El
evangelio de Mateo no es una obra internamente consistente, como
lo indica un análisis de su posición sobre la reforma de la Torá (estando tanto a favor
como en contra de ella) y como también lo demuestra su posición
sobre los gentiles y los judíos ("a los judíos solamente" y
"contra los judíos"). Se nos dice que Cristo fue enviado
solamente a los judíos, las ovejas perdidas de la casa de
Israel, y no a los perros gentiles, las mujeres cananeas (o
sirofenicias). Pero, al mismo tiempo, encontramos la posición
opuesta, a favor de los gentiles, tanto en Marcos como en Mateo.
La mejor explicación de estas inconsistencias es que la
comunidad judía original que produjo el evangelio de Mateo
estaba a favor de la reforma de la Torá y no produjo los pasajes
que hablan de "a los judíos solamente", pero la defensa
reaccionaria de la "inerrancia" de la Torá y la doctrina de que
los gentiles eran perros fue añadida más tarde por un segmento
reaccionario de la comunidad, a cuyas manos pasó finalmente el
evangelio. Luego, los padres de la iglesia modificaron el
evangelio de Marcos, para distraer la atención de los conflictos
entre la misión de Marcos a los gentiles, y estas frases
anti-gentiles y pro-judías se hallaron insertadas en el
evangelio de Mateo. Es más que probable que este segmento de la
congregación judía fuera también responsable de la parábola de
los perros gentiles en el evangelio de Mateo; así, estando
contra la reforma de la Torá y a favor de la inerrancia de la
escritura y contra los gentiles, tampoco podrían haber sido
responsables de la genealogía con que comienza el libro. Esta
genealogía fue falsificada, y menciona favorablemente a las
mujeres gentiles, en contradicción a la presentación de las
mujeres gentiles, como si fueran perras, más tarde en el
evangelio; así que, tanto el prejuicio contra los gentiles como
la doctrina de la infalibilidad de la Biblia, estaban fuera de
discusión para quienquiera que fuera el autor de la genealogía.
A la parcialidad del segmento reaccionario y conservador de la
iglesia judía que sí modificó el evangelio de Mateo se le puede
seguir el rastro hasta su defensa reaccionaria de la perfección
de la Torá en que sostenía que era inerrante. Abundan ejemplos
de racismo y prejuicios que representan una escuela de tradición
judía (y sólo una) y es característico tanto de la ideología de
guerra santa de la Torá como de la escuela de guerra santa de la
escuela de los profetas. Para un interesante ejemplo de este
tipo de cosas, se puede consultar mi comentario sobre
Esdras-Nehemías incluido con mi discusión sobre el fechamiento
de la composición de la Torá.
Como un buen ejemplo del hecho de que uno no puede comer con
ambas manos, se pueden considerar los conflictos en la Biblia
entre la corriente radical de la profecía judía, condensada en
el libro de Rut, y las leyes de la Torá que prohibían relaciones
con los moabitas para siempre. Rut era abuela de David, y
moabita. Es presentada como la mujer más justa. David era
"mestizo", de la clase condenada tanto en las leyes de la Torá,
que prohibían los matrimonios mixtos, como en las polémicas
políticas que se hallan en Esdras-Nehemías y que se refieren
constantemente a estas leyes que prohibían el contacto con los
gentiles. Así que no se pueden tener los profetas y la Torá al
mismo tiempo. Sin embargo, ciertos elementos reaccionarios en la
iglesia judía primitiva iban a hacer exactamente eso.
Ahora bien, el rey David era un "mestizo moabita". Un ejemplo de
estas leyes racistas y anti-gentiles (los gentiles eran, "perros
inmundos") se halla al considerar la siguiente ley de la Torá:
"No
entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni
hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la
congregación de Jehová para siempre" (Deuteronomio 23:3).
En vista de esta ley, uno tiene que preguntarse qué hacia Booz,
el abuelo judío de David, demostrando constante preocupación por
el bienestar y la prosperidad de Rut, la moabita. Uno tiene que
preguntarse exactamente qué hacía un mestizo moabita sentado en
el trono de Judá, y estableciendo una dinastía en Judá. Estas
leyes racistas están dirigidas a, y rechazadas por, el libro
radical de Rut. Obviamente, ciertos reaccionarios escogieron
estas leyes racistas y rechazaron la corriente radical de la
profecía y el libro de Rut. Su posición sobre los "perros
gentiles" estaba también formada por leyes de la Torá como la
siguiente:
"Las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás
de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu
hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo" (Deuteronomio
7:2, 3).
Es esta perspectiva ideológica la que informa de la polémica
anti-gentil, incluyendo la parábola de los "perros gentiles", en el evangelio de Mateo. Sin embargo,
parecen haber absorbido algo de la tradición radical, condensada
en Rut, en que mantienen la actitud de que los gentiles son
perros. Pero, si ellos reconocen su condición de perros, y se rebajan hasta el polvo,
entonces quizás se les puedan arrojar algunas migajas de la
mesa. Esta extraña "armonización" consiste en guardar tanto la
Torá como los profetas, por lo menos en el evangelio de Mateo.
"Y
he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región,
clamaba, diciéndole: ¡Señor, hijo de David, ten misericordia
de mí! Mi hija está gravemente atormentada por un demonio.
Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus
discípulos, le rogaron diciendo: Despídela, pues da voces tras
nosotros. Él., respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se
postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él,
dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los
perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos" (Mateo
15:22-27).
Estaba bastante claro, pues, que el pueblo judío era el amo de
la casa, y que los cananeos, para no mencionar ni a los amonitas
ni a los moabitas y así sucesivamente, eran los perros de la
casa. En contradicción con el relato de Marcos, este elemento
reaccionario en Mateo insistirá en que Jesús "fue enviado sólo a
los judíos", lo cual es el reflejo de su propio punto de vista
ideológico, y no una transmisión de un hecho histórico.
La inserción de la parábola de los "perros gentiles" en el
evangelio de Marcos (Marcos 7:25-28) es uno de los ejemplos más
obvios de armonización de las parábolas en los evangelios por
parte de los escribas. En el evangelio de Marcos, esta parábola
se convierte en la historia en que Jesús llama "perro" a una
mujer gentil "sirofenicia", a quien no podía molestarse en
ayudar. (Jesús fue enviado sólo a los judíos, no a los perros
gentiles). Esta es una versión de una parábola que aparece en el
evangelio de Mateo, con la diferencia de que, en la versión de
Mateo, la mujer a quien Jesús llama perro es una "cananea". El
tema de Jesús predicando en Judea, y sólo a judíos en todo caso,
aun cuando recorría los territorios gentiles del norte, es un
rasgo del evangelio de Mateo, no del de Marcos. En el evangelio
de Marcos, Jesús ni siquiera se acerca a Judea sino hasta el
mismo fin de su vida. Además, en el evangelio de Marcos, Jesús
predica a ciudades enteras en territorios gentiles, y así,
parece extrañamente fuera de lugar que Marcos suene súbitamente
como Mateo y comience a llamar "perros" a los gentiles. Cada vez
que tales inconsistencias se hallan en los manuscritos bíblicos,
es una indicación de que pasajes inconsistentes han sido
introducidos en un manuscrito por escribas.
En el evangelio de Marcos, Jesús es presentado predicando a
ciudades de Siria y Fenicia. Así, pues, en la parábola sobre los
"perros" en el evangelio de Marcos, el perro "cananeo" del
evangelio de Mateo se convierte en el perro "sirofenicio" (y
esto no es ninguna coincidencia). Este es un intento bastante
transparente de anular la anterior presentación de Marcos
indicando que, aunque Jesús predicó en estas tierras gentiles,
violando los dogmas y contradiciendo la presentación de la
misión en el evangelio de Mateo, en realidad pensaba que los
sirios y los fenicios eran perros, y sin duda pasaba todo su
tiempo "predicando sólo a los judíos de esas ciudades". Esta
"armonización" no "armoniza" adecuadamente la misión a los
gentiles de Marcos con la versión de los incidentes "sólo a los
judíos" de Mateo, pero tales armonizaciones en la Biblia rara
vez logran su propósito, y sólo introducen los llamados pasajes
enigmáticos que "dejan perplejos" a lectores posteriores.
Además, Jesús sana en territorios gentiles dos veces en la
secuencia que rodea esta parábola sobre los perros (y la
interpolación de la parábola de los "perros", en que Jesús
rehusa sanar a gentiles, parece aun más incongruente cuando se
considera en esta luz). Por ejemplo, se nos dice que Jesús llegó
a territorio gentil y "recorrieron la campiña, trayéndole todos
los enfermos". Es más bien
improbable que sólo judíos se enfermasen en esos días
en Decápolis, Genesaret o Fenicia. En el evangelio de Mateo,
Jesús rehusa hasta predicar a los gentiles, pero en el evangelio
de Marcos, cuando Jesús entraba en una aldea gentil, "el pueblo
entero estaba allí, y los sanaba" (Marcos 1:33). Por ejemplo,
que Capernaum era una ciudad gentil, y no una llena de judíos,
es algo que tuvo que reconocer aun la comunidad judía que
produjo el evangelio de Mateo. Luego, el evangelio de Mateo
condena al infierno a esos mismos pueblos gentiles (demostrando
que leyeron el evangelio de Marcos, recordaban los nombres de
esos pueblos gentiles, y no les gustaron). Y todo esto no está
"armonizado" con las contradicciones en el evangelio de Marcos
por medio de la ridícula interpolación de la parábola de Mateo
sobre los perros en el evangelio de Marcos. La división es
demasiado profunda entre estos dos evangelios para que pueda ser
simplemente fijada con un torpe intento de "armonización" por
escribas más tarde en la iglesia.