William Miller
EL EXTRAÑO ERROR
DE WILLIAM MILLER
DAYS OF DELUSION -
A STRANGE BIT OF HISTORY
Clara Endicott Sears, 1924
Traducido
PREFACIO
Habiendo vivido parte
de cada año, por muchos años, en el corazón mismo de lo que
una vez fue uno de los más vitales centros rurales de la gran
excitación de 1843-1844, cuando William Miller profetizó que
el fin del mundo tendría lugar en breve plazo; habiendo
sostenido largas conversaciones con muchas de las personas que
viven a lo largo de las crestas montañosas que miran hacia el
amplio valle de Nashua y escuchado lo que ellos tenían que
decir de aquellos lejanos tiempos, y lo que ellos habían oído
decir de los de la generación anterior a ellos; habiéndome
interesado profundamente en las extrañas influencias
psicológicas que inclinaron a miles a alejarse del sendero
trillado de las actividades normales durante aquellos años de
disturbios atmosféricos y sobreexcitadas emociones mentales y
espirituales, se le ocurrió a esta autora que debía haber un
buen número de personas todavía vivas, en varias partes del
país, cuyos recuerdos serían de valor, y que todas estas
personas juntas podrían darnos una imagen vívida y muy cercana
de uno de los espisodios más singularmente emotivos e
histéricos en los vaivenes de nuestra historia. En
consecuencia, la siguiente "Nota" fue insertada en las
columnas de varios de los principales periódicos que se
publican en los estados en los que el desengaño tuvo su
baluarte más fuerte. La nota decía así:
¿Recuerda algún lector de este periódico haber
oído a sus padres o a sus abuelos hablar acerca de la gran
excitación religiosa de 1843, el año en que William Miller
predijo el fin del mundo?
Cualesquiera anécdotas de
ese período, o cualquier información, por trivial que sea,
será recibida con agradecimiento por
Clara Endicott Sears.
Dirección, etc., etc.
La inmediata
respuesta fue prueba del interés, ahora ampliamente
prevaleciente, en preservar todo lo relacionado con tiempos ya
pasados, ya sean hechos concretos o estados mentales, que
puedan ayudar a interpretar los tiempos a los cuales
pertenecieron. Los miembros de sociedades históricas en varios
lugares sugirieron modos y maneras de adquirir material, y
dieron los nombres de personas que podrían proporcionar
información digna de confianza. Esta ayuda, así como la
espontánea respuesta desde muchos lugares del mundo de parte
de los que gustan de recordar el pasado y conservarlo
afectuosamente en la memoria, ha permitido a la autora
convertir su relato de este extraño trozo de historia
psicológica en un documento más o menos humano. No se ha hecho
ningún intento de desenredar los varios puntos de la doctrina
de William Miller. Sin embargo, han sido necesarias unas pocas
explicaciones, en relación con la profecía de él, para aclarar
las causas que dieron lugar a la oleada de agitación
que, abriéndose camino, arrastró a miles de
superimpresionables hombres y mujeres a un mar de ensueños e
ilusiones. El primero y más prominente personaje arrebatado de
este modo fue William Miller mismo, un hombre honesto y
sincero, pero firmemente atrapado en la obsesión de una idea
fija.
Del gran número de cartas recibidas, la autora ha citado sólo
las que proporcionan recuerdos personales, o recuerdos
recibidos directamente de parientes cercanos, y se ha
asegurado de la autenticidad de las fuentes de las que ha
bebido. Las fechas de las cartas varían desde 1920 hasta 1923.
El resto del libro no
necesita explicación. Cuenta la historia a través del
testimonio de los documentos escritos y varias reminiscencias
externas de aquel tiempo, y por medio de la información
reunida por la autora durante años de relaciones de vecinos
con muchos de los queridos habitantes de los condados de
Worcester y Middlesex. La autora ha tratado de escribir un
libro de tal manera que no ofenda a nadie, y que al mismo
tiempo trace una imagen fiel de aquellos días histéricos con
la ayuda del material adquirido por ella a través de la
apelación hecha al público.
La colección de
cartas originales, muchas de las cuales contienen material que
a la autora le habría gustado usar, pero que el limitado
espacio no le permitió utilizar, encontrarán, después de ser
encuadernadas, un nicho en la biblioteca de la Society for the
Preservation of the New England Antiquities in Boston
[Sociedad para la Conservación de las Antigüedades de Boston,
Nueva Inglaterra].
Clara Endicott Sears
Harvard, Massachusetts
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