LA GRAN TRIBULACIÓN


David Chilton

Dominion Press

Fort Worth, Texas

Copyright © 1987 Dominion Press


ISBN 0-930462 55-6

PREFACIO DEL EDITOR

Gary North


Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Jehová enviará desde Sión la vara de tu poder; domina en medio de tus enemigos. (Sal.110:1-2).

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte (1 Corintios 15:24-26).

La Biblia enseña que Jesús reinará sobre la tierra. Una vez que comience, no habrá ninguna interrupción de su reinado sobre esta tierra en la historia hasta que la muerte sea finalmente derrotada. Pero sabemos que la muerte termina sólo en el día final, cuando Cristo ponga fin a la rebelión final de Satanás, cuando el diablo sea lanzado al lago de fuego (Apocalipsis 20:7-10).

La pregunta clave del reino es: ¿Cuándo comenzará su reinado en la tierra? Jesús habló muy claramente sobre esto. Les dijo a sus discípulos acerca de su resurrección:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo. Amén. (Mat. 28:18-20).
Así, pues, toda potestad en el cielo y en la tierra ya ha sido dada a Cristo.  ¡Ya! Sabemos también que Él está reinando con Dios en el cielo.
Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sin o también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies , y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo (Efesios 1:19-23).
¿Es Cristo la cebaza de la iglesia hoy día? Pablo dice que sí. Pero, ¿qué más es verdad hoy día, según Pablo? El pasaje es claro: Jesucristo gobierna la tierra ahora desde el cielo. En este momento, Él está por encima de todo principado, poder, autoridad, y dominio. ¿Qué son estas cosas? Son espíritus demoníacos. Pablo escribió en esta misma epístola: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12).

Dios está en control. Jesús está en control. En principio, todas las cosas están bajo  los pies de Jesús. Es verdad que, en la historia, los seres malos todavía tienen poder. Como pueblo de Dios, nosotros luchamos espiritualmente contra ellos. La guerra entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, continúa diariamente en la vida de todo cristiano y en la vida de cada sociedad. Pero, en principio, la vida es más fuerte que la muerte, porque la resurrección de Jesús lo ha demostrado. La resurrección es más fuerte que la cruz. La luz es más fuerte que la oscuridad (Juan 1:9). El bien es más poderoso que el mal, porque Cristo reina ahora desde lo alto. El legado del "segundo Adán", Jesucristo, es más poderoso  en la historia que el legado del primer Adán. La gracia es más poderosa que el pecado.

Usted cree en esto, ¿verdad?

¿Por qué temer  a "la gran tribulación"?

¿Por qué, entonces, deben los cristianos creer que alguna gran tribulación se les viene encima en el futuro - una tribulación tan grande que nada como ella ha ocurrido jamás? No todos los cristianos creen que pasarán por la tribulación, aunque sí lo creen los premilenialistas de la post-tribulación. Pero, si Dios reina desde lo alto, ¿por qué deben los cristinos esperar nada peor que los holocaustos "normales" del siglo veinte - las persecuciones y los genocidios de armenios, judíos, kulaks rusos, ucranianos, y camboyanos? Ciertamente, estos fueron eventos terribles, y podría suceder que haya más de ellos, pero, ¿por qué deben los cristianos esperar que ocurra otro evento que es fundamentalmente peor?

La respuesta es: No deberían. ¿Por qué no? Porque la gran tribulación ha quedado atrás. Esto es lo que David Chilton argumenta en La Gran Tribulación. Jesús advirtió a su pueblo que vendría una gran tribulación en el futuro muy cercano. En el capítulo de Mateo sobre la gran tribulación están registradas las palabras de Jesús: "De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca" (Mateo 24:34). Por el pasaje paralelo en Lucas, sabemos que la gran tribulación sería la destrucción de Jerusalén por un ejército, que resultó ser el ejército romano:
Pero cuando viéreis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas (Lucas 21:20-22).
El magnífico comentario de David Chilton sobre el libro de Apocalipsis se llama apropiadamente The Days of Vengeance [Días de Retribución] (Dominion Press, 1987). Este pequeño libro es un resumen breve de las secciones de Apocalipsis que tratan de la caída de Jerusalén en 70 d. C.

¿Está usted esperando un desastre?

Puede resultar extraño a muchos lectores que la gran tribulación haya quedado atrás. Esta posición ha sido bastante común en la historia de la iglesia, pero, más o menos en los últimos cien años, muchos grupos creyentes en la Biblia han adoptado una posición diferente: que la gran tribulación ocurrirá a Israel (o a todo el mundo, incluyendo  a los cristianos) en el futuro y probablemente en el futuro cercano. La mayoría de los dispensacionalistas cree que la iglesia será "raptada" y llevada fuera de este mundo antes de que tenga lugar la gran tribulación; los dispensacionalistas post-tribulación y los premilenialistas no dispensacionalistas tradicionales creen que la iglesia pasará por la gran tribulación.

Lo que la Biblia enseña es que esto tuvo lugar en 70 d. C., y los cristianos no pasaron por ella. Este libro introduce a los lectores a la teología del juicio: específicamente, las sanciones del juicio de Dios contra Israel. Las sanciones eran maldiciones. Dios dio bendiciones a la iglesia y maldiciones al Israel rebelde, que había crucificado al Señor y e invocado públicamente el juicio de Dios contra ellos mismos: "Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25). Las maldiciones de Dios contra el antiguo Israel en 70 d. C. estaban de acuerdo con su crimen, la crucifixión de Cristo. Este crimen era el mayor (el peor) en la historia; su castigo fue también el mayor (el peor) en la historia. Llamar "la gran tribulación" a cualquier otra cosa es disminuir la inmensidad del crimen de aquella generación.

Nuestra abarcante responsabilidad

Me doy cuenta de que esto hará que muchos cristianos se sientan frustrados. Si la gran tribulación ya pasó, entonces el rapto no ha de tener lugar antes de esta tribulación. El rapto de los santos - la resurrección de los santos muertos y la transformación instantánea de los que todavía estén vivos en la tierra (I Corintios 15:52) - se demora hasta el acto final de la historia, cuando Satanás se rebele y Cristo regrese para juzgar al mundo (Apocalipsis 20:7-10). Esto significa que, hasta entonces, los cristianos permanecerán en la tierra como agentes delegados de Dios en el juicio de la historia, predicando el evangelio, aplicando la ley de Dios a cada área de la vida, y progresivamente sometiendo la tierra a la gloria de Dios (Génesis 1:26-28). Esto significa que, para los miembros de la iglesia, no habrá ningún escape terrenal de las responsabilidades más y más pesadas del ejercicio del dominio.

Tristemente, hay millones de cristianos hoy en día que han adoptado una filosofía del futuro que enseña que la mayor parte de la gente morirá e irá al infierno - y después será lanzada al lago de fuego por toda la eternidad (Apocalipsis 20:14) - y nada que la iglesia haga podrá vencer la resistencia de estas personas al evangelio. Simplemente, el Espíritu Santo nunca cambiará el corazón de la mayoría de la humanidad. Inevitablemente, perecerán. Con más de 5 mil millones de personas vivas hoy día, y con miles de millones más que han de nacer en los próximos 40 años, esta es una doctrina pesimista del futuro. Y sin embargo, los cristianos de hoy prefieren creer en este horrible escenario que creer en el crecimiento de la iglesia y el triunfo del evangelio, porque tal triunfo pondría una tremenda responsabilidad sobre los hombros de los que se llaman a sí mismos cristianos. En realidad, preferirían ver a miles de millones de personas perecer eternamente que reconocer que a ellos, como cristianos, Dios les pedirá que asuman la responsabilidad en este mundo - en las áreas que muchos cristianos llaman "seculares" - a causa de un reavivamiento mundial.

Nosotros, los que nos llamamos cristianos reconstruccionistas, proclamamos un futuro reavivamiento mundial y el constante y voluntario sometimiento de la gente a la ley de Dios. Creemos que a los cristianos se les asignarán responsabilidades constantemente en cada una de las áreas de la vida en un mundo al cual se le han acabado las respuestas factibles. Dios nos dará estas responsabilidades, pero no por medio de la revolución o la tiranía. En su lugar, nos dará estas responsabilidades en la historia por medio del sometimiento voluntario de los que no tienen ninguna otra esperanza, de los que (hasta esa rebelión final de Apocalipsis 20) estén dispuestos a permitir que los cristianos asuman estas responsabilidades sociales, políticas, militares, y económicas.

Nosotros creemos en el reavivamiento. Creemos en el evangelismo y las misiones extranjeras. También lo hacen todos los cristianos. Pero nosotros los reconstruccionistas tenemos esta singular posición: creemos que estos esfuerzos evangélicos tendrán éxito en la historia. Cuando llamamos a los otros cristianos a intensificar sus esfuerzos para difundir el evangelio, les ofrecemos esta singular motivación: a su debido tiempo, sus esfuerzos tendrán éxito en la historia. El evangelio de Jesucristo no demostrará ser un fiasco en la historia. El poder de la resurrección es mayor que el poder del diablo y sus seguidores humanos para resistir el mensaje más poderoso en la historia de la humanidad: que Jesucristo ha llevado sobre sí los pecados del hombre, y que el mal ha sido derrotado en principio. Con el paso del tiempo, el evangelio triunfará en la historia.

EL NUEVO PRINCIPIO DE LA HUMANIDAD

Una de esas rarezas de la reciente historia intelectual es que quizás el comentario más suscinto y perceptivo sobre la perspectiva cristiana de la historia lo ha proporcionado un judío secular que enseña leyes en la Universidad de Harvard. En la introducción a su libro Law and Resolution: The Formation of the Western Legal Tradition, publicado por Harvard University Press en 1983, Harold J. Berman hace una observación crucial sobre la centralidad de la resurrección en el pensamiento histórico cristiano. Comienza con una importante penetración en la actitud hebrea hacia el tiempo histórico:
En contraste con los otros pueblos indo-europeos, incluyendo los griegos, que creían que el tiempo se movía en ciclos siempre recurrentes, el pueblo hebreo concebía el tiempo como continuo, irreversible e histórico, y que conducía finalmente a la redención en última instancia. Sin embargo, también creían que el tiempo tiene períodos dentro de él. No es cíclico, pero posiblemente puede ser interrumpido o acelerado. Se desarrolla. El Antiguo Testamento es una historia, no sólo de cambio, sino de desarrollo, de crecimiento, de movimiento hacia la era mesiánica - ciertamente un movimiento desigual, con muchos retrasos, pero sin embargo un movimiento hacia.
Luego, Berman pasa a explicar cómo adoptó el cristianismo esta interpretación del tiempo lineal, pero añadió un nuevo elemento clave:
Sin embargo, el cristianismo añadió un elemento importante al concepto judaico del tiempo: el de transformación de lo viejo en lo nuevo. La Biblia hebrea se convirtió en el Antiguo Testamento, su significado transformado por su cumplimiento en el Nuevo Testamento. En el relato de la resurrección, la muerte se transformó en un nuevo comienzo. Los tiempos no sólo se aceleraron sino que se regeneraron. Esto introdujo una nueva estructura en la historia, en la cual había una transformación fundamental de una era a otra. Se creía que esta transformación sólo podía ocurrir una vez; se pensaba que la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo era la única interrupción importante en el curso del tiempo lineal desde la creación del mundo hasta que termine por completo (pp. 26-27).
La Gran Tribulación muestra que esta transformación del antiguo orden al nuevo orden de Cristo se manifestó decisivamente en la terminación pública del antiguo orden: la caída de Jerusalén y la destrucción del templo y su sistema de sacrificios. Este fue el zarandeo de los fundamentos en la historia.

Los acontecimientos del año 70 d. C. son casi completamente desconocidos para los cristianos modernos. Las interpretaciones escatológicas que predicen la gran tribulación en el futuro llevaron al descuido en relación con la literatura cristiana popular  sobre el relato de la caída de Jerusalén. David Chilton ha prestado un gran servicio educativo a la iglesia de Jesucristo al recordarnos cuán importante suceso fue la caída de Jerusalén. Desde la caída de Jerusalén hasta la futura conversión de los judíos (Romanos 11), que dará comienzo a un período de bendiciones terrenales sin precedentes (v. 12-15, ninguna otra cosa se aproxima más a ser una manifestación del nuevo orden de Cristo.

Lo que tenemos que entender es que Satanás es un gran imitador. Dios le derrotó en el Calvario, pero el diablo todavía trata de derrotar a los cristianos en sus vidas. Dios impuso una gran tribulación al antiguo orden de los hebreos apóstatas, pero Satanás imita a Dios al imponer holocaustos sobre la humanidad por medio de sus seguidores. Cristo inauguró un nuevo orden mundial, así que los seguidores de Satanás ahora prometen traernos un nuevo orden mundial. Los marxistas lo hacen, los nazis lo hicieron, y el movimiento de la Nueva Era lo hace. Todo es una falsificación. ¡No acepte sustitutos! Recuerde las palabras de Cristo: "Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios" (Mateo 12:28). Jesús echaba fuera demonios por el Espíritu de Dios, así que el reino de Dios había llegado a ellos. Ahora es nuestra herencia como miembros de la nueva nación de Cristo, la iglesia, porque Él les dijo a los judíos de sus días: "El reino de Dios será dado a gente que produzca los frutos de él" (Mateo 21:43). El nuevo orden mundial de Cristo ha llegado, y la caída de Jerusalén es prueba de ello. Como dice Berman de la resurrección: "Esto introdujo una nueva estructura de la historia, en la cual había una transformación fundamental de una era a otra. Se creía que esta transformación podía ocurrir una vez: se pensaba que la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo era la única interrupción importante en el curso del tiempo lineal desde la creación del mundo hasta que termine por completo". ¡Lo peor ha pasado".

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