Ellen G. White
Ellen G. White

BORRADORES DE LA

CONFERENCIA BÍBLICA DE 1919
SOBRE ELLEN G. WHITE 


Sydney Cleveland

Tomado de DoveNET


Uso del espíritu de profecía en nuestra
enseñanza de la biblia y la historia
Julio 30, 1919


W. E. Howell:
Nuestro tema para hoy, como está dispuesto en el programa, es "El uso del Espíritu de Profecía en nuestra instrucción de Biblia e historia". El Pastor Daniells está aquí con nosotros esta mañana para cumplir su promesa a nuestros profesores de que nos daría una discusión sobre este tema, y estoy seguro de que la oportunidad para considerar esta cuestión más a fondo será grandemente apreciada.

A. G. Daniells: Me quedé un poco dudoso . . . en cuanto a exactamente qué línea de argumentación sería mejor seguir. Hay mucho que decir sobre esto, que no se puede presentar completamente en una sola discusión. . . . Preferiría que me hiciesen preguntas y entonces intentaría contestar las preguntas que les sean de mayor interés. . . . Para comenzar, presentaré uno o dos puntos lo más brevemente posible, y en seguida abriré el espacio para preguntas.

"No quiero crear dudas"

Primeramente repito que . . . no deseo pronunciar una sola palabra que destruya la confianza de este pueblo en este don . No quiero despertar dudas. No deseo en absoluto disminuir el valor de los escritos del espíritu de profecía. Con toda honestidad, no me pasa por la mente ninguna duda. . . . Puedo decirlo con toda honestidad. Durante cuarenta años de ministerio, he tenido perplejidades  y he escuchado cosas semejantes a las que Pedro dijo sobre los escritos de Pablo . . . . Recibí testimonios personales que no podía comprender . . . pero el tiempo me ha ayudado a comprender; y he llegado a la conclusión de que no vemos según la perspectiva del Señor, y no sabemos todo lo que el Señor sabe acerca de nosotros mismos. . . .

El primero de los testimonios que recibí y que me sumió en confusión, me acusaba muy fuertemente de una cierta - bien, yo lo revelaré de la peor manera posible - tendencia a prevalecer sobre mis hermanos en cuestiones administrativas, no dándoles la libertad mental de opinión a que tenían derecho. Yo no comprendía eso. No me parecía así. Les pregunté a algunos de mis buenos amigos y me dijeron que nunca se habían sentido así, y eso me causó mayor confusión. Ni siquiera algunos miembros de la Comisión jamás habían percibido eso. ¿Qué debía hacer? Ellos no eran los hombres que podían obtener tal información sobre mí. Luego descubrí que había algunos hombres que creían tener el mensaje correcto. Dentro de un año, más o menos, descubrí una fuerte tendencia a hacer exactamente eso cuando estaban bajo tensión y cansados; así, tomé el mensaje y lo leí nuevamente en oración, y lo reconocí como enviado del Señor, y estoy intentando todo el tiempo guardarme de cualquier espíritu de dominación, pues juzgo que es una cosa extremadamente abominable que un hombre en una posición administrativa comience a actuar como un dictador sobre sus subalternos, porque eso pertenece a la naturaleza humana. . . .

La posición de Daniells sobre la inspiración verbal

Cuando tomo posiciones divergentes de otros, eso no es prueba de que yo sea escéptico. Puedo dudar de sus opiniones o interpretaciones, pero eso no me convierte en escéptico del espíritu de profecía. Puedo discrepar con alguien en su interpretación de la Biblia, pero eso no me convierte en escéptico de la Biblia. Hay todavía los que me identifican como escéptico de los Testimonios porque asumo la posición de que no son verbalmente inspirados, y que fueron redactados y puestos en forma gramatical apropiada por secretarias. Algunos años atrás, un hombre en la comisión de nombramientos deseaba que yo dejase la presidencia porque, decía, yo no creía que los Testimonios fueran verbalmente inspirados. Eso era porque yo discrepaba con él en cuanto a la teoría y la interpretación; pero soy yo quien tiene que decir si dudo de los Testimonios, ¿no es así? [Voces: ¡Sí, sí!] Y así ocurre con ustedes. . . . Oh, yo sentiría terriblemente que esta denominación perdiese su fe verdadera, genuina y apropiada en este don que Dios concedió a Su iglesia en esos mensajes que llegaron a nosotros. Deseo que permanezcamos firmes en eso hasta el fin. [Amenes]

Daniells acerca de las "evidencias"

Ahora, con respecto a las evidencias, estoy en desacuerdo con algunos hermanos que han reunido pruebas o evidencias de la legitimidad de este don, en este aspecto - creo que la más fuerte prueba se encuentra en los frutos de este don para la Iglesia, no en demostraciones físicas y exteriores. Por ejemplo, he oído a algunos pastores predicar, y he leído artículos diciendo que la hermana White cierta vez sostuvo una pesada Biblia - creo que decían que pesaba unos nueve kilos - con el brazo extendido, y que, mirando hacia arriba en dirección del cielo, citaba textos y hojeaba las páginas señalando textos, con los ojos en dirección al cielo. . . . Yo no vi suceder esto, y no sé si alguna vez hablé con alguien que lo viera, pero, hermanos, yo no considero ese tipo de cosas como prueba muy grande. Yo no creo que esa sea la mejor clase de evidencia. Si yo fuese un desconocido en un auditorio, y oyera a un predicador explayarse sobre eso, tendría mis dudas. Es decir, yo querría saber si él lo vio. Él tendría que contestar: "No, nunca lo vi". Luego yo le preguntaría: "¿Vio usted alguna vez al hombre que lo vio?" Y él tendría que responder: "No, nunca".

¿Cuánto de eso se ha colado en el relato?

Bien, ¿cuánto de eso es genuino, y cuánto se coló dentro del relato? No lo sé. Pero no creo que sea ese el tipo de pruebas que debemos emplear. Hace tiempo que señalé ese tipo de cosas -- ninguna respiración, y los ojos bien abiertos. Eso puede haber acompañado al ejercicio de este don en los primeros tiempos, pero ciertamente no se dio en los últimos tiempos, y, entretanto, creo que este don fue exactamente tan genuino y que se ejerció en del mismo modo tanto en estos últimos años como en los primeros tiempos.

C. P. Bollman: ¿No es eso cierto también con respecto a la Biblia? ¿No se puede, en síntesis, creer en ella por causa de sus frutos, lo que ella hace, y no debido a las cosas sobrenaturales que se relatan en ella?

A. G. Daniells: Sí. Por ejemplo, yo no consideraría la historia de cómo David mató a un león y a un oso, o de Sansón matando a un león, y presentarles eso a incrédulos o extraños como prueba de que la Biblia es inspirada, especialmente en cuanto a Sansón. He aquí cómo yo preferiría enseñar a niños y a niñas: Comenzaría con el inicio de este movimiento. En aquella ocasión se manifestó un don concedido a esta persona; y con ese don . . . surgió este movimiento del triple mensaje angélico. Surgieron juntos en el mismo año. Ese don se ejerció firme y poderosamente en el desarrollo de este movimiento. Los dos estaban inseparablemente unidos, y se dio instrucción con respecto a este movimiento en todas sus fases mediante este don durante setenta años.

Entonces, en mi propia mente, yo examino las fases. La primera sería la Biblia. ¿Cuál será la actitud del pueblo en este movimiento en relación con la Biblia? Sabemos que esa debería ser nuestra autoridad sin un credo y sin la alta crítica. Este es el Libro. La posición que mantenemos hoy es la posición correcta, creemos,-- magnificar este Libro, obtener nuestra instrucción de este Libro, y predicar este Libro. El plan de salvación integral, todo cuanto es necesario para la salvación, está en este Libro, y no necesitamos recurrir a nada más fuera de este Libro para que seamos salvos. Esta ha sido la actitud del espíritu de profecía para con este Libro desde el comienzo, ¿verdad? [Voces: Sí.] Y supongo que podemos dar crédito a este don por nuestra actitud con respecto al Libro, como a cualquier influencia que alguien haya ejercido.

Ahora, veamos las doctrinas de la Biblia: En todas las otras reformas que tuvieron lugar, los líderes fueron incapaces de distinguir correctamente entre el error y la verdad - el sábado, el bautismo, la naturaleza del hombre, etc.- y así abiertamente enseñaron errores basándose en este Libro. Pero, ahora, cuando llegamos a este movimiento, descubrimos el maravilloso poder de discernimiento de parte del espíritu de profecía, y no conozco una sola verdad en este Libro que haya sido dejada de lado por el espíritu de profecía, ni un solo error bíblico o teológico a través de la Edad Media que haya sido fomentado por el espíritu de profecía e impuesto sobre las personas, que tengamos de desacreditar cuando nos dirigimos a este Libro. Las doctrinas del bautismo, la ley, el lugar, valor y dignidad del Espíritu Santo en la Iglesia, y todas las enseñanzas que tenemos, fueron magnificados por este don entre nosotros.

Miremos en otra dirección -- las actividades de la Iglesia y nuestra actitud para con las misiones extranjeras y el evangelismo mundial. ¿Quién entre nosotros ejerció jamás mayor influencia que este don en favor del evangelismo mundial?

Consideremos la cuestión del apoyo liberal y altruista a la Obra. Cuando ustedes se dirigen a estos escritos, los encuentran llenos de exhortaciones, y si los vivimos mejor de lo que hacemos, nuestros dones serán mayores, y nuestro progreso más rápido.

De ahí, consideren nuestra actitud con respecto al servicio que debemos prestar a los semejantes, el servicio cristiano asistencial - todas esas actividades en que un cristiano debe ser una verdadera bendición, una persona altruista en la comunidad para ayudar  las personas en sus sufrimientos e infortunios, su pobreza y sus enfermedades, y de todas las maneras en que carezcan de ayuda. Descubrimos que los escritos del espíritu de profecía abundan en exhortaciones para una vida de dedicación en la convivencia con nuestros semejantes.

Consideren la cuestión de la salud y del trabajo médico misionero, y todas esas actividades, y el servicio que debe ser puesto en práctica a favor de la juventud. ¿Dónde encontraremos en cualquier movimiento . . . mejor instrucción en cuanto a la atención que debe dedicadarse a los jóvenes? Consideren la cuestión de la educación: Hermanos, ninguno de nuestros profesores jamás se anticipó al consejo, esa buena y saludable instrucción, que encontramos en el espíritu de profecía.

Esas cosas yo las señalo como realmente la evidencia convincente del origen de este don, y la legitimidad de él, no algunas demostraciones visibles de las cuales que algunas personas vieron.

C. L. Taylor: Quería pedirle que discutiera con nosotros el valor exegético de los Testimonios. Po supuesto, creo que entendemos generalmente que hay muchos textos a los cuales ella no hace referencia. Hay muchos textos que ella explica, y puede que haya muchas otras explicaciones igualmente verdaderas y que ella no toca. Pero mi pregunta es realmente ésta: ¿Podemos aceptar las explicaciones de la Biblia que ella da? ¿Son dignas de confianza? . . .

A. G. Daniells: Siempre me pareció que lo eran. Puede suceder que en algunas cuestiones bien críticas ocurran algunas dificultades, pero he empleado los escritos por años para clarificar o elucidar el pensamiento en los textos bíblicos. Por ejemplo, El Deseado y Patriarcas y Profetas. Al leerlos completos, descubrí muchos ejemplos de buena iluminación. ¿Eso responde a su pregunta? ¿Usted quiere saber si los estudiantes deben recurrir a los escritos [de E.G.W.] para su interpretación de la Biblia, o para obtener luz adicional? En otras palabras, ¿es necesario contar con esos escritos para comprender la Biblia? . . .

Cómo usar el espíritu de profecía para explicar la Biblia

C. L. Taylor: No directamente, pero posiblemente de manera indirecta. Voy a darle un ejemplo más concreto. Supongamos que un estudiante viene a buscar ayuda para entender un texto, deseoso de conocer su significado. ¿Es apropiado que el profesor explique ese pasaje con, tal vez, otros pasajes iluminadores del texto, y que entonces introduzca el espíritu de profecía como luz adicional sobre el texto? O supongamos que dos estudiantes discrepen en cuanto al significado de un texto, y van al profesor para descubrir el significado: ¿Debe el profesor explicar el texto y entonces usar los Testimonios para apoyar la posición que toma? O, veamos aún una tercera situación: Supongamos que dos hermanos, ambos creyentes en los Testimonios, y, lógicamente, básicamente creyentes en la Biblia, tienen una diferencia de opinión sobre cierto texto: ¿Es correcto que en su estudio de ese texto recurran al espíritu de profecía para ayudarse en su comprensión del mismo, o deben dejar eso fuera de la cuestión enteramente?

A. G. Daniells: En cuanto al primer punto, pienso que debemos obtener nuestra interpretación basándonos en este Libro, principalmente. Creo que el Libro se explica por sí mismo, y pienso que debemos entender el Libro fundamentalmente mediante el Libro, sin recurrir a los Testimonios para buscar pruebas.

W. E. Howell: El Espíritu de Profecía dice que la Biblia es su propio intérprete.

A. G. Daniells: Sí, pero he oído a pastores afirmar que el espíritu de profecía es el intérprete de la Biblia. Oí  predicar eso en la Asociación General años atrás, cuando se dijo que la única manera en que podríamos comprender la Biblia era mediante los escritos del espíritu de profecía.

J. M. Anderson: Y él también habló de "intérprete infalible".

C. M. Sorenson: Esa expresión fue cancelada. Esa no es nuestra posición.

A. G. Daniells: No es nuestra posición, ni es correcto que el espíritu de profecía sea el único intérprete seguro de la Biblia. Esta es una falsa doctrina, una falsa opinión. Ella no prevalecerá. Ahora, mis amigos, ¿qué habrían hecho todas las personas desde los días de Juan hasta el presente si no hubiese manera de entender la Biblia, excepto por medio de los escritos del espíritu de profecía? ¡Eso sería tomar una posición terrible! Eso es falso, es un error. ¡Es positivamente peligroso! ¿Qué harán las personas en Rumania? Tenemos centenares de guardadores del sábado allá que nunca vieron un libro del espíritu de profecía. ¿Qué harán las personas en China? ¿Será que sólo entenderán este libro interpretándolo por medio del espíritu de profecía y entonces llegar hasta ellos? ¡Eso es paganismo!

L. L. Caviness: Entiendo que los primeros creyentes obtuvieron su entendimiento de la Biblia, ¿o se derivó eso del espíritu de profecía?

A. G. Daniells: Me duele oir la manera en que hablan algunos, diciendo que el espíritu de profecía fue dado para ofrecer toda instrucción y doctrina a los pioneros y que ellos inmediatamente las aceptaron. Eso no está de acuerdo con los propios escritos, los Primeros Escritos. Se nos dice cómo ocurrió todo: Investigaron aquellos pasajes conjuntamente y estudiaron y oraron respecto a ellos hasta obtener un consenso. La hermana White declara en sus obras que por largo tiempo ella no pudo entender, que su mente estaba bloqueada acerca de aquellas cosas, y los hermanos abrieron su propio camino. Ella no trajo a este movimiento la verdad del sábado. Ella se oponía a la verdad del sábado. No le pareció correcta cuando el hermano Bates se la presentó. Pero ella tuvo la ayuda del Señor, y cuando ese claro conocimiento le fue dado de esa manera, ella era una frágil niña, y no podía entender teología, pero tenía un plan claro que le había sido dado, y desde aquel día hasta su muerte nunca vaciló ni un solo minuto. Pero el Señor no dio por revelación a otra persona todo lo que había dado en este Libro. El concedió este Libro, y dio a los hombres cerebros y poder de raciocinio para que lo estudiasen.

En mi trabajo de clase yo no transmitiría a los estudiantes, de ninguna manera, la idea de que no podrían entender la Biblia sino por medio de los escritos de la hermana White. Yo les subrayaría a los estudiantes, como hago con los predicadores y en reuniones ministeriales, la necesidad de obtener su comprensión de la Biblia a partir de la propia Biblia, y usar el espíritu de profecía para ampliar su visión. Les digo que no deben ser perezosos para el estudio del Libro, y no buscar primero algo que fue escrito sobre cierto punto que traguen sin apenas estudiarlo. Creo que tal actitud constituiría un hábito muy peligroso en que los ministros podrían caer. Y, debo confesar, hay algunos que salieron en busca de una declaración en los Testimonios y sin pasar ningún tiempo en un profundo estudio del libro. . . . Se debe ir al Libro directamente y obtener el conocimiento por medio de un estudio cuidadoso, y entonces encontrar en el espíritu de profecía o cualesquiera otros escritos, lo que lo ayude y arroje luz y clarifique su perspectiva de la enseñanza - esto concuerda. . . .

C. L. Taylor: . . . Volviendo al caso de los dos creyentes que aceptan la Biblia y los Testimonios, pero todavía tienen una diferencia de interpretación, sobre lo cual desean ayuda, ¿es correcto que empleen los Testimonios en su estudio de ese texto, como también la Biblia?

A. G. Daniells: Pienso que es correcto tomar todo el fundamento de enseñanza y pensamiento reunidos en los Testimonios en cuanto a ese asunto. Si me siento perplejo en cuanto a un texto, y en mi estudio del espíritu de profecía encuentro algo que lo aclara, eso es suficiente. Creo que el hermano Prescott ilustra eso en la cuestión de Mateo 24, sobre el cual hay un claro bosquejo en el espíritu de profecía.

W. W. Prescott: Por dos o tres años pasé buen tiempo estudiando Daniel capítulo 8, para obtener lo que creía que era la interpretación apropiada de ese capítulo. Cierta vez, llegué  al punto en que deseé tener aquello más claro, de modo que pudiese emplearlo, y convertí aquéllo en especial objeto de oración. En aquel entonces, estaba viajando por Inglaterra y estaba alojado en la casa de un hermano. Y oí casi como una voz: "Lee lo que se dice en Patriarcas y Profetas sobre el asunto. . . . Llegué exactamente al capítulo que trataba del tema y descubrí exactamente lo que deseaba aclarar en mi mente sobre el asunto. . . .

En relación con lo que el hermano Taylor preguntó, me gustaría sugerir la siguiente cuestión: Si un comentario en el espíritu de profecía sobre la Versión Autorizada establece cierta versión como correcta en comparación con la Versión Revisada, en que el texto es modificado, y si alguien acepta la Versión Revisada, ¿excluiría eso el comentario hecho en el espíritu de profecía?. Estoy pensando en un caso específico . . . . .

"La hermana White nunca aseguró ser una autoridad en historia o en teología"

W. W. Prescott: ¿Cómo deberíamos emplear los escritos del espíritu de profecía como una autoridad por medio de la cual resolver cuestiones históricas?

A. G. Daniells: Bien, ahora, según me parece, la hermana White nunca afirmó ser autoridad en historia y nunca alegó ser profesora dogmática de teología. Nunca delineó un curso de teología, como la Sra. Eddy en su libro sobre enseñanzas. Apenas ofreció declaraciones fragmentadas, pero dejó a los pastores, evangelistas y predicadores el tratamiento de todos esos problemas bíblicos de teología e historia. Ella nunca afirmó ser una autoridad en historia; y según entiendo, cuando la historia relacionada con la interpretación de la profecía era clara y expresa, ella la incluyó en sus escritos, pero siempre entendí que, en lo que dije al respecto, ella estaba siempre lista para corregir en una revisión las declaraciones que juzgaba incorrectas. Nunca fui a sus escritos para obtener la historia que encuentro en otros escritos como declaraciones históricas positivas concerniente al cumplimiento de la profecía. No sé como pueden otros considerar eso, pero he juzgado que se debe tratar con la Biblia, probarla cuidadosa y plenamente, y entonces permitir que siga adelante y haga las revisiones de tiempo en tiempo como lo juzgue mejor.

Problemas con "Sketches From the Life of Paul" ["Bosquejos de la vida de Pablo"]

Solamente un pensamiento más. Ahora saben algo respecto a aquel folleto The Life of Paul [Vida de Pablo]. Ustedes están al tanto de las dificultades que tuvimos en relación con él. Jamás podríamos reclamar la inspiración para el pensamiento íntegro y la composición del libro, porque fue hecho a un lado en vista de que había sido preparado descuidadamente. No se dio crédito a las autoridades apropiadas, y algo se introdujo en el Conflicto de los Siglos, la falta de créditos; y en la revisión de ese libro esas cosas fueron cuidadosamente consideradas y aceptadas. Personalmente, eso nunca debilitó mi fe, pero hay hombres que quedaron muy afectados por esa situación y creo que fue por haberse hecho exigentes reclamos en cuanto a esos escritos. Tal como lo declara el hermano White, hay peligro en desviarse del Libro, y reclamar demasiado. Que tengan su propio peso, tal como Dios lo estableció, y  pienso que entonces permaneceremos firmes sin ser afectados cuando algunas de esas cosas que surgieron no las podemos armonizar con nuestra teoría.

W. W. Prescott: Hay otra experiencia que puede aplicarse, que el hermano Taylor subrayó. Algunos de los hermanos aquí recuerdan muy bien una seria controversia sobre la interpretación del capítulo octavo de Daniel, y algunos hermanos se opusieron a lo que se llamó la "Nueva Opinión", y usaban los escritos de ella para defender su punto de vista. Ella les escribió, instruyéndoles para que no se valieran de sus escritos para  resolver aquella controversia. Pienso que eso debería tenerse en cuenta como su propio consejo cuando hermanos que afirmaban creer en la Biblia y en el espíritu de profecía estaban divididos sobre una interpretación, y era una cuestión de controversia pública.

J. N. Anderson: ¿Hasta qué punto tomaría Ud. esa palabra de la hermana White como una declaración general sobre sus escritos?

A. G. Daniells: Pienso que eso fue específico para aquel caso, pero creo que debemos usar el mismo juicio en cuanto a la utilización de sus escritos en otros casos.

C. A. Shull: Exactamente, ¿cómo deberíamos emplear los Testimonios en el aula? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con ellos, especialmente en el campo de la historia? Antes de saber que había alguna declaración en el espíritu de profecía con respecto a la experiencia de Juan, le dije a la clase que había una tradición diciendo que Juan había sido lanzado a un caldero de aceite hirviendo, y un estudiante inmediatamente presentó una declaración en los Testimonios de que Juan fue lanzado al aceite hirviendo. Ahora, deseo saber, ¿tuvo ella una revelación divina de que Juan fue lanzado en un recipiente de aceite hirviente?

Otra pregunta, sobre la toma de Babilonia. La Sra. White, en el espíritu de profecía, menciona que Babilonia fue tomada, según el historiador, desviando las aguas del río. La erudición moderna declara que no ocurrió de esa manera. ¿Cuál debe ser nuestra actitud con respecto a tales cosas?

Sra. Williams: Tenemos que enfrentarnos a esa pregunta todos los años.

¿Qué quiso decir EGW con "me ha sido mostrado"?

E. F. Albertsworth: He sido confrontado en mis clases por estudiantes que vienen con los Testimonios y se empeñan en definir una cuestión citando un pasaje en el que ella dice: "Me fue mostrado". Ellos decían que, sobre todo lo demás, eso debía resolver la disputa. Me gustaría saber qué actitud deberíamos tomar sobre una cuestión de este tipo. . . . Algunos estudiantes dicen que eso representa una revelación directa, y otros dicen que se refiere a lo que personas a su alrededor le habían mostrado.

A. G. Daniells: No creo que esto es lo que ella quería decir al hablar así. Cuando le era mostrado algo, o era por el ángel o por la revelación que se le había hecho. Estoy seguro de que ese debe haber sido el sentido que ella le daba.

E. F. Albertsworth: He encontrado a estudiantes con dudas sobre eso.

¿Debería usarse a EGW para resolver preguntas sobre traducciones bíblicas?

W. G. Wirth: Supongan que tenemos un conflicto entre la versión bíblica autorizada y la revisada. . . .

A. G. Daniells: Esa pregunta ya fue presentada antes. No deben contar conmigo como autoridad; estoy en pie de igualdad con ustedes en eso; tengo que formarme mi propia opinión. No creo que la hermana White deseara absolutamente establecer la certeza de una traducción. No creo que ella tuviera eso en mente, o que tuviera nada que ver con su aprobación sobre la versión autorizada o sobre la versión revisada que ayude a expresar el pensamiento que tenía más claro.

n relación con esta cuestión de historia, no puedo decir nada más de lo que he dicho, que nunca entendí que la hermana se propusiera definir cuestiones históricas. Conversé con ella una vez sobre el tema del "Continuo Sacrificio", y llevé conmigo aquel viejo gráfico, el gráfico más antiguo a que se puede tener acceso.

C. P. Bollman: ¿El mismo gráfico que el Pastor Haskell vende?

A. G. Daniells: Sí. . . . Yo puse sobre el regazo de ella el libro Primeros Escritos y se lo leí, y ahí le hablé de la controversia. Pasé largo tiempo con ella. Era uno de aquellos días en que se sentía feliz y serena, y entonces le hablé con bastante detalle. Le dije: "Aquí usted dice que le fue mostrado que la posición sobre el "continuo sacrificio" defendida por los hermanos era correcta. Ahora, continué, "hay dos lugares aquí en que se menciona el 'continuo sacrificio.' Uno es este período de tiempo, los 2.300 años, y el otro es el continuo sacrificio en sí".

Repasé todo con ella, y cada vez, tan pronto llegaba a ese tiempo, ella decía: "Ahora sé lo que me fue revelado, que el período de 2.300 días había determinado, y no habría tiempo definido después de eso. Los hermanos estaban en lo cierto al calcular la fecha de 1844".

"Ella quería entrar en esa 'zona crepuscular'"

Entonces dejé este punto, y proseguí con el tema del "continuo sacrificio". "Ahora, hermano Daniells", dijo ella, "yo no sé lo que es ese 'continuo sacrificio', si se trata del paganismo o del ministerio de Cristo. Eso no fue lo que se me mostró". Y ella pasaba a aquella zona nebulosa inmediatamente. Entonces, cuando yo regresaba a los 2.300 años, ella se enderezaba y declaraba: "Este es el punto del cual no nos podemos desviar jamás. Les digo que nunca nos podremos desviar del período de 2.300 años. Se me reveló que este tiempo era fijo".

Y yo creo que lo fue, hermanos. Ustedes podrían más fácilmente intentar moverme fuera del mundo que moverme fuera de este tema, no porque ella haya dicho aquello, sino porque creo que le fue claramente revelado por el Señor. Sobre este otro punto, sin embargo cuando ella declaraba que no le fue revelado lo que sería el 'continuo sacrificio', creo en eso, y tomo Primeros Escritos 100% en esa cuestión del "continuo sacrificio", fijando aquel período. Eso es de lo que habla, yo tomo la Biblia con ella, y tomo la Biblia en cuanto a lo que es el "continuo sacrificio."

Así, cuando abordamos esas cuestiones de historia sobre la conquista de Babilonia, pienso así, hermanos: No debemos dejar que cada pequeña declaración que nos encontramos sobre historia nos desvíe del espíritu de profecía. Ustedes saben cómo los historiadores se contradicen, ¿no? Lógicamente, el trabajo de ustedes es retroceder, retroceder, retrocedera la fuente original; y cuando llegan hasta allá, y lo tienen perfectamente claro, no creo que si la hermana White estuviese aquí para hablarles hoy ella los autorizaría a tomar un hecho histórico, y supuestamente siendo un hecho, que hubiese incorporado en el libro, y contraponerlo a un hecho real de la historia. Conversamos con ella en cuanto que el Conflicto de los Siglos estaba siendo revisado, y tengo cartas en mi archivo en el depósito donde en que se nos advierte en cuanto a emplear a la hermana White como historiadora. Ella nunca afirmó que lo fuese. Fuimos advertidos acerca de poner declaraciones que se encuentran en sus escritos contra varios relatos históricos basados en hechos. Esta es mi posición. Yo no necesito enfrentarme a los estudiantes, y no tengo que explicarme ante una congregación. Creo que las cosas en ese punto son más fáciles para mí que para ustedes los profesores.

W. W. Prescott:  Exactamente sobre ese punto que menciona, de la toma de Babilonia, una de las más recientes ediciones de la Biblia (?) adopta la posición de Heródoto contra la de ___________ y declara: "¿Por qué debemos despreciar los escritos sobre pergamino en favor de los escritos sobre arcilla?"

A. G. Daniells: Eso es lo que quiero decir, que no debemos permitir que cada declaración sobre historia que encontremos contradiciendo a los Testimonios nos deje aturdidos. Si hay dos autoridades de igual peso sobre este punto, destaquemos la autoridad que estuviera en armonía con lo que tenemos.

C. A. Shull: Como profesores, pesa sobre nosotros una gran responsabilidad al tomar la actitud correcta. Si dijéramos que algo en los Testimonios es incorrecto, los estudiantes probablemente tendrán la impresión de que no tenemos fe en los Testimonios.

A. G. Daniells: Hay dos maneras de afectar a los estudiantes sobre esa cuestión. Una manera es desacreditar a los Testimonios y arrojar sobre ellos un poquito de cuestionamiento y duda. Yo jamás haría eso, hermanos, en una aula de clases. No importa cuán perplejo me sienta, jamás sembraría dudas en la mente de un estudiante. Yo pasaría horas explicando las cosas afirmando la fe de los estudiantes en ellos. Lanzar dudas y reflexiones es una manera de afectar negativamente a un estudiante. Otra manera es asumir una posición extrema e infundada. Ustedes podrán hacer eso y no darle mayor importancia, pero cuando ese estudiante estuviera fuera y entrara en contacto con las cosas, podría quedar abatido, y tal vez abatido de veras, y a punto de caer fuera. Creo que debemos ser sinceros y honestos y  no presentar nunca un argumento que no esté bien fundamentado, simplemente para dar la apariencia de creer. Ustedes necesitan ser cuidadosos al dar esa instrucción, porque muchos de los estudiantes han oído de sus padres cosas que no son ciertas, y oyen de predicadores cosas que no son así, y de ese modo el fundamento de ellos se falsea.

Debo referirme nuevamente a la actitud de A. T. Jones. Ustedes saben cómo, en sus tiempos dorados, él asimiló toda la cuestión, y estaba dispuesto a ahorcar a un hombre por una sola palabra. Yo lo he visto tomar una sola palabra de los Testimonios y aferrarse a ella, y eso para él definía todo, sólo una palabra. Yo estaba con él cuando hizo un descubrimiento -- o, si no lo hizo, daba la apariencia de haberlo hecho -- y se trataba de que había palabras en los Testimonios y escritos de la hermana White que Dios no le ordenó poner allí, que había palabras que ella no escribió por inspiración divina, con el Señor dictando las palabras, pero que alguien debería ayudar a arreglar eso. Tomó dos Testimonios y los comparó, y entró en gran confusión. Se dirigió al Dr. Kellogg, con quien discutió todo.

F. M. Wilcox: Remontándonos a la década de los 60 o 70, la Asociación General aprobó esta resolución en asamblea. Decía que reconocemos que los Testimonios fueron preparados bajo gran tensión y por la presión de las circunstancias, y que la redacción no siempre es la mejor, y recomendamos que volvieran a ser publicados con cambios de manera que los hagan uniformes.

Temerosos de ser "indecisos" sobre los Testimonios

A. G. Daniells: Me gustaría tener en mis manos esa resolución. Ahora, hermanos, deseo preguntarles honestamente si hay alguien aquí que tenga dudas en su mente debido a mi actitud y las posiciones que he tomado. [VOCES: ¡No! ¡No!]. ¿O habrá alguno de ustedes que piense que yo soy escéptico en cuanto a los Testimonios? Yo no diré que [...] pienso que mi posición es incorrecta, pues ustedes podrían no concordar conmigo, pero con base en lo que dije, ¿habría tendencia a inducirlos a creer que yo soy escéptico, y que en algún momento voy a contribuir a separarlos de los Testimonios? [Se oyeron varios decididos noes].

C. L. Taylor: En su charla de algunas noches atrás yo concordé cien por ciento con todo lo que usted dijo. Hoy hay sólo una pregunta en mi mente. Es acerca de lo que dice respecto a las manifestaciones exteriores, aquellas cosas tal vez de carácter milagroso. No sé si se propone dar la impresión de que no cree en ellas o que simplemente no las enseñaría. Si se trata de no presentarlas como prueba de que la obra es inspirada, concuerdo plenamente con eso. Por otro lado, si toma la posición de que tales cosas no merecen crédito, que el Pastor Loughborough y otros fueron engañados en cuanto a esas cosas, yo tendría que discrepar con usted.

A. G. Daniells: Yo no las cuestiono, pero no creo que sea el mejor tipo de evidencia que deba  presentarse. Por ejemplo, no me parece que la mejor prueba que se le pueda ofrecer a un auditorio en cuanto al tema del sábado o de la inmortalidad o el bautismo sea ir allá y leerles los escritos de la hermana White con relación a tales cosas. Creo que la mejor prueba que puedo ofrecer está en la Biblia. Tal vez recuerden que recayó sobre mí la predicación en el funeral de la hermana White, y que aproveché aquella ocasión para ofrecer evidencias de su elevado llamado. Yo no presenté una larga lista de frutos y evidencias milagrosas. Yo sabía que el asunto sería publicado en el mundo en centenares de diarios, y deseé darles algo que tendría una elevada autoridad, y eso fue lo que ofrecí: Primero, que ella se afirmaba en la Palabra de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en todas sus enseñanzas. De ahí que se apegara a la humanidad en sus más elevados esfuerzos para ayudar al ser humano, y me explayé en esos puntos. Esto es lo que quiero decir, hermano Taylor, pero no desmerito esas otras cosas.

Lo que deseo saber es esto, hermanos: ¿Parece mi posición de tal naturaleza que ustedes son inducidos a pensar que yo soy escéptico? [VOCES: ¡No!] Si piensan así, ¡díganlo claramente! Yo no quiero hacer eso, pero debo ser honesto: No puedo disfrazar una cosa como esa. He permanecido firme cerca de cuarenta años sin desanimarme, y creo que estoy en una posición segura, pero si yo fuese inducido a tomar la posición que algunos toman sobre los Testimonios, yo estaría derrotado. [VOCES: ¡Eso es verdad!] Yo no sabría dónde ponerme, y no podría decir que lo blanco es negro y lo negro es blanco.

H. C. Lacey: No nos queda ninguna duda de que usted cree en los Testimonios. . . . Aquellos que no lo oyeron, como pudimos hacerlo aquí, y están tomando el otro lado de la cuestión, algunos de ellos están afirmando deliberadamente que ni el hermano ni el Prof. Prescott creen en los Testimonios. Por ejemplo, fui a Mt. Vernon y allá me reuní con el grupo de graduandos, y cuando los ejercicios habían concluído, tuve una conversación privada con cuatro jóvenes que me decían con seguridad que entendían que nuestros hombres de la Asociación General -- ellos no se referían ni a mí ni al hermano Sorensen -- no creían en los Testimonios.

W. W. Prescott:  No nos está diciendo ninguna novedad.

Revisando los escritos de Ellen White para ajustarlos a los hechos

H. C. Lacey: Nosotros, como profesores, nos encontramos en una posición terriblemente difícil. Llegamos hasta el fondo del pozo con las preguntas que se hicieron aquí; pero los estudiantes van al fondo en algunas de esas cosas, y necesitamos profundizarnos aún más aquí. Hay personas aquí en estas reuniones que no osan formular ciertas preguntas que han surgido en sus mentes o en conversaciones privadas, pero el hermano sabe que el profesor se encuentra en una posición muy difícil.

Sobre la cuestión de la toma de Babilonia, me he tomado la libertad de decir que creía que la evidencia era que Ciro no la tomó de aquella manera, pero mantenemos el asunto en suspenso y simplemente lo estudiamos. Supongamos ahora que se descubran tablillas [arqueológicas], y surjan otras evidencias que prueban indiscutiblemente que Ciro no tomó Babilonia de aquella manera, ¿sería correcto decir que si hicieran una revisión de Patriarcas y Profetas buscando apoyo, en una oración casual, para esa antigua opinión, se haría la revisión para que armonizara con los hechos recientemente descubiertos?

A. G. Daniells: Creo que esa es la posición que la hermana White tomaría, es lo que ella haría. Nunca entendí que ella atribuyese infalibilidad a las citas históricas. ...

W. W. Prescott: Es interesante que hasta un adepto de la Alta Crítica, como George Adams Smith, concuerde con Heródoto (?) en cuanto a eso.

El hermano Daniells nos hablaba sobre la cuestión de las evidencias físicas exteriores. Una de esas evidencias era que los ojos estaban abiertos, como ustedes recuerdan, y el pasaje a que siempre se refiere está en el capítulo 24 de Números, para demostrar que armoniza con el hecho. Pero si leemos la Versión Revisada, descubrimos que dice: "Y él tomó su parábola, y declaró: Balaam hijo de Beor, y dijo, y el hombre cuyos ojos estaban cerrados dijo. . .:" En este texto consta exactamente el sentido opuesto. Entonces a mí no me gustaría emplear esto como argumento para probar que los ojos del profeta estaban abiertos.

A. G. Daniells: Eso es lo que quiero decir cuando me refiero a cuestiones secundarias.

Luz espiritual vs. exactitud intelectual

H. C. Lacey: En nuestra consideración del espíritu de profecía, ¿no reside su valor para nosotros más en la luz espiritual que arroja sobre nuestros corazones y nuestras vidas que en la exactitud intelectual sobre cuestiones teológicas e históricas? ¿No deberíamos tomar esos escritos como la voz del Espíritu para nuestros corazones, más bien que como la voz del profesor para nuestras mentes? ¿Y no es la prueba final del espíritu de profecía su valor espiritual, más bien que su exactitud histórica?

A. G. Daniells: Sí, creo que sí.

J. N. Anderson: ¿Estaría dispuesto a explicar las cosas como lo hizo esta mañana? ¿Explicaría Ud. que no cree que los Testimonios deban ser considerados como recurso final en cuestiones de datos históricos, etc., para justificar una posición?

A. G. Daniells: ¿Quién enseña en la escuela acerca del espíritu de profecía? ¿Es el profesor de Biblia? ¿Quién presenta esta cuestión ante los alumnos?

C. L. Taylor: Tanto los profesores de Biblia como los de Historia . . .

W. H. Wakeham: Eso se trae a colación en toda aula en que se estudia la Biblia.

H. C. Lacey: ¿No sería espléndido que se escribiera un pequeño folleto expresando en estilo claro, simple, y objetivo los hechos tales como los tenemos -- hechos simples, sagrados -- de manera que los pusiésemos en las manos de estudiantes inquisitivos?

Voz: Nuestros enemigos lo publicarían por todas partes.

C. L. Benson: Creo que sería espléndido que nuestros hermanos fuesen un poco conservadores en cuanto a esas cosas. Un hombre vino a nuestra unión y pasó una hora y media hablando sobre las evidencias del espíritu de profecía por medio de la hermana White. La impresión que dio fue de que prácticamente cada palabra que ella pronunció, y cada letra que escribió, de carácter personal o no, era de inspiración divina. Esas cosas hacen la situación extremamente difícil para los profesores y pastores.

W. G. Wirth: Deseo secundar lo que el Prof. Lacey mencionó. Deseo que ustedes los de de la Asociación General produzcan algo para nosotros, porque somos los que sufren.

W. W. Prescott: Tengo conocimiento cierto de que se hizo una apelación bastante insistente en cuanto a lo que vino de su oficina [de E.G.W. -- N.T.] para que se emitiese una declaración de ese tipo, pero no quisieron hacerlo.

C. P. Bollman: Eso no iba dirigido a ella, sin embargo.

W. W. Prescott: No, sino se les dirigió a los que trabajaban en sus manuscritos.

A. G. Daniells: Algunas de esas declaraciones, como la que el hermano Wilcox leyó aquí esta mañana, fueron subrayadas una cantidad de veces, y el hermano White siempre tomó una posición bastante sensata.

W. W. Prescott: El hermano Wilcox tenía una carta de la propia hermana White, que él leyó.

A. G. Daniells: Cuando esas cosas eran objeto de una profunda controversia, W. C. White, en nombre de su madre, remitió las cosas que teníamos en nuestros archivos aquí y modificó eso en gran medida, y ayudó a suavizar la superficie y establecer un terreno firme sobre el cual afirmarnos. No sé, pero ¿que les parece si la Comisión de la Asociación General designara una comisión para hacer esto, hombres responsables y confiables que las personas no cuestionaran en absoluto, que asumieran esa responsabilidad y trajeran a la luz esos hechos? Me parece que en nuestras escuelas debería haber un acuerdo entre los profesores. Los profesores de Biblia e historia y otros que lidian con esas cosas deberían reunirse y hacer compatibles sus historias y su enseñanza, si es posible. Debería dárseles la verdad a esos estudiantes, y cuando se les ofrece la verdad, ellos estarían bien fundamentados y establecidos en eso, sin problemas. Pero cuando les son transmitidas esas opiniones erróneas, reciben una falsa impresión y entonces hay peligro cuando un hombre honesto se pone de parte del lado correcto y declara su posición.

W. E. Howell: Me parece que el punto es de grandísima importancia. Me he sentido un tanto perplejo sobre esa cuestión. Hemos conversado sobre esas cosas con bastante libertad y franqueza aquí . . . y creo que los profesores aquí están satisfechos en cuanto al lugar que debe dársele al espíritu de profecía en relación con su trabajo. Pero esos profesores, cuando regresan a sus lugares de trabajo, tendrán que contestar todo tipo de preguntas, y he tenido dudas sobre hasta qué punto el profesor debe ir a una clase de jóvenes o cualquier grupo para intentar aclarar las cosas que oyeron aquí y que ellos mismos han recibido y creído. Creo que es ahí donde reside la dificultad. Tenemos aquí solamente a dos profesores de un cuerpo docente entero. Algún otro docente puede no tener claras esas cosas. Puede haber profesores que están empeñados en enseñar ciencias basándose en el espíritu de profecía. O puede que un profesor que no tuvo el beneficio de esta discusión sostenga otro punto de vista. Eso realmente pone a esos profesores en una situación en verdad difícil. Si se pudiera hacer algo en términos de poner algo en manos de los profesores, de manera que puedan ofrecer una verdadera representación en este asunto, sería una gran ayuda.

Elevando al Espíritu de Profecía por encima de la Biblia

W. Prescott: ¿Puede explicar cómo dos hermanos pueden discrepar sobre la inspiración de la Biblia, uno ateniéndose a la inspiración verbal y el otro oponiéndose a ella, y con todo, no crear en absoluto ninguna inquietud en la denominación? Esa situación está bien aquí delante de nosotros. Pero si dos hermanos asumieran la misma actitud sobre el espíritu de profecía, uno apegándose a la inspiración verbal y el otro negándola, el que no se atiene a la inspiración verbal es despreciado.

F. M. Wilcox: ¿Cree Ud. que un hombre que no cree en la inspiración verbal de la Biblia cree en la Biblia?

W. W. Prescott: Yo no tengo problemas con eso en absoluto. Yo mismo tengo una posición diferente. Si un hombre no cree en la inspiración verbal de la Biblia, se considera que todavía está en una buena posición; pero si afirma que no cree en la inspiración verbal de los Testimonios, es despreciado de inmediato. Creo que esa es una situación nada saludable. Coloca al espíritu de profecía por encima de la Biblia.

La reforma pro salud

W. G. Wirth: De hecho, ese es mi mayor problema. Yo ciertamente sería desacreditado si volviera a presentar este punto de vista. Apreciaría ver que alguna declaración fuera publicada y divulgada por los que dirigen esta Obra de modo que, si eso tuviera que ocurrir, hubiera alguna autoridad que lo respaldara, porque estoy anticipando mucha confusión respecto a eso. Me gustaría ver que se está haciendo algo, porque esa educación está avanzando, y nuestros estudiantes están siendo enviados [a los campos] con la idea de que los Testimonios son inspirados verbalmente, y ¡ay del hombre allá afuera donde yo estoy que no acepte eso!

Ahora, en cuanto a la reforma pro salud: Con frecuencia un estudiante viene a mí y cita lo que la hermana White dijo sobre la mantequilla. Pero servimos mantequilla en nuestras mesas todo el tiempo. Y ellos citarán el uso de la carne, en el sentido de que no debe ser consumida bajo ninguna circunstancia. Yo sé que eso es irracional, pues hay ocasiones en que se hace necesario comer carne. ¿Qué haremos respecto a eso? Me gustaría obtener una pequeña luz sobre algunos de esos detalles, sobre si debemos aceptar todo (lo que fue escrito por E.G.W.) plenamente.

A. G. Daniells: Estoy dispuesto a contestar parte de eso, pues me he encontrado con eso mil veces. Consideremos la cuestión de la reforma pro salud. Es bien sabido, por los propios escritos y los contactos personales con la hermana White, y por el sentido común, y durante sus viajes en busca de conocimiento por diversas partes del mundo, que la instrucción presentada en los Testimonios nunca tuvo la intención de ser un reglamento integral y universal para el comer y el beber de las personas, y que se aplica a varios individuos según sus condiciones físicas y de acuerdo con la situación en que se encuentran. Siempre he explicado eso de ese modo a nuestros pastores en reuniones ministeriales. Tuvimos una reunión de pastores en Escandinavia, y había allá un hombre de la "tierra del sol de media noche", en Hammerfest, donde nunca nace un plátano, una manzana o una pera, y difícilmente algo verde. Allá hay nieve y tiempo frío casi siempre, y las personas viven en gran medida a base de pescado y varios alimentos de origen animal que allí obtienen. Habíamos enviado un enfermero de Christiania para allá como misionero. Él tenía una idea estricta sobre el régimen alimenticio, según los Testimonios, y no tocaba ni el pescado ni un pedazo de ciervo, ni ningún tipo de alimento cárnico, y se estaba quedando pobre; porque los misioneros que son enviados no tienen mucho dinero, y no pueden importar frutas frescas; y eso fue en el tiempo en que los alimentos enlatados no se exportaban mucho. El individuo casi se muere de inanición. Vino para asistir a las reuniones, y estaba casi tan blanco como su vestido [refiriéndose al de la hermana Williams]. Casi no le quedaba sangre en las venas. Conversé con él, y le dije: "Hermano Olson, ¿qué le pasa? Tendremos que llevarlo de vuelta si no mejora. El hermano no tiene glóbulos rojos en la sangre". Conversé con él un poco, y finalmente le pregunté: "¿De qué se alimenta?"

"Bueno", dijo él, "vivo en buena medida del viento norte".

Yo dije: "Ciertamente usted se parece mucho a él".

Seguimos conversando, y descubrí que el hombre no comía más que papas y alimentos fibrosos, una dieta limitada. Llamé su atención buscando inspirarle todo el terror que pudiese por su tonta práctica.

Una voz: ¿Y consiguió causarle alguna impresión?

A. G. Daniells: Sí, lo conseguí, y tuve la ayuda de otro hermano en eso. Le dijimos a aquel hombre que sería sepultado allí si intentaba vivir de aquella manera. Hablando de modo directo al respecto. Cuando regresé a este país, hablé con la hermana White al respecto, y ella dijo: "¿Por qué las personas no son razonables? ¿No saben que somos gobernados por los lugares en que estamos ubicados?" Ustedes encontrarán en un pequeño testimonio una advertencia expresa, modificando las declaraciones extremas que se hicieron.

M. Wilcox: La hermana White afirma en una edición del Instructor que hay algunas clases de personas a las cuales no les diría que no comiesen carne.

A. G. Daniells: Hay hombres y pastores muy concienzudos que temen mucho comer algo que no deberían. Es en este respecto que Pablo declara que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz; y estamos trabajando e intentando marchar hacia el reino tanto en el terreno de las obras por el comer o el no comer como por cualquier otra cosa en este mundo. Jamás podremos rebajar el vegetarianismo como el camino hacia el cielo. He visitado la India, donde son bastante estrictos acerca de la alimentación, pero ellos no obtienen la justificación de esta manera. . . . Hay hombres que nunca permitieron que un pedazo de carne pasara por sus dientes, y algunos de ellos son los más tiranos y brutales, y cuando intentamos alcanzarlos con el evangelio, tenemos que decirles que ese no es el camino de Dios, que tienen que venir y creer en el Señor Jesúcristo para obtener Su justicia imputada mediante la confesión, el perdón y todo lo demás**. Hay personas entre nosotros que están tan ciertamente en peligro de intentar establecer esa justicia por las obras en la cuestión del régimen alimenticio como el mundo haya visto jamás en cualquier cosa. Ustedes saben, a partir de lo que reveló la hermana White sobre la cuestión de la justicia, que no era su propósito despreciar el comer y el beber en el camino hacia el cielo. Eso tiene su lugar. Es importante, y no me gustaría ver esta denominación resbalando hacia las posiciones de otras denominaciones . . . No creo que se hayan tomado las precauciones apropiadas al difundir algunas de esas cosas, y se lo dije a la hermana White.

Sra. Williams: ¿Usted quiere decir, publicarlas?

A. G. Daniells: Sí, cuando se escribieron. Le dije a la hermana White que me parecía que, si se hubiesen tomado en cuenta las condiciones en las regiones árticas y en el corazón de China y otros lugares, algunas de aquellas cosas habrían sido alteradas. "Ahora", dijo ella, "si las personas no utilizan su mejor juicio, entonces, lógicamente, tendremos que establecerles eso". Me pareció muy sensato. La hermana White nunca fue fanática, nunca fue extremista, sino una mujer equilibrada y de mente abierta. Expreso este parecer basándome en cuarenta años de asociación con ella. Cuando estábamos allá en Texas, y el viejo hermano White sufría quebrantos de salud, esa mujer seleccionaba el novillo más hermoso todos los días para comer, y mi esposa lo preparaba; y él se sentaba y comía un poco y decía: "¡Oh, Ellen, esto es lo que yo necesito!" ¡Ella no lo reprendía para hacerlo vivir en un régimen de almidón! Siempre la consideré equilibrada. Hay algunas personas que son extremistas, fanáticas. No creo que debemos permitir que esas personas establezcan el modelo y dirijan esta denominación. No me propongo hacerlo, de mi parte, y, con todo, creo que debemos tomar todas las precauciones y tener todo el cuidado posible para conservar la buena salud. Y, hermanos, he intentado hacerlo, pero no he vivido toda mi vida según el régimen más estricto allí estipulado. Necesito viajar por todo este mundo, y como ustedes saben, tengo que exponerme a todo tipo de gérmenes de enfermedades. He tenido que vivir según un régimen bien estricto en ciertos lugares en mis viajes y tengo que vivir sobre ruedas, y bajo gran presión, y, cuando entré en ese régimen en 1901, se pronosticóque una década acabaría conmigo, y que yo sería un hombre quebrantado o estaría en la tumba. Así es como mis amigos se referían a mí, y me tenían lástima, y se lamentaban de que hubiera asumido ese cargo, pero yo me dije a mí mismo: "Por la gracia de Dios, viviré de la mejor manera posible, y honestamente hasta donde yo sé, para conservar mis fuerzas". Este es mi décimonoveno año y no estoy quebrantado, ni en la tumba. Estoy fuerte y me siento bien. Estoy cansado, pero puedo descansar.

He intentado ser honesto y veraz con mis sentimientos en cuanto a lo que era correcto hacer, y eso me ha mantenido sano y vigoroso. Esa es la base sobre la cual me propongo trabajar. No pretendo permitir que ningún extremista sea ley para mí en cuanto al comer en el corazón de China. Pretendo emplear mi buen sentido en cuanto a qué comer en esos lugares donde no se pueden conseguir vegetales, o difícilmente se consiguen.

Sra. Williams: En el interior de África, teníamos que cocinar todo lo que comíamos para matar los gérmenes.

A. G. Daniells: . . . Por la reforma pro salud entiendo rechazar aquéllo que sé que me perjudica y emplear lo que sé que me fortalece y me mantiene en las mejores condiciones físicas para el servicio y el trabajo duro. Esa es mi reforma pro salud. Las manzanas crudas son adecuadas para personas de una digestión ideal para ellas; pero si una persona no tiene ese tipo de digestión, debe establecer la ley: Nada de manzanas crudas para mí.

Así es como se presentó una porción de cosas en los Testimonios. Muchas de ellas fueron escritas para individuos en variadas condiciones de salud, y entonces incluídas apresuradamente en los Testimonios sin los cambios apropiados. Eso no quiere decir que sean cosas falsas, sino que no se aplican a todos los individuos por igual en todo el mundo. Y no se puede establecer un régimen de reforma pro salud para todos por igual debido a las diferentes condiciones físicas de las personas. Esto es lo que digo en las reuniones de pastores y no creo que destruya la fuerza del mensaje de modo alguno, solamente a los extremistas.

Hermano Waldorf: Durante más de veinte años, no he tenido dificultades  con el espíritu de profecía o con la Biblia. Mientras más estudio ambos, más firmemente me convenzo de ese modelo. Leí todo el material de la alta crítica y el otro lado de la cuestión. Hay 50,000 diferentes maneras de leer la Biblia. Se cometen muchos errores durante las transcripciones. Ahora, en materia de complicaciones históricas, considero a la Biblia y al espíritu de profecía de manera exactamente iguales. ...

Nunca sostuve que el espíritu de profecía fuese infalible. Pero los estudiantes me ven bajo la influencia de diferentes profesores y abrigando diversas opiniones. Uno viene y dice que el Prof. Lacey le enseñó de esta manera, otro viene y dice que el Prof. Johnson le enseñó de este otro modo. Hay muchos que entran a la Escuela de Medicina procedentes de diferentes enseñanzas. Ellos no saben si cada palabra del espíritu de profecía es inspirada o no. Yo les enseño de esta manera: Cuando ese mensaje se inició, Dios trajo a la existencia este don de profecía para la Iglesia, y mediante este don, Dios ha  aprobado las principales doctrinas que sostenemos desde 1844. Yo, por lo menos, sostengo que el don del espíritu de profecía nos fue dado con el propósito de establecer el modelo, con la finalidad de que no confiásemos en el raciocinio humano o en la erudición moderna, pues creo que la erudición ha fallado cuando se vale del griego y del hebreo.

En cuanto a la alimentación cárnica, yo no he tocado la carne en veinte años; pero compro carne para mi esposa. Frecuentemente, voy hasta una carnicería y compro lo mejor que tengan para mantenerla con vida. Jamás emplearé los Testimonios como un martillo de presión sobre mi hermano.

A. G. Daniells: Diré una cosa: Se ganará una gran victoria si asumimos un espíritu liberal como modelo para tratar a los hermanos que difieren de nosotros en cuanto a la interpretación de los Testimonios, del mismo modo cristiano en que los tratamos cuando difieren de nosotros en lo que dicen respecto a la interpretación de la Biblia. Eso será una gran ganancia que valdrá la pena. . . . Yo no pido que las personas acepten mis puntos de vista, pero me gustaría tener la confianza de los hermanos donde discrepamos en la interpretación. Si podemos crear ese espíritu, será una gran ayuda, y creo que tenemos que enseñarlo correctamente en nuestras escuelas.

Supongan que los estudiantes vienen a ustedes con preguntas sobre la Biblia sobre las cuales no saben qué hacer. ¿O será que siempre saben? Me gustaría dirigirme a un profesor por un año que me explicase todo lo que me tiene confuso aquí. ¿Qué hacen cuando los estudiantes van a ustedes con preguntas como ésas?

W. H. Wakeham: Les dígo que no sé, y no por eso pierdo la confianza de ellos.

A. G. Daniells: Bien, cuando van a ustedes con algo desconcertante del espíritu de profecía, ¿por qué no decir, como dijo Pedro, que hay cosas difíciles de entender? No creo que eso destruya la confianza de las personas. Pero hemos desarrollado la idea de que tenemos que tener pleno y completo conocimiento de todo respecto al espíritu de profecía y tomar una posición extrema para ser leales y veraces.

W. E. Howell: . . . El hermano Daniells y el hermano Prescott y otros vinieron aquí con nosotros y nos han hablado muy francamente, y estoy seguro de que todo el mundo aquí dirá que no ocultaron nada. Ellos no les ocultaron nada a ustedes sobre lo que hayan preguntado para que pudiesen instruirles con respecto a esa cuestión. No dudo que es la experiencia de ustedes, como es la mía, cuando salgo de Washington, oír decir que ni el hermano Daniells ni el hermano Prescott creen en el espíritu de profecía.

A. G. Daniells: Ni el hermano Spicer, tampoco.

W. E. Howell: Sí, y el hermano Spicer tampoco. Me siento confiado de que, al salir de aquí de este concilio, podrán ser de gran ayuda al dejar al pueblo afirmado en cuanto a estas cosas, y creo que es nuestro privilegio hacerlo, hermanos, para ayudar a las personas sobre estos puntos. Muchas personas son sinceras y honestas en su posición, basándose en lo que oyeron. Creo que es nuestro deber ayudar a esas personas todo lo que podamos cuando las encontramos.

C. L. Benson: ¿Finalizará ese asunto aquí? Con base en lo que el hermano Daniells declaró, sé lo que eso significará para algunas de nuestras escuelas y para nuestros hombres de la Asociación General. Creo que sería injusto para nosotros, como profesores, regresar y hacer cualquier declaración. Ya nos han llegado cartas preguntándonos acerca de la posición de los hombres de la Asociación General sobre la interpretación del espíritu de profecía. No creo que es justo que salgamos e intentemos declarar la posición de nuestros hombres de la Asociación General. Por otro lado, yo conozco los sentimientos y la doctrina que se enseña en nuestras asociaciones, y esos son los maestros de Biblia para el pueblo, y si nuestros profesores de Biblia e historia tomaran esa posición liberal acerca del espíritu de profecía, nuestras escuelas estarían en total desacuerdo con el campo. . . . Allá afuera en el campo hemos subrayado la importancia del espíritu de profecía más que el de la Biblia, y muchos de nuestros hombres están practicando eso constantemente. Ellos cuentan los maravillosos fenómenos, y muchas veces presentan todo el sermón basándose en el espíritu de profecía, en vez de la Biblia. Si ocurre una ruptura entre nuestras escuelas y el campo, estaremos en una posición difícil.

T. M. French: Creo que nos sería de gran ayuda si se emitiera alguna declaración general, y si pudieran darse algunas de las cosas que fueron traídas a la luz, demostrando que no estamos cambiando nuestra posición, que consideramos al espíritu de profecía como ha sido considerado todo el tiempo. Creo que ayudaría a resolver la situación en nuestras asociaciones y escuelas. . . .

W. E. Howell: El siguiente tema que tenemos es cómo enseñar el espíritu de profecía en nuestras escuelas. En nuestra reciente convención educativa general, propiciamos un trabajo semestral en el currículum sobre ese asunto. Creo que debemos tener un intervalo de diez minutos, y entonces retomar ese tema, lo que dará oportunidad para más preguntas con ese propósito.


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