LA TRINIDAD
HECHO O FICCIÓN
La iglesia ha enseñado la
doctrina de la Trinidad durante casi 2,000 años. De modo
sorprendente, no podemos hallar la palabra Trinidad en ninguna
parte de la Biblia, y hasta el concepto de tres seres en una
sola majestad celestial es igualmente difícil de hallar en las
Escrituras.
En su obra Classic
Bible Dictionary [Diccionario Bíblico
Clásico], dice Jay P. Green acerca de la palabra trinidad:
"Éste no es en sí mismo un término bíblico, sino un término
acuñado por Tertuliano para referirse a todo este concepto con
una sola palabra" (p. 483). La obra Cyclopedia of
Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature
[Enciclopedia de Literatura Bíblica, Teológica y Eclesiástica]
dice directamente: "Con respecto a la manera en que el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo componen un solo Dios, la
Escritura no enseña nada, pues el tema es de tal naturaleza
que no permite que nos sea explicado a nosotros" ("Trinidad",
p. 553).
A menudo, la doctrina de la Trinidad es definida en los
siguientes términos: "La santa trinidad es un ser supremo que
existe en tres personas, todas iguales en rango y eternidad,
que tienen la misma substancia, todas unidas en una sola
Deidad". Cuando son presionados para que lo expliquen con la
Biblia, los clérigos responden generalmente con algo así: "Es
un gran misterio, y nadie puede realmente entenderlo". Esto
nos lleva a preguntar: ¿Entregaría Yahvé al hombre una
enseñanza clave que no se pudiera entender? ¿Cómo puede Dios
enseñarnos un concepto que está ausente de las Escrituras?
A pesar de estos hechos, la creencia en un Padre, un Hijo, y
un Espíritu Santo, iguales y coeternos, es tan penetrante y
está tan arraigada que ya pocos cuestionan sus orígenes y su
legitimidad. Hasta se ha convertido en una creencia de prueba
para establecer si uno es de la fe llamada cristianismo.
Una revisión a fondo de la Escritura y la historia revela el
hecho simple de que la enseñanza de la Trinidad era
desconocida para la asamblea pirmitiva del Nuevo Testamento.
Que la doctrina de la Trinidad es una "doctrina revelada"
ajena a las Escrituras es apoyado por muchas autoridades,
incluyendo la International Standard Bible
Encyclopedia. Bajo el artículo Trinidad,
leemos: "El término 'Trinidad' no es un término bíblico ... De
hecho, la doctrina de la Trinidad es puramente una doctrina
revelada ... Así como es imposible descubrir la doctrina de la
Trinidad por medio de la razón, es imposible demostrarla por
medio de la razón" (tomo 5, p. 3012).
Esta autoridad no está sola en esta interpretación. Otra
explica que el concepto entero de una Trinidad surgió de
acalorados desacuerdos y acaloradas disputas: "La doctrina se
desarrolló gradualmente durante varios siglos y a través de
muchas controversias ... En 325, el Concilio de Nicea declaró
la fórmula crucial para esa doctrina en su confesión de que el
'Hijo es de la misma substancia ... que el Padre', aunque dijo
muy poco acerca del Espíritu Santo ... Para finales del siglo
cuarto ... la doctrina de la Trinidad había tomado
substancialmente la forma que ha conservado desde entonces" (Encyclopaedia
Britannica, Trinity).
Tanto historiadores seculares como eruditos bíblicos admiten
en seguida que la doctrina de la Trinidad no se convirtió en
enseñanza oficial de la iglesia sino hasta el concilio de
Nicea en el año 325 de nuestra era común. La New
Catholic Encyclopedia, 1967, tomo 14,
reconoce: "La formulación 'un sólo Dios en tres personas' no
se estableció sólidamente, y ciertamente no fue asimilada en
la vida cristiana y su profesión de fe, antes del fin del
siglo cuarto ... Entre los padres apostólicos, no había nada
que ni remotamente se aproximara a una idea o a una
perspectiva como esa".
¡Qué asombrosa afirmación! Los primeros padres apostólicos no
tenían ningún concepto de una relación trina entre el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo. Se reconoce también libremente
que la doctrina no se estableció sino 400 años después de la
resurrección del Salvador. Este hecho sólo puede hacer que nos
preguntemos: Si ésta era una verdad clave conocida por Joshua
el Mesías y los apóstoles, ¿por qué no hay ninguna evidencia
de ella en sus enseñanzas o escritos? Y si la doctrina de la
Trinidad no es de origen bíblico, ¿de dónde procedió?
Las trinidades paganas son
muchas
Es sorprendente que la idea de una deidad trina sea muy
antigua, y sus orígenes se remonten a la antigua Babilonia.
"¿Dirá alguien después de esto que la Iglesia Católica Romana
todavía debe llamarse cristiana, porque sostiene la doctrina
de la Trinidad? Así lo hacían los paganos babilonios; así lo
hacían los egipcios y los hindúes hasta este momento, en el
mismo sentido que lo hace Roma" (The Two Babylons,
por Alexander Hislop).
Las afirmaciones de Hislop son apoyadas por la Encyclopedia
de Religión y Ética. "Aunque la idea de una
tríada o Trinidad es característica de la religión cristiana,
de ninguna manera es exclusiva de ella. En la religión hindú,
nos encontramos con el grupo trinitario de Brahma, Siva y
Visnu; y en la religión egipcia, con el grupo trinitario de
Osiris, Isis y Horus, que constituyen una familia divina, como
el Padre, la Madre y el Hijo en los cuadros cristianos
medievales" (Trinity, p. 458).
Una pregunta que pocos se detienen a hacer es: ¿Por qué es la
Trinidad una creencia sostenida firmemente por la mayoría de
los cristianos, mientras que falta completamente en las
enseñanzas de la Biblia? El historiador Will Durant ofrece
esta alarmante explicación. "El cristianismo no destruyó el
paganismo; lo adoptó ... El idioma griego, habiendo reinado
por siglos por sobre la filosofía, se convirtió en el vehículo
de la literatura cristiana y los ritos cristianos. Los
misterios griegos pasaron a formar parte del impresionante
misterio de la misa. Otras culturas paganas contribuyeron al
resultado sincretista. De Egipto vinieron las ideas de una
Trinidad divina" (The Story of Civilization,
tomo III).
Un Hijo que no es igual a su
Padre
¿Qué dice la Biblia realmente acerca de la relación entre el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo? ¿Existe alguna evidencia a favor
de la Trinidad en el Nuevo Testamento? La respuesta es un
decidido no. El primer problema que se encuentra en la
doctrina de la Trinidad es que el Nuevo Testamento dice
expresamente que el Padre es mayor que el Hijo. Joshua llamaba
a Yahvé su "Padre" por la sencilla razón de que Yahvé era
superior al Hijo y le precedía en existencia - como ocurre con
todos los padres.
La doctrina de la Trinidad dice que el Hijo es tanto coigual
como coeterno con el Padre, mientras que las Escrituras
sostienen lo contrario.
Joshua mismo, el Mesías, afirmaba que él no era coigual con su
Padre, sino que estaba sometido y sujeto al Padre. "Habéis
oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me
amárais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al
Padre; porque el Padre
mayor es que yo (Juan 14:28, énfasis añadido). Uno
no puede ser igual que otro si el otro es mayor.
Joshua nuevamente confirma su sumisión a su Padre en Juan
10:29: "Mi Padre, que me las dio, es mayor que todos, y nadie
las puede arrebatar de la mano de mi Padre". En sus propias
palabras, Joshua confirma que el Padre es superior a todos,
incluyendo al mismo Hijo.
El apóstol Pablo confirma la relación de subordinación de
Joshua con el Padre. "Pero quiero que sepáis que Cristo es la
cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y
Dios es la cabeza de Cristo" (1 Cor. 11:3). Véase también Mar.
13:32, Mat. 20:20-23, Juan 5:19, y Juan 10:29.
El Hijo no es coeterno con el
Padre
Estos pasajes presentan un problema - pero no el único - con
la Trinidad. La definición de Trinidad dice que el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo son coeternos. Esta afirmación es
otro malentendido, desarrollado desde el Concilio de Nicea en
325 E. C.
Juan de Patmos escribió el libro de Apocalipsis bajo la
dirección de Joshua el Mesías. Joshua inspiró a Juan para que
escribiera que Joshua era la primera creación del Padre. "Y
escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: He aquí el Amén,
el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de
Dios" (Apoc. 3:14).
Si Joshua fue creado por su Padre, ¿cómo, pues, pueden el Hijo
y el Padre ser co-eternos? Sabiendo que uno existía antes que
el otro, la razón sola arribaría a la conclusión de que una
relación coeterna entre el Hijo y el Padre sería ilógica.
Proverbios 8:22-25 nos dice: "Jehová me poseía en el
principio. Ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve
el principado, desde el principio, antes de la tierra. Antes
de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de
las muchas aguas; antes que los montes fuesen formados. Antes
de los collados, ya había sido yo engendrada".
La Escritura dice claramente que sólo Yahvé, el Padre
celestial, tiene inmortalidad y es el único que jamás poseyó
inmortalidad dentro de sí mismo. "El único que tiene
inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno
de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y
el imperio sempiterno" (1 Tim. 6:16). Esta declaración sólo
puede aplicarse a Yahvé, el Padre. Esto es prueba adicional de
que una relación coeterna entre el Hijo y el Padre no puede
ser establecida bíblicamente.
El significado de Elohim
Se ha desarrollado mucha confusión acerca de la Trinidad a
causa de la palabra "elohim".
El término elohim
está en los más antiguos manuscritos hebreos del Antiguo
Testamento y es, por consiguiente, un título de legítimo para
la Majestad celestial.
Sin embargo, hay una total falta de evidencia en la Biblia
para decir que el término "elohim"
representa al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. La palabra
es un sustantivo colectivo, de género masculino, que denota
más de un poderoso - pero sin indicar ningún número particular
ni preciso. Una concordancia da el significado de elohim de esta manera:
"Elohim, Dios (plural de majestad; de forma plural, pero
singular en significado, con un enfoque sobre un gran poder);
dioses (verdadero plural gramatical); y persona caracterizada
por grandeza de poder, poderoso, grande, juez" (Zondervan
NIV Exhaustive Concordance).
Prueba de la existencia de más de un poderoso en la hueste
celestial se halla en el principio, en Génesis 1:1. "En el
principio, Elohim [los poderosos] crearon los cielos y la
tierra". Muchos suponen que esto es evidencia de una deidad
trina. Sin embargo, el término elohim significa simplemente más de uno,
como familia, escuela, o junta. Cada una de estas palabras
describe una relación colectiva, pero no designa un número
específico. Aunque técnicamente es plural, a veces se usa sólo
para designar al Padre.
También, el término elohim
no está limitado en referencia a seres supremos o
sobrenaturales. Moisés fue comparado con un elohim en Éxodo
4:16.
El término "elohim" hasta se aplica a deidades paganas.
"Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño" (Deut.
32:12. El título "elohim" se usa de muchas maneras diferentes,
y por esa razón es imposible llegar a la conclusión de una
relación trina en la Majestad celestial a partir de esta
palabra.
El poder de Yahvé
La doctrina de la Trinidad dice que el Espíritu Santo es un
ser separado, y parte de la "Santa Trinidad". La frase
"Espíritu Santo" procede del hebreo ruach ha qodesh. La palabra espíritu se
deriva de la palabra hebrea ruach,
que ocurre 389 veces en el Antiguo Testamento. Eso incluye 232
veces cuando se usa para "espíritu", 92 veces para "viento" y
27 veces como "aliento" en la Versión King James.
Note la definición de la palabra ruach: "El significado de ruach es tanto
'viento' como 'aliento', pero ninguna de las dos se entiende
como esencia; más bien, es el poder que se encuentra en el
aliento y en el viento. De dónde viene y hacia dónde va
continúa siendo un misterio ... 2. ruach como designación para
el viento es necesariamente algo que se halla en movimiento
con el poder de poner otras cosas en movimiento ...
Aparentemente, la designación divina también tiene una función
intensificadora en unos pocos pasajes: ruach elohim (Gén. 1:2)
y ruach yhwh (Isa. 59:19)" (Theological
Lexicon of the Old Testament, "Ruach").
Este léxicon también dice que ruach implica un poder que está en el
aliento y en el viento, un poder que está conectado con el
nombre YHWV o Yahvé. El Espíritu Santo es el poder que emana
de Yahvé, el Padre celestial. Es el poder de Yahvé lo que pone
todas las cosas en movimiento. Es el poder de Yahvé por medio
de su ruach ha qodesh
lo que sopla vida en su creación y hace que vivan todas las
cosas que tienen vida.
La palabra griega para espíritu es pneuma, que comparte con ruach una definición que
es reflejo de ésta.
"Pneuma; respirar, soplar, denota principalmente el viento.
Aliento; el espíritu que, como el viento, es invisible,
inmaterial, y poderoso" (The Complete Word Study New
Testament, "Pneuma").
Por medio de las Escrituras, puede demostrarse además que el
Espíritu Santo no es un ser separado, sino un poder inanimado
que procede del Padre. En Isaías 32:15; 44:3; y Hechos 2:17,
el Espíritu Santo se describe como siendo derramado. ¿Cómo
puede ser derramado un ser en otro? Tito 3:5-6 y Hechos 2:33
dan testimonio de que el Espíritu Santo es vertido. ¿Cómo
puede ser vertido un ser en otro? El Espíritu también se
describe como algo que es avivado en 2 Timoteo 1:6; en 1 Tes.
5:19, renovado; en 2 Cor. 4:16, renovado. Estos atributos son
mucho más apropiados para un poder que para una persona.
Además, hay varios hechos claves que hay que reconocer cuando
discutimos el Espíritu Santo, hechos que demuestran que el
Espíritu no es una persona:
- No hay ninguna evidencia, ni en el Antiguo
Testamento ni en el Nuevo, de que ni el Padre ni el Hijo
se comunican con el Espíritu Santo. Pablo nunca se dirigió
al Espíritu Santo en las salutaciones de ninguna de sus
cartas, como lo hizo con el Padre y el Hijo.
- No hay ningún caso en que alguien haya orado al
Espíritu Santo.
- En ninguna parte de la escritura se le llama al
Espíritu "tercera persona". Si el Espíritu Santo fuera un
ser separado, como el Padre y el Hijo, ¡entonces por lo
menos debería tener un nombre personal como Yahvé el Padre
o como Joshua el Hijo! Sin embargo, permanece sin nombre.
- Sabemos que Joshua fue engendrado por el
Espíritu Santo (Mat. 1:20); por lo tanto, si el Espíritu
Santo fuera una persona, entonces Joshua oraba al "padre"
equivocado en Juan 17 y en otros lugares.
Alvan Lamson, autor de La Iglesia de los Tres Primeros Siglos [The
Church of the First Three Centuries] ofrece
un resumen en cuanto a la legitimidad del Espíritu Santo en la
composición de parte de la Trinidad". ... debemos mirar, no a
las escrituras judías, ni a las enseñanzas de [Joshua] y sus
apóstoles, sino a Filón y a los platonistas de Alejandría. En
consistencia con este punto de vista, sostenemos que la
doctrina de la Trinidad fue de formación gradual y
comparativamente tardía; que tuvo su origen en una fuente
enteramente ajena a la de las escrituras judías y cristianas;
que creció, y fue injertada en el cristianismo, por medio de
los Padres platonizadores ...".
Antes de sumergirnos en la siguiente discusión, tenemos que
entender el origen del Nuevo Testamento y por qué ciertas
palabras fueron traducidas como lo fueron, lo cual condujo a
algunos a inferir que el Espíritu es un ser individual y
sensible.
Por qué el pronombre "él" es
usado para referirse al Espíritu en el Nuevo Testamento
Típicamente, los eruditos han creído que el Nuevo Testamento
fue escrito originalmente en koine o griego común porque todos los
manuscritos más antiguos conocidos del Nuevo Testamento están
escritos en griego. Sin embargo, hay muchos eruditos que ahora
refutan esta idea (véase Documentos
de la Iglesia Primitiva [Documents of the
Primitive Church], Dr. Charles Torrey; La Búsqueda del Jesús Histórico
[The Quest of the
Historical Jesus], Dr. Albert Schweitzer; Biblia Judía Completa [Complete Jewish Bible],
David Stern; Journal of Biblical Literature,
tomo 96, Dr. George Howard).
Una de las razones por las que los eruditos ponen en duda el
original del Nuevo Testamento en griego es a causa de la
gramática del Nuevo Testamento. Las autoridades lingüísticas
admiten que el Nuevo Testamento tiene una pobre gramática
griega pero excelente gramática hebrea. Esto es así aun más en
el caso de los cuatro evangelios y el libro de Apocalipsis. Un
creciente número de eruditos está convencido de que los
evangelios, junto con Apocalipsis, fueron todos escritos en
hebreo o arameo, éste último un dialecto cercano al hebreo.
Hay también otras indicaciones de que la mayoría del Nuevo
Testamento, si no todo, fue escrito originalmente en hebreo o
arameo. Considérense algunos hechos claves: los doce apóstoles
que Joshua designó eran hombres comunes. Algunos eran
pescadores, otros recaudadores de impuestos, pero ninguno era
considerado erudito.
Por los escritos del bien conocido historiador hebreo Josefo,
ha quedado bien documentado que el idioma griego era
mayormente extraño al pueblo hebreo en y alrededor de Galilea,
donde Joshua pasó su vida y ministró. Josefo, un sacerdote del
siglo primero, dijo de sí mismo: "También, me ha costado mucho
trabajo aprender griego y entender los elementos del idioma
griego, aunque me he acostumbrado a hablar nuestra propia
lengua por tanto tiempo que no puedo pronunciar el griego con
suficiente precisión" (Antiquities,
Libro XX, Capítulo XI).
Josefo fue uno de los hebreos más educados de su tiempo, pero
no estaba muy familiarizado con el idioma griego. Ahora bien,
si un hombre erudito como Josefo apenas conocía el idioma
griego, ¿cómo podrían los apóstoles, que no tenían educación,
conocer el idioma griego, y menos conocerlo lo bastante bien
como para escribir con fluidez sobre muchos temas difíciles?
Éstos no eran griegos, sino hebreos del Israel rural. Por
consiguiente, hablaban su lengua nativa, hebreo o arameo. Si
hablaban hebreo o arameo, entonces obviamente escribieron
también sus libros y cartas del Nuevo Testamento en ese
idioma.
¿Por qué es importante este
hecho?
Los idiomas hebreo y arameo no tienen equivalente a "ello", o
sea género neutro. Por consiguiente, todos los pronombres son
de género masculino o femenino. Si los cuatro evangelios
fueron escritos originalmente en hebreo o arameo, esto
explicaría por qué en el Nuevo Testamento se alude al Espíritu
Santo usando el pronombre masculino "él" y la expresión "a él"
o "para él" y no el género neutro. (Juan 14:17; 15:26; 16:13).
Pablo, que era hebreo, también probablemente escribió en
hebreo a los conversos judíos de habla hebrea en lugares
distantes de Roma y Galacia, y sus cartas reflejarían el mismo
uso del pronombre masculino.
Dos pasajes 'trinitarios'
problemáticos
Hay dos pasajes del Nuevo Testamento que se usan popularmente
para apoyar la doctrina de la Trinidad. El primero es Mateo
28:19: "Id, pues, y enseñad a todas las naciones,
bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo".
La Biblia de Jerusalén cuestiona si la fórmula dada para el
bautismo es inspirada o litúrgica (añadida más tarde por la
iglesia). La versión hebrea de Mateo omite el versículo por
entero. Y, aunque el pasaje se encuentra en los tres
manuscritos más antiguamente conocidos del Nuevo Testamento
griego, sin ningún manuscrito original del Nuevo Testamento en
existencia no tenemos ninguna evidencia para sustentar que la
forma actual de Mateo 28:18 es exacta.
Una razón de que los eruditos bíblicos pongan en duda la
originalidad de este pasaje es que choca con las otras
fórmulas dadas para el bautismo en el Nuevo Testamento. En
todos los otros casos, el bautismo se hace en el nombre
singular de Joshua (véase Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5;
22:16; Rom. 6:3; Gál. 3:27). La Companion Bible toma nota
especial de esto: "Para algunos, la perplejidad y hasta la
angustia son causados por el aparente descuido de los
discípulos en llevar a cabo el mandato [del Maestro] en Mateo
28:19, 20, con respecto a la fórmula del bautismo. ...
Volviendo a Hechos y más adelante, no hallan ni un solo caso
de, ni referencia al, bautismo en que se emplee el nombre
trino del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por el
contrario, desde el mismo principio, sólo diez días después de
que se diera el mandato, se halla a Pedro (Hechos 2:38)
ordenando a todos sus oyentes, incluyendo los de la
dispersión, que se bautizasen en el nombre de [Joshua el
Mesías]" (p. 206, Apéndice 185).
Una segunda razón de por qué los eruditos bíblicos son
escépticos con respecto a Mateo 28:19 es a causa de documentos
históricos que entran en conflicto. Eusebio de Cesarea es
conocido como uno de los más grandes maestros griegos e
historiadores de la iglesia primitiva. Vivió aproximadamente
entre el año 270 E. C. y el año 340 E. C. Al citar a Mateo,
Eusebio omitió la fórmula que se halla en Mateo 28:19.
"Resumiendo, los hechos son que Eusebio cita a Mateo 28:19 21
veces, ya sea omitiendo todo entre 'naciones' y 'enseñando' o
en la forma 'haced discípulos a todas las naciones en mi
nombre', siendo esta última forma la más frecuente" (Encyclopedia
of Religion and Ethics).
El Jewish New Testament Commentary
dice: "Aunque casi todos los manuscritos antiguos tienen la
fórmula trinitaria, Eusebio, el historiador de la iglesia, que
puede haber sido no trinitario, en sus escritos que
precedieron al Concilio de Nicea en 325 E. C., cita el
versículo sin la fórmula. Casi todos los eruditos creen que la
fórmula es original, pero documentos escritos por Hans Kosmala
('La Conclusión de Mateo', Anuario del Instituto Teológico
Sueco, 4 (1965), pp. 132-147) y Davd Flusser ('La Conclusión
de Mateo en una Nueva Fuente Judeocristiana', ibid., 5
(1966-7), pp. 110-119) asumen el punto de vista opuesto" (nota
sobre Mateo 28:19, p. 86).
Obviamente, Eusebio no reconocía la forma actual de Mateo
28:19. En vez de citar la frase "en el nombre del Padre, del
Hijo y de Espíritu Santo", usaba con mayor frecuencia la frase
"en mi nombre", que estaría de acuerdo con todos los otros
relatos sobre el bautismo en el Nuevo Testamento.
La obra Encyclopedia of Religion and
Ethics, p. 380, revela adicionalmente que
Justino Mártir, otro padre de la iglesia, posiblemente también
ignoraba la forma actual de Mateo 28:19. "Justino Mártir cita
un refrán de Cristo como prueba de la necesidad de la
regeneración, pero regresa al uso que hacen Isaías y la
tradición apostólica para justificar la práctica del bautismo
y el uso de la fórmula trina. Esto ciertamente indica que
Justino no conocía el texto tradicional de Mateo 28:19".
El segundo pasaje en cuestión es 1 Juan 5:7: "Porque tres son
los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno". La mayoría de los
eruditos bíblicos admite que 1 Juan 5:7 es una adición
posterior al Nuevo Testamento. En otras palabras, este pasaje
no se encuentra en los más antiguos manuscritos griegos del
Nuevo Testamento.
Nótese lo siguiente sobre 1 Juan 5:7: "Durante la controversia
del siglo cuarto sobre la doctrina de la Trinidad, el texto
fue expandido - primero en España cerca del año 380, y luego
incorporado en la Vulgata - mediante la inserción: 'Tres son
los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno'. Unos pocos manuscritos
griegos posteriores contienen la adición. De aquí que se
transmitiera a la King James Version. Pero todas las modernas
ediciones y traducciones del NT, incluyendo la NVI, omiten la
interpolación, pues no hay ninguna garantía en los manuscritos
mejores y más antiguos ni en los primitivos padres de la
iglesia" (The Interpreter´s One-Volume
Commentary on the Bible, nota sobre 1 Juan
5:4-12).
La nota de la Biblia de Jerusalén sobre 1 Juan 5:7-8 dice: "La
Vulgata, en los versículos 7-8, dicen como sigue: "Hay tres
testigos en el cielo:
el Padre, el Verbo y el
Espíritu, y estos tres son uno: hay tres testigos en la
tierra: el espíritu, el agua y la sangre'. Las
palabras en cursiva (que no están en ninguno de los antiguos
manuscritos griegos, ni en ninguna de las traducciones
primitivas, ni en los mejores manuscritos de la Vulgata misma)
son probablemente un comentario que se coló en el texto".
No debería haber ninguna duda con respecto a una traducción
defectuosa de 1 Juan 5:7-8. Históricamente, junto con la
moderna erudición, se admite libremente que este pasaje es una
adición posterior a los manuscritos originales del Nuevo
Testamento. Este pasaje, junto con Mateo 28:19, no se puede
usar para establecer la doctrina de la Trinidad.
Conclusión
Tanto por la palabra inspirada de Yahvé como por la erudición
bíblica, queda revelado el error de la Trinidad. La erudición
histórica y actual admite libremente que la Trinidad no fue
establecida durante el tiempo de los apóstoles, sino que se
necesitaron otros trescientos años para que se estableciera
firmemente en la iglesia. Esto ocurrió en una época en que la
iglesia estaba asimilando mucha gente de creencias paganas, la
mayor parte de las cuales personas se atenía a una enseñanza
de la Trinidad en sus antecedentes paganos. Como tantas otras
creencias practicadas por la humanidad, la Trinidad se
desarrolló a través de la teología sincretizada, no por la
Palabra inspirada.
La palabra de Yahvé nos amonesta a probar todas las cosas (1
Tes. 5:21, Hechos 17:11). Es responsabilidad de cada cual
trabajar para su propia salvación (Fil. 2:12). Es crítico que
estudiemos nuestras creencias y comprendamos si son inspiradas
por Yahvé o son ideas de hechura humana desarrolladas a través
de las tradiciones.