Ellen G. White
Ellen G. White
 
  DE CÓMO ELLEN WHITE

CONOCÍA LOS SECRETOS AJENOS

¿Quién le contaba a Ellen White los pecados secretos de otros?
¿Cómo sabía ella lo que estaba sucediendo al otro lado del mundo?

Traducido



Ellen White afirmaba ser la mensajera especial de Dios. Parte de su trabajo incluía revelar y reprender los "pecados secretos" de otros.

"Le ha complacido a Dios abrir ante mí los secretos de la vida interior y los pecados ocultos de su pueblo. Se me ha encargado el desagradable deber de reprender errores y revelar pecados ocultos". (Testimonies, tomo 3, p. 314).
La Sra. White escribió muchos  testimonios mordaces revelando los secretos personales de otros. ¿Cómo podía ella haber conocido estos secretos si Dios no se los hubiera revelado?

El testimonio de H. E. Carver

H. E. Carver fue adventista en la década de 1860 y estuvo asociado con los White. Él describe cuatro ocasiones en las que Ellen White escribió testimonios basados en información que él y otros le habían proporcionado:

... el pastor Cornell apareció entre nosotros [los creyentes adventistas de Iowa City] e intentó calmar la agitación producida por los esfuerzos del Hno. Everett contra las visiones [de Ellen White]. Al proseguir el caso contra el Hno. Everett, el pastor Cornell manifestó un espíritu de lo más severo, apresurado, y anti-cristiano, que era fuente de aflicción para la iglesia entera, el cual yo me encargué de comunicarlo a la Sra. White. Después de recibir esta información de mi parte, ella publicó en el siguiente "testimonio" que a ella le había sido mostrado que el pastor Cornell había actuado apresuradamente en el caso del Hno. Everett. ...

Cuando la iglesia de Pilot Grove, Iowa, se organizó ... yo quise ser miembro. Pero, como no pude expresar creencia plena en la inspiración de las visiones de la Sra. White, se pensó que era mejor que yo no me convirtiera en miembro todavía... Profundamente interesado en la prosperidad de la causa que yo había abrazado, le comuniqué todos los hechos del caso al pastor White y a su esposa, y esperé de ellos instrucciones o consejo en cuanto a mi caso; pero nada recibí, hasta que se publicó la siguiente visión, en la cual ella decía haber visto que se estaba haciendo mal uso de sus visiones en Iowa. He aquí, entonces, dos ocasiones en las cuales ella afirmó haber visto en visión cosas que yo mismo le había comunicado. ...

Durante una visita a nuestra iglesia, el pastor White y su esposa pasaron parte de su tiempo con la familia de un hermano con el cual yo estaba íntimamente relacionado, y allí presenciaron algunas peculiaridades en la conducta de él. Más tarde, ella le escribió diciéndole que había visto estas peculiaridades en visión. En realidad, ellas habrían sido evidentes para cualquiera que hubiese pasado unas pocas horas con esa familia. Todos nosotros éramos conscientes de dichas peculiaridades, por haberlas observado nosotros mismos.

El cuarto y último caso concerniente a individuos que yo observé o del cual tuve conocimiento personalmente, y que tiene que ver con la inspiración de una visión, es el de dos miembros de la iglesia de Pilot Grove. No es necesario mencionar la naturaleza de este caso, el cual produjo gran conmoción y prueba en la iglesia, conmoción que no se calmó sino hasta que se recibió una visión de la Sra. White, en la cual ella vio que el hermano envuelto en el caso, y que había sido despedido de la iglesia, debería ser restaurado. Este hermano, al intentar después amablemente recobrar mi adhesión al pastor White y la Sra. White, se refirió a su propio caso como evidencia notable e indiscutible de la inspiración divina de las visiones; porque, decía él, "ella vio mi caso en visión". Yo le dije que yo creía que la Sra. White se había enterado del caso antes de tener la visión. Él lo negó. Entonces yo le dije que la otra parte implicada con él  había afirmado positivamente en presencia de mi  familia que la Sra. White sí sabía todo acerca del asunto, porque el caso entero había sido puesto por escrito y se le había enviado a ella. (Mrs. E. G. White´s Claims to Divine Inspiration Examined, 2nd edition, 1877).

La "visión" de la Sra. White acerca de los edificios Kellogg en Chicago

La aparente dependencia de la Sra. White de seres humanos para obtener información para sus testimonios la metió en problemas en más de una ocasión. Quizás el incidente más embarazoso ocurrió en 1900 mientras la Sra. White vivía en Australia. Ella había leído un artículo en el New York Observer
diciendo que el Dr. John Harvey Kellogg había construído un edificio en Chicago usando dinero del Sanatorio de Battle Creek. La Sra. White no lo sabía, pero la información del artículo del periódico era incorrecta. Kellogg no había construído ningún edificio en Chicago, ni tenía planes de hacerlo.

Cuando el hermano de Kellogg, Merritt, la visitó en su casa, ella sacó el artículo y le preguntó acerca del edificio de Chicago. Después de negar que se hubiese construído tal edificio, Merritt explica lo que sucedió después:

Nuevamente, traté de mostrarle a la Sra. White que ella tenía una posición equivocada sobre el asunto, pero ella me cerró la boca declarando con mucho ardor que ella no estaba errada, que ella sabía de lo que estaba hablando. Entonces exclamó: "Su hermano ha estado gastando vastas sumas de dinero erigiendo edificios y llevando a cabo una obra en Chicago a la cual Dios nunca lo llamó. Era su deber, y el deber del Sanatorio de Battle Creek, ayudarnos a establecer un sanatorio aquí en Australia. Él siempre ha alegado pobreza y deudas como excusa para no ayudarnos, y sin embargo ha gastado miles en su propia obra en Chicago, una obra que Dios nunca requirió de su mano. Se ha exaltado como Nabucodonosor, y como Nabucodonosor debe ser humillado. Voy a escribirle un corto testimonio sobre este tema, pero no quiero que Ud. le escriba ni una sola palabra acerca de lo que yo le he dicho a Ud. sobre ello".

Luego me arrancó la promesa de que yo no le escribiría a él sobre el asunto. Yo cumplí la promesa fielmente. La Sra. White evidentemente mantuvo la suya, porque algunos meses después me llegó información de St. Helena de que el Dr. J. H. Kellogg había rehusado reconocer como verdadero un testimonio de la Sra. White acusándolo de haber gastado miles de dólares en levantar edificios en Chicago, dinero que debió haber sido enviado a Australia en respuesta a la exigencia de la Sra. White.

Deseoso de confirmar los hechos acerca de ese testimonio, hice un viaje especial a St. Helena en 1906, y le pedí a W. C. White que me mostrara lo que su madre le había escrito al Dr. J. H. Kellogg sobre la erección de edificios en Chicago. ...

En estas cartas, la Sra. White decía que a ella se le había mostrado en visión un gran edificio que el Dr. Kellogg había erigido en Chicago, y que una hoja de papel había sido sostenida delante de los ojos de ella, en la cual aparecía escrito: "Consumidores, no productores". En la hoja de papel había varias hileras de cifras que representaban la cantidad de dinero que el Dr. Kellogg había gastado en los edificios y en la obra que él estaba llevando a cabo en Chicago. Estas cartas fueron escritas en Australia en 1900.

En  la carta de W. C. White al Dr. Stewart, él dice que su madre vio por primera vez el artículo de periódico, al que nos hemos referido, el 24 de febrero de 1900, y que ella escribió la primera carta el 27 de febrero, o sea tres días más tarde. W. C. White dijo también que su madre dijo que ella creía que los edificios habían sido erigidos, pero éste no era el caso, y que ella no sabía cómo corregir el error que había cometido... (Merrit G. Kellogg´s Statement, 1908).

Estos ejemplos revelan algunas de las fuentes de los testimonios de la Sra. White. Ella dependía de que los miembros de iglesia le revelaran información sobre otros miembros de iglesia. Ella dependía de las agencias de noticias para enterarse de lo que ocurría al otro lado del mundo. Desafortunadamente, estas fuentes humanas no siempre eran fiables y algunas veces ella cometía errores que perjudicaban a los miembros de su iglesia. Quizás el aspecto más preocupante de esto es que ella afirmaba haber recibido la información directamente del cielo.


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