En una ocasión, T. S. Elliot fue citado diciendo:
El cristianismo está siempre adaptándose a algo que
pueda ser creído.1
Y fiel a esto, el cristianismo se ha apartado del concepto de
la unicidad de Dios como está enfatizado en el "Shema", o theimurti, el credo judío de la fe
hebrea.
Shema Yisra'el, YHWH Eloheinu,
YHWH echad
o sea,
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
(Deuteronomio 6:4)
y ha adoptado una doctrina vaga y misteriosa que fue formulada
durante el siglo cuarto. Esta doctrina, que sigue siendo causa
de controversia dentro y fuera de la religión cristiana, se
conoce como la doctrina de la Trinidad.
La Trinidad se ha convertido en la doctrina central de casi
todas las sectas cristianas de la actualidad. Es básicamente
la moderna doctrina cristiana acerca de Dios en la mayoría de
las iglesias. Dicho de manera sencilla, la doctrina cristiana
de la Trinidad dice que Dios es la unión de tres personas
divinas - el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo - en un ser
divino. Según los cristianos, todas las tres personas son
Dios. Sin embargo, dicen creer en un solo Dios y no en tres.
Según los cristianos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
tienen algunas funciones similares y algunas funciones
diferentes. Por ejemplo, el cristiano cree que los tres
participaron en la creación del mundo, pero que también tienen
algunas funciones que les son peculiares a ellos mismos y que
ellos "disfrutan" de la compañía los unos de los otros. Por
ejemplo, el Padre envía, y no es enviado. El Padre es el
ejecutor de justicia, y el Hijo es el liberador de la
humanidad contra esta injusticia. De acuerdo con los
cristianos, estos tres son "co-iguales" y están de completo
acuerdo. Ninguno de ellos es mayor que el otro.
Si ese concepto, puesto en términos básicos, suena confuso, el
lenguaje florido en el texto mismo de la doctrina se vuelve
aun más misterioso para el lector.
... adoramos a un Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en
unidad ... porque hay una persona del Padre, otra del Hijo, y
otra del Espíritu Santo es sólo una ... no son tres dioses,
sino un solo Dios ... todas las tres personas son co-eternas y
co-iguales ... por lo tanto, el que se va a salvar debe pensar
en la Trinidad...2
Éste es el principal y trágico ejemplo de la mente natural del
hombre, que especula acerca de las cosas divinas en vez de
contentarse con aceptar humildemente el testimonio de la
Biblia. Millones de cristianos creen en la "Santa Trinidad"
por fe solamente. Por medio de esta fórmula, han convertido a
Jesús en "el Hijo de Dios" y hasta en Dios mismo. Pongamos
esto en forma diferente: ¿Una
persona, Dios el Padre + una persona, Dios el Hijo + una
persona, el Espíritu Santo = una persona, Dios el qué?
¿Es esto castellano o galimatías? Se dice que Atanasio, el
obispo que formuló esta doctrina, confesó que, mientras más
escribía sobre el tema, menos capaz se sentía de expresar
claramente sus pensamientos con relación a ello. ¿Quién
inventó la Trinidad? ¿Cómo se inició una doctrina tan confusa?
¿Trinidad
en la Biblia?
Las referencias bíblicas a una Trinidad de seres divinos son
vagas en el mejor de los casos. En Mateo 28:19, encontramos a
Jesús (P) diciéndoles a sus discípulos que vayan y prediquen a
todas las naciones. Aunque la "gran comisión" sí menciona a
las tres personas que más tarde se convertirían en la
Trinidad, la frase "bautizándolos en el nombre del Padre, y el
Hijo y el Espíritu Santo" es bien claramente una adición al
texto bíblico; es decir, no son las palabras de Jesús (P),
como puede verse por dos factores:
- Como comenta Pablo
en sus cartas, en la iglesia primitiva el bautismo sólo se
hacía en el nombre de Jesús; y
- la "gran comisión",
como se encuentra en el primer evangelio que se escribió,
el de Marcos, no menciona al Padre, al Hijo y/o al
Espíritu Santo - véase Marcos 16:15. La única otra
referencia a la Trinidad en la Biblia puede hallarse en I
Juan 5:7. Sin embargo, los eruditos bíblicos de la
actualidad han reconocido que la frase "... tres son los
que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno" es definidamente una
"adición posterior" al texto bíblico, y no se halla en
ninguna de las versiones actuales de la Biblia.
Notamos que no sólo es
que la Biblia no menciona la Trinidad, sino que tampoco
explica ni defiende una doctrina así. En realidad, a menudo la
contradice, algunas veces en las palabras del propio Jesús.
Por ejemplo, en Juan 14:28, se dice que Jesús (P) dijo:
El
Padre mayor es que yo
Aquí vemos a Jesús (P) citado diciendo que él no es el Ser
Supremo. Este versículo es una contradicción explícita de los
hallazgos del Credo de Nicea y la moderna teología cristiana.
De la lectura de este versículo, tenemos que concluir que Dios
es Supremo; no hay nadie mayor que Dios. Sin embargo, Jesús no
es Supremo; hay Alguien superior a él.
Por ejemplo, es asombroso que Pablo pueda escribir cientos de
versículos para explicar la importancia (o la falta de ella)
de las leyes dietéticas o de la circuncisión y no pronuncie ni
una palabra en defensa de la Trinidad. La verdad es que los
modernos eruditos han admitido que los cristianos originales,
como los ebionitas, los esenios y los adopcionistas no
conocían ninguna Trinidad y no adoraban a Cristo Jesús (P). En
realidad, estos grupos cristianos existieron antes de
cualesquiera documentos actuales del Nuevo Testamento, y
también existieron antes de la Iglesia Católica Romana. Usaban
textos como el Evangelio a los Hebreos, el Evangelio de los
Nazarenos, y el Evangelio de los Ebionitas. Por consiguiente,
puede verse que el concepto de una Trinidad de seres divinos
no fue una idea presentada por Jesús (P) ni ningún otro
profeta de Dios. Esta doctrina, a la que ahora se han suscrito
los cristianos de todo el mundo, es enteramente de origen
humano.
La
doctrina toma forma
La Enciclopedia Británica proporciona una pieza crítica de
información en relación con el origen de la Trinidad.
Ni la palabra
Trinidad, ni la doctrina explícita como tal, aparecen en el
Nuevo Testamento; ni tenían Jesús y sus seguidores el
propósito de contradecir el Shema del Antiguo Testamento:
'Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es' (Deut.
6:4). La doctrina se desarrolló gradualmente en el curso de
varios siglos y como resultado de muchas controversias ... 3
Aunque Pablo de Tarso, el hombre que con todo derecho podría
ser considerado el verdadero fundador del cristianismo, sí
formuló algunas de sus doctrinas, la de la Trinidad no era una
de ellas. Sin embargo, sí echó los cimientos de ella al decir
que Jesús era un "hijo divino". Después de todo, un Hijo
necesita un Padre, y ¿qué de un vehículo para las revelaciones
de Dios para el hombre? En esencia, Pablo nombró los
principales jugadores, pero fue la iglesia la que
posteriormente armó el asunto.
La evolución de la doctrina de la Trinidad puede verse en el
hecho de que los "primeros trinitarios" nos dicen que los
primeros cristianos estaban horrorizados por las ideas
trinitarias; en realidad, hasta los mismos "padres cristianos"
demostraron una notable ignorancia de la Trinidad.
Tertuliano, abogado y presbítero de la iglesia de Cartago en
el siglo tercero, fue el primero en usar la palabra "Trinidad"
cuando presentó la teoría de que el Hijo y el Espíritu
participan en el ser de Dios, pero que todos son de un solo
ser de sustancia con el Padre. A fines del siglo segundo, se
lamentó en Adversus Praxeas (Contra Praxeas).
La mayoría de los creyentes (es decir, cristianos), que en
todas partes constituyen mayoría, se estremece de horror en la
dispensación de los tres (es decir, la trinidad). No
comprenden que, aunque hay un solo Dios, ¡hay que entenderlo
dentro de su propia economía!
Pero lo realmente asombroso es que el mismo Tertuliano tenía
una interpretación "impropia" o incompleta de la
Trinidad, pues también escribió: "Hubo un tiempo en que el
Hijo no existía". O, en otras palabras, ¡hubo un tiempo en que
Jesús no existía! Nuevamente, todo esto apunta al hecho del
desarrollo gradual de la doctrina; ¡la Trinidad nunca fue
parte del evangelio de Jesucristo!
El teólogo oriental Juan de Damasco (más o menos 675-749 d.
C.), al defender la iconolatría, admitía el hecho de que ni la
Trinidad ni la homoousion
(identificar a Jesús como Dios), ni las dos naturalezas de
Cristo pueden hallarse en las Escrituras. Juan de Damasco
luego continuó: "Pero sabemos que estas doctrinas son
verdaderas". Después de admitir que los íconos, la Trinidad, y
la encarnación son innovaciones, Juan de Damasco pasó a instar
a sus lectores a aferrarse a ellas "como tradiciones
venerables entregadas a nosotros por los padres". De esta
manera, hace por lo menos 14 siglos, reconoció que la doctrina
de la encarnación no es una doctrina divinamente revelada,
entregada a nosotros por Jesús, sino una idea humana
transmitida a nosotros "por los padres". Theodoro Estudita
(aproximadamente 795-826) adoptó este argumento también.
Eusebio, un erudito del siglo cuarto, en su legendario libro
sobre la historia del cristianismo, observa que los cristianos
de principios del siglo primero que vivían en y alrededor de
Jerusalén no adoraban a Cristo.
Todavía en el siglo cuarto, hallamos que la mayoría de los
cristianos, particularmente los que vivían en oriente,
adoraban al Padre solamente. Este hecho es reconocido por el
padre trinitario Jerónimo, que se lamentaba de que, a mediados
del siglo cuarto, "el mundo entero gemía y se maravillaba al
descubrir que era arriano" (Arrio era el cristiano que, en el
Concilio de Nicea, representaba a los cristianos unitarios
contra las falsas enseñanzas de Atanasio, padre de la
Trinidad, como lo llaman los católicos).
Ahora, examinemos lo que algunos de los padres cristianos
tenían que decir sobre el "Espíritu Santo":
- Hermas (Similitud
V. 5, 6) entiende por "Espíritu Santo" el elemento santo
en Cristo, a saber el Hijo, que fue creado antes de todas
las cosas. En la creencia de Hermas, el Espíritu
claramente no es una persona (y Jesús no es Dios tampoco).
- En Deprecatio Pro Christianis, ix, x,
Atenágoras, que vivió desde aproximadamente 110 E. C.
hasta más o menos 180 E. C., escribió que el "Espíritu
Santo" es una emanación de Dios que procede de Él y
regresa a Él como los rayos del sol.
- Orígenes, el autor
de Exepla, y el que se dice era el más grande de los
padres ante-Nicenos, sí dijo que el Espíritu Santo tenía
personalidad, pero dice que el Espíritu Santo es una
criatura del Hijo. En otras palabras, el Hijo creó al
Espíritu Santo después de que él mismo fue creado por el
Padre.
Al estudiar estas
afirmaciones, podemos notar, no sólo la divergencia entre
ellas, sino el hecho de que no sostenían ninguna creencia en
el "Espíritu Santo" de los modernos trinitarios.
Se
traza una doctrina formal
Cuando la controversia sobre la cuestión de la Trinidad
explotó en 318 E.C. entre dos hombres de la iglesia de
Alejandría - Arrio, el diácono, y Alejandro, el obispo - en
relación con la base metafísica de la sustancia que condujo a
los conceptos que no tienen fundamento en el Nuevo Testamento
- como la cuestión de la igualdad de esencia (homoousia) o la
similitud de esencia (homolousia) de las personas divinas de
la Trinidad - el emperador Constantino intervino en la
contienda. Aunque el dogma cristiano era un completo misterio
para él, se daba cuenta de que una iglesia unificada
necesariamente significaba un reino fuerte. Cuando las
negociaciones no lograron zanjar la disputa, Constantino
convocó el primer concilio ecuménico en la historia de la
iglesia para resolver el asunto de una vez por todas.
Por lo que concernía a Constantino, las cosas iban de mal en
peor. Se vio obligado a intervenir y dirigió una carta tanto a
Alejandro como a Arrio, diciendo que la pasión que lo consumía
era la unidad en las opiniones religiosas, pues era la mejor
garantía de paz en el país. Luego continuó:
Pero, ¡Ah!
Gloriosa y divina Providencia, qué herida ha sido infligida
no sólo a mis oídos sino a mi corazón, cuando oí decir que
existen divisiones entre vosotros, aun más graves que las de
África; de manera que vosotros, por cuyo medio yo esperaba
llevar sanamiento a otros, necesitáis un remedio peor que el
de ellos. Sin embargo, después de investigar cuidadosamente
el origen de estas discusiones, hallo que la causa es
bastante insignificante y enteramente desproporcionada a tal
disputa ... Deduzco que la tal controversia se originó como
sigue: Cuando tú, Alejandro, preguntaste a cada uno de los
presbíteros lo que pensaba de cierto pasaje en las
Escrituras o, más bien, lo que pensaba de cierto aspecto de
una tonta cuestión y tú, Arrio, sin la debida consideración,
hiciste proposiciones que jamás han debido ser concebidas en
absoluto, o si fueron concebidas han debido ser sepultadas
en silencio, surgieron disensiones entre vosotros, la
comunión fue prohibida, y la mayoría de las personas,
divididas en dos bandos, ya no preservaron la unidad de un
cuerpo común.
Luego, el emperador les exhorta a que ambos olviden y perdonen
la imprudente pregunta y la respuesta desconsiderada:
El tema nunca
debió haber sido traído a colación, pero siempre hay
maldades para que las hagan manos ociosas y mentes ociosas
para que las piensen. Las diferencias entre vosotros no han
surgido de ninguna doctrina cardinal trazada en las
Escrituras, ni se ha introducido ninguna nueva doctrina. Los
dos sostienen uno y el mismo punto de vista. Por
consiguiente, un acuerdo era fácilmente posible.
El emperador pasó a citar el ejemplo de los filósofos paganos
que concuerdan o discrepan sobre detalles aunque sostengan los
mismos principios generales. Luego preguntó: ¿Es correcto que
los hermanos se comporten el uno con el otro como enemigos a
causa de meras diferencias triviales y verbales? En su
opinión, tal conducta era:
vulgar, infantil
y petulante, que les viene mal a sacerdotes de Dios y
hombres de sentido común ... Es la astucia y la tentación
del diablo. Acabemos con esto. No podemos pensar igual
acerca de todos los temas, pero por lo menos podemos estar
unidos acerca de los grandes puntos esenciales. Con respecto
a la divina providencia, que haya una sola fe y una sola
interpretación, una sola opinión en relación con Dios.
La carta luego concluye diciendo:
Devuélvanme,
pues, mis días tranquilos y mis noches despreocupadas para
que yo pueda conservar mi gozo, la alegría de una vida
pacífica. De lo contrario, tendré que gemir y deshacerme
enteramente en lágrimas y sin consuelo mental hasta que
muera. Mientras el pueblo de Dios, mis consiervos, son así
desgarrados en una controversia ilegal y perniciosa, ¿cómo
puedo tener paz mental?
Podemos ver que la carta demuestra la ignorancia del
emperador, no sólo del cristianismo, sino también de cualquier
religión en general, puesto que supone que el que un hombre
adore a Dios como le place o de la manera en que Dios indica
es lo mismo para él. Es absurdo decir que la controversia
entre Alejandro y Arrio era meramente una querella verbal o un
punto insignificante y no esencial. Considerar la diferencia
entre los dos como "trivial" muestra claramente que
Constantino no entendía de qué estaba hablando. Esta carta
sólo muestra que a Constantino no le preocupaba la naturaleza
de la realidad sino su propia paz mental.
La carta que antecede no logró su objetivo, y la disputa entre
Arrio y Alejandro empeoró. Finalmente, Constantino convocó una
reunión de todos los obispos cristianos para zanjar la
cuestión de una vez por todas. Decía que su posición como
pagano era una gran ventaja puesto que, en virtud de que no
pertenecía a ninguna secta, podía ser un juez imparcial. Seis
semanas después de que los 300 obispos se reunieron por
primera vez en Nicea en el año 325 E.C., se fraguó la doctrina
de la Trinidad. Ahora el Dios de los cristianos era
visto como teniendo tres esencias, o naturalezas, en la
forma del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La ironía es que
la deidad de Cristo fue ratificada por encima de las
objeciones de la mayoría de los obispos cristianos que se
habían reunido allí desde todas partes del mundo. De los más
de 1000 eruditos cristianos presentes, menos de 400 aceptaron
el Credo de Nicea, y aun éstos estaban divididos entre ellos
en tres grupos.
La
doctrina de la Trinidad en el Concilio de Nicea
Acerca del Concilio de Nicea, 325 D. C., donde la doctrina de
la Trinidad se formuló oficialmente por primera vez, el bien
conocido historiador trinitario Mosheim, luterano, admite
(Century 4, Part 2, Chapter 3, Sección 1):
... las
discusiones concernientes a las tres personas de la Deidad.
entre las que aprobaron las decisiones del Concilio de
Nicea.
Hay tan poca
claridad y discriminación en estas discusiones, que parecen
dividir al único Dios en tres dioses.
Además, aquellas
ociosas ficciones, que una consideración por las opiniones
prevalentes de ese tiempo habían inducido a la mayoría de
los teólogos a abrazar, aun antes del tiempo de Constantino,
ahora quedaban confirmadas, aumentadas, y adornadas de
varias maneras.
De aquí que
veamos por todas partes rastros evidentes de una excesiva
veneración de los santos en el cielo, de una creencia en un
fuego para purificar las almas cuando salen del cuerpo, de
una parcialidad hacia el celibato sacerdotal, de adoración
de imágenes y reliquias, y de muchas otras opiniones que, en
el transcurso del tiempo, casi desterraron la verdadera
religión, o por lo menos la oscurecieron y la corrompieron
en gran medida.
La piedad
genuina fue gradualmente reemplazada por una larga ristra de
observaciones supersticiosas, que se derivaban en parte de
una absurda disposición a adoptar ritos profanos.
A los templos,
al agua consagrada con ciertas formas, y a semejanzas de
hombres santos se les atribuían los mismos privilegios que
se le habían atribuido a los templos, estatuas e
ilustraciones paganos antes del advenimiento de Cristo.
Esta es la ilustración de un trinitario de las condiciones en
la Iglesia Católica durante el tiempo en que la doctrina de la
Trinidad estaba siendo formulada e impuesta. En el mismo
capítulo, Sección 5, dice Mosheim:
Los doctores que
se distinguían por su erudición explicaban las sagradas
doctrinas a la manera de Orígenes (véanse las notas más
abajo sobre Orígenes), en el cual fijaron sus ojos, de
acuerdo con los principios de aquella filosofía que habían
aprendido en la escuela en su juventud, a saber, la
filosofía de Platón corregida por Orígenes.
Los que deseen
mirar plenamente este tema pueden examinar a Gregorio
Nacianceno entre los griegos y a Agustín entre los latinos,
que en los siglos siguientes fueron considerados como los
únicos modelos dignos de ser imitados y pueden ser tenidos,
después de Orígenes, por padres y sostenedores de la
teología filosófica o escolástica. Ambos eran admiradores de
Platón.
Así, pues, se acepta unánimemente que la doctrina de la
Trinidad es el producto de la Conferencia de Nicea (325 d.
C.). Huw Parri Owen, un ex-profesor de doctrina cristiana en
King´s College, Universidad de Londres, reconoce el hecho de
que
... la iglesia
primitiva formuló la doctrina de la encarnación. Aquí los
dos principales hitos son el concilio de Nicea en 325 y el
concilio de Calcedonia en 451. A través de los siglos, la
cristología ha sido determinada, directa o indirectamente,
por las fórmulas que produjeron estos dos concilios ...
Después de Nicea, pues, no hubo ninguna duda en los círculos
ortodoxos de que Cristo era divino. [5]
La Enciclopedia Pictórica Zondervan de la Biblia, en el
artículo "Deidad de Cristo", indica el mismo hecho.
La expresión más
clara y más completa de la deidad de Cristo se halla en el
Credo de Nicea, que fue presentado originalmente en el
Concilio de Nicea, 325. En el Libro Inglés de la Oración
Común, la traducción aparece como sigue: '... Un Señor
Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, Luz de Luz, el mismo
Dios del mismo Dios, engendrado, no hecho'. [6]
La Enciclopedia Británica, bajo el encabezamiento "Trinidad",
declara:
... en la doctrina cristiana,
la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como tres
personas en una Deidad. Ni la palabra Trinidad ni la
doctrina explícita aparecen en el Nuevo Testamento, ni
tenían Jesús y sus seguidores el propósito de contradecir el
Shema del Antiguo Testamento. La doctrina se desarrolló
gradualmente a lo largo de varios siglos y a través de
muchas controversias ... El Concilio de Nicea en 325 d. C.
declaró la fórmula crucial de la doctrina en su confesión de
que el Hijo es 'de la misma substancia [homoousios] que el
Padre', aunque decía muy poco del Espíritu Santo. Durante el
siguiente medio siglo, Atanasio defendió y refinó la fórmula
de Nicea y, para fines del siglo cuarto, bajo la dirección
de Basilio de Cesárea, Gregorio de Nissa y Gregorio de
Naciancio (los padres de Capadocia), la doctrina de la
Trinidad tomó sustancialmente la fórmula que se ha mantenido
desde entonces. [7]
La Enciclopedia Collier, versión en CD-ROM, dice:
En los siglos
segundo y tercero, los cristianos dedicaron mucho cerebro a
estas cuestiones y discreparon ampliamente en sus
respuestas. En la palabra griega Logos, que era muy
corriente en la filosofía contemporánea y que se traduce más
o menos como "palabra", encontraron un término que parecía
ser usable y buscaron darle un contenido que fuese
consistente con lo que ellos creían que era Cristo. Pero,
¿cómo se relacionaba el Logos con el Padre? Una escuela de
pensamiento vino a ser conocida como arrianismo, por el
nombre de su principal exponente, Arrio (256-336), un
sacerdote de la iglesia de Alejandría. El arrianismo
sostenía que el Padre había creado al Hijo, que había habido
un tiempo en que el Hijo no había existido, y que éste
estaba subordinado al Padre. Tan aguda se volvió la
controversia que Constantino temió que la división en la
iglesia comprometiera la incómoda unidad del imperio que él
había logrado. Para resolver el problema, convocó a un
concilio de la iglesia en el año 325 en Nicea, no lejos de
Constantinopla. Fue el primero de lo que la iglesia
cristiana ha considerado como "concilios ecuménicos" , es
decir, que representan la iglesia entera. Después de un
tormentoso debate, el concilio condenó el arrianismo. El
credo que en la actualidad se llama de Nicea incorpora los
hallazgos del concilio. Acerca del problema principal,
declara: "Creo en un Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de
Dios, engendrado de su Padre antes de todos los mundos, Dios
de Dios, Luz de Luz, mismo Dios del mismo Dios, engendrado,
no hecho, ser de una sustancia con el Padre". El credo fue
refinado más tarde, pero sin hacer violencia al significado
original. El griego, en el cual se redactó primero, empleaba
términos a los cuales se les da un significado distintivo.
Un término, homoousion, traducido como "la misma sustancia",
era central. Significaba que Cristo era realmente Dios,
"mismo Dios del mismo Dios", de acuerdo con la traducción
inglesa, y no estaba subordinado al Padre. Sin embargo, el
arrianismo continuó siendo influyente durante varios siglos;
fue respaldado por algunos emperadores posteriores y fue la
forma de cristianismo a la cual se convirtieron varios
pueblos germanos. [8]
La Enciclopedia Interactiva Compton reconoce que:
El primero de
los grandes concilios de la iglesia fue convocado en Nicea
(la moderna Isnik, en Turquía) por el emperador Constantino
I, que trataba de resolver una herejía, llamada arrianismo.
Esta doctrina, que fue originada por Arrio de Alejandría,
estaba dividiendo al cristianismo y amenazaba con dividir al
imperio. Decía que Cristo Jesús no era divino, sino un ser
creado. El concilio condenó a Arrio y sus enseñanzas y
declaró la completa igualdad entre Dios el Padre y el Hijo.
Su decreto de que el Padre y el Hijo estaban compuestos "de
una substancia" se convirtió en parte del Credo de Nicea,
una declaración de fe que unió y continúa uniendo a todas
las principales divisiones del cristianismo. El concilio
trató otros temas también, incluyendo el método para
consagrar obispos. [9]
La Nueva Enciclopedia Católica también reconoce que la
doctrina de la Trinidad no existe en el Nuevo Testamento y que
fue formulada tres siglos después de Jesús [P].
Existe el
reconocimiento por parte de los exégetas y teólogos
bíblicos, incluyendo a un número, que crece constantemente,
de católicos romanos, que uno no debe hablar de trinitarismo
en el Nuevo Testamento sin una seria capacidad. Hay también
el reconocimiento estrechamente paralelo de parte de los
historiadores del dogma y los teólogos sistemáticos de que,
cuando uno habla de un trinitarismo no capacitado, se ha
movido del período de los orígenes cristianos hasta,
digamos, el último cuadrante del siglo cuarto. Fue sólo
entonces que lo que podría llamarse el dogma trinitario
definitivo 'un Dios en tres personas' fue asimilado
completamente en la vida y el pensamiento cristiano ... Fue
el producto de tres siglos de desarrollo doctrinal. [10]
Leyendo todo lo anterior, uno tiene que preguntarse por qué
fue que Jesús (P) mismo, en sus enseñanzas, no expresó la
doctrina de la Trinidad "tan completa y claramente" como lo
hizo el concilio de Nicea 300 años después de su partida.
La
iglesia afima su posición
Sin embargo, a pesar de las grandes esperanzas de parte de
Constantino, la cuestión estaba lejos de haber sido dirimida.
Arrio y el nuevo obispo de Alejandría, un hombre llamado
Atanasio, comenzaron a argumentar sobre el asunto aun mientras
el Credo de Nicea estaba siendo firmado; el "arrianismo" se
convirtió en "slogan" desde ese tiempo en adelante para
cualquiera que no se adhiriera a la doctrina de la Trinidad.
No fue sino hasta 451 E. C., en el Concilio de Calcedonia,
cuando, con la aprobación del Papa, el credo de
Nicea/Constantinopla se estableció como autoridad. Ya no se
toleró más el debate sobre el tema; hablar contra la Trinidad
se consideraba ahora blasfemia, y la severa sentencia así
ganada iba desde la mutilación hasta la muerte. Ahora
cristianos se volvían contra cristianos, mutilando y
masacrando a millares por una diferencia de opinión. En 628 E.
C., el emperador Teodosio II decretó una ley para erradicar a
los arrianos.
La iglesia también pasó a desarrollar la doctrina de "fe
ciega". Esto ocurrió porque los que desarrollaron la doctrina
de la "Trinidad" no pudieron definirla en manera alguna que no
pudiera ser refutada por los impertérritos cristianos
unitarios por medio de la Biblia. Al principio, trataron de
defender la "Trinidad" por medio de la lógica y la Biblia.
Esto continuó por largo tiempo hasta que la iglesia trinitaria
dejó de tratar de demostrar sus afirmaciones por medio de la
Biblia. Así que exigieron fe ciega en sus doctrinas.
Cualquiera que no las creyera ciegamente y se atreviera a
cuestionarlas, sería considerado hereje y sería torturado o
muerto.
Continúa
el debate
Sin embargo, los castigos brutales y hasta la muerte no
detuvieron la controversia sobre la doctrina de la Trinidad, y
dicha controversia continúa aun en la actualidad. Los
cristianos unitarios fueron luego perseguidos violentamente;
sus libros fueron quemados; y para el año 600 E. C.,
básicamente habían dejado de existir (aunque los unitarios
resurgirían en el siglo quince con la revuelta contra la
Iglesia Católica que ahora se conoce como la Reforma). Cuando
se les pide que expliquen esta doctrina fundamental de su fe,
la mayoría de los cristianos no pueden ofrecer nada más que
esto: "La creo porque se me dijo que la creyera". Para otros
cristianos, se explica como un "misterio", pero la Biblia dice
en I Corintios 14:33:
... Dios no es Dios de
confusión.
Para evitar este dilema, muchos cristianos recurren al "doble
discurso" de George Orwell. Él lo explica así:
Doble discurso
significa la capacidad de sostener dos creencias
contradictorias simultáneamente y aceptar ambas. La parte
intelectual sabe que está haciendo trucos con la realidad,
pero al poner en práctica el doble discurso también se
satisface a sí mismo de que la realidad no está siendo
violada. [11]
William Lutz, profesor en el Departamento de Inglés de la
Universidad Rutgers, tiene una definición más clara de cómo se
pone en práctica esta actitud.
Una tercera
clase de doble discurso es la jerga o el burocratismo.
Básicamente, este doble discurso es una cuestión de acumular
palabras unas sobre otras, de apabullar al oyente con
palabras, mientras más grandes las palabras y mientras más
larga la oración, mejor. ... La cuarta clase de doble
discurso es lenguaje inflado, calculado para hacer parecer lo ordinario como extraordinario; lo de todos los días como impresionante; ... lo simple como complejo. [12]
Los clérigos cristianos han alabado con entusiasmo la Trinidad
por siglos. Han empleado un impresionante lenguaje de doble
discurso y lo han usado para defender este concepto ficticio.
Leamos la glorificación de E. J. Fortman:
Si realmente
creemos que 'la base de la realidad no es la composición
nuclear de la materia sino la Trinidad'; no la división de
lo infinitamente pequeño sino la distinción en el corazón de
lo infinitamente grande, no podemos sino dedicar todos los
recursos de nuestra lógica, todas las energías de nuestra
mente, todo el fuego de nuestro corazón al estudio amoroso
del Padre, el Verbo y su Espíritu. [13]
Fortman trata de ocultar la clara contradicción entre la
Trinidad y la unicidad usando el doble discurso y lenguaje
inflado, comenzando por un gran "si" condicional. Esta es una
de las estrategias de defensa comunes de los sacerdotes cuando
se encuentran con un problema difícil relacionado con sus
enseñanzas. Son incapaces de explicar la Trinidad sin el uso
del doble discurso.
Como comenta otro autor:
El doble
discurso descansa en la suposición cristiana básica de que
Cristo es Dios. Es alrededor de esta suposición que la
controversia de las dos naturalezas de Jesús ha hecho furor.
En un momento, Jesús es humano; en el siguiente, es divino.
Primero, es Jesús, luego, es el Cristo. Es sólo mediante el
ejercicio del doble discurso que una persona puede sostener
simultáneamente estas dos creencias contradictorias. Es sólo
mediante el doble discurso que puede sostenerse la creencia
en la doctrina de la Trinidad. [14]
La denominación unitaria del cristianismo ha mantenido vivas
las enseñanzas de Arrio al decir que Dios es uno; ellos no
creen en la Trinidad. Como resultado, los cristianos de
corriente principal les aborrecen, y el Concilio Nacional de
Iglesias ha rehusado admitirles. En el unitarismo, se mantiene
viva la esperanza de que, algún día, los cristianos regresarán
a lo que predicaba Jesús (P): "... Adorarás al Señor tu Dios,
y a Él solo servirás". [15]
La doctrina fundamental de la Trinidad no tiene ningún
sentido, a menos que se acepten también las doctrinas de la
encarnación y la expiación. De aquí que Jesús de Nazaret fuese
Dios encarnado caminando en la tierra, diferente de Dios Padre
morando en el cielo y escuchando nuestras oraciones. De este
modo, fue necesario pensar en Dios por lo menos como dos en
uno, que existieron en el cielo y la tierra, por lo menos durante un tiempo, como entidades diferentes.
El
Islam y la Trinidad
La doctrina fundamental de la Trinidad no tiene ningún
sentido, a menos que se acepten también las doctrinas de la
encarnación y la expiación. Anselmo, en su Cur Deus Homo, demostró
que el concepto de expiación exigía que Cristo tuviera que ser
Dios, puesto que sólo un sacrificio infinito podía expiar la
maldad ilimitada de la humanidad que era, en las palabras de
Agustín, una massa damnata
- una masa condenada a causa del pecado original de Adán. De
aquí que Jesús de Nazaret fuese Dios encarnado caminando en la
tierra, diferente de Dios Padre que moraba en el cielo y
escuchando nuestras oraciones. Por esta razón, era necesario
pensar en Dios como por lo menos dos en uno, que existieron en
la tierra por lo menos durante un tiempo, como entidades
diferentes. En el cristianismo primitivo, el Logos que era el
espíritu de Cristo y que se creía era activo como una
presencia idvina en la vida humana, con el tiempo fue
hipostatizado como una tercera persona, y de este modo nació
la Trinidad. No hay duda de que a este proceso le dieron forma
las creencias triádicas que flotaban en el aire del Cercano
Oriente de aquel tiempo, muchas de las cuales incluían la
creencia en una figura de expiación divina.
Si bien es posible que el cristianismo tenga problemas para
definir la esencia de Dios, no sucede así con el Islam.
Blasfeman los
que dicen: 'Dios es Cristo el hijo de María'. Pero Cristo
dijo: 'Oh, hijos de Israel: Adoren a Dios, mi Dios y vuestro
Dios'.[16]
Blasfeman los que dicen que Dios es uno de tres en la
Trinidad; porque no hay otro dios que Dios. Si no desisten de
su palabra (de blasfemar) una severa pena caerá ciertamente
entre ellos. [17].
Suzanne Haneef expresa el asunto bastante suscintamente cuando
dice:
Pero Dios no es
como un pastel o una manzana que puede ser dividido en tres
partes que forman un todo; si Dios es tres personas o posee
tres partes, ciertamente no es el solo, único, e indivisible
Ser que es Dios y en el cual el cristianismo profesa creer.
[18]
Mirando el asunto desde otro ángulo, la Trinidad designa a
Dios como consistente de tres entidades separadas - el Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo. Si Dios es el Padre y también el
Hijo, entonces sería el Padre de sí mismo porque es su propio
Hijo. Esto no es exactamente lógico. El cristianismo afirma
ser una religión monoteísta. Sin embargo, el monoteísmo tiene
como su creencia fundamental la de que Dios es uno; la
doctrina cristiana de la Trinidad - Dios como tres en uno - es
considerada por el Islam como una forma sutil de politeísmo.
El concepto del Espíritu Santo como Filioque (una doble
procesión) fue añadido a la doctrina original mucho más tarde.
Tal como fue enseñado por los teólogos griegos y defendido por
Agustín, simplemente hace del Espíritu Santo un mensajero de
las comunicaciones o cosas que proceden del Padre, y es
recibido por un individuo por medio de Jesucristo. Uno podría
argüir que, puesto que el Espíritu Santo emana de Dios el
Padre, es también Dios. En realidad, esto sólo sería posible
si hubiese una "emanación total" (una transferencia del 100%).
Si ése fuese el caso, entonces la Fuente Primaria o se ha
aniquilado a sí misma o ha producido una copia exacta de sí
misma. Dios el Padre existe todavía y los cristianos con sus
creencias trinitarias todavía afirman que Dios es uno. Por
esto, podemos ver que los cristianos no reverencian sólo a un
Dios, sino a tres.
Sin
embargo, esta es una acusación que los cristianos no toman a
la ligera. A su vez, ellos acusan a los musulmanes de ni
siquiera saber qué es la Trinidad, señalando que el Qu'ran lo
pone como Alá el Padre, Jesús el Hijo, y María su madre.
Aunque la veneración de María ha sido un invento de la Iglesia
Católica desde el 431 E. C., cuando el concilio de Éfeso le dio a ella el título de
"Madre de Dios", un examen más minucioso del versículo del
Qu'ran citado más a menudo por los cristianos en apoyo de su
acusación muestra que la designación de María por el Qu'ran
como "miembro" de la Trinidad simplemente no es verdad. Aunque
el Qu'ran sí condena tanto el trinitarismo (Qu'ran 4:17) como
la adoración de Jesús y de su madre María (Qu'ran 5:11), en
ninguna parte identifica los reales tres componentes de la
Trinidad cristiana. La posición del Qu'ran es que quién o
quiénes componen esta doctrina no es importante. Lo que es
importante es que la idea misma de la Trinidad es una afrenta
al concepto de un solo Dios. Ésta es una de las razones de por
qué algunos teólogos cristianos ven la doctrina islámica como
"el reavivamiento de la antigua fe judeo-cristiana". En otras
palabras, el surgimiento del monoteísmo.
Históricamente, el Islam ha sido más escéptico de la teología
filosófica como camino a Dios que el cristianismo, y de hecho,
la unicidad divina ha sido afirmada por los musulmanes
basándose en dos fuentes suprarracionales: la revelación del
Qu'ran y la experiencia unitiva de los místicos y los santos.
Que Dios es ultimadamente uno e indivisible es la conclusión
de todo el misticismo superior, y el Islam, como religión de
la unicidad divina por excelencia, ha ligado la fe con la
experiencia mística muy estrechamente. Hasan Keimi, un místico
bosnio del siglo dieciocho, expresó esto en un poema que aun
hoy es declamado y amado por la gente de Sarajevo:
"O buscador de la verdad,
son los ojos de tu corazón los que debes abrir.
Conoce la Divina Unicidad
hoy, por el camino del amor por Él.
Si objetas: 'Estoy esperando
que mi mente capte su naturaleza',
conoce la Divina
Unicidad hoy, por el camino del
amor por Él.
"Si deseas contemplar el
rostro de Dios,
ríndete a Él, e invoca sus
nombres,
cuando tu alma esté clara,
una luz del verdadero gozo brillará.
Conoce la Divina Unicidad
hoy, por el camino del amor por Él".
La
Trinidad en el antiguo culto pagano
Ahora estudiemos la "Trinidad" y sus raíces en el antiguo
culto pagano. La "Trinidad" del cristianismo, como está
definida en el credo de Nicea, es una amalgama de tres
entidades diferentes en una sola entidad, y al mismo tiempo
permanecen las tres entidades diferentes. Se nos dice que
hablemos de los tres dioses como de uno solo, y nunca de tres
dioses, lo cual sería considerado herejía (Isaías 43:10). Son
considerados como co-eternos, co-sustanciales, y co-iguales.
Sin embargo, sólo el primero era auto-existente. Los otros
procedían del primero. La doctrina filosófica neo-platónica
tiene sus raíces, no en la inspiración de Dios, sino en el
antiguo paganismo. La mayoría de las antiguas religiones
fueron construidas sobre alguna especie de triple distinción.
Las deidades eran siempre trinidades de alguna clase o
consistían de sucesivas emanaciones en grupos de tres.
En India, encontramos la doctrina de la divina trinidad
llamada "Trimurti" (del sánscrito: "tres formas" que consiste
de una tríada de Brahma, Vishnu, y Siva. A los adoradores se
les dice que las adoren como a una deidad. Los eruditos
consideran que Trimurti es un intento de reconciliar
diferentes enfoques monoteístas entre sí y con la doctrina
filosófica de la realidad última (Brahman). Es una unidad
inseparable, aunque en forma de tres. Tales conceptos no
representaban ningún problema para la lógica de un adorador
hindú pues ya se usaban en la adoración de dioses con cuerpo
de hombre y cabeza de elefante (Ganesh) o dioses con rostro de
mono (Hanuman) o dioses con seis brazos, y así sucesivamente.
Recuérdese que el hinduismo clásico data por lo menos del 500
B.C., con raíces que se extienden ya en 2000 B. C.
Los brahmas también tienen su trinidad. En su trinidad,
Vajrapani, Manjusri, y Avalokitesvara forman una unión divina
de tres dioses en un dios, "Buda". En el hinduísmo Mahayana,
también existe el concepto de trikaya (sánscrito: "tres
cuerpos"), el concepto de tres cuerpos, o modos de ser, de
Buda: el dharmakaya (cuerpo de la esencia), el modo no
manifiesto, y el supremo estado del conocimiento absoluto, el
sambhogakaya (cuerpo del deleite), el modo celestial; y el
nirmanakaya (cuerpo de la transformación), el modo terrenal,
el Buda como apareció en la tierra o se manifestó en una
bodhisattva terrenal, un rey terrenal, una pintura o un objeto
natural, como un loto. Los ciudadanos de China y Japón también
adoran a Buda, pero lo conocen como "Fo". Cuando le adoran,
dicen: "Fo es un dios pero tiene tres formas".
Sir William Jones dice:
Nativos muy
respetables me han asegurado que uno o dos misioneros han
sido lo bastante absurdos en su celo por convertir a los
gentiles como para declarar que los hindúes ahora ya eran
casi cristianos porque su Brahma, Vishnu, y Mahesa (Siva) no
eran otros que la Trinidad cristiana. [19]
Los antiguos egipcios también adoraban a una trinidad. Se
supone que su símbolo de un ala, un globo, y una serpiente
representaban los diferentes atributos de su dios. Había
también la tríada de Osiris, Isis y Horus. En Babilonia, había
una Trinidad de Ishtar, Sin y Shamash; en Arabia,
Al-Lat, Al-Uzza y Manat.
Los griegos también tenían sus trinidades. Cuando hacían
sacrificios a sus dioses, rociaban agua bendita sobre el altar
tres veces, luego rociaban tres veces al pueblo también.
Luego, tomaban incienso con tres dedos y salpicaban el altar
tres veces porque el oráculo había dicho que todas las cosas
sagradas debían serlo en tríos. Recuérdese que la filosofía de
este pueblo (los griegos) es lo que fue principalmente
responsable de la definición ded la naturaleza "trinitaria"
cristiana de Dios. Esto se hizo por medio de los escritos del
filósofo griego Platón relativos a su "Logos" ("palabra").
Además, recuérdese que los evangelios de la Biblia fueron
llamados los "evangelios griegos" por una razón: fueron
escritos en su idioma y basados en su filosofía.
T. W. Doane dice:
La obras de
Platón fueron estudiadas extensamente por los padres de la
iglesia, uno de los cuales reconoce alegremente en el gran
maestro al ayo que, en la plenitud del tiempo, estaba
destinado a educar a los paganos para Cristo, como Moisés
educó a los judíos. El celebrado pasaje: "En el principio
era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios"
es un fragmento de algún tratado pagano sobre la filosofía
platónica, evidentemente escrito por Ireneo. Es citado por
Amelio, un filósofo pagano, como estrictamente aplicable al
Logos, o Mercurio, el Verbo, aparentemente como un
testimonio honorable presentado a la deidad pagana por un
bárbaro. Vemos, pues, que el título "Verbo" o "Logos",
aplicado a Jesús, es otra amalgama con el cristianismo. No
recibió su forma cristiana autorizada sino hasta mediados
del siglo segundo después de Cristo. Los antiguos romanos
paganos adoraban a una Trinidad. Se dice que un oráculo
declaró que existía 'primero Dios, luego el Verbo y con
ellos el Espíritu'. Aquí vemos claramente enumerados a Dios,
el Logos, y el Espíritu Santo en la antigua Roma, donde el
templo más celebrado de esta capital - el de Júpiter
Capitolino - estaba dedicado a tres deidades, las cuales
tres deidades eran honradas con un culto en conjunto. [20]
Las trinidades no estaban limitadas sólo a estos tres grupos,
sino que los persas, los asirios, los fenicios, los
escandinavos, los druidas, los habitantes de Siberia, los
antiguos mexicanos, los peruanos, y muchos otros, todos
adoraban deidades paganas "trinitarias" (entre una gran
multitud de otros dioses) mucho antes de que el Concilio de
Nicea reconociera oficialmente, en 325 E. C., que ésta era la
"verdadera" naturaleza de Dios.
Conclusiones
Podemos ver que la doctrina de la Trinidad es un concepto
enteramente humano; no hay en absoluto ninguna aprobación por
parte de Dios sobre la cuestión simplemente porque toda la
idea de una Trinidad de seres divinos no tiene cabida en el
monoteísmo. El hecho es que una persona inteligente e
instruida, que no esté familiarizada con estas cosas (que no
tenga ningún conocimiento ni a favor ni en contra de la
Trinidad) no puede llegar al conocimiento de la Trinidad con
sólo leer la Biblia. Una persona no puede leer la Biblia y
luego escribir nada como el credo de Nicea. Los cristianos
sólo pueden llegar a la Trinidad por medio de la "eisegesis"
(en contraste con lo que podríamos llamar "exégesis"). Los
cristianos leen cosas en la Biblia que simplemente no están
allí. Tienen una mentalidad de teología primero, en lugar de
una mentalidad de Escritura primero. Los cristianos están tan
decididos a hallar la Trinidad en la Biblia que leen un
versículo como el de Isaías: "Santo, santo, santo es el Dios
Todopoderoso al que yo alabo" y luego llegan a la conclusión
de que, puesto que la palabra "santo" se menciona tres veces,
¡eso tiene que significar que hay una Trinidad!
En el Qu'ran, la revelación final de Dios para la humanidad,
hallamos la posición de Dios claramente expresada en varios
pasajes elocuentes:
"... vuestro
Dios es un solo Dios: quienquiera que espere encontrarse con
el Señor, que haga justicia, y en la adoración de su Señor
(Qu'ran 18:110).
"... no tomes,
con Dios, otro objeto de culto, no sea que seas lanzado al
infierno, culpable y rechazado". (Qu'ran 17:39).
" ... Yo soy tu
Señor y Acariciador; por lo tanto, sírveme a mí (y no a
ningún otro)" (Qu'ran 21:92).
¡Y sólo Dios sabe que es así!
[5] Christian Theism,
T&T, Clark, Edinburg, 1984, p. 38-39.
[6] "Deity of Christ", Zondervan
Pictorial Encyclopedia of the Bible, Vol. 2, Second
ed., 1977, p. 88.
[7] "Trinity", Encyclopaedia
Britannica, Vol. 11, p. 928.
[8] Collier´s Encyclopedia
CD-ROM.
[9] Compton´s Encyclopedia
CD-ROM.
[10] The New Catholic
Encyclopedia, Volume XIV, p. 295.
[11] Como lo citó Muhammad Ata' Ur-Rahim, Op. Cit., p. 198.
[12] William Lutz, Doublespeak,
Harper Perennial, New York, 1990, p. 5.
[13] J. Fortman, The
Christian Trinity in History, St. Bede´s Publication,
1982, Introduction page.
[14] Muhammad ad Ata' Ur-Rahim, Op., Cit., p. 198.
[15] Lucas 4:8.
[16] Sura' Al-Maaidah (5):72.
[17] Sura' Al-Maaidah (5):73.
[18] Suzanne Haneef, What
Everyone Should Know About Islam and Muslims, Library
of Islam, 1985, pp. 183-184.
[19] T. W. Doane, Bible
Myths and Their Parallels in Other Religions, p. 370.
[20] Ibid., pp.
375-376.
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