Ningún hogar (excepto ...)
"Las zorras tienen
guaridas y las aves de los cielos tienen nidos; pero el
Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza"
(Luc. 9:58).
Esta no es una lúgubre declaración de un hombre que lamenta
su pobreza. Lejos de ello. Como otros dichos del "hijo del
hombre", éste también procede de un hombre que es consciente
de que ser humano le hace hijo de Dios, heredero y señor de
todas las cosas.
"¿Qué es el hombre, para que tengas de él
memoria, y le hijo del hombre para que lo visites? Le has
hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloia
y honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
todo lo pusiste debajo de sus pies" (Salmos 8:4-6).
En su relato de la creación, el Antiguo Testamento distingue
claramente entre el reino animal y el reino humano.
"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias,
en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre
la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de
Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios,
y les dijo: ... señoread ... sobre toda cosa viviente"
(Génesis 1:26-30).
En nuestro capítulo anterior, vimos cómo el orden humano de
libertad, amor e igualdad no es natural. Este pasaje de la
creación, citado arriba, muestra que el orden humano está
por encima del orden natural. Ser es un reflejo de la imagen
y semejanza de Dios. Es sobrenatural.
Nuestra declaración inicial de Joshua ben Adam recuerda
estos pasajes de la creación. También establece una
distinción entre el reino animal y el reino humano, entre
las zorras y las aves por una parte, y el hijo del hombre,
por la otra.
Los animales y las aves cavan agujeros y hacen nidos en un
territorio bien definido. Son extremadamente territoriales
en sus hábitos. Son prisioneros de cierto espacio. Los
biólogos han demostrado que este "territorio base" es más
básico al reino animal hasta que el instinto sexual.
Si las zorras hallan su hogar y sus agujeros seguros en el
suelo, y las aves hallan su hogar y su seguridad en
construir nidos, ¿dónde está el hogar del vice-regente del
Señor, y dónde está la seguridad de aquél que es hecho a
imagen y semejanza de Dios?
Joshua ben Adam declara que el hijo del hombre no tiene
dónde recostar su cabeza. Probablemente, hizo esta
enigmática afirmación con una gran sonrisa en el rostro, así
como tenía una gran sonrisa en el rostro cuando contaba
enigmáticos relatos para imitar la sabiduría convencional.
La declaración nos dice mucho más que el simple hecho de que
era una persona itinerante que se movía de un lugar a otro.
Nos dice que, el que acepta el llamado de ser humano como
Dios tenía el propósito de que fuese, es un espíritu
itinerante, una persona que es libre y está en un viaje.
El autor desconocido de Hebreos insta a los cristianos
hebreos a ser itinerantes como Joshua ben Adam. Así como
éste fue crucificado "fuera de la puerta", ellos también
deben dejar la seguridad de la ciudad e ir "fuera de la
puerta" del judaísmo. (Cap. 13:12, 13). El escritor también
usó modelos del Antiguo Testamento para esta itinerante
comunidad de fe. Abraham es presentado como el primer gran
itinerante. Dejó la seguridad de la ciudad llamada Ur.
"Abraham obedeció el llamado a salir ... y dejó su casa ...
viviendo en tiendas". Entonces los israelitas "salieron de
Egipto" y se volvieron itinerantes en el desierto. Un gran
número de personas respetables "vagaron" como itinerantes a
causa de su fe. (Véase Hebreos 11).
Obviamente, el hecho de que Joshua no tuviese hogar físico y
se moviese de un lugar a otro es una vida parabólica que
apunta a la realidad más profunda de ser un espíritu
itinerante que es libre y está de viaje. Mucho más
importantes que las casas que construimos para protegernos
de los elementos son las estructuras
religiosas/filosóficas/de visión mundial que construimos
para nuestra seguridad. Junto con éstas, construimos
institucioones, culturas y civilizaciones. Son una expresión
de nuestra visión mundial y de nuestro sistema de valores.
Como lo expresa Paul Tillich brillantemente:
"La religión como preocupación última es el significado -
dar substancia de la cultura, y cultura es la totalidad de
las formas en que se expresa la preocupación básica de la
religión. Para abreviar: la religión es la substancia de la
cultura, la cultura es la forma de la religión". (Theology of Culture, p.
42).
Cuando la humanidad construye estas estructuras en las
cuales puede hallar seguridad y permanencia, los humanos no
llegan a alcanzar su tremenda libertad como co-creadores con
Dios en el viaje de un universo en desarrollo. En
comparación con el destino de Dios para ellos, sus
insignificantes estructuras son como cuevas cavadas por
animales o frágiles nidos construidos por aves. Sus
estructuras les aprisionan en un territorio limitado.
Les detienen desarrollando y moviéndose hacia adelante en su
viaje a través de la historia. La sociedad humana dentro de
estas estructuras reflejan el orden vertical del reino
animal, con estructuras jerárquicas de poder que tienen sus
órdenes de picoteo de dominio y sumisión. Se convierten en
jaulas de esclavitud y opresión humanas; son barreras contra
el progreso y el desarrollo humano.
Las estructuras restrictivas no son hogar para
Ben Adam
Joshua ben Adam no halló hogar en ninguna
secta. No encajó con los esenios, los fariseos, los
zelotes, los sacerdotes, ni los rabinos. Tampoco encajó
con ninguna escuela de pensamiento, ya fuese la escuela
del gran rabino Hillel, Filón el filósofo, o la escuela
de los cínicos, que tenía muchos seguidores en esos
días.
Puede que haya tenido algunas cosas en común con algunos de
esos grupos, pero, como sugería el nombre de ben Adam, se
identificaba con toda la humanidad sin importar raza,
religión o género. No estaba de acuerdo con ninguna justicia
tribal. Su visión era demasiado trascendente para cualquier
secta. Las estructuras sectarias hacían a la gente tan
xenofóbica como las criaturas que cavan agujeros o
construyen nidos. Eran esencialmente antihumanas - no eran
hogar para el humano a imagen y semejanza de Dios.
Joshua ben Adam no halló hogar en ningún grupo exclusivo. Si
su pequeño grupo de apoyo hubiera podido, habría creado su
propio grupo exclusivo. En una ocasión, hallaron a un hombre
que ministraba a la gente en nombre de ben Adam. "Como no es
de los nuestros, tratamos de impedírselo", dijo Juan. Pero
Joshua replicó: "No se lo impidáis, porque el que no es
contra nosotros, por nosotros es". (Luc. 9:49, 50).
Joshua reconocía que ningún grupo podía tener el monopolio
del espíritu humano sobrenatural más de lo que ellos podían
limitar la obra del espíritu de Dios a su pequeña madriguera
o a su pequeño nido. Los amigos de Joshua pensaban que sólo
un grupo de personas podía trabajar en nombre de ben Adam,
mientras que todo el que responde al Espíritu de Dios y
actúa de una manera humana es un ben Adam por derecho
propio.
Joshua ben Adam no halló hogar en ninguna organización - ni
en las viejas ni en las nuevas. Nada podría estar más lejos de la verdad
que la proposición de que Joshua reemplazó el judaísmo con
el cristianismo. Otros construyeron una organización
llamada cristianismo, pero el itinerante ben Adam no tuvo
nada que ver con eso. La naturaleza misma de una
organización es extraña a su espíritu itinerante.
A menudo, para consternación de sus amigos cercanos, éstos
descubrían que él no quería permanecer en un lugar el tiempo
suficiente como para consolidar un interés. Ellos habrían
tomado medidas para organizar el movimiento. Pero él siempre
seguía adelante. En una ocasión, sus tres amigos más
cercanos tuvieron una reveladora experiencia con Joshua en
el costado de una montaña. Ellos querían construir algunas
cabañas o alguna clase de monumento para captar la gloria
del momento. Pero ben Adam, el incorregible itinerante, no
quiso saber nada de eso.
Dado su confirmado espíritu itinerante, hay que dudar de que
tomase algunas medidas para organizar la iglesia ordenando a
doce apóstoles. Eso juega con la tradición del Antiguo
Testamento de las doce tribus, la cual sugiere que la
organización de la iglesia cristiana como el nuevo Israel
comenzó con Joshua ben Adam. Nosotros sugerimos que aquí
hubo un caso en que la segunda o tercera generación
retroproyectó su propia interpretación de la iglesia sobre
las palabras y acciones de Joshua ben Adam. Ciertamente, el relato de Mateo de que a Pedro se
le asignó el papel de apóstol principal está
completamente fuera del carácter completamente
igualitario de ben Adam (véase Mateo 16). La idea entera
de que ben Adam inició una nueva jerarquía gobernada por
la silla de San Pedro es una monstruosa distorsión de
todo el carácter y las enseñanzas del gran itinerante.
Joshua ben Adam no halló hogar en ninguna
tradición escrita
El primer paso en la formación de una organización es poner
algo por escrito. El judaísmo fue fundado sobre un código
escrito y un texto sagrado a los cuales el sacerdote Edras
les dio forma final en el siglo quinto a. C. Pero Joshua ben
Adam no escribió nada, ni dio instrucciones a sus testigos
presenciales, los apóstoles, para que escribiesen nada. Asombrosamente, nadie
intentó registrar su vida ni sus enseñanzas sino hasta la
segunda o tercera generaciones. El Nuevo Testamento no
contiene ningún relato de testigos presenciales acerca de
Joshua ben Adam. Por lo general, los eruditos bíblicos
concuerdan en que los evangelios fueron escritos entre los
años 70 d. C. y 100 d. C.
La única explicación para la renuencia de ben Adam a trazar
un diagrama para su nuevo reino se halla en su carácter
itinerante. Veía demasiado claramente que el frío texto,
expuesto como un cadáver, era un pobre vehículo para su
espíritu. Además, el texto, con demasiada facilidad, se
convierte en ley que impide cualquier crecimiento o
desarrollo. Apaga el espíritu itinerante que es libre y está
viajando.
Las enseñanzas de Joshua contienen algunos aforismos
inolvidables (agudezas de una sola línea) y parábolas. No
son prescriptivas y no son un nuevo código de leyes.
Conllevan un nuevo espíritu, una nueva actitud y una nueva
visión mundial, que proporcionan una brújula para nuestro
viaje, antes que un mapa para el camino.
Joshua hablaba en la tradición y el espíritu de los profetas
del Antiguo Testamento. El mensaje de ellos no era
prescriptivo tampoco. Antes que contener un código legal,
los profetas criticaban el ayuno, las festividades y los
ritos sacrificiales. La suya era una nueva visión para la
humanidad, que trascendía la piedad ritual de la justicia
tribal. Hablaban de una hermandad universal de justicia,
misericordia y amor. Los profetas transmitían la mayor parte
de sus enseñanzas por medio de la poesía. La poesía era el
mejor medio para transmitir el espíritu de la palabra de
Dios, pero nunca tuvo el propósito de ser interpretada de
acuerdo con un estricto literalismo.
Los profetas eran poderosos hombres del espíritu. Dieron un
enorme salto adelante en términos de conciencia humana, un
cambio de paradigma en el modo de pensar humano, que
trascendía el legalismo, el ritualismo y el estrecho
tribalismo. Como todos los grandes líderes carismáticos,
lanzaron un movimiento en la historia, pero no una
organización religiosa. No enseñaban a la gente cómo ser
religiosos, sino cómo ser humanos.
Los sacerdotes de Israel eran los hombres de la organización
religiosa. Esdras, que representaba la tradición sacerdotal,
trazó el código legal en su forma final y se convirtió en el
padre del judaísmo.
El código de pureza, las leyes sobre las festividades y las
leyes sacrificiales recibieron su forma final en tiempos de
Esdras. Este complejo código legal apagó el espíritu
profético, convirtió el movimiento de los profetas en una
organización conocida como judaísmo y destruyó efectivamente
el espíritu itinerante de Israel.
Ser profeta del Antiguo Testamento era un verdadero riesgo
ocupacional. Por lo general, eran perseguidos y muertos por
los sacerdotes de la organización. Joshua ben Adam
permanecía en la tradición de los profetas tanto en mensaje
como en espíritu. Como los profetas, él también criticaba la
tradición sacerdotal o legal, así que no es de sorprenderse
que recibiera el mismo tratamiento que los profetas.
Nada representa más erróneamente las
enseñanzas de Joshua ben Adam que convertir el
Nuevo Testamento en un nuevo código legal o en un diseño
para una nueva organización. Fue el
espíritu libre de Joshua el que motivó a Pablo a declarar:
"Si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley [el
código escrito, la letra de la Escritura, etc.]". (Gálatas
4:22; 3:24-25; Romanos 6:7, Efesios 1:15).
Joshua dice que el ser humano debe continuar siendo señor de
todas las leyes religiosas, no ser esclavizadas ni
deshumanizadas por ellas. (Marcos 2:27, 28). Nunca dijo nada
que apoyara en lo más minimo la idea de que los seres
humanos deberían usar la escritura como un rígido libro de
reglamentos.
Joshua ben Adam no sólo era él mismo un espíritu itinerante,
sino que, al no escribir un código para reemplazar la Torá
judía, y al resistir todo movimiento para crear una nueva
organización religiosa, indicó que quería que la iglesia
continuara siendo una comunidad itinerante - un movimiento
en viaje y abierto al futuro. Su reino de libertad, amor e
igualdad humanos no puede hallar su hogar en ninguna secta,
ningún grupo exclusivo ni organización. No es posible que
ningún código escrito ni credo ortodoxo sea el estatuto de
su reino.
El cuadro grande de la libertad y el progreso
humanos
Todos sabemos que la
iglesia cristiana perdió rápidamente su carácter
itinerante. No permaneció como un movimiento de un pueblo
libre en un viaje a través de la historia. Sería difícil
hallar una institución tan temerosa de la libertad humana
y tan hostil hacia ella como la iglesia. La tolerancia
religiosa básica ni siquiera era considerada una opción
por parte ni de los católicos ni de los protestantes sino
hasta que les fue impuesta por los sucesos de la historia
moderna durante el reinado de la reina Victoria y los
comienzos de la nación americana. Y en términos
generales, la iglesia era una organización dispuesta a
resistir la mayoría de las clases de progreso humano, ya
fuese en derechos democráticos, la ciencia, o una diversidad
de ideas. En resumen, sería difícil pensar en
una institución más extraña al espíritu itinerante de
Joshua ben Adam que la Iglesia Cristiana.
Para apreciar lo que está involucrado en la recuperación del
espíritu itinerante de ben Adam de ser libre e ir en un
viaje, necesitamos reconsiderar el problema a la luz del
gran cuadro cósmico. El gran cuadro nos presenta una
emocionante penetración de lo que significa ser humano.
Nuestro universo ha estado evolucionando durante un largo
período de tiempo. Con telescopios que ahora están
disponibles, podemos mirar, no sólo a través de 12 mil
millones de años luz de espacio, sino 12 mil millones de
años luz hacia atrás para ver la explosión de las supernovas
y el desarrollo de agujeros negros más grandes que un millón
de soles. Podemos contar 400 mil millones de galaxias, pero
la creación todavía no ha terminado porque vemos evidencia
de un universo en expansión.
Cada átomo de este vasto universo de materia es como un
universo de espacio interior, con neutrones y electrones en
constante movimiento a velocidades que desafían la
imaginación. Ahora los científicos especulan sobre
superseries. Estas partículas subatómicas son tan pequeñas
que miles de millones de ellas podrían bailar sobre la
cabeza de un alfiler. Dice Freeman Dyson: "Hemos aprendido
que la materia es una cosa extraña". (Infinite in all Directions,
p. 18).
Luego, la vida apareció por primera vez en este planeta hace
3-4 mil millones de años. Fue como si todas las potencias
del cosmos hubiesen conspirado por varios miles de
millones de años para crear una asombrosa serie de
condiciones que eran exactamente las correctas para la
aparición de la materia viva.
La base de toda la vida, ya sea de plantas o de animales, es
la microscópica célula viviente. Aunque sabemos acerca de su
núcleo, sus genes y cromosomas, y su ADN, su vida interior y
su función son todavía un misterio que está más allá de la
capacidad de copia de la ciencia. Estas células se organizan
en colonias de miles de millones de células para crear una
criatura viviente cuyos atributos son aun más asombrosos.
Sin pensamiento ni planificación consciente, una colmena de
abejas establece una compleja organización con una tremenda
capacidad de comunicación y navegación. La mariposa monarca
ejecuta hazañas de vuelo y navegación que son nada menos que
asombrosas. Actuando al azar, espontáneamente, sin la
libertad que acompaña la inteligencia consciente, la
naturaleza logra establecer un equilibrio general y una
armonía simbiótica, a pesar de conflictos y conductas
depredatorias.
Pero hay una maravilla que excede a todas las otras
maravillas creadas. Dice Dyson: "El hecho más pasmoso en el
universo es la mente, totalmente misteriosa". La mente "se
ha establecido como una fuerza en movimiento en nuestro
pequeño rincón del universo. Aquí, en este pequeño planeta,
la mente se ha infiltrado en la materia y ha tomado el
control" (ibid., p. 118).
En la mente humana, o espíritu, este orden evolutivo creado
se ha vuelto consciente de sí mismo. "Somos los ojos del
universo; el más despierto pedacito de cosmos conocido por
nosotros", dice Teilhard de Charden.
La persona humana tiene conocimiento de sí misma, conciencia
de sí misma, y autodeterminación. Ninguna ciencia ha podido,
ni podrá, explicar jamás el misterio de la conciencia
humana. Aunque el cuerpo y el cerebro humano están
compuestos de la misma materia ("material misterioso") que
compone las estrellas, la tierra y las células de toda
materia viviente, la mente humana también está también por
encima y es diferente del orden creado.
La mente humana puede visualizar y pensar en cosas del
pasado remoto o del lejanísimo futuro. No sólo puede
trascender el tiempo, sino también el espacio. Su
imaginación e inteligencia escudriñadora puede visitar
grandes galaxias, supernovas, y agujeros negros cuyo tamaño
abarca millones de años luz. La mente puede también entrar
al mundo del espacio interior para "ver" supercadenas que
son más pequeñas que el núcleo de un átomo, en la misma
proporción en que un átomo es más pequeño que un mundo
entero. La mente puede fisionar el átomo y liberar su enorme
energía. Puede estudiar huracanes y tornados y trabajar para
controlarlos. La mente ha inventado, no sólo un modo de
volar por el espacio más alto y más velozmente que las aves,
sino que ahora puede hacerlo a través del espacio mismo. La
tecnología de la comunicación y las computadoras, que son
sólo una extensión de la mente humana, es asombrosa.
La verdadera
maravilla no es hasta dónde se ha hundido la raza humana,
sino hasta dónde ha progresado en el muy corto tiempo que ha
transcurrido desde el nacimiento de la conciencia humana.
Porque, si representáramos la historia del universo con un
reloj de doce meses, entonces la persona humana consciente
ha llegado en los últimos cinco minutos antes de la
medianoche del 31 de diciembre. Debemos repetir aquí lo que
hallamos en nuestro capítulo anterior ("Ningún Dios
Arriba"): El orden humano es diferente y está por encima del
orden natural. Necesitamos decir esto decisivamente en
nuestra época, cuando la visión mundial de las antiguas
sectas paganas que rendían culto a la naturaleza está siendo
resucitada por las modernas sectas que rinden culto al
ambiente. El culto a la naturaleza se ha convertido
nuevamente en una religión popular. ¿Quién no ha oído esta
clase de sabiduría convencional: "La madre naturaleza sabe
qué es lo mejor". "Si es natural, debe ser bueno". "La
naturaleza hace lo mejor que puede". "La naturaleza es
sabia". "Debemos obedecer a la madre naturaleza". "No se
puede mejorar la naturaleza". No se debe permitir que la
belleza y la sabiduría que la naturaleza ha adquirido en su
desarrollo de 3-4 miles de millones de años nos ciegue para
que no veamos sus deficiencias. He aquí una lista parcial:
- La naturaleza es ciega, no
piensa y no tiene conciencia.
- La naturaleza actúa al
azar, sin un plan y sin previsión.
- La naturaleza es
insensible y cruel.
- La naturaleza es un orden
brutal, un campo de muerte en que el fuerte sobrevive
para comerse, dominar o destruir al débil.
- La naturaleza es el
dominio de depredadores y parásitos.
- La naturaleza sirve a
enfermedades que incapacitan y matan.
- La naturaleza comete
errores genéticos que resultan en sufrimiento humano.
- La naturaleza ha borrado
el 99% de todas las especies que han vivido en la tierra
- todas anteriores a la llegada de la especie humana.
- La naturaleza es a menudo
una fuerza destructora y hostil, que produce volcanes,
huracanes, marejadas y terremotos.
En algunos círculos se ha
puesto de moda hablar del Homo
sapiens como un desastre implacable para el
ambiente. Puede que las nuevas sectas que rinden culto a la
naturaleza amen los árboles y los animales, pero revelen una
verdadera antipatía hacia la especie humana. Lo que a menudo
es objeto de la crítica especial de estas personas es la
posición del Antiguo Testamento de que los seres humanos son
diferentes de y están por encima del orden natural.
Además de exagerar el perjudicial impacto humano en la
tierra (que es minúsculo en comparación con las fuerzas
destructoras de la naturaleza) e ignorar los frutos
positivos del progreso humano, los cultores de la naturaleza
no pueden apreciar cuánto necesita la naturaleza el
beneficio de la inteligencia humana.
La naturaleza necesita la inteligencia humana. Por medio del
desarrollo espontáneo y al azar, la naturaleza ha llegado a
un estado en que necesita la modificación, la corrección y
la dirección humana hacia el futuro.
La inteligencia humana comenzó a modificar el ambiente por
medio del fuego y el calor. En unos pocos millares de años,
esa tecnología ha avanzado un largo trecho. El cultivo de
las plantas y la domesticación de animales ha aumentad
grandemente la provisión de alimentos naturales. La
inteligencia humana ha eliminado muchas enfermedades. La
psicología y la psiquiatría son ciencias relativamente
nuevas, pero han hecho grandes avances para entender y
aliviar las enfermedades mentales. La expectativa promedio
de la vida humana se ha extendido y la calidad de vida ha
mejorado con mejores estándares de vida, mejor educación,
mejores comunicaciones, y tecnologías de transporte e
información.
En años recientes, hemos visto alentadores progresos en
tecnologías que mejoran el ambiente al disminuir el impacto
humano sobre él, en la reforestación y la preservación de
especies amenazadas y el mejoramiento de otras. No
subestimemos lo que el desarrollo del arroz milagroso hizo
por la raza humana.
Ciertamente, se han cometido errores en el cumplimiento del
mandato de señorear sobre la naturaleza. Pero necesitamos
recordar cuánto se ha progresado en un período histórico muy
corto. ¡La especie humana apenas se ha puesto las botas!
Lo asombroso acerca de la mente humana no es su ignorancia
ni su debilidad, sino su conocimiento y su poder. En esto
tenemos mucho que temer y mucho que esperar, porque el
humano conocimiento y poder puede ser abusado y usado.
Permanece el hecho tremendo de que la mente humana tiene una
capacidad y un potencial que, en palabras de Freeman Dyson,
es "son infinitos en todas direcciones". Por supuesto, ¡la
humanidad está por encima de la naturaleza! Está por encima
de agujeros negros y por encima de las estrellas. Es la
imagen y semejanza de Dios, teniendo un destino "un poco
menor que Dios". (Salmos 8:3-6).
Hay dos atributos humanos que claramente distinguen al reino
humano del resto del reino biológico. Éstos son la libertad
y el progreso.
La libertad es simplemente la condición indispensable de ser
humano. La naturaleza no es gratis. Sólo puede actuar en la
medida en que se actúa sobre ella porque no tiene conciencia
inteligente. No hacemos a un perro moralmente responsable
por robar carne de una carnicería. Nos hacemos responsables
de nuestras acciones porque somos libres. Juzgamos que los
nazis que fueron ahorcados en Nuremberg eran libres para no
obedecer órdenes inhumanas. Si hubiesen sido obligados a
hacer lo que hicieron por factores que estaban más allá de
su control, no habrían sido culpables de actos inhumanos.
Puede que tengamos una naturaleza biológica que nos
predispone a la codicia, a la irresponsabilidad sexual,
hasta a la conducta depredatoria, pero, a causa de que
tenemos una mente humana, somos libres para no obedecer a
nuestros instintos biológicos. Somos libres hasta para no
hacer cosas impredecibles. Es esta libertad la que nos hace
personalmente responsables de nuestras acciones.
Es también esta libertad lo que hace posibles las cualidades
morales de valor, fortaleza, bondad y amor. Sin libertad, no
podríamos tampoco ser responsables ni para bien ni para mal.
Seríamos simplemente animales con un gran cerebro que
obedecen ciegamente órdenes superiores, ya sean órdenes de
sus propios genes u órdenes de un animal más dominante en la
jerarquía de autoridad.
Esta libertad humana es también la libertad para aprender,
desarrollarnos y progresar. Es absolutamente evidente que,
desde el nacimiento de la conciencia humana, la raza humana
ha estado en un viaje en términos tanto del desarrollo del
conocimiento como de la conciencia humana.
Mientras que los animales continúan viviendo exactamente
como lo hacían hace miles de años, la especie humana actual,
con computadoras, satélites, y tecnología de comunicaciones,
vive de manera mucho más diferente que el hombre primitivo.
Ha habido un desarrollo paralelo de la conciencia humana.
Este espíritu itinerante, el espíritu de ser libre y de
estar en un viaje, no es natural. Está por encima de lo
natural. Es la imagen y semejanza de Dios, porque Dios es
también libre y está en un viaje. Su creación no ha
concluido todavía. Él ha creado a la humanidad a su imagen y
semejanza para que participe con él en la creación en curso
y en este viaje hacia un futuro abierto y, por lo tanto,
humano. Tiene que ser abierto precisamente porque Dios y su
socio son libres. Es un viaje de descubrimiento, con
posibilidades que son "infinitas en todas direciones".
Hay un agradable relato en el Antiguo Testamento, en que
Dios consulta con Abraham acerca de lo que se debía hacer
con Sodoma. El relato transmite la idea de que Dios está en
el viaje de la historia con la humanidad. El evangelio de
Juan llama al espíritu divino el paracleto. Paracleto
significa el que viene para estar al lado de nosotros. Lejos
de ser alguien que nos grita dándonos órdenes desde arriba,
éste camina a nuestro nivel. Según Juan, este Espíritu nos
dice: "No os llamo siervos, sino amigos". (Juan 14:26;
15:26).
Cuando consideramos que esta libertad para estar en un viaje
con Dios es nuestro llamado y nuestro destino, ¿por qué
deberíamos tratar de hallar nuestro hogar, nuestra
seguridad, nuestro lugar de reposo, en un sistema religioso
restrictivo, una prisión sectaria, un credo que causa
estulticia, o en cualquier ideología o "ísmo". Todas estas
cosas deben parecerse a las insignificantes cuevas y los
nidos del reino animal al cual podemos descender fácilmente
cuando perdemos la visión de ser libres y que estamos en un
viaje con Dios.
¿Es Dios un católico que habla latín? ¿Es un protestante -
un anglosajón de raza blanca? ¿Es Dios cristiano? ¿Es Dios
judío? ¿Es Dios musulmán? ¿Es varón? ¡Por supuesto que no es
ninguna de estas cosas! ¿Puede ser puesto en una caja
sectaria? ¿Puede ser atado por un credo religioso? Mientras
la iglesia salmodiaba sus credos y resistía la ciencia y el
progreso humano, Dios manifestaba su libertad saliéndose de
todas las estructuras religiosas para inspirar a los hombres
libres a iniciar una era de iluminación, de ciencia, y de
progreso humano. ¿Dios soslayando a los teístas y trabajando
en y por medio de los ateos? Debe haber tenido un gran
sentido del humor.
En cuanto a que el espíritu humano fue hecho a imagen y
semejanza de Dios, ¿no es claro como el agua que también
trasciende nacionalidad, raza, religión, género, cultura y
época? El espíritu humano no es ni judío ni gentil, ni
africano ni caucásico, ni negro ni blanco, ni varón ni
hembra, ni viejo ni joven. Lo que dota al espíritu humano de
dignidad, superioridad e igualdad no es su identidad racial,
identidad sexual, identidad cultural, y ciertamente no es su
identidad religiosa, sino simple y solamente esto - su
identidad humana.
Dios no puede ser
encerrado en una estructura religiosa. El espíritu humano
no puede ser confinado a una secta. El reino de Dios no
puede ser contenido en un credo ni identificarse con
ninguna organización. No hay ninguna "Teoría de Todo", que
pueda contener el espíritu humano, que es libre y está en
un viaje con Dios hacia un futuro abierto. Cualquier credo
será anticuado antes de que se haya secado la tinta. El
ser humano está por encima del socialismo, el capitalismo,
o cualquier otro ísmo. En el mejor de los casos, todos los
sistemas precedentes y todas las instituciones precedentes
sólo podrían ser lo que el fuego es para las necesidades
humanas - un buen siervo, pero un mal amo. Su lugar
correcto es bajo los pies de la gente. (Salmos 8:6).
Ningún hogar lo bastante grande, excepto Dios
No es maravilla que Joshua pudiera decir: "Las zorras tienen
cuevas y las aves tienen nidos, pero el hijo del hombre no
tiene dónde recostar su cabeza". No hay ningún hogar digno
del espíritu humano, excepto en aquél que es "nuestro
refugio de generación en generación" (Salmos 90:1). Nada lo
dice mejor que esto: "Dios es amor; el que vive en amor vive
en Dios, y Dios en él". (Juan 4:16).
No hay ningún hogar digno del espíritu humano, excepto en
aquél que es "nuestro refugio de generación en generación"
(Salmos 90:1).