¿DEBE LA IGLESIA CRISTIANA

ENSEÑAR EL DIEZMO?

CONCLUSIONES DE UN TEÓLOGO
SOBRE UNA DOCTRINA TABÚ

Russell Earl Kelly, Ph. D.


Capítulo 26

Chafer y Walvoord Hablan Sobre
Dar en el Nuevo Pacto


Lewis Sperry Chafer, fundador del Dallas Theological Seminary, autor de la obra en ocho tomos Systematic Theology, y vocero principal del cristianismo conservador, escribió un excelente artículo para discutir el dar en el nuevo pacto en su libro Major Bible Themes. Ese artículo se reimprime en su totalidad con permiso. Sperry es lectura obligada en muchas escuelas conservadoras sobre teología.

Major Bible Themes por Lewis Sperry Chafer, Revisado por John Walvoord.

"Dar dinero que un cristiano se ha ganado se convierte en un importante aspecto del servicio a Dios de cualquier creyente. El yo y el dinero son por igual las raíces de todos los males, y en la dispensación de dinero, así como en su adquisición y posesión, se espera que el cristiano permanezca en una relación de gracia con Dios (2 Cor. 8:1, 7). Esta relación presupone que primero se ha entregado a Dios en una dedicación incondicional (2 Cor. 8:5); y una verdadera dedicación del yo a Dios incluye todo lo que uno es y tiene (1 Cor. 6:20; 7:23; 1 Ped. 1:18, 19) - su vida, su tiempo, sus fuerzas, su capacidad, sus ideales, y su propiedad.

En cuestiones relativas a dar dinero, el principio de gracia involucra el reconocimiento, por parte del creyente, de la soberana autoridad de Dios sobre todo lo que el cristiano es y tiene, y contrasta con el sietema legal del diezmo del Antiguo Testamento, que estuvo vigente como parte de la ley hasta que la ley fue abolida (Juan 1:16-17; Rom. 6:14; 7:1-6; 2 Cor. 3:1-18; Gál. 3:19-25; 5:18; Efe. 2:15; Col. 2:14). Aunque ciertos principios de la ley fueron trasladados y vueltos a establecer bajo la gracia, el diezmo, como la observancia del sábado, nunca fue impuesto al creyente de esta dispensación. Puesto que el día del Señor reemplazó el sábado legal y está adaptado a los principios de la gracia como no podía serlo el sábado, así el diezmo ha sido reemplazado por un nuevo sistema de dar, que está adaptado a las enseñanzas de la gracia, como no podía serlo el diezmo.

El dar cristiano bajo la gracia, como está ilustrado en la experiencia de los santos en Corinto, está resumido en 2 Corintios 8:1-9:15. En este pasaje, descubrimos:

Uno: Cristo era su modelo. El hecho de que Cristo se diera a sí mismo (2 Cor. 8:9) es el modelo de todo dar bajo la gracia. Él no dio un décimo; lo dio TODO.

Dos: Su dar ocurrió aunque estaban en gran pobreza. Se emplea una notable combinación de frases para describir lo que los corintios experimentaron en su dar (2 Cor. 8:2): "en gran prueba de aflicción", "la abundancia de su gozo", "abundó su gran pobreza", "las riquezas de su liberalidad". De la misma manera, en relación con la liberalidad a pesar de su gran pobreza, debe recordarse que "la ofrenda de la viuda" (Lucas 1:1-4), que mereció la alabanza del Señor Jesús, no era parte, sino "todo lo que ella tenía".

Tres: Su dar no era por mandamiento [1 Cor. 8:8], ni por necesidad [2 Cor. 9:7]. Bajo la ley, se ordenaba entregar un décimo y su pago era una necesidad; bajo la gracia, Dios no está buscando el dar, sino una expresión de devoción de parte del dador. Bajo la gracia, no se impone ninguna ley y no se estipula que se dé ninguna proporción, y, aunque es verdad que Dios obra en el corazón rendido tanto el querer como el hacer por su buena voluntad (Fil. 2:13), encuentra placer sólo en el dar con alegría, o más literalmente, "sonriendo" (2 Cor. 9:7).

Si existiera una ley que estipulase la cantidad que debe darse, sin duda hay quienes tratarían de cumplirla, aun contra sus propios deseos. Así, darían "de mala gana" y "por necesidad" (2 Cor. 9:7). Si se puede decir que, para sostener la obra del evangelio, debemos tener dinero dado ya sea de buena gana o no, también se puede decir que no es la cantidad que se da, sino más bien la bendición divina sobre el don lo que lleva a cabo el fin deseado.

Cristo alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Hay abundante evidencia para demostrar que dondequiera los hijos de Dios han cumplido su privilegio de dar bajo la gracia, su liberalidad ha resultado en "toda suficiencia en todas las cosas" que ha hecho que ellos "abunden" para toda buena obra", porque Dios puede hacer que aun la gracia de dar "abunde" en cada creyente (2 Cor. 9:8).

Cuatro: Primero que todo, los primeros cristianos se daban ellos mismos. El dar aceptable es precedido por darse uno mismo completamente (2 Cor. 8:5). Esto indica la importante verdad de que dar bajo la gracia, como dar bajo la ley, está limitado a cierta clase de personas. El diezmo nunca fue impuesto por Dios a nadie más que a la nación de Israel (Lev. 27:34; Núm. 18:23-24; Mal. 3:7-10). Así, el dar cristiano está limitado a los creyentes y es más aceptable cuando lo practican los creyentes que han rendido sus vidas a Dios.

Cinco: Los cristianos de la iglesia primitiva también daban sistemáticamente. Como el diezmo, hay una sistemática regularidad indicada en dar bajo la gracia. "El primer día de la semana, cada uno ponga aparte algo, según haya prosperado" (1 Cor. 16:2). Este mandato se dirige a "cada uno" (cada cristiano) y así, no excusa a nadie; y se ha de dar de lo que ya se ha "acumulado".

Seis: Dios sustenta al dador. Dios sustentará el dar por gracia con ilimitados recursos temporales (2 Cor. 9:8-10; Luc. 6:38). En relación con esto, puede verse que los que dan hasta un décimo por lo general prosperan en las cosas temporales, pero, puesto que el creyente no ha de tener ninguna relación con la ley (Gál. 5:1), es evidente que esta prosperidad es el cumplimiento de la promesa bajo la gracia, más bien que el cumplimiento de de promesas bajo la ley. Así, ninguna bendición depende de un diezmo exacto.

Las bendiciones se conceden porque un corazón se ha expresado por medio de un regalo. Es manifiesto que no se hace a Dios ningún regalo de corazón que él no reconozca graciosamente. Aquí no hay oportunidad para designar a personas para que se vuelvan ricas. El dar debe ser de corazón, y la respuesta de Dios será conceder riquezas espirituales, o bendiciones temporales, según él decida.

Siete: Las verdaderas riquezas vienen de Dios. Los cristianos corintios fueron enriquecidos con riquezas celestiales. Hay tal cosa como ser rico en bienes de este mundo y sin embargo no rico hacia Dios (Lucas 12:21). A todos los tales se les invita a comprar de Él ese oro que ha sido probado en fuego (Apoc. 3:18). Por medio de la pobreza absoluta de Cristo en su muerte, todos podemos ser ricos (2 Cor. 8:9). Es posible ser rico en fe (Sant. 2:5) y rico en buenas obras (1 Tim. 6:18); pero en Cristo Jesús el creyente recibe "las riquezas de su gracia" (Efe. 1:7), y "lass riquezas de su gloria" (Efe. 3:16) (112).


(112) Lewis Sperry Chafer, Major Bible Themes, Revised, John Walvoord (Grand Rapids: Academic Books, 1974 ed.), 253-255.

De vuelta arriba