EL ZARANDEO DEL ADVENTISMO

Geoffrey J. Paxton
Título de la obra en inglés:
The Shaking of Adventism

Traducido de Present Truth Magazine

Capítulo 1

Los Adventistas: Herederos de la Reforma


Los Adventistas del Séptimo Día han sido muy mal interpretados. Sin duda, las razones para esto son complejas. Pero, cualesquiera que sean las razones, el hecho es que la mayoría de las críticas al adventismo no han llegado al corazón de la cuestión. A menudo, los adventistas han tenido problemas para reconocerse a sí mismos en estos análisis.

La impresión de que el Adventismo del Séptimo Día es poco mejor que una secta no cristiana no resiste un examen minucioso. Los adventistas creen en la Santa Trinidad, la deidad de Cristo, el nacimiento virginal, la vida sin pecado y el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz, y su resurrección corporal y su ascensión a la derecha del Padre. Este no es el credo de una secta no cristiana. Además, los Adventistas del Séptimo Día creen en la salvación por gracia por la fe solamente tan fervientemente como la mayoría de los evangélicos. Creen en la santificación por la morada interior del Espíritu Santo y en el pronto regreso de Cristo Jesús con gran poder y gloria. No. Sin importar lo que pensemos de este o aquel "distintivo" adventista, tenemos que reconocer el movimiento como cristiano.

Se dice a veces que los adventistas aseguran que son salvos por observar el sábado. Pero, en mi ccontacto con ellos, no les he oído decir esto ni una sola vez. ¡Los adventistas no creen que son aceptados por Dios porque guardan el sábado más de lo que creen que son aceptados por Dios porque practican la monogamia!

Si los adventistas son considerados cristianos, a menudo se les considera como "especialistas en temas de menor importancia". Pero los adventistas que han dado pie a esta acusación difícilmente pueden ser vistos como fieles al corazón de la misión adventista. La verdad es que, cuando se la considera a la luz de las verdaderas aseveraciones adventistas, esta acusación se verá como muy alejada de la verdad.

Las aseveraciones adventistas

¿Cuáles son, pues, las aseveraciones adventistas? ¿Cómo ve el adventista su misión aquí en la tierra? ¿Qué ve como la razón de sus existencia?

El adventista se considera a sí mismo como identificado con la Reforma protestante. Se considera protestante en el más puro sentido de la palabra. Donde otros cristianos no afirmarían estar alineados con los reformadores del siglo dieciséis, el adventista no tiene ninguna duda acerca de ello. Él es hijo de Lutero y Calvino.

Sin embargo, eso no es todo. En realidad, es apenas el comienzo. En este punto, algunos de nosotros los cristianos evangélicos reformados podríamos encontrarnos con una sorpresa. Pero el hecho es que el Adventista del Séptimo Día se ve a sí mismo en una posición única en relación con la Reforma. Cree que Dios le ha llamado a llevar el mensaje de la Reforma de una manera en que no puede hacerlo ningún otro cristiano ni ninguna otra organización cristiana. En su opinión, el Adventista del Séptimo Día es el heredero especial de los reformadores. Sólo por medio de la Iglesia Adventista puede la obra de la Reforma ser llevada al fin designado por Dios.

Obviamente, la existencia de una aseveración tan estupenda requerirá validación. Por lo que concierne a los Adventistas, difícilmente podríamos comenzar con un testimonio más prestigioso que el de la Sra. Ellen G. White. La Sra. White vio al movimiento adventista identificado con Lutero y Calvino y, por supuesto, con Pablo antes de ellos.

En su importante obra The Great Controversy, la Sra. White ve la gran batalla entre Cristo y Satanás extendiéndose desde los antecedentes de la Reforma (en hombres como Huss y Wycliffe), pasando por los refomadores mismos y su batalla contra Roma, hasta los puritanos y Wesley, y finalmente hasta el mismo movimiento Adventista del Séptimo Día. La Sra. White escribe:

Así, pues, los valdenses testificaron para Dios siglos antes del nacimiento de Lutero. Esparcidos por muchos territorios, plantaron las semillas de la Reforma que comenzó en tiempos de Wycliffe, crecieron amplia y profundamente en los días de Lutero, y han de ser llevadas adelante hasta el fin del tiempo por los que también están dispuestos a sufrir todas las cosas por "la palabra de Dios, y por el testimonio de Jesucristo". Apoclaipsis 1:9 (1)

Un tema frecuente en los escritos y sermones adventistas es el de llevar adelante la Reforma. La Sra. White habla de esto como sigue: "Contrariamente a lo que muchos suponen, la Reforma no terminó con Lutero. Ha de continuar hasta el fin de la historia de este mundo. Lutero tenía una gran obra por hacer ...". (2) Ciertamente la Reforma no terminó con Lutero. Sin embargo, terminará con el movimiento Adventista - por lo menos en lo que concierne al Adventista del Séptimo Día. Él cree que el desafío de Dios de estar "dispuesto a sufrir todas las cosas por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo" ha llegado a su movimiento con singular fuerza.

La Sra. White veía a Lutero enseñando la doctrina de la justificación por la fe con brillante claridad. (3) Lutero no era ni inventor ni innovador: "Cristo era protestante. ... Luyero y sus seguidores no inventaron la religión reformada. Simplemente la aceptaron como fue presentada por Cristo y los apóstoles". (4) En estas afirmaciones de la Sra. White, es claro que ella no se veía a sí misma ni veía al adventismo en general como un fenómeno religioso advenedizo. El movimiento habría de recibir y  llevar adelante la antorcha del evangelio eterno de la Reforma.

W. W. Prescott refuerza esta perspectiva de la Sra. White. En los primeros años de este siglo, Prescott editó una  publicación adventista llamada The Protestant Magazine [La Revista Protestante]. Deja claro que los adventistas son los guardianes de la herencia protestante en un clima de modernismo y decadencia espiritual. La revista se lamenta:

El alejamiento del protestantismo de sus principios originales, y la aceptación de humanas filosofías en lugar de la verdad revelada, están dando al romanismo la oportunidad de adelantar, con una gran demostración de plausibilidad, la aseveración de que la gran Reforma era un engaño y que la única estabilidad de la verdad se encuentra en la comunión romana. (5)

Carlyle B. Haynes publicó una obra titutada The Hour of  God´s Judgment [La Hora del Juicio de Dios], que incluía un capítulo sobre "Completar la reforma inconclusa". (7)
Haynes usa la línea de razonamiento que encontramos en la Sra. White. La gran luz del evangelio se dio en la Reforma y fue entregada, por medio de los puritanos y Wesley, al pequeño grupo de adventistas en 1844. (8) La misión de los porta-antorchas escogidos de Dios en 1844 se describe como sigue:

... en 1844, llegó el momento para la revelación de la plenitud de la verdad del evangelio. Si la profecía de Daniel 8 debía cumplirse, y seguramente así sería, entonces debemos esperar confiadamente el principio de un movimiento y un mensaje que no sólo completará una reforma detenida sino que también revelará nuevamente al conocimiento de la humanidad todas las verdades que han sido falsificadas durante los siglos de la Edad Media.

Para llevar este mensaje a la humanidad, fue necesario que Dios instituyera otro movimiento y suscitara otro pueblo, separado de las iglesias establecidas que habían rehusado andar en la luz que avanzaba. (9)

¿Dónde ha aparecido esta convicción adventista en las críticas al movimiento? ¿Hemos alcanzado realmente las profundidades del adventismo si esta convicción de corazón ha sido soslayada?

Uno de los más respetados eruditos adventistas fue LeRoy Edwin Froom, que una vez fue profesor de teología histórica en la Universidad de Andrews, Berrien Springs, Michigan. Escribió algunos libros notables que son respetados, no sólo en el movimiento adventista, sino también fuera de él. (10) A Froom le escocía la ignominia de que su movimiento fuese clasificado como una secta, y se esforzó por mostrar su verdadera catolicidad. La publicación Our Firm Foundation [Nuestro firme fundamento] publicó un artículo suyo que era una condensación de su obra mucho mayor de cuatro tomos, Prophetic Faith of Our Fathers [La fe profética de nuestros Padres]. En este documento, el Dr. Froom intentaba demostrar que la interpretación profética adventista no es una innovación sino una restauración de la verdadera posición histórica de los reformadores mismos. Froom escribe así:

En los últimos días, como obreros del remanente de Dios, somos llamados, no sólo a reconstruir el edificio de la Reforma, sino también a restaurar la estructura de la iglesia primitiva y a poner todo en armonía con el plano original. Hasta debemos restaurar las características originales omitidas por los reformadores. También, debemos reconstruir las partes distorsionadas y rechazadas por los pervertidores de los últimos días de las posiciones de la Reforma. No sólo nos enfrentamos a esta doble tarea, sino que hemos sido comisionados para terminar esta estructura inconclusa, llevándola a la consumación con la piedra tope de las actuales características de la verdad presente de estos últimos días, completando así la estructura completa. (11)

Para Froom, la comisión obligada del movimiento adventista es

fundamentalmente una restauración, no la formación de una nueva estructura. Está unida inseparablemente a los esfuerzos de todos los pasados constructores de la fe profética ..., construiremos verdaderamente otra vez el fundamento y la superestructura de "muchas generaciones" para levantar el imponente edificio de la verdad diseñado originalmente por Dios. Esa es nuestra comisión obligada bajo el movimiento Adventista. (12)

Esta estupenda conciencia de ser herederos especiales de la posición histórica de la Reforma recibe una más alta expresión cuando Froom dice: "... el faro del inmisericorde escrutinio del mundo pronto se enfocará plenamente sobre nosotros. ... Se exige más de nosotros que de nuestros padres y mucho más que de nuestros antepasados en las generaciones pasadas". (13) No es ninguna coincidencia que Froom termine con palabras atribuídas a Martín Lutero: "Así, pues, a pesar de los demás, aquí estamos, con la ayuda de Dios. No podemos hacer nada más". (14)

Más apoyo a nuestra tesis cubriendo la convicción fundamental de los adventistas sólo sería tedioso. (15) Concluiremos este aspecto de nuestro examen con las palabras del profesor H. K. LaRondelle de la Universidad de Andrews. (16) En sus conferencias sobre justificación y santificación en el otoño de 1966, LaRondelle resume la posición Adventista como sigue:

Ciertamente, puede decirse, con LeRoy E. Froom, que el movimiento adventista después de 1844 es la segunda gran reforma, que continúa y completa la obra de la primera Reforma del siglo dieciséis. ¡Por consiguiente, la segunda Reforma no es una revocación de la primera Reforma, sino que, por el contrario, es su consumación, su reconocimiento y la perfección! Si la primera Reforma es la restauración del evangelio con la doctrina salvadora de la justificación por fe solamente, entonces la segunda Reforma es la restauración de la santa ley de Dios en la doctrina de santificación por fe y la sumisión. (17)

El adventismo y el evangelio de la Reforma

Hemos visto que el Adventismo del Séptimo Día reclama una singular relación con la Reforma. Sin embargo, hay que hacer una pregunta importante en este punto. ¿Exactamente qué es lo que los adventistas reclaman en la Reforma? Ciertamente, ellos no son los únicos que evalúan positivamente la Reforma ni los que afirman que los reformadores son sus verdaderos padres.

El adventismo no ha adoptado muchos aspectos de la Reforma. En realidad, el adventismo no desearía adoptar muchos aspectos. No ha adoptado el modo de bautizar de la Reforma, no ha adoptado la forma de gobierno eclesiástico de la Reforma, y no ha abrazado el punto de vista luterano sobre la Santa Cena. Así que preguntamos nuevamente: ¿Con qué se identifican los adventistas en la Reforma?

Creemos que la mejor manera de contestar esta pregunta es hacer y contestar otra pregunta - una pregunta de inmensa importancia por lo que concierne al Adventista del Séptimo Día. Es una pregunta que concierne al corazón mismo del movimiento. ¿Qué es lo que el adventismo cree que tiene que ofrecer al mundo? ¿Cuál es la contribución que, por una u otra razón, el adventismo se siente particularmente equipado para hacer? Para el adventista, sólo puede haber una respuesta: ¡el evangelio! Por supuesto, tal respuesta es engañosa en su sencillez. La respuesta hasta puede expresarse de varias maneras. Por ejemplo, puede decirse que la "justificación por la fe" es la que el dventista tiene que ofrecer al mundo, o el "mensaje del tercer ángel". (18) Pero, cualquiera que sea la terminología que se use, la tarea que el adventista cree que ha recibido de Dios es que continúe y consume la recuperación del evangelio que comenzó en firme con la Reforma del siglo dieciséis.

Para el adventista, su movimiento es un "movimiento de destino" (Froom). El adventista  ve este movimiento como destinado a un clímax en lo que se llama, en imágenes apocalípticas, el "fuerte pregón" (Apoc. 14.7, 9; 18:1, 2). Este fuerte pregón es considerado como una proclamación culminante del evangelio acompañada por el derramamiento del Espíritu Santo en el poder de la "lluvia tardía". Todos se habrán visto obligados a tomar una decisión a favor o en contra de Cristo. Después de una confrontación como ésta, el Señor vendrá otra vez.

A pesar de la corrección o no de esta afirmación, no es nada menos que asombrosa. El adventista cree que su movimiento, y no ningún otro, es el "remanente" de Dios, especialmente comisionado por Dios para presentar el mensaje del evangelio y de este modo anunciar el regreso de Cristo.

En este punto, un creyente evangélico tiene que hacer una pausa y confesar su vergüenza. En muchas de nuestras "investigaciones" sobre el adventismo, esta asombrosa convicción ha recibido poca o ninguna elucidación. A menudo, hemos dado la impresión de que a los adventistas les preocupa cualquier cosa menos el evangelio y que el movimiento se caracteriza por una sectaria especialización en temas de menor importancia en cuestiones de teología. Tenemos que disculparnos con los adventistas por esta terrible omisión. Entiéndase de una vez por todas: cualquier crítica del adventismo que espera penetrar hasta el corazón del movimiento tiene que habérselas con su concepto del evangelio y su apoyo bíblico y teológico de este concepto. Fallar aquí ha de estar lejos del blanco (adventista).

Con su propia literatura, ahora debemos fundamentar la existencia del asombroso reclamo del movimiento adventista. Comenzamos por la Sra. White: "El mensaje de la justicia de Cristo ha de resonar de un extremo de la tierra hasta el otro. ... Esta es la gloria de Dios, que concluye la obra del tercer ángel". (19) La necesidad de los adventistas es "ser exponentes de la eficacia de la sangre de Cristo, por la cual nuestros pecados han sido perdonados. Sólo así podemos alcanzar las clases más altas". (20) El "mensaje del tercer ángel" (es decir, el evangelio de la justificación por la fe) es lo que los adventistas deberían estar predicando:

Cuando se predique el mensaje del tercer ángel como se debiera, el poder acompañará su proclamación, y se convertirá en una influencia duradera. Debe estar acompañado por el poder divino, o no logrará nada ...

El sacrificio de Cristo es suficiente; él hizo a Dios una ofrenda completa y eficaz; y el efuerzo humano sin el mérito de Cristo no tiene ningún valor. (22)

Algunas de las afirmaciones de la Sra. White concernientes al centro de la predicación adventista son tan excelentes que nos tomaremos la libertad de ser un poco tolerantes con nosotros mismos:

Los ministros deben presentar a Cristo en su plenitud tanto en las iglesias y en nuevos campos. ... El propósito calculado de Satanás es impedir que las almas crean en Cristo como su única esperanza. ... (23)

De todos los profesos cristianos, los Adventistas del Séptimo Día deben ser los primeros en elevar a Cristo ante el mundo. ... el gran centro de atracción, Cristo Jesús, no debe ser dejado fuera. (24)

El mensaje del evangelio de su gracia debía ser dado a la iglesia en términos claros y distintos, para que el mundo ya no diga que los Adventistas del Séptimo Día hablan de la ley, la ley, pero no enseñan a Cristo ni creen en Él. (25)

El sacrificio de Cristo como expiación por el pecado es la gran verdad alrededor de la cual se agrupan todas las otras verdades. ... Éste debe ser el fundamento de todo discurso presentado por nuestros ministros. (26)

Que la ciencia de la salvación sea la carga de todo sermón. ... No llevéis nada a vuestra predicación para que sirva de suplemento a Cristo. ... (27)

Exalten a Jesús, ustedes que enseñan a la gente. Exáltenlo en los sermones, en los cantos, en la oración. Que todos los poderes de ustedes se dirijan a señalar el "Cordero de Dios" a las almas confundidas, atemorizadas, perdidas. (28)

En lenguaje demasiado claro como para no ser malentendido, dice la Sra. White: "La justificación por la fe y la justicia de Cristo son los temas que deben ser presentados a un mundo que perece". (29) Un tema absorberá a todos los demás:

Si, por la gracia de Cristo, su pueblo se convierte en nuevos odres, Él los llenará con el vino nuevo. Dios dará luz adicional, y antiguas verdades se recuperarán y serán reemplazadas en la armazón de la verdad; y dondequiera que vayan los obreros, triunfarán. Como embajadores de Cristo, han de escudriñar las Escrituras, para buscar las verdades que han estado ocultas debajo de la basura del error. Y todo rayo de luz recibido ha de ser comunicado a otros. Un solo interés prevalecerá, un solo tema absorberá a todos los demás - Cristo nuestra justicia. (30)

En Selected Messages, Libro Uno, la Sra. White deja claro que el mensaje del adventismo es el evangelio de la justificación por fe solamente:

Algunos de nuestros hermanos han expresado el temor de que nos espaciemos demasiado en el tema de la justificación por fe, pero yo espero y oro para que nadie se alarme innecesariamente; porque no hay ningún peligro al presentar esta doctrina como aparece en las Escrituras. Si no hubiese habido en al pasado una reticencia en instruir correctamente al pueblo de Dios, no sería necesario ahora hacer un llamado especial de atención a ello. ... Las grandes y preciosas promesas entregadas a nosotros en las Sagradas Escrituras no se han perdido de vista en gran medida, como el enemigo de toda justicia se proponía. Ha proyectado su propia sombra oscura entre nosotros y nuestro Dios, para que no veamos el verdadero carácter de Dios. El Señor ha proclamado ser "misericordioso y lleno de gracia, paciente, y abundante en bondad y verdad".

Algunos me han escrito preguntando si el mensaje de justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y he repondido: "Ciertamente es el mensaje del tercer ángel". (31)

Podrían mencionarse muchas otras citas de los escritos de la Sra. White. (32) Sin embargo, las precedentes son más que suficientes para mostrar que, por lo que concernía a ella, la misión del Adventismo por excelencia es la proclamación del evangelio de la justificación por la fe con poder y  gloria sin precedentes.

Ahora volveremos al difunto Dr. Froom. En su libro Movement of Destiny, corrobora el testimonio de la Sra. White. En un capítulo titulado "Our Bunden Mission and Commission" [Nuestra Obligada Misión y Comisión], el Dr. Froom escribe como sigue:

La predicación cristocéntrica marca un clímax radiante
  1. Toda doctrina actualizada en Cristo. Nuestra misión involucra la poredicación cristocéntrica en le gran final, hasta un grado que no ha sido alcanzado hastaahora. Esto ha de ser especialmente así a medida que lleguemos al radiante clímax de nuestro testimonio.
  1. Ser los principales predicadores de Cristo. Hoy debemos ser, en todo el mundo, los principales de Cristo en toda su plenitud. ... Una hueste ha de responder.
Somos llamados a poner cada uno de los aspectos de nuestro mensaje en su verdadero marco cristocéntrico. ... Luego, predicar la doctrina será siempre predicar a Cristo. (33)

En una sección titulada "La justicia de Cristo nuestro indispensable pasaporte", el Dr. Froom muestra, en cada detalle como lo hace la Sra. White, lo que será el corazón del mensaje final para los hombres. (34) Esta gloriosa provisión ha de constituir el corazón interior, y es para el mundo así como para la iglesia. Será la vida perfecta de Cristo y la perfecta observancia de los mandamientos por parte de Cristo. El Dr. Froom dice inequívocamente que la justicia por la fe "en su mayor ámbito incluyente constituirá el núcleo y la esencia de todo". Se recordará, continúa diciendo, que el evangelio eterno es la esencia y la dinámica de nuestro mensaje final a la humanidad. Esto constituye la forma de las cosas que han de venir. (35)

Usando copiosas citas de dos de los más ilustres exponentes del adventismo, hemos mostrado la naturaleza precisa del cometido especial que los Adventistas aseguran que Dios les ha confiado. Al examinar los orígenes de este movimiento, uno no puede escapar a la conclusión de que es un movimiento comprometido con el evangelio. Y por supuesto, esto significa que o se sostiene o cae con la legitimidad o no de su evangelio.

Para concluir este capítulo, hacemos tres comentarios adicionales:

1. Para tratar a los Adventistas del Séptimo Día de acuerdo con el criterio del movimiento mismo, su bien conocida posición acerca de Roma debe ser vista a la luz de la perspectiva mencionada más arriba. (36) Aunque el adventista a menudo ha transmitido la idea de que se opone a los meros abusos y excesos de Roma, la verdad es que su verdadera posición es, desde el punto de vista de su llamado divino, re-enfatizar y consumar el evangelio de los reformadores.

2. La a veces enigmática actitud del adventista hacia los protestantes es vista también a la misma luz. A menudo, ha dado la impresión de que está separado sobre la base de los asuntos de la ley solamente. Pero éste no es su problema más profundo. Está atado a la convicción de que, en general, los protestantes han apostatado del evangelio de la Reforma y sus implicaciones y que, por consiguiente, han iniciado un descenso hacia la curia papal. El adventista cree que ha sido llamado por Dios para impedir tal deslizamiento hasta donde sea posible. Como miembro del fiel "remanente", tiene el deber de demostrar al mundo protestante (y de hecho, a todos) el significado más profundo del evangelio y la gloria de Dios. Esto es lo que motiva su actitud hacia Roma (38) así como su actitud hacia los protestantes.

3. Tenemos que tratar con otro aspecto de la conciencia adventista. Un conocimiento de este aspecto sin duda pondrá el estupendo reclamo mencionado arriba en una perspectiva más correcta y justificará nuestra tesis de que éste es un movimiento peculiarmente comprometido con el evangelio de la Reforma.

Durante casi noventa años, los adventistas han estado preocupados con el evangelio de un modo que sólo puede describirse como notable. El adventismo ha tenido que enfrentarse a una seria pregunta que no puede haberse originado sino dentro del movimiento - es decir: ¿Por qué no ha tenido lugar el "fuerte pregón"? ¿Por qué no ha venido el Señor? Una respuesta es que unos cuarenta años después del inicio del movimiento, el Señor por gracia trató de dar a la iglesia un conocimiento del evangelio con una claridad sin precedentes. Desafortunada y trágicamente, la iglesia en general rechazó esa donación por gracia. Desde el año de 1888, de una manera o de otra y en mayor o menor grado, la Iglesia Adventista ha luchado con lo que tuvo lugar precisamente con relación a su respuesta al mensaje de 1888. El año de 1888 ha sido ciertamente una "espina en el costado" para la Iglesia Adventista. Durante unos noventa años,  la iglesia ha estado luchando con su relación con el evangelio de la Reforma. Ninguna interpretación del movimiento haría más que rasguñar la superficie si no tuviera en cuenta este factor. (Véase el apéndice al final de este capítulo para una sinopsis de la lucha del adventismo con el evangelio).

Por consiguiente, junto con el estupendo reclamo de la Iglesia Adventista hay que colocar el hecho de que ella ha reconocido su fracaso en llevar a cabo la comisión especial del Señor. De aquí que, por todas partes, se vean los "golpes de pecho".

Cualquier otra cosa que nos muestre la lucha en relación con la respuesta de la iglesia al mensaje de 1888, justifica nuestra afirmación de que el adventismo ha estado preocupado con el evangelio y con su enfoque del evangelio por unos noventa de los 133 años de su existencia. Creemos que este aspecto del movimiento justifica en no pequeña medida un tratamiento de la validez del reclamo dventista de mantener el evangelio de la Reforma.Quizás una crítica como ésta hasta pueda ayudar el movimiento en su autoclarificación.

Apéndice

1888: Una piedra en el zapato de la iglesia

Todos los Adventistas que conocen su propia historia reconocerán que, en el año 1888, tuvo lugar un reavivamiento en la iglesia. Dos ministros adventistas, los pastores E. J. Waggoner y A. T. Jones, se obsesionaron con la doctrina de la justificación por la fe solamente y trataron de presentarla a la iglesia con no poco fervor.

Tuvo lugar una reacción, cuya naturaleza precisa jamás se ha establecido en el movimiento adventista. Parece que, aunque algunos, incluyendo a la Sra. White, (39) aceptaron el mensaje, la mayoría lo rechazó.

Las cosas se calmaron
dentro de la iglesia más o menos hasta 1924, cuando un ex-presidente de la Conferencia General, el pastor A. G. Daniells, resucitó la cuestión entera del mensaje de 1888 y la respuesta de la iglesia a él. En una publicación titulada Christ Our Righteousness [Cristo Nuestra Justicia], Daniells no dejó ninguna duda de que creía que el mensaje había sido rechazado. He aquí sus palabras:

¡Cuán triste, cuán profundamente lamentable, es que este mensaje de la justicia en Cristo, en el tiempo de su venida, se encontrara con oposición de parte de hombres serios y bien intencionados en la causa de Dios! El mensaje nunca fue recibido, ni proclamado, ni se le dio libre curso, como debió haber sido para transmitir a la iglesia las inconmensurables bendiciones que él envolvía. La gravedad de ejercer tal influencia es indicada por los reproches que se hicieron. Estas palabras de reprensión y amonestación deberían recibir la más profunda consideración en este tiempo. ... (40)

Daniells procede a registrar algunas cáusticas acusaciones de parte de la Sra. White contra los que rechazaron el mensaje en ese momento. (41) Ella no escatima palabras. La Sra. White acusa a la iglesia de predicar la ley "hasta quedar tan secos como la colinas de Gilboa, que no recibían ni rocío ni lluvia". Lo que se necesita. continúa diciendo, no es confianza en nuestros propios méritos, sino en los méritos de Jesús de Nazaret. (42)

Naturalmente, tal presentación estaba destinada a causar inquietud. Se exigió una explicación, nada menos que por el laicato. ¿Estaba Daniells en lo cierto, o era verdad que la iglesia abrazó el evangelio en ese momento? ¿Era éste un indicio de por qué el "fuerte pregón" no había tenido lugar? ¿Debía arrepentirse la iglesia, o debía silenciar a los que hacían aquellas acusaciones sin fundamento?

Tuvo lugar una serie de defensas. En 1947, Lewis H. Christian publicó The Fruitage of Spiritual Gifts [El Fruto de los Dones Espirituales]. En este libro dijo que, aunque la sesión de 1888 había sido tensa, la oposición había poco menos que desaparecido algunos años más tarde en una aceptación casi unánime del mensaje de la justificación por la fe.

En 1948, apareció otra defensa. Bruno William Steinweg presentó una tesis al Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día, titulada "Progresos en la enseñanza de la justificación y la justicia por la fe en la Iglesia Adventista después de 1900". La tesis de Steinweg decía que la iglesia no había rechazado el regalo del evangelio de parte del Señor en 1888. ¿No habían sido Waggoner y Jones oradores populares de convención después de 1888? ¿Cómo era posible que hubiesen sido rechazados si éste era el caso?

Otra notable defensa que apareció fue un libro titulado Captains of the Host (1949) [Capitanes del Ejército], escrito por el historiador Adventista  A. W. Spalding. Este libro reconocía que
una crucial confrontación sí había tenido lugar en 1888 y que había habido una recepción dividida. Sin embargo, en el análisis final, 1888 había sido una victoria para la iglesia, no una derrota. El mensaje de 1888 no había sido rechazado.

Un giro significativo tuvo lugar cuando dos misioneros, R. J. Wieland y D. K. Short, presentaron un manuscrito en 1950 a la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El manuscrito se llamaba 1888 Re-examined [1888 Reexaminado]. En términos bien claros, Wieland y Short afirmaban que la iglesia había rechazado el mensaje que el Señor había intentado entregarle en Minneapolis en 1888. La iglesia era culpable y debía golpearse el pecho y clamar al Señor pidiendo perdón. Debía haber arrepentimiento de grupo. Este autor tuvo el privilegio de pasar algún tiempo con Mr. Wieland en su hogar de Chula Vista, California, y ere obvio que, después de casi treinta años, todavía tenía esta profunda convicción.

Un conflicto sin precedentes surgió a raíz de esta presentación por Wieland y Short - un conflicto que duró, con gran intensidad, más de una década. Este intenso diálogo concerniente a la reacción de la iglesia al mensaje de 1888 fue recogido por A. L. Hudson en una publicación titulada A Warning and Its Reception [Una amonestación y su recibimiento]. Entre otras cosas, contiene la tesis de Wieland y Short y su rechazo por los líderes de la iglesia.

No mucho tiempo después, en 1962, otra publicación, By Faith Alone [Por fe solamente] - originalmente una tesis presentada al Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día por Norval F. Pease - apareció en defensa de la iglesia. Había amplia evidencia de que la luz del evangelio no estaba extinta en la historia adventista antes de 1900. Pero Mr. Wieland no se impresionó. Para él, había una vasta diferencia entre algún evangelio y el evangelio de las dimensiones del "fuerte pregón".

Y la iglesia todavía fue defendida - esta vez por la publicación, en 1966, de un libro por A. V. Olson, llamado Through Crisis to Victory:1888-1901 [A la victoria por la crisis: 1888-1901]. El título habla por sí solo. Aunque hubo una crisis, para 1901 la victoria había sido ganada para la iglesia. Olson terminaba su libro diciendo que, dondequiera que viajó por el mundo entre adventistas, encontró una rápida aceptación de la doctrina de la justificación por la fe. Los adventistas la creían y de hecho la consideraban preciosa. Los que decían que la iglesia la había rechazado simplemente no estaban en lo cierto.

Luego apareció en escena un peso pesado para poner punto final a la cuestión de 1888. En 1971, el Dr. LeRoy Edwin Froom publicó su influyente Movement of Destiny [Movimiento de Destino]. De manera característica, defendía a la iglesia y acusaba los que buscaban presentarla en una luz negativa acerca del mensaje de 1888. El Dr. Froom invitaba a
todos los que afirmaban lo contrario a hacer una confesión explícita. Pero, a pesar de la magnitud y el método del enfoque, el buen doctor no pudo hacer descansar el fantasma de 1888.

Para 1973, hubo el primer reconocimiento oficial de culpa desde que A. G. Daniells resucitó la cuestión de 1888 por primera vez. Informando sobre la conferencia anual de otoño, los líderes de la Conferencia General reconocieron que 1888 llamó una considerable atención en su reunión:

Por consiguiente, una cuestión ha eclipsado a todas las demás en este Concilio Anual de 1973. ¿Qué ha ocurrido al mensaje y a la experiencia que para 1892 había traído el comienzo del mensaje final de amonestación y apelación a la tierra? (43)

Los reconocimientos que se hicieron en respuesta a esta pregunta deben haber sido gratos al corazón de Mr. Wieland:

Como cuerpo, la Iglesia todavía está en la condición laodicense presentada por el testigo verdadero en Apoc. 3:14-19. Por consiguiente, al tratar de hallar las causas específicas y actuales del fracaso y la tardanza, el concilio ha observado tres factores principales:

1.  Los líderes  y el pueblo no han aceptado plenamente como mensaje personal el análisis y la apelación de Cristo a los laodicenses (Apoc. 3:14-22).

2. Los líderes y el pueblo son de cierta manera desobedientes a las instrucciones divinas, tanto en experiencia personal como en la conducción de la comisión de la iglesia.

3. Los líderes y el pueblo todavía no han terminado la tarea de la iglesia. (44)

Aunque es obvio que lo que antecede llevaría alegría al corazón de un hombre que ha estado llamado a la iglesia a un arrepentimiento corporativo durante más de veinte años, permanece el hecho de que el arrepentimiento no se ha producido. Aun el pronunciamiento que antecede está redactado en un lenguaje calculado para suavizar los golpes de pecho de la iglesia.

Y todavía este no es el fin del drama. La agitación por el enfoque de la iglesia al evangelio de la justificación por la fe solamente alcanzó una altura sin precedentes en mayo de 1976. Un grupo de líderes y teólogos se reunió en Palmdale, California, para ver si podía lograrse un acuerdo acerca del significado del evangelio de la justificación por la fe. El centro de la atención era el profesor de teología sistemática de Avondale College, New South Wales, Australia - el Dr. Desmond Ford. Se preparó una declaración (conocida como la Declaración de Palmdale), que incluía una sección sobre el significado de la justificación por la fe. Había también una sección que trataba de la era de 1888. Vale la pena citar completa la sección sobre 1888:

Al examinar la historia de la era de 1888, llegamos a la conclusión de que fue un tiempo de oportunidad sin precedentes para la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En relidad, el Señor dio a su pueblo el "principio" de la lluvia tardía y el fuerte pregón en "la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los pecados". Las actitudes y el espíritu manifestados por muchos en aquel tiempo hicieron necesario que Dios retirara esta bendición especial.

Aunque nada se ha ganado disputando acerca del número real de los que aceptaron o rechazaron esta bendición en 1888, reconocemos que entonces escucharon el mensaje de la justificación por la fe estaban divididos en su reacción. Es claro que la plenitud de la maravillosa bendición que Dios quería conceder a la iglesia no fue recibida en ese momento ni después. A la luz de estos hechos de la historia, nuestra preocupación especial ahora debe ser eliminar todos los obstáculos que impiden el poder prometido y, por medio del arrepentimiento, la fe, el reavivamiento, y la reforma preparar el camino para que el Señor pueda hacer su obra especial por nosotros y por medio de nosotros. Reconocemos que los líderes de la iglesia son principalmente responsables en este respecto. (45)

Si éste es el caso, ¿qué sucederá con las anteriores acusaciones dirigidas contra los que han afirmado que la iglesia ha sido culpable y necesita arrepentirse, especialmente las acusaciones contenidas en una publicación tan influyente como el Movimiento de Destino, de Froom? Esto no ha sido pasado por alto. En la revista Ministry de agosto de 1976, apareció la siguiente "disculpa":

Lamentamos sinceramente que un elemento del libro Movimiento de Destino, que tan públicamente exigía una "confesión explícita" de los que veían la experiencia de 1888 en una luz diferente de aquella en la que la veían los líderes de la iglesia haya sido incluida en la impresión. Recomendamos que este elemento sea eliminado de cualesquiera futuras impresiones del libro.

El drama de la rspuesta de la iglesia a 1888 no ha terminado todavía. A muchos les gustaría ver que terminase. Los hay dentro de la iglesia y en las fronteras de la iglesia que se han comprometido a seguir agitándose hasta que el arrepentimiento corporativo sea una realidad y el evangelio de la justificación por la fe sola salga de los labios de los adventistas con el poder de la "lluvia tardía". Luego, se cree, el Señor vendrá, y 1888 podrá descansar finalmente, o más bien, se le dará su pleno estado de resurrección.


  1. Ellen G. White, The Great Controversy, p. 78.
 
  2. Ibid., p. 148.
 
  3. Ibid., p. 253.
 
  4. Ellen G. White, Review and Herald, 1 Junio 1886.

  5. The Protestant Magazine 1, no. 1 (2do trimestre, 1909): 1.

 6. Ibid., pp. 32-6. La revista publica un artículo titulado "El redescubrimiento de una doctrina vital: Justificación por la fe, causa de la gran reforma". En un lugar dice: "Pero esta gran doctrina de la salvación que procede de Dios y no del hombre era, no sólo el poder de Dios para salvar el alma de Lutero; se convirtió, a un grado todavía mayor, en el poder de Dios para reformar la iglesia, un arma efectiva esgrimida por los apóstoles - un arma por largo tiempo descuidada, pero tomada finalmente, con toda su primitiva brillantez, del arsenal del Dios Omnipotente. ... Fue en Roma donde Dios le dio [a Lutero] esta clara visión de la doctrina fundamental del cristianismo ... trajo [de Roma] en su corazón la salvación de la iglesia" (pp. 34, 36).

 7. Carlyle B. Haynes, The Hour of God´s Judgment, pp. 67-82.
 
 8. Véase Ibid., pp. 83-91. Aquí Haynes incluye un capítulo titulado "La iglesia remanente y su mensaje", que sigue a su capítulo "La terminación de la reforma inconclusa".

 9. Ibid., p. 18.
 
10. Prophetic Faih of Our Fathers, The Conditionalist Faith of Our Fathers, The Coming of the Comforter, y Movement of Destiny.

11. LeRoy Edwin Froom, "The Advent Message Built Upon the Foundations of Many Generations", en Our Firm Foundation, 2:81.

12. Ibid., p. 82.

13. Ibid., p. 83. Uno no puede dejar de entender el punto cuando Froom dice: "He aquí nuestra suprema oportunidad de ocupar ahora nuestro correcto lugar como los reconocidos restauradores de las verdaderas posiciones protestantes de los padres fundadores de todas las ramas del protestantismo como se estableció anteriormente en todos los territorios protestantes de ambos hemisferios. En vez de sólo aceptar mansamente ser enviados injustamente a las filas de los modernos herejes, como concierne a nuestra fe profética, debemos afirmar y establecer, humilde pero efectivamente, por medio de sólidos razonamientos e irrefutable evidencia, nuestra posición actual como los campeones y sustentadores de las interpretaciones verdaderas e históricas ahora lamentablemente abandonadas por la mayoría de los descendientes espirituales del protestantismo. Ahora debemos elevarnos para ocupar nuestro pleno y correcto lugar como reavivadores y continuadores de la verdadera interpretación protestante de la Reforma. Esta es nuestra legítima herencia. Somos simplemente el último segmento de las siete últimas iglesias de Dios en los siglos. Estos anteriores expositores de las verdaderas interpretaciones eran de la verdadera iglesia de Dios y fueron verdaderos expositores en su tiempo. Nosotros estamos en la línea de la verdadera sucesión". (pp. 99-100).

14. Ibid., p. 182.

15. Por ejemplo: "¿Hay una relación entre Lutero y los Adventistas del Séptimo Día", The Ministry, Junio 1955, pp. 39s. El artículo dice que tanto el luteranismo como el adventismo son movimientos de reforma,  habiendo sido ambos anunciados  en la profecía bíblica. De Lutero dice: "La justificación por la fe era para él aliento de vida. Daba forma a su manera de pensar. El artículo continúa: "Esta enseñanza de la justificación por la fe es igualmente importante para los Adventistas del Séptimo Día".

16. Hans K. LaRondelle es profesor asociado de teología sistemática en la Universidad de Andrews. Estudió para su doctorado con el famoso teólogo reformista G. C. Berkower, en la Universidad Libre de Amsterdam. LaRondelle recibió su doctorado por la disertación Perfection and Perfectionism: A Dogmatic-Ethical Study of Biblical Perfection and Phenomenal Perfectionism [Perfección y perfeccionismo: Un estudio ético-dogmático de la perfección bíblica y el perfeccionismo fenomenal].

17. Hans K. LaRondelle, "Justification by Faith", p. 144.

18. El "mensaje del tercer ángel" ha sido tomado de las imágenes apocalípticas de Rev. 14:9-12. Algunas veces es simplemente el "triple mensaje" (White, Great Controversy, p. 311). El primer mensaje es el evangelio eterno del juicio de Dios (Apoc. 14:6-7), ídem, Great Controversy, pp. 453-54; ídem, Selected Messages, 1:372). El segundo mensaje anuncia la caída de Babilonia (Apoc. 14:8; ídem, Prophets and Kings, pp. 677-78, 713-15). El tercer mensaje advierte contra el culto falso (Apoc. 14:9-12; ídem, Great Controversy, pp. 453-54, 435-36). El "mensaje del tercer ángel" es en realidad la orden de marcha para el movimiento adventista y actúa como un resumen suscinto del mensaje del movimiento cuando dice, ... los mandamientos de Dios y la fe de Jesús".

19. Ellen G. White, Testimonies for the Church, 6:19. Declaración escrita en 1890.

20. Ibid., p. 82. Declaración escrita en 1890.

21. "Varias personas me han escrito preguntádome si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del terce ángel y he respondido: 'Ciertamente es el mensaje del tercer ángel" (Ellen G. White, Review and Herald, 1 Abril 1890, citado en ídem, Selected Messages, 1:372).

22. Ellen G. White, "The Righteousness of Christ", Review and Herald, 19 Agosto 1890.

23. Ellen G. White, Gospel Workers, p. 162.

24. Ibid., p. 156.

25. Ellen G. White, Testimonies for Ministers and Gospel Workers, p. 92. Declaración escrita en la década de 1890.

26. White, Gospel Workers, p. 315.

27. Ibid., p. 160.

28. Ibid.

29. Ellen G. White, Letter 24, 1892.

30. Ellen G. White, "Be Zealous and Repent" [Sé celoso y arrepiéntete], Review and Herald Extra, 23 Dic. 1890.

31. White, Selected Messages, 1:372. Declaración escrita en 1890.

32. Por ejemplo: Ellen G. White, Review and Herald, 29 Nov. 1892, ídem, Testimonies to Ministers, pp. 91-2. (Aquí la Sra. White dice: "Este [el mensaje de la justificación por la fe] es el mensaje que Dios ordenó que se diera al mundo"); ídem, Gospel Workers, p. 161.

33. Froom, Movement of Destiny, p. 649. Énfasis en el original.

34. Ibid., pp. 650-51.

35. Ibid., p. 660.

36. Este aspecto del adventismo fue expresado humorísticamente cuando se le preguntó 
a un muchachito en un programa de preguntas por televisión: "¿Qué es un Adventista del Séptimo Día?". El muchacho contestó: "Un Adventista del Séptimo Día no come carne, y odia a los católicos".

37. La idea del "remanente" es un motivo principal en el modo de pensar adventista, pero en modo alguno carece de diversidad de interpretación. Para mayor información sobre el motivo del "remanente" en el adventismo, véase el Seventh-day Adventist Bible Commentary, 7:812-15, y las numerosas a los "Comentarios de Ellen G. White" en la p. 815; Robert H. Pierson, We Still Believe, pp. 171s., Kenneth H. Wood, "The Role of the Seventh-day Adventist Church in the End Time", pp. 26s., en Biblical Research Committee of the General Conference, ed., North American Bible Conference, 1974; Froom, Movement of Destiny, el libro entero.

38. Para ejemplos de escritores más modernos que expresan la posición anti-católica romana del Adventismo del Séptimo Día, véase el Seventh-day Adventist Bible Commentary, esp., vols. 4 y 7. En el tomo 4, hay un comentario sobre el libro de Daniel (véase esp. las pp. 819-47). En el tomo 7 hay una historia de la interpretación del Apocalipsis (véase las pp. 118-30) y comentarios sobre Apoc. 13 (véanse las pp. 816-24). Froom, Prophetic Faith of Our Fathers, es importante como indicación de la posición esencialmente igual del movimiento con relación al catolicismo romano. Froom argumenta que el adventismo forma parte de la línea historicista de intérpretes durante los siglos y que los protestantes con su futurismo, etc., se han apartado de esa tradición. Roma es el anticristo. Véase también George McCready Price, The Greatest of the Prophets [El mayor de los profetas]. Para los comentarios de Price sobre Daniel 7 y 8, véase las pp. 133-216. Cuando el adventismo habla de Roma como el anticristo, esto no se refiere simple, ni siquiera principalmente, a los "abominables excesos" de Roma. La referencia es al corazón doctrinal de Roma - a saber, su visión del evangelio.

39. Parece que 1888 tuvo una influencia decisiva en la apreciación de la justificación por la fe por parte de la Sra. White. La doctrina recibe un tratamiento mucho más extenso y explícito por ella después de 1888 que antes.

40. Arthur G. Daniells, Christ Our Righteousness, p. 47. Cf. esp. pp. 40f.

41. Ibid., pp. 47-52.

42. Véase Ellen G. White, Review and Herald, 13 Ago. 1889, 11 Mar. 1890.

43. Review and Herald, 6 Dic. 1973. La importancia de la referencia a 1892 es que la Sra. White dijo en ese año que el "fuerte pregón" estaba aquí en el mensaje de 1888 si se aceptaba ( White, Selected Messages, 1:363).

44. Ibid.

45. "Christ Our Righteousness", Review and Herald, 27 May 1976, p. 6.

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