VIDA DE ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS

Dudley Marvin Canright

Capítulo 9 - Filosofía de sus visiones

Traducido de Ellen White Exposed


Hay abundantes pruebas de que las visiones de la Sra. White eran meramente el resultado de su desgracia temprano en la vida, una enfermedad nerviosa, y una complicación de histeria, epilepsia, catalepsia, y éxtasis. Que ella pueda haber creído honestamente en las visiones no altera los hechos. Este escritor conoció personalmente otras cuatro mujeres, todas Adventistas del Séptimo Día, que también tenían visiones. Todas eran sinceras cristianas, y creían plenamente en sus propias visiones. Pero todas eran enfermizas, nerviosas, e histéricas. No siendo estimuladas, sino opuestas por sus ministros, finalmente renunciaron a sus visiones. En cada época ha habido numerosos casos. Unos pocos de ellos, como los de la Sra. Southcott, la Sra. Ann Lee, y la Sra. White, han sido notables por un tiempo.

Un editorial del Advent Review de agosto 19, 1915, dice: "En nuestra experiencia personal, recordamos por lo menos una docena de personas durante las pasadas dos o tres décadas que afirmaban tener el don profético. Dos o tres de éstas han derivado en las más extrañas fantasías. Otras francamente reconocieron más tarde en su experiencia que se habían equivocado, y se establecieron en una tranquila experiencia. Otras, quizás, todavía alimentan su fantasía".

Por esto se verá que todo el tiempo ha habido entre los Adventistas del Séptimo Día numerosas personas que imaginaban tener el don de profecía. El editor correctamente atribuye todos estos casos a la fantasía de estas personas. Estas personas no tenían a un pastor White para que las estimulara y las respaldara. Así que sus visiones finalmente cesaron, como las de la Sra. White habrían cesado con toda probabilidad bajo circunstancias similares.

Los libros de medicina y las enciclopedias, bajo las palabras "histeria", "catalepsia", y "éxtasis", al describir estas afecciones, dan una descripción completa de los casos de la Sra. White, como los cuenta ella misma, su esposo, y otros. Esto puede observarse mediante un breve estudio de estas enfermedades.

1. El sexo - femenino.  "La vasta preponderancia de la histeria en el sexo femenino ha dado lugar a su nombre". System of Medicine, de Raynolds, artículo "Histeria". Así dicen todas las autoridades. Esto se ajusta al caso de la Sra. White.

2. La edad.  "La histeria es infinitamente más común entre las mujeres, comenzando por lo general entre los quince a los dieciocho o los veinte años de edad". (Theory and Practice of Medicine, por Roberts, p. 399). "En el sexo femenino, la histeria generalmente comienza más o menos en el tiempo de la pubertad; es decir, entre los doce y los dieciocho años de edad". (System of Medicine, por Raynolds, artículo "Histeria"). Esto nuevamente se ajusta al caso de la Sra. White. Ella tuvo su pimera visión a la edad de diecisiete años. (Ver Testimonies, tomo I, p. 62). "A pesar de este modo de vida, su salud no se deteriora materialmente". (Johnson´s Encyclopedia, artículo "Histeria"). Así ocurre con la Sra. White. Su salud mejoró gradualmente, y gradualmente sus visiones cesaron también. Al principio, ella tenía visiones casi todos los días, pero se hicieron menos frecuentes a medida que ella envejecía y su salud mejoraba, hasta que, comenzando cuando tenía como cuarenta y cinco años de edad, sus visiones ocurrían en promedio menos de una cada cinco años, y éstas eran cortas y ligeras, hasta que dejó de tenerlas por completo. Ahora lea esto: "La histeria generalmente ataca a las mujeres desde la pubertad hasta la declinación de las funciones peculiares de su sexo". (Johnson´s Encyclopedia, artículo "Histeria"). Nuevamente, el caso de la Sra. White, exactamente.

3. La causa.  Histeria, epilepsia, catalepsia, y éxtasis son todas enfermedades nerviosas, que algunas veces coexisten o alternan o se mezclan juntas, así que es difícil distinguirlas. Las causas anotadas aquí son: "1. Alteraciones mentales, especialmente emocionales; por ejemplo, un susto súbito, dolor o ansiedad prolongados. 2. Influencias físicas que afectan al cerebro, como un golpe o una caída de cabeza". (Theory and Practice of Medicine, Roberts, p. 393). "En diez de mis casos, la enfermedad se debió a causas reflejas, que en seis de los casos consistía de lesiones en la cabeza". (Fundamental Nervous Disease, Putzel, p. 66). Nuevamente, esto se ajusta al caso de la Sra. White. A la edad de nueve años, ella recibió un terrible golpe en el rostro, que le rompió la nariz, y casi la mata. Estuvo inconsciente por tres semanas. (Véase su vida en Testimonies, tomo I, pp. 9, 10). Este choque a su sistema nervioso fue sin duda la causa principal de todas las visiones que tuvo después.

4. Generalmente debilucha y enfermiza. "La mayoría de las personas histéricas no gozan de salud". (Theory and Practice of Medicine, Roberts, p. 104). "Aparecen con mucha frecuencia desmayos y palpitaciones del corazón, y algunas veces son tan severos que las personas afectadas por ellos parecen estar muriendo". (Encyclopedia Americana, artículo "Histeria"). Ahora lea la vida de la Sra. White, y verá que ella cuenta una y otra vez, en innumerables ocasiones, cómo se desmayaba frecuentemente, sentía dolor en el corazón, y estaba tan enferma que creía que iba a morir. Y es notable que la mayoría de sus visiones eran inmediatamente precedidas de uno de estos ataques de desmayos parecidos a la muerte. Esto muestra claramente que eran el resultado de una debilidad nerviosa. Dice ella: "Mis sentimientos eran desusadamente sensibles". (Testimonies, tomo I, p. 12). Ahora lea esto: "Las mujeres ... cuyo sistema nervioso es extremadamente sensible son más sujetas a afecciones histéricas". (Encyclopedia Americana, artículo "Histeria"). Un ajuste exacto.

Las condiciones físicas de la Sra. White, como las describe ella misma

Cuando tenía nueve años, una muchacha le asestó una pedrada en la cabeza que le rompió la nariz y por poco la mata. (Testimonies for the Church, tomo I, p. 9). "Yací en un estupor por tres semanas". (p. 10). "Quedé reducida casi a un esqueleto". (p. 11). "Mi salud parecía haber quedado permanentemente deteriorada". (p. 12). "Mi sistema nervioso estaba postrado". (p. 13). He aquí el origen de su histeria de años posteriores. En esta condición, ella "escuchó el sorprendente anuncio de que Cristo vendría en 1843". (p. 14). "Estas palabras me quedaron sonando en los oídos: 'El gran día del Señor está a las puertas'". (p. 15) "Con frecuencia asistía a las reuniones, y creía que Jesús vendría pronto". (p. 22). De su impresión del infierno, ella dice: "Mi imaginación estaba tan sobreexcitada, que comenzaba a sudar". (p. 24). "Temía perder la razón". (p. 25). En una ocasión, perdió el juicio por dos semanas, como ella misma dice. (Spiritual Gifts, tomo II, p. 51). Ella continúa: "Mi salud era muy mala". (Testimonies, Tomo I, p. 55). Se pensó que ella no viviría sino unos pocos días. Fue entonces que tuvo su primera visión, que fue en realidad un ataque de epilepsia. (p. 58). "Yo no tenía sino diecisiete años de edad, y era pequeña y frágil". (p. 62). "Mi fortaleza desapareció", y los ángeles hablaban con ella. (p. 64). "Mis amigos pensaron que yo no viviría... Inmediatamente arrebatada en visión". (p. 67). ¡Nótese cómo sus visiones ocurrían cuando ella estaba muy enferma! Esto es revelador. Las visiones eran el resultado de su debilidad física. Si era el poder del Espíritu Santo, ¿por qué no se lo enviaba Dios cuando estaba sana? ¿Por qué no?

"A menudo me desmayaba y quedaba como muerta". Al día siguiente estaba bien y "cabalgaba treinta ocho millas". (p. 80). Esto es característico de las personas histéricas, como lo saben todos los que las han visto. En un momento están casi muriendo, y al siguiente están bien. La Sra. White pasó por esta experiencia un millar de veces. Ella estaba muriendo, oraban por ella, era sanada por Dios, y se ponía completamente bien en pocos minutos. En algunos días, volvía a pasar por lo mismo. Pero, si Dios la sanaba, ¿por qué no permanecía sana? Esto acostumbraba a molestarme. Cuando Jesús sanaba a un hombre, ¿tenía el hombre que regresar para ser sanado nuevamente en unos pocos días?

Ella continúa: "Me desmayé bajo la responsabilidad. Algunos temieron que yo estuviese muriendo... Pronto quedé desconectada de todo lo terrenal - tuve una visión". (p. 86). Y nuevamente: "Me desmayé. Se ofrecieron oraciones por mí, y fui bendecida y arrebatada en visión". (p. 88). Aquí tenemos la misma historia. Es simplemente su imaginación histérica. Nada más. En la página siguiente: "Me desmayé... arrebatada en visión". Y así a través de todo el libro. Dice la Encyclopedia Americana, artículo "Histeria": "Ataques de desmayos y palpitaciones del corazón ocurren con mucha frecuencia, y algunas veces son tan severos que las personas afectadas por ellos parecen estar muriendo". La Sra. White, exactamente.

La misma historia se repite en página tras página. En el relato de su última visión (enero 3, 1875), estuvo muy enferma, hasta que el malestar terminó en una visión. (Testimonies, tomo III, p. 570). Terriblemente enferma, casi muerta, luego una visión - esta es la historia, incontables veces, de su propia pluma. Esto es revelador. Sus visiones eran el resultado de su debilidad física.

5. Visiones en público. "Por regla general, una ataque de histeria ocurre cuando están presentes otras personas, y nunca durante el sueño". (Theory and Practice of Medicine, Roberts, p. 401. La mayoría de las visiones de la Sra. White ocurrían en público, y generalmente mientras estaba muy enferma, o cuando estaba orando o hablando vehementemente. Esto fue lo que ocurrió con su primera visión. (Spiritual Gifts, tomo I, p. 30). Así que, nuevamente, en las páginas 37, 48, 51, 62, 83, y muchas más, ella tuvo sus visiones en presencia de muchas personas. No supe que alguna vez tuviera una visión mientras estaba a solas, o, en tal caso, sería sólo una o dos veces.

6. Inclinación a exagerar y a engañar.  Todos los libros de medicina afirman que las personas histéricas son dadas a la exageración y al engaño. La inclinación es irresistible. Nada puede separarlas de ello. El libro Obstetrics, de Gurnsey, en el artículo "Histeria", dice: "Tales personas entretienen a sus oyentes con relatos maravillosos de la grandeza y las hazañas de sus vidas pasadas... Estos relatos se hacen con un aire de sinceridad bien calculado para engañar el oyente sincero, y una tan desenfrenada licencia de la imaginación y un total olvido de la verdad, que el vulgo atribuye a una falta total de principios y la más desordenada vanidad, se deben en realidad a esa mórbida condición del organismo femenino designada con el abarcante término 'histeria'".

La Sra. White siempre estaba contando cuán grandes cosas había hecho. El engaño que a menudo practicaba se explica aquí sobre principios que no ponen en tela de juicio el carácter moral, y nos alegramos de aceptar la explicación.

7. No respira.  "La suspensión de la respiración, generalmente completa". "Generalmente, parece contener la respiración". (Roberts: Theory and Practice of Medicine, pp. 393, 394). El pastor White, describiendo la condición de la Sra. White en visión, dice: "No respira". (Life Incidents, p. 272). Los Adventistas del Séptimo Día siempre se refieren a este hecho con gran confianza como prueba de lo sobrenatural de sus visiones; pero se verá que es común en estas enfermedades.

8. Importancia del yo. "Hay una prevaleciente creencia en la importancia del yo, y el paciente piensa que es diferente de todos los otros seres humanos". (Raynolds, System of Medicine, artículo "Histeria"). Esto era la Sra. White, precisamente. Óigala alabarse: "Es Dios, y no un falible mortal, el que ha hablado". "Dios ha encomendado a mi esposo y a mí una obra especial". "Dios nos ha señalado para llevar a cabo una obra más difícil que las que ha señalado a otros". (Testimonies, tomo III, pp. 257, 258, 260). "Yo podría demostrar mayor devoción que cualquier otra persona viviente comprometida en la obra". (Testimonies, tomo I, p. 581). Yo la conocí por casi treinta años, pero nunca supe que confesara un solo pecado en todo ese tiempo, ni uno solo. Los Adventistas del Séptimo Día ridiculizan la afirmación del Papa de que es infalible, pero ellos mismos se inclinan ante la autoridad de una mujer que hacía mayores afirmaciones acerca de su infalibilidad que Papa o profeta alguno jamás hiciera.

El espacio no nos permite dar todos los detalles de su experiencia citando obras de medicina y comparándolas con sus propias afirmaciones; pero las que se han dado son suficientes para mostrar la naturaleza y la filosofía de sus ataques. Eran el resultado de su enfermedad nerviosa, precisamente la misma que se ha observado a menudo en miles de otras mujeres nerviosas, debiluchas, y enfermizas.

9. Testimonio de los médicos. El Dr. Fairfield fue criado como Adventista del Séptimo Día. Por años, fue médico del Sanatorio de Battle Creek. Tuvo la mejor oportunidad de observar a la Sra. White. Él escribe:

"Battle Creek, Mich., Dic. 28, 1887.

Estimado señor: Sin duda está Ud. en lo correcto al atribuir las así llamadas visiones de la Sra. White a una enfermedad. He tenido oportunidad de observar mucho el caso de ella, durante buen número de años, lo cual, unido a un pleno conocimiento de su historial desde el comienzo, no me permite dudar de que sus ataques ('divinos') son simplemente trances histéricos. La edad misma casi la ha curado.

W. J. Fairfield, M. D".

El Dr. William Russell, por mucho tiempo Adventista del Séptimo Día, y médico principal en el Sanatorio, escribió en julio 12 de 1869, que había llegado a la conclusión algún tiempo atrás "de que las visiones de la Sra. White eran el resultado de un organismo enfermo o un estado del cerebro o el sistema nervioso". "Cuando, durante una conferencia en Pilot Grove, Iowa, en 1865, ella relató su visita al instituto de salud del Dr. Jackson, dijo que el médico, después de examinarla, la declaró paciente de histeria". ("Mrs. White´s Claims Examined," p. 76).

Este es el testimonio de médicos que personalmente examinaron a la Sra. White.

En el Sanatorio de Battle Creek, Mich., la Sra. White a menudo era tratada cuando se enfermaba. Los médicos allí llegaron a familiarizarse con su caso. Varios de los más prominentes médicos allí renunciaron a su fe en las visiones. Esto es significativo. El Dr. J. H. Kellogg, por muchos años jefe de esa institución, tiene una reputación mundial como médico y como científico. Fue enseñado a reverenciar a la Sra. White y sus revelaciones. Por largos años, tuvo muchas oportunidades de estudiar su caso. Contra sus propios y mejores intereses, se vio obligado a perder su fe en las visiones. Ya no es creyente en las visiones de ella. Estos médicos, tan estrechamente relacionados con ella, averiguaron que las visiones eran simplemente el resultado de la débil condición física de ella.

La Sra. White se incorporó a los milleristas en su gran excitación de 1843-1844. En sus reuniones, ella a menudo se desmayaba por causa de la excitación. En el entusiasmo y el fanatismo de ese tiempo, muchos tuvieron varios "dones", visiones, trances, etc. Ella bebió profundamente del espíritu de ellos. El dolor y el desengaño del paso de la fecha fijada fueron demasiado para su débil condición. Dice el Dr. Roberts: "La causa que dispara el primer ataque de histeria es generalmente algún poderoso y súbito trastorno emocional". "Algunas veces, el ataque es precedido por el desengaño, el temor, o emociones violentas, excitantes, o aún religiosas". (Library of Universal Knowledge, artículo "Catalepsia"). Exactamente su caso en la gran excitación y el gran desengaño de 1844.

En su libro Rise and Fall of Seventh-day Adventists [Surgimiento y Caída de los Adventistas del Séptimo Día], página 94, el pastor J. N. Loughborough describe a la Sra. White mientras tenía una "visión". Compáresela cuidadosamente con la condición de pacientes afectados por las enfermedades ya descritas, muchos de cuyos casos han sido tratados por médicos eminentes. Las dos son casi idénticas, como se verá.

La condición de la Sra. White mientras estaba en visión:

"Como por cuatro o cinco segundos, parece desplomarse como una persona que se ha desmayado, o que ha perdido las energías; entonces parece llenarse instantáneamente de fortaleza sobrehumana, algunas veces poniéndose en pie en seguida y caminando por la habitación. Hay frecuentes movimientos de las manos y los brazos, señalando a la derecha o a la izquierda mientras vuelve la cabeza. Todos estos movimientos son hechos de la manera más graciosa. En cualquier posición que esté la mano o el brazo, es imposible que cualquier persona los mueva. Sus ojos están siempre abiertos, pero no parpadea; su cabeza está levantada y mira hacia arriba, no con una mirada vacía, sino con una expresión agradable, que difiere de la normal en que parece estar mirando atentamente algún objeto distante. No respira, pero su pulso palpita de manera regular".

En su libro Medical Advisor, páginas 647-650, el Dr. H. V. Pierce da la causa de, y las tendencias hereditarias para, la epilepsia. Dice: "Muchos de los casos tratados por nosotros han sido provocados como resultado de una lesión en la cabeza. La mayoría de estas formas de enfermedad pueden localizarse exactamente  en una pequeña área del cerebro y pueden por lo general ser rastreadas hasta un golpe en o una caída de cabeza". Del ataque mismo, el Dr. Pierce dice: "Comienza de repente, con poca o ninguna advertencia, comúnmente con un grito o un chillido. En la forma severa de la enfermedad, la respiración se detiene".

El Dr. John Huber, en un artículo sobre este tema en el Washington Post de junio 18, 1916, dice que la epilepsia es llamada "la enfermedad de las caídas", porque el paciente generalmente cae al suelo cuando sobreviene el paroxismo. Él dice: "El ataque de epilepsia es una especie de tormenta en el cerebro... El paciente emite un grito fuerte al comienzo de la convulsión".

<>Estas descripciones, escritas sin referirse a la Sra. White, se ajustan exactamente a su caso. Se notará que ambas autoridades dicen que el ataque de epilepsia generalmente comienza con un grito fuerte. Esto también era característico de las "visiones" de la Sra. White. Introduciendo esta descripción de su condición mientras estaba en visiones, el pastor Loughborough, en su ya citada obra, en la misma página, dice: "Al entrar en visión, ella da tres extáticos gritos de '¡Gloria!', siendo el segundo, y en especial el tercero, más débil, pero más emocionante que el primero". Ahora leamos lo que médicos experimentados han escrito en libros de medicina sobre trances, éxtasis, y catalepsia.

El Dr. George B. Woods, en su libro Practice of Medicine, página 721 del tomo II, hablando de los desórdenes mentales, y explicando la causa de los fenómenos de los trances, dice:

"El éxtasis es un afección en que, con pérdida de la conciencia de las circunstancias existentes, y acompañada por la insensibilidad a impresiones exteriores, hay una aparente exaltación de las funciones intelectuales y emocionales, como si el individuo fuera elevado a una naturaleza diferente, o una esfera diferente de la existencia. El paciente parece estar envuelto en algún absorbente pensamiento o sentimiento, con una expresión sobre su semblante como de elevada contemplación o inefable deleite... Al recobrarse del ataque, el paciente generalmente recuerda sus pensamientos y sentimientos más o menos exactamente, y algunas veces cuenta las maravillosas visiones que ha visto, de visitas a las regiones de los benditos, de embelesada armonía y esplendor, de indescriptible gozo de los sentidos o afectos".
Una persona perfectamente familiarizada con la Sra. White no podría haber descrito sus visiones más exactamente.

Otra importante autoridad médica (G. Durant, M. D., Ph. D., miembro de la American Medical Association, Miembro de la New York Academy of Medicine, etc., etc., recipiente de varias medallas, etc.), al describir el éxtasis y la catalepsia, dice:

"A menudo sucede que las dos enfermedades se alternan o coexisten. En el éxtasis, los miembros están inmóviles, pero no rígidos. Los ojos están abiertos, las pupilas fijas, los labios lívidos separados en una sonrisa, y los brazos extendidos para abrazar la visión amada. El cuerpo está erecto y erguido a su máxima estatura, o extendido cuán largo es en una postura reclinada. Una sonrisa peculiarmente radiante ilumina el semblante, y todo el aspecto y la actitud es de intensa exaltación mental. Algunas veces, el paciente está silencioso, estando la mente aparentemente absorta en meditación, o en la contemplación de alguna beatífica visión. Algunas veces, habla místicamente, o profetiza, o canta, o los labios puede que se muevan sin que se escape ningún sonido... Generalmente, hay completa insensibilidad a las impresiones externas. El éxtasis se asocia a menudo con la monomanía religiosa. Anteriormente, era bastante común entre los reclusos de conventos, y no es raro encontrarlo en reuniones de carpa al aire libre u otras reuniones de naturaleza similar. Muchas personas verdaderamente devotas son extáticas".
Este es el caso de la Sra. White muy claramente. Cientos de casos similares han ocurrido en todas las épocas y están ocurriendo constantemente ahora. La parte triste de esto es que tantas almas honestas son engañadas al recibir todo esto como revelación divina.

Cuando recordamos que los seguidores de la Sra. White, especialmente durante los primeros diez o quince años, eran todos gente común, para los cuales eran por completo desconocidas estas experiencias, que les parecían milagrosas, no es tan extraño que aceptaran esto como el poder de Dios. Ella misma era joven, sin educación, e inexperta. Ella sólo podía explicar sus desusadas experiencias como milagrosas, como la obra del Espíritu Santo. Así que, después de dudar por un tiempo, ella aceptó el punto de vista de ellos. Probablemente el pastor White, por lo menos al principio, creyó en sus visiones por la misma razón.

Todos los relatos de sus visiones que tenemos fueron escritos por sus devotos creyentes. Sabemos que ellos sólo darían el aspecto más favorable de ellas, omitiendo cualquier cosa desfavorable. Pero, tomando las propias afirmaciones de ellos, los síntomas de ella son exactamente los mismos que describen los médicos, como se menciona más arriba, en que visiones similares eran meramente el resultado de una enfermedad en el sistema nervioso, generalmente producida por un golpe en la cabeza, como en el caso de la Sra. White. Sus fracasos de tantas maneras, como se ha hecho notar en otros capítulos de este libro, no dejan duda razonable de que la mujer simplemente se engañó a sí misma en cuanto a la verdadera naturaleza y la causa de sus visiones.

Las visiones de la Sra. White cesaron más o menos por el tiempo del cambio de vida común a las mujeres. Mientras ella todavía tenía visiones, afirmaba que mucho de lo que "vio" salía enteramente de su mente en el momento. Meses, hasta años más tarde, cuando se encontraba con un hermano o una iglesia que necesitaba un "testimonio", la parte relativa a él le venía a la mente vívidamente, decía. Entonces escribía esta porción de la "visión" olvidada.

Esto funcionó muy bien hasta años más tarde después de que cesaron sus visiones. Finalmente, esto no pudo ser estirado por más tiempo. Sus revelaciones tenían que venir de manera diferente; por medio de una voz, por sueños, por "impresiones", por alguien con "autoridad" que hablaba, y así por el estilo. Las siguientes expresiones, tomadas del último tomo de sus Testimonies for the Church", tomo IX, publicado en 1909, son ejemplos de esto. Página 13: "Fui instruída". Página 82: "Se me han dado instrucciones". Página 65: "En la noche de marzo 2, 1907, muchas cosas me fueron reveladas". La habitación, decía, estaba muy clara. Página 66: "Entonces una voz me habló". Página 95: "El ángel estaba de pie a mi lado". Pero ella ya no tenía visiones como anteriormente. Página 98: "Se me han dado instrucciones". Página 101: "En la noche, me desperté de un profundo sueño y se me dio una visión". Página 137: "En la noche, se me presentaron los asuntos". Página 195: "En una ocasión, parecía yo estar en una reunión del consejo". La expresión "Se me ha instruído" ocurre una y otra vez en estas últimas y supuestas revelaciones, tal como lo hace la expresión "Vi" en sus primeros escritos.

Pero todo esto es completamente diferente del período de sus visiones. En aquel entonces, el Espíritu Santo caía sobre ella, perdía sus fuerzas, y caía al piso. Luego era llevada al cielo, hablaba con Jesús, visitaba los planetas, y cosas semejantes. Tales cosas no ocurrían en sus últimos días. ¿Por qué este cambio? Los médicos han respondido a esto.


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