Domingo, 24
Diciembre de 2000
En la actualidad, la mayoría de los
sabios acerca de Jesús narra una historia de buenas nuevas
sobre Jesús de Nazaret. Esa historia de buenas nuevas es
llamada "el evangelio". Aunque no sabemos quiénes son estos
autores del Nuevo Testamento (NT), y ciertamente no son
testigos presenciales que simplemente recitan la historia de
Jesús o escriben su biografía, ellos, como
cualquier buen narrador, rodean esa historia de cierto
significado y cierta interpretación.
Esta mezcla de historia e interpretación en el NT nos ayuda
a entender por qué el NT contiene relatos diversos y hasta
contradictorios de Jesús de Nazaret. Era inevitable que su
historia llegara a tener significados diferentes para
personas diferentes. Los cristianos palestinos lo veían con
ojos muy judíos, mientras que los cristianos gentiles lo
veían a través de los ojos de su propia cultura y su visión
mundial. Ningún narrador recita simplemente la historia,
sino que él o ella rodea esa historia con el tipo de
interpretación que le da vida y significado tanto para el
narrador como para los oyentes.
Todo el propósito de esta discusión es llamar la atención
hacia esta distinción fundamental entre la historia y su
interpretación.
Decir que Jesús fue ejecutado bajo la acusación de blasfemia
y sedición es historia. La cuestión está abierta a
investigación y verificación histórica por medio del peso de
la evidencia. Esta historia no es un asunto de fe, porque el
hecho histórico de su muerte es algo generalmente aceptado
por creyentes e incrédulos por igual.
Pero, decir que Jesús murió por nuestros pecados, o que fue
sacrificado como alguna clase de expiación de sangre por los
pecados del mundo, es una interpretación - la interpretación
cristiana - de lo que, en un nivel histórico, aparece como
una brutal ejecución por los romanos. La interpretación
viste la tragedia histórica visible de un significado
suprahistórico que no es evidente en el suceso mismo.
En lugar de ver sólo otra muerte terrenal de un hombre
inocente, la interpretación cristiana nos presenta un drama
de enorme significado cósmico y teológico.
A diferencia del suceso histórico mismo, la interpretación
cristiana de la muerte de Jesús no está abierta a ninguna
clase de investigación o verificación histórica.
No puede ser demostrada ni refutada. Si pudiera ser
demostrada como cualquier otro incidente histórico, no sería
artículo de fe. Por supuesto, lo mismo ocurre con las
afirmaciones acerca de la existencia de Dios, los ángeles,
los milagros, la vida después de la muerte, la inspiración
de la Biblia o cualquier otra cosa de naturaleza
trascendente, suprahistórica o teológica. Las pruebas
demostrables y la fe se excluyen mutuamente.
Lo mismo sucede con el punto más importante e impresionante
de la fe cristiana, a saber, la divinidad de Jesús. Que
Jesús de Nazaret vivió realmente, y dijo e hizo cierto
número de cosas es una cuestión histórica que hasta los
musulmanes, los hindúes como Ghandi, los judíos como Buber,
y los ateos como Jack London encuentran impresionante. No se
puede demostrar ni refutar.
En la época del propio Jesús, la gente respondió al evento
histórico de su vida de diferentes maneras. Unos decían que
hacía magia y que estaba inspirado por el diablo. Otros, que
era uno de los profetas resucitados de entre los muertos.
Algunos judíos decían que era el hijo de Dios o el Mesías en
el sentido judío o veterotestamentario de un hombre adoptado
o ungido por Dios para que fuera rey como David. Finalmente,
los cristianos llegaron a decir que era Dios en forma
humana. Ahora bien, todas estas afirmaciones, incluyendo la
cristiana, son interpretaciones de la historia. No están
sujetas a investigación o verificación histórica. La
doctrina de la divinidad de Jesús es como la doctrina de su
expiación por sangre. No puede ser demostrada ni refutada.
Es un artículo de fe.
Lo mismo se aplica a todas las doctrinas cristianas, ya sea
la del nacimiento virginal, la impecabilidad de Jesús, o su
resurrección corporal. Todas ellas son una interpretación de
la historia.
Decir que la religión cristiana está fundada en la historia
de Jesús de Nazaret no es enteramente correcto. Los
musulmanes concuerdan con los cristianos en casi todos los
hechos históricos de Jesús de Nazaret, y a ese respecto,
también lo hacen muchos judíos, como Buber, hindúes como
Ghandi, y ateos cmo Jack London. Pero eso no los convierte
en cristianos. Lo que define el cristianismo y lo separa del
resto de los admiradores de Jesús es la interpretación que
el cristianismo hace de la historia de Jesús. Las
doctrinas cristianas o la teología cristiana son todas
acerca de la interpretación.
Los credos de la iglesia cristiana no dicen casi nada acerca
de la historia de Jesús de Nazaret. Tampoco lo hacen todos
los volúmenes dedicados a la teología cristiana, así como la
dogmática de la iglesia. Los cristianos se han matado entre
sí demasiado a menudo a causa de estas cuestiones de
interpretación o a causa de artículos de fe, pero sería
difícil hallar ejemplos de personas que se maten entre sí
basándose en que Jesús de Nazaret dijo cosas como "amarse
los unos a los otros", "no juzgar", "perdonar setenta veces
siete", etc.
Pablo no dice casi nada acerca de las circunstancias
históricas reales de la muerte de judíos a manos de
autoridades judías y romanas, pero tiene mucho que decir
acerca del significado cósmico y teológico de la muerte de
Jesús.
Es una cuestión histórica que Jesús nació o aun que lo hizo
en circunstancias irregulares. Dos autores del NT
proporcionan la interpretación de que nació de una virgen.
Aunque esa interpretación de la historia está conspicuamente
ausente en Pablo y en dos de los evangelios del NT, la
doctrina del nacimiento virginal se convirtió, con el correr
del tiempo, en una de las doctrinas fundamentales de la
ortodoxia cristiana. Por supuesto, esta clase de milagros no
es accesible a la investigación y la verificación histórica.
Como todas las otras doctrinas de la religión cristiana, es
simplemente un artículo de fe, que no puede ser ni
demostrado ni refutado.
Acerca de la cuestión de la resurrección de Jesús, lo único
que es accesible a la historia es que, después de su muerte,
un grupo de personas se convenció de que él estaba vivo otra
vez. Unos pocos afirmaron que se habían encontrado con él, y
muchos más dijeron que habían experimentado su presencia,
pero el relato de estas cosas no se escribió en los
evangelios sino hasta 50 o 70 años más tarde. En algunos
aspectos importantes, estos relatos son contradictorios y
hasta mutuamente excluyentes. Por ejemplo, ¿tuvieron lugar estas
"apariciones" en Galilea (de acuerdo con
Marcos y Mateo) y no en Jerusalén (según Lucas y Juan)? ¿Y
les dijo Jesús a los discípulos que regresaran a Galilea
para encontrarse con él allí (Marcos y Mateo) o les ordenó
que permanecieran en Jerusalén hasta que viniera sobre ellos
el Espíritu Santo (Lucas y Hechos)?
La iglesia llegó a interpretar estos encuentros y estas
experiencias del Jesús resucitado en términos de la doctrina
de la resurrección corporal. Si podemos aceptar que los
evangelios eran la interpretación creativa de diferentes
narradores de la segunda y tercera generaciones después del
incidente al que aluden, no nos inquietarán ni la diversidad
ni los detalles contradictorios de los relatos. Y puesto que
la resurrección no está sujeta a prueba demostrable, ella
también es un artículo de fe.
Gradualmente, el movimiento cristiano se convirtió en una
institución monolítica en la cual todos los artículos de la
fe cristiana quedaron firmemente atados en un siempre
creciente número de credos que definían la ortodoxia y
revelaban la herejía. Sólo se toleraba una versión o
interpretación de la historia de Jesús. Esta clase de
arrogancia, exclusivismo e intolerancia condujo directamente
a la Edad Media.
Pero, ¿presentaba el movimiento cristiano primitivo sólo una
versión del relato de Jesús? Los sabios están más y más de
acuerdo en que el movimiento primitivo nos presenta una
asombrosa diversidad de interpretaciones concernientes a
Jesús - desde los cristianos esenios en la extrema derecha,
pasando por los cristianos farisaicos, los cristianos
jacobinos, los cristianos petrinos, los cristianos paulinos,
los cristianos juaninos, hasta los cristianos gnósticos en
la extrema izquierda - y luego los cristianos alejandrinos,
los cristianos antioquianos, los cristianos romanos y
diferentes grupos regionales demasiado numerosos para ser
mencionados.
Ninguno tenía un NT completo; algunos tenían una pequeña
parte de lo que más tarde fue puesto en el canon del NT;
algunos tenían libros que nunca fueron incluidos en el NT, y
algunos sólo tenían una breve colección de los dichos de
Jesús. ¡Y el 90% de ellos no sabía ni leer ni escribir!
Pero, aunque examináramos los documentos que mucho tiempo
después formaron el canon del NT (por medio del consenso de
la iglesia monolítica), encontramos allí una asombrosa
diversidad. Por ejemplo, los cristianos han tendido a
suponer que todos los autores del NT adoptaron la doctrina
del nacimiento virginal de Jesús. Pero, una lectura
desapasionada de Marcos indicaría que el desconocido autor
no sólo guarda silencio acerca del nacimiento virginal, sino
que la manera en que cuenta su relato sobre la incredulidad
de la madre y los hijos parece dejarlo fuera. El evangelio
de Juan parece suponer que José fue el padre biológico de
Jesús y, por supuesto, el silencio de Pablo sobre el tema es
bastante ensordecedor. El descubrimiento en este siglo de
muchos evangelios no canónicos, más una cuidadosa
reconstrucción de la historia de la iglesia judía, indica
con bastante claridad que la mayoría de los "cristianos"
judíos (un nombre inapropiado, pues nunca se llamaron a sí
mismos cristianos), incluyendo a los apóstoles originales,
no tenía una doctrina del nacimiento virginal. No llamo la
atención hacia estas cosas para buscar apoyo a favor de uno
y contra el otro, sino solamente para que, por fin, nos
quitemos nuestros lentes cristianos y permitamos que cada
autor del NT cuente su historia de Jesús a su propia manera.
Tomemos otro ejemplo, la doctrina cristiana de la expiación
por sangre. Hemos tenido la tendencia a leer el NT a través
del prisma de la interpretación paulina de la muerte de
Cristo. Pero, puede sorprender a muchos que el autor de
Lucas-Hechos, que contribuye con una porción mayor del
material del NT que cualquier autor del NT, no tiene una
teología de la expiación. La doctrina de Lucas sobre el
perdón de los pecados no se basa en la muerte de Jesús sino
en el Jesús resucitado. Sin una expiación de reemplazo,
Lucas ni siquiera calificaría como un cristiano ortodoxo de
acuerdo con los estándares del cristianismo de credos.
Puede que también sorprenda a muchos que Pablo no aprueba
una resurrección física o corporal de Jesús ni de los
santos. Su explicación del cuerpo carnal y el cuerpo
espiritual en 1 Corintios 15 y su afirmación diciendo que el
cuerpo de carne y huesos no puede heredar el reino de Dios,
parecen dejarla fuera. Además, en otros lugares, se habla de
la muerte en términos de estar ausente del cuerpo y presente
con el Señor. Yo simplemente estoy señalando que el NT usa
varios modelos, varias metáforas, o interpretaciones para
hablar de la vida al otro lado de la tumba, y por
consiguiente, los intentos de poner la doctrina de la
resurrección en una especie de camisa de fuerza no tiene
ningún apoyo en el NT.
Ahora llegamos a la doctrina cristiana realmente grande, la
de la divinidad de Jesús. No se puede negar que,
tradicionalmente, los cristianos han leído todos los cuatro
evangelios, y hasta el NT entero, a través de los lentes del
así llamado evangelio de Juan. Pero, si permitimos que los
otros evangelios nos hablen en sus propios términos y
cesamos de obligarlos a entrar en el molde teológico bien
del cuarto evangelio o de los credos de la iglesia,
tendremos que admitir que Geza Vermes, historiador judío y
sabio del NT, tiene razón: Los evangelios sinópticos no
enseñan que Jesús es Dios. En el relato general del Jesús
histórico de los evangelios, él elude todos los títulos,
rehusa ser llamado "maestro bueno" ("no hay nadie bueno sino
Dios") y, si hay un secreto mesiánico en el relato de los
evangelios, Jesús es hijo de Dios sólo en el sentido judío o
del NT de un hombre ungido de Dios. En los evangelios, su
interpretación de la persona histórica difiere
considerablemente de Juan en muchos puntos en los cuales no
podemos entrar aquí.
Actualmente, la mayoría de los entendidos en Jesús, ya sean
católicos o protestantes, conservadores o liberales,
reconocen que la primera iglesia en Jerusalén, que incluía a
los apóstoles originales, no creía en la divinidad de Jesús.
(Véase la obra conservadora de James Dunn Diversity in the NT Witness
[Diversidad en el Testimonio del NT). Los miembros de la
iglesia primitiva creían que Jesús era el hijo de Dios en un
sentido judío o del NT de ser un hombre elegido o ungido por
Dios, y los primeros sermones, como están reflejados en el
libro de Hechos, hacen resaltar esto. Estos miembros eran
demasiado judíos como para considerar la idea de que el Dios
único de su historia pudiera ser un hombre y que ese hombre
pudiera ser Dios. La iglesia tuvo que moverse hacia un
contexto gentil de un mundo de habla griega y una cultura
griega antes de que la transición hacia un hijo de Dios
ontológico pudiera tener lugar. El proceso completo de esa
transición (hasta el "Dios de Dios") necesitaría
aproximadamente 400 años. Aun el cuarto evangelio se queda
muy corto de la teología católica que llegó con el Concilio
de Calcedonia en el año 435 D. C. y aun después de eso, la
doctrina de la divinidad de Jesús no fue aceptada plenamente
en toda la Iglesia Cristiana sino hasta aproximadamente el
año 800 D. C. Y si alguno puede obtener algún consuelo de
ello, ¡la iglesia de la Edad Media nunca cuestionó los
credos ni la divinidad de Jesús!
Es fácil definir la ortodoxia según los credos de la iglesia
y las confesiones, que proliferaron de siglo en siglo. Pero
no es tan fácil definir la ortodoxia según el NT - a menos,
por supuesto, que nos volvamos muy selectivos o insistamos
en homogenizar su diversidad con fórmulas cristianas
predeterminadas. Cuando se trata del NT, por no decir nada
de muchas otras versiones del movimiento primitivo acerca de
Jesús, no hay sólo una interpretación del nacimiento de
Jesús; no hay sólo una interpretación correcta de la muerte
de Cristo; no hay sólo una doctrina de la resurrección, y no
hay sólo una correcta interpretación de la persona de
Cristo. Por consiguiente, parece que la mayoría de los
juicios sobre quién es ortodoxo y quién no lo es es muy
arrogante, y juzgados por el NT, ¡no muy ortodoxos, después
de todo! ¡Y juzgados por el Jesús histórico, podrían ser
peores que ser paganos!
Al decir estas cosas, no estoy diciendo que he hecho nungún
gran descubrimiento, porque ahora este parece ser el
consenso de una corriente muy amplia de eruditos del NT, que
incluye a católicos, protestantes y judíos de todo el mundo.
Todo ello representa una refrescante liberación de la
estrecha prisión de una estrecha ortodoxia que está, después
de todo, completamente en desacuerdo con el espíritu del
Jesús histórico.
No puedo evitar sospechar que algún Rip Van Winkle
protestante comenzará a hacer ondear su Papa de papel,
declarando que sola
scriptura, la autoridad de la Biblia, es la
verdadera prueba de la ortodoxia. ¿Qué puedo decirles a
estos Rip Van Winkle cristianos que han podido dormir
durante por lo menos los últimos doscientos años de
erudición bíblica como si nada hubiese cambiado?
En primer lugar, podría señalar que los cristianos del siglo
primero ni siquiera tenían una Biblia cristiana. No pudieron
estar de acuerdo en cuáles libros poner en el NT y cuáles
dejar fuera de él sino después de que hubieron pasado
trescientos años. Además, Jesús no escribió nada, no dio
instrucciones para que los discípulos escribieran nada, y de
cualquier modo, muy poquito se escribió antes de que
hubiesen transcurrido dos o tres generaciones después de su
muerte.
No sabemos quién escribió ninguno de los cuatro evangelios,
a pesar de una tradición que decía que, en el NT, tenemos
relatos presenciales de la vida, la muerte y la resurrección
de Jesús. Estos autores del NT, la mayoría de ellos
anónimos, y ciertamente no testigos presenciales, no
aseguraban estar escribiendo santas escrituras, no afirmaban
lo que la iglesia afirmó de ellos más tarde (por ejemplo,
que eran infalibles), y no nos dijeron que pusiéramos sus
escritos en un canon sagrado del NT.
Ninguna de estas afirmaciones sobre la autoridad especial de
ciertos documentos antiguos o teorías antiguas acerca de su
inspiración son susceptibles de ninguna clase de
verificación histórica. Como todas las doctrinas del
cristianismo, en el mejor de los casos son una
interpretación, otro artículo de fe que, por supuesto, no es
demostrable. Creer estas cosas no pondrá a nadie en
desacuerdo con el espíritu del Jesús histórico, pero ser
arrogante y juzgador acerca de ellos ciertamente lo hará.