VIDA DE ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS

Dudley Marvin Canright

Capítulo 15 - Sus profecías fallan

Traducido de Ellen White Exposed


La Sra. White y sus seguidores afirman que ella tuvo el "espíritu de profecía" desde Diciembre de 1844 hasta el fin de su vida en agosto de 1915 - setentiún años. Durante esos largos años, escribió más de veinte volúmenes. Todo este tiempo, afirmó que el futuro le estaba siendo revelado, y predecía lo que sucedería. Aquí sus afirmaciones pueden ser examinadas y puestas a prueba.

Los profetas de Dios predecían que ocurrirían cosas específicas; daban nombres de personas y ciudades, y decían lo que le sucedería a cada una, y cuándo. José predijo siete años de abundancia y siete años de hambruna (Gén. 41); Samuel le dijo a Saúl que el reino le sería quitado y dado a otro (I Sam. 15:28); Isaías mencionó por nombre a Ciro doscientos años antes de que fuera rey (Isa. 44:28); Jeremías predijo la caída de Babilonia (Jer. 51); Daniel profetizó tocante al surgimiento y caída de Babilonia, Medo-Persia, Grecia, y Roma (Dan. 2 y 7); Jesús advirtió de la destrucción de Jerusalén (Mat. 24); Agabo predijo lo que le sucedería a Pablo en Jerusalén (Hech. 21: 10, 11). Podrían mencionarse muchos casos como éstos.

Pero, ¿dónde están las predicciones cumplidas de la Sra. White durante sus setentiún años de profetizar? ¿Qué sucesos específicos predijo que ocurrirían en tiempos específicos y a ciudades específicas? ¿Dónde están estas profecías? En ninguna parte de todos sus numerosos volúmenes.

Al principio, sí se aventuró a predecir algunas cosas definidas, pero todas sus predicciones fracasaron. Después de esto, ella invariablemente ponía todo en términos generales, sin aventurarse a mencionar por nombre ni a personas ni a ciudades ni a lugares ni a tiempos. Predijo numerosas inundaciones, tormentas, terremotos, guerras, etc., todos en términos generales. Cualquier persona podría hacer eso sin peligro, sin tener ningún don profético. Si ella realmente tenía el espíritu de profecía, ésa debería haber sido la característica sobresaliente de sus libros. En vez de eso, sus Testimonies y otros libros están dedicados casi enteramente a cuestiones personales, exposiciones bíblicas, y a temas prácticos relacionados con la conducta y los deberes cristianos, lo mismo que podría escribir cualquier maestro religioso inteligente.

Una vez, al principio de su obra, se aventuró a predecir la maldición de Dios sobre una persona específica, Moses Hull. En 1862, Hull estaba a punto de renunciar a su fe en el Adventismo. La Sra. White le escribió así: "Si Ud. continúa en la dirección en que va, la miseria y el infortunio le esperan. La mano de Dios le detendrá de una manera que no le agradará a Ud. Su ira no dormitará". (Testimonies for the Church, tomo I, pp. 430, 431). Hull vivió muchos y largos años, hasta alcanzar una avanzada edad, y nada de lo se le había predicho sucedió. Después de esto, ella amenazó a muchos, pero siempre en términos generales.

Predicciones acerca de la Guerra Civil

La Guerra Civil de 1861-1865 colocó a los Adventistas del Séptimo Día en una posición difícil. No podían participar en la guerra y guardar el sábado. El reclutamiento los amenazaba. ¿Y ahora qué? Yo era uno de ellos, tenía veinte alos de edad - la edad correcta para ir a la guerra. Así que recuerdo todo claramente.

Algo tenía que hacerse. Esperábamos que la Sra. White tuviera una revelación. Y la tuvo - en realidad, tuvo varias, que cubrían treinta páginas de material impreso en el Volumen I de Testimonies for the Church. En aquel tiempo, leíamos estas revelaciones con gran ansiedad, esperando recibir luz para el camino adelante. Quedamos chasqueados. Las revelaciones simplemente decían lo que todo el mundo ya sabía, reflejando los sentimientos de los que se oponían al gobierno y a la guerra.

Fue un forzado intento de decir algo cuando ella no tenía nada que decir. Leídas a la luz de hoy día, se ve que eran meras adivinanzas, la mayoría de ellas erradas. Dice ella: "Era necesario decir algo". (Testimonies, tomo I, p. 356). Todo estaba dirigido a nosotros, un puñado de como diez mil, la mitad mujeres, ninguno de los cuales tenía ninguna influencia en el gobierno o la guerra. Los profetas bíblicos iban directamente al rey y le decían cómo dirigir la guerra, y cuál sería el fin. Nuestra profeta no tenía un mensaje así. Dice ella: "En enero 4, 1862, se me mostraron algunas cosas en relación con nuestra nación". (p. 253). Todo era una encarnizada denuncia de la administración de Lincoln y de cómo conducía la guerra. Cada maniobra había estado errada, y sólo la derrota se le profetizaba. Pero el veredicto de la historia es que Lincoln fue uno de los hombres más sabios y de mayor éxito que dirigiera a país alguno a través de una crisis. El mundo entero le honra. Con las probabilidades más tremendas en contra suya al comienzo, condujo la guerra hasta una gloriosa victoria, preservó la Unión, liberó a los esclavos, y benefició hasta al Sur. Durante las negras horas de esa terrible lucha, ¡cuánto necesitaba el estímulo de un profeta de Dios, si es que había alguno, como la Sra. White afirmaba serlo! Pero su mensaje entero era de oposición, crítica, condena, y una profecía de derrota y fracaso final - exactamente la de los oponentes de Lincoln y su conducción de la guerra. Escuchémosla:

"La rebelión se manejó tan cuidadosamente, tan lentamente, que muchos ... que se incorporaron a la Confederación del Sur no lo habrían hecho si nuestro gobierno hubiese tomado prontas y completas medidas temprano... ¡Cuán poco se ha ganado! Miles han sido inducidos a alistarse en el entendimiento de que esta guerra acabaría con la esclavitud; pero ahora que están comprometidos, encuentran que han sido engañados; que el objeto de esta guerra no es abolir la esclavitud, sino preservarla como está". "La guerra no es para abolir la esclavitud, sino meramente para preservar la Unión". (pp. 254, 258).
Esto fue sólo algunos meses después de que la guerra había comenzado. Como ella, algunos imprudentes e impulsivos urgieron a Lincoln a declarar la esclavitud abolida inmediatamente. El General Fremont tuvo que ser quitado de su mando porque inició eso mismo en el Oeste. Era prematuro. La impresión general era que el país no estaba listo para la abolición. Lincoln sólo vigilaba y esperaba la ocasión propicia. Y cuando llegó, fue un éxito. Ahora todos ven la sabiduría de su decisión.

La Sra. White continúa: "Ellos [los soldados] preguntan: 'Si tenemos éxito en sofocar la rebelión, ¿qué se habrá ganado?' Sólo pueden contestar con desaliento: '¡Nada!' (p. 255). ¡Excelente lenguaje para animar a Lincoln, a los soldados, y al Norte en la negra hora de su necesidad!

Ella continúa: "Al sistema de esclavitud, que ha arruinado a nuestra nación, se le deja vivir y atizar otra rebelión". (misma página). Una profecía claramente falsa. Nada de eso sucedió, como todos sabemos.

Nuevamente: "Las expectativas delante de nuestra nación son desalentadoras". (misma página). Sí, hasta donde los seres humanos podían ver. Pero ella afirmaba tener revelaciones divinas del futuro. Si su afirmación hubiese sido cierta, habría visto la victoria al final, refutando sus palabras.

Oigámosla de nuevo en el mismo tono sombrío: "Como esta guerra me fue mostrada, parecía lo más singular e incierto que jamás hubiese ocurrido... Parece imposible que la guerra sea conducida con éxito". (p. 256). Sí, para ella era incierta, imposible de tener éxito. Pero, ¿era eso todo lo que Dios sabía? ¿Todo lo que podía decirle a ella? Recuérdese, ¡ella escribe por inspiración divina; escribe las palabras que Él le dice! Todo lo que ella escribe, ya sea en una carta privada o en un artículo de periódico, dice ella que es inspirado. Así: "Dios hablaba a través de la arcilla... En estas cartas que escribo, en los testimonios que llevo, yo les presento a ustedes lo que el Señor me ha presentado a mí. Yo no escribo ni un artículo en el periódico expresando meramente mis propias ideas. Ellas son lo que Dios ha desplegado delante de mí en visión - preciosos rayos de luz que brillan desde el trono". (Testimonies, tomo V, p. 67). Allí lo tiene Ud., lo auténtico - ¡cada palabra que ella escribe es un rayo de luz del trono de Dios! ¡Así que para Dios era una guerra incierta, y era imposible que tuviera éxito! ¡Así que el Señor debe haberse sorprendido grandemente cuando de verdad tuvo éxito!

Lincoln, en su necesidad, pidió las oraciones de todos los cristianos, y designó días de ayuno y oración. De éstos, djo la Sra. White: "Vi que estos ayunos nacionales eran un insulto a Jehová... ¡Se proclama un ayuno nacional! ¡Oh, qué insulto a Jehová". (Testimonies", tomo I, p. 257). Esta es la manera en que ella simpatizaba con Lincoln y la nación en su hora de necesidad.

Un día antes de la terrible batalla de Gettysburg, de la cual dependería el destino de la nación, Lincoln pasó la noche en agonizante oración al Dios Todopoderoso. Así lo atestigua su biógrafo. Pero ni la Sra. White ni ninguno de los seguidores de ella ofreció ni una sola oración por él o por la nación. Yo estaba con ella - y con ellos - y lo sé. Durante todos los veintiocho años que fui Adventista, nunca ofrecí una oración por el presidente, el Congreso, un gobernador, ni ninguna autoridad. Nunca oí hacerlo a la Sra. White, el pastor White, o a alguno de ellos. A menudo, he asistido a sus grandes reuniones desde entonces, pero nunca oí que oraran por ningún funcionario de gobierno. Y sin embargo, uno de los más claros mandamientos del evangelio es que deberíamos orar por los reyes, los gobernantes, y todas las autoridades. (I Tim. 2: 1,2). Desde que la Sra. White murió, los Adventistas han comenzado a orar por los funcionarios del gobierno.

Nuevamente dice la Sra. White: "Esta nación todavía será humillada en el polvo... Cuando Inglaterra declare la guerra, todas las naciones tendrán sus propios intereses que atender, y habrá una guerra general". (p. 259). Por un tiempo, esto era lo que parecía probable, y lo que se temía, pero nunca sucedió. Aquí, nuevamente, su profecía fue un completo fracaso. Nuestra nación no fue humillada en el polvo. Inglaterra no declaró la guerra. Todo el tiempo, es claro que la Sra. White simplemente vio las cosas tal como las circunstancias del momento parecían indicarlas, y escribía mientras los que la rodeaban conversaban. Si hubiese sido cierto, como afirmaba, que ella no escribía nada de esto de su propia mente, sino que simplemente registraba lo que Dios le decía, ¿se lo habría dicho Él de esta manera? ¿No sabía el Señor que Inglaterra no declararía la guerra? Seguramente. Si las predicciones de ella no eran dignas de confianza entonces, tampoco lo son ahora. Si ella no era la profeta de Dios entonces, nunca lo fue en ningún momento.

Aquí hay otro error garrafal: "Si nuestra nación hubiese permanecido unida, habría sido fuerte; pero dividida, debe caer". (p. 260). Nada de esto sucedió. No se dividió, ni se cayó. ¿No sabía eso el Señor? Él sí, pero ella no.

La Sra. White interpretaba la Guerra Civil como una señal del fin del mundo, tal como los Adventistas han estado interpretando la guerra en Europa. Dice ella: "Las escenas de la historia de la tierra están terminando rápidamente". (p. 260). Bajo el encabezamiento "The Rebellion," dice ella: "La importantísima pregunta que debería ahora ocupar la mente de cada uno es: ¿Estoy preparado para el día de Dios? El tiempo sólo durará un poquito más". (p. 363).

Desde entonces, ha pasado una generación. La Sra. White, el pastor White, y casi todos los que entonces predicaron y oyeron esa advertencia, han fallecido. Ellos no necesitaban ese aviso, porque no vivieron para ver ese día, como ella predijo. Fracaso, fracaso, fracaso, está marcado en imborrable letras sobre todas sus predicciones.

Nótese cómo ella prohibió a sus seguidores tomar parte en apoyar al gobierno en la lucha por salvar a la Unión y libertar a los esclavos. "Se me mostró [es decir, el Señor le mostró a ella] que el pueblo de Dios, que es su especial tesoro, no puede involucrarse en las perplejidades de esta guerra, porque se opone a todos y cada uno de los principios de su fe". (p. 361). Por eso, ni un sólo Adventista del Séptimo Día participó en modo alguno en el esfuerzo para salvar a la Unión y libertar a los esclavos - ni siquiera las mujeres para servir como enfermeras. Si todo el pueblo hubiese actuado de esa manera, la nación se habría dividido, y la esclavitud estaría con nosotros hoy en día.

Durante esos oscuros días de la Guerra Civil, la Sra. White advertía en privado a los casados que no tuvieran más niños. El tiempo era tan corto, y las siete últimas plagas caerían tan pronto, que los niños que nacieran en ese entonces estarían en peligro de perecer. ¡ Pero los niños que nacieron en aquel entonces ahora son abuelos!

En su vívida imaginación, ella interpretaba los horrores de la gran Guerra Civil como prueba de que el fin del mundo estaba a las mismas puertas, como se ha dicho. De la misma manera interpretó la gran guerra y la revolución en Europa en 1848. Se recordará que en ese año hubo una guerra bastante generalizada en Europa, en la cual participaron varios países. En Enero de 1849, el pastor Bates publicó un folleto titulado "Seal of the Living God" [El Sello del Dios Viviente]. Ella interpretó eso como el comienzo del tiempo de angustia de Daniel (Dan. 12:1), y como cumplimiento de Apoc. 1:18: "Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido". En la página 48 de este folleto, Bates dice: "El tiempo de angustia, cual nunca fue (Dan. 12:1), ha comenzado". En prueba de esto, Bates nombra a varias de las potencias en guerra, así: "Prusia, Hannover, Cerdeña, Sicilia, Nápoles, Venecia, Lombardía, Toscania, Roma, Austria", etc. En la página 15, dice: "Y ahora que la angustia ha comenzado, ¿cuál es nuestro deber?" En las páginas 24 y 26, Bates relata cómo, mientras él y otros discutían este asunto, la Sra. White tuvo una visión, ¡en la cual vio lo mismo! Dijo ella: "El tiempo de angustia ha comenzado, ha comenzado. La angustia nunca terminará hasta que la tierra se deshaga de los impíos".

Bates luego dice: "Lo anterior fue copiado, palabra por palabra, mientras ella hablaba en visión, por lo tanto no ha sido adulterado".

Nótese aquí nuevamente cómo Bates influye en ella para que vea en visión precisamente lo que él argumentaba en su presencia. Ambos estaban equivocados.

En agosto 3, 1861, la Sra. White tuvo una visión en la cual se le mostró la Guerra Civil, que acababa de comenzar. Dice ella:

"Se me mostró a los habitantes de la tierra en la más completa confusión. Había guerra, derramamiento de sangre, privaciones, escasez, hambruna, y pestilencia por todas partes en la tierra". (Testimonies, tomo I, p. 268).
Esto es exactamente lo que todos los criticones de ese tiempo predecían - hambruna y pestilencia. Pero nada de esto sucedió. No hubo hambruna, ni pestilencia. Las predicciones de ella fracasaron por completo. ¿De dónde, entonces, obtuvo ella esa "visión"? No de Dios, con toda seguridad, sino de las ideas de los que la rodeaban, de la misma manera en que obtenía todas sus "visiones". Lo que ocurrió lo demostró.


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