Ellen G. White
Ellen G. White

LA MENTIRA WHITE

Título del libro en inglés:
 The White Lie

Walter T. Rea

Capítulo 11
Una cuestión de ética

Evidencia histórica de que los dirigentes sabían que Ellen White
no era inspirada, sino que sufría de problemas médicos...
¡Sólo que se les olvidó decírselo a la grey!


Se ha escrito sobre Ellen y sus "préstamos" mucho más de lo que uno puede abarcar o digerir. Sin duda, se continuará escribiendo más a medida que varias personas traten de despejar sus mentes y sus corazones de conceptos erróneos y dolorosos que han existido por largo tiempo. Puertas que han permanecido cerradas por cien años o más ahora están siendo abiertas dolorosamente por una generación diferente. Se puede tener la esperanza de que un número suficiente de pies hayan sido puestos firmemente en el umbral para impedir que la puerta se cierre con estrépito y herméticamente otra vez. Parece que la oposición contra algunos de los que escribieron antes de la década de 1970 para protestar por lo que estaba ocurriendo tuvo tanto éxito que a una generación o dos de Adventistas se les enseñaron falacias'.  Vendrá material adicional a medida que lo exijan los tiempos y a medida que los eruditos continúen descubriendo lo que yace bajo la superficie. Mucho se ha dicho durante muchos años acerca de la reserva del White Estate y acerca de sus políticas extremadamente rigurosas, aún hacia amigos de la iglesia que buscan información conducente al conocimiento de la verdad. La imposibilidad de tener acceso al material fuente, sin escamotearlo, naturalmente aumenta la sospecha. Pero los tiempos han cambiado desde 1844. Ahora las únicas puertas que permanecen realmente cerradas son las que conducen a las mentes de los comunicadores, que en ciega lealtad, continúan repitiendo como loros la "línea del partido", fanáticos a los que no les importa ni la exactitud ni la honestidad. Estas puertas son las más difíciles de abrir, porque han sido cerradas por las personas en las cuales ellos creían que tenían derecho a confiar - cuyas mentes, a su vez, han sido cerradas por el temor a pensar o a investigar, no vaya a ser que la maldición de los supervendedores cayera sobre ellos. Aún peores son los que temen que Dios, que está siendo siempre sometido a juicio sobre cuestiones como éstas, quiera que los ciegos guíen a los ciegos a través del desierto yermo.

Los estudios han establecido ciertos puntos irrefutables. Hasta Robert Olson, del White Estate, admitió esto en su carta de septiembre 4 de 1980:

Permítanme asegurarles... que estamos haciendo lo mejor que podemos para hacer lo que creemos que se debe hacer. El documento de diecinueve páginas al que se refiere usted y que trata del uso de fuentes no inspiradas por parte de Ellen White, fue publicado por el periódico de la Unión Divisional Australasiática. Además, fue traducido al alemán y publicado para todos nuestros ministros en Alemania Occidental. Una versión algo modificada del artículo fue publicada en el nuevo folleto de Escuela Sabática para jóvenes, que está circulando en Lincoln, Nebraska. También, hemos puesto este artículo a disposición de nuestros presidentes de conferencia alrededor del círculo, y hemos presentado el asunto en muchas reuniones de obreros tanto aquí como en el extranjero. Sin embargo, nos parece que éste es simplemente un paso preliminar. El Comité de la Conferencia General ha votado pedirle a uno de los profesores de la Universidad de Andrews que inicie un estudio de dos años, en el cual los escritos de Ellen White acerca de la vida de Cristo han de ser investigados a fondo, especialmente acerca de la cuestión de los préstamos literarios. 2
¿Es posible que éste sea el mismo Robert Olson que se puso de pie ante un auditorio en Loma Linda hace menos de dos años y dijo que toda esta discusión acerca de Ellen y sus escritos no significaba nada? 3  Por otra parte, no se puede considerar que la afirmación de Olson signifique que hay una nueva política de puertas abiertas en la oficina del White Estate. Una carta posterior de ese mismo año (octubre de 1980) revela cuán cerrada está todavía esa bóveda del White Estate: "El Anciano no considera estas cuestiones como yo creo que debería hacerlo". 4 Y no fueron en vano sus palabras al grupo de casa dos años antes, cuando dijo acerca del que había sido escogido para hacer el trabajo:
... el tiempo de Jim [Cox] no le costaría nada al White Estate, y creo que podemos permanecer lo bastante cerca de él para que las conclusiones a las que llegue sean esencialmente las mismas a las que nosotros llegaríamos si nosotros mismos hubiésemos hecho el trabajo. Podríamos pedirle a Jim que prepare un informe para un comité cada dos o tres semanas. 5
Pero la prensa es más fuerte que la espada. La espada de Olson se ha embotado en el combate con la prensa, aunque parte de esa prensa es sólo la máquina de copias rápidas. Por lo menos en algunas partes del mundo, los miembros se están dando cuenta, y por primera vez, de la magnitud del problema del uso ilegítimo por parte de Ellen del trabajo de predecesores, y del hecho de que algunas preguntas deben ser contestadas. Por todo el mundo, muchos Adventistas ya no están dispuestos a aceptar las respuestas no éticas que les han dado sus supervendedores.

Los problemas éticos pueden resumirse revisando la evidencia de que buena parte de las investigaciones en años recientes ha revelado información sustancial acerca de la vida y los escritos de Ellen.

  1. Es claro ahora que los escritos de Ellen no eran originales; sus materiales fueron tomados de otras fuentes -- acerca de todos los temas, en todas las áreas, en todos los libros. 6

  1. Es claro, asimismo, que las circunstancias, sus asociados, y los escritores religiosos de los cuales extrajo material (copiando, parafraseando, o de alguna otra forma) efectivamente influyeron en Ellen. 7

  1. La única negación que se había dado a conocer de manera general (la de las introducciones a las ediciones de 1888 y 1911 de The Great Controversy) en realidad no trata el problema. ¿Por qué citaría alguien una obra publicada por otra persona si no tuviera el propósito de citar a esa persona como autoridad?

  1. Ahora se ha aceptado que Ellen recibió mucha más ayuda de la que se les hizo creer a los miembros de iglesia, y que sus ayudantes efectivamente tenían mucha libertad para seleccionar y arreglar material y para su edición final. 8 También, además de los ayudantes editoriales, que son bastante conocidos - Marian Davis, Clarence C. Crisler, Dores E. Robinson, Mary Steward, Fannie Bolton, Mary H. Crisler, Sarah Peck, Maggie Hare, y H. Camden Lacey - una publicación posterior de Willie White llama la atención a otros menos conocidos: "Desde 1860 en adelante, algunos de los manuscritos de ella destinados para ser publicados, y algunos de sus testimonios, fueron copiados por miembros de su familia". 9 Luego mencionó a copistas como Lucinda Abbey Hall, Adelia Patten Van Horn, Anna Driscoll Loughborough, Addie Howe Cogshall, Annie Hale Royce, Emma Sturgis Prescott, Mary Clough Watson, y la Sra. J. L. Ings. Puede muy bien haber habido otros.

  1. Ellen no tenía la última palabra en lo que se escribía y no siempre la tenía tampoco en lo que se publicaba. 10 Aunque se pudiera probar que ella estaba "siempre en control," eso no esclarecería las cuestiones éticas.

  1. No se puede sostener, ni en buena erudición, ni en buena conciencia, que la "inspiración verbal" era el problema para los que veían y entendían lo que sucedía. Sabían lo que estaba sucediendo, y no aceptaban los escritos como si fueran de Dios, y de esa manera no condonaban lo que se estaba haciendo. 11

  1. Si cualquiera expresaba convicciones acerca de estos asuntos, y cuando eso ocurría , esa persona recibía un testimonio condenatorio personal, o se le pedía que se fuera, o aún peor, se le clasificaba como enemigo de la iglesia y la verdad. 12

  1. No todos los primeros padres y los obreros de la iglesia aceptaban o creían que todo lo que Ellen escribía venía de Dios y era siempre inspirado. Para ellos, la autoridad de ella no era final. 13

  1. Ellen misma sabía bien lo que se estaba haciendo, participó en ello desde el principio, y estimulaba a otros que trabajaban para ella a hacer lo mismo y a no decir nada. 14

Esta última afirmación (ítem 9) parece constituír el mayor problema ético para la Iglesia Adventista en la actualidad. Robert Olson ha juzgado que el enfoque de cierta ersona "es llevar a sus oyentes a creer que Ellen White era deshonesta y engañosa." 15 A causa de la naturaleza sensitiva de esta acusación, es necesario tener testigos informados para que testifiquen de lo que vieron o dijeron.

Ninguno de los que ahora defienden a Ellen y a sus acciones estaba vivo en el tiempo en que ella estaba activa. Ni siquiera su nieto Arthur puede ser un testigo aceptable. Su abuela tenía más de ochenta años de edad cuando él nació. Cualquiera que fuera el trabajo que ella hubiese hecho para la iglesia, lo hizo sin la observación o el conocimiento de Arthur. Ciertamente, Ronald D. Graybill y Robert W. Olson (ambos de las oficinas del White Estate) no estaban presentes, y por lo tanto, deben ser descalificados como testigos confiables. Además, los tres tienen prejuicios y conflictos de interés internos. Sus posiciones, reputaciones, y compensaciones monetarias los hacen inaceptables en cualquier tribunal de arbitraje como testigos de primera mano o confiables. La única ventaja que pueden tener, que otros de nuestro tiempo no tienen, es el acceso a material e información que rehusan divulgar.

Pero había testigos que sí vieron y sí se expresaron. Ellos necesitan tener su día en el tribunal, aunque sólo sea en forma incompleta.

Quién es quién en el escándalo del plagio White:

He aquí lo que ellos pensaban acerca de la inspiración de White:

1. John N. Andrews.

Uno de los fundadores de la iglesia; escritor estudioso; editor. Contemporáneo de Ellen White, era su amigo y ayudante. Algunas de sus ideas y palabras eran incluídas en el material impreso a medida que ella formulaba su teología.

J. N. Andrews, que estaba en Battle Creek en ese tiempo, estaba muy interesado.

Después de una de las reuniones, le dijo a ella que algunas de las cosas que ella había dicho se parecían mucho a un libro que él había leído. Luego le preguntó si había leído Paradise Lost ... Algunos días más tarde, el Anciano Andrews fue a la casa de ella con una copia de Paradise Lost y se la ofreció. 16

2.  Uriah Smith.

Editor del Review durante el tiempo de Ellen White; amigo personal de los White; escritor cuyo material encontró el camino hacia la teología de Ellen en varios de sus libros.

Me parece que los testimonios, virtualmente, han adquirido una forma tal que es inútil tratar de defender las enormes afirmaciones que ahora se hacen.

3.  George B. Starr.

Evangelista, ministro, maestro, administrador. Acompañó a Ellen White a Australia, y siempre defendió sus escritos y su reputación.

... expresadas por ellos ... Si todos los hermanos estuviesen dispuestos a investigar este asunto honesta y ampliamente, creo que se podría encontrar algún terreno común consistente, sobre el cual pudieran sostenerse todos. Pero algunos extremistas son tan dogmáticos y testarudos que supongo que cualquier esfuerzo en ese sentido sólo conduciría a una ruptura en el cuerpo"'. 17

Al salir de mi habitación, pasé frente a la puerta de la habitación de la hermana White, y como la puerta estaba entornada, ella me vio y me llamó a su habitación, diciendo: "Estoy en problemas, hermano Starr, y me gustaría hablar con usted". Le pregunté cuál era la naturaleza de su problema, y ella contestó: "Mis escritos, Fannie Bolton". 18

4.  Fannie Bolton.

Ayudante editorial de Ellen White en Australia. A menudo aplaudida por su capacidad editorial y de redacción. Despedida por Ellen.

Por años, traté de armonizar lo que me parecía una inconsistencia en el trabajo con una máxima literaria mundana que requiere que un autor reconozca a sus editores y dé crédito por todas las obras que cita. Al argumentar que la Hna. White no estaba abierta acerca de este asunto, creí que yo defendía un principio de justicia ordinaria y honestidad literaria, y me consideré una mártir por amor a la verdad. 18

5.  Merritt G. Kellogg.

Amigo de los White; medio hermano de John Harvey Kellogg; probablemente el primer Adventista que llegó a California y celebró reuniones evangelísticas.

En 1894 [en Australia], la Sra. White me dijo que Marian Davis y Fanny Bolton estuvieron encargadas de escribir The Great Controversy y prepararlo para ser publicado. Me dijo, además, que estas muchachas eran responsables de ciertas cosas que fueron incluídas en ese libro en la forma en que lo fueron ... La Sra. White no me dijo exactamente qué había sido lo malo que habían hecho las muchachas. Supongo que la razón de que me hablara del tema era el hecho de que Fanny Bolton había venido a verme.... Le dije sólo lo que Fanny me había dicho.... "Ahora bien", dijo la Sra. White con algún calor, "Fanny Bolton nunca escribirá ni una sola línea más para mí....". Desde ese día hasta hoy, mis ojos han permanecido abiertos.

6.  John Harvey Kellogg.

Cirujano, inventor, defensor de la salud, escritor, conferencista, maestro, hombre de negocios. Amigo personal de los White por largo tiempo. No creo en su infalibilidad, y nunca creí. Hace ocho años, le dije cara a cara que algunas de las cosas que me había escrito como testimonios no eran verdaderas, que no estaban en armonía con los hechos, y que ella misma lo había averiguado. Tengo una carta de ella en la que explica cómo es que me envió ciertas cosas.... Sé que la gente va a ver a la Sra. White con algún plan o proyecto que desean llevar adelante con su aprobación, y se levantan y dicen: "El Señor ha hablado". Y sé que eso es fraude, y aprovecharse injustamente de las mentes y conciencias de la gente... yo no simpatizo con eso, y se lo dije a W. C. White hace mucho tiempo. 21

7.  Mary Clough.

Sobrina; hija de Caroline, una de las hermanas de Ellen White. Aunque ella misma no era Adventista, fue durante un tiempo asistente literaria, agente de publicidad, y ayudante en los escritos de White. Despedida por Ellen. [George B. Starr citando a Ellen White]: Quiero contarle una visión que tuve como a las 2: 00 de la mañana.... Apareció sobre mí un carruaje de oro con caballos de plata, y Jesús estaba sentado en el carruaje en su real majestad. Yo quedé profundamente impresionada con la gloria de esta visión.... Luego vinieron las palabras como truenos sobre las nubes, desde el carruaje y los labios de Jesús: "¡Fannie Bolton es tu adversaria!....". Tuve esta misma visión hace como siete años, cuando mi sobrina, Mary Clough, aparecía en mis escritos. 22

8.  George W. Amadon.

Sirvió por cincuenta años en varias posiciones en la Review and Herald Publishing Association, y en la iglesia, en tres ciudades. Amigo de los White.

Yo sabía que gran parte de él [How to Live] había sido tomado prestado.... [En relación con Sketches from the Life of Paul] Dije que la hermana White nunca escribe los prefacios a sus libros; sucede que yo sé que otras personas los escriben; y dije que se había declarado formalmente en el prefacio del libro que esas cosas habían sido tomadas de otras obras, que lo que se había copiado palabra por palabra debería estar entre comillas, o en un tipo de letra más pequeño, o en pies de página, o algo así, como los impresores lo hacen generalmente.... Ella nunca lee las pruebas.... La hermana White nunca se sentaba en la Oficina a leer las pruebas correctamente ... Usted sabe tan bien como yo cómo se manejaban sus escritos en los días del Anciano James White. 23

9.  Arthur G. Daniels.

Ministro, administrador; notable como uno de los dirigentes más fuertes de la Iglesia Adventista; presidente de la Conferencia General desde 1901 hasta 1922. Amigo personal cercano de los White en Australia.

Ahora ustedes saben algo acerca de ese librito, The Life of Paul. Conocen la dificultad que tuvimos con eso. Nunca podríamos alegar inspiración en el pensamiento entero y la composición del libro porque había sido echado a un lado por haber sido mal armado. No se les habían dado crédito a las autoridades adecuadas, y algo de eso se había colado en The Great Controversy - la falta de crédito.... Personalmente, eso jamás ha sacudido mi fe, pero hay quienes han sido grandemente perjudicados por ello, y creo que es porque habían hecho demasiadas afirmaciones acerca de estos escritos. 24

10.  Benjamin L. House

Profesor de religión en la escuela superior; estuvo presente en la Conferencia Bíblica de 1919.

Pero me parece que libros como Sketches [from] the Life of Paul, Desire of Ages, y Great Controversy  fueron compuestos de manera diferente, aún por sus secretarias, que los nueve tomos de los Testimonios. 25

11.  W. W. Prescott.

Uno de los grandes educadores del Adventismo; erudito bíblico; editor del Review; fundador de dos escuelas superiores, presidente de tres. Ayudó a corregir, y contribuyó para, el material para los libros de White. Me parece que una gan responsabilidad descansa sobre aquéllos de nosotros que saben que hay serios errores en nuestros libros autorizados y, sin embargo, no hacen ningún esfuerzo especial para corregirlos. El pueblo y el promedio de nuestros ministros confían en nosotros para que les proporcionemos declaraciones dignas de confianza, y usan nuestros libros como autoridad suficiente en sus sermones, pero les dejamos continuar año tras año afirmando cosas que sabemos no son ciertas... Me parece que se ha practicado lo que equivale a un engaño, aunque probablemente sin intención, al confeccionar algunos de los libros de ella, y que no se ha hecho ningún esfuerzo serio para desabusar las mentes de la gente. 26

12.  Willard A. Colcord.

Ministro, editor, secretario de libertad religiosa en la Conferencia General.

Este uso de tanto material escrito por otros en los escritos de la hermana White, sin comillas ni crédito, los ha metido, a ella y a sus escritos, en muchos problemas. Uno de los principales propósitos en la más reciente revisión de Great Controversy  fue el de corregir cuestiones de esta clase; y una de las principales razones por las cuales Sketches from the Life of Paul nunca se reimprimió fue por los serios defectos del libro sobre esta base. 27

13.  H. Camden Lacey.

Profesor de Biblia e idiomas bíblicos en cinco escuelas superiores Adventistas; ministro. Amigo personal de los White.

A la hermana Marian Davis se le confió la preparación de Desire of Ages  y ... ella reunió su material de todas las fuentes posibles .... Se preocupó mucho por encontrar material adecuado para el primer capítulo (y otros capítulos también) y yo hacía lo que podía para ayudarle; tengo buenas razones para creer que ella también apelaba con frecuencia al Profesor Prescott para pedir ayuda similar, y la recibía, en una medida mucho más rica y abundante de lo que yo podría explicar.

14.  Asociación Ministerial de Healdsburg.

Un informe en el periódico local del pueblo acerca de su estudio comparativo de cinco libros de los cuales establecieron que Ellen White había copiado; marzo 20, 1889. El Anciano Heale quiso hacer creer a los miembros del Comité que ella no es una mujer que lee. Y también les pidió que creyeran que los hechos históricos, y hasta las citas, le son dadas a ella en visión sin depender de fuentes ordinarias de información.... A juzgar por las citas presentadas y una comparación de los pasajes indicados, ¿no llegaría a la conclusión cualquier crítico literario de que la Sra. White, al escribir su libro The Great Controversy, tomo iv, tenía libros abiertos delante de ella y que de ellos tomaba tanto las ideas como las palabras? 29

15.  James White.

Uno de los fundadores y organizadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Maestro, editor, hombre de negocios, publicador, ministro, administrador. Esposo de Ellen. Todo cristiano, por lo tanto, tiene el deber de considerar a la Biblia como su perfecta regla de fe y conducta. Debería orar fervientemente para que el Espíritu Santo le ayude a escudriñar las Escrituras en busca de la plena verdad, y también para comprender su deber. No está en libertad de alejarse de ellas para aprender cuál es su deber a través de cualesquiera de los "Si" condicionales. Decimos que, en el momento en que lo haga, coloca los dones en el lugar erróneo, y asume una posición extremadamente peligrosa. La Palabra debería estar en frente de él y los ojos de la iglesia deberían estar sobre ella, y considerarla como la regla según la cual andar, así como la fuente de sabiduría, de la cual aprender el deber para "toda buena obra". 38

16.  Ellen Gould White.

Copiadora y compiladora de todas las celebradas 25 millones de palabras que se le han atribuído. La nota que apareció en el Review del 24 de junio de 1858 acerca de su primer intento serio de publicar un libro anunciaba que éste era "un bosquejo de sus visiones de la gran controversia entre Cristo y sus ángeles, y el diablo y sus ángeles". 31 Algunas semanas más tarde, el libro fue anunciado para la venta por "J. W.", y descrito como "no de origen y autoridad divinos, sino que es un bosquejo de las visiones de la Sra. White". Acerca del tomo dos, dos años más tarde, ella escribió:

Habiendo presentado mi testimonio, y distribuído varios libros que contenían mis visiones, en los estados del este, del centro, y del oeste, y habiendo hecho muchas felices amistades, me pareció que era mi deber dar a mis amigos y al mundo un bosquejo de mi experiencia cristiana, mis visiones, y mis trabajos en relación con el surgimiento y el progreso del mensaje del tercer ángel.

Al preparar las siguientes páginas, he trabajado con gran desventaja, pues en muchos casos he tenido que depender de la memoria, siendo que no llevé un diario sino hasta hace algunos años. En varios casos, envié los manuscritos a amigos, que estaban presentes cuando ocurrieron las circunstancias relatadas, para que los examinaran antes de que se imprimieran. He tenido gran cuidado, y he pasado mucho tiempo, intentando expresar los hechos simples tan correctamente como me fuera posible.

Sin embargo, he recibido mucha ayuda, para el establecimiento de fechas, de las muchas cartas que le escribí al Hno. S. Howland y familia, de Topsham, Maine. Como ellos cuidaron a mi Henry por espacio de cinco años, sentí que era mi deber escribirles a menudo y contarles mi experiencia, las pruebas de mi gozo, y mis victorias. En muchos casos, he copiado partes de estas cartas. [La cursiva es mía].

Tales son los testimonios de algunos de los que estaban alrededor de la profeta y que vieron, dijeron que habían visto, y en muchos casos fueron separados después de que lo dijeron.

No se les solicitará testimonio a los que están en una larga lista de los que la conocían bien pero que fueron rechazados y expulsados de la causa por lo que sabían. Entre éstos se cuentan a Crosier, March, la gente del "Movimiento Iowa", "los fanáticos de Wisconsin", Dudley M. Canright, los Ballenger, Alonzo T. Jones, Louis R. Conradi, George B. Thompson, y montones de otros. 32  Su testimonio contra las "visiones" y la "inspiración" de Ellen sería fuerte, pero no se les permite hablar porque se fueron, o fueron expulsados de la iglesia a causa de su conocimiento y su disposición a compartir ese conocimiento. Ciertamente, es verdad, como observó un presidente de conferencia de unión en Glacier View en 1980, que la mayoría de las "luces brillantes" del movimiento han sido echadas de la iglesia por autoridad de Ellen White. 33

Podrían acumularse otros testimonios de personas como William S. Peterson, Jonathan M. Butler, Ronald L. Numbers, y los otros eruditos Adventistas de nota de los tiempos modernos que han investigado con diligencia para descubrir la verdad y separarla de la fantasía. Sus voces son casi siempre silenciadas por la histeria de los que no desean ver o no quieren permitir que otros vean. Los descubrimientos de los Don McAdams y los Roy Graybill podrían dar preponderancia a la creciente evidencia de los que ven, pero su material y sus esfuerzos han sido confiscados por el White Estate, con un pretexto u otro, en nombre de la religión. Sólo cuando la libertad religiosa pueda por fin conseguirse y la libertad académica pueda por fin ejercerse dentro de la iglesia, podrán los miembros tener la certeza de que la verdad no estará para siempre en el patíbulo y el error no estará para siempre en el trono a favor del Adventismo.

Esto no quiere decir que todas las personas cuyos nombres han sido mencionados en la lista, más otras que no han sido incluídas, creen que Ellen fue un fraude o que trataba de engañar, deliberada y conscientemente, cada vez que escribía. Quiere decir, sin embargo, que la naturaleza humana y el método humano de su obra estuvieron bajo escrutinio desde el comienzo, y que personas honestas con preguntas honestas a menudo no recibieron respuestas honestas.

Los que aceptan con sensatez el hecho de que Ellen usaba sin dar crédito las obras ajenas, reconocen en seguida la presencia de un problema ético. Los que la excusan por haber usado obras ajenas sin dar crédito tienen explicaciones diferentes pero interesantes en cuanto al problema ético. Sólo negaciones de plano han venido de aquéllos que no ven ningún problema ético por el cual preocuparse, como si el "2.6 por ciento" del estudio de Cottrell (que era sólo de alcance limitado en cuanto a la obra total de Ellen se refiere) fuera suficiente excusa.

Hay que hacer un intento de separar, si es posible, cada actitud y cada defensa, y poner esa defensa al lado de algún patrón de medida de moralidad o conducta ética para ver si Ellen y sus ayudantes dan la talla.

1.  Jack W. Provonsha, profesor de ética en la Universidad de Loma Linda, parece estar hablando, en uno de sus trabajos, para los que no ven, o no desean ver, que Ellen copió algo (o creen que, si lo hizo, la copia fue tan mínima que casi no era cuestionable o no lo era en absoluto):

La cuestión de la supuesta dependencia literaria de Ellen White ya ha sido expuesta en nuestra mesa colectiva bastante bien. La mayoría de los Adventistas informados ahora son conscientes hasta cierto punto del uso extenso que ella hizo de citas, paralelos, y paráfrasis, así como de la similitud estructural, formal, y general entre sus libros y aquéllos con los que se sabe que ella y sus ayudantes editoriales estaban familiarizados....

Los pocos que han sabido de lo extenso del material que ella copió aparentemente han estado renuentes a compartir esa información con los miembros comunes de la iglesia, supuestamente porque estaban preocupados de que esa información debilitara la posición de autoridad de Ellen White en la iglesia. Esta renuencia continúa expresándose como un intento de minimizar la extensión de la dependencia.

Este esfuerzo es comprensible pero fuera de lugar, y puede ser contraproducente al final. Si la cuestión en discusión hubiera sido manejada con honestidad desde el principio, ahora nos habríamos ahorrado lo que es y continuará siendo una dolorosa experiencia para muchos sinceros miembros de iglesia. 34

Pero siempre habrá quienes no deseen ver y traten de convencer a otros de que no deberían ver, tampoco. A los de esta clase, hay que aplicarles las palabras atribuídas a un sabio árabe: "El que no sabe, y no sabe que no sabe, es un tonto. Evítalo".

2.  Los queven, pero no pueden persuadirse de que Dios le permitiera a Ellen hacer algo poco ético o equivocado, justifican lo que ella hizo diciendo que otros antes de ella hicieron lo que ella hizo, y que por lo tanto, debe ser aceptable. Quizás Robert Brinsmead responde tan claramente como cualquiera a este tipo de razonamiento:

Es verdad que hay evidencia de préstamo literario por parte de diferentes autores bíblicos. Pero en tales casos ellos usaron material que era la herencia y la propiedad común de la comunidad del pacto. No era propiedad privada, y no había ninguna pretensión de originalidad. Con la Sra. White, sin embargo, las circunstancias eran muy diferentes. Sin reconocimiento, ella usó el producto literario de aquéllos que estaban fuera de su propia comunidad religiosa, lo registró como propiedad intelectual suya, y exigió regalías tanto para ella misma como para sus hijos. Hasta cierto punto, lo correcto y lo incorrecto están condicionados históricamente, pero no tenemos que entrar en conjeturas acerca de la ética literaria exigida en los días de Ellen White. Los hechos no son ambiguos. Ella no se ajustó a una práctica literaria aceptable. 35

A este grupo le diría el sabio: "El que sabe, y no sabe que sabe, está dormido. Despiértalo".

3.  Hay quienes argumentan que la ética está determinada por los que están a nuestro alrededor, que la "ética situacional" determinó la conducta de Ellen y que, por lo tanto, lo que ella hizo es excusable. A los que racionalizan así, hay que señalarles que, con esta manera de pensar, vale todo lo que sirve un propósito. Si el lugar en que uno está en un momento dado es el lugar correcto, y cualquier cosa que la muchedumbre esté haciendo es necesaria y correcta, entonces uno hace sólo lo que a otros les parece. A los que siguen este extremo, este razonamiento les dice: Si otros van hacia el infierno, sigámoslos hasta allí. A tales personas debería darles vergüenza argumentar que copiar material de otros sin darles crédito era una práctica aceptable en los días de Ellen. Ese argumento simplemente no es verdad. En gran parte del material del cual Ellen copió, los autores dieron crédito cuando usaban material ajeno, y algunos de ellos lo hacían detalladamente y con gusto. Ellen no lo hizo nunca. La información que está saliendo a luz revela que no podía. Porque es obvio que si la iglesia, o Ellen, o sus ayudantes, hubiesen revelado honestamente de quiénes y cuánto material estaban usando de otros autores, Dios, la pretendida autoridad de Ellen y los demás, quedaría expuesto como de menor importancia, si no inexistente, en su programa.

A los defensores actuales de esta "ética de la mayoría", que está fuera de lugar, el sabio les diría: "El que no sabe, y sabe que no sabe, es un simple. Enséñale".

4.  Hay quienes aceptan lo que ven y, gústeles o no, tienen la impresión de que debería ser reconocido. Pero razonan que la conducta de Ellen no es impugnada, por cuanto Dios estableció diferentes normas para los profetas. Esta parece ser la posición a la que tiende Provonsha. Alquien que critica la posición de Provonsha le escribe de esta manera:

La observación que antecede me lleva a lo que el borrador indica que es su tesis central. Ofrezco una paráfrasis de esa tesis, y su positivo apoyo a ella, del modo que yo sugiero se aproxima a una paráfrasis que podría resultar aceptable al crítico de la acción del comité autorizado [Glendale] de revisión de la Conferencia General, [que] usted cita en las páginas 5 y 6 del borrador. Él, y muchos lectores, podrían muy bien decir del trabajo que "asume la posición de que los profetas (y otros escritores inspirados) son tan diferentes del resto de nosotros que no están sujetos a los conceptos tradicionales de honestidad, y no son deshonestos al copiar sin dar crédito, y aún negar su dependencia de otros, y aunque las 'simples personas ordinarias' serían mentirosas y fraudulentas si llevaran a cabo los actos en cuestión, aquéllas personas no están erradas, a causa de su diferente posición". 36

No es probable que todo el mundo pueda seguir a Provonsha al interior de este mundo de filosofía ética, y llegar a la respuesta oportuna que él tiene para el problema. Quizás, también, Provonsha no tenía disponibles, para su modo de pensar, todos los  hechos y ramificaciones necesarios para completar un cuadro de setenta años de engaño, porque su documento no trata de la ética de los que ayudaron a Ellen a continuar con la mentira blanca durante toda su vida.

5. Hay otros matices de significado que vienen a la mente de numerosas personas que luchan individualmente con el problema ético a medida que se enteran gradualmente de más hechos. Quizás un aspecto que necesita una seria consideración es un término que en jurisprudencia se llama "capacidad disminuída".

White sufría de problemas médicos:

La lesión que Ellen sufrió en su niñez y los problemas físicos resultantes son bien conocidos y están bien documentados. Comenzando con ese accidente, y siguiendo a través de la adolescencia y la mediana edad, ella sufrió ataques físicos, "que a menudo acompañaban lo que sus seguidores dieron en llamar visiones abiertas. Se dice que, a veces, no era consciente de nada a su alrededor, aunque a veces conservaba el control de sus movimientos. La iglesia a menudo se ufana de que ella comenzó con una mente débil y sin adiestrar, y un cuerpo delgado y desfigurado - el más débil de los débiles". Se informa que, por lo menos cinco veces, fue atacada de "parálisis", y que muchas veces ella sentía que estaba a punto de morir; a menudo, permanecía inconsciente por largos períodos.  37 Bajo estas condiciones físicas, especialmente durante sus primeros años, su mente a menudo estaba en la misma condición que su cuerpo, a veces en las arenas movedizas de la desesperación y a veces en la cumbre de la gloria.

Este estado mental y físico fue observado al comienzo de la experiencia de Ellen. Ha quedado un notable testimonio en relación con su condición y el hecho de que ella la reconociera ya en 1865, testimonio que fue publicado más tarde, en 1877. A causa de la naturaleza sensitiva de la información, es mejor reproducir varios párrafos de las páginas que tratan de ella.

Cuando, durante una conferencia en Pilot Grove en 1865, ella relató una visita al Instituto de Salud del Dr. Jackson, dijo que el doctor, después de examinarla, había declarado que sufría de histeria. Ahora, para los que tienen confianza en la capacidad del Dr. Jackson como médico, esta declaración proporciona un indicio de la  supuesta inspiración divina de Ellen. De acuerdo con las autoridades médicas, la histeria es una enfermedad real, pero de tipo muy peculiar, pues afecta, no sólo el cuerpo, sino también la mente; produce fenómenos de una naturaleza muy marcada pero muy variada, y al actuar la enfermedad sobre diferentes personas y diferentes temperamentos, produce variados resultados.

Cuando el Dr. William Russell, que en ese entonces trabajaba en el Instituto de Salud de Battle Creek, nos escribió expresando sus dudas con respecto a la inspiración divina de las visiones, y pidiéndonos la evidencia que tuviéramos sobre ese tema, con gusto accedimos a su solicitud y le enviamos las obras publicadas, y también un breve resumen de la obra que ahora presentamos al público. También, llamamos su atención sobre la opinión médica del Dr. Jackson en el caso de la Sra. White, y solicitamos la opinión de él para publicarla también en el libro. A esto contestó, el 12 de julio de 1869, que había decidido, hacía algún tiempo, "que las visiones de la Sra. White eran el resultado de un organismo enfermo y un cerebro o un sistema nervioso defectuoso". Aquí, entonces, tenemos el testimonio de dos médicos, en cuya capacidad como médicos confían generalmente la Sra. W. y los Adventistas del Séptimo Día, que están de acuerdo en su opinión en cuanto a la predisposición de ella a una condición enferma del cerebro y el sistema nervioso.

Con estos testimonios en mente, regresemos a la primera visión y veamos si podemos, a partir de las circunstancias presentes, llegar a una solución razonable y práctica del fenómeno en el caso. De acuerdo con sus obras publicadas, la Sra. White, a la edad de nueve años, sufrió una desgracia muy grave; una pedrada le aplastó la nariz, desfigurándole el rostro permanentemente. Por supuesto, no sabemos si este accidente fue o no la causa de su predisposición a la histeria, pero una cosa es cierta: No la originó, sino que la agravó, como lo describe el Dr. Russell: "Un organismo enfermo o un cerebro o sistema nervioso defectuoso". Esto lo demuestra el hecho de que, durante tres semanas después del accidente, ella permaneció completamente inconsciente, con el cerebro con tanta urea que le causó la cesación de sus funciones durante ese tiempo.

En Life Incidents, pág. 273, el pastor White también dice de su salud en la época de su primera visión: "Cuando tuvo la primera visión, estaba enflaquecida e inválida, y sus amigos y médicos sólo esperaban que muriera de consunción. En ese tiempo sólo pesaba ochenta libras. Su sistema nervioso estaba en tal estado que no podía escribir, y dependía de alguien sentado cerca de ella en una mesa hasta para verter bebida de la taza al platillo".

Poco después de recuperarse, parece haber vuelto su atención a temas religiosos, con los cuales quedó profundamente impresionada, hasta que, a la edad de doce años, profesó la conversión e ingresó a la Iglesia Metodista. Su experiencia religiosa a esa temprana edad fue de un tipo peculiar; a veces se exaltaba hasta el éxtasis, y nuevamente se deprimía hasta las profundidades de la desesperación. Esta desafortunada condición de la mente no parece haber sido causada por las circunstancias externas que la rodeaban, que eran todas favorables a su profesión religiosa, sino por sueños e impresiones agradables o desagradables.

Más o menos por este tiempo, se predicaba la doctrina Adventista en Portland, Maine, donde vivía la familia de su padre, y tanto su familia como ella misma se interesaron en ella, hasta el punto de que en 1842 ella asistía constantemente a las reuniones Adventistas, aunque era todavía Metodista. El resultado de que pasara el tiempo  sin que el Señor regresara en 1844 fue la división del pueblo Adventista en dos grupos. Mientras uno de ellos se  replegaba a la posición de que la venida del Señor estaba cercana pero admitía que los movimientos de 1843 y de 184 eran erróneos, el otro afirmaba que el Señor les había guiado hasta ese momento y que el pasado se justificaría plenamente; finalmente, los de esta última clase cayeron en el error de la puerta cerrada, afirmando que el Esposo había venido, y que el tiempo para la salvación de los pecadores, los cristianos nominales, y los Adventistas apóstatas había pasado. En Life Incidents, pp. 183-91, el Anciano White hace un interesante relato de la historia de la puerta cerrada. La Sra. White, (en ese tiempo Ellen G. Harmon), se identificó con los de esta última clase, que se reunían en casa de su padre, lo cual mostraba que ella estaba constantemente bajo la influencia de este terrible error, cuyo poder nadie, excepto los que lo presenciaron o participaron en él, puede apreciar debidamente. Bajo estas circunstancias, y con su organismo enfermo, su cerebro o sistema nervioso defectuosos, y una predisposición a la histeria, no es de sorprenderse que tuviera lo que se llamó una visión, y que, tal como sería de esperarse, su visión correspondiera, en términos generales, a los puntos de vista religiosos que ella abrigaba, como hemos mostrado claramente en esta obra.

Sobre este punto, el pastor White presenta otro testimonio en su libro Life Incidents, página 272 (publicado en 1868), en el cual dice: "Durante los pasados veintitrés años, ella ha tenido probablemente entre cien y doscientas visiones. Éstas han ocurrido en casi cada tipo diferente de circunstancias, y sin embargo, todas ellas han sido maravillosamente similares; siendo el cambio más evidente el que, en años más recientes, han sido menos frecuentes y más abarcantes". Bajo estas circunstancias, todo esto es muy natural y razonable. Al mejorar la salud de la Sra. White, las visiones se volvieron menos frecuentes. Como la mente y su funcionamiento son el resultado del organismo humano, una constitución física más saludable producirá un estado de la mente mejor y más saludable. Y, como la salud de la Sra. White ha mejorado, su cerebro y su sistema nervioso han adquirido un estado más natural, y sus estados de trance han sido menos frecuentes; y como ella ha avanzado en cuestiones de información general (habiendo sido su educación temprana descuidada casi por completo a consecuencia de su debilitada salud), sus visiones se han hecho más abarcantes - una consecuencia muy natural - que es una de las mejores evidencias de que sus visiones surgían de su propia mente.

Que los fenómenos de las visiones, la suspensión animada, y los poderes milagrosos de la Sra. White son el resultado de una organización física y mental en desorden lo confirma el siguiente extracto del libro Practice of Medicine, p. 721, del tomo 2, del Dr. George B. Wood, que me ha llamado la atención, y que corresponde a algunas de las experiencias de la Sra. White en visión, particularmente al hecho de que se pusiera de pie con una Biblia en la mano, la levantara por encima de su cabeza, y señalara y repitiera algunos pasajes de ella. Al tratar desórdenes mentales, y explicar la causa y los fenómenos de los trances, el Dr. Wood dice:

"El éxtasis es una afección en la cual, junto con pérdida de la conciencia de las circunstancias existentes, e insensibilidad a las impresiones externas, hay una aparente exaltación de las funciones intelectuales o emocionales, como si el individuo fuese elevado a una naturaleza diferente, o a una esfera diferente de la existencia. El paciente parece envuelto en algún pensamiento o sentimiento absorbente, con una expresión en el rostro como de elevada contemplación, o de inefable deleite. El movimiento voluntario queda generalmente suspendido, y el paciente o yace insensible a influencias externas, o como en la catalepsia, conserva la posición que tenía cuando sufrió el ataque. A veces, sin embargo, los músculos obedecen a la voluntad, y el paciente habla o actúa de acuerdo con sus impulsos existentes. En estos casos, la enfermedad raya muy de cerca con el sonambulismo. Puede que el pulso y la respiración sean naturales, o más o menos disminuídos; el rostro está generalmente pálido; y la superficie del cuerpo está fresca. Si la frecuencia del pulso aumenta, es generalmente más débil también. La duración del ataque es muy incierta; en algunos casos no pasa de algunos minutos, en otros se extiende a horas o días. Al recobrarse del ataque, el paciente generalmente recuerda sus pensamientos y sentimientos más o menos con exactitud, y algunas veces habla de las maravillosas visiones que ha visto durante sus visitas a las regiones de los benditos, de encantador esplendor y armonía, de inexpresable gozo de los sentidos o afectos". 38
Estas asombrosas páginas revelan algunos hechos serios que pueden ser verificados:

a. Se dio una descripción precisa del estado físico y mental de Ellen White del modo en que ella lo describía a menudo.

b. El análisis de su estado fue efectuado por médicos capaces, que en algunos casos eran aceptos a los White.

c. Las observaciones fueron hechas al principio de su vida por personas que conocían su estilo de vida y la observaron de primera mano.

d. Ellen White efectivamente creyó y enseñó la puerta cerrada, cuya historia se mantuvo oculta por más de cien años, como se ha revelado (y ahora ha sido confirmada por el White Estate). Ellen hasta tuvo una visión mostrando que la puerta se cerró para los pecadores después de 1844.

Más interesante, quizás, es el hecho de que otros, algunos de los cuales eran también médicos, notaron la similitud de su estado durante sus "visiones" y diagnosticaron su estado de manera similar. William S. Sadler, amigo de la familia White, una vez verdadero creyente y también anciano de la iglesia, y más tarde médico, escribió en 1923:

No es raro que personas en trance cataléptico se imaginen que viajan a otros mundos. En realidad, los maravillosos relatos de sus experiencias, que describen por escrito después de que han terminado estos ataques catalépticos, son tan singulares y maravillosos que sirven de base para fundar nuevas sectas, cultos, y religiones. Muchos movimientos religiosos extraños y singulares se han fundado y organizado de este modo. Es un interesante estudio en psicología observar que estos médiums en trance siempre ven visiones en armonía con sus propias creencias teológicas. Por ejemplo, una médium que creía en la natural inmortalidad del alma siempre era guiada, en sus viajes celestiales, por algunos amigos muertos que habían partido. Un día, ella cambió sus puntos de vista religiosos - se convirtió a la creencia en el "sueño del alma" - y desde entonces, cuando estaba en trance, era llevada de un mundo a otro, en sus numerosos viajes celestiales, por ángeles, y ningún amigo muerto o separado jamás volvió a aparecer en ninguna de sus visiones después de este cambio en sus creencias. 39
El registro de las visiones de Ellen de otros mundos puede verificarse en Early Writings para ver si la información relatada por Sadler se aplica a ella. Sadler continúa con otras observaciones interesantes:
Casi todas estas víctimas de trances y catalepsia nerviosa, tarde o temprano se llegan a creer mensajeros de Dios y profetas del cielo, y sin duda la mayoría de ellos son sinceros en su creencia. No entendiendo ni la fisiología ni la psicología de su aflicción, sinceramente llegan a considerar sus peculiares experiencias mentales como algo sobrenatural, mientras sus seguidores creen ciegamente cualquier cosa que enseñen a causa del supuesto carácter divino de estas así llamadas revelaciones. 40
Sadler continúa corroborando lo que los médicos de las décadas de 1860 y 1870 habían detectado:
Otro interesantísimo fenómeno que he observado en relación con los médiums en trance que, como observamos anteriormente, son en su mayoría mujeres, es que estos fenómenos de trance o catalépticos, que en algunos respectos son muy similares a ataques de histeria mayor - sólo que llevados aún más allá - digo que ha sido mi experiencia que generalmente aparecen después de que ha entrado la adolescencia, y en ningún caso que he observado, o del cual haya yo oído, han sobrevivido estos fenómenos a la aparición de la menopausia. La naturaleza de los fenómenos asociados con estas profetisas o médiums en trance es siempre modificada por la aparición del "cambio de vida". 41
Nuevamente, es interesante observar lo que el doctor dice que sucedía en el caso de Ellen. Ella dejó de tener "visiones abiertas" alrededor del tiempo de la vida en que ocurre la menopausia. 42 Es asimismo interesante observar que la cesación de las visiones coincidió con la muerte de James White, su esposo.

Un escritor posterior retomó el tema físico en su disertación doctoral escrita en 1932:

No hay ni la más mínima evidencia de que ella, en este estado, en ningún momento aprendiera ni una sola cosa que no fuera ya bien sabida por sus asociados. Mientras este escritor no llegaría hasta a decir que ella estaba "mesmerizada" por su esposo, él [el escritor] está plenamente convencido de que el contenido de sus primeras "visiones" estaba determinado casi por completo por el problema en que él [James White] estaba interesado y al cual le dedicaba su tiempo en el momento de la manifestación. ... Más tarde, después de su muerte, la graciosa aprobación de ella era un objeto muy deseado entre ciertos tipos de dirigentes y oficinistas que usaban todo tipo de métodos y ardides para obtener el apoyo de ella para sus proyectos.

Cuando White usó todos los métodos posibles para la organización, su esposa "vio" que era el plan de Dios; cuando él cayó bajo sospecha en la operación de la impresora, a ella se le mostró que esto no era agradable a Dios. Cuando él, por medio de la pluma y de viva voz, llamó a la "benevolencia sistemática" [contribuciones financieras regulares a la iglesia], ella tuvo una "visión" apoyándola. En el tiempo en que él estaba ocupado escribiendo folletos pro salud, a ella se le mostró su "gran visión" sobre la reforma pro salud. Esta lista podría continuar, reemplazando el nombre de su esposo por los de sus dirigentes favoritos, hasta su muerte. 43

Linden, en 1978, revisó las observaciones y teorías de psicólogos y psiquiatras de mediados de la década de 1900 buscando indicios de los factores causales de los fenómenos visionarios. Fue necesario tomar en cuenta factores tanto psicológicos como físicos. 44  Quizás las respuestas finales y más satisfactorias acerca de Ellen White podrían darse en favor de la mentira blanca si el White Estate quisiera permitir la publicación de los detalles del historial médico de ella de principio a fin.

Otro escritor ha descubierto un tipo diferente de razonamiento para el problema de que Ellen copiaba sin dar crédito, así como su creencia en su propia "originalidad visionaria". M. Ronald Deutsch (The New Nuts Among the Berries) relata, en el capítulo titulado "The Battles of Battle Creek", cómo Charles E. Stewart le escribió a la Sra. White en respuesta a la afirmación pública de ella de que "había recibido instrucciones del Señor" para que invitara a los que tenían "perplejidades ... en relación con los testimonios" a "poner por escrito" sus "objeciones y críticas", que ella las contestaría. Los amigos de Stewart publicaron su larga carta (que incluía copias de correspondencia adicional con otras personas) en forma de folleto en octubre de 1907 - después de que habían pasado cinco meses sin respuesta de Ellen White. El prefacio del folleto decía que Stewart había recibido un recibo de registro debidamente firmado, pero ninguna respuesta.

Deutsch cita la siguiente opinión de su libro:

Creo que ella es víctima de auto-hipnotismo. En realidad, ella se ha auto-hipnotizado para creer que estas visiones son genuinas. No creo que ella voluntariamente se proponga engañar - ella ha adquirido el hábito visionario - pero sí culpo a los que le venden a la gente un truco que es, ni más ni menos, un grosero fraude. 45
El año de 1907 pasó hace mucho tiempo. La cuestión de los problemas de la salud de Ellen y las preocupaciones de los médicos de su tiempo podrían haberse olvidado si estas preguntas no siguieran apareciendo de tanto en tanto. Tan recientemente como en 1981, apareció un artículo en el Toronto Star
de mayo 23:
Una piedra que golpeó la frente de una fundadora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Ellen Gould White, cuando tenía nueve años de edad, casi seguramente es la causa de sus visiones, las cuales son la base para la doctrina de la iglesia, dicen dos médicos.

El golpe causó una forma de epilepsia, dijeron en una entrevista los doctores Delbert Hodder y Gregory Holmes, de Connecticut. Estuvieron en Toronto para describir sus descubrimientos durante una reunión de la Academia Americana de Neurología en el Sheraton Centre recientemente ....

Hodder, que es Adventista, dice que su informe y el de Holmes (que no es Adventista) podría sanar la división que existe en la iglesia.

"Han estado considerándolo de una manera teológica", dijo, pero su investigación muestra que "ella puede ser explicada médicamente". 46

A muchos podría parecerles que el argumento médico es la mejor manera de explicar la cuestión ética suscitada por su engaño, aunque no justificaría a los que, obviamente sin conocer el estado de ella (y por ende sus debilidades), continuaron ayudando a expandir la mentira blanca. También, generaría algún grado de simpatía por las acciones de Ellen - en base a la capacidad disminuída solamente. De manera similar, ayudaría a explicar las muchas inconsistencias en sus "visiones" con las cuales la iglesia ha tenido que lidiar, o ha tenido que excusar, o tapar a través de los años.

Puede ser que la última línea de las palabras del sabio árabe se apliquen a este punto de vista sobre el problema ético: "El que sabe, y sabe que sabe, es un sabio. Síguelo".



Referencias y notas

1.  Véase a Guy Herbert Winslow, "Ellen Gould White and Seventh-day Adventism", disertación (Worcester, MA: Clark University, 1932); y W. Homer Teesdale, "Ellen G. White: Pioneer, Prophet", Disertación (University of Calif., 1933).

2.  Carta de Robert W.Olson para Daniel C. Granrud, 4 de septiembre de 1980.

3.  Robert W. Olson, "Ellen G. White and Her Sources" [Ellen G. White y Sus Fuentes], cintas grabadas de un discurso al Adventist Forum, con período de preguntas, en la Iglesia de la Universidad de Loma Linda, enero de 1979.

4.  Carta de Robert W. Olson para Daniel C. Granrud, 2 de octubre de 1980.

5.  De Olson para los Fideicomisarios del EGW Estate, 29 de noviembre de 1978, p. 5.

6.  Apéndice, cuadros comparativos en general.

7.  Jonathan M. Butler, "The World of E. G. White and the End of the World" [El Mundo de E. G. White y el Fin del Mundo], Spectrum 10, no. 2 (Agosto 1979): 2-13. También, Donald R. McAdams expandió este tema en la reunión del Comité Glendale Sobre Las Fuentes de EGW, que se llevó a cabo el  28-29 de enero de 1980.

8.  W. C. White, citado por Robert W. Olson y Ronald D. Graybill. Cintas grabadas de un seminario en el Southern Missionary College en el otoño de 1980.

9.  De W. C. White para el Comité de la Conferencia General, 3 de octubre de 1921.

10.  John Harvey Kellogg, "An Authentic Interview.... el 7 de octubre de ...

11.  La indicación en mi libro es que pocos, si es que los había, de los que estaban enterados de la confección de los libros de Ellen White aceptaban la idea de la inspiración verbal.

12.  Véase la lista de "testigos" que sigue a este capítulo.

13.  Linden, Winslow, Teesdale, y otros explican que, con el correr de los años, tuvo lugar una evolución de valor en cuanto a la "inspiración" y a la "autoridad" de los escritos de Ellen White.

14.  Nadie arguye seriamente que Ellen no sabía lo que estaba haciendo, o lo que se estaba haciendo. En realidad, el problema sería mucho más serio si ella no hubiese sabido. Este capítulo trata de cómo diferentes personas trataron de resolver el problema en diferentes ocasiones.

15. Carta de Robert W. Olson para Daniel C. Granrud, 2 de octubre de 1980.

16. Arthur L. White en su "suplemento" de 1969 de una reimpresión en facsímil de EGW, The Spirit of Prophecy, tomo 4, p. 535.

17.  De Uriah Smith para Dudley M. Canright, 22 de marzo de 1883.

18.  Ellen G. White Estate, "A Statement Regarding the Experiences of Fannie Bolton in Relation to Her Work for Mrs. Ellen G. White" [Una Declaración Concerniente a las Experiencias de Fannie Bolton en Relación con Su Trabajo para la Sra. Ellen G. White], Archivo de documento 445, p. 8. Esta publicación contiene una sección con el "Informe del Anciano Starr" de su conversación con Ellen White concerniente a Fannie Bolton.

19.  De Fannie Bolton para los "Queridos hermanos en la verdad." Borrador sin editar en el Archivo de Documento 445 en el EGW Estate.

20.  Merritt G. Kellogg , declaración escrita a mano, ca. 1908.

21.  John Harvey Kellogg, "An Authentic Interview", 7 de octubre de 1907, pp. 23-39. Las declaraciones de Kellogg registradas estenográficamente.

22.  George B. Starr, en EGW Estate, "A Statement Regarding ... Fannie Bolton." EGW Estate DF 445.

23.  JHK, "An Authentic Interview", pp. 33-36. Las declaraciones de George Amadon registradas estenográficamente.

24.  [Bible Conference], "The Bible Conference of 1919", Spectrum 10, no. 1 (mayo de 1979): 34.

25.  Ídem, p. 52.

26.  De W[illiam] W[arren] Prescott para W. C. White, 6 de abril de 1915.

27.  Carta de W[illard] A[llen] Colcord, 23 de febrero de 1912. Véanse los capítulos nueve y trece.

28.  De H. Camden Lacey para Leroy E. Froom, 11 de agosto de 1945. De H. Camden Lacey para Arthur W. Spalding, 5 de junio de 1947.

29.  [Healdsburg, California] Pastors' Union, "Is Mrs. White a Plagiarist?" Healdsburg Enterprise (20 de marzo de 1889).

30.  James White, "The Gifts of the Gospel Church" [Los Dones de la Iglesia del Evangelio], Review 1 (21 de abril de 1851): 70. (Reimpreso en Review 4 [9 de Junio de 1853]; 13-14) Citado por Earl Amundson, "Authority and Conflict," leído en una  Consulta Teológica en Glacier View (15-20 de agosto de 1980).

31.  [Nota editorial], Review 12 (24 de junio de 1858): 48.

32.  Ellen G. White, Spiritual Gifts, tomo 2, prefacio.

33.  Earl W. Amundson, "Authority and Conflict", p. 25.

34.  Jack W. Provonsha, "Was Ellen White a Fraud?", Loma Linda University, 1980, p. 1.

35.  Robert D. Brinsmead, Judged by the Gospel [Juzgados por el Evangelio], p. 172.

36.  De J. Jerry Wiley para Jack W. Provonsha, 22 de mayo de 1980.

37.  H[enry] E. Carver, Mrs. E. G. White's Claims to Divine Inspiration Examined [Un Examen de las Afirmaciones de la Sra. E. G. White de Que Era Inspirada] , 2da. ed. (Marion, Iowa: Advent and Sabbath Advocate Press, 1877) pp. 75-80.

38.  Ídem, pp. 75-80.

39.  W[illiam] S. Sadler, The Truth about Spiritualism [La Verdad Sobre el Espiritismo] (Chicago: A. C. McClurg & Co., 1923), pp. 157-58.

40.  Ídem.

41.  Ídem, p. 159.

42.  De acuerdo con la SDA Encyclopedia (véase "Visions," p. 1557), la última "visión abierta" de Ellen White ocurrió en Junio de 1884. Linden, en The Last Trump, dice que James White subrayaba que "los músculos y las coyunturas de ella se ponían rígidos," y su vista necesitaba algún tiempo para acomodarse otra vez a la normalidad.

43.  Winslow, Guy Herbert, "Ellen Gould White and the Seventh-Day Adventism," disertación (Worcester, MA: Clark University, 1932) p. 290.

44.  Linden, Ingemar, The Last Trump, pp. 159-163.

45.  M. Donald Deutsch, The New Nuts Among the Berries, Palo Alto, Ca.

46.  Manlyn Dunlop, "Were Adventist Founder's Visions Caused by Injury?"


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