No. 14
Pedro de Felipe del Rey
LA DOCTRINA
FUNDAMENTAL ADVENTISTA
SOBRE EL JUICIO INVESTIGADOR ES UN ERROR
1. En el Manual de la Iglesia Adventista, como creencia fundamental se asegura que en 1844 empezó la purificación del santuario celestial, la cual consiste en un "juicio investigador", basado en Daniel 8: 14.
2. Referente a esa fecha de 1844, en la Historia de la Iglesia Adventista, leemos lo siguiente:
"Recordaremos que Miller y otros que intentaron hallar una fecha definida para el fin de los dos mil trescientos años, al principio decían 'alrededor de 1843'. Más tarde, señalaron como límite del tiempo el 21 de marzo y luego el 18 de abril de 1844, que era la fecha en que terminaba el año judío 1843. El tiempo pasó sin que ocurriera nada extraordinario. Este primer chasco fue un golpe terrible para los creyentes y fue seguido por un período de silencio, (...)". (Historia de Nuestra Iglesia, págs. 149, 150).3. Cuando pasaron todas esas fechas sin que Jesús viniera, volvieron a fijar otra fecha: "el 22 de octubre de 1844", lo cual les proporcionó otro chasco mayor que el anterior. El mismo libro sigue diciendo: "A medida que se acercaba el 22 de octubre de 1844, aumentaba la tensión entre los adventistas. (...).
4. Después de haber
fallado el acontecimiento anunciado para el 22 de octubre de
1844, retuvieron esta fecha como buena; pero inventaron la
doctrina de que en ella dio comienzo el "Juicio Investigador",
el cual, según los Adventistas, consiste en que Jesús empezó
entonces a purificar el santuario celestial. Esa purificación,
según ellos, quiere decir que Jesús empezó a borrar, purificar
o expiar los pecados de los creyentes en esa fecha. Esta
doctrina del Juicio Investigador no sólo es fundamental para
los Adventistas, sino que además es el mensaje particular que
ellos tienen para ofrecer al mundo: "El servicio del sacerdote
durante el año en el primer departamento del santuario,
'adentro del velo' que formaba la entrada y separaba el lugar
santo del atrio exterior, representa la obra y el servicio a
que dio principio Cristo al ascender al cielo. (...).
"Este ministerio siguió
efectuándose durante dieciocho siglos en el primer
departamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en
beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba el
perdón y aceptación cerca del Padre, pero no obstante sus
pecados permanecían inscritos en los libros de registro. Como
en el servicio típico había una obra de expiación al fin del
año, así también, antes de que la obra de Cristo para la
redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra
de expiación para quitar el pecado del santuario. Este es el
servicio que empezó cuando terminaron los 2300 días. Entonces,
así como lo había anunciado Daniel el profeta, nuestro Sumo
Sacerdote entró en el lugar santísimo, para cumplir la última
parte de su solemne obra: la purificación del santuario.
" (...) la purificación real
de lo celestial debe efectuarse quitando o borrando los
pecados registrados en el cielo. (...). La purificación del
santuario implica por lo tanto una obra de investigación - una
obra de juicio. (...).
"En el tiempo señalado para
el juicio - al fin de los 2.300 días, en 1844 - empezó la obra
de investigación y el acto de borrar los pecados. (...)". (El
Conflicto de los Siglos, págs. 473, 474, 540).
5. En 1980, el profesor Dr. Desmond Ford, basándose en la epístola a los Hebreos, refutó la interpretación adventista de Dan. 8: 14. El profesor Dr. Jean Zürcher, refiriéndose a esa refutación, dice: "Si tal fuese el caso, con toda evidencia, nuestra enseñanza respecto al santuario celestial, el día de las expiaciones, el comienzo del juicio preliminar a partir de 1844, sería radicalmente falsa. Esto subraya suficientemente la importancia del problema. Y en ese caso, la epístola a los Hebreos, en lugar de confirmar nuestra enseñanza, como lo hemos mostrado hasta aquí, marcaría, por el contrario, la bancarrota de nuestra teología. Sería algo así como nuestro Waterloo teológico." (Revista Adventista), Diciembre de 1981, p. 15). Sobre la importancia de esta doctrina para la Iglesia Adventista, el mismo Dr. Jean Zürcher dice: "La profecía de las 2.300 tardes y mañanas constituye, en efecto, un período profético único en la Biblia. (...). De su interpretación depende no solamente nuestra enseñanza acerca del santuario celestial y la doctrina del juicio, sino incluso nuestra razón de ser como movimiento adventista desde 1844. Por eso ninguna otra profecía tiene más importancia para la Iglesia Adventista que la de Daniel 8: 14, tanto desde el punto de vista doctrinal como desde el punto de vista histórico." (Revista Adventista, Abril de 1982, p. 12).
6. Es evidente que los Adventistas del Séptimo Día, para salvarse de su fracaso del 22 de octubre de 1844, inventaron su doctrina fundamental de que Cristo empezó a purificar, expiar o borrar los pecados en esa fecha, y a esta obra de Cristo llaman la purificación del santuario o "Juicio Investigador"; pero, al inventar esta doctrina, cayeron en un error mayor que el que les condujo a los referidos chascos, porque esa doctrina del "Juicio Investigador" es contraria al Evangelio predicado por los apóstoles, los cuales aseguran que:
a) Al creyente, Dios le perdona y le borra los pecados cuando se arrepiente, se convierte y se bautiza, y como prueba de ello le da el Espíritu Santo y no se acuerda más de esos pecados (Hech. 2: 38; 3: 19; Efe. 1: 13; 4: 30; Heb. 10: 17). Esto es la justificación por la fe (Rom. 3: 23-25).7. Por consiguiente, la Iglesia Adventista del Séptimo Día predica hoy un evangelio contrario al de los apóstoles, y deberá cambiar su interpretación de Daniel 8: 14 si no quiere seguir bajo el anatema de la Palabra de Dios, que dice: "Mas si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema." (Gál. 1: 8)b) Esto es así porque, cuando Cristo ascendió al cielo, ya había hecho la purificación (o expiación) de nuestros pecados (Heb. 1: 3). (Este texto no lo usó la Sra. White en El Conflicto de los Siglos).
c) Por tanto, esa purificación de los pecados es anterior a la fecha cuando el apóstol Pedro escribió su segunda epístola (2 Ped. 1: 19).
d) Por otra parte, en Dan. 8: 14 (según el texto hebreo), no se habla de ninguna purificación de ningún santuario.
8. Aunque esta doctrina adventista es antibíblica, los pastores y profesores adventistas tienen que seguir enseñándola, si no quieren perder su puesto de trabajo, como les ha sucedido al profesor Dr. Desmond Ford y a otros (Time, 2 de agosto de 1982, pág. 49); porque, en la Iglesia Adventista, nadie puede enseñar nada que contradiga las visiones de la Sra. White; por esto, los miembros no deberían fiarse de lo que afirman sus dirigentes asalariados sin compararlo con la Biblia (Hech. 17:11).
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