Las tablas de la
              ley

¡SÓLO UNA LEY EN EL

ANTIGUO TESTAMENTO, NO DOS!

Verle Streifling


Una doctrina cristiana esencial es la Trinidad, según la cual dentro de la naturaleza del único Dios verdadero existen simultáneamente tres personas eternas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, siendo coiguales en naturaleza y atributos, y coeternos; y estos tres son el único Dios verdadero. Muchos textos bíblicos muestran sólo un Dios; pero muestran al Padre como Dios; al Hijo como Dios; al Espíritu Santo como Dios - cada uno tiene la naturaleza de Dios.2

Un solo Dios y una sola ley ejemplifican una sola ley

De modo similar al hecho de que estos tres son "uno" (griego Eis, hebreo Echad), así también marido y mujer "ya no son más dos, sino una sola carne"3 (Mat. 19:6; Mar. 10:8; Gén. 2:24).
  
Estos textos proporcionan una base desde la cual examinar la ley del Antiguo Testamento (AT), y ver que había una sola ley, no dos. De la misma manera que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son "un solo Dios" - no tres; y marido y mujer son "una sola carne", los mandamientos morales, sacerdotales, sacrificiales, y ceremoniales del AT eran "una sola ley", no dos ni cuatro.

Dios dice sólo "una ley"

A muchos de nosotros se nos enseñó que había una ley moral y una ley ceremonial. Para nuestro asombro, las Escrituras no hablan en ninguna parte de los mandamientos de Dios como dos o más leyes separadas, ni tampoco se encuentran en la Biblia las palabras ley moral o ley ceremonial. Pero muchos textos, como Éx. 12:49 o Núm. 15:15 dicen que es una sola ley, o una ordenanza.4

Intercambiar la ley y las ordenanzas era aceptado y enseñado comúnmente por nosotros como Adventistas del Séptimo Día (ASD), porque en nuestros seminarios sobre profecía, después de presentar Dan. 7:25: "Pensará en cambiar los tiempos y la ley", nuestros evangelistas citaban Isa. 24:5 en apoyo "porque traspasaron las leyes".
5

Efe. 2:15 dice la ley de los mandamientos "expresados en ordenanzas". Así, los pasajes que hablan tanto de una ley como de una ordenanza hablan de una y la misma entidad: Toda la ley, como la llama Santiago.
6 Así como varios textos que dicen que "hay una sola ley" prueban que hay un solo Dios, estos diez textos prueban que había una sola ley y que a esta única ley se le llama la ordenanza. Los varios mandamientos, como morales, sacerdotales, sacrificiales, y ceremoniales, eran todos parte de esta única ley u ordenanza.

Que toda la ley era UNA sola ley se ve en Deuteronomio, donde es recitada por entero por Moisés para los hijos de Israel. En Deut. 1:5: "Moisés resolvió declarar esta ley"; en 4:8: "justa es toda esta ley"; en 4:44: "esta es la ley"; en el capítulo 5, Moisés comienza con los diez mandamientos, y subsiguientemente durante muchos capítulos, recita muchos otros preceptos; luego, en 31:9 "escribió esta ley"; en 31:26: "tomad este libro de la ley"; en 33:4: "Moisés nos ordenó UNA LEY", y en 33:10: "Ellos enseñarán tu ley a Israel", de manera que este "libro de la ley" es la ley de Dios.


Así, en Deuteronomio, "la ley", como ley de Dios, incluía el decálogo y muchos otros preceptos, capítulo tras capítulo. Pero todo es una sola ley y la ley de Dios a través del AT, donde se hace referencia a ella como 187 veces como "la ley", "esta ley", "mi ley", y "tu ley" (queriendo decir la ley de Dios), cada vez en singular, siendo de este modo SÓLO UNA LEY.
7

La ley que Cristo vino a cumplir contenía más principios morales que los que estaban escritos en piedra. Jesús muestra esto en su Sermón del Monte, donde habla de toda la ley, del libro de la ley, porque los preceptos de los cuales hablaba incluían el divorcio (Mat. 5:31,32); los juramentos (33-37); el aborto y las lesiones (38-42); el amor a los enemigos (43-47); y el ser perfectos (48). Estos ejemplos muestran lo que Jesús quería decir cuando hablaba de "la ley" que había venido a cumplir. ¡No eran sólo los Diez Mandamientos, sino que era toda la ley!
8

Jesús nunca tuvo el propósito de que la expresión "la ley" se refiriera sólo al decálogo. ¡Tampoco los otros escritores bíblicos! Sólo supusimos que lo hicieron, basados en la falsa premisa de que había dos leyes: una "ley moral", que llamábamos "la ley de Dios"; y una "ley ceremonial" que llamábamos "las ordenanzas". Así que, dondequiera que aparecía la expresión "la ley", sosteníamos que hablaba del decálogo solamente.


En los pasajes anteriores que hablan de "una ley", se usa la misma palabra hebrea para "una" que para "un Dios". Sus varios mandamientos y estatutos son uno - una unidad. Para la ley, se usa la palabra Torah; ordenanza viene de la palabra huqqa, que significa "un estatuto", pero a menudo se usan indistintamente, hablando de la misma entidad.

LAS DOS LEYES

La ley de Dios

Escritura de Dios
¿En qué escribió Dios? Éx. 31:18; 34:1
¿Qué escribió Dios? Éx. 24:4; Deut. 31:9
¿Dónde puso Moisés lo escrito por Dios? Deut. 10:4,5. 
¿Cuál es el carácter de lo que escribió Dios? Sal. 19:7,8.
¿Cuál era el propósito de la Ley de Dios? Ecle. 12:13. 
¿Cuánto debía continuar la ley de Dios? Sal. 111:7,8; 119:89, 144; Mat. 5:17,18. 
 

La ley de Moisés

Escritura de Moisés
¿En qué escribió Moisés? Deut. 31:9. 
¿Qué escribió Moisés? Deut. 5:22 (véase 7-12; 10:4.
¿Dónde puso Moisés su propia escritura? Deut. 31:25,26.
¿Cuál es el carácter de la Ley de Moisés? Lev. 7:37,38.
¿Para qué servía la Ley de Moisés? Col. 2:14,17; Heb. 9:9; 10:1.
¿Cuándo terminó la ley de Moisés? Col. 2:14. 
 

El argumento antitético de los sabadistas

Contrariamente a la afirmación de estos textos de que había sólo una ley, las sectas sabadistas dividen la ley de Dios en dos 9 aplicando arbitrariamente ciertos textos para que se ajusten a sus necesidades. El libro Principles of Life [Principios de la vida] de los Adventistas del Séptimo Día, en la página 171, muestra cómo dividen la única ley de Dios en dos (véase la tabla precedente).10

Respondiendo a esta antítesis

Esta división se obtiene citando textos selectivamente, como se muestra arriba.

Es un error aplicar Mat. 5:17, 18 sólo al decálogo, porque, como se muestra arriba, Jesús hablaba de todo el libro de la ley, que incluía el divorcio, el aborto, las lesiones, los juramentos, el amor hacia los enemigos, y ser perfectos - ¡temas que no estaban en el decálogo!

Es un error decir que sólo Dios escribió los diez mandamientos
11, porque Moisés también los escribió en el libro de la ley.

Es un error aplicar Ecle. 12:13 sólo al Decálogo, porque algunos dicen que la Torah tenía 596 órdenes, que todas son de Dios, y que Eclesiastés se aplica a todos universalmente, incluyendo las otras 586.

Es un error aplicar Col. 2:14-16 sólo a lo que ellos llaman "la ley de Moisés", porque 1 Crón. 16:40; 2 Crón. 3:13 y Neh. 8:14 muestran que estos holocaustos, estas fiestas, lunas nuevas, y estos sábados están "EN LA LEY DE JEHOVÁ", así que Col. 2:14-16 se aplica a ellos EN la ley de Jehová, como una sola ley completa.

El libro de la ley, escrito por Moisés, incluía el decálogo entero como parte de esta ley, así que la ley de Moisés (con el decálogo) era también la ley de Dios. Es imposible que estos diez preceptos sean conservados en el nuevo pacto porque estaban escritos en piedra, y que al mismo tiempo sean retirados porque estaban escritos en el libro, que algunos llaman "ceremonial" y "tipos y sombras". No pueden ser al mismo tiempo eternos y temporales.


Al  mismo tiempo, es imposible que los mandamientos morales en las piedras sean retenidos para los cristianos, mientras que muchos mandamientos más elevados en el libro de la ley sean "clavados en la cruz" por haber sido escritos por Moisés, no por Dios. Esto muestra el error de ellos al preguntar: ¿"Cuál es el carácter de la ley de Dios" en comparación con "el carácter de la ley de Moisés", porque el hecho de que el Decálogo esté incluido en el libro de la ley hace que Salmos 19:7-8 se aplique al libro en su totalidad, cuanto más porque hay más altos preceptos morales en el libro que en la piedra.
12

Esta división de la ley niega por implicación que lo que Moisés escribió por inspiración divina era Dios "hablando por medio de sus siervos". 2 Tim. 3:16 dice que "toda Escritura es inspirada por Dios" (el griego "theopneustos" significa que Dios sopló con su aliento); 2 Ped. 1:21 dice que esto no ocurrió por voluntad humana, sino que "los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo"; Neh. 8:14: "... escrito en la ley que Jehová había mandado por mano de Moisés; y en Lev. 26:37-46, 9:23; 10:13; 15:23; 16:40 y Núm. 7:23, Dios ordena por mano de Moisés. Así, lo que Moisés mandaba a Israel, ya fuese oralmente o por escrito, era todavía mandamiento de Dios, y lo que Moisés escribía era Dios hablando por medio de Moisés, y en todo sentido igual a los mandamientos que Dios pronunció desde el Sinaí y escribió en tablas de piedra. Otros textos sostienen esta ecuación también.13


Todo esto muestra que la ley de Dios y la ley de Moisés eran UNA Y LA MISMA LEY, que estos eran dos nombres diferentes para aquella única ley, y que ellos aplicaron erróneamente Salmos 111:7,8; 119:89, 144; y Mat. 5:17,18 al dividir la única ley en dos, basándose en un argumento circular.


Las expresiones "ley moral", "ley ceremonial", y "dos leyes" son completamente ajenas a la Biblia, y no se pueden hallar ni siquiera en un versículo. Una ilustración en el folleto de Escuela Sabática Adventista para el tercer trimestre de 1972, p. 37, muestra a un erudito escudriñando meticulosamente rollos antiguos, buscando un "texto perdido" para demostrar la validez del culto en domingo; hubiese sido mejor que apareciera buscando un texto que le dé validez al concepto de dos leyes, una moral y la otra ceremonial. La enseñanza de "dos leyes" debe ser repudiada como contraria a la Biblia.


Esta división es creada selectivamente para tratar de dar al sábado una distinción por encima de las otras fiestas, de modo que, por estar en el decálogo, se convierta en una ley moral y permanezca como tal, mientras que los otros mandamientos son supuestamente ceremoniales, y por lo tanto, fueron abolidos.

Pero Dios llama al sábado "mis fiestas", junto con las otras leyes de Lev. 23 y Núm. 28-29, usando las mismas palabras hebreas o griegas  para describir a ambas o describirlas a todas. Puesto que Dios afirma repetidamente que es una sola ley, no dos, la división artificial que los adventistas hacen de la ley en dos es su propio cambio de los tiempos y la ley cuando se refieren a la iglesia de esta época, profetizada en Dan. 7:25,
14 que se está cumpliendo en ellos mismos en la actualidad.15

Aferrándose a pajitas, incapaces de salvar

Para evadir toda esta evidencia, y no teniendo ninguna referencia bíblica para dos leyes, algunos se aferran de pajitas, usando 1 Cor. 7:19 como salvavidas.16 El Dr. Bacchiocchi hizo esto en Sabbath Under Crossfire [El sábado bajo fuego cruzado]17, diciendo: "Veremos que el Nuevo Testamento distingue entre la continuidad de la ley moral, y la discontinuidad de la ley ceremonial (1 Cor. 7:19)".

1 Cor. 7:19 dice que ni la circuncisión ni la incircuncisión son nada, que lo que importa es guardar los mandamientos de Dios. Ellos interpretan circuncisión como que habla de la ley ceremonial, mientras que interpretan el guardar los mandamientos de Dios como que habla de la ley moral (el decálogo).
18

Sin embargo, aquí Pablo habla de guardar los mandamientos de Dios (griego entole), pero no de la ley (nomos), ni de dos leyes, como el Dr. Bacchiocchi había leído en el texto bíblico. ¡Puesto que había UNA SOLA LEY, este exégeta debería observar la circuncisión como la ordenaba la ley!. Pero Pablo no está hablando de la circuncisión como parte de la ley, sino como señal del pacto abrahámico, que los judíos tenían garantizada su posición con Dios.19


Pablo tampoco se refiere ni a la Ley ni a sus mandamientos. Por ejemplo, los cristianos ya no tienen que "ofrecer holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo ... como está escrito en la ley de Jehová" (2 Crón. 31:3). Aquí, los holocaustos y los sacrificios especiales para el sábado eran parte necesaria del mandamiento "acuérdate del día de reposo para santificarlo". En vez de eso, Pablo hablaba de los mandamientos del nuevo pacto, que eran muy superiores y más extensos que las negaciones mínimas del Decálogo. Estos mandamientos constituyen la "ley de libertad", a saber, "amarás a tu prójimo como a tí mismo", como lo define Sant. 2:8. Jesús llevó esto más allá, al decir: "Un nuevo mandamiento os doy, que os améis los unos a los otros, como yo os he amado".


El que Juan diga primero que debemos guardar los mandamientos de Dios (griego entole) les define como "este es su mandamiento, que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como él nos lo ha mandado" (1 Juan 3:23).

La "ley de Moisés" ERA "la ley de Dios"

Como ya se ha mostrado, "la ley de Dios" y la "ley de Moisés" son en realidad dos nombres diferentes para una y la misma ley. El Nuevo Testamento (NT) sustenta esto en Lucas 2:22, donde la circuncisión de Jesús de acuerdo con la ley de Moisés es de acuerdo con "la ley del Señor" (vers. 23-24) y según "la ley del Señor" (vers. 39); y en Heb. 10:28, donde la pena de muerte aplicada al que viola mandamientos del Decálogo, incluyendo la idolatría, el sábado, deshonrar a los padres, y el adulterio. Así que, nuevamente, la "ley de Moisés" es en realidad "la ley de Dios". Esta ecuación está sustentada por muchos otros textos también.20

A esto añadimos Dan. 9:10-11, donde "la voz de Jehová vuestro Dios" es "sus leyes", "la ley", "tu ley", "tu voz", y sin embargo, es "la ley de Moisés"; y Mal. 4:4: "Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, que le encargué en Horeb". Estos muchos textos prueban de manera concluyente que la ley de Moisés es la misma que la ley de Dios, del mismo modo que "el libro de la ley de Moisés" es el mismo "libro de la ley de Jehová Dios". Todo esto refuerza lo que hemos demostrado indiscutiblemente, que había UNA SOLA LEY, pero se le llamaba "la ley de Dios" porque Él la mandó; y se le llamaba "la ley de Moisés" porque él la escribió en "el libro de la ley de Jehová Dios", y Moisés sirvió de mediador en este pacto de la ley entre Israel y Dios.

Los más elevados mandamientos morales están en el libro de la ley

El libro de la ley contenía los diez mandamientos (que también fueron escritos en piedra), y muchos mandamientos adicionales que, aunque no estaban en piedra, eran de normas morales aún más altas que los escritos en piedra. Estos últimos por lo general enumeraban sólo los requisitos mínimos. Algunos de estos mandamientos adicionales eran:

        1.  No angustiarás al extranjero. (Éx. 22:21).
        2.  No afligirás a ninguna viuda ni a ningún huérfano. (Éx. 22:23).
        3.  No seguirás a los muchos para hacer mal. (Éx. 23:2).
        4.  No andarás chismeando entre tu pueblo. (Lev. 19:16).
        5.  No te vengarás. (Lev. 19:18).
        6.  Amarás a tu prójimo como a tí mismo. (Lev. 19:18).
        7.  No harás acepción de personas (no discriminarás). (Deut. 16:19).
        8.  Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón. (Deut. 6:5).
        9.  No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano. (Deut. 24:17).
      10.  No oprimirás al extranjero pobre y menesteroso. (Deut. 24:14).
      11.  No recogerás las gavillas que hayan quedado. Serán para el pobre. (Deut. 24:19).
      12.  Serás perfecto. (Deut. 18:13).

Santiago considera el respeto por las personas por encima de los mandamientos del Decálogo, y dice que, si alguien ofende en esto, ¡ha quebrantado el resto! Pablo nos dice: "No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás,  no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Rom. 13:8-10).

¡Aquí vemos que este solo mandamiento del libro de la ley era tanto más grande cuanto incluía todos los principios morales de la ley misma! Jesús ya dijo lo mismo, que los dos mandamientos más grandes de la ley son: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo"; y añadió: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". Así que estos dos mandamientos del libro son mayores que todos los que estaban escritos en piedra, ¡aunque éstos habían sido escritos por la propia mano de Dios!


Pablo puso preceptos del decálogo junto con "amar al prójimo", porque todos eran parte de una sola ley, lo mismo que hizo Santiago, cuando demostró que la ley contenía el precepto de "no hacer acepción de personas". Jesús también dijo que la ley tenía mandamientos del decálogo y otros estatutos como el divorcio, los juramentos, las lesiones, y el amor al prójimo elevados a "amar a los enemigos" y "ser perfectos". Jesús muestra esto nuevamente en su conversación con el joven rico. En Lucas, Jesús parece decir que hay que guardar el decálogo, pero Marcos muestra que Jesús incluyó "no defraudarás", mientras Mateo dice que Jesús añadió "amarás a tu prójimo como a ti mismo", los cuales procedían del libro de la ley (Lev. 19:13-18), no de los Diez Mandamientos. Tristemente, el joven amaba a sus cosas más que a su prójimo, y rehusó la invitación de Jesús a "tomar su cruz y seguirle".


Pero hay todavía otra significativa razón de por qué el amor a Dios y al prójimo son los más grandes mandamientos de la ley. Es posible guardar el decálogo por temor al castigo eterno. Así que, sobre esta base, yo puedo golpear a mi prójimo hasta dejarlo a un paso de la muerte, pero, como no lo maté, todavía he guardado el decálogo, que dice: "No matarás".
21

Pero, si yo amara a Dios con todo mi corazón, y a mi prójimo como debiera, no necesitaría el decálogo para nada, porque no tendría nada por encima de Dios, ni desearía hacer ningún mal a mi prójimo. Así, yo estaría haciendo a Dios Señor de mi vida.
22

El joven rico tenía este problema, pues había guardado todo el decálogo desde su juventud, pero amaba sus riquezas por encima de Dios o de su prójimo. Si yo amara a Dios y a mi prójimo, me encantaría tener la oportunidad de dar aún de mi propia pobreza, aunque sólo sea para suplir sus necesidades.
23 Y si amo a Dios con todo mi corazón, no tendré ningún motivo ulterior al mostrar amor a mi prójimo. ¡Querré dar, sin querer nada a cambio, excepto el amor de Dios difundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo, y el gozo que esto produce!

¡Y todavía la ley entera tenía sus limitaciones, pues era incapaz de cambiar al hombre interior! Juan 1:17 dice: "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la VERDAD vinieron por medio de Jesucristo". Jesús presentó un cuadro aún mayor de la perfección de Dios que el que ellos conocían de la antigua ley, aunque ésta era completa.


Pero, ¿cómo puede el Dios del universo, perfecto, justo, y santo, ordenarnos a nosotros, sus criaturas caídas, que seamos perfectos como Él? Es humanamente imposible ser así de perfectos. Si es imposible para nosotros guardar jamás la antigua ley, ¡cuánto menos posible es que guardemos su nueva ley del Espíritu! ¡Y qué gran abismo existe entre los requisitos mínimos del decálogo y este solo precepto de la nueva ley, porque puesto que Dios es infinito, para alcanzar su perfección tenemos que ser infinitamente perfectos! Así que Pablo concluye: "No hay justo, ni aun uno" (Rom. 3:10-18).


De manera similar, ¡hay un abismo infinito entre el sábado de la ley, que no daba descanso al alma, y el perfecto reposo de Dios para el alma del hombre, que Adán perdió en el Edén, y que Israel no pudo obtener en el desierto, pero que Cristo prometió a sus seguidores en el Nuevo Pacto! Tenemos verdadero reposo en Él, que es nuestra salvación, nuestra vida, nuestra perfección, nuestra santidad, y nuestra paz con Dios.


Iniciamos este estudio afirmando que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son un solo Dios, la Trinidad. De la misma manera, las Escrituras muestran que había una sola ley, la ley entera, escrita en el libro de la ley de Jehová Dios, que Él ordenó por mano de Moisés. Aunque tenía muchos mandamientos sacerdotales, sacrificiales, y ceremoniales, también tenía muchos más mandamientos morales, y preceptos morales más altos que los del Decálogo mismo.


Tristemente, muy a menudo los mandamientos morales que eran quebrantados no eran del Decálogo, sino los mandamientos morales más elevados y más significativos del libro de la ley, pues era mucho más fácil dejar de amar al prójimo como a uno mismo, que cometer adulterio, quebrantar el sábado, o deshonrar a los padres.


Afortunadamente para los cristianos del Nuevo Pacto que se enfrentan a un desafío aún mayor de guardar los más elevados mandamientos de Jesús en el NT, Dios nos ha proporcionado la manera de hacer frente a este reto por medio de la fe en Cristo, comenzando con el nuevo nacimiento, para que deseemos hacer su voluntad; la presencia interior del Espíritu Santo que derrama su amor en nuestros corazones; la sangre de Cristo que continúa limpiándonos de nuestros pecados;
24 y la vida justa de Jesús25, que se nos imputa para salvar cualesquiera abismos entre nuestras vidas frágiles e imperfectas y la infinita perfección de Dios que tuvo Jesús. De Jesús dijo Pablo: "En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él".26 Cristo lo hizo todo por nosotros, y Él es todo y todo por nosotros, de manera que podemos reposar verdaderamente en él. Nuestra posición con Dios está asegurada, no sólo por lo que Jesús hizo, sino aun más por lo que él es - la plenitud corporal de la Deidad.


Notas finales:
 
(1)  Las Escrituras muestran claramente su unidad y su pluralidad, como en Deut. 6:4: "Oye, Israel:Jehová nuestro Dios, Jehová uno es". La palabra hebrea Elohim expresa la pluralidad de Dios, mientras que para el concepto de uno la palabra es echad, que significa una unidad, o armonía, mientras que yachead habla de una sola entidad. Así, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son una pluralidad de personas que son un solo Dios unido - una unidad - pero no tres dioses, ni una sola entidad. Esta misma distinción está en el griego del NT, donde mono y mia son para una sola entidad, pero eis y ev describen la unidad y la unicidad de la naturaleza de Dios. Los judíos querían apedrear a Jesús por haber dicho: "Yo y el Padre somos uno" (Juan 10:30-33), declarando que Él tenía la misma naturaleza y la misma esencia que Dios. 1 Juan 5:7: se dice que "el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo, estos tres son uno", en el sentido de que son una sola esencia, una unidad. Los padres de la iglesia primitiva, como Cirpriano y Tertuliano, interpretaron esto así: "Él habla de la Trinidad plena y unida" y "éstos son de una sola esencia", usando las palabras de Juan para refutar y corregir a los falsos maestros de su tiempo.

(2).  Estos atributos de la naturaleza divina son: omnipotente, omnisciente, omnipresente, creador, eterno e inmutable; y distinguen al solo y verdadero Dios de los dioses falsos paganos (Gál. 4:6-8). Aunque se muestra que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo tienen todos estos atributos de la deidad, también tienen los atributos de personalidad, es decir, mente, voluntad, emociones, y se comunican. Son distintos los unos de los otros en contextos como el de Juan 14: "Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, el Espíritu de verdad". Aquí "yo", como Jesús, es nominativo (sujeto), el Padre es dativo (complemento indirecto), y el Espíritu de Verdad es acusativo (complemento directo). En la Escritura hay muchos de tales pasajes, en los cuales se muestra que el Padre no es ni el Hijo ni el Espíritu, como también en Heb. 9, donde Jesús ofrece su sangre al Padre, por medio del Espíritu Eterno.


(3).  Mat. 19:6; Mar. 10:8; Gén. 2:24.

(4).  Éx. 12:49: "La misma ley será para el natural y para el extranjero".
Lev. 7:7: "Una misma ley tendrán ...".
Lev. 14:22: [sic] "Una ley tendrán ...".
Núm. 15:16: "Una misma ley y un mismo decreto tendréis", vosotros y el extranjero".
Núm. 15:29: "Una misma ley tendréis ...".
Núm. 9:14: "Un mismo rito tendréis, tanto el extranjero como el natural ...".
Núm. 15:15: "Un mismo estatuto tendréis ... y el extranjero ...".
Núm. 19:2: "Esta es la ordenanza de la ley".
Núm. 31:21: "Esta es la ordenanza de la ley".

(5).  Como la de que Dios había predicho que Roma cambiaría el Decálogo, una afirmación falsa.

(6).  Santiago muestra esto bien usando como ejemplo el precepto contra la discriminación o "hacer acepción de personas". Esto está en el libro de la ley, no en el Decálogo, que era sólo una pequeña parte del todo y estaba incluido en este libro de la ley, como lo muestra Santiago nuevamente usando "no codiciarás", etc., en este contexto. Santiago dice que la no discriminación es un permanente principio moral de la ley, que, si es violado, condena al transgresor, porque en Cristo no hay ni judío ni gentil, ni esclavo ni libre, ni rico ni pobre. Todos son uno en Cristo, así que, si discriminamos, quebrantamos la ley moral de Cristo, que dice "Amar a tu prójimo como a tí mismo", que Santiago dice es la "ley real" (2:8).

(7).  Así, las palabras "la ley", que aparecen tanto en el AT como en el NT, nunca se refieren al Decálogo como separado de la ley entera en el libro de la ley; mientras que, para referirse a los preceptos en piedra, se usa la expresión "diez palabras" o "diez mandamientos".

(8) .Otro buen ejemplo es Mat. 23:23, en que las cuestiones de mayor peso en la ley son justicia y misericordia, ninguna de las cuales estaba en el Decálogo, pero que eran parte de la ley.

(9). Por ejemplo, el libro de texto de los adventistas, Principios de vida, tenía una ilustración de la cruz con un papel enrollado clavado a ella, y dos tablas de piedra en la base. El rollo se llamaba "ley de tipos y ceremonias", pero las piedras eran llamadas "ley moral de los Diez Mandamientos". Entonces el pie de ilustración explica: "Fue la ley de tipos y ordenanzas lo que fue clavado en la cruz, no la ley de Dios".

(10). Una división similar aparece en Bible Readings for the Home [Lecturas bíblicas para el hogar], p. 396, ed. de 1915, o en la pág. 288, ed. de 1966, expandida en las págs. 286-287, como también SDA Believe [Los adventistas creen], pp. 243-244 "The Law and the Gospel After the Cross" [La ley y el Evangelio después de la cruz].

(11). Aunque fue escrito por la mano de Dios en tablas de piedra, y con tinta por Moisés, Pablo llamó al Decálogo "ministerio de muerte", diciendo que "la letra mata", cuando lo comparó con la nueva ley del espíritu de Cristo en 2 Cor. 3:3-13. Y de esta ley escrita en piedra, Pablo dice que había de ser abolida, junto con la gloria con la que fue dada, siendo superada por "la gloria que permanece", que vino con la ley del Espíritu que da vida. Por eso dice en Rom. 8:1-2: "La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte".

(12). Amar a Dios y al prójimo es más elevado que no matar y no robar, como lo enseñó Jesús.

(13). 1 Reyes 14:18: "la palabra de Jehová ... había hablado por su siervo el profeta". Hech. 28:25-27: "Bien habló el Espíritu Santo por mdio del profeta Isaías ..." en relación con lo que estaba escrito. 1 Crón. 16:40: "para que sacrificasen holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él prescribió a Israel". 2 Crón. 31:3: "... los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová".

(14). Daniel no está hablando de cambiar la ley (Torah), porque aquí usa la palabra persa "dat", que significa "decreto", no Torah, que usa en 9:10, 11, 11-13. El hecho de que él habla de una bestia que cambiaría los tiempos y la ley no se refiere al Decálogo ni a la ley de Dios, ni al sábado en particular. Y la referencia de Isaías no habla de la bestia en Daniel, sino de la apostasía de Israel.

(15). Pero esto es de lo que acusan a Roma, afirmando que esto la convierte en "el hombre de pecado" y "el anticristo". Pero cambiar la ley de Dios en dos leyes es ciertamente mucho más excesivo que la numeración de los diez preceptos del Decálogo - que en realidad Roma no cambió, sino que los tomó como se encuentran en el Texto Masorético de Deut. 5, que es apoyado por la LXX y la Vulgata. (Véase "la Iglesia RC y el Decálogo", Proclamation II, 5/6, 2001, p. 16ss, para leer alarmantes descubrimientos sobre este punto en discusión).

(16). Este escritor tuvo una serie de largas conversaciones en 1985 con un eminente evangelista ASD, el ahora difunto Dr. Waddy Farag, que finalmente hizo esta misma apelación como su texto de prueba en favor de las dos leyes, porque no le quedaba ningún argumento en apoyo de las dos leyes, y ninguna refutación de los muchos textos que muestran que había una sola ley, no dos. El Dr. Farag sí contó que había estudiado la ley del AT en una clase con un rabino judío, y que, cuando sugirió el punto de vista ASD de las dos leyes, el rabino inflexiblemente desestimó la sugerencia con la promesa de que despediría también al estudiante si alguna vez volvía a suscitar semejante punto de vista en su clase.

(17)  p. 106.

(18)  Aquí suponen lo que quieren probar, porque no demuestran que hay estas dos leyes, sino que, suponiéndolas, tratan de mostrar que se manejan de modo diferente. En esto se levantan del suelo tirando de los cordones de sus zapatos.

(19)  Ahora algunos consideran que el bautismo garantiza la salvación, y otros afirman que "el sábado es el sello de Dios" en vez del Espíritu Santo, que nos regenera y nos llena (Efe. 1:13-14; 4:30).

(20)  Josué 23:6: "El libro de la ley de Moisés".
Josué 8:31: "El libro de la ley de Moisés".
Josué 8:3 [sic]: "El libro de la ley de Moisés".
2 Crón. 17:9: "El libro de la ley de Jehová".
2 Crón. 23:18: "Como está escrito en la ley de Moisés".
2 Crón. 31:3: "Como está escrito en la ley de Jehová".
Esdras 7:6: "Este Esdras ... era escriba diligente en la ley de Moisés".
Esdras 7:12: "Esdras, sacerdote y escriba, erudito en la ley de Dios".
Neh. 8:1: "... trajese el libro de la ley de Moisés, que Jehová había dado a Israel".
Neh. 8:18: "Esdras leyó en el libro de la ley de Dios".
Neh. 9:3: "el libro de la ley de Jehová" (lo mismo que en 8:1).

(21)  Esto muestra que los preceptos del Decálogo no eran suficientes, pues podían ser guardados desde un punto de vista legalista, y todavía se puede estar tan lejos de Dios como el este está del oeste. La debilidad del Decálogo consistía en que sólo describía los mínimos requisitos de qué no hacer, pero no le decía a nadie que amara a Dios o a su prójimo - mucho menos cómo hacer esto libre y voluntariamente, más bien que por obligación. ¿Cuán vasto es el abismo entre no matar al prójimo y el mandato de amarlo como a uno mismo, o como Cristo nos amó a nosotros? Ciertamente, ¡esto último es infinitamente más elevado, porque Cristo es infinito! Estas debilidades en el Decálogo revelan otra aplicación errónea de las Escrituras en la división de la ley en dos partes que hacen los sabadistas, porque Salmos 19:7-8: "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma", etc., no se puede aplicar al Decálogo. Si estos mandamientos fuesen perfectos, Dios no habría ordenado todos los mandamientos morales más elevados, diciéndonos que amásemos a Dios y al hombre, y fuésemos perfectos. Así, Salmos 19 sólo podía aplicarse a la única ley entera.


(22)  Esto muestra el problema que Jesús tenía con los judíos: "Este pueblo se acerca a mí con su boca, y me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí". Aquí en Mat. 15:8 y Mar. 7:6, Jesús repite las mismas acusaciones que les había hecho por medio de Isaías, 750 años antes. De estas observaciones bíblicas, evaluamos la "visión" de Ellen White de las tablas de piedra en el cielo, donde "en una tabla había cuatro, y en la otra seis". Los cuatro de la primera tabla brillaban más que los seis de la otra. Pero el cuarto (el sábado) brillaba más que todos ellos ... había alrededor de él una aureola de gloria". (A Word to the Little Flock, p. 18, Abr. 7, 1847). Esta "visión" no pasa la prueba de las Escrituras (Isa. 8:19-20).

(23)  Como en 2 Cor. 8 y 9, o Fil. 4.

(24) En el texto griego, 1 Juan 1:7 dice: "... la sangre de Jesucristo su Hijo continúa limpiándonos de todo pecado"; Heb. 9:14: "cuánto más la sangre de Cristo ... continuará limpiando vuestras conciencias", y en 1 Juan 1:9: "Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". Así, nuestros pecados no permanecen sin limpiar hasta que Jesús haga otra expiación final en un santuario celestial, como enseñaba Ellen White.

(25)  En Rom. 5:10, Pablo dice: "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida".

(26)  Col. 2:9.

 

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La ley de Dios

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