LA
IGLESIA ADVENTISTA
OCULTA SUS ERRORES
Título de la obra en inglés:
White Out
Dirk Anderson
Capítulo 11
La profetisa en guerra
Para Ellen White, el Adventismo del Séptimo Día fue
una lucha de toda la vida. No fue tanto una lucha contra el
paganismo o el ateísmo. No. Fue más bien una lucha contra las
religiones cristianas. Fue una lucha contra el catolicismo,
que ella percibía como Babilonia, la bestia de Apocalipsis. Y
fue una lucha contra las hijas de Babilonia, el protestantismo
apóstata.
Todo comenzó cuando Ellen Harmon era una frágil
muchacha de 16 años de edad. Los miembros de su familia,
siendo estridentes milleristas, vociferaban al abogar por la
errónea enseñanza de que Cristo retornaría en 1844.
Aparentemente, algunos miembros de la familia Harmon se vieron
envueltos en actividades desordenadas durante los servicios de
culto en la Iglesia Metodista de la cual eran miembros.
Después de soportar a los fanáticos por largo tiempo, la
iglesia finalmente expulsó a los perturbadores. La Iglesia
Metodista describe la expulsión:
"La razón de que
se les despidiera no fue la predicación de la
segunda venida del Señor Jesucristo. Ese es un dogma de
nuestra fe ortodoxa, que está confirmado por los Artículos
de religión de 1784. El despido fue causado por violación de
la disciplina al proclamar las fechas fijadas por William
Miller ... después de aconsejarles pacíficamente que se
abstuvieran de su conducta desordenada en las reuniones de
la iglesia, los miembros de la Iglesia de Chestnut Street
tomaron lo que creyeron que era su único camino, despedir
a la familia Harmon". 151
La expulsión de Ellen Harmon de la Iglesia Metodista
debe haber contaminado su opinión de los protestantes. Esto
debe haberse agravado cuando muchas de las iglesias
protestantes cerraron sus puertas a William Miller y a su
doctrina fijadora de fechas. Si bien las iglesias protestantes
tenían sólidas razones bíblicas para oponerse a la fijación de
fechas por parte de William Miller 152, hay pocas dudas
de que ella interpretó erróneamente la oposición, creyendo que
los protestantes no querían que Cristo regresase:
"Muchos
pastores del rebaño, que profesaban amar a Jesús, dijeron
que no se oponían a la predicación de la segunda venida de
Cristo, sino que objetaban el establecimiento de una fecha
definitiva. El ojo de Dios, que todo lo ve, leyó sus
corazones. Ellos no amaban la pronta venida de
Jesús. Sabían que sus
vidas no cristianas no
soportarían la prueba, pues no andaban en el humilde camino marcado para ellos por Él". 153
No mucho tiempo después del chasco de 1844, los
mensajes de los tres ángeles se convirtieron en parte central
de las enseñanzas adventistas. El mensaje del segundo ángel
advertía al pueblo de Dios que Babilonia había caído. James
White, Joseph Bates, y otros dirigentes adventistas
consideraban tanto al catolicismo como al protestantismo
apóstata como la "Babilonia" del segundo ángel de Apocalipsis
14:8. Veían a estas religiones cristianas como un gran poder
perseguidor semejante a una bestia, que trataría de
destruirles por guardar el séptimo día sábado.
Ellen White y otros adventistas llegaron a la conclusión de
que el sábado era la prueba final para la humanidad.
La Sra. White escribió:
"La luz del sábado fue vista, y el
pueblo de Dios fue probado, como los hijos de Israel fueron
probados en la antigüedad, para ver si habían guardado la ley
de Dios". 154
Se trazaron nuevas líneas de combate. Antes del
chasco, la batalla había sido por el inminente regreso de
Cristo. Ahora surgía un nuevo conflicto. Era una batalla
acerca de en qué día debería tener culto el creyente. Ésta era
la prueba final. Los que iban a la iglesia el sábado formarían
los 144.000 que recibirían el sello de Dios y se salvarían
cuando Cristo regresara. Los que tenían culto el domingo
recibirían la marca de la bestia, y serían destruidos cuando
Jesús regresara.
No pasó mucho tiempo antes de que los adventistas se ganaran
una desagradable reputación entre los demás cristianos. Los
adventistas vinieron a ser conocidos por sus esfuerzos para
reclutar miembros de otras denominaciones cristianas. El
problema se volvió tan agudo, que, en las misiones
extranjeras, los misioneros de otras denominaciones no querían
trabajar con misioneros adventistas, pues éstos parecían más
interesados en convertir gente a la observancia del sábado que
para Cristo.
Los White todavía estaban convencidos de que todas
las otras iglesias cristianas eran apóstatas por haber
rechazado el fanático movimiento fijador de fechas de Miller.
Huelga decir que la hostilidad de los adventistas hacia otras
denominaciones cristianas generó mucha animosidad entre los
grupos. Ellen White describe su desagrado hacia las "caídas"
denominaciones cristianas:
"Vi que las iglesias nominales habían
caído, y que la frialdad y la muerte reinan en medio de
ellas". 155
"Los pecados de las iglesias
populares han sido enjalbegados. Muchos miembros se entregan a
los vicios más groseros, y están sumergidos en la iniquidad.
¡Babilonia ha caído, y se ha convertido en albergue de toda
ave inmunda y aborrecible! Los pecados más repugnantes de la
época encuentran cobijo bajo el manto del cristianismo". 156
La Sra. White se sentía tan molesta con los
cristianos observadores del domingo, que estaba lista para
derramar sobre ellos la ira de Dios. He aquí cómo discute la
situación con su ángel acompañante:
"Vi que, como Jesús había dejado el
lugar santo del santuario celestial y pasado del segundo
velo adentro, las iglesias habían estado llenándose de toda
ave inmunda y aborrecible. Vi gran inquidad y vileza en las
iglesias; y sin embargo, sus miembros profesan ser
cristianos. Su profesión, sus oraciones, y sus exhortaciones
son abominación a la vista de Dios.
"Dijo el ángel: 'Dios no se manifiesta en sus asambleas.
El egoísmo, el fraude, y el engaño se practican entre
ellos sin los reproches de la conciencia. Y por encima de
todos estos rasgos malvados echan el manto de la
religión'. Se me mostró el orgullo de las iglesias
nominales. Dios no está en sus pensamientos; sus mentes
carnales se espacian en sí mismos; adornan sus propios
cuerpos mortales, y luego se miran con satisfacción y
deleite. Jesús y los ángeles los miran con desprecio.
"Dijo el ángel: 'Sus pecados y su
orgullo han llegado al cielo. Su parte está preparada. La
justicia y el juicio han dormitado por largo tiempo, pero
pronto despertarán. 'La venganza es mía, yo pagaré, ha dicho
el Señor'. Las temibles amenazas del tercer ángel han de
realizarse, y todos los impíos han de beber de la ira de Dios.
Una innumerable hueste de ángeles impíos se esparce sobre la
tierra entera, y llenan las iglesias. Estos agentes de Satanás
miran los cuerpos religiosos con regocijo, porque el manto de
la religión cubre los mayores crímenes y las mayores
iniquidades". 157
Para Ellen White, las iglesias no adventistas
estaban llenas de pecado. De la misma manera en que ella a
menudo veía a sus críticos adventistas llenos de pecado
(capítulo 6), parece que cualquiera que se opusiera a su
agenda también estaba "lleno de pecado". En su mente, sus
peores enemigos no eran los ateos, ni los paganos, ni los
infieles. ¡Sus peores enemigos eran los cristianos que
observaban el domingo!
Ellen White concibe la
doctrina de la ley dominical
A mediados de 1800, hubo una serie de incidentes en
los cuales los Adventistas del Séptimo Día se metieron en
problemas con la ley por trabajar en domingo. En muchos
estados, había leyes azules que prohibían tabajar en
domingo. Es contra este fondo de persecución por parte del
estado que la profetisa Ellen White describe la venidera
persecución de los observadores del sábado en una serie de
libros y artículos. Ella escribe:
"Entonces vi que los principales de la
tierra consultaban entre sí, y Satanás y sus ángeles ocupados
alrededor de ellos. Vi un escrito, copias del cual estaban
dispersos en diferentes partes del país, dando órdenes de que,
a menos que los santos entregaran su peculiar fe, abandonaran
el sábado, y observaran el primer día de la semana, después de
cierto tiempo la gente quedaba en libertad de darles muerte".
158
Este temor a la persecución ayudó a unir a la
pequeña iglesia en su misión. Los que guardaban el sábado eran
"los santos". Estaban en guerra contra Satanás, que estaba
ocupado trabajando con los dirigentes de la iglesia y del
estado para erradicar a los muy temidos observadores del
sábado.
Después de que hubieron pasado muchas décadas, y no se hubo
materializado ningún decreto, probablemente algunos comenzaron
a preguntarse si este escenario del fin del tiempo era
realista. Ciertamente, no parecía haber en el horizonte ningún
decreto de muerte por adorar en sábado. Así que, en 1884, la
Sra. White introduce un nuevo aspecto en la doctrina. Indica
que habrá un aumento gradual en la severidad de las leyes para
hacer cumplir la observancia del domingo, comenzando con leyes
menores y culminando en la pieza legal final, el decreto de
muerte. Éste fue un cambio muy importante en la doctrina.
Ahora, cualquier indicio de cualquier tipo de legislación
dominical podría ser presentado a los creyentes e incrédulos
como evidencia del principio de los acontecimientos
conducentes a la última gran ley dominical:
"En
el último conflicto, el sábado será el punto especial de
controversia en toda la cristiandad. Los dirigentes
seculares y religiosos se unirán para hacer cumplir la
observancia del domingo; y al fallar las medidas
más suaves, se pondrán en vigencia las leyes más opresivas.
Se insistirá en que los pocos
que permanecen en oposición a una institución de la iglesia
y a una ley del país no serán tolerados, y finalmente, se
emitirá un decreto denunciándolos como merecedores del más
severo castigo, y dejando a la gente en libertad para que,
después de cierto tiempo, les den muerte". 159
Para finales de la década de 1880, el fin parecía
inminente para algunos adventistas. La razón de que creyeran
esto era que, a finales de la década de 1880, se discutía una
ley en el Congreso de los Estados Unidos para convertir el
domingo en un día festivo nacionalmente reconocido. Ésta era
una de aquellas "medidas más suaves" que seguramente
conduciría a un decreto de muerte contra los observadores del
sábado. En 1886, la Sra. White hizo sonar la alarma:
"Ha llegado el fin de todas las cosas.
La tribulación está a punto de sobrevenirle al pueblo de Dios.
Será entonces cuando saldrá el decreto prohibiendo a los que
guardan el sábado del Señor comprar o vender, amenazándoles
con castigos, y hasta con la muerte, si no observan el primer
día de la semana como sábado". 160
Entonces sucedió lo inesperado. El Congreso rechazó
la legislación dominical. Aunque puede haber habido más de una
razón para este rechazo, era evidente que alguien en el
Congreso había pensado que la ley violaría la separación entre
la iglesia y el estado garantizada por la Constitución.
Además, si la ley se hubiese puesto en vigor, la Corte Suprema
de los Estados Unidos probablemente la habría anulado. Después
de este incidente, los cristianos que habían estado impulsando
la legislación para una ley dominical gradualmente volvieron
su atención a otros problemas. Para principios de la década de
1900, parecía improbable que se aprobara una ley dominical en
ningún momento del futuro cercano. Ahora la Sra. White y los
adventistas tenían un dilema en las manos. Necesitaban
producir una explicación de cómo sería posible aprobar una ley
dominical dadas las actuales circunstancias. La hermana White
finalmente propuso una explicación en 1904:
Cuando
el sábado se convierta en el punto especial de controversia
a través de la cristiandad, el persistente rechazo de una
pequeña minoría para ceder a la demanda popular les
convertirá en objetos de execración universal. Se insistirá
en que los pocos que se oponen a una institución de la
iglesia y a una ley del estado no deberían ser tolerados;
que es mejor que sufran ellos que naciones
enteras sean lanzadas a la confusión y a la ilegalidad. Este argumento parecerá
concluyente; y contra los que honran el sábado del cuarto
mandamiento se emitirá finalmente un decreto, denunciándoles
como merecedores del castigo más severo, y dejando a la
gente en libertad, después de cierto tiempo, de darles
muerte. 161
Para 1904, el escenario de un movimiento organizado
de dirigentes religiosos que impulsaran una legislación
dominical por medio del Congreso ya no parecía realista.
Puesto que una ley dominical ahora parecía extremadamente
improbable bajo circunstancias ordinarias, debía haber algún extraordinario
acontecimiento externo que la
precipitase. Por esta razón, la Sra. White prepara un nuevo
escenario en el cual los Estados Unidos se enfrentan a una
crisis súbita y terrible. Si los Estados Unidos no actúa para
matar a los observadores del sábado, habrá una terrible
catástrofe nacional. Durante esta horrenda crisis, la ley
dominical será justificada por políticos que, bajo
circunstancias normales, la rechazarían. Sin embargo, en esta
situación crítica, son convencidos de que aprueben una ley
dominical para evitar que la nación entera sea "lanzada a la
confusión y la ilegalidad".
Éste fue otro cambio importante en la doctrina. Los
adventistas ya no necesitan esperar un movimiento gradual y
organizado para que se apruebe una ley dominical. Se había
vuelto demasiado obvio que ese escenario simplemente no iba a
ocurrir. No. Esta ley ocurriría en medio de una tremenda
crisis. Ahora el pueblo adventista podría ser mantenido en un
estado de constante temor y expectación. Una crisis podía
ocurrir en cualquier momento. Podría ser una crisis económica,
un horrendo desastre natural, o quizás una guerra. Cualquiera
que fuera la crisis, una cosa era segura: Podría ocurrir en
cualquier momento, y cuando ocurriera, la ley dominical pronto
la seguiría. Desde este punto en adelante, todo revés
económico, todo desastre nacional, y toda guerra era vista
como evidencia de que una ley dominical nacional era
inminente.
Aunque podemos darle crédito a la Sra. White por su
creatividad, ella no proporcionó ninguna evidencia bíblica de
este nuevo escenario, ni explica cómo el matar a los
observadores del sábado podría evitar que el país fuera
lanzado a "la confusión y la ilegalidad". Debe suponerse que,
en una situación de crisis, la gente deja de pensar
racionalmente, porque matar a los observadores del sábado
ciertamente no es una solución racional para ningún problema
nacional.
En 1904, la Sra. White hablaba como si sólo la
"cristiandad" aprobaría las leyes dominicales, pero, para
1911, ella había cambiado el nuevo escenario nuevamente, esta
vez para incluir al mundo entero. La Sra. White escribe en su
libro insignia, Great Controversy [El Gran Conflicto],
publicado en 1911:
"Los poderes de la tierra, uniéndose
para hacer guerra contra los mandamientos de Dios, decretarán
que "todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos" (Apoc. 13:16), deben conformarse a las costumbres de
la iglesia mediante la observancia del falso sábado. Todos los
que rehusen obedecer recibirán castigos civiles, y finalmente
se decretará que merecen la muerte". 162
Esta ley dominical "universal" es comentada
adicionalmente en el libro final de la Sra. White, que se
publicó en 1917, al año siguiente de su muerte:
"En
nuestros días, muchos de los siervos de Dios, aunque
inocentes de pecado, sufrirán humillación y abuso a manos de
aquéllos que, inspirados por Satanás, están llenos de
envidia y fanatismo religioso. Especialmente se despertará
la ira del hombre contra los que honran el sábado del cuarto
mandamiento, y finalmente un decreto universal
les denunciará como
merecedores de muerte". 163
Así, encontramos la doctrina de la ley dominical
evolucionando continuamente y cambiando con el correr de los
años para ajustarse a los particulares desafíos de cada
generación. Después de la muerte de la profetisa Ellen White
en 1916, la posición de la iglesia en relación con una ley
dominical nacional se paralizó, y ha permanecido relativamente
sin cambios desde entonces. Esto es comprensible, pues ya no
hay nadie con autoridad profética en la iglesia para modificar
esa enseñanza. La iglesia continúa enseñando hoy en día la
misma doctrina que se enseñaba a principios de la década de
1900.
El Papa y el sábado
Cuando los adventistas adoptaron por primera vez la
enseñanza del sábado, se creía que el Papa había instigado el
cambio del sábado para el domingo. Esta creencia quedó
ratificada cuando el "espíritu de profecía" la respaldó con
una visión que Ellen White recibió:
"Vi que Dios no había cambiado el sábado, pues Él nunca
cambia. Sino que el papa lo había cambiado del séptimo al primer día de la
semana, porque él habría de cambiar los tiempos y las
leyes". 164
No hay error en cuanto a lo que significa esta
afirmación. Ella echa sobre los hombros del papado toda el
peso de la culpa por haber cambiado el sábado por el domingo.
Esta afirmación concordaba con la interpretación profética
adventista de Daniel 7. Según entienden los adventistas, el
papado es el cuerno pequeño de Daniel 7. Según Uriah Smith, el
preeminente erudito profético adventista, el papado "se
apoderó del cuarto mandamiento, arrancó al sábado de su lugar
... y erigió en su lugar una institución rival para que
sirviera otro propósito". 165
Conectando el cambio del día de culto con el papado, los
adventistas pudieron afirmar que, al adorar a Dios en domingo,
una persona acataba el poder de la bestia de Roma. En
consecuencia, cualquier iglesia que observara el domingo - y
casi todas lo hacían - era culpable de inclinarse ante el
poder papal. Por lo tanto, la única y verdadera iglesia
remanente era la que guardaba el sábado y tenía el "espíritu
de profecía", es decir, la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Todos los demás cristianos tenían que acatar el llamado del
segundo ángel de Apocalipsis 14, abandonar sus iglesias, y
unirse a "los santos" en la Iglesia Adventista para recibir el
sello de Dios.
La teoría de que el Papa cambió el día de adoración
también encontró problemas. El primer papa comenzó a servir en
el año 606 d. C. 166 Sin embargo, se descubrió que el culto dominical se
practicaba ampliamente mucho antes de esto. Algunos
adventistas indicaron que el cambio en realidad ocurrió bajo
el emperador romano Constantino, que emitió un edicto en el
año 321 d. C. reconociendo el domingo como día de descanso en
honor del sol.
Sin embargo, no fue sino hasta 1977 cuando la
inquietante realidad del comienzo del culto dominical entre
los cristianos cayó sobre la Iglesia Adventista del Séptimo
Día. Fue en ese año cuando el Dr. Samuele Bacchiocchi, un
aspirante a erudito ASD, publicó su innovador libro From
Sabbath to Sunday [Del sábado al domingo]. A principios
de la década de 1970, Bacchiocchi preparaba su tesis doctoral
en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. De manera
interesante, Bacchiocchi fue el primer y únicoestudiante no católico al que se
le permitió jamás estudiar en esa universidad. Mientras estuvo
allí, obtuvo inapreciable material de investigación para su
libro. Aunque probablemente no era el propósito de su libro
exonerar al Papa, su investigación demostró que el cambio de
culto del sábado al domingo ocurrió mucho más antes en la
historia de lo que los adventistas habían reconocido
anteriormente. En realidad, el cambio ocurrió mucho antes de
que el papado se estableciera en el poder. Estos
descubrimientos arrojaron consisderables dudas sobre si el
culto dominical podría considerarse obediencia al papado,
puesto que la práctica estaba bien establecida en toda la
cristiandad siglos antes de que apareciera el primer Papa.
En 1997, veinte años después de la publicación de su
libro, el Dr. Bacchiocchi escribió lo siguiente:
"Discrepo con
Ellen White, por ejemplo, sobre el origen del domingo. Ella
enseña que, en los primeros siglos, todos los cristianos
observaban el sábado, y que fue mayormente a través de los
esfuerzos de Constantino que la observancia del domingo fue
adoptada por muchos cristianos en el siglo cuarto. Mi
investigación demuestra lo contrario. Si usted lee mi ensayo
HOW DID SUNDAYKEEPING BEGIN? [¿Cómo comenzó la observancia
del domingo?], que resume mi disertación, notará que yo
sitúo el origen de la observancia del domingo en la épocal
del emperador Adriano, en el año 135 d. C.". 167
Mientras que la Sra. White "vio" que el Papa había
cambiado el día del sábado al domingo, la evidencia histórica
mostró lo contrario. Casi 500 años separan al emperador
Adriano (135 d. C.) del primer papa, que comenzó a servir en
el año 606 d. C. Esto no sólo arroja dudas sobre la
credibilidad de la Sra. White, sino sobre el sietema entero de
interpretación profética adventista.
La persecución dominical
En la década de 1800, unos pocos Adventistas del
Séptimo Día se las arreglaron para hacerse arrestar y
encarcelar por breves períodos por violar las leyes que
prohibían trabajar los domingos. Dos de sus casas editoriales,
una en Londres y otra en Basilea, Suiza, fueron cerradas por
no acatar ni las leyes dominicales ni las leyes que regulaban
las horas de trabajo de las mujeres. En ese tiempo, muchos
adventistas consideraban el descanso dominical como una
violación del cuarto mandamiento. El razonamiento tras su
rechazo a dejar de trabajar se encuentra en el mismo cuarto
mandamiento: "Seis días trabajarás, y harás toda tu obra".
Interpretaban esto en el sentido de que Dios mandaba trabajar
seis días por semana. Por lo tanto, les parecía que dejar de
trabajar en domingo era una violación del mandamiento de Dios
y una renuncia a su fe.
Hubo una división en la iglesia en relación con este
tema. Algunos en la iglesia cuestionaban la necesidad de
provocar a las autoridades a propósito trabajando en domingo.
Proponían que los adventistas cumplieran las leyes locales que
prohibían trabajar el domingo. Finalmente, ocurrió una pequeña
crisis en Australia a principios de la década de 1900. En
Melbourne, había una ley que requería que ciertos negocios,
incluyendo casas editoras, cerraran los domingos. Después de
recibir aviso de la ley, los adventistas continuaron
trabajando en sus instalaciones editoriales durante tres
domingos. Finalmente, las autoridades locales amenazaron con
arrestarles. Ahora los adventistas se enfrentaban a una
importante decisión. ¿Valía la pena ser arrestado para probar
su punto acerca de trabajar seis días a la semana? Los
dirigentes adventistas se volvieron a su profetisa, la Sra.
White, que proporcionó un testimonio de la "luz" que "el
Señor" le había dado para resolver la crisis:
"La luz que el Señor me dio en el momento en que esperábamos
precisamente una crisis como la crisis a la que ustedes
parecen estarse acercando fue que, cuando el pueblo fuese
movido por un poder de abajo para hacer cumplir la
observancia del domingo, los Adventistas del Séptimo Día
habrían de mostrar su sabiduría absteniéndose de
sus labores regulares en ese día, y dedicándolo al esfuerzo
misionero.
"En cierta
ocasión, los encargados de nuestra escuela de Avondale me
preguntaron: '¿Qué haremos? Los oficiales de la ley han sido
comisionados para arrestar a los que trabajan el domingo'.
He contestado: 'Será muy fácil evitar esa dificultad. Dad el
domingo al Señor como un día para hacer obra misionera.
Lleven los estudiantes afuera para tener
reuniones en
diferentes lugares, y para hacer obra médica
misionera. Encontrarán a la gente en sus hogares, y tendrán
una espléndida oportunidad de presentar la verdad. Esta
manera de pasar el domingo es siempre aceptable al Señor". 168
¡Nótese que la Sra. White da instrucciones a los
adventistas para que guarden el domingo de la misma manera que
lo hacen todos los concienzudos observadores del domingo! Ella
instruye a los adventistas para que:
1) tengan "reuniones"
religiosas
2) hagan "obra misionera"
3) se abstengan "de sus
labores regulares ese día"
Además, la profetisa les asegura que "esta manera de
pasar el domingo es siempre aceptable al Señor".
¡Parece que la amenaza de arresto fue suficiente
para convertir a la profetisa adventista a la observancia del
domingo! Dice que celebrar reuniones religiosas, abstenerse de
hacer trabajo regular, y hacer obra misionera es una manera
aceptable de que los adventistas pasen el domingo. Por lo
tanto, si es "aceptable al Señor" que los adventistas hagan
esto, entonces también debe ser aceptable que hagan lo mismo
los bautistas, los católicos, los metodistas, los luteranos,
los pentecostales, los presbiterianos, y otros cristianos. Por
lo tanto, ¿cómo podrían los cristianos obervadores del domingo
recibir la marca de la bestia por guardar el domingo cuando la
profeta de Dios dijo que este tipo de observancia dominical es
"aceptable al Señor"? ¡Si los cristianos observadores del
domingo reciben la marca de la bestia por pasar el domingo en
reuniones religiosas y hacer obra misionera, por lógica se
sigue que los adventistas también reciben la marca de la
bestia por hacer lo mismo!
La siguiente pregunta que sigue es ésta: Si los
adventistas siguieran el consejo de su profeta, ¿cómo es
posible que fueran perseguidos por violar las leyes
dominicales? ¿Qué razón podrían tener los observadores del
domingo para perseguir y matar a los que celebran reuniones
religiosas y hacen obra misionera los domingos? Puesto que los
adventistas estarán celebrando reuniones religiosas y haciendo
obra misionera los domingos, ¡será imposible distinguirlos de
los que adoran en domingo! ¡Por lo tanto, será imposible
arrestarlos e imposible procesarlos!
¿Por qué deberían los adventistas temer ser
perseguidos por una futura ley dominical? Ya se les han dado
instrucciones que les evitarán ser perseguidos jamás por
trabajar el domingo. Su testimonio invalida todo el escenario
de persecución que se encuentra en Great Controversy.
Si una ley dominical se aprobara algún día, los adventistas no
estarán ocultándose en los bosques o en las montañas. Estarán
celebrando reuniones religiosas y haciendo obra misionera los
domingos. Las autoridades verán que lo que los adventistas
están haciendo es exactamente lo mismo que están haciendo sus
vecinos bautistas y católicos. No habrá arrestos ni
persecución. No sucederá nada.
Cuando se enfrentó a la amenaza de arresto de
miembros de iglesia, la Sra. White parece haber cedido, e
inventó instrucciones para la observancia del domingo que
hacen virtualmente imposible que ningún Adventista del Séptimo
Día sea arrestado bajo ningún posible escenario de ley
dominical. Sin embargo, hay una amenaza real de
persecución que es evidente en el mundo hoy día. No es una
persecución basada en un día de culto. Es una persecución
basada en una profesión de fe en Jesucristo. Hoy día hay
adventistas, bautistas, católicos, luteranos, metodistas,
pentecostales, presbiterianos, y otros cristianos que están
siendo martirizados en todo el mundo por defender su fe en
Cristo Jesús. En el tiempo que le tomó a usted leer este
capítulo, un cristiano ha sido martirizado por su fe en Jesús.
Notas:
151. Carta de la Iglesia Metodista Unida de
Chestnut Street a Keith Moxon y fechada en Junio 3, 1988,
proporcionada al autor por Robert K. Sanders
(http://www.TruthorFables.com).
152. Los protestantes tienen cuatro sólidas
razones para oponerse a Miller:
1. Jesús dijo que nadie sabría el
día de su regreso (Mat. 25:13).
2. La fijación de fechas es un truco del
diablo.
3. Las profecías no se habían cumplido
todavía. (Véase Mat. 25:14).
4. Miller ignoró las reglas bíblicas de
interpretación en sus '15 Pruebas'.
153. Ellen White, Early Writings, p.
233.
154. Ibid., p. 254.
155. Ibid., p. 116.
156. Ellen White, Testimonies, vol. 4,
p. 13.
157. Ellen White, Early Writings, p.
274.
158. Ibid., p. 282.
159. Ellen White, Spirit of Prophecy,
vol. 4, p. 444.
160. Ellen White, Historical Sketches,
p. 156.
161. Ellen White, Youth Instructor,
7-12-1904.
162. Ellen White, Great Controversy,
p. 604.
163. Ellen White, Prophets and Kings,
p. 512.
164. Ellen White, Early Writings, p.
32.
165. Uriah Smith, Daniel and the
Revelation, p. 159.
166. El título de papa, del latín papa
(padre), se usó en los siglos II, III, y IV d. C. para referirse a
varios obispos prominentes. En aquel tiempo, la palabra no
significaba el dirigente universal de la iglesia cristiana, como
se entiende en la actualidad el título de Papa. Según los
católicos, el primer papa fue Pedro, y ha habido una línea de
papas que le sucedieron. Según Christianity Through the
Centuries [El Cristianismo a Través de los Siglos] (Earle
Cairns, 1981), el "primer papa medieval" fue Gregorio (590-604),
que consolidó el poder dentro de la iglesia en Roma y afirmó la
supremacía espiritual del obispo de Roma. Sin embargo, renunció al
título de papa. En consecuencia, el primer papa sería su sucesor,
Sabiniano, que le siguió en el año 606 d. C. En realidad, el
Obispo de Roma no fue reconocido universalmente como cabeza de la
iglesia cristiana sino hasta por lo menos el siglo VII, y algunos
historiadores dicen que en el siglo VIII d. C.
167. El Dr. Samuele Bacchiocchi, en un mensaje
por correo electrónico escrito el 8 de Febrero de 1997, y dirigido
a la "Free Catholic Mailing List" [Lista de Correos de los
Católicos Libres] catholic@american.edu. Aunque la mayoría de los
adventistas aceptó los descubrimientos de Bacchiocchi, algunos
ultraconservadores se mofaron de él, diciendo que era un
jesuíta enviado secretamente por los católicos para infiltrarse en
la Iglesia Adventista y destruirla. Sin embargo, los ruidosos
críticos nunca pudieron producir ninguna evidencia para refutar
sus enseñanzas o probar que alguna vez tuvo alguna conexión con
los jesuitas.
168. Ellen White, Testimonies, Vol. 9, pp. 232, 238.
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