INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA Y
  PROBLEMAS BÍBLICOS


Donald Morgan

Traducido de The Secular Web:

"Una gota de razón en un mar de confusión"


La Biblia consiste de una reunión de sesenta y seis libros separados. Estos libros fueron escogidos, después de algún regateo, por el concilio católico de Cartago en 397 A. D. - más de 300 años después del tiempo de Jesús. Esta colección está dividida en dos secciones principales: el Antiguo Testamento, que consiste de treinta y nueve libros, y el Nuevo Testamento, que consiste de veintisiete libros. (La Biblia católica incluye libros adicionales, conocidos como Apócrifos).

El Antiguo Testamento trata del Dios hebreo, Yahvé, y pretende ser una historia de los primitivos israelitas. El Nuevo Testamento es la obra de los primeros cristianos y refleja sus creencias acerca de Jesús; pretende ser una historia de lo que Jesús enseñó e hizo.

Se cree que la composición de los varios libros comenzó alrededor de 1000 A. C., y que continuó durante más o menos 1,100 años. Se incluyó mucho material oral. Éste fue repetido de padres a hijos, revisado una y otra vez, y luego puesto en forma escrita por varios editores. A menudo, estos editores trabajaban en diferentes lugares y durante diferentes períodos de tiempo, y con frecuencia, no conocían la existencia los unos de los otros. Su trabajo estaba destinado principalmente a uso local y es improbable que cualquier autor previera que su trabajo sería incluido en una "Biblia".

No existe ningún manuscrito original. Probablemente, no hay ni un solo libro que sobreviva en nada que se asemeje a su forma original. Hay cientos de diferencias entre los manuscritos más antiguos de cualquier libro en particular. Estas diferencias indican que varios autores, editores, y copistas hicieron numerosas adiciones y alteraciones a los originales, algunas accidentales y algunas a propósito.

Muchos autores bíblicos son desconocidos. Cuando un autor ha sido nombrado, algunas veces ese autor ha sido elegido  por creyentes piadosos, más bien que dado por el autor mismo. Los cuatro evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, son ejemplos de libros que no llevaban los nombres de sus autores reales; los nombres actuales fueron asignados mucho después de que estos cuatro libros fueron escritos. Y - a pesar de lo que los autores de los evangelios dicen - los eruditos bíblicos actualmente concuerdan, casi unánimemente, en que ninguno de los autores de los evangelios fue discípulo de Jesús, y ni siquiera testigo de ministerio.

Aunque tradicionalmente algunos libros de la Biblia son atribuidos a un solo autor, muchos son en realidad obra de múltiples autores. Génesis y Juan son dos ejemplos de libros que reflejan una autoría múltiple.

Muchos libros bíblicos tienen las señales de la ficción. Por ejemplo, a menudo, conversaciones privadas se relatan cuando no estaba presente ninguna persona que pudiera reportarlas. Se registran conversaciones entre Dios y varios individuos. Se relatan sucesos históricos con gran detalle. Cuando un relato es contado por más de un autor, hay por lo general importantes diferencias. Muchos relatos - que, en su contexto original, son considerados ficticios hasta por cristianos - fueron tomados prestados por los autores bíblicos, adaptados para sus propios fines, les fue dado un escenario histórico, y luego fueron declarados hechos históricos.

El relato del diluvio es un ejemplo de esta clase de adaptación. La pista de su migración desde la más antigua ocurrencia en Sumeria, alrededor de 1600 A. C., de un lugar a otro y eventualmente hasta la Biblia, puede seguirse históricamente. Cada vez que el relato era usado nuevamente, era alterado para que tratara de dioses y héroes locales.

Pero, ¿es la Biblia, sin embargo, la obra de Dios? ¿Es una guía válida? ¿Cómo podemos saberlo?

Si la Biblia fuera realmente la obra de un Dios perfecto, todopoderoso, y amoroso, uno esperaría razonablemente que fuera obviamente superlativa en todo respecto - precisa, clara, concisa y consistente de extremo a extremo - en comparación con cualquier cosa que posiblemente sea concebida solamente por el intelecto humano.

En realidad, los fundamentalistas consideran esto como cierto. Usando un argumento circular, dicen que, puesto que la Biblia no tiene ni errores ni inconsistencias, debe ser la obra de Dios, y puesto que es la obra de Dios, no debe tener ni errores ni inconsistencias. No parece importar cuál proposición ocurre primero, se piensa que la otra la sigue.

Sin embargo, a pesar de la posición de los fundamentalistas, la Biblia sí contiene cierto número de problemas serios. Y algunos de esos problemas son absolutamente fatales para su credibilidad.

Muchos pasajes relatan atrocidades ordenadas por Dios; tales pasajes son indignos del Dios cristiano. Algunos preceptos bíblicos son tanto irrazonables como improbables pues están obviamente en desacuerdo con el sentido común y las cualidades de carácter que se atribuyen a Dios. Algunas afirmaciones bíblicas son absurdas en que representan creencias muy primitivas. La credibilidad de muchos relatos bíblicos - relatos que son cruciales para el cristianismo - son desacreditados por numerosas inconsistencias. El escenario se complica aun más por las muchas diferentes y conflictivas interpretaciones que a menudo le dan a un pasaje específico creyentes sinceros y bien intencionados.

Si bien los biblicistas son capaces de ofrecer alguna suerte de explicación a casi cualquier problema bíblico que aparezca, tales explicaciones deberían ser innecesarias. El punto no es si se puede concebir alguna explicación, sino más bien que un Dios perfecto, todopoderoso y amoroso ciertamente podría, debería, y haría algo mucho mejor si tuviera algo que ver con escribir un libro.

La evidencia que sigue, tomada de la Biblia misma, no es sino una pequeña porción de la que existe. Esta evidencia demuestra que la Biblia no puede ser la obra literal, completa, inerrante y perfecta de un Dios perfecto, todopoderoso y amoroso. También demuestra que la Biblia no es especialmente útil ni siquiera como guía. Además, puesto que la Biblia refleja cada una de las creencias importantes del cristianismo tradicional, el fundamento del cristianismo mismo descansa en suelo inestable.

Nota al lector: Esta introducción no es sino uno de ocho capítulos que originalmente componían un solo documento unificado. Para fines de mayor compatibilidad con Internet, el documento fue dividido en ocho archivos separados. La evidencia a la que se alude arriba puede hallarse en los archivos relacionados usando los links que aparecen más abajo.


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