MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA

Dudley Marvin Canright, 1914

Capítulo 10

POR QUÉ GUARDAN EL DOMINGO
LOS CRISTIANOS

Traducido de The Interactive Bible


Casi universalmente, los cristianos consideran el domingo como día sagrado. ¿Ofrecen alguna razón adecuada para esto? Sí, seguramente, y razones que han resultado satisfactorias para los cristianos mejores y más capaces que la iglesia jamás haya tenido. Después de guardar el séptimo día y defenderlo extensamente por más de un cuarto de siglo, me convencí de que era un error, y que la bendición de Dios no acompañaba su observancia. Como miles de otras personas, cuando abracé el séptimo día sábado creí que todo el argumento estaba de un solo lado, tan claro que una hora de lectura debería ser suficiente para establecerlo, tan claro que nadie podría rechazar el sábado y ser honesto al mismo tiempo. Sólo me asombraba el hecho de que no todos lo vieran y lo abrazaran.

Pero, después de guardarlo por veintiocho años; después de haber persuadido a más de mil personas para que lo guardaran; después de haber leído mi Biblia de tapa a tapa, versículo por versículo, más de veinte veces; después de haber escudriñado, al máximo de mi capacidad, cada texto, cada línea, y cada palabra en la Biblia que pudiera tener siquiera remotamente algo que ver con la cuestión del sábado; después de haber examinado todos estos en el original y en muchas traducciones; después de haber investigado léxicos, concordancias, comentarios, y diccionarios; después de haber leído brazadas de libros que trataban de ambos lados de la cuestión; después de haber leído cada línea de lo que los padres de la iglesia primitiva tenían que decir sobre este punto; habiendo escrito varias obras a favor del séptimo día, que resultaron satisfactorias para nuestros hermanos; después de haber debatido la cuestión más de una decena de veces; después de ver los frutos de guardarlo, y sopesar toda la evidencia en el temor de Dios, estoy completamente satisfecho en mi propia mente y en mi conciencia de que la evidencia milita contra la observancia del séptimo día.

Los que observan el domingo dicen que lo hacen en honor de la resurrección de Cristo ese día, y que esta práctica se derivó de los apóstoles y ha continuado en la iglesia desde entonces. Veamos. "El día del señor" es un término que se aplica ahora comúnmente al primer día de la semana en honor de la resurrección en ese día. Así: "Creemos que las Escrituras enseñan que el primer día de la semana es el día del Señor". Directorio Eclesiástico Bautista, pág. 171. Exceptuando unos pocos sabadistas recientes, toda la cristiandad, que suma cuatrocientos dieciséis millones de personas, de todas las sectas y todas las naciones, consideran el domingo como día sagrado y concuerdan en aplicar el término "día del Señor" al domingo. Cada diccionario, léxico, y enciclopedia aplica ese término al primer día. Éste es un grande e innegable hecho de hoy. ¿Cuándo se inició esta corriente? Sigámosle el rastro a través de todos los siglos hasta su comienzo.

Siglo XVIII, año 1760 D. C.  El Rev. A. H. Lewis, D. D., Bautista del Séptimo Día, es el autor de "Historia Crítica de la Legislación Dominical". Cito desde la página 181: "La profanación del Día del Señor es altamente ofensiva al Dios Todopoderoso". Leyes de Massachusetts, 1760 D. C.

Siglo XVII, año 1676 D. C. Las Leyes de Charles II de Inglaterra dicen: "Para la mejor observación y observancia del Día del Señor, llamado comúnmente domingo, decrétase," etc. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 108.

Siglo XVI, año 1536 D. C. Retrocediendo más de 300 años hasta los reformadores, encontramos a todos los cristianos llamando domingo al "Día del Señor". Calvino, expresando el sentimiento universal de su tiempo, dice: "No sin suficiente razón, los antiguos reemplazaron el sábado con lo que llamamos el Día del Señor". Institutos, de Calvino, Libro 2, capítulo VIII, sección 34. De la misma manera, Lutero, Zwinglio, Beza, Bucer, Cranmer, Tyndale, etc. se refieren al Día del Señor como el primer día de la semana. Aquí hay otro gran hecho en cuanto al Día del Señor. Existía y era universalmente observado hace 300 años.

Siglo XV, año 1409 D. C. "El que juegue juegos ilegales en domingo... será puesto en la cárcel durante seis días". Estatuto de Enrique IV de Inglaterra, Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 90.

Siglo XIV, año 1359, D. C. "Se dispone por las sanciones de la ley y el canon que todos los Días del Señor sean observados venerablemente". Arzobispo de Canterbury. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 82.

Siglo XIII, año 1281 D. C. "La obligación de guardar el sábado legal de acuerdo con la forma del Antiguo Testamento ha tocado a su fin... al cual en el Nuevo Testamento ha sucedido la costumbre de pasar el Día del Señor...en adoración a Dios". Arzobispo de Canterbury. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 81.

Siglo XII, año 1174 D. C. "Ordenamos que estos días siguientes sean exentos de trabajo:...Todos los domingos del año", etc. Emperador de Constantinopla. Historia del Sábado y el Domingo, pág. 191.

Siglo XI, año 1025 D. C. "También prohibimos estrictamente hacer mercado en domingo". Leyes de Dinamarca. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 77.

Siglo X, año 975 D. C. "El domingo ha de ser reverenciado muy solemnemente". Leyes Sajonas. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 75.

Siglo IX, año 813 D. C. "Todos los Días del Señor deberán ser observados con la debida veneración, y todos deberán abstenerse de todo trabajo servil". Concilio de Mayence.

Siglo VIII. En el año 747, un concilio inglés dijo: "Se ordena que el Día del Señor se celebre con la debida veneración, y sea dedicado enteramente a adorar a Dios". Historia del Sábado, de Andrew, pág. 377.

Siglo VII, año 695 D. C. "Si un esclavo trabajase en domingo por orden de su señor, deberá ser liberado". Leyes Sajonas. Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 71.

Siglo VI, año 578 D. C. "En el Día del Señor, no se permite enyugar bueyes ni llevar a cabo ningún otro trabajo, excepto por razones jsutificadas". Concilio de Auxerre.

Siglo V. Regresando a aproximadamente el año 450 D. C., llegamos a la historia de la iglesia escrita por Sozomen. En el libro 2, Capítulo VIII, pág. 22, de Constantino, dice: "Honró el Día del Señor porque en él se levantó de entre los muertos". Esto muestra qué se quería decir con el Día del Señor en aquellos tiempos primitivos.

Yendo más atrás todavía, más o menos al año 400 D. C., llegamos al gran teólogo de la iglesia primitiva, San Agustín. Él dice: "El día que ahora conocemos como el Día del Señor, el octavo, a saber, el que es también el primer día de la semana". Cartas de San Agustín, carta 55, Capítulo XIII. Dice que el primer día de la semana se conocía como el Día del Señor en su tiempo.

Siglo IV. En el año 386 D. C., el emperador de Roma emitió un decreto como sigue: "En el día del sol, apropiadamente llamado el Día del Señor por nuestros antepasados, que cesen los litigios, los negocios, y las acusaciones". Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 36. Hasta las leyes civiles de aquellos primeros tiempos reconocían el domingo como el Día del Señor.

Retrocediendo nuevamente a la época de Constantino el Grande, el primer emperador cristiano, llegamos a Eusebio, el "Padre de la Historia de la Iglesia", año 324 D. C., quien constante y familiarmente usa el término "Día del Señor" para referirse al primer día de la semana. Un pasaje: "Ellos (los cristianos judíos) también observan el sábado, y otra disciplina de los judíos, así como ellos; pero, por otro lado, ellos también celebran el Día del Señor de una manera muy parecida a nosotros, en memoria de su resurrección", Historia Eclesiástica, Libro 3, Capítulo XXVII. Aquí el Día del Señor se diferencia del sábado judío, y se dice que se guarda a causa de la resurrección.

Esto nos trae a la época de los primeros padres de la iglesia. Los cito como aparecen en la "Biblioteca Cristiana Ante-Niceana".

Año 306, D. C. Pedro, Obispo de Alejandría, en Egipto: "Pero nosotros celebramos el Día del Señor como un día de gozo porque en él, él se levantó de entre los muertos". Canon 15.

Siglo III, año 270 D. C. Anatolio, Obispo de Laodicea, en Asia Menor: "Nuesto respeto a la resurrección del Señor, que tuvo lugar en el Día del Señor, nos lleva a celebrarla". Libro 2, Secc. 7.

Aproximadamente en el año 250 D. C. La Constitución Apostólica: "En el día de la resurrección de nuestro Señor, que es el Día del Señor, reuníos más diligentemente". Libro 2, Secc. 7.

Año 250 D. C. Cipriano, Obispo de Cartago, en Africa: "El octavo día, esto es, el primer día después del sábado y el Día del Señor". Epístola 58, Sección 4.

Año 200 D. C. Tertuliano, en Africa: "Solemnizamos el día después del sábado en contradicción a los que llaman a este día su sábado". Apología, Capítulo XVI. "Sin embargo, tal como lo hemos recibido, sólo en el día de la resurrección del Señor, deberíamos guardarnos, no sólo contra el arrodillarnos, sino hasta de adoptar una postura de solicitación, difiriendo aún nuestros negocios". Acerca de la Oración, Capítulo XXIII.

Siglo II, año 194 D. C. Clemente de Alejandría, Egipto: "En cumplimiento del precepto, y de acuerdo con el evangelio, él guarda el Día del Señor cuando abandona el mal carácter y asume el de un agnóstico, glorificando en sí mismo la resurrección del Señor". Libro 7, Capítulo XII.

Año 180 D. C. Bardesanes, Edessa, Asia: "En el primer día de la semana, nos reunimos". Libro de las Leyes de los Países.

Año 140 D. C. Justino Mártir: "Pero el domingo es el día en que nosotros tenemos nuestra asamblea común, porque Cristo Jesús, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos ese mismo día". Apología, Capítulo LXVII.

Año 120 D. C. Bernabé. "Guardamos con gozo el octavo día, en el cual Jesús resucitó de entre los muertos". Capítulo XVII.

Año 96 D.C. San Juan en Patmos: "Yo estaba en el espíritu en el Día del Señor". Apoc. 1: 10.

Año 60 D.C. Lucas, en Asia Menor: "Y en el primer día de la semana, cuando los discípulos se reunieron para partir el pan, Pablo les predicó". Hechos 20: 7.

De esta manera, hemos seguido el rastro al Día del Señor, o domingo, como día sagrado entre los cristianos desde nuestros días hacia atrás a través de todos los siglos hasta el Nuevo Testamento mismo.

¿Quién puede dejar de ver que el "Día del Señor" y el "primer día de la semana" son mencionados de la misma manera tanto por los apóstoles como por los padres y los reformadores hasta nuestros días? Para toda mente no prejuiciada, la evidencia debería ser concluyente de que el Día del Señor de Apoc. 1: 10, mencionado en el año 96 D. C., es el día de la resurrección, lo mismo que lo es en cada caso en que es mencionado por todos los padres cristianos inmediatamente después de Juan. Obsérvese este hecho: EN TODA LA BIBLIA Y EN TODA LA HISTORIA NO HAY NI UN SÓLO pasaje en el cual el término EL DÍA DEL SEÑOR SE APLIQUE al séptimo día, el sábado judío. Este hecho debería ser, y es, decisivo en cuanto al significado de Apoc. 1: 10. Ni siquiera los sabadistas mismos llaman al séptimo día el Día del Señor, sino que siempre dicen "día de sábado."

Testimonio de léxicos y enciclopedias

Webster: "Domingo, el primer día de la semana; el sábado cristiano; el día del Señor".

Diccionario Bíblico de Smith: "El día del Señor. El primer día de la semana, o domingo, en todos los tiempos de la iglesia".

Enciclopedia Schaff-Herzogg: "El día del Señor, la mejor y más antigua designación del sábado cristiano, usada primeramente por San Juan". Apoc. 1: 10.

Diccionario Teológico de Buck, artículo sábado: "Al primer día de la semana se le llama el día del Señor". Apoc. 1: 10.

Nueva Enciclopedia Universal de Johnson: "El día del Señor, un nombre para el primer día de la semana, derivado de Apoc. 1: 10".

Las palabras griegas traducidas como "día del Señor", [Apoc. 1: 10], y Kuriake hemera. Kuriake, el adjetivo, viene del sustantivo kurious, y se define así:

"Kuriakos" - De, o perteneciente a, el Señor, es decir, el Mesías; del Señor. I Cor. 11: 20; Apoc. 1: 10". Greenfield.

"Kuriakos - Perteneciente al Señor, al Señor Cristo Jesús; por ejemplo, kuriakos deipnon, la cena del Señor. [ I Cor. 11: 20]; kuriake hemera, el día del Señor [Apoc. 1: 10]". Robinson.

"Kuriakos - De, perteneciente a, concerniente a un señor o a un amo, especialmente perteneciente al Señor (Cristo); de aquí procede kuriake hemera, el día del Señor". Liddell & Scott.

"Este es el nombre usual del domingo, usado por los subsiguientes padres griegos". Parkhurst.

"Kuriakos - Perteneciente al Señor Jesucristo; al Señor [I Cor. 1: 20, Apoc. 1: 10".] Léxico Analítico Griego de Bagster.

Y podríamos continuar así a través de todos los léxicos, encontrando las mismas definiciones en todos. Ni uno sólo refiere este término a Dios el Padre, sino que, sin excepciones, todos se refieren al Señor Jesús. Debe haber alguna buena razón para este acuerdo universal.

Así dicen los comentaristas. "El día del Señor. El primer día de la semana". Dr. Clark sobre Apoc. 1: 10.

"Acerca del día del Señor, que no puede significar otra cosa que el día en que el Señor Jesús resucitó de entre los muertos, el primer día de la semana". Scott, sobre Apoc. 1: 10.

El Dr. Barnes dice: "Éste era un día dedicado particularmente al Señor Jesús, pues (a) éste es el natural significado de la palabra Señor como se usa en el Nuevo Testamento; y (b) si la intención hubiese sido designar el sábado judío, se habría usado la palabra sábado".

El Prof. Hacket, en sus comentarios sobre Hechos 1: 24, dice: "Cuando se lo toma en forma absoluta en el Nuevo Testamento, kuriakos se refiere generalmente a Cristo".

"El día del Señor, a saber, el primer día de la semana". Notas sobre el N. T., de Burkett.

"El día del Señor, el sábado cristiano, el primer día de la semana". Comentario Ecléctico sobre Apoc. 1: 10.

"El día del Señor. El primer día de la semana, que conmemora la resurrección del Señor". Biblia Familiar con notas, sobre Apoc. 1: 10. Podemos repasar la lista entera de comentarios, todos dicen lo mismo. ¿No tienen fundamento para esto? Sí, lo bastante bueno para ser concluyente.

1.  En toda la Biblia, al séptimo día no se lo llama el día del Señor ni una sola vez.

2.  "El sábado" era el término invariablemente usado para denominar al séptimo día judío. Juan mismo siempre usó ese término cuando hablaba del séptimo día. Véase Juan 5: 9, 10, 16, 18; 7: 22, 23; 9: 14, 16; 19: 31. Si hubiese tenido en mente ese día en Apoc. 1: 10, ciertamente habría dicho "día de sábado", no el día del Señor.

3.  La palabra griega kuriakos es una nueva palabra que se origina en el Nuevo Testamento y que se encuentra sólo en otro lugar, I Cor. 11: 20, "la cena del Señor". Sin discusión, aquí se aplica al Señor Jesús. "El adjetivo kuriake fue 'formado por los apóstoles mismos'". [Winer, Gramática del Nuevo Testamento, pág. 226]. Al mismo efecto testifican Liddell y Scott. Del modo de manejar las palabras en sus léxicos, dicen: 'Siempre nos hemos esforzado por dar primero la autoridad más anterior para su uso. Luego, si ningún cambio ha sido introducido por escritores posteriores, la hemos dejado con esa autoridad más anterior solamente'. (Prefacio, pág. 20). Cuando vamos a la palabra kuriakos, ellos dan como su primera cita, y por lo tanto, su autoridad más anterior, el Nuevo Testamento. Ahora surge la pregunta: ¿Por qué formar una nueva palabra para expresar una institución sagrada, si la institución misma no es nueva? Winer dice: "Palabras y frases enteramente nuevas se construían principalmente por composición, y casi siempre para subsanar alguna falta sensible". (Gramática, pág. 25). ¿Qué concebible falta sensible con respecto al sábado dejó sin expresión el Antiguo Testamento? Claramente, la nueva falta surgió con respecto a una nueva institución. Esta posición está además reforzada por el hecho de que el único uso adicional de la palabra kuriakos en el Nuevo Testamento se encuentra en I Cor. 11: 20, designando 'la cena del Señor', que es ciertamente una nueva institución", Peter Vogel, en debate con Waggoner, pág. 110. Este es un punto fuerte, y debería ser decisivo.

4.  Como el evangelio era una institución nueva, requería el uso de términos nuevos. Así tenemos la palabra "cristianos", en Hechos 11: 26, como el nuevo nombre para el pueblo de Dios; "apóstoles", "evangelistas", y "diáconos" como oficiales de la nueva iglesia; "bautismo" como el rito de entrada en la iglesia, la "cena del Señor", I Cor. 11: 20, y el "día del Señor", como instituciones de esa iglesia. Apoc. 1: 10. Las nuevas relaciones originadas por el evangelio no podían ser expresadas por los antiguos términos de la ley; por eso, había que usar nuevas palabras y nuevos términos. Durante 1,500 años, "sábado" había sido el nombre establecido para el día de descanso semanal de la ley, y todavía era usado por todos para referirse al séptimo día. Por esta razón, si los cristianos habían de tener un nuevo día de descanso semanal para conmemorar hechos del evangelio, primero debían encontrar un nuevo término para él. Éste es el origen de la expresión "día del Señor".

Hay una buena razón de por qué en el evangelio el "día del Señor" es el día de Cristo. Oficial y enfáticamente, él es el único Señor en esta dispensación.

El término Señor se aplica a Cristo como 450 veces en el Nuevo Testamento. Por esto, en el evangelio se dice comúnmente que todas las cosas pertenecen a Jesús, como "los discípulos del Señor", etc. Hechos 9: 1. Ahora léanse juntos "el cuerpo del Señor", I Cor. 11: 29, "esta copa del Señor", "la sangre del Señor", ver. 27, "la muerte del Señor", "la mesa del Señor", I Cor. 10: 21. "La cena del Señor", I Cor. 11: 20; "el día del Señor", Apoc. 1: 10. ¿No se refieren todos al mismo Señor? Por supuesto, y ¿quién puede dejar de admitirlo? Bajo la jurisdicción oficial de Jesús el Señor caen por necesidad todas las instituciones que ahora son obligatorias. Por eso, el día del Señor es el día de Cristo, y así es como siempre es usado por los primeros padres, como hemos visto.

Objeciones contestadas: Al séptimo día se le llama el "sábado del Señor". Éx. 20: 10; "mi día santo", Isa. 58: 13; y Jesús dice que él es "Señor del sábado", Mar. 2: 28. ¿No es éste el día del Señor? No; porque: 1) la palabra sábado se usa en cada uno de estos tres textos, pero no aparece en Apoc. 1: 10; 2) Todos los tres textos se pronunciaron antes de la cruz y bajo la ley, pero Apoc. 1: 10 está bajo el evangelio. 3) El sábado judío fue abolido en la cruz, Col. 2: 16; Rom. 14: 5; Gál. 4: 10, sesenta años antes de que Juan escribiera en Patmos, por tanto ése no pudo haber sido el día del Señor cuando Juan escribió. 4) El hecho de que el término "día del Señor" inmediatamente después del tiempo de Juan, siempre que era usado por la iglesia primitiva, se aplicara siempre al domingo, y nunca al sábado, establece su significado en Apoc. 1: 10.

Pero se objeta que Juan y todos los otros evangelistas en los evangelios llaman al domingo simplemente "el primer día de la semana", en vez del día del Señor, y que, por tanto, si Juan, en Apoc. 1: 10, hubiese tenido en mente ese día, habría dicho "el primer día de la semana", como lo hizo en el evangelio. La respuesta es fácil. Jesús predijo que él sería crucificado, y que resucitaría al tercer día. Cada evangelista tiene cuidado de mostrar que la predicción se cumplió. Por eso dieron específicamente los nombres de esos tres días como los llamaban los judíos: esto es, "el día de preparación," "el día de sábado", y "el primer día de la semana". Esta respuesta es suficiente. Además, es probable que el día de la resurrección no fuera llamado inmediatamente el día del Señor; pero para cuando Juan escribió el Apocalipsis en el año 96 D. C., ya era el nombre bien conocido para ese día, como hemos mostrado.

Por qué es apropiado que el primer día de la semana sea el recordatorio del evangelio

¿Por qué guarda la gente cierto día? Siempre a causa de lo ocurrió ese día. ¿Por qué eran observados el sábado, la pascua, y otros días? Por lo que ocurrió en esos días. ¿Por qué observamos el 4 de julio, la Navidad, los cumpleaños, los aniversarios de matrimonio, etc.? Es importante, entonces, preguntarnos si ocurrió algo en domingo que lo hiciera digno de ser observado por los cristianos.

De todas las cosas usadas para conmemorar sucesos pasados, un día de recordatorio es lo mejor. Un monumento, una estatua, una escuela superior, y cosas así, son locales, y observadas sólo por unas pocas personas; pero un día les llega a todos, y de manera regular. Por esto, ¡con qué entusiasmo celebra cada país sus días de recordatorio, como nosotros celebramos nuestro propio 4 de julio! Así también, la religión ha consagrado días de memoria, como el sábado, la pascua, Pentecostés, y otros de los tiempos de los judíos. ¿Y no tendrá un día de recordación el evangelio, la más grande de todas las instituciones? En ese caso, sería la única excepción entre todas las religiones del mundo, y una gran pérdida para la iglesia. Si la creación material ameritó un día de recordación, ¡cuánto más la redención espiritual de la raza!

Pero, ¿por qué teorizar? Es el hecho mayor y mejor conocido en toda la tierra hoy que la iglesia cristiana tiene un día de recordatorio, el día de la resurrección del Señor. Se observa regularmente en todas las naciones bajo el cielo. Ya hemos mostrado cómo, desde los primeros días de los apóstoles, este día ha sido considerado como un día de recordación. Sólo resta preguntarnos si era el día que mejor se adaptaba a este propósito. Estúdiese la vida de Jesús, examínese cada uno de los días mencionados en ella, en el año, en el mes, en la semana, y todos tendrán que reconocer que ningún otro día, aparte del de la resurrección, podría ser considerado ni por un momento. Considérense los días de la semana. ¡Cuán exiguos son los sucesos de cualquier otro día cuando se los compara con los del día de la resurrección! ¿El lunes? ¿El martes? ¿El miércoles? El jueves, la traición; el viernes, su muerte; el sábado, en la tumba. ¿Elegiríamos cualquiera de estos días como día de recordación para que se regocije la iglesia? Seguramente que no.

"Durante el sábado judío, el Salvador permaneció bajo el poder de la muerte. Para sus discípulos, fue un día de inquietud y tristeza. El recuerdo de ese día siempre les sería gravoso. Pensar en la agonía, la cruz, el amargo clamor, el gemido al expirar, y el lúgubre sepulcro sólo podían despertar sentimientos de tristeza. Para el corazón cristiano, el sábado judío había sido despojado de su alegría para siempre". El Día del Señor, Nuestro Sábado, pág. 21.

Fue en el día de la resurrección cuando todo cambió. Jesús podría haber vivido la vida pura que vivió, podría haber hecho todos los milagros que hizo, podría haber muerto en la cruz como lo hizo, podría haber sido sepultado como lo fue, y sin embargo, todo esto no habría salvado una sola alma si no él hubiese resucitado de entre los muertos. "Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron". I Cor. 15: 17-18. La resurrección completó la obra que hizo de Jesús el Salvador del mundo. Jesús mismo, cuando se le preguntó la evidencia de su autoridad, señaló a su resurrección el tercer día como prueba de ella. Juan 2: 18-21; Mat. 12: 38-40; 16: 21. Esta prueba de su divinidad era bien conocida por todos, pues los fariseos le dijeron a Pilatos: "Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré". Mat. 27: 63.

Cuando Jesús murió, la esperanza de sus discípulos fue enterrada con él, Lucas 24: 17, 21, y las mujeres piadosas quedaron con el corazón destrozado. Pero los malvados judíos se regocijaron y Satanás triunfó, mientras los ángeles se enlutecían. Si alguna vez el diablo tuvo esperanzas, fue mientras Jesús permaneció muerto durante el día de sábado. Pero al comenzar a clarear el domingo, un poderoso ángel desciende como un relámpago, la tierra tiembla, la tumba se abre, y Jesús se levanta como vencedor sobre la muerte, el infierno, y la tumba. Mat. 28: 1-4. La última esperanza de Satanás desaparece; los malvados judíos se consternan; las mujeres piadosas se regocijan; la esperanza del mundo está asegurada; los sufrimientos y la humillación del Hijo de Dios han terminado, y sale fuera el Todopoderoso Salvador, el Señor de todos. Nunca antes alboreó sobre este perdido mundo una mañana como ésta. No es de extrañarse que se convirtiera en el día de recordación de la iglesia. Era imposible que no fuera así.

Pablo dice que Jesús fue "declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos". Rom. 1: 4. Fue esto lo que demostró su divinidad. Para que haya un día del juicio, Dios "ha dado fe a todos con haberle levantado de los muertos". Hechos 17: 31.  1. El domingo, Jesús resucitó de entre los muertos. Marcos 16: 9.  2. En este día, se les apareció a sus discípulos. 3. En este día, se encontró con ellos en diferentes lugares y repetidamente. Marcos 16: 9-11; Mat. 28: 8-10; Lucas 24: 34; Marcos 16: 12-13; Juan 20: 19-23. 4. En este día, Jesús les bendijo. Juan 20: 19.  5. En este día les impartió el don del Espíritu Santo. Juan 20: 22.  6. En este día los comisionó para que predicaran el evangelio a todo el mundo. Juan 20: 21; con Marcos 16: 9-15.  7. En este día dio a sus apóstoles autoridad para legislar para su iglesia y guiarla. Juan 20: 23.  8. Pedro dice que  Dios "nos hizo renacer para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos". I Pedro 1: 3.  9. En este día, Jesús ascendió a su Padre, se sentó a su diestra, y fue hecho cabeza de todos. Juan 20: 17; Efe. 1: 20.  10. En ese día, muchos de los santos que habían muerto se levantaron de sus tumbas. Mat. 27: 52-53.  11. Ese día, el primer día se convirtió en día de gozo y regocijo para los discípulos. "Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor." Juan 20: 20. "Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían..." 12. Ese día, el evangelio de un Cristo resucitado se predicó por primera vez, diciendo: "Ha resucitado el Señor verdaderamente." Lucas 24: 34. Ese domingo, Jesús mismo dio ejemplo, predicando el evangelio de su resurrección, explicando todas las Escrituras sobre ese tema y abriendo las mentes de los discípulos para que lo entendieran. "Les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras".  14. Finalmente, en este día se completó la compra de nuestra redención.

Con todos estos emocionantes hechos evangélicos acumulados en ese día de resurrección, convirtiéndolo en memorable por encima de todos los días en la historia del mundo, ¿cómo no podía convertirse en en el gran día en la memoria de la iglesia? Desde entonces, los hechos de ese solo día vinieron a ser el tema de la iglesia. La gran batalla entre los apóstoles y los judíos incrédulos fue con relación a los sucesos de ese día: ¿Resucitó Jesús, o no? Los judíos "dieron mucho dinero" para refutarlo, Mat. 28: 12, mientras los apóstoles construían la iglesia y arriesgaban su vida por ella. Así, en la providencia de Dios mismo, el sábado judío quedó en las sombras, mientras todas las esperanzas y pensamientos y argumentos y cánticos de la nueva iglesia se volvían por necesidad hacia otro día, el día de resurrección.

Día memorable, un día que debería conmover el corazón de todo cristiano, y mover a los pecadores al arrepentimiento, como de hecho ha ocurrido cada semana desde aquel día. "El Día del Señor". ¡Cuán apropiado el título para ese gran día en que nuestro Señor triunfó sobre todo y echó, firme y seguramente, los cimientos de la iglesia cristiana! Entonces, es de lo más apropiado que se haya convertido en el único día memorable del evangelio, día de alegría y regocijo. ¿Lo llamaremos entonces un día pagano? ¿El día del Papa? ¿La marca de la bestia? ¿Un día odioso para el Señor y una abominación para Cristo? Dios no lo quiera. Se dijo de Jesús: "¿Qué mal ha hecho?" Así que nosotros preguntamos: "¿Qué mal ha hecho jamás la observancia del día del Señor?" ¿Qué hombre, o nación, ha sido empeorado por él? Ninguno, de veras. Éste no es su carácter ni ésta su historia.

El octavo día de Juan 20: 26

Estoy convencido de que el encuentro de Jesús con sus discípulos "ocho días después", Juan 20: 26, fue en domingo. Él se había encontrado con ellos la noche del domingo anterior. Versículo 19. Ahora se encuentra con ellos otra vez "ocho días después". Los sabadistas hacen su cuenta y se convencen de que este encuentro tuvo lugar el lunes o el martes. Pero, compárese esto con la expresión "tres días después". El número de días después de su muerte en el cual Jesús resucitó se da de tres maneras. 1. "En tres días", Mat. 26: 61; 27: 40.  2. "Al tercer día", Mat. 16: 21; 20; 19.  3. "Tres días después", Mar. 8: 31. Todas estas expresiones significan lo mismo. Jesús murió el viernes y resucitó el domingo; así que el domingo habían pasado "tres días", era "al tercer día", y "tres días después" en su manera común de hablar. De la misma manera, "en ocho días", "al octavo día" y "ocho días después" serían todas lo mismo, esto es, el siguiente domingo, u octavo día.

Lo que refuerza esta posición es el hecho bien conocido de que el término "el octavo día" vino a ser el término común para el día de resurrección entre todos los primeros padres cristianos. Así, el anciano Andrés, el historiador del séptimo día, escribiendo acerca de Dionisio, en el año 170 D. C., dice del domingo: "Cada uno de los escritores que precede a Dionisio lo llama el primer día de la semana, 'el octavo día,' o domingo". Testimonio de los Padres, pág. 52. Además, Bernabé, en el año 120 D. C., dice: "Guardamos el octavo día con alegría, el día también en que Jesús se levantó de entre los muertos". Epístola de Bernabé, Capítulo XV. Justino Mártir, en el año 140 D. C., dice: "El primer día después del sábado, que continúa siendo el primero de todos los días, es llamado, sin embargo, el octavo, de acuerdo con el número de todos los días del ciclo, y sin embargo, permanece siendo el primero". Diálogo con Trifo, Capítulo XLI. Y Cipriano, en el año 250 D. C., dice "el octavo, que es el primer día después del sábado, y el día del Señor". Epístola 58, Sección 4. ¿Dónde obtuvo la iglesia primitiva la idea de que el octavo día era el día del Señor, si no de los apóstoles? Evidentemente, entonces, el encuentro de Juan 20: 26 ocurrió en domingo. Las únicas visitas de Jesús con sus discípulos que al Espíritu Santo le pareció correcto fechar cuidadosamente son las que ocurrieron el domingo.

Pentecostés, Hechos 2

Que el día de Pentecostés, Hechos 2, cayó en domingo ha sido creído y sostenido por los cristianos de todas las edades. 1. El tiempo de Pentecostés se declara de este modo: "Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecísteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días". Lev. 23: 15, 16. El día después del séptimo sábado ciertamente sería el primer día de la semana.

2.  Los judíos karaítas sostenían que Pentecostés, de acuerdo con la ley, debía caer siempre en domingo.

3.  'Pentecostés' significa 'quincuagésimo', el quincuagésimo día después del primer sábado cuando comenzaron a contar, por eso debe caer el primer día de la semana.

4.  El comentario del Dr. Scott dice: "Como Jesús resucitó el primer día de la semana, así también el Espíritu Santo descendió en el mismo día de la semana, siete semanas, o en el quincuagésimo día, después". Acerca de Hechos 2: 1.

5.  Tan claro es el punto, que hasta los mismos Adventistas del Séptimo Día lo han aceptado. Dice el pastor U. Smith: "La gavilla de las primicias era mecida en el décimosexto día del primer mes. Esto encontró su antitipo en la resurrección de nuestro Señor, primicias de los que durmieron, el décimosexto día del primer mes.... La fiesta de las semanas, o Pentecostés, ocurrió el quincuagésimo día desde la ofrenda de las primicias. El antitipo de esta fiesta, el Pentecostés de Hechos 2, se cumplió ese mismo día, cincuenta días desde la resurrección de Cristo, en el derramamiento del Espíritu Santo sobre los discípulos". El Santuario, págs. 283, 284. Cincuenta días desde la resurrección de Jesús caería el primer día de la semana. Esto es exactamente lo que Dios enseñó; había de ser en la mañana después del séptimo sábado y en el quincuagésimo día. Lev. 23: 15, 16.

6.  Dice el Comentario Ecléctico: "Ocurrió el primer día de la semana". Sobre Hechos 2.

7.  "En ese año, Pentecostés debe haber caído el primer día de la semana". El Comentario Bíblico sobre Hechos 2.

8.  "Que el día de Pentecostés cayó en domingo es innegable, porque la resurrección de Jesús ocurrió un domingo, y Pentecostés caía el quincuagésimo día desde la resurrección". Las Obras de Bramhall, V. 51.

9.  "Por consiguiente, ocurrió en el año en que Jesús murió, el primer día de la semana, o nuestro domingo". Lange sobre Hechos 2:1.

10.  "El día de Pentecostés fue domingo". Comentario de Wheadon sobre Hechos 2: 1.

Note ahora la importancia de ese día. Jesús les dijo a los discípulos que permanecieran en Jerusalén hasta que fueran investidos de poder de lo alto. Lucas 24: 49. Debían iniciar su predicación allí. Versículo 47. En ese Pentecostés, habrían de ser bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 1: 5. En los últimos días de Judá y Jerusalén, la ley habría de salir desde Sión y la palabra del Señor desde Jerusalén mientras todas las naciones estuvieran reunidas allí. Isa. 2: 1-4.  Todo esto se cumplió en Pentecostés. El Espíritu Santo vino sobre los discípulos con gran poder; luego ellos comenzaron a predicar el evangelio y miles se convirtieron. Esto era sólo las primicias de lo que ha ocurrido, de hecho, en sucesivos domingos desde entonces. Ha sido el gran día de poder y de conversiones en la iglesia desde ese día. De este modo, Dios señaladamente honró el domingo como en el mismo principio del evangelio, como lo ha continuado haciendo desde entonces.

Hechos 20: 6, 7

Todos concuerdan en que los discípulos tenían algún día regular para reunirse. Pablo dijo: "No dejando de reunirse, como algunos tienen por costumbre". Heb. 10: 25. Esto implica un día regular y un lugar declarado para las reuniones. Reprochándoles el haber hecho de la cena del Señor una fiesta, Pablo dice: "Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor", sino más bien una fiesta. I Cor. 11: 20. Esto indica que tenían un lugar y un tiempo establecido para reunirse para la cena. No hay ni la más ligera evidencia de que los cristianos tuvieron jamás la cena del Señor o un culto distintamente cristiano durante el sábado judío. En todo caso, donde se mencionan reuniones en sábado es en relación con el culto regular judío. No hay registro de que los cristianos jamás se reunieran sólo para tener culto ese día. Ciertamente no habrían podido tener la cena del Señor en las sinagogas en sábado con los judíos. Ni hay la más mínima indicación de que alguna vez se intentara hacer esto. Por lo tanto, deben haberse reunido ellos solos en algún otro lugar diferente de la sinagoga y en algún otro día. Volviendo a Hechos 20: 6, 7, leemos: "Pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente".

 Aquí vemos que se reunieron solos, y en un aposento alto, para la cena del Señor. El momento es el primer día de la semana. La manera incidental en que esto se menciona muestra que lo que hicieron era una costumbre bien entendida entre ellos - "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan". Tres cosas se mencionan: 1) Se reunieron. Se menciona como si todos supieran que era común para ellos hacer esto. 2) Para partir el pan. Nuevamente, esto se dice como si todos supieran que esto, también, era una práctica común entre los cristianos. 3) El primer día de la semana. Como los otros dos items, éste se menciona como una bien entendida práctica entre ellos; por eso no se da ninguna explicación. Se dice que los discípulos "se reunieron", una frase común para las reuniones de la iglesia. Así, Pedro "entró y halló a muchos que se habían reunido". Hechos 10: 27. "No os congregáis para lo mejor.... Cuando os reunís en la iglesia". I Cor. 11: 17, 18. "Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar". "Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo". I Cor. 14: 23-26. "No dejando de reunirse como algunos tienen por costumbre". Heb. 10: 25. Por lo tanto, esto indica que sus reuniones eran acostumbradas.

Nótese, además, versículo 6, el hecho de que Pablo estuvo allí siete días, pero que sin embargo no se menciona el sábado en absoluto, ni siquiera para nombrarlo, mientras que el primer día se menciona de manera prominente. Se notará que el partimiento del pan y la reunión el primer día de la semana están conectados entre sí. Nótese también que, aunque Pablo estuvo allí una semana entera, que incluía el sábado judío, la cena del Señor no se administró sino hasta el domingo. Esto muestra que, por alguna razón, el domingo era considerado por ellos como el único día adecuado para ello. Se ve, además, que Pablo permaneció allí por varios días esperando que llegara el día regular de culto, el primer día de la semana. Y la razón designada para la reunión fue para PARTIR EL PAN, no porque Pablo estaba allí.

Los sabadistas arguyen que esta reunión en Troas tuvo lugar el sábado por la noche, y que Pablo siguió viaje el domingo por la mañana. Aún si fuera así, esto no probaría que Pablo no tenía en cuenta el domingo pues, apresurándose por si le era posible estar en Jerusalén para Pentecostés, versículo 16, tuvo que irse cuando el barco zarpó, le gustara o no, porque era el único pasajero. Véase el versículo 13 y el capítulo 21: 1, 2. Pero es más probable que Lucas calculara el tiempo según el método romano, de medianoche a medianoche, como lo hizo Juan en Juan 20: 19. "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana." Aquí el domingo por la noche se considera como perteneciente al primer día. Lucas escribía para los gentiles, siendo él mismo un hombre culto, y escribió los Hechos mucho tiempo después de la resurrección, cuando las costumbres romanas estaban más cerca de ser adoptadas. Además, la reunión en Troas ocurrió el pimer día de la semana, y partieron "en la mañana", versículo 7, lo que seguramente no podría haber sido el mismo día.

El Prof. A. Rauschenbush, del Seminario Teológico de Rochester, dice: "Estos sucesos no ocurrieron en tiempos del Antiguo Testamento, sino en los del Nuevo; no en Palestina, sino sobre la costa oeste de Asia Menor, a casi mil millas de distancia. Además, éste era el tiempo del dominio romano, y sobre cada territorio y pueblo que los romanos conquistaban imponían, no sólo sus leyes, sino también su modo de calcular el tiempo. Ahora, desde el principio de su historia, los romanos comenzaban el día a la medianoche. En esta visita de Pablo a Troas, la costa oeste de Asia Menor había estado en posesión de los romanos por ciento ochenta años". Sábado o Domingo, pág. 14. El Prof. Hachett, comentando Hechos 20: 7, dice: "Como Lucas se había mezclado tanto con naciones extranjeras y escribía para los lectores gentiles, muy probablemente designaría el tiempo de acuerdo con la práctica de ellos; de modo que su noche, o la noche del primer día de la semana, sería el fin del sábado cristiano y la mañana de su partida la del lunes".

Esto es casi seguro por el hecho de que el libro de los Hechos está dirigido a "Teófilo", que no era judío, sino un romano que vivía en Italia. Que los primeros cristianos participaban de la cena del Señor cada domingo es reconocido por todos.

El Dr. Scott, hablando acerca de Hechos 20: 7, dice: "Parece que esta ordenanza era constantemente administrada cada día del Señor".

La Enciclopedia Shaff-Herzogg, en el artículo "La Cena del Señor", dice: "Originalmente, la comunión se administraba todos los días, luego cada domingo".

"Es bien sabido que los cristianos primitivos administraban la Eucaristía cada día del Señor". Doddridge.

"En los tiempos primitivos, era costumbre en muchas iglesias recibir la cena del Señor cada día del Señor". Matthew Henry.

"Cada primer día de la semana". Carson.

"Toda la antigüedad concuerda en manifestar que, durante tres siglos, todas las iglesias partieron el pan una vez a la semana". Alex Campbell, en "Christian System", pág. 325. Acerca de este versículo, el Dr. Albert Barnes dice: "Es probable que los apóstoles y los primeros cristianos celebraran la cena del Señor cada día del Señor".

Las Constituciones Apostólicas, aproximadamente en el año 250 D. C., dicen que "en el día del Señor congregaos más diligentemente... participando de la oblación del sacrificio, el don del santo alimento". Libro II, sección 7, párrafo 55. Nuevamente: "Nos congregamos solemnemente para celebrar la fiesta de la resurrección en el día del Señor". Libro VII, sección 2, párrafo 36.

Fabián, obispo de Roma, en el año 250 D. C.: "En cada día del Señor, la oblación del altar debería hacerse por todos los hombres y todas las mujeres con pan y vino". Decretos de Fabián, libro V, capítulo 7.

Estos testimonios arrojan mucha luz sobre los pasajes en el Nuevo Testamento en los cuales se menciona el primer día de la semana, el día del Señor. Ellos muestran que los apóstoles mismos establecieron una celebración semanal de ese día en todas las iglesias. Si los Adventistas pudieran encontrar en cualquier parte, después de la resurrección, unos cristianos que se congregaran en sábado sólo para adorar, lo usarían como evidencia de una costumbre en favor del sábado. Que hagan la misma deducción ahora a favor del domingo.

I Corintios 16: 1-2

Con Hechos 20, leamos ahora I Cor, 16: 1-2: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas". Lo que Pablo instruye a los corintios a hacer en este pasaje, también lo había establecido entre las iglesias de Galacia, versículo 1. Y esta carta está dirigida a "todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Capítulo 1: 2. Dice también que lo que escribe debe ser recibido como "mandamientos del Señor". Cap. 14: 37. Aquí tenemos, entonces, un inspirado mandamiento del Señor Jesús tocante al primer día de la semana, y a todos los que invocan su nombre. Esto requiere que se lleve a cabo de manera un acto definido de deber religioso cada domingo consecutivo, porque esto no se relaciona simplemente con un primer día, sino con cada uno de los subsiguientes. Habían de apartar en ese día una porción para los pobres de lo que Dios les hubiese dado. Esto implica que sería para ellos un día de asueto y devoción cuando estuviesen en sus hogares, tuvieran tiempo, y estuvieran de buena disposición para llevar a cabo este acto de benevolencia - un acto de adoración, "un sacrificio aceptable, agradable a Dios". Fil. 4: 18. De antiguo, Dios había dicho que nadie "deberá presentarse delante del Señor con las manos vacías". Deut. 16: 16. Acerca de I Cor. 16: 1-2, el Dr. Clark observa: "Aquí el apóstol obedece la regla de la sinagoga; era costumbre regular entre los judíos hacer sus colectas para los pobres en el día de sábado. Para este propósito, tenían 'la bolsa de las limosnas', o lo que nosotros llamaríamos la caja de los pobres. Esto es lo que el apóstol parece tener en mente cuando dice, guardadlo; que lo ponga en la bolsa de las limosnas o en la caja de los pobres". Sobre este texto, el Dr. Barnes acertadamente observa: "No puede habe ninguna razón de por qué este día debería ser designado, a no ser porque era un día separado para la religión y, por lo tanto, se consideraba un día adecuado para el ejercicio de la benevolencia hacia los demás". ¿Por qué nombró Pablo al domingo más bien que cualquier otro día de la semana si no es porque era  un día religioso?

Hemos encontrado cuatro cosas que los discípulos hacían en domingo

1.  Se reunían. 2. Tenían un sermón. 3. Celebraban la cena del Señor.  4. Daban para los pobres. Comenzando con los primeros padres cristianos, encontramos que era costumbre de todos los cristianos hacer precisamente estas cosas cada domingo. Justino Mártir, en el año 140 D. C., en su Apología, Capítulo LXVII, dice: "Y en el día llamado domingo, todos los que viven en ciudades o en el campo se reúnen en un lugar, y se leen las memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas,.... se trae pan y vino, y de la misma manera el que preside ofrece oraciones y acción de gracias, de acuerdo con su capacidad, y el pueblo asiente diciendo Amén; y se le distribuye a cada uno una participación de aquéllo por lo cual se dan gracias, y a aquéllos que están ausentes se les envía una porción por medio de los diáconos. Y los que tienen una buena posición, y están dispuestos, dan lo que a cada uno le parece correcto; y lo que se reúne se deposita con el presidente, quien socorre a los huérfanos y a las viudas".

Esto muestra que nuestra conclusión de los textos que anteceden era correcta. Vemos que, comenzando con los primeros padres apostólicos que vinieron inmediatamente después de los apóstoles, todos los cristianos de todas las sectas en todas partes del mundo tenían sus reuniones en domingo en memoria de la resurrección, tal como lo hacemos ahora. Esto muestra, más allá de toda duda razonable, que la costumbre fue establecida por los mismos apóstoles, y por autoridad de Cristo. Juan 20: 21-23.

Considérese este hecho importante observado en el mundo entero hoy día. Tenemos cinco testigos duraderos de que Cristo vivió, todos mencionados en el Nuevo Testamento. Primero - La Iglesia. "Edificaré mi iglesia". Mat. 16: 18. Segundo - El Nuevo Testamento. Juan "escribió estas cosas". Juan 21: 24. Tercero - Bautismo. "Bautizándolos". Mat. 28: 19. Cuarto - La Cena del Señor. I Cor. 11: 20; "comed la Cena del Señor". Quinto - El Día del Señor. "En el día del Señor". Apoc. 1: 10.

Hay ahora aproximadamente 500.000.000 de personas que profesan la fe en Cristo, dispersos entre todas las naciones y diferentes en doctrinas de manera casi interminable. Esta diferencia se extiende hacia atrás casi hasta los días de los apóstoles. Y sin embargo, todas estas diferentes sectas tienen en común estos cinco memoriales de la vida de Cristo - la Iglesia, el Nuevo Testamento, el Bautismo, la Cena del Señor, y el Día del Señor. La Iglesia Oriental, la de Armenia, la Siria, la Católica Romana, la Espiscopal, la Luterana, la Metodista, la Bautista, y cientos más, para todas son sagradas estas cinco cosas de alguna manera. Todos concuerdan en que todas las cinco se iniciaron con los apóstoles y salieron de sus manos. Hay perfecto acuerdo en esto, o sea, que una es tan antigua como las otras, que todas han venido juntas de la mano. Todos estos 500.000.000 creen y enseñan esto firmemente. Este acuerdo unánime debe ser explicado de alguna manera razonable. No puede ser ignorado ni tomado a la ligera. Sólo puede haber una sola respuesta correcta - todas deben haberse iniciado juntas al comienzo y haberse mantenido juntas hasta la actualidad. Y toda la historia lo confirma.


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