MI RENUNCIA AL ADVENTISMO
DEL SÉPTIMO DÍA
Dudley Marvin Canright,
1914
Capítulo 10
POR QUÉ GUARDAN EL
DOMINGO
LOS CRISTIANOS
Traducido de The
Interactive Bible
Casi universalmente,
los cristianos consideran el domingo como día sagrado.
¿Ofrecen alguna razón adecuada para esto? Sí, seguramente, y
razones que han resultado satisfactorias para los cristianos
mejores y más capaces que la iglesia jamás haya tenido.
Después de guardar el séptimo día y defenderlo extensamente
por más de un cuarto de siglo, me convencí de que era un
error, y que la bendición de Dios no acompañaba su
observancia. Como miles de otras personas, cuando abracé el
séptimo día sábado creí que todo el argumento estaba de un
solo lado, tan claro que una hora de lectura debería ser
suficiente para establecerlo, tan claro que nadie podría
rechazar el sábado y ser honesto al mismo tiempo. Sólo me
asombraba el hecho de que no todos lo vieran y lo abrazaran.
Pero, después de
guardarlo por veintiocho años; después de haber persuadido a
más de mil personas para que lo guardaran; después de haber
leído mi Biblia de tapa a tapa, versículo por versículo, más
de veinte veces; después de haber escudriñado, al máximo de mi
capacidad, cada texto, cada línea, y cada palabra en la Biblia
que pudiera tener siquiera remotamente algo que ver con la
cuestión del sábado; después de haber examinado todos estos en
el original y en muchas traducciones; después de haber
investigado léxicos, concordancias, comentarios, y
diccionarios; después de haber leído brazadas de libros que
trataban de ambos lados de la cuestión; después de haber leído
cada línea de lo que los padres de la iglesia primitiva tenían
que decir sobre este punto; habiendo escrito varias obras a
favor del séptimo día, que resultaron satisfactorias para
nuestros hermanos; después de haber debatido la cuestión más
de una decena de veces; después de ver los frutos de
guardarlo, y sopesar toda la evidencia en el temor de Dios,
estoy completamente satisfecho en mi propia mente y en mi
conciencia de que la evidencia milita contra la observancia
del séptimo día.
Los que observan el
domingo dicen que lo hacen en honor de la resurrección de
Cristo ese día, y que esta práctica se derivó de los apóstoles
y ha continuado en la iglesia desde entonces. Veamos. "El día
del señor" es un término que se aplica ahora comúnmente al
primer día de la semana en honor de la resurrección en ese
día. Así: "Creemos que las Escrituras enseñan que el primer
día de la semana es el día del Señor". Directorio
Eclesiástico Bautista, pág. 171. Exceptuando unos pocos
sabadistas recientes, toda la cristiandad, que suma
cuatrocientos dieciséis millones de personas, de todas las
sectas y todas las naciones, consideran el domingo como día
sagrado y concuerdan en aplicar el término "día del Señor" al
domingo. Cada diccionario, léxico, y enciclopedia aplica ese
término al primer día. Éste es un grande e innegable hecho de
hoy. ¿Cuándo se inició esta corriente? Sigámosle el rastro a
través de todos los siglos hasta su comienzo.
Siglo XVIII, año 1760
D. C. El Rev. A. H. Lewis, D. D., Bautista del Séptimo
Día, es el autor de "Historia Crítica de la Legislación
Dominical". Cito desde la página 181: "La profanación
del Día del Señor es altamente ofensiva al Dios Todopoderoso".
Leyes de Massachusetts, 1760 D. C.
Siglo XVII, año 1676
D. C. Las Leyes de Charles II de Inglaterra dicen: "Para la
mejor observación y observancia del Día del Señor, llamado
comúnmente domingo, decrétase," etc. Historia Crítica de
la Legislación Dominical, pág. 108.
Siglo XVI, año 1536
D. C. Retrocediendo más de 300 años hasta los reformadores,
encontramos a todos los cristianos llamando domingo al "Día
del Señor". Calvino, expresando el sentimiento universal de su
tiempo, dice: "No sin suficiente razón, los antiguos
reemplazaron el sábado con lo que llamamos el Día del Señor".
Institutos, de Calvino, Libro 2, capítulo VIII, sección
34. De la misma manera, Lutero, Zwinglio, Beza, Bucer,
Cranmer, Tyndale, etc. se refieren al Día del Señor como el
primer día de la semana. Aquí hay otro gran hecho en cuanto al
Día del Señor. Existía y era universalmente observado hace 300
años.
Siglo XV, año 1409 D.
C. "El que juegue juegos ilegales en domingo... será puesto en
la cárcel durante seis días". Estatuto de Enrique IV de
Inglaterra, Historia Crítica de la Legislación Dominical,
pág. 90.
Siglo XIV, año 1359,
D. C. "Se dispone por las sanciones de la ley y el canon que
todos los Días del Señor sean observados venerablemente".
Arzobispo de Canterbury. Historia Crítica de la
Legislación Dominical, pág. 82.
Siglo XIII, año 1281
D. C. "La obligación de guardar el sábado legal de acuerdo con
la forma del Antiguo Testamento ha tocado a su fin... al cual
en el Nuevo Testamento ha sucedido la costumbre de pasar el
Día del Señor...en adoración a Dios". Arzobispo de Canterbury.
Historia Crítica de la Legislación Dominical, pág. 81.
Siglo XII, año 1174
D. C. "Ordenamos que estos días siguientes sean exentos de
trabajo:...Todos los domingos del año", etc. Emperador de
Constantinopla. Historia del Sábado y el Domingo, pág.
191.
Siglo XI, año 1025 D.
C. "También prohibimos estrictamente hacer mercado en
domingo". Leyes de Dinamarca. Historia Crítica de la
Legislación Dominical, pág. 77.
Siglo X, año 975 D.
C. "El domingo ha de ser reverenciado muy solemnemente". Leyes
Sajonas. Historia Crítica de la Legislación Dominical,
pág. 75.
Siglo IX, año 813 D.
C. "Todos los Días del Señor deberán ser observados con la
debida veneración, y todos deberán abstenerse de todo trabajo
servil". Concilio de Mayence.
Siglo VIII. En el año
747, un concilio inglés dijo: "Se ordena que el Día del Señor
se celebre con la debida veneración, y sea dedicado
enteramente a adorar a Dios". Historia del Sábado, de
Andrew, pág. 377.
Siglo VII, año 695 D.
C. "Si un esclavo trabajase en domingo por orden de su señor,
deberá ser liberado". Leyes Sajonas. Historia Crítica de
la Legislación Dominical, pág. 71.
Siglo VI, año 578 D.
C. "En el Día del Señor, no se permite enyugar bueyes ni
llevar a cabo ningún otro trabajo, excepto por razones
jsutificadas". Concilio de Auxerre.
Siglo V. Regresando a
aproximadamente el año 450 D. C., llegamos a la historia de la
iglesia escrita por Sozomen. En el libro 2, Capítulo VIII,
pág. 22, de Constantino, dice: "Honró el Día del Señor porque
en él se levantó de entre los muertos". Esto muestra qué se
quería decir con el Día del Señor en aquellos tiempos
primitivos.
Yendo más atrás
todavía, más o menos al año 400 D. C., llegamos al gran
teólogo de la iglesia primitiva, San Agustín. Él dice: "El día
que ahora conocemos como el Día del Señor, el octavo, a saber,
el que es también el primer día de la semana". Cartas de San
Agustín, carta 55, Capítulo XIII. Dice que el primer día de la
semana se conocía como el Día del Señor en su tiempo.
Siglo IV. En el año
386 D. C., el emperador de Roma emitió un decreto como sigue:
"En el día del sol, apropiadamente llamado el Día del Señor
por nuestros antepasados, que cesen los litigios, los
negocios, y las acusaciones". Historia Crítica de la
Legislación Dominical, pág. 36. Hasta las leyes civiles
de aquellos primeros tiempos reconocían el domingo como el Día
del Señor.
Retrocediendo
nuevamente a la época de Constantino el Grande, el primer
emperador cristiano, llegamos a Eusebio, el "Padre de la
Historia de la Iglesia", año 324 D. C., quien constante y
familiarmente usa el término "Día del Señor" para referirse al
primer día de la semana. Un pasaje: "Ellos (los cristianos
judíos) también observan el sábado, y otra disciplina de los
judíos, así como ellos; pero, por otro lado, ellos también
celebran el Día del Señor de una manera muy parecida a
nosotros, en memoria de su resurrección", Historia
Eclesiástica, Libro 3, Capítulo XXVII. Aquí el Día del
Señor se diferencia del sábado judío, y se dice que se guarda
a causa de la resurrección.
Esto nos trae a la
época de los primeros padres de la iglesia. Los cito como
aparecen en la "Biblioteca Cristiana Ante-Niceana".
Año 306, D. C. Pedro,
Obispo de Alejandría, en Egipto: "Pero nosotros celebramos el
Día del Señor como un día de gozo porque en él, él se levantó
de entre los muertos". Canon 15.
Siglo III, año 270 D.
C. Anatolio, Obispo de Laodicea, en Asia Menor: "Nuesto
respeto a la resurrección del Señor, que tuvo lugar en el Día
del Señor, nos lleva a celebrarla". Libro 2, Secc. 7.
Aproximadamente en el
año 250 D. C. La Constitución Apostólica: "En el día de la
resurrección de nuestro Señor, que es el Día del Señor,
reuníos más diligentemente". Libro 2, Secc. 7.
Año 250 D. C.
Cipriano, Obispo de Cartago, en Africa: "El octavo día, esto
es, el primer día después del sábado y el Día del Señor". Epístola
58, Sección 4.
Año 200 D. C.
Tertuliano, en Africa: "Solemnizamos el día después del sábado
en contradicción a los que llaman a este día su sábado".
Apología, Capítulo XVI. "Sin embargo, tal como lo hemos
recibido, sólo en el día de la resurrección del Señor,
deberíamos guardarnos, no sólo contra el arrodillarnos, sino
hasta de adoptar una postura de solicitación, difiriendo aún
nuestros negocios". Acerca de la Oración, Capítulo
XXIII.
Siglo II, año 194 D.
C. Clemente de Alejandría, Egipto: "En cumplimiento del
precepto, y de acuerdo con el evangelio, él guarda el Día del
Señor cuando abandona el mal carácter y asume el de un
agnóstico, glorificando en sí mismo la resurrección del
Señor". Libro 7, Capítulo XII.
Año 180 D. C.
Bardesanes, Edessa, Asia: "En el primer día de la semana, nos
reunimos". Libro de las Leyes de los Países.
Año 140 D. C. Justino
Mártir: "Pero el domingo es el día en que nosotros tenemos
nuestra asamblea común, porque Cristo Jesús, nuestro Salvador,
resucitó de entre los muertos ese mismo día". Apología,
Capítulo LXVII.
Año 120 D. C.
Bernabé. "Guardamos con gozo el octavo día, en el cual Jesús
resucitó de entre los muertos". Capítulo XVII.
Año 96 D.C. San Juan
en Patmos: "Yo estaba en el espíritu en el Día del Señor".
Apoc. 1: 10.
Año 60 D.C. Lucas, en
Asia Menor: "Y en el primer día de la semana, cuando los
discípulos se reunieron para partir el pan, Pablo les
predicó". Hechos 20: 7.
De esta manera, hemos
seguido el rastro al Día del Señor, o domingo, como día
sagrado entre los cristianos desde nuestros días hacia atrás a
través de todos los siglos hasta el Nuevo Testamento mismo.
¿Quién puede dejar de
ver que el "Día del Señor" y el "primer día de la semana" son
mencionados de la misma manera tanto por los apóstoles como
por los padres y los reformadores hasta nuestros días? Para
toda mente no prejuiciada, la evidencia debería ser
concluyente de que el Día del Señor de Apoc. 1: 10, mencionado
en el año 96 D. C., es el día de la resurrección, lo mismo que
lo es en cada caso en que es mencionado por todos los padres
cristianos inmediatamente después de Juan. Obsérvese este
hecho: EN TODA LA BIBLIA Y EN TODA LA HISTORIA NO HAY NI UN
SÓLO pasaje en el cual el término EL DÍA DEL SEÑOR SE APLIQUE
al séptimo día, el sábado judío. Este hecho debería ser, y es,
decisivo en cuanto al significado de Apoc. 1: 10. Ni siquiera
los sabadistas mismos llaman al séptimo día el Día del Señor,
sino que siempre dicen "día de sábado."
Testimonio de léxicos y
enciclopedias
Webster: "Domingo, el primer día
de la semana; el sábado cristiano; el día del Señor".
Diccionario Bíblico de Smith:
"El día del Señor. El primer día de la semana, o domingo, en
todos los tiempos de la iglesia".
Enciclopedia Schaff-Herzogg: "El
día del Señor, la mejor y más antigua designación del sábado
cristiano, usada primeramente por San Juan". Apoc. 1: 10.
Diccionario Teológico de Buck,
artículo sábado: "Al primer día de la semana se le llama el
día del Señor". Apoc. 1: 10.
Nueva Enciclopedia Universal de
Johnson: "El día del Señor, un nombre para el primer día de la
semana, derivado de Apoc. 1: 10".
Las palabras griegas
traducidas como "día del Señor", [Apoc. 1: 10], y Kuriake
hemera. Kuriake, el adjetivo, viene del sustantivo kurious,
y se define así:
"Kuriakos" - De, o
perteneciente a, el Señor, es decir, el Mesías; del Señor. I
Cor. 11: 20; Apoc. 1: 10". Greenfield.
"Kuriakos - Perteneciente
al Señor, al Señor Cristo Jesús; por ejemplo, kuriakos
deipnon, la cena del Señor. [ I Cor. 11: 20]; kuriake
hemera, el día del Señor [Apoc. 1: 10]". Robinson.
"Kuriakos - De, perteneciente a,
concerniente a un señor o a un amo, especialmente
perteneciente al Señor (Cristo); de aquí procede kuriake
hemera, el día del Señor". Liddell & Scott.
"Este es el nombre usual del
domingo, usado por los subsiguientes padres griegos".
Parkhurst.
"Kuriakos - Perteneciente al
Señor Jesucristo; al Señor [I Cor. 1: 20, Apoc. 1: 10".]
Léxico Analítico Griego de Bagster.
Y podríamos continuar
así a través de todos los léxicos, encontrando las mismas
definiciones en todos. Ni uno sólo refiere este término a Dios
el Padre, sino que, sin excepciones, todos se refieren al
Señor Jesús. Debe haber alguna buena razón para este acuerdo
universal.
Así dicen los comentaristas. "El
día del Señor. El primer día de la semana". Dr. Clark sobre
Apoc. 1: 10.
"Acerca del día del
Señor, que no puede significar otra cosa que el día en que el
Señor Jesús resucitó de entre los muertos, el primer día de la
semana". Scott, sobre Apoc. 1: 10.
El Dr. Barnes dice:
"Éste era un día dedicado particularmente al Señor Jesús, pues
(a) éste es el natural significado de la palabra Señor como se
usa en el Nuevo Testamento; y (b) si la intención hubiese sido
designar el sábado judío, se habría usado la palabra sábado".
El Prof. Hacket, en
sus comentarios sobre Hechos 1: 24, dice: "Cuando se lo toma
en forma absoluta en el Nuevo Testamento, kuriakos se
refiere generalmente a Cristo".
"El día del Señor, a saber, el
primer día de la semana". Notas sobre el N. T., de Burkett.
"El día del Señor, el sábado
cristiano, el primer día de la semana". Comentario Ecléctico
sobre Apoc. 1: 10.
"El día del Señor. El
primer día de la semana, que conmemora la resurrección del
Señor". Biblia Familiar con notas, sobre Apoc. 1: 10. Podemos
repasar la lista entera de comentarios, todos dicen lo mismo.
¿No tienen fundamento para esto? Sí, lo bastante bueno para
ser concluyente.
1. En toda la Biblia, al
séptimo día no se lo llama el día del Señor ni una sola vez.
2. "El sábado"
era el término invariablemente usado para denominar al séptimo
día judío. Juan mismo siempre usó ese término cuando hablaba
del séptimo día. Véase Juan 5: 9, 10, 16, 18; 7: 22, 23; 9:
14, 16; 19: 31. Si hubiese tenido en mente ese día en Apoc. 1:
10, ciertamente habría dicho "día de sábado", no el día del
Señor.
3. La palabra
griega kuriakos es una nueva palabra que se origina en
el Nuevo Testamento y que se encuentra sólo en otro lugar, I
Cor. 11: 20, "la cena del Señor". Sin discusión, aquí se
aplica al Señor Jesús. "El adjetivo kuriake fue 'formado por
los apóstoles mismos'". [Winer, Gramática del Nuevo
Testamento, pág. 226]. Al mismo efecto testifican
Liddell y Scott. Del modo de manejar las palabras en sus
léxicos, dicen: 'Siempre nos hemos esforzado por dar primero
la autoridad más anterior para su uso. Luego, si ningún cambio
ha sido introducido por escritores posteriores, la hemos
dejado con esa autoridad más anterior solamente'. (Prefacio,
pág. 20). Cuando vamos a la palabra kuriakos, ellos
dan como su primera cita, y por lo tanto, su autoridad más
anterior, el Nuevo Testamento. Ahora surge la pregunta: ¿Por
qué formar una nueva palabra para expresar una institución
sagrada, si la institución misma no es nueva? Winer dice:
"Palabras y frases enteramente nuevas se construían
principalmente por composición, y casi siempre para subsanar
alguna falta sensible". (Gramática, pág. 25). ¿Qué concebible
falta sensible con respecto al sábado dejó sin expresión el
Antiguo Testamento? Claramente, la nueva falta surgió con
respecto a una nueva institución. Esta posición está además
reforzada por el hecho de que el único uso adicional de la
palabra kuriakos en el Nuevo Testamento se encuentra
en I Cor. 11: 20, designando 'la cena del Señor', que es
ciertamente una nueva institución", Peter Vogel, en debate con
Waggoner, pág. 110. Este es un punto fuerte, y debería ser
decisivo.
4. Como el
evangelio era una institución nueva, requería el uso de
términos nuevos. Así tenemos la palabra "cristianos", en
Hechos 11: 26, como el nuevo nombre para el pueblo de Dios;
"apóstoles", "evangelistas", y "diáconos" como oficiales de la
nueva iglesia; "bautismo" como el rito de entrada en la
iglesia, la "cena del Señor", I Cor. 11: 20, y el "día del
Señor", como instituciones de esa iglesia. Apoc. 1: 10. Las
nuevas relaciones originadas por el evangelio no podían ser
expresadas por los antiguos términos de la ley; por eso, había
que usar nuevas palabras y nuevos términos. Durante 1,500
años, "sábado" había sido el nombre establecido para el día de
descanso semanal de la ley, y todavía era usado por todos para
referirse al séptimo día. Por esta razón, si los cristianos
habían de tener un nuevo día de descanso semanal para
conmemorar hechos del evangelio, primero debían encontrar un
nuevo término para él. Éste es el origen de la expresión "día
del Señor".
Hay una buena razón
de por qué en el evangelio el "día del Señor" es el día de
Cristo. Oficial y enfáticamente, él es el único Señor en esta
dispensación.
El término Señor se
aplica a Cristo como 450 veces en el Nuevo Testamento. Por
esto, en el evangelio se dice comúnmente que todas las cosas
pertenecen a Jesús, como "los discípulos del Señor", etc.
Hechos 9: 1. Ahora léanse juntos "el cuerpo del Señor", I Cor.
11: 29, "esta copa del Señor", "la sangre del Señor", ver. 27,
"la muerte del Señor", "la mesa del Señor", I Cor. 10: 21. "La
cena del Señor", I Cor. 11: 20; "el día del Señor", Apoc. 1:
10. ¿No se refieren todos al mismo Señor? Por supuesto, y
¿quién puede dejar de admitirlo? Bajo la jurisdicción oficial
de Jesús el Señor caen por necesidad todas las instituciones
que ahora son obligatorias. Por eso, el día del Señor es el
día de Cristo, y así es como siempre es usado por los primeros
padres, como hemos visto.
Objeciones
contestadas: Al séptimo día se le llama el "sábado del Señor".
Éx. 20: 10; "mi día santo", Isa. 58: 13; y Jesús dice que él
es "Señor del sábado", Mar. 2: 28. ¿No es éste el día del
Señor? No; porque: 1) la palabra sábado se usa en cada uno de
estos tres textos, pero no aparece en Apoc. 1: 10; 2) Todos
los tres textos se pronunciaron antes de la cruz y bajo la
ley, pero Apoc. 1: 10 está bajo el evangelio. 3) El sábado
judío fue abolido en la cruz, Col. 2: 16; Rom. 14: 5; Gál. 4:
10, sesenta años antes de que Juan escribiera en Patmos, por
tanto ése no pudo haber sido el día del Señor cuando Juan
escribió. 4) El hecho de que el término "día del Señor"
inmediatamente después del tiempo de Juan, siempre que era
usado por la iglesia primitiva, se aplicara siempre al
domingo, y nunca al sábado, establece su significado en Apoc.
1: 10.
Pero se objeta que
Juan y todos los otros evangelistas en los evangelios llaman
al domingo simplemente "el primer día de la semana", en vez
del día del Señor, y que, por tanto, si Juan, en Apoc. 1: 10,
hubiese tenido en mente ese día, habría dicho "el primer día
de la semana", como lo hizo en el evangelio. La respuesta es
fácil. Jesús predijo que él sería crucificado, y que
resucitaría al tercer día. Cada evangelista tiene cuidado de
mostrar que la predicción se cumplió. Por eso dieron
específicamente los nombres de esos tres días como los
llamaban los judíos: esto es, "el día de preparación," "el día
de sábado", y "el primer día de la semana". Esta respuesta es
suficiente. Además, es probable que el día de la resurrección
no fuera llamado inmediatamente el día del Señor; pero para
cuando Juan escribió el Apocalipsis en el año 96 D. C., ya era
el nombre bien conocido para ese día, como hemos mostrado.
Por qué es apropiado que el
primer día de la semana sea el recordatorio del evangelio
¿Por qué guarda la
gente cierto día? Siempre a causa de lo ocurrió ese día. ¿Por
qué eran observados el sábado, la pascua, y otros días? Por lo
que ocurrió en esos días. ¿Por qué observamos el 4 de julio,
la Navidad, los cumpleaños, los aniversarios de matrimonio,
etc.? Es importante, entonces, preguntarnos si ocurrió algo en
domingo que lo hiciera digno de ser observado por los
cristianos.
De todas las cosas
usadas para conmemorar sucesos pasados, un día de recordatorio
es lo mejor. Un monumento, una estatua, una escuela superior,
y cosas así, son locales, y observadas sólo por unas pocas
personas; pero un día les llega a todos, y de manera regular.
Por esto, ¡con qué entusiasmo celebra cada país sus días de
recordatorio, como nosotros celebramos nuestro propio 4 de
julio! Así también, la religión ha consagrado días de memoria,
como el sábado, la pascua, Pentecostés, y otros de los tiempos
de los judíos. ¿Y no tendrá un día de recordación el
evangelio, la más grande de todas las instituciones? En ese
caso, sería la única excepción entre todas las religiones del
mundo, y una gran pérdida para la iglesia. Si la creación
material ameritó un día de recordación, ¡cuánto más la
redención espiritual de la raza!
Pero, ¿por qué
teorizar? Es el hecho mayor y mejor conocido en toda la tierra
hoy que la iglesia cristiana tiene un día de recordatorio, el
día de la resurrección del Señor. Se observa regularmente en
todas las naciones bajo el cielo. Ya hemos mostrado cómo,
desde los primeros días de los apóstoles, este día ha sido
considerado como un día de recordación. Sólo resta
preguntarnos si era el día que mejor se adaptaba a este
propósito. Estúdiese la vida de Jesús, examínese cada uno de
los días mencionados en ella, en el año, en el mes, en la
semana, y todos tendrán que reconocer que ningún otro día,
aparte del de la resurrección, podría ser considerado ni por
un momento. Considérense los días de la semana. ¡Cuán exiguos
son los sucesos de cualquier otro día cuando se los compara
con los del día de la resurrección! ¿El lunes? ¿El martes? ¿El
miércoles? El jueves, la traición; el viernes, su muerte; el
sábado, en la tumba. ¿Elegiríamos cualquiera de estos días
como día de recordación para que se regocije la iglesia?
Seguramente que no.
"Durante el sábado
judío, el Salvador permaneció bajo el poder de la muerte. Para
sus discípulos, fue un día de inquietud y tristeza. El
recuerdo de ese día siempre les sería gravoso. Pensar en la
agonía, la cruz, el amargo clamor, el gemido al expirar, y el
lúgubre sepulcro sólo podían despertar sentimientos de
tristeza. Para el corazón cristiano, el sábado judío había
sido despojado de su alegría para siempre". El Día del
Señor, Nuestro Sábado, pág. 21.
Fue en el día de la
resurrección cuando todo cambió. Jesús podría haber vivido la
vida pura que vivió, podría haber hecho todos los milagros que
hizo, podría haber muerto en la cruz como lo hizo, podría
haber sido sepultado como lo fue, y sin embargo, todo esto no
habría salvado una sola alma si no él hubiese resucitado de
entre los muertos. "Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana;
aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que
durmieron en Cristo perecieron". I Cor. 15: 17-18. La
resurrección completó la obra que hizo de Jesús el Salvador
del mundo. Jesús mismo, cuando se le preguntó la evidencia de
su autoridad, señaló a su resurrección el tercer día como
prueba de ella. Juan 2: 18-21; Mat. 12: 38-40; 16: 21. Esta
prueba de su divinidad era bien conocida por todos, pues los
fariseos le dijeron a Pilatos: "Señor, nos acordamos que aquel
engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días
resucitaré". Mat. 27: 63.
Cuando Jesús murió,
la esperanza de sus discípulos fue enterrada con él, Lucas 24:
17, 21, y las mujeres piadosas quedaron con el corazón
destrozado. Pero los malvados judíos se regocijaron y Satanás
triunfó, mientras los ángeles se enlutecían. Si alguna vez el
diablo tuvo esperanzas, fue mientras Jesús permaneció muerto
durante el día de sábado. Pero al comenzar a clarear el
domingo, un poderoso ángel desciende como un relámpago, la
tierra tiembla, la tumba se abre, y Jesús se levanta como
vencedor sobre la muerte, el infierno, y la tumba. Mat. 28:
1-4. La última esperanza de Satanás desaparece; los malvados
judíos se consternan; las mujeres piadosas se regocijan; la
esperanza del mundo está asegurada; los sufrimientos y la
humillación del Hijo de Dios han terminado, y sale fuera el
Todopoderoso Salvador, el Señor de todos. Nunca antes alboreó
sobre este perdido mundo una mañana como ésta. No es de
extrañarse que se convirtiera en el día de recordación de la
iglesia. Era imposible que no fuera así.
Pablo dice que Jesús
fue "declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
santidad, por la resurrección de entre los muertos". Rom. 1:
4. Fue esto lo que demostró su divinidad. Para que haya un día
del juicio, Dios "ha dado fe a todos con haberle levantado de
los muertos". Hechos 17: 31. 1. El domingo, Jesús
resucitó de entre los muertos. Marcos 16: 9. 2. En este
día, se les apareció a sus discípulos. 3. En este día, se
encontró con ellos en diferentes lugares y repetidamente.
Marcos 16: 9-11; Mat. 28: 8-10; Lucas 24: 34; Marcos 16:
12-13; Juan 20: 19-23. 4. En este día, Jesús les bendijo. Juan
20: 19. 5. En este día les impartió el don del Espíritu
Santo. Juan 20: 22. 6. En este día los comisionó para
que predicaran el evangelio a todo el mundo. Juan 20: 21; con
Marcos 16: 9-15. 7. En este día dio a sus apóstoles
autoridad para legislar para su iglesia y guiarla. Juan 20:
23. 8. Pedro dice que Dios "nos hizo renacer para
una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre
los muertos". I Pedro 1: 3. 9. En este día, Jesús
ascendió a su Padre, se sentó a su diestra, y fue hecho cabeza
de todos. Juan 20: 17; Efe. 1: 20. 10. En ese día,
muchos de los santos que habían muerto se levantaron de sus
tumbas. Mat. 27: 52-53. 11. Ese día, el primer día se
convirtió en día de gozo y regocijo para los discípulos. "Y
los discípulos se regocijaron viendo al Señor." Juan 20: 20.
"Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían..." 12. Ese día,
el evangelio de un Cristo resucitado se predicó por primera
vez, diciendo: "Ha resucitado el Señor verdaderamente." Lucas
24: 34. Ese domingo, Jesús mismo dio ejemplo, predicando el
evangelio de su resurrección, explicando todas las Escrituras
sobre ese tema y abriendo las mentes de los discípulos para
que lo entendieran. "Les declaraba en todas las Escrituras lo
que de él decían. Entonces les abrió el entendimiento, para
que comprendiesen las Escrituras". 14. Finalmente, en
este día se completó la compra de nuestra redención.
Con todos estos emocionantes hechos
evangélicos acumulados en ese día de resurrección,
convirtiéndolo en memorable por encima de todos los días en la
historia del mundo, ¿cómo no podía convertirse en en el gran día
en la memoria de la iglesia? Desde entonces, los hechos de ese
solo día vinieron a ser el tema de la iglesia. La gran batalla
entre los apóstoles y los judíos incrédulos fue con relación a
los sucesos de ese día: ¿Resucitó Jesús, o no? Los judíos
"dieron mucho dinero" para refutarlo, Mat. 28: 12, mientras los
apóstoles construían la iglesia y arriesgaban su vida por ella.
Así, en la providencia de Dios mismo, el sábado judío quedó en
las sombras, mientras todas las esperanzas y pensamientos y
argumentos y cánticos de la nueva iglesia se volvían por
necesidad hacia otro día, el día de resurrección.
Día memorable, un día que debería conmover
el corazón de todo cristiano, y mover a los pecadores al
arrepentimiento, como de hecho ha ocurrido cada semana desde
aquel día. "El Día del Señor". ¡Cuán apropiado el título para
ese gran día en que nuestro Señor triunfó sobre todo y echó,
firme y seguramente, los cimientos de la iglesia cristiana!
Entonces, es de lo más apropiado que se haya convertido en el
único día memorable del evangelio, día de alegría y regocijo.
¿Lo llamaremos entonces un día pagano? ¿El día del Papa? ¿La
marca de la bestia? ¿Un día odioso para el Señor y una
abominación para Cristo? Dios no lo quiera. Se dijo de Jesús:
"¿Qué mal ha hecho?" Así que nosotros preguntamos: "¿Qué mal ha
hecho jamás la observancia del día del Señor?" ¿Qué hombre, o
nación, ha sido empeorado por él? Ninguno, de veras. Éste no es
su carácter ni ésta su historia.
El octavo día de Juan 20: 26
Estoy convencido de que el encuentro de
Jesús con sus discípulos "ocho días después", Juan 20: 26, fue
en domingo. Él se había encontrado con ellos la noche del
domingo anterior. Versículo 19. Ahora se encuentra con ellos
otra vez "ocho días después". Los sabadistas hacen su cuenta y
se convencen de que este encuentro tuvo lugar el lunes o el
martes. Pero, compárese esto con la expresión "tres días
después". El número de días después de su muerte en el cual
Jesús resucitó se da de tres maneras. 1. "En tres días", Mat.
26: 61; 27: 40. 2. "Al tercer día", Mat. 16: 21; 20;
19. 3. "Tres días después", Mar. 8: 31. Todas estas
expresiones significan lo mismo. Jesús murió el viernes y
resucitó el domingo; así que el domingo habían pasado "tres
días", era "al tercer día", y "tres días después" en su manera
común de hablar. De la misma manera, "en ocho días", "al octavo
día" y "ocho días después" serían todas lo mismo, esto es, el
siguiente domingo, u octavo día.
Lo que refuerza esta posición es el hecho
bien conocido de que el término "el octavo día" vino a ser el
término común para el día de resurrección entre todos los
primeros padres cristianos. Así, el anciano Andrés, el
historiador del séptimo día, escribiendo acerca de Dionisio, en
el año 170 D. C., dice del domingo: "Cada uno de los escritores
que precede a Dionisio lo llama el primer día de la semana, 'el
octavo día,' o domingo". Testimonio de los Padres, pág. 52.
Además, Bernabé, en el año 120 D. C., dice: "Guardamos el octavo
día con alegría, el día también en que Jesús se levantó de entre
los muertos". Epístola de Bernabé, Capítulo XV. Justino Mártir,
en el año 140 D. C., dice: "El primer día después del sábado,
que continúa siendo el primero de todos los días, es llamado,
sin embargo, el octavo, de acuerdo con el número de todos los
días del ciclo, y sin embargo, permanece siendo el primero".
Diálogo con Trifo, Capítulo XLI. Y Cipriano, en el año 250 D.
C., dice "el octavo, que es el primer día después del sábado, y
el día del Señor". Epístola 58, Sección 4. ¿Dónde obtuvo la
iglesia primitiva la idea de que el octavo día era el día del
Señor, si no de los apóstoles? Evidentemente, entonces, el
encuentro de Juan 20: 26 ocurrió en domingo. Las únicas visitas
de Jesús con sus discípulos que al Espíritu Santo le pareció
correcto fechar cuidadosamente son las que ocurrieron el
domingo.
Pentecostés, Hechos 2
Que el día de Pentecostés, Hechos 2, cayó
en domingo ha sido creído y sostenido por los cristianos de
todas las edades. 1. El tiempo de Pentecostés se declara de este
modo: "Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo,
desde el día en que ofrecísteis la gavilla de la ofrenda mecida;
siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del
séptimo día de reposo contaréis cincuenta días". Lev. 23: 15,
16. El día después del séptimo sábado ciertamente sería el
primer día de la semana.
2.
Los judíos karaítas sostenían que Pentecostés, de acuerdo con la
ley, debía caer siempre en domingo.
3.
'Pentecostés' significa 'quincuagésimo', el quincuagésimo día
después del primer sábado cuando comenzaron a contar, por eso
debe caer el primer día de la semana.
4. El comentario del Dr. Scott dice:
"Como Jesús resucitó el primer día de la semana, así también el
Espíritu Santo descendió en el mismo día de la semana, siete
semanas, o en el quincuagésimo día, después". Acerca de Hechos
2: 1.
5. Tan claro es el punto, que hasta
los mismos Adventistas del Séptimo Día lo han aceptado. Dice el
pastor U. Smith: "La gavilla de las primicias era mecida en el
décimosexto día del primer mes. Esto encontró su antitipo en la
resurrección de nuestro Señor, primicias de los que durmieron,
el décimosexto día del primer mes.... La fiesta de las semanas,
o Pentecostés, ocurrió el quincuagésimo día desde la ofrenda de
las primicias. El antitipo de esta fiesta, el Pentecostés de
Hechos 2, se cumplió ese mismo día, cincuenta días desde la
resurrección de Cristo, en el derramamiento del Espíritu Santo
sobre los discípulos". El Santuario, págs. 283, 284. Cincuenta
días desde la resurrección de Jesús caería el primer día de la
semana. Esto es exactamente lo que Dios enseñó; había de ser en
la mañana después del séptimo sábado y en el quincuagésimo día.
Lev. 23: 15, 16.
6.
Dice el Comentario Ecléctico: "Ocurrió el primer día de la
semana". Sobre Hechos 2.
7.
"En ese año, Pentecostés debe haber caído el primer día de la
semana". El Comentario Bíblico sobre Hechos 2.
8.
"Que el día de Pentecostés cayó en domingo es innegable, porque
la resurrección de Jesús ocurrió un domingo, y Pentecostés caía
el quincuagésimo día desde la resurrección". Las Obras de
Bramhall, V. 51.
9.
"Por consiguiente, ocurrió en el año en que Jesús murió, el
primer día de la semana, o nuestro domingo". Lange sobre Hechos
2:1.
10.
"El día de Pentecostés fue domingo". Comentario de Wheadon sobre
Hechos 2: 1.
Note ahora la importancia de ese día. Jesús
les dijo a los discípulos que permanecieran en Jerusalén hasta
que fueran investidos de poder de lo alto. Lucas 24: 49. Debían
iniciar su predicación allí. Versículo 47. En ese Pentecostés,
habrían de ser bautizados con el Espíritu Santo. Hechos 1: 5. En
los últimos días de Judá y Jerusalén, la ley habría de salir
desde Sión y la palabra del Señor desde Jerusalén mientras todas
las naciones estuvieran reunidas allí. Isa. 2: 1-4. Todo
esto se cumplió en Pentecostés. El Espíritu Santo vino sobre los
discípulos con gran poder; luego ellos comenzaron a predicar el
evangelio y miles se convirtieron. Esto era sólo las primicias
de lo que ha ocurrido, de hecho, en sucesivos domingos desde
entonces. Ha sido el gran día de poder y de conversiones en la
iglesia desde ese día. De este modo, Dios señaladamente honró el
domingo como en el mismo principio del evangelio, como lo ha
continuado haciendo desde entonces.
Hechos 20: 6, 7
Todos concuerdan en
que los discípulos tenían algún día regular para reunirse.
Pablo dijo: "No dejando de reunirse, como algunos tienen por
costumbre". Heb. 10: 25. Esto implica un día regular y un
lugar declarado para las reuniones. Reprochándoles el haber
hecho de la cena del Señor una fiesta, Pablo dice: "Cuando,
pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor",
sino más bien una fiesta. I Cor. 11: 20. Esto indica que
tenían un lugar y un tiempo establecido para reunirse para la
cena. No hay ni la más ligera evidencia de que los cristianos
tuvieron jamás la cena del Señor o un culto distintamente
cristiano durante el sábado judío. En todo caso, donde se
mencionan reuniones en sábado es en relación con el culto
regular judío. No hay registro de que los cristianos jamás se
reunieran sólo para tener culto ese día. Ciertamente no
habrían podido tener la cena del Señor en las sinagogas en
sábado con los judíos. Ni hay la más mínima indicación de que
alguna vez se intentara hacer esto. Por lo tanto, deben
haberse reunido ellos solos en algún otro lugar diferente de
la sinagoga y en algún otro día. Volviendo a Hechos 20: 6, 7,
leemos: "Pasados los días de los panes sin levadura, navegamos
de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas,
donde nos quedamos siete días. El primer día de la semana,
reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les
enseñaba, habiendo de partir al día siguiente".
Aquí vemos que
se reunieron solos, y en un aposento alto, para la cena del
Señor. El momento es el primer día de la semana. La manera
incidental en que esto se menciona muestra que lo que hicieron
era una costumbre bien entendida entre ellos - "El primer día
de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan".
Tres cosas se mencionan: 1) Se reunieron. Se menciona como si
todos supieran que era común para ellos hacer esto. 2) Para
partir el pan. Nuevamente, esto se dice como si todos supieran
que esto, también, era una práctica común entre los
cristianos. 3) El primer día de la semana. Como los otros dos
items, éste se menciona como una bien entendida práctica entre
ellos; por eso no se da ninguna explicación. Se dice que los
discípulos "se reunieron", una frase común para las reuniones
de la iglesia. Así, Pedro "entró y halló a muchos que se
habían reunido". Hechos 10: 27. "No os congregáis para lo
mejor.... Cuando os reunís en la iglesia". I Cor. 11: 17, 18.
"Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar". "Cuando
os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo". I Cor. 14:
23-26. "No dejando de reunirse como algunos tienen por
costumbre". Heb. 10: 25. Por lo tanto, esto indica que sus
reuniones eran acostumbradas.
Nótese, además,
versículo 6, el hecho de que Pablo estuvo allí siete días,
pero que sin embargo no se menciona el sábado en absoluto, ni
siquiera para nombrarlo, mientras que el primer día se
menciona de manera prominente. Se notará que el partimiento
del pan y la reunión el primer día de la semana están
conectados entre sí. Nótese también que, aunque Pablo estuvo
allí una semana entera, que incluía el sábado judío, la cena
del Señor no se administró sino hasta el domingo. Esto muestra
que, por alguna razón, el domingo era considerado por ellos
como el único día adecuado para ello. Se ve, además, que Pablo
permaneció allí por varios días esperando que llegara el día
regular de culto, el primer día de la semana. Y la razón
designada para la reunión fue para PARTIR EL PAN, no porque
Pablo estaba allí.
Los sabadistas
arguyen que esta reunión en Troas tuvo lugar el sábado por la
noche, y que Pablo siguió viaje el domingo por la mañana. Aún
si fuera así, esto no probaría que Pablo no tenía en cuenta el
domingo pues, apresurándose por si le era posible estar en
Jerusalén para Pentecostés, versículo 16, tuvo que irse cuando
el barco zarpó, le gustara o no, porque era el único pasajero.
Véase el versículo 13 y el capítulo 21: 1, 2. Pero es más
probable que Lucas calculara el tiempo según el método romano,
de medianoche a medianoche, como lo hizo Juan en Juan 20: 19.
"Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la
semana." Aquí el domingo por la noche se considera como
perteneciente al primer día. Lucas escribía para los gentiles,
siendo él mismo un hombre culto, y escribió los Hechos mucho
tiempo después de la resurrección, cuando las costumbres
romanas estaban más cerca de ser adoptadas. Además, la reunión
en Troas ocurrió el pimer día de la semana, y partieron "en la
mañana", versículo 7, lo que seguramente no podría haber sido
el mismo día.
El Prof. A.
Rauschenbush, del Seminario Teológico de Rochester, dice:
"Estos sucesos no ocurrieron en tiempos del Antiguo
Testamento, sino en los del Nuevo; no en Palestina, sino sobre
la costa oeste de Asia Menor, a casi mil millas de distancia.
Además, éste era el tiempo del dominio romano, y sobre cada
territorio y pueblo que los romanos conquistaban imponían, no
sólo sus leyes, sino también su modo de calcular el tiempo.
Ahora, desde el principio de su historia, los romanos
comenzaban el día a la medianoche. En esta visita de Pablo a
Troas, la costa oeste de Asia Menor había estado en posesión
de los romanos por ciento ochenta años". Sábado o Domingo,
pág. 14. El Prof. Hachett, comentando Hechos 20: 7, dice:
"Como Lucas se había mezclado tanto con naciones extranjeras y
escribía para los lectores gentiles, muy probablemente
designaría el tiempo de acuerdo con la práctica de ellos; de
modo que su noche, o la noche del primer día de la semana,
sería el fin del sábado cristiano y la mañana de su partida la
del lunes".
Esto es casi seguro
por el hecho de que el libro de los Hechos está dirigido a
"Teófilo", que no era judío, sino un romano que vivía en
Italia. Que los primeros cristianos participaban de la cena
del Señor cada domingo es reconocido por todos.
El Dr. Scott, hablando acerca de
Hechos 20: 7, dice: "Parece que esta ordenanza era
constantemente administrada cada día del Señor".
La Enciclopedia Shaff-Herzogg,
en el artículo "La Cena del Señor", dice: "Originalmente, la
comunión se administraba todos los días, luego cada domingo".
"Es bien sabido que los
cristianos primitivos administraban la Eucaristía cada día del
Señor". Doddridge.
"En los tiempos primitivos, era
costumbre en muchas iglesias recibir la cena del Señor cada
día del Señor". Matthew Henry.
"Cada primer día de la semana".
Carson.
"Toda la antigüedad
concuerda en manifestar que, durante tres siglos, todas las
iglesias partieron el pan una vez a la semana". Alex Campbell,
en "Christian System", pág. 325. Acerca de este versículo, el
Dr. Albert Barnes dice: "Es probable que los apóstoles y los
primeros cristianos celebraran la cena del Señor cada día del
Señor".
Las Constituciones
Apostólicas, aproximadamente en el año 250 D. C., dicen que
"en el día del Señor congregaos más diligentemente...
participando de la oblación del sacrificio, el don del santo
alimento". Libro II, sección 7, párrafo 55. Nuevamente: "Nos
congregamos solemnemente para celebrar la fiesta de la
resurrección en el día del Señor". Libro VII, sección 2,
párrafo 36.
Fabián, obispo de Roma, en el
año 250 D. C.: "En cada día del Señor, la oblación del altar
debería hacerse por todos los hombres y todas las mujeres con
pan y vino". Decretos de Fabián, libro V, capítulo 7.
Estos testimonios
arrojan mucha luz sobre los pasajes en el Nuevo Testamento en
los cuales se menciona el primer día de la semana, el día del
Señor. Ellos muestran que los apóstoles mismos establecieron
una celebración semanal de ese día en todas las iglesias. Si
los Adventistas pudieran encontrar en cualquier parte, después
de la resurrección, unos cristianos que se congregaran en
sábado sólo para adorar, lo usarían como evidencia de una
costumbre en favor del sábado. Que hagan la misma deducción
ahora a favor del domingo.
I Corintios 16: 1-2
Con Hechos 20, leamos
ahora I Cor, 16: 1-2: "En cuanto a la ofrenda para los santos,
haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias
de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros
ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para
que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas". Lo que
Pablo instruye a los corintios a hacer en este pasaje, también
lo había establecido entre las iglesias de Galacia, versículo
1. Y esta carta está dirigida a "todos los que en cualquier
lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo". Capítulo
1: 2. Dice también que lo que escribe debe ser recibido como
"mandamientos del Señor". Cap. 14: 37. Aquí tenemos, entonces,
un inspirado mandamiento del Señor Jesús tocante al primer día
de la semana, y a todos los que invocan su nombre. Esto
requiere que se lleve a cabo de manera un acto definido de
deber religioso cada domingo consecutivo, porque esto no se
relaciona simplemente con un primer día, sino con cada uno de
los subsiguientes. Habían de apartar en ese día una porción
para los pobres de lo que Dios les hubiese dado. Esto implica
que sería para ellos un día de asueto y devoción cuando
estuviesen en sus hogares, tuvieran tiempo, y estuvieran de
buena disposición para llevar a cabo este acto de benevolencia
- un acto de adoración, "un sacrificio aceptable, agradable a
Dios". Fil. 4: 18. De antiguo, Dios había dicho que nadie
"deberá presentarse delante del Señor con las manos vacías".
Deut. 16: 16. Acerca de I Cor. 16: 1-2, el Dr. Clark observa:
"Aquí el apóstol obedece la regla de la sinagoga; era
costumbre regular entre los judíos hacer sus colectas para los
pobres en el día de sábado. Para este propósito, tenían 'la
bolsa de las limosnas', o lo que nosotros llamaríamos la caja
de los pobres. Esto es lo que el apóstol parece tener en mente
cuando dice, guardadlo; que lo ponga en la bolsa de las
limosnas o en la caja de los pobres". Sobre este texto, el Dr.
Barnes acertadamente observa: "No puede habe ninguna razón de
por qué este día debería ser designado, a no ser porque era un
día separado para la religión y, por lo tanto, se consideraba
un día adecuado para el ejercicio de la benevolencia hacia los
demás". ¿Por qué nombró Pablo al domingo más bien que
cualquier otro día de la semana si no es porque era un
día religioso?
Hemos encontrado cuatro cosas
que los discípulos hacían en domingo
1. Se reunían.
2. Tenían un sermón. 3. Celebraban la cena del Señor. 4.
Daban para los pobres. Comenzando con los primeros padres
cristianos, encontramos que era costumbre de todos los
cristianos hacer precisamente estas cosas cada domingo.
Justino Mártir, en el año 140 D. C., en su Apología, Capítulo
LXVII, dice: "Y en el día llamado domingo, todos los que viven
en ciudades o en el campo se reúnen en un lugar, y se leen las
memorias de los apóstoles o los escritos de los profetas,....
se trae pan y vino, y de la misma manera el que preside ofrece
oraciones y acción de gracias, de acuerdo con su capacidad, y
el pueblo asiente diciendo Amén; y se le distribuye a cada uno
una participación de aquéllo por lo cual se dan gracias, y a
aquéllos que están ausentes se les envía una porción por medio
de los diáconos. Y los que tienen una buena posición, y están
dispuestos, dan lo que a cada uno le parece correcto; y lo que
se reúne se deposita con el presidente, quien socorre a los
huérfanos y a las viudas".
Esto muestra que
nuestra conclusión de los textos que anteceden era correcta.
Vemos que, comenzando con los primeros padres apostólicos que
vinieron inmediatamente después de los apóstoles, todos los
cristianos de todas las sectas en todas partes del mundo
tenían sus reuniones en domingo en memoria de la resurrección,
tal como lo hacemos ahora. Esto muestra, más allá de toda duda
razonable, que la costumbre fue establecida por los mismos
apóstoles, y por autoridad de Cristo. Juan 20: 21-23.
Considérese este
hecho importante observado en el mundo entero hoy día. Tenemos
cinco testigos duraderos de que Cristo vivió, todos
mencionados en el Nuevo Testamento. Primero - La Iglesia.
"Edificaré mi iglesia". Mat. 16: 18. Segundo - El Nuevo
Testamento. Juan "escribió estas cosas". Juan 21: 24. Tercero
- Bautismo. "Bautizándolos". Mat. 28: 19. Cuarto - La Cena del
Señor. I Cor. 11: 20; "comed la Cena del Señor". Quinto - El
Día del Señor. "En el día del Señor". Apoc. 1: 10.
Hay ahora
aproximadamente 500.000.000 de personas que profesan la fe en
Cristo, dispersos entre todas las naciones y diferentes en
doctrinas de manera casi interminable. Esta diferencia se
extiende hacia atrás casi hasta los días de los apóstoles. Y
sin embargo, todas estas diferentes sectas tienen en común
estos cinco memoriales de la vida de Cristo - la Iglesia, el
Nuevo Testamento, el Bautismo, la Cena del Señor, y el Día del
Señor. La Iglesia Oriental, la de Armenia, la Siria, la
Católica Romana, la Espiscopal, la Luterana, la Metodista, la
Bautista, y cientos más, para todas son sagradas estas cinco
cosas de alguna manera. Todos concuerdan en que todas las
cinco se iniciaron con los apóstoles y salieron de sus manos.
Hay perfecto acuerdo en esto, o sea, que una es tan antigua
como las otras, que todas han venido juntas de la mano. Todos
estos 500.000.000 creen y enseñan esto firmemente. Este
acuerdo unánime debe ser explicado de alguna manera razonable.
No puede ser ignorado ni tomado a la ligera. Sólo puede haber
una sola respuesta correcta - todas deben haberse iniciado
juntas al comienzo y haberse mantenido juntas hasta la
actualidad. Y toda la historia lo confirma.
De vuelta arriba
Índice|Quién era
|Posición|Prefacio|Introducción|
1
|
2 | 3
| 4
| 5
| 6
| 7
| 8
| 9
|
10 |
11 |
12 |
13 |
14 |
15
||
16 |
17 |
18 |
19 |
20 |
21 |
22 |Apéndices
Sección
de Libros3
Index1