic Interview.... el 7 de octubre de ...
11. La
indicación en mi libro es que pocos, si es que los había, de los
que estaban enterados de la confección de los libros de Ellen
White aceptaban la idea de la inspiración verbal.
12. Véase la
lista de "testigos" que sigue a este capítulo.
13. Linden,
Winslow, Teesdale, y otros explican que, con el correr de los
años, tuvo lugar una evolución de valor en cuanto a la
"inspiración" y a la "autoridad" de los escritos de Ellen White.
14. Nadie
arguye seriamente que Ellen no sabía lo que estaba haciendo, o lo
que se estaba haciendo. En realidad, el problema sería mucho más
serio si ella no hubiese sabido. Este capítulo trata de cómo
diferentes personas trataron de resolver el problema en diferentes
ocasiones.
15. Carta de Robert
W. Olson para Daniel C. Granrud, 2 de octubre de 1980.
16. Arthur L. White
en su "suplemento" de 1969 de una reimpresión en facsímil de EGW,
The Spirit of Prophecy, tomo 4, p. 535.
17. De Uriah
Smith para Dudley M. Canright, 22 de marzo de 1883.
18. Ellen G.
White Estate, "A Statement Regarding the Experiences of Fannie
Bolton in Relation to Her Work for Mrs. Ellen G. White" [Una
Declaración Concerniente a las Experiencias de Fannie Bolton en
Relación con Su Trabajo para la Sra. Ellen G. White], Archivo de
documento 445, p. 8. Esta publicación contiene una sección con el
"Informe del Anciano Starr" de su conversación con Ellen White
concerniente a Fannie Bolton.
19. De Fannie
Bolton para los "Queridos hermanos en la verdad." Borrador sin
editar en el Archivo de Documento 445 en el EGW Estate.
20. Merritt
G. Kellogg , declaración escrita a mano, ca. 1908.
21. John
Harvey Kellogg, "An Authentic Interview", 7 de octubre de 1907,
pp. 23-39. Las declaraciones de Kellogg registradas
estenográficamente.
22. George B.
Starr, en EGW Estate, "A Statement Regarding ... Fannie Bolton."
EGW Estate DF 445.
23. JHK, "An
Authentic Interview", pp. 33-36. Las declaraciones de George
Amadon registradas estenográficamente.
24. [Bible
Conference], "The Bible Conference of 1919", Spectrum 10, no. 1 (mayo de
1979): 34.
25. Ídem, p.
52.
26. De
W[illiam] W[arren] Prescott para W. C. White, 6 de abril de 1915.
27. Carta de
W[illard] A[llen] Colcord, 23 de febrero de 1912. Véanse los
capítulos nueve y trece.
28. De H.
Camden Lacey para Leroy E. Froom, 11 de agosto de 1945. De H.
Camden Lacey para Arthur W. Spalding, 5 de junio de 1947.
29.
[Healdsburg, California] Pastors' Union, "Is Mrs. White a
Plagiarist?" Healdsburg
Enterprise (20 de marzo de 1889).
30. James
White, "The Gifts of the Gospel Church" [Los Dones de la Iglesia
del Evangelio], Review 1 (21 de abril de 1851): 70. (Reimpreso en
Review 4 [9 de Junio de 1853]; 13-14) Citado por Earl Amundson,
"Authority and Conflict," leído en una Consulta Teológica en
Glacier View (15-20 de agosto de 1980).
31. [Nota
editorial], Review 12 (24 de junio de 1858): 48.
32. Ellen G.
White, Spiritual Gifts, tomo 2, prefacio.
33. Earl W.
Amundson, "Authority and Conflict", p. 25.
34. Jack W.
Provonsha, "Was Ellen White a Fraud?", Loma Linda University,
1980, p. 1.
35. Robert D.
Brinsmead, Judged by the Gospel [Juzgados por el
Evangelio], p. 172.
36. De J.
Jerry Wiley para Jack W. Provonsha, 22 de mayo de 1980.
37. H[enry]
E. Carver, Mrs. E. G. White's Claims to Divine Inspiration
Examined [Un Examen de las Afirmaciones de la Sra. E. G.
White de Que Era Inspirada] , 2da. ed. (Marion, Iowa: Advent and
Sabbath Advocate Press, 1877) pp. 75-80.
38. Ídem, pp.
75-80.
39. W[illiam]
S. Sadler, The Truth about Spiritualism [La Verdad Sobre
el Espiritismo] (Chicago: A. C. McClurg & Co., 1923), pp.
157-58.
40. Ídem.
41. Ídem, p.
159.
42. De
acuerdo con la SDA Encyclopedia (véase "Visions," p.
1557), la última "visión abierta" de Ellen White ocurrió en Junio
de 1884. Linden, en The Last Trump, dice que James White
subrayaba que "los músculos y las coyunturas de ella se ponían
rígidos," y su vista necesitaba algún tiempo para acomodarse otra
vez a la normalidad.
43. Winslow,
Guy Herbert, "Ellen Gould White and the Seventh-Day Adventism,"
disertación (Worcester, MA: Clark University, 1932) p. 290.
44. Linden,
Ingemar, The Last Trump, pp. 159-163.
45. M. Donald
Deutsch, The New Nuts Among the Berries, Palo Alto, Ca.
46. Manlyn
Dunlop, "Were Adventist Founder's Visions Caused by Injury?"