CÓMO  SER MIEMBRO DE LA
VERDADERA IGLESIA

Rodney Nelson
Traducido de Proclamation!
Mayo - Junio 2008



La membresía adventista

Me hice cristiano y fui bautizado en 1977, cuando tenía casi dieciséis años de edad. También me hice miembro pleno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día - una membresía que me daba derecho a recibir gratis la publicación North Pacific Union Gleaner. Antes de mi bautismo, había asistido a la congregación adventista local durante seis meses, tomando estudios bíblicos con el pastor para estudiar las doctrinas adventistas. Luego, justo antes de ser bautizado, estuve de pie delante de la congregación local y levanté la mano derecha para confesar mi aceptación de las veintidós doctrinas fundamentales (que ahora han sido ampliadas a veintiocho) del adventismo del séptimo día. Nunca olvidaré ese día.

No entendía plenamente las veintidós declaraciones, especialmente la autoridad de Ellen White y el juicio investigador. Pero la impresión de ser un miembro plenamente aceptado de la Iglesia Adventista era atractiva. Ahora pertenecía a la "iglesia remanente". La sensación de pertenencia que venía junto con la membresía era al mismo tiempo reconfortante y desconcertante. ¿Qué pasaría con toda las personas que no eran adventistas? Yo racionalizaba esa pregunta con una variedad de respuestas adventistas preparadas. Una cosa entendía, sin embargo: la membresía en la iglesia estaba ligada a la aceptación de las creencias y doctrinas correctas. Yo sabía que era cristiano solamente por haber aceptado a Cristo, pero la membresía en la iglesia incluía más. Requería una completa adhesión al "paquete" adventista y la aceptación de él. De este modo, fui introducido a dos realidades: sólo la fe me hacía un cristiano, pero eran la fe y la fidelidad doctrinal lo que me hacía un adventista.

Ser o no ser miembro

A menudo, la membresía es una característica distintiva de las denominaciones y las congregaciones, y es una continua causa de debate. Sin embargo, cualquiera que sea la posición de los creyentes y las congregaciones en relación con la membresía, el verdadero punto de discrepancia es lo que la Escritura y la práctica de la iglesia del Nuevo Testamento dicen acerca de ello. A eso vamos ahora.

Definición

Ser "miembro" de una organización o un grupo significa ser parte de su función. Webster lo define como "cada una de las personas que componen una sociedad, un partido, una comunidad, u otro cuerpo" (Webster´s Encyclopedic Unabridged Dictionary of the English Language, 1989). La membresía implica un involucramiento vital en la operación de la organización sin la cual no funcionaría. En un sentido mundano, la membresía describe la situación de una persona que se ha incorporado a las interioridades de una organización, mientras que los que no son miembros no tienen los mismos privilegios y derechos. La membresía versus la no membresía es la diferencia entre ser uno "de adentro" que mira hacia afuera y uno "de fuera" que mira hacia dentro.

El término griego usado en el Nuevo Testamento para significar "miembro" es melos (miembro, cuerpo, parte, miembro del cuerpo). En el Nuevo Testamento ocurren tres formas plurales de la palabra (mele, melon, melesin), y éstas están siempre asociadas con el cuerpo humano y su carne, en todo o en parte. La referencia de esta palabra al cuerpo humano la convierte en un símbolo poderoso de los creyentes en Cristo como miembros (partes) de la iglesia, el cuerpo de Cristo (Romanos 12:4-5; 1 Corintios 6:15; 12:12, 27; Efesios 5:30). Además, melos describe a los creyentes como poseedores de una función en el cuerpo de Cristo, la iglesia (Romanos 12:4-7; 1 Corintios 12:27-31). Como cuerpo, la iglesia tiene muchas partes, cada una desempeñando diferentes papeles y funciones.

En el Nuevo Testamento, "miembro" nunca se refiere a alguien que recibe rango o prestigio como resultado de haberse iniciado en una organización. Más bien, la palabra "miembro" se refiere a alguien que tiene una función dentro de la iglesia (un cuerpo, muchas partes o muchos miembros). Nunca hay una diferenciación entre la importancia de las personas en la iglesia. Sólo se diferencian papeles o funciones.

Naturaleza de la iglesia

En el Nuevo Testamento, la iglesia se entiende tanto en términos universales como particulares. Está la iglesia universal, que se refiere a todos los creyentes verdaderos en Cristo por todo el mundo (1 Corintios 15:9; Gálatas 1:13; Efesios 1:22-23; 3:10; 5:23-27, 29, 32; Colosenses 1:18, 24). Está también la iglesia particular, que se identifica como el cuerpo local de creyentes que se reúnen en un lugar específico (Romanos 16:1, 5; 1 Corintios 16:19; Colosenses 4:15, 16). La asamblea local es "la iglesia en su expresión local" (Ladd: A Theology of the New Testament, p. 537), que refleja el estilo y la cultura que le son únicos.

En la Biblia, la iglesia nunca se entiende como una organización, aunque posee organización. El término griego para "iglesia" en el Nuevo Testamento revela su esencia: ekklesia (derivada de ek-kaleo = "llamar" - conglomerado, asamblea, congregación). Por consiguiente, la iglesia se entiende mejor como "quién", no como "qué". No es una ubicación, ni un edificio, y nunca se ve que los creyentes "van a la iglesia". Más bien, la iglesia está compuesta de las personas que se reúnen en un sitio o en una estructura para tener culto y estar en comunión.

En el Nuevo Testamento, la iglesia es un organismo. A veces, el uso de esta descripción se ha exagerado, pero la distinción entre un organismo y una organización (institución) conlleva implicaciones provocativas para entender lo que significa ser la iglesia. Cuando la iglesia es gente - no lugares, ni edificios, ni organizaciones/denominaciones - entonces la iglesia es personal y relacional. La iglesia es llamada por Dios a reunirse y congregarse para tener culto y mutua edificación y comunión. No es un lugar a donde ir; es una comunidad de creyentes. La comunidad no es un lugar; más bien, describe lo que ocurre en el cuerpo de creyentes dondequiera que ellos se encuentren.

La iglesia y la membresía

Si el significado literal de ekklesia identifica a la "iglesia" como los que se reúnen para tener culto, entonces ekklesia debería también informar del significado de membresía.

Un buen lugar para comenzar a entender la membresía en la iglesia es en la referencia del apóstol Pablo a la iglesia como "el cuerpo de Cristo". Un versículo clave se halla en 1 Corintios 12:12: "Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo". Pablo  comparaba el cuerpo humano y sus muchas partes (miembros) con Cristo. No dijo que el cuerpo humano y sus partes son como la iglesia. Lo que quiere decir es que la iglesia está compuesta de los miembros de su cuerpo. Como creyentes en Cristo, hemos sido incorporados en Cristo mismo, y que componemos su cuerpo. "La iglesia no es un cuerpo o una sociedad de creyentes, sino el cuerpo de Cristo" (Ladd, 545). Estamos unidos o incorporados al cuerpo mismo de Cristo; no somos meramente una extensión de su cuerpo. Este es un concepto notable y una maravillosa realidad. En realidad, significa que cada creyente es íntimamente parte de Cristo mismo (1 Corintios 6:15).

Cuando Pablo experimentó la presencia del Señor en el camino a Damasco, Jesús le preguntó: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" (Hechos 9:4). Por supuesto, Pablo no perseguía a Jesús personalmente, pero al perseguir a los que creían en Cristo, Pablo era culpable de perseguir a Cristo mismo. El mismo principio se ve en Mateo 10:40 y 25:40.

El objetivo de Pablo en 1 Corintios 12:12-31 es establecer que todos los creyentes en Cristo se han convertido en un cuerpo - el cuerpo de Cristo. Los creyentes de Cristo no se convirtieron en miembros de un club o una organización por medio del bautismo, sino que todos fueron bautizados "por un mismo Espíritu en un cuerpo" (12:13). No importaba el origen étnico, posición social, o la clase de uno; a los creyentes se les había dado a beber "del mismo Espíritu" (v. 13).

Es importante entender que todos los creyentes vienen a ser "un cuerpo" (v. 12) por medio del Espíritu, no por medio de una lista de requisitos para adquirir membresía en una organización. La membresía en el cuerpo de Cristo es determinada por el nuevo nacimiento, y uno se incorpora en la iglesia cuando se incorpora al cuerpo de Cristo. Venir a ser parte del cuerpo de Cristo hace a cada uno de nosotros miembro de la iglesia.

Puesto que, en el Nuevo Testamento, la membresía no se ve como admisión en una institución u organización, sino como una incorporación al cuerpo mismo de Cristo, se sigue que los creyentes son "llamados a ser miembros de esta sola iglesia de Cristo. ... por la predicación del evangelio. Fueron puestos en comunión con el Hijo de Dios (cf. 1 Corintios 1:9), y hablar de su membresía en esta congregación celestial reunida alrededor de Cristo es otro modo de referirse a esta nueva relación con él" (O´Brien, Dictionary of Paul and His Letters, pg. 126).

De manera similar, "los cristianos debían reunirse en congregaciones locales aquí en la tierra, porque ésta era una manera importante de expresar su comunión con Cristo. Además, al reunirse con otros que estaban en comunión con él, no sólo se reunían los unos con los otros - sino que también se reunían con Cristo mismo, que moraba en ellos corporativa e individualmente" (O'Brien, 126).

La participación y la comunión (koinonia) en el cuerpo de Cristo (la iglesia) son determinadas por la aceptación del evangelio por parte de una persona, y cada uno de nosotros se convierte en parte de la iglesia cuando se convierte en parte del cuerpo de Cristo.

Iniciación y beneficios

En esta coyuntura, sería natural preguntar cómo demuestra una persona que se ha convertido en miembro del cuerpo de Cristo. El libro de Hechos habla de esto. En Hechos 2:41, el mensaje de Pedro dice que "los que aceptaron este mensaje fueron bautizados, y como tres mil personas fueron añadidas ese día". En Hechos 2:47, "el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". Los versículos anteriores (42-46) describen la actividad de la iglesia al reunirse (v. 42) y su cuidado los unos por los otros (vs. 44-46). La evidencia de su actividad y su dedicación los unos por los otros era un poderoso testimonio para la población circundante. Los no creyentes eran convertidos y se incorporaban a la iglesia. Hechos 15:14 testifica que, a pesar de la muerte de Ananías y Safira (5:1-11) y el temor resultante (v. 13), "más y más hombres y mujeres creían en el Señor y se añadían a la iglesia".

Tomados en conjunto, estos pasajes revelan una importante lección. Se refieren a personas que eran añadidas a la iglesia, y en ellos vemos tres actividades: las personas aceptaban el mensaje del evangelio (2:41) al creer en el Señor (5:13) y luego eran bautizadas (2:41). Eran añadidas a la iglesia por el hecho de ser salvas (2:47). No hay nada en el resto de Hechos que contradiga o aumente la sencillez de esta descripción. Por consiguiente, la inclusión de no creyentes como parte de la iglesia se basaba en su aceptación personal del mensaje del evangelio, y su bautismo demostraba su conversión y su entrega al cuerpo de Cristo.

Efesios 1:22-23 declara que "Dios sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo". ¿Cuáles son las características de los que componen la iglesia? Comenzando en el v. 3, Pablo enumera las muchas bendiciones que han sido otorgadas por medio de la muerte de Jesús (vs. 3-14). En Cristo, los creyentes han de ser santos y sin mancha (v. 4), son adoptados, redimidos, sus pecados son perdonados, y son hechos herederos. Como resultado de las bendiciones, elección, placer, voluntad, y gracia de Dios, los creyentes "fueron incluidos cuando oyeron la palabra de verdad, el evangelio de su salvación. Habiendo creído, fueron marcados en él con un sello, el prometido Espíritu Santo, que es un depósito que garantiza nuestra herencia hasta la redención de los que son la posesión de Dios" (vs. 1:13-14). Este pasaje es más que una promesa y una declaración acerca de nuestra salvación; es una declaración de nuestra inclusión en la iglesia. Como miembro de la iglesia, un creyente participa en la realidad descrita por Pablo en Efesios 1. ¡Es una regia realidad realizada ahora en la iglesia!

Una congregación declara que la iglesia es "¡donde la nueva vida en Cristo lo hace miembro a uno!". En otra declaración denominacional, la iglesia "cree que, cuando uno acepta a Cristo Jesús como Salvador, Dios coloca a esa persona en la iglesia (Hechos 2:47; 1 Corintios 12:18). La salvación es el criterio para la membresía en una congregación".

En el Nuevo Testamento, es imposible ser salvo y no ser miembro de la iglesia. Las mismas condiciones y bases de la salvación también lo hacen a uno cristiano y miembro de la iglesia. Por consiguiente, la salvación de un individuo automáticamente le convierte en parte de la iglesia. Un escritor afirma claramente que "en el Nuevo Testamento no se enseña tal cosa como el ser salvo por un proceso y luego unirse a la iglesia de nuestra elección por otro proceso".

Nada de calificativos, sólo ser

Puesto que la iglesia es el cuerpo de creyentes en todo el mundo, dondequiera que los cristianos se reúnen expresan la realidad de la iglesia. Los cristianos han olvidado mayormente esta realidad porque han separado la "iglesia" de los creyentes. Por eso, a menudo pensamos en la iglesia como el lugar en que los creyentes van a tener culto, como una entidad en la que los creyentes son iniciados por medio de la membresía. Sin embargo, en realidad, "iglesia" es una afirmación de identidad, no una marca de fábrica. Describe quién soy - un hijo de Dios nacido de nuevo, que es parte del cuerpo de Cristo - no cómo tengo culto o dónde me reúno con otros.

Pablo tuvo que habérselas con que los corintios se dividieran acerca de la lealtad a sus dirigentes favoritos. En 1 Corintios, habla de la tendencia humana a ser leales a calificativos. En 1 Corintios 1:2, Pablo identifica a los creyentes como "la iglesia de Dios en Corinto". Está compuesta de "los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro". La iglesia de Dios es el número local y universal de los que invocan el nombre de Jesús y son llamados y hechos santos por Cristo. Por medio de esta declaración, Pablo está diciendo a los corintios que ellos son la iglesia porque son creyentes en Cristo.

Luego, Pablo pasa a declarar quiénes son los creyentes corintios en Cristo (1:4-9). Tienen la gracia que les ha sido dada en Cristo Jesús (v. 4). En Cristo, son "enriquecidos" en el habla y el conocimiento (v. 5), no carentes de ningún don espiritual (v. 7), y serán preservados fuertes y sin mancha hasta que Jesús venga otra vez (v. 8); estos versículos describen la realidad práctica de las vidas de los corintios.

En el v. 9, Pablo explica que Dios "[les ha] llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" y que Él es fiel.

Esta es una afirmación increíblemente importante. La palabra griega que se ha usado para "comunión" es koinonia (camaradería, comunión, sociedad, participación). Ocurre un enlace en los versículos nueve y diez entre la comunión de los creyentes con Cristo y la relación de los creyentes los unos con los otros. Cuando Dios estableció la camaradería (comunión) entre su Hijo y los creyentes, también estableció una comunidad entre los creyentes. La relación vertical estableció la relación horizontal, y la cualidad clave de esta comunidad es la unidad. La unidad se manifestaría en acuerdos los unos con los otros "para que no haya divisiones entre vosotros, para que estén perfectamente unidos en mente y pensamiento" (v. 10).

Como el único cuerpo de Cristo, la iglesia de Corinto habría de ser una en pensamiento y mente. Esta unicidad no significa "uniformidad". Más bien, la palabra griega para "perfectamente unidos" es katertismenoi ("ser tejidos juntos"). La iglesia puede compararse con una tela, cuyas hebras individuales son tejidas juntas apretadamente para fabricar la tela.

La iglesia de Corinto no expresaba este tipo de unidad. Aparentemente, su división interna tomaba la forma de disputas entre facciones de miembros que eran leales a diferentes líderes notables en la iglesia (v. 12). No eran principalmente diferencias teológicas lo que dividían a los corintios; estaban divididos por "sectas de personalidad", que tenían que ver con lealtades a Pablo mismo, Apolos (personalidad carismática), Pedro, y aun Cristo.

Pablo pregunta: "¿Está Cristo dividido?". Jesús fue crucificado y los creyentes eran bautizados en su nombre (v. 13), no cada uno en los nombres de los otros. En otras palabras, ¿por qué establecerían lealtades los creyentes hacia los que eran también creyentes como ellos y habían sido bautizados en el nombre de Cristo? La división dentro del solo cuerpo de Cristo era una contradicción.

Es una realidad excepcional que el Nuevo Testamento habla más de las causas por las cuales la gente abandona la comunión que sobre las causas de que entren en comunión. La membresía (comunión) se establece por una relación con Jesús, que le da derecho a cada creyente a ser parte de la iglesia, pero la negación de la continuada comunión (la disciplina de la iglesia) es determinada por una vida de pecado y enseñanzas heréticas (Mateo 18:15-17; Romanos 16:17; 1 Corintios 5:2, 4-5, 11-13; 2 Corintios 2:5-7; 13:2, 10; Gálatas 6:1; 1 Tesalonicenses 5:14; 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15; 1 Timoteo 1:19-20; 5:1-2; 5:19-20; 6:3-5; 2 Timoteo 4:2; Tito 1:10-13; 3:10-11; 2 Juan 9-11; Judas 22-23). En otras palabras, la inclusión en la iglesia es simultánea con ser seguidor de Cristo, reconociendo que Cristo Jesús es Señor y poniendo la fe en Él. Sin embargo, la comunión debe romperse si uno abandona la verdadera doctrina y la vida piadosa. 

En Corintios, las facciones y la vida impía atormentaban a la iglesia. Pablo trataba con los problemas de ellos recordándoles que la base para ser cristiano es recibir la gracia del Señor Jesús. Luego les recuerda que su unidad con el Señor Jesús producía el mandato de estar unidos los unos con los otros. El Espíritu Santo que les selló en Jesús también les unía los unos a los otros, haciendo posible que vivieran juntos como la iglesia.

Un momento de reflexión

Cada congregación y cada denominación necesita evaluar su base para la inclusión en su comunidad. "Ingreso abierto" no es el método ni el medio para hacer que crezca el cuerpo de Cristo. El evangelismo es el medio para hacer crecer la iglesia, y el evangelismo asume la conversión a Cristo como base para inclusión en el cuerpo. Nunca debemos olvidar que la inclusión en el cuerpo de Cristo se basa en la relación de cada persona con la Persona de Cristo, y que todos somos miembros del cuerpo de Cristo en virtud de nuestra entrega personal a Él. Para los cristianos, negar a los creyentes los plenos derechos y privilegios prohibiéndoles plena participación en el cuerpo y sus funciones es básicamente declarar que hay dos clases de cristianos - miembro y no miembro. Esa idea es condenada rotundamente por la Escritura.

"Apelo a vosotros, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, para que todos estéis de acuerdo los unos con los otros, para que no haya divisiones entre vosotros y estéis perfectamente unidos en mente y pensamiento" (1 Corintios 1:10).

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