ENSEÑAR EL DIEZMO?
Russell Earl Kelly, Ph. D.
Capítulo 6
Los
diezmos tomaron el lugar de
la herencia de tierras
Núm. 18:20 Y Jehová dijo a Aarón:
De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio
de los hijos de Israel.
Núm. 18:21Y he aquí yo he dado a
los hijos de Leví todos los diezmos en
Israel por heredad, por su
ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión.
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Núm. 35:1 Habló Jehová a Moisés en
los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
Núm. 35:2 Manda a los hijos de
Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad,
ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los
suburbios de esas ciudades alrededor de ellas.
Núm. 35:3 Y tendrán ellos las
ciudades para habitar, y los suburbios de ellas serán para sus animales, para sus ganados y para todas sus bestias.
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Josué 21:2 Y [Eleazar y Josué]
les
hablaron [a las tribus de Israel] en Silo en la tierra de
Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos
fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus suburbios para nuestros ganados.
Josué 21:3 Entonces los hijos de
Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al
mandato de Jehová, estas ciudades con sus suburbios.
¡El diezmo fue dado a los levitas, y la décima
parte del diezmo fue dado a los sacerdotes, como su herencia
en lugar de la herencia de la tierra, porque ellos servían a
Dios! ¡Punto! El plan de Dios era que no poseyeran
tierra, porque Él sería su herencia (su tierra) por medio de
la posesión del diezmo. Ciertamente, esto ha cambiado en
nuestra sociedad moderna, pues los obreros evangélicos por lo
general poseen y heredan propiedades, a menudo obtienen gran
riqueza de las iglesias en las cuales sirven, y todavía exigen
el diezmo entero para sí mismos.
A causa de sus muchas
repeticiones en la Escritura, tenemos que suponer que Dios
sabía que algunos con el tiempo se olvidarían de este hecho
acerca del diezmo del Antiguo Testamento. Es igualmente
importante repetir este hecho en el contexto de este libro por
la misma razón. Aunque los que apoyan el diezmo citan a menudo
a Génesis 14:18-20, Levítico 27:30-34 y Malaquías 3:8-10,
otros, que rechazan el diezmo en el nuevo pacto, citan Números
18:20-26, Deuteronomio 12:11-12; 1;27-29, Efesios 2:13-17,
Colosenses 2:14 y Hebreos 7:5, 12, 18; 8:6. Y los textos
claves del documento fundacional son Números 18:20-26.
"Herencia" y "tierras" son
dos de los conceptos más importantes del Antiguo Testamento.
Mientras el pensamiento religioso occidental habla de la
salvación en términos de gracia y fe, es más probable que el
marco mental hebreo hable de la salvación en términos de
herencia y tierras. Éstas son también ideas claves en la
doctrina del diezmo, porque Dios describió a Israel, su tierra
y su pueblo, como su singular herencia. "Porque tú los
apartaste para tí como heredad tuya de entre todos los pueblos
de la tierra" (1 Reyes 8:53).
¡A cambio de su servicio a Dios,
a los levitas y a los sacerdotes se les negó herencia de
tierra en Israel. Esta verdad fue repetida seis veces en
siete versículos en Números 18:20-26! La regla de "no
herencia" para los que recibían diezmos se repite también en
Deuteronomio 12:12; 14:27, 29; 18:1-2; Josué 13:14, 33; 14:3;
18:7; y Ezequiel 44:28.
¡Deténgase un momento
ahora y lea todos los anteriores versículos! Evidentemente,
Dios quería que estuviese abundantemente claro por qué los levitas y
sacerdotes recibían diezmos de Israel. Cada vez que se
menciona la razón de que recibieran el diezmo, Dios también
menciona que no se les
permitía ninguna herencia o posesión de tierra. Los
levitas y los sacerdotes aarónicos debían siempre ser contados
e incluidos entre los pobres de la tierra. No debían
enriquecerse, sino que debían vivir cada día esperando que
Israel trajera diezmos para sostenerlos y para que los
redistribuyeran a los otros
pobres de la tierra.
Cuando Pablo dijo en 1
Corintios 9:14, "los que predican el evangelio deben vivir del
evangelio", claramente tenía en mente principios evangélicos de gracia
y fe, a diferencia
de
muchos acaudalados líderes religiosos de la actualidad.
Durante casi 300 años, hasta el Concilio de Nicea en el año
325 D. C., la vasta mayoría de los obispos, presbíteros, y
diáconos vivía vidas ascéticas de auto-negación y pobreza para
servir mejor a los pobres de la iglesia. Entendían plenamente
lo que Pablo quería decir.
Deut. 14:29 Y vendrá el levita, que
no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el
huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán
y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda
tu obra que tus manos hicieren.
Por otra parte, Dios le
diría al sacerdote levita: "Los que predican la ley, deben
vivir de la ley". Esto significa que vivirían como los pobres
de la tierra, que dependían diariamente de Dios. Esto
significa que rechazarían la riqueza mientras hubiese pobres a
quienes pudieran ayudar [¿redistribuyendo los diezmos y las
ofrendas que recibieran?].
Varias denominaciones
protestantes siguen el ejemplo de los católicos romanos y
proporcionan casas parroquiales y hogares de retiro para sus
pastores. Esto podría ser un esfuerzo parcial por aplicar este
principio; sin embargo, no está claro si la posesión de
propiedades y la riqueza son también prohibidas por estas
denominaciones.
Surge un problema de
hipocresía, especialmente entre las iglesias que apoyan el
diezmo fuertemente, pero que deciden no predicar los hechos a
partir de estos textos sobre la "no herencia". Muy a menudo,
los mismos pastores que insisten en predicar el diezmo
exacto personalmente poseen gran riqueza, poseen propiedades y
heredan tierra. Egoístamente, usan parte de la ordenanza
mosaica para enseñar el diezmo, pero luego pasan por alto la
mayor parte de esa misma ordenanza. Aun mientras predican la
ley, la violan al ser parciales (Mal. 2:9).
Concerniente
a
las ciudades levitas y
sacerdotales (Números 35; Josué 21):
Aunque esta tierra estaba
ocupada por sacerdotes y levitas (tenían que vivir en alguna
parte), todavía pertenecía a la tribu en la cual existía. Por
lo tanto, la tierra no podía ser poseída ni heredada de modo
permanente. Sin embargo, vale la pena notar el hecho de que
esta tierra debía ser específicamente para el "ganado" y las "bestias" que eran
recibidas como diezmos. Aunque no servían en el templo (había
24 turnos semanales cada vez), es evidente que muchos estaban
en sus tierras de pastoreo apacentando sus animales. Véase
también 2 Crónicas 31:15-19 y Nehemías 10:37-38; 13:10.
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