En el
evangelio de Marcos, no hay ninguna indicación de un
nacimiento virginal, y donde primero oímos hablar de esto
es en el evangelio de Mateo. El evangelio de
Marcos cuenta la historia de un rabino judío radical que guió
a su pueblo a rebelarse contra el sistema religioso de su
tiempo, y fue crucificado por esa misma razón. En el evangelio
de Marcos, Jesús, como buen judío, dice que nadie debe
llamarle 'bueno', porque 'sólo hay uno bueno, Dios', y que si
uno quiere hallar la salvación y entrar al reino de los
cielos, debe guardar los mandamientos de Dios (una respuesta
muy judía, que uno puede contrastar con la posterior
descripción teológica cristiana de la salvación, descrita en
la fórmula 'cree en mí y serás salvo'. (Este concepto es
extraño al evangelio de Marcos y no es característico de los
otros evangelios sinópticos). En Marcos, el Cristo es un
rabino muy judío y revolucionario, mientras que, en Mateo, se
convierte en un ser divino y encarnado. Al mismo tiempo, por
ciertas afirmaciones en el evangelio de Mateo, parece que él
mismo es un judío extremadamente ortodoxo. ¿Qué lo podría
haber motivado para que introdujera tal concepto en primer
lugar?
Antecedentes sobre el evangelio de Mateo.
¿Era Jesús Dios?
Sobre la encarnación de Cristo. Los muchos y diferentes
puntos de vista en el testamento de la iglesia.
Uno de los grandes mitos de la teología cristiana es que el
Nuevo Testamento presenta un cuadro unificado de la divinidad
de Jesús. La verdad es que la Biblia contiene muchas opiniones
diferentes sobre este tema, y en realidad, insiste en que
Jesús no era Dios, que Jesús nació de la manera acostumbrada,
que José fue su padre, y que Jesús ocupa una posición
subordinada con respecto a Dios, entre otras cosas.
Al salir él para seguir su
camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de
él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la
vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?
Ninguno ha bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos
sabes: No adulteres; no mates; no hurtes; no digas falso
testimonio; no defraudes; honra a tu padre y a tu madre".
(Mar. 10:19).
Compárese esta doctrina con la de la teología cristiana
clásica. Jesús era bueno, de hecho era perfectamente bueno y
completamente infalible en su perfección semejante a Dios,
siendo Dios encarnado y nacido de una virgen. Uno no es salvo
por guardar los mandamientos. Como declara el dogma de la
iglesia: 'Sin Cristo, hasta los buenos que no son salvos arden
en el infierno'. Sólo se es salvo al 'creer en Cristo'. El
evangelio de Marcos se escribió mucho antes de que la iglesia
desarrollara la teología, supuestamente basada en 'las
enseñanzas de las divinas e infalibles escrituras'. Así, pues,
vemos que Marcos no estaba para nada familiarizado con el
dogma que llegó más tarde. Pregúntesele a una iglesia 'qué
debo hacer para ser salvo', y condenará a los buenos que
guardan los mandamientos, e insistirá en que 'sólo si cree que
Cristo es Dios encarnado puede usted ser salvo'. (Se es salvo,
no por las buenas obras, sino sobre la base de cuál dogma
concerniente a Cristo cree uno). También he oído a iglesias
insistir en que los 'engañados' son los que creen erróneamente
que los que hacen lo bueno son salvos 'sin Cristo'. Así, pues,
usted puede ver cómo el evangelio de Marcos podría muy bien
'engañar' carretadas enteras de 'paganos' y arrastrarlos al
infierno junto con el mismo Marcos, que también fue 'engañado'
de esta manera, sin estar familiarizado con los dogmas
posteriores desarrollados por Agustín y otros padres de la
iglesia.
El dogma de 'creer en Cristo' y
'ser salvo', y más particularmente, 'creer que Cristo era
Dios encarnado' y ser salvo al 'creer' en ese dogma
particular de la iglesia, no se halla en los evangelios
sinópticos, sino que es peculiar al evangelio de Juan
entre los evangelios. (Nótese que el evangelio de Juan
contradice a los sinópticos en tantos puntos que listarlos
aquí nos apartaría seriamente del propósito de este
ensayo, y sólo este tema sería suficiente para otro largo,
largo ensayo ... ).
Este concepto del 'logos' no es exclusivo del cristianismo,
sino que, en realidad, antecede a la iglesia en varios siglos,
pues surgió en las primeras obras de la filosofía griega. La
iglesia ciertamente reconoció este hecho, y por eso, a través
de los siglos, siempre mantuvo una afición por la filosofía
griega. Si usted hubiese asistido a lo que era la universidad
o un seminario en aquellos días, habría estudiado la Biblia y
la teología, por supuesto, pero también habría estudiado
filosofía griega, Aristóteles y Platón, entre otros, porque la
doctrina cristiana y la teología estaban muy íntimamente
entrelazadas con la filosofía en el evangelio de Juan. Jesús también se convierte en un Dios encarnado en
el evangelio de Mateo, y en el de Lucas,
este tema es recogido y continuado, con María convirtiéndose
en una especie de sustituta para el culto a una diosa en otras
religiones. (Lucas era un propagandista muy astuto, como lo
demuestra la continuada popularidad del culto a una diosa en
la iglesia en la actualidad y por las edades).
En el evangelio de Marcos, Joshua no es un
dios, y ni siquiera es bueno. En el evangelio de Mateo, se
convierte en Dios encarnado, nacido de una virgen. En el
de Juan, se convierte en el 'logos' griego encarnado (el
'verbo' que estuvo con Dios eternamente, desde antes de
que el mundo naciera). Esta doctrina no es
exclusiva del cristiansmo, y ni siquiera tuvo su origen en la
iglesia. Se sabe que el término 'logos' fue usado por primera
vez por Heráclito en el siglo sexto A. E. C. [antes de la era
común]. Hay numerosos paralelos entre la descripción que
Heráclito hacía del logos y los versículos de Juan. Por
ejemplo, seis siglos antes de que la iglesia siquiera naciera,
Heráclito dijo que el logos era eterno pero que la gente era
incapaz de comprenderlo. Aunque todas las cosas fueron creadas
y vinieron a la existencia por medio de este logos, continúa
siendo desconocido para la humanidad, y ésta no lo reconoce.
(Juan 1:3). Ciertamente, puede verse que la mayor parte de la
gente permanece hostil al logos y se opone a él (Juan 1:10).
Heráclito insistía en que el logos era el criterio de la
verdad y que sólo al participar en este logos podían las
personas acceder a la plenitud de la verdad (Juan 1:9, 12;
3:5). Filón fue el primero en referirse al logos como 'el
agente' de Dios, que ayuda a gobernar el universo, siendo
"este logos, su propio hijo primogénito, que ha de recibir el
cargo de esta sagrada compañía, como el agente del gran rey".
(Juan 1:1).
Se puede ver que, cuando se comparan los evangelios, se
hallan, no sólo diferencias históricas bien conocidas, sino
también diferencias en la posición teológica de las diferentes
iglesias que produjeron los evangelios. En el evangelio de Marcos, Cristo no es ningún
dios. Ni siquiera es bueno. Sólo Dios es bueno. Una de las
razones por las cuales las iglesias riñeron y se pelearon
entre sí tan furiosamente durante cuatro siglos antes de
establecer finalmente una teología dogmática, 'ortodoxa',
es que las mismas
'herejías', como se les llama, se hallan en la Biblia misma, proporcionando así mucha munición a los
'herejes' y no haciendo nada sencillo establecerlas para
una iglesia que buscaba la rigidez dogmática en las
creencias ortodoxas.
La 'herejía subordinacionista' (también conocida como herejía
monarquista o arriana) está apoyada por la Biblia así que
Marcos no fue el único 'hereje' en escribir 'sagrada
escritura'. Un autor en Corintios tiene cuidado de señalar
que, aunque Dios 'pone todo' bajo los pies de Cristo, es obvio
que esto no incluye a Dios, al cual hasta Cristo está sujeto.
El propósito es que Cristo cumpla un propósito útil, y una vez
que ese propósito está completo, descenderá y será súbdito de
Dios mismo. "Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus
pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a
él, claramente se exceptúa aquél (Dios) que sujetó a él todas
las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas,
entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a
él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos". (1
Corintios 15:27, 28).
Fueron pasajes como éstos los que echaron combustible a las
interminables riñas en la iglesia en relación con la 'correcta
doctrina'. Aun después del siglo cuarto, no terminaron las
riñas y las peleas en las iglesias, sino que continuaron los
violentos argumentos acerca de la 'naturaleza' de Cristo
(divino, humano, o humano/divino y en qué porporción) y sobre
'la voluntad' de Cristo (humano, divino, o humano/divino y en
qué proporción), todo esto alimentado por 'escrituras
heréticas', como he señalado arriba. Estas peleas se volvieron tan acaloradas y
violentas que, en el año 684 A.E.C., el emperador
Constancio II prohibió hasta las discusiones de estos
artículos de teología. Como veinte años más tarde, todo
comenzó de nuevo bajo un nuevo emperador, y las agitadas
controversias sobre versículos bíblicos que pretendían
describir la 'divinidad' de Cristo (o la falta de ella)
continuaron hasta el 680 A. E. C., cuando el tercer
concilio de Constantinopla declaró como 'herejías' el
punto de vista de algunos de los pasajes antes citados y
que se hallan en Marcos y Corintios. Esta posición
continúa hasta hoy.
La Biblia no presenta ningún punto de vista consistente sobre
la cristología, como queda demostrado por más de ocho siglos
de peleas por versículos bíblicos como los de arriba, y la
Biblia tampoco presenta un cuadro consistente y unitario del
'plan de salvación'. Como he observado en mi comentario sobre
las dos versiones sobre el relato de Abraham, las escrituras
no sólo enseñan "cree en mí y serás salvo".
"¿Pues qué, si algunos de
ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula
la fidelidad de Dios? En ninguna manera". (Rom. 3:3)
Y el siguiente pasaje es también una 'herejía'
que se destaca en claro desacuerdo con el evangelio de
Juan:
"Dios es el salvador de todos los hombres,
mayormente de los que creen" (1 Tim. 4:10).
El dogma de la iglesia que dice que la Biblia presenta
un solo cuadro unitario de la divinidad de Cristo y un solo
y sencillo 'plan de salvación' es falso. La Biblia demuestra
ser tan conflictiva y diversa en cuestiones de teología como
en cuestiones de historia.