VIDA
DE
ELLEN G. WHITE
SUS AFIRMACIONES REFUTADAS
Dudley Marvin Canright
Capítulo 20
- Su falsa visión acerca de los planetas
Traducido de Ellen
White Exposed
Como se ha dicho
anteriormente, el pastor Joseph Bates conoció por primera vez al
pastor White y a su esposa en 1846. Bates guardaba el sábado, y
urgió a la pareja a que lo guardara. Ninguno de los dos le vio
mayor importancia al principio, pero lo aceptaron nominalmente
para complacer a Bates, pues era importante para obtener su
influencia. La Sra. White estaba teniendo visiones que Bates no
creía que fueran de Dios, pero ellos estaban ansiosos de
convencerlo de que eran legítimas. Bates había sido capitán de
mar, y en consecuencia, había estudiado las estrellas; de hecho,
era un entusiasta de la astronomía. En presencia de la Sra.
White y otras pesonas, Bates a menudo había hablado acerca de
los diferentes planetas, sus posiciones, sus lunas, y "los
cielos abiertos". En su libro The
Great Second Advent Movement [El gran movimiento de la
segunda venida], pág. 260, el pastor J. N. Loughborough, el gran
expositor y apólogo de la Sra. White, cita así a la Sra.
Truesdale:
"Todos sabemos que el
capitán Bates fue un gran amante de la astronomía, y que a
menudo localizaba muchos de los cuerpos celestes para
instruirnos".
La Sra. White
parecía no prestar ninguna atención al tema, ni tener ningún
interés en él. Pero pronto tuvo una visión acerca de los varios
planetas, que relata Loughborough en la página 258 del libro que
acabamos de citar:
"Una noche, durante la
conferencia mencionada arriba [Topsham, Maine, 1846], en la
casa del Sr. Curtis, y en presencia del pastor (capitán)
Bates, que todavía estaba indeciso en relación con estas
manifestaciones, la Sra. White, estando en visión, comenzó a
hablar acerca de las estrellas, dando una entusiasta
descripción de las franjas de tinte rosáceo que veía a través
de la superficie de algún planeta, y añadió: 'Veo cuatro
lunas'. 'Oh', dice el pastor Bates, 'ella está
mirando a Júpiter'. Luego, habiendo hecho unos
movimientos como si viajara por el espacio, ella comenzó a
describir franjas y anillos en su siempre cambiante belleza, y
dijo: "Veo ocho lunas'. 'Ella está describiendo a
Saturno'. Luego vino una descripción de Urano con
sus seis lunas, y después una maravillosa descripción de los
'cielos abiertos'".
Esto fue
suficiente, y logró su propósito. El pastor Bates quedó
convencido, y se convirtió en firme creyente en las visiones.
Pero, ¿cuáles son los hechos? La Sra. White simplemente vio lo
que sus acompañantes en ese momento creían y comentaban. Si Dios
le hubiese dado esa visión acerca de los planetas y el número de
lunas que cada uno tenía, le habría dado el número correcto en
cada caso, y así, ella habría revelado lo que los astrónomos de
aquel tiempo no sabían, pero que descubrieron más tarde. Esto
habría demostrado que sus visiones eran de Dios. Pero el hecho
de cometer errores garrafales como los que cometía prueba que el
Señor no estaba en ello. Esta visión era como el resto de sus
revelaciones; ella simplemente veía lo que otros en ese tiempo
habían estudiado, creían, y comentaban. Ya fuera que fingiera
ver todo esto para convencer a Bates, o que ella realmente
imaginara verlo, el hecho es que su afirmación acerca del número
de lunas en cada planeta era incorrecta, y no estaba en armonía
con lo que ahora sabemos que es la verdad acerca de ellas. Aquí,
fríos hechos que no pueden negarse prueban que sus revelaciones
eran enteramente indignas de confianza. He aquí los hechos, tal
como fueron compilados por E. E. Frank, de la ciudad de New
York: "Júpiter tiene nueve lunas, en vez de cuatro; Saturno
tiene diez lunas, en vez de ocho; y Urano tiene sólo cuatro
lunas, en vez de seis." Estos descubrimientos se hicieron como
sigue:
Júpiter. En 1882,
Bernard, desde el observatorio Lick, descubrió la quinta luna de
Júpiter; en 1905, Perrine, desde el mismo observatorio,
descubrió la sexta y la séptima lunas; en 1908, Melotte
descubrió la octava desde Greenwich; y en 1914, Nickolson, desde
el observatorio Lick, descubrió la novena.
Saturno. En 1899, W. H. Pickering descubrió la
novena luna de Saturno, y en 1905, la décima.
Urano. Sir William
Herschel descubrió las dos lunas más grandes de Urano, y supuso
que había visto otras cuatro, lo que se creyó hasta 1851, cinco
años después de la visión de la Sra. White. En 1851, Lassell
demostró positivamente que Urano tiene sólo cuatro lunas.
Para estos hechos
y los nombres de todos estos satélites, véase "Manual of
Astronomy," por Charles Young, Ph.D., LL.D., finado profesor de
astronomía en la Universidad de Princeton.
[Nota del Editor: Recientes descubrimientos
muestran que Júpiter tiene 16 lunas, Saturno tiene por lo
menos 18, y Urano 15. Urano también tiene anillos, que no
fueron mencionados por la Sra. White].
La conclusión es
evidente - la afirmación de la Sra. White es falsa. Ella no vio
a Júpiter, porque Júpiter tiene nueve lunas en vez de cuatro,
como dijo ella. Ella no vio a Saturno, porque Saturno tiene diez
lunas en vez de ocho (siete), como ella afirmaba que había
visto. Ella no vio a Urano, porque Urano tiene sólo cuatro en
vez de seis lunas, como ella afirmaba. Y sin embargo, ella hace
ver que el Señor le mostró todas estas cosas en visión.
Esta visión de las
lunas, que corresponde exactamente a lo que el pastor Bates
creía, lo convenció de que las visiones eran de Dios. Él le
preguntó a ella si alguna vez había estudiado astronomía, y ella
contestó diciendo que no recordaba haber leído ningún libro
sobre astronomía. Eso resolvía la cuestión, por lo que a él
concernía. Pero ella podría fácilmente haber aprendido todo esto
de las propias conversaciones privadas de él. Descubrimientos
posteriores han mostrado que tanto Júpiter como Saturno tienen
más lunas de las que ella mencionó. El pastor Loughborough se ve
obligado a confesar esto. En un pie de página en la página 258
del libro que hemos citado, dice él: "Desde entonces, se han
descubierto más lunas de Júpiter y Saturno".
En realidad, la
misma Sra. White, relatando esta visión, describe a Saturno como
teniendo sólo siete lunas, el número que en ese entonces
le habían asignado los astrónomos. Estas son sus propias
palabras en Early Writings,
página 32: "Entonces fui llevada a un mundo que tenía siete
lunas". Pero para cuando el pastor Loughborough escribió su
libro Rise and Progress
of Seventh-day Adventists [Surgimiento y Progreso
de los Adventistas del Séptimo Día], otra luna había sido
descubierta, y los publicadores tuvieron la audacia de cambiar
las palabras de ella para que dijeran: "Veo ocho lunas".
(Véase la página 126 de esa obra). Cuando Loughborough revisó
este libro en 1905, y lo publicó bajo otro título, aún más lunas
de ese planeta habían sido descubiertas. De allí su admisión.
Los progresivos
descubrimientos astronómicos desde que la Sra. White tuvo esa
visión han probado que su revelación era falsa. Pero el ganar
para su causa a un converso influyente fue una jugada maestra. Y
tuvo éxito, fraudulenta como era.
Si Bates estuviera
vivo hoy, se vería obligado a rechazar como espuria la supuesta
visión de los planetas, en vista de las contradicciones de ella
acerca de hechos conocidos, descubiertos desde que ella murió.
Se puede, sin
peligro, poner en tela de juicio y desconfiar de las
revelaciones y visiones que pueden producirse a petición o
hacerse a la medida para adaptarse a una ocasión. Lo mismo se
puede decir con respecto a las apariciones y murmullos de
espíritus familiares que vienen cuando se les llama.
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