Rodney
Nelson
La membresía adventista
Me hice cristiano y fui bautizado en 1977,
cuando tenía casi dieciséis años de edad. También me hice
miembro pleno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día - una
membresía que me daba derecho a recibir gratis la publicación
North Pacific Union Gleaner. Antes de mi bautismo, había
asistido a la congregación adventista local durante seis meses,
tomando estudios bíblicos con el pastor para estudiar las
doctrinas adventistas. Luego, justo antes de ser bautizado,
estuve de pie delante de la congregación local y levanté la mano
derecha para confesar mi aceptación de las veintidós doctrinas
fundamentales (que ahora han sido ampliadas a veintiocho) del
adventismo del séptimo día. Nunca olvidaré ese día.
No entendía plenamente las veintidós declaraciones,
especialmente la autoridad de Ellen White y el juicio
investigador. Pero la impresión de ser un miembro plenamente
aceptado de la Iglesia Adventista era atractiva. Ahora
pertenecía a la "iglesia remanente". La sensación de pertenencia
que venía junto con la membresía era al mismo tiempo
reconfortante y desconcertante. ¿Qué pasaría con toda las
personas que no eran adventistas? Yo racionalizaba esa pregunta
con una variedad de respuestas adventistas preparadas. Una cosa
entendía, sin embargo: la membresía en la iglesia estaba ligada
a la aceptación de las creencias y doctrinas correctas. Yo sabía
que era cristiano solamente por haber aceptado a Cristo, pero la
membresía en la iglesia incluía más. Requería una completa
adhesión al "paquete" adventista y la aceptación de él. De este
modo, fui introducido a dos realidades: sólo la fe me hacía un
cristiano, pero eran la fe y la fidelidad doctrinal lo que me
hacía un adventista.
Ser o no ser miembro
A menudo, la membresía es una característica distintiva de las
denominaciones y las congregaciones, y es una continua causa de
debate. Sin embargo, cualquiera que sea la posición de los
creyentes y las congregaciones en relación con la membresía, el
verdadero punto de discrepancia es lo que la Escritura y la
práctica de la iglesia del Nuevo Testamento dicen acerca de
ello. A eso vamos ahora.
Definición
Ser "miembro" de una organización o un grupo significa ser parte
de su función. Webster lo define como "cada una de las personas
que componen una sociedad, un partido, una comunidad, u otro
cuerpo" (Webster´s Encyclopedic Unabridged Dictionary of the
English Language, 1989). La membresía implica un
involucramiento vital en la operación de la organización sin la
cual no funcionaría. En un sentido mundano, la membresía
describe la situación de una persona que se ha incorporado a las
interioridades de una organización, mientras que los que no son
miembros no tienen los mismos privilegios y derechos. La
membresía versus la no membresía es la diferencia entre ser uno
"de adentro" que mira hacia afuera y uno "de fuera" que mira
hacia dentro.
El término griego usado en el Nuevo Testamento para significar
"miembro" es melos (miembro, cuerpo, parte, miembro del
cuerpo). En el Nuevo Testamento ocurren tres formas plurales de
la palabra (mele, melon, melesin), y éstas están siempre
asociadas con el cuerpo humano y su carne, en todo o en parte.
La referencia de esta palabra al cuerpo humano la convierte en
un símbolo poderoso de los creyentes en Cristo como miembros
(partes) de la iglesia, el cuerpo de Cristo (Romanos 12:4-5; 1
Corintios 6:15; 12:12, 27; Efesios 5:30). Además, melos
describe a los creyentes como poseedores de una función en el
cuerpo de Cristo, la iglesia (Romanos 12:4-7; 1 Corintios
12:27-31). Como cuerpo, la iglesia tiene muchas partes, cada una
desempeñando diferentes papeles y funciones.
En el Nuevo Testamento, "miembro" nunca se refiere a alguien que
recibe rango o prestigio como resultado de haberse iniciado en
una organización. Más bien, la palabra "miembro" se refiere a
alguien que tiene una función dentro de la iglesia (un cuerpo,
muchas partes o muchos miembros). Nunca hay una diferenciación
entre la importancia de las personas en la iglesia. Sólo se
diferencian papeles o funciones.
Naturaleza de la iglesia
En el Nuevo Testamento, la iglesia se entiende tanto en términos
universales como particulares. Está la iglesia universal, que se
refiere a todos los creyentes verdaderos en Cristo por todo el
mundo (1 Corintios 15:9; Gálatas 1:13; Efesios 1:22-23; 3:10;
5:23-27, 29, 32; Colosenses 1:18, 24). Está también la iglesia
particular, que se identifica como el cuerpo local de creyentes
que se reúnen en un lugar específico (Romanos 16:1, 5; 1
Corintios 16:19; Colosenses 4:15, 16). La asamblea local es "la
iglesia en su expresión local" (Ladd: A Theology of the New
Testament, p. 537), que refleja el estilo y la cultura que
le son únicos.
En la Biblia, la iglesia nunca se entiende como una
organización, aunque posee organización. El término griego para
"iglesia" en el Nuevo Testamento revela su esencia: ekklesia
(derivada de ek-kaleo = "llamar" - conglomerado, asamblea,
congregación). Por consiguiente, la iglesia se entiende mejor
como "quién", no como "qué". No es una ubicación, ni un
edificio, y nunca se ve que los creyentes "van a la iglesia".
Más bien, la iglesia está compuesta de las personas que se
reúnen en un sitio o en una estructura para tener culto y estar
en comunión.
En el Nuevo Testamento, la iglesia es un organismo. A veces, el
uso de esta descripción se ha exagerado, pero la distinción
entre un organismo y una organización (institución) conlleva
implicaciones provocativas para entender lo que significa ser la
iglesia. Cuando la iglesia es gente - no lugares, ni edificios,
ni organizaciones/denominaciones - entonces la iglesia es
personal y relacional. La iglesia es llamada por Dios a reunirse
y congregarse para tener culto y mutua edificación y comunión.
No es un lugar a donde ir; es una comunidad de creyentes. La
comunidad no es un lugar; más bien, describe lo que ocurre en el
cuerpo de creyentes dondequiera que ellos se encuentren.
La iglesia y la membresía
Si el significado literal de ekklesia identifica a la
"iglesia" como los que se reúnen para tener culto, entonces ekklesia
debería también informar del significado de membresía.
Un buen lugar para comenzar a entender la membresía en la
iglesia es en la referencia del apóstol Pablo a la iglesia como
"el cuerpo de Cristo". Un versículo clave se halla en 1
Corintios 12:12: "Así como el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son
un solo cuerpo, así también Cristo". Pablo comparaba el
cuerpo humano y sus muchas partes (miembros) con Cristo. No dijo
que el cuerpo humano y sus partes son como la iglesia. Lo que
quiere decir es que la iglesia está compuesta de los miembros de
su cuerpo. Como creyentes en Cristo, hemos sido incorporados en
Cristo mismo, y que componemos su cuerpo. "La iglesia no es un
cuerpo o una sociedad de creyentes, sino el cuerpo de Cristo"
(Ladd, 545). Estamos unidos o incorporados al cuerpo mismo de
Cristo; no somos meramente una extensión de su cuerpo. Este es
un concepto notable y una maravillosa realidad. En realidad,
significa que cada creyente es íntimamente parte de Cristo mismo
(1 Corintios 6:15).
Cuando Pablo experimentó la presencia del Señor en el camino a
Damasco, Jesús le preguntó: "Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues?" (Hechos 9:4). Por supuesto, Pablo no perseguía a
Jesús personalmente, pero al perseguir a los que creían en
Cristo, Pablo era culpable de perseguir a Cristo mismo. El mismo
principio se ve en Mateo 10:40 y 25:40.
El objetivo de Pablo en 1 Corintios 12:12-31 es establecer que
todos los creyentes en Cristo se han convertido en un cuerpo -
el cuerpo de Cristo. Los creyentes de Cristo no se convirtieron
en miembros de un club o una organización por medio del
bautismo, sino que todos fueron bautizados "por un mismo
Espíritu en un cuerpo" (12:13). No importaba el origen étnico,
posición social, o la clase de uno; a los creyentes se les había
dado a beber "del mismo Espíritu" (v. 13).
Es importante entender que todos los creyentes vienen a ser "un
cuerpo" (v. 12) por medio del Espíritu, no por medio de una
lista de requisitos para adquirir membresía en una organización.
La membresía en el cuerpo de Cristo es determinada por el nuevo
nacimiento, y uno se incorpora en la iglesia cuando se incorpora
al cuerpo de Cristo. Venir a ser parte del cuerpo de Cristo hace
a cada uno de nosotros miembro de la iglesia.
Puesto que, en el Nuevo Testamento, la membresía no se ve como
admisión en una institución u organización, sino como una
incorporación al cuerpo mismo de Cristo, se sigue que los
creyentes son "llamados a ser miembros de esta sola iglesia de
Cristo. ... por la predicación del evangelio. Fueron puestos en
comunión con el Hijo de Dios (cf. 1 Corintios 1:9), y hablar de
su membresía en esta congregación celestial reunida alrededor de
Cristo es otro modo de referirse a esta nueva relación con él"
(O´Brien, Dictionary of Paul and His Letters, pg. 126).
De manera similar, "los cristianos debían reunirse en
congregaciones locales aquí en la tierra, porque ésta era una
manera importante de expresar su comunión con Cristo. Además, al
reunirse con otros que estaban en comunión con él, no sólo se
reunían los unos con los otros - sino que también se reunían con
Cristo mismo, que moraba en ellos corporativa e individualmente"
(O'Brien, 126).
La participación y la comunión (koinonia) en el cuerpo de
Cristo (la iglesia) son determinadas por la aceptación del
evangelio por parte de una persona, y cada uno de nosotros se
convierte en parte de la iglesia cuando se convierte en parte
del cuerpo de Cristo.
Iniciación y beneficios
En esta coyuntura, sería natural preguntar cómo demuestra una
persona que se ha convertido en miembro del cuerpo de Cristo. El
libro de Hechos habla de esto. En Hechos 2:41, el mensaje de
Pedro dice que "los que aceptaron este mensaje fueron
bautizados, y como tres mil personas fueron añadidas ese día".
En Hechos 2:47, "el Señor añadía cada día a la iglesia los que
habían de ser salvos". Los versículos anteriores (42-46)
describen la actividad de la iglesia al reunirse (v. 42) y su
cuidado los unos por los otros (vs. 44-46). La evidencia de su
actividad y su dedicación los unos por los otros era un poderoso
testimonio para la población circundante. Los no creyentes eran
convertidos y se incorporaban a la iglesia. Hechos 15:14
testifica que, a pesar de la muerte de Ananías y Safira (5:1-11)
y el temor resultante (v. 13), "más y más hombres y mujeres
creían en el Señor y se añadían a la iglesia".
Tomados en conjunto, estos pasajes revelan una importante
lección. Se refieren a personas que eran añadidas a la iglesia,
y en ellos vemos tres actividades: las personas aceptaban el
mensaje del evangelio (2:41) al creer en el Señor (5:13) y luego
eran bautizadas (2:41). Eran añadidas a la iglesia por el hecho
de ser salvas (2:47). No hay nada en el resto de Hechos que
contradiga o aumente la sencillez de esta descripción. Por
consiguiente, la inclusión de no creyentes como parte de la
iglesia se basaba en su aceptación personal del mensaje del
evangelio, y su bautismo demostraba su conversión y su entrega
al cuerpo de Cristo.
Efesios 1:22-23 declara que "Dios sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquél que todo lo
llena en todo". ¿Cuáles son las características de los que
componen la iglesia? Comenzando en el v. 3, Pablo enumera las
muchas bendiciones que han sido otorgadas por medio de la muerte
de Jesús (vs. 3-14). En Cristo, los creyentes han de ser santos
y sin mancha (v. 4), son adoptados, redimidos, sus pecados son
perdonados, y son hechos herederos. Como resultado de las
bendiciones, elección, placer, voluntad, y gracia de Dios, los
creyentes "fueron incluidos cuando oyeron la palabra de verdad,
el evangelio de su salvación. Habiendo creído, fueron marcados
en él con un sello, el prometido Espíritu Santo, que es un
depósito que garantiza nuestra herencia hasta la redención de
los que son la posesión de Dios" (vs. 1:13-14). Este pasaje es
más que una promesa y una declaración acerca de nuestra
salvación; es una declaración de nuestra inclusión en la
iglesia. Como miembro de la iglesia, un creyente participa en la
realidad descrita por Pablo en Efesios 1. ¡Es una regia realidad
realizada ahora en la iglesia!
Una congregación declara que la iglesia es "¡donde la nueva vida
en Cristo lo hace miembro a uno!". En otra declaración
denominacional, la iglesia "cree que, cuando uno acepta a Cristo
Jesús como Salvador, Dios coloca a esa persona en la iglesia
(Hechos 2:47; 1 Corintios 12:18). La salvación es el criterio
para la membresía en una congregación".
En el Nuevo Testamento, es imposible ser salvo y no ser miembro
de la iglesia. Las mismas condiciones y bases de la salvación
también lo hacen a uno cristiano y miembro de la iglesia. Por
consiguiente, la salvación de un individuo automáticamente le
convierte en parte de la iglesia. Un escritor afirma claramente
que "en el Nuevo Testamento no se enseña tal cosa como el ser
salvo por un proceso y luego unirse a la iglesia de nuestra
elección por otro proceso".
Nada de calificativos, sólo ser
Puesto que la iglesia es el cuerpo de creyentes en todo el
mundo, dondequiera que los cristianos se reúnen expresan la
realidad de la iglesia. Los cristianos han olvidado mayormente
esta realidad porque han separado la "iglesia" de los creyentes.
Por eso, a menudo pensamos en la iglesia como el lugar en que
los creyentes van a tener culto, como una entidad en la que los
creyentes son iniciados por medio de la membresía. Sin embargo,
en realidad, "iglesia" es una afirmación de identidad, no una
marca de fábrica. Describe quién soy - un hijo de Dios nacido de
nuevo, que es parte del cuerpo de Cristo - no cómo tengo culto o
dónde me reúno con otros.
Pablo tuvo que habérselas con que los corintios se dividieran
acerca de la lealtad a sus dirigentes favoritos. En 1 Corintios,
habla de la tendencia humana a ser leales a calificativos. En 1
Corintios 1:2, Pablo identifica a los creyentes como "la iglesia
de Dios en Corinto". Está compuesta de "los santificados en
Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
Señor de ellos y nuestro". La iglesia de Dios es el número local
y universal de los que invocan el nombre de Jesús y son llamados
y hechos santos por Cristo. Por medio de esta declaración, Pablo
está diciendo a los corintios que ellos son la iglesia porque
son creyentes en Cristo.
Luego, Pablo pasa a declarar quiénes son los creyentes corintios
en Cristo (1:4-9). Tienen la gracia que les ha sido dada en
Cristo Jesús (v. 4). En Cristo, son "enriquecidos" en el habla y
el conocimiento (v. 5), no carentes de ningún don espiritual (v.
7), y serán preservados fuertes y sin mancha hasta que Jesús
venga otra vez (v. 8); estos versículos describen la realidad
práctica de las vidas de los corintios.
En el v. 9, Pablo explica que Dios "[les ha] llamado a la
comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor" y que Él es fiel.
Esta es una afirmación increíblemente importante. La palabra
griega que se ha usado para "comunión" es koinonia
(camaradería, comunión, sociedad, participación). Ocurre un
enlace en los versículos nueve y diez entre la comunión de los
creyentes con Cristo y la relación de los creyentes los unos con
los otros. Cuando Dios estableció la camaradería (comunión)
entre su Hijo y los creyentes, también estableció una comunidad
entre los creyentes. La relación vertical estableció la relación
horizontal, y la cualidad clave de esta comunidad es la unidad.
La unidad se manifestaría en acuerdos los unos con los otros
"para que no haya divisiones entre vosotros, para que estén
perfectamente unidos en mente y pensamiento" (v. 10).
Como el único cuerpo de Cristo, la iglesia de Corinto habría de
ser una en pensamiento y mente. Esta unicidad no significa
"uniformidad". Más bien, la palabra griega para "perfectamente
unidos" es katertismenoi ("ser tejidos juntos"). La
iglesia puede compararse con una tela, cuyas hebras individuales
son tejidas juntas apretadamente para fabricar la tela.
La iglesia de Corinto no expresaba este tipo de unidad.
Aparentemente, su división interna tomaba la forma de disputas
entre facciones de miembros que eran leales a diferentes líderes
notables en la iglesia (v. 12). No eran principalmente
diferencias teológicas lo que dividían a los corintios; estaban
divididos por "sectas de personalidad", que tenían que ver con
lealtades a Pablo mismo, Apolos (personalidad carismática),
Pedro, y aun Cristo.
Pablo pregunta: "¿Está Cristo dividido?". Jesús fue crucificado
y los creyentes eran bautizados en su nombre (v. 13), no cada
uno en los nombres de los otros. En otras palabras, ¿por qué
establecerían lealtades los creyentes hacia los que eran también
creyentes como ellos y habían sido bautizados en el nombre de
Cristo? La división dentro del solo cuerpo de Cristo era una
contradicción.
Es una realidad excepcional que el Nuevo Testamento habla más de
las causas por las cuales la gente abandona la comunión que
sobre las causas de que entren en comunión. La membresía
(comunión) se establece por una relación con Jesús, que le da
derecho a cada creyente a ser parte de la iglesia, pero la
negación de la continuada comunión (la disciplina de la iglesia)
es determinada por una vida de pecado y enseñanzas heréticas
(Mateo 18:15-17; Romanos 16:17; 1 Corintios 5:2, 4-5, 11-13; 2
Corintios 2:5-7; 13:2, 10; Gálatas 6:1; 1 Tesalonicenses 5:14; 2
Tesalonicenses 3:6, 14-15; 1 Timoteo 1:19-20; 5:1-2; 5:19-20;
6:3-5; 2 Timoteo 4:2; Tito 1:10-13; 3:10-11; 2 Juan 9-11; Judas
22-23). En otras palabras, la inclusión en la iglesia es
simultánea con ser seguidor de Cristo, reconociendo que Cristo
Jesús es Señor y poniendo la fe en Él. Sin embargo, la comunión
debe romperse si uno abandona la verdadera doctrina y la vida
piadosa.
En Corintios, las facciones y la vida impía atormentaban a la
iglesia. Pablo trataba con los problemas de ellos recordándoles
que la base para ser cristiano es recibir la gracia del Señor
Jesús. Luego les recuerda que su unidad con el Señor Jesús
producía el mandato de estar unidos los unos con los otros. El
Espíritu Santo que les selló en Jesús también les unía los unos
a los otros, haciendo posible que vivieran juntos como la
iglesia.
Un momento de reflexión
Cada congregación y cada denominación necesita evaluar su base
para la inclusión en su comunidad. "Ingreso abierto" no es el
método ni el medio para hacer que crezca el cuerpo de Cristo. El
evangelismo es el medio para hacer crecer la iglesia, y el
evangelismo asume la conversión a Cristo como base para
inclusión en el cuerpo. Nunca debemos olvidar que la inclusión
en el cuerpo de Cristo se basa en la relación de cada persona
con la Persona de Cristo, y que todos somos miembros del cuerpo
de Cristo en virtud de nuestra entrega personal a Él. Para los
cristianos, negar a los creyentes los plenos derechos y
privilegios prohibiéndoles plena participación en el cuerpo y
sus funciones es básicamente declarar que hay dos clases de
cristianos - miembro y no miembro. Esa idea es condenada
rotundamente por la Escritura.
"Apelo a vosotros, hermanos, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, para que todos estéis de acuerdo los unos con los
otros, para que no haya divisiones entre vosotros y estéis
perfectamente unidos en mente y pensamiento" (1 Corintios 1:10).
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