Si Moisés es el mismo Moisés que
escribió la Biblia, entonces hay que explicar por qué hay
contradicciones en los manuscritos en relación con los nefilim. El libro de
Números choca con la versión de los sucesos en Génesis sobre
el tema de los gigantes. En el libro de Génesis, leemos que:
"Había gigantes (nefilim) en la tierra en aquellos
días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a
las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Éstos
fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de
renombre". (Génesis
6:4).
La frase "y
también después" es una adición posterior en un intento por
armonizar el relato de Génesis con los libros de Números y
Samuel, por razones que se volverán obvias. Estos gigantes
parecen ser un antiguo equivalente hebreo del mito griego de
Hércules o Cíclope. Poco después, todo el mundo en la tierra,
incluyendo a todos los gigantes, llamados nefilim, perecieron en el diluvio, con
la excepción de Noé y su familia.
"Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra,
así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que
se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo lo que tenía
aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había
en la tierra, murió. Así fue destruido todo ser que vivía
sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia,
los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de
la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en
el arca". (Génesis
7: 21-23).
Se nos dice que estos nefilim se convirtieron en gigantes
porque eran el producto de las relaciones sexuales entre los
seres humanos y los llamados hijos de Dios, explicándose así
su gran tamaño. Habiendo sido borrada la herencia de sangre de
los nefilim
en el diluvio, uno se pregunta por qué reaparecen los gigantes
en la Biblia. Los nefilim reaparecen nuevamente en el libro de Números, y
nuevamente esta disparatada tradición es exclusiva de este
libro. (Parecería que los libros de Samuel siguen la tradición
del de Números al contar la historia de Goliat, el gigante).
"También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de
los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como
langostas, y así les parecíamos a ellos. Entonces toda la
congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella
noche". (Números
13:33).
El pasaje es claramente
contradictorio porque se nos dice explícitamente que los hijos
de Anac eran descendientes de los nefilim, que perecieron en el diluvio.
La reaparición de los nefilim es una tradición exclusiva del libro de Números.
También es interesante observar que estos hijos de Anac se
mencionan en Números y luego el incidente es mencionado en
forma resumida en Deuteronomio. Esto indica que, o una
referencia a los nefilim fue añadida más tarde a Deuteronomio, o el libro de
Deuteronomio fue compuesto después de Números. Si éste es el
caso, entonces el autor de Deuteronomio estaba familiarizado
con la narración de Números, y deliberadamente decidió
contradecir la línea del relato presentada allí en relación
con cierto número de puntos muy significativos.
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