¡Aclamen alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra! Canten salmos a su glorioso
nombre, ¡ríndanle gloriosas alabanzas! Díganle a Dios:
"¡Cuán imponentes son tus obras! Es tan grande tu poder
que tus enemigos mismos se rinden ante ti. Toda la tierra
se postra en tu presencia, y se cantan salmos; cantan
salmos a tu nombre". Selah ¡Vengan y vean las proezas de
Dios, sus obras portentosas en nuestro favor! Convirtió el
mar en tierra seca, y el pueblo cruzó el río a pie.
¡Regocijémonos en él! Sal. 66:1-6 (NVI).
La palabra bíblica que
más adecuadamente y con mayor frecuencia resume
los poderosos actos de Dios es la palabra sadaq (justicia). En
estos actos, la justicia de Dios se hace pública para que
todo el mundo la vea.
Todo el día proclamará mi boca
tu justicia y tu salvación, aunque es algo que no alcanzo
a descifrar. Soberano Señor, relataré tus obras poderosas,
y haré memoria de tu justicia, de tu justicia solamente.
Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aun hoy
anuncio todos tus prodigios". Sal. 71:15-17.
Grande es el Señor, y digno de
toda alabanza: su grandeza nadie la podrá medir. Una
generación recomendará tus obras a otra; hablarán de tus
poderosos actos. Contarán del glorioso esplendor de tu
majestad, y meditaré sobre tus maravillosas obras. Contarán
del poder de tus impresionantes obras, y proclamaré tus
grandes obras, y celebrarán tu abundante bondad y cantarán
con gozo de tu rectitud [sadaq-justicia]. Sal. 145:37; véase
también Jueces 5:11; 1 Sam. 12:7; Sal. 19:24; 48:10; 71:
Isa. 51:5-12; 56:1; Miqueas 6:4, 5.
Al examinar estos y
muchos otros pasajes que testifican de la justicia de Dios
en sus poderosos actos, un hecho sobresale por su notable
repetitividad:
La justicia de Dios está
asociada a sus actos de salvación y liberación, y a sus
obras de misericordia y perdón. Justicia = Salvación.
En tu [sadaq-justicia], líbrame. Sal. 31:1.
Todo
el
día proclamará mi boca tu justicia [sadaq] y tu salvación.
Sal. 71:15.
Mi justicia [sadaq] no está lejana; ... mi
salvación ya no tarda. Sal. 46:13.
Ya
se acerca mi justicia [sadaq], mi salvación está en camino;
¡mi brazo juzgará a las naciones! Isa. 51:5.
Porque
él
me vistió con ropas y me cubrió con el manto de la justicia
[sadaq]. Isa. 61:10.
En 1 Samuel 12:7-12, la
justicia de Dios claramente significa sus obras de
salvación en la liberación de Israel (véase también Jueces
5:11). Justicia = misericordia y perdón. Ten misericordia
de mí, oh Dios ... borra mis transgresiones ... Líbrame de
derramar sangre, Oh Dios, el Dios que me salva, y mi
lengua cantará de tu justicia [sadaq]. Sal. 51:1, 14.
Justicia = liberación del oprimido. Quizás la justicia de Dios
es más prominente en los pasajes de la Escritura que hablan de
la liberación de los oprimidos. Por ejemplo:
El Señor reina para siempre; ha establecido su
trono para juicio. Juzgará al mundo en rectitud; gobernará a
los pueblos con justicia. El Señor es refugio para el
oprimido, fortaleza en tiempo de angustia. Sal. 9: 7, 9.
El Señor es rey eterno; los paganos serán
borrados de su tierra. Tú, Señor, escuchas la petición
de los indefensos, les infundes aliento y atiendes su
clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el
hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.
Sal. 10:16-18.
Tú libras de los poderosos a
los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos
que los explotan. Sal. 35:10.
El Señor hace sadaq
[justicia] y mishpat
[juicio] a los oprimidos. Sal. 103:6. Él defiende la causa del
oprimido y alimenta al hambriento, libera a los prisioneros,
da vista a los ciegos, sostiene a los agobiados, ama a
los justos.
El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la
viuda, pero frustra los planes de los impíos. Sal. 146:9.
El Antiguo Testamento nunca se cansa de recitar la obra de
Dios al librar a los esclavos hebreos oprimidos en Egipto.
Este acontecimiento marcó para siempre a la justicia de Dios
como la que ejecuta la liberación de todos los oprimidos.
(Sal. 103:6).
Si podemos anticipar el
Nuevo Testamento aquí, indicaríamos simplemente que la
resurrección es el acontecimiento preeminente que prueba que
la justicia de Dios obra la liberación de todos los
oprimidos. Jesús fue el hombre más oprimido que jamás vivió.
La opresión de todo hijo y toda hija de Adán se resumió en
él. Pero la justicia de Dios le levantó de los muertos en el
éxodo real de la historia humana. (Lucas 9:31).
Resolviendo
una
aparente anomalía en la justicia de Dios
En el pensamiento occidental, es difícil ver que las obras
de salvación a favor de los pecadores puedan llamarse un
ejercicio de la justicia de Dios. Podemos entender en
seguida que la abrumadora bondad hacia los que no la merecen
pueda llamarse "misericordia", pero llamarla "justicia"
parece muy extraño. La consistencia del pensamiento bíblico,
sin embargo, queda clara si relacionamos los actos
salvadores de Dios con el significado básico de sadaq.
Fundamentalmente, justicia significa fidelidad a una
relación, o lealtad a lo que Dios quiere que seamos. Cuando
la justicia se aplica a Dios, significa, por lo tanto:
- Dios es fiel
a la promesa de su pacto. El pacto de Dios no es un
contrato condicional concertado bilateralmente entre
dos partes. Es un compromiso o promesa unilateral de
parte de Dios para actuar a favor de su socio escogido
en el pacto, con abrumadora bondad y generosidad.
Desde el principio, Dios ha tenido un propósito de gracia
hacia la humanidad (2 Tim. 1:9). Ha tenido el compromiso de
cumplir su propósito de gracia a cualquier costo para sí
mismo. Por eso, cuando Dios ejerce su misericordia salvadora
hacia el pecador, simplemente está cumpliendo su promesa del
pacto.
Justicia es Dios llevando a cabo fielmente lo que
el amor divino ha prometido hacer. Él es fiel en todo lo que
hace.
El Señor ama la justicia [sadaq]. Sal. 33:4, 5].
¿Acaso su falta de fe [de Israel] anula la
fidelidad de Dios? ... Nuestra injusticia pone de
relieve la justicia de Dios. (Rom. 3:3-5).
No digamos que la palabra de Dios ha fracasado.
(Rom. 9:6).
En éstos y muchos otros pasajes, la fidelidad de
Dios a la promesa de su pacto equivale a su justicia. Por lo
tanto, tanto en el Antiguo Testamento como en Pablo, el
significado primario de la justicia divina es la misericordiosa
fidelidad de Dios a sus promesas de salvación
escatológica para su pueblo a pesar de los pecados de su
pueblo. La justicia de Dios significó su fidelidad a sus
promesas de pacto.
- Justicia es
el ordenamiento de las cosas de acuerdo con el
propósito divino. Parte de este "correcto orden de
cosas" es violado por la existencia misma de los
pobres y necesitados, y especialmente de los
oprimidos: por lo tanto, si sadaq [la justicia] debe
ser establecida, Dios tiene que librar a estos
desafortunados de su situación. Por esta razón, la
justicia de Dios viene a estar asociada con los actos
de liberación de Dios.
La justicia de Dios está hasta inclinada a favor de los
pobres y los oprimidos. Esto no implica ninguna injusta
parcialidad. La justicia quiere enseñarnos que los
que han sufrido especialmente de privaciones deben recibir
especial atención.
A la madre de una familia numerosa se le preguntó
una vez a cuál de sus hijos amaba más. Ella contestó: "Al
que está enfermo, hasta que esté bien; al que está lejos,
hasta que esté en casa; al que está descontento, hasta que
se reconcilie". Así sucede con la justicia de Dios.
- Otra manera de mostrar que la justicia de Dios
equivale a su gracia salvadora es mostrar que la
justicia de Dios es Dios siendo fiel a sí mismo. Desde
el principio, Dios se prometió a sí mismo ser
abrumadoramente bondadoso hacia los que no lo merecen.
Él sería así porque su amor lo requiere así, dondequiera
que la miseria y la necesidad humanas existan, aunque
sean autoinfligidas.
Dios está irrevocablemente comprometido con los
desgraciados. Como dijo Pablo: "Él sigue siendo fiel, ya que
no puede negarse a sí mismo". (2 Tim. 2:13). Por lo tanto,
la justicia de Dios puede definirse como Dios actuando por
amor a su nombre, que es una manera bíblica de decir que
Dios continúa siendo Dios. John Piper cita pasajes como
Salmos 143:1,2; Isaías 43:25; 44:23; 46:13; 48:9-11 y Daniel
9:y y 13-19 para mostrar que la justicia de Dios es su
absoluta fidelidad para actuar siempre por amor a su propio
nombre y para preservar y mostrar su propia gloria". (18).
Contrastando el concepto de justicia de Dios con el concepto
occidental de justicia. Ahora estamos preparados para
contrastar el concepto bíblico de justicia con el concepto
occidental o latino de justicia. Esto demostrará la verdad
de la afirmación de E. R. Achtemeier de que la idea bíblica
de justicia es "extraña a la mente occidental y está en
desacuerdo con la interpretación común del término". (19).
- No es justicia distributiva. El concepto latino de
justicia se llamaba justicia distributiva. Esto
significaba dar a cada uno exactamente lo que merece o
amerita. Esto se convirtió en la idea normal de
justicia en occidente. Influyó en el modo en que la
iglesia occidental leía la Biblia e interpretaba
muchas de las grandes doctrinas de la fe cristiana.
La justicia de
los poderosos actos de Dios, sin embargo, no se basa en
los méritos ni en los desmerecimientos de la gente.
Si eso fuera cierto, los actos de Dios no podrían llamarse
actos de justicia. La justicia de Dios se basa en el hecho
de que Él es fiel a lo que ha prometido en su pacto de
gracia. Si Dios ha
de ser justo, tiene que ser fiel a su compromiso de ayudar
y salvar a las personas desgraciadas que no lo merecen.
Esta idea bíblica de justicia, que fue presentada por
primera vez en el Antiguo Testamento, es hermosa y poderosa
en su total simplicidad. Sin embargo, la teología occidental insiste en que
la justicia debe relacionarse de alguna manera con lo que
el hombre merece (justicia distributiva).
Para preservar esta supuesta justicia de Dios, la teología
occidental ha tenido que recurrir a la manipulación legal en
un acto de expiación en el que Dios está obligado a respetar
el principio de justicia distributiva.
O, peor aún, Dios se convierte en un
Shylock celestial tan apasionadamente comprometido con el
principio de justicia distributiva que tiene que tener su
libra de carne (a esto se le llama satisfacer la justicia de
Dios) antes de que pueda perdonar.
- No es justicia en tensión con misericordia.
En la teología
occidental, justicia es lo opuesto a misericordia. La
clásica teoría latina de la expiación - generalmente
considerada como ortodoxa en la iglesia occidental -
se basa en una supuesta tensión entre justicia y
misericordia. Se dice que esta tensión entre justicia
y misericordia fue superada por Cristo, que reconcilió
las prerrogativas de ambas por medio de su muerte en
la cruz.
Pero no es difícil demostrar, por medio del Antiguo
Testamento, que sadaq
a menudo significa misericordia. Por ejemplo, A. E. McGrath
muestra que los traductores de la Septuaginta (20) se veían
obligados, con frecuencia, a usar la palabra griega eleemosune
(misericordia) para traducir la palabra hebrea sadaq. (21). Cuando la
Biblia fue traducida al latín, esto se convirtió en
misericordia. A
causa de que se perdió la fuerza del hebreo original,
había una tendencia a poner justicia y misericordia
opuestas la una a la otra. McGrath dice: Es claro
que un considerable error de interpretación del texto del
Antiguo Testamento podría resultar en este punto, quizás
causando el establecimiento de una tensión entre la
misericordia de Dios y la iustitia
[justicia], en que esta tensión no está justificada por el
texto mismo. (22). A
la luz de esta evidencia, necesitamos reconsiderar las
ideas tradicionales acerca de que la cruz "satisface la
justicia de Dios". El gran énfasis del Nuevo
Testamento es en el cumplimiento de su antigua promesa
relativa a la misericordia y la salvación. Aquí no hay
ninguna tensión entre justicia y misericordia. Dios satisfizo la
justicia al hacer por la humanidad pobre, perdida, y
pecadora todo lo que había planeado desde el principio.
- No es principalmente una justicia punitiva.
La justicia distributiva (es decir, dar a cada uno lo
que le corresponde), y que es lo opuesto a misericordia,
inevitablemente es igualada al acto de Dios de castigar
a los hombres por sus pecados. Si se les extiende el
perdón, es sólo porque el castigo recayó sobre la
víctima substitutiva del Calvario.
A lo que recayó sobre Cristo se le llama "justicia"
(según la interpretación tradicional de Romanos 3:25, 26),
mientras al perdón concedido al creyente se le llama
"misericordia". Esta clásica teoría latina de la expiación
refuerza la idea de que la justicia de Dios es
principalmente punitiva. ¡No es de maravillarse que Lutero
tembló cuando leyó en Pablo que la justicia de Dios se
revela en el evangelio!
Más tarde, Lutero llegó a ver en el Antiguo Testamento
evidencia de que la justicia de Dios es principalmente
salvadora y liberadora. McGrath dice que "la palabra [sadaq] no soporta el
sentido de 'castigo' o 'condena'. (23).
E. R. Achtemeier dice: "La rectitud de Yahvé no es nunca
solamente un acto de condena o castigo. No hay ningún
versículo en el Antiguo Testamento en que la rectitud de
Yahvé sea equivalente a su venganza contra el pecador, y ni
siquiera Isaías 5:16 o 10:22 deben entenderse de esta
manera".
A causa de que su rectitud es el hecho de que restaura el
derecho a aquel a quien se le ha quitado, incluye al
mismo tiempo el castigo del malhechor; pero el
castigo es parte integral de la restauración. Sólo porque
Yahvé salva, condena. Su rectitud es, primero que todo,
salvadora. Él es un "Dios justo y Salvador". (24)
Mientras algunos eruditos arguyen (basándose en textos como
1 Reyes 8:32; 2 Crón. 12:6; Isaías 5:13-17; 10:22;
Lamentaciones 1:8 y Daniel 9:13-19) que la sadaq de Dios puede
equivaler algunas veces a la venganza de Dios contra el
pecador, todavía es verdad que la sadaq de Dios por lo general tiene el
significado positivo de liberación, auxilio, y salvación.
Pero la liberación del oprimido implica la destrucción del
opresor. Como declara Stendahl: Cuando cae el castigo de
Dios, es misericordia para los perjudicados y condenación
para los que han perjudicado o han perpetuado y se han
aprovechado del perjuicio ajeno. (25).
- No es una justicia principalmente asociada con
la oscuridad y la perdición. La justicia
distributiva - la justicia que es lo opuesto a
misericordia, la justicia que tiene que ver
principalmente con el castigo de los pecadores -
inevitablemente hace alusión a oscuridad y perdición.
Los fieles pueden cantar de la misericordia, pero hasta
los ángeles se supone que tiemblan con la idea de
justicia. En la tradición de la iglesia occidental, la
justicia y el juicio tienen principalmente connotaciones
de oscuridad y perdición. En la Biblia, sin embargo, la
justicia de Dios es algo acerca de lo cual hay que
cantar y gritar.
El pueblo del Antiguo Testamento a menudo se regocija en
cantos de gozo no contenido al experimentar o anticipar la
manifestación de la justicia de Dios (Jueces 5:11; Sal.
96:10-13; 97:6-12; 98; 99). El Antiguo Testamento asocia la
justicia especialmente con el venidero reino de Dios.
En la Biblia, el reino de Dios y la justicia de Dios son términos
virtualmente sinónimos (Mat. 6:33). Si el Antiguo
Testamento anticipa el reino de Dios - el reino de justicia
- con cantos, ¿qué diremos del Nuevo Testamento, en que por
todas partes se anuncia la presencia real de ese reino en la
persona del Mesías? ¿No es la entronización de este reino de
justicia celebrada con gran gozo (Lucas 2:10-14), y comiendo
y bebiendo? Cuando Jesús dice continuamente que el "reino de
Dios es semejante a ...", podemos decir en su lugar que "la
justicia de Dios es semejante a ...".
Si leemos sus parábolas y enseñanzas de esta manera,
quedaremos fuertemente impresionados de que la justicia de
Dios es ciertamente una abrumadora sorpresa que trastorna
por completo nuestros conceptos humanos de justicia.
Notas y referencias
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son
de la Nueva Versión Internacional.
- Véase de Martín Lutero: "Preface to the Complete Edition of Luther´s
Latin Writings: Wittenberg, 1545 Career of the
Reformer: IV ed. Lewis W. Spitz, Luther´s Works,
American ed. 54 vols. (St. Louis: Concordia
Publishing House; Philadelphia: Mulenberg Press
1955-1975) 34:336-37.
- Véase de Sidney Rooy: "Righteousness, and Justice."
Evangelical Review of Theology 6.no. 2 (Oct. 1982):
260-65.
- El idioma inglés distingue entre "'justicia'" y
'rectitud'. En el mundo, uno habla de justicia, y en la
iglesia uno habla de rectitud. Pero el hebreo, el
griego, y el latín no ofrecen esa distinción". (Krister
Stendahl. Juicio y
Misericordia en Alexander J. Mckelway y E.
David Willis, eds. The
Context of Contemporary Theology: Essays in Honor of
Paul Lebman [Atlanta: John Knox Press, 1974],
p. 149.
- Rooy, "Righteousness
and Justice", p. 265.
- A. E. McGrath, Justice
and
Justification: Semantic and Juristic Aspects of the
Christian Doctrine of Justification. Scottish
Journal of Theology 35, no. 5 (1982): 404-5.
- Gerhard von Rad, Old
Testament
Theology vol I. The Theology of Israel´s Historical
Traditions, tr. D. M. G. Stalker (Edinburgh:
Oliver & Boyd, 1962), p. 70.
- Alan Richardson. An
Introduction
to the Theology of the New Testament (New York:
Harper & Row, Publishers. 1958). p. 79.
- McGrath, "Justice
and Justification", p. 405.
- E. R. Achtemeier, "Righteousness in the OT", George
Arthur Buttrick, ed., The Interpreter´s Dictionary of
the Bible (Nashville: Abingdon Press, 1962), 4:80.
- H. Cazelles, quoted in Lester J. Kuyper, "Righteousness and
Salvation". Scottish Journal of Theology 30.
No. 3 (1977):233.
- Von Rad, Israel´s
Historical
Traditions, p. 371.
- Achtemeier, "Righteousness
in
the OT", p. 80. Véase también a George Eldon
Ladd, que define sadaq como "fidelidad a una relación".
(George Eldon Ladd, A Theology of the New Testament
[Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1974] p.
440.
- McGrath, "Justice
and Justification", p. 407.
- A. E. McGrath dice: "La justicia es esencialmente
un concepto teológico, que refleja la rectitud del orden
creado" (ibid, p. 415). Graeme Goldsworthy declara: "El
orden de la creación es el paradigma de la rectitud, no
como idea estática o abstracta, sino como una estructura
relacional dinámica de la realidad determinada por el
Creador soberano". (Graeme Goldsworthy, "The Old
Testament and Christian Existence". Verdict 3, no. 1
[Mar. 1980]: 3).
- Art. "Justice of God", New Catholic Encyclopedia
(Palatine, 111: Publishers Guide, 1966), 8:74.
- Art. "Justice of Men", New Catholic Encyclopedia,
8:75.
- McGrath, "Justice
and justification", p. 407.
- Véase John Piper, "The Demonstration of the Righteousness of
God in Romans 3:25, 26", Journal for the Study
of the New Testament, Issue 7 (Apr. 1980): 2-32. Parece
desafortunado que Piper se sintiera compelido a argüir
que la justicia de Dios significa fidelidad a su nombre
y no fidelidad a su pacto. Las dos definiciones no son
mutuamente excluyentes, sino necesariamente
complementarias, es decir, dos aspectos de una gran
realidad. Por lo tanto, Piper tiene razón en lo que
afirma, pero se equivoca en lo que niega.
- Achtemeier, "Righteousness
in
the OT", p. 80.
- La famosa versión griega del Antiguo Testamento (c.
200 A. C.) se llamó la Septuaginta o LXX porque la
tradición sugiere que fue la obra de setenta traductores
judíos.
- Véase Sal. 24:5; 33:5; 35:24; 103:6; Isa. 56:1;
Dan. 9:24.
McGrath, "Justice and Justification",
p. 412. McGrath presenta la siguiente tabla para demostrar
que que los traductores de la Septuaginta emplearon dos
términos principales para traducir sadaq: dikaiosune y eleemosune, dependiendo
la elección del aparente significado de sadaq en el pasaje
bajo consideración (p. 410).
- Ibid., p. 411.
- Achtemeier, "Righteousness
in
the OT", p. 83.
- Stendahl, "Judgment
and Mercy", p. 150.