En el antiguo Israel, la víctima
propiciatoria -- junto con el sacrificio -- residía en el
corazón del día de expiación. En el adventismo, la
doctrina que define el santuario se basa en su
interpretación del ritual del santuario en Israel; por
consiguiente, el macho cabrío de la expiación está también
en el corazón de la teología adventista. La doctrina del
santuario es única en el adventismo y constituye el
fundamento de su fe (The
Great Controversy, p. 409). Es también la única
contribución original que el adventismo ha hecho a la
teología cristiana. Por lo tanto, si esta doctrina está
errada, todo el adventismo está en error porque, si el
fundamento no es sólido, la casa construida sobre él
tampoco lo será (Mat. 7:24-27).
El
adventismo en sus comienzos
El primer adventista que describió esta doctrina del
santuario de modo abarcante fue el pionero O. R. L.
Crosier. La doctrina estaba basada en una reinterpretación
de Daniel 8:14 (el texto cardinal del adventismo) después
del gran chasco de octubre 22, 1844, y apareció en Day Star Extra de
febrero 7, 1846. La Sra. White, la profetisa del
adventismo, la apoyó con estas palabras: "El Señor me
mostró en visión, hace más de un año, que el hermano
Crosier tenía la luz verdadera sobre el santuario, etc., y
que era su voluntad que el hermano Crosier describiera en
el Day Star Extra
del 7 de febrero de 1846 la visión que nos había dado. Me
siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar
ese Extra a
todos los santos". (Topsam,
abril 21, 1847). Después de su apoyo, los pioneros
adventistas adoptaron unánimemente la doctrina del
santuario como dogma de las creencias adventistas.
De acuerdo con el cristianismo evangélico, Crosier mostró,
por medio de Levítico 16, que eran los pecados del pueblo
de Dios los que eran llevados al santuario y colocados
sobre el macho cabrío de la expiación. Sin embargo, luego
se desvió del evangelicalismo al adoptar la posición de
que el macho cabrío de la expiación representaba a Satanás
y no a Cristo.
Satanás como macho cabrío de la expiación era un
concepto enteramente nuevo para los evangélicos. Pero
Crosier pudo citar el pensamiento judío para sustentar su
posición de este modo: La palabra hebrea para macho cabrío
de la expiación es Azazel. Los eruditos judíos han dicho
que este término se refiere a algún poder malvado y, por
lo tanto, interpretan a Azazel como representante del
diablo. Basándose en esta interpretación judía (en lugar
de la enseñanza de la Escritura, especialmente el Nuevo
Testamento), Crosier interpretó el macho cabrío de la
expiación como Satanás. Desde entonces, los adventistas
han usado esta interpretación judía para validar su
creencia de que el macho cabrío de la expiación es
Satanás.
La singular creencia adventista de que el sábado es el
sello de Dios y la señal de que los adventistas son el
remanente de Dios en el fin del tiempo ha provocado muchas
críticas de otros cuerpos cristianos. Sin embargo, la
doctrina adventista de que el macho cabrío de la expiación
es Satanás ha causado las burlas más fuertes. Desde el principio,
los críticos comenzaron a denunciar a los adventistas por
hacer de Satanás su redentor y salvador.
Los pioneros respondieron a estas críticas de los no
adventistas afirmando que el macho cabrío de la expiación
no tenía nada que ver con el servicio del santuario hasta
que el pueblo de Dios fuera salvado y sellado. Sin
embargo, esta explicación no convenció a los evangélicos,
así que las críticas continuaron.
Urías Smith respondió explicando la jurisprudencia de que
tanto Cristo como Satanás sufren a causa de los pecados de
los justos, pero usó argumentos que no eran sólidos. A. F.
Ballenger, que más tarde abandonó las filas del
adventismo, aprovechó la debilidad del argumento de Smith
y se desvió de la posición original, arguyendo que los
pecados de los justos no son puestos sobre Satanás en
absoluto; éste sólo lleva su parte por haber hecho que los
justos pecasen.
El
adventismo posterior
Debido a las continuadas críticas por parte de los
evangélicos, los escritores e instructores adventistas
posteriores adoptaron una de las posiciones intermedias de
Ballenger. Una de ellas era la de M. I. Andreasen, un
prominente teólogo e instructor. Aunque era leal a las
doctrinas adventistas en general, éste sí aceptó la
reinterpretación de Ballenger de que la parte que le toca
a Satanás en hacer que los justos pequen es lo que es
puesto sobre el macho cabrío de la expiación. Además, él y
sus contemporáneos también incluían a los impíos en la
transacción del macho cabrío de la expiación diciendo que
Satanás lleva la culpa por los pecados que hace cometer
tanto a los justos como los impíos. Sin embargo, negaban
unánimemente que los pecados de los justos fuesen puestos
sobre Satanás.
Así, pues, en el adventismo original, el macho cabrío de
la expiación (Satanás) llevaba los pecados de los justos,
mientras que los impíos sufrían por sus propios pecados en
el lago de fuego. Algunos de los primeros autores
adventistas que adoptaron esta enseñanza de Crosier
incluyen a la Sra. White, Smith, Johnson, Gilbert y
Haskel.
La enseñanza adventista posterior es la de que el macho
cabrío de la expiación (Satanás) no lleva en modo o grado
alguno la culpa y la responsabilidad por los pecados de
los justos. Sólo lleva estos pecados por la parte que
tiene en los pecados de toda la humanidad, tanto de los
justos como de los impíos. Algunos de los adventistas
posteriores que adoptaron esta desviación de la enseñanza
histórica de EGW y los pioneros son Andreasen, Watson,
Branson, Hardinge, Kern, Reed y los autores de Questions
on Doctrine (QD).
A pesar de la diferencia entre la interpretación original
y la posterior en cuanto a qué es puesto sobre el macho
cabrío, ambos grupos se aferraban tenazmente a la idea de
que el macho cabrío de la expiación representa a Satanás y
no a Cristo. Por consiguiente, los adventistas están casi
completamente solos en esta interpretación.
La
transacción del macho cabrío de la expiación: Levítico
16
Concerniente a la transacción del macho cabrío de la
expiación, el registro levítico dice:
"Y de la congregación de los hijos de
Israel [Aarón] tomará dos machos cabríos para expiación,
y un carnero para holocausto ... Después tomará los dos
machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la
puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes
Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por
Jehová, y otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el
macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová,
y lo ofrecerá por expiación. Mas el macho cabrío sobre
el cual cayere la suerte por Azazel lo presentará vivo
delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él,
para enviarlo a Azazel al desierto ... Cuando hubiere
acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de
reunión el altar, hará traer el macho cabrío vivo;
y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho
cabrío vivo, y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones
y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del
macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un
hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará
todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y
dejará ir el macho cabrío por el desierto" (Lev. 16:5-7;
7-10; 20-22).
Por este pasaje, está claro que:
- Los
pecados que son sacados del santuario el día de
expiación son puestos sobre el macho cabrío de la
expiación.
- Los
pecados que son sacados del santuario el día de
expiación son los del Israel penitente - el pueblo de
Dios.
- Por
tanto, son estos pecados - los del Israel penitente
(el pueblo de Dios) los que son puestos sobre el macho
cabrío de la expiación.
- El
propósito de esta transacción es "hacer expiación con
él" (Lev. 16:10, KJV).
La
Sra. Ellen G. White (EGW)
Con respecto al concepto adventista original concerniente
al macho cabrío de la expiación, EGW difícilmente podría
ser más definida sobre este asunto. Ella dice lo
siguiente:
Así como en la expiación final los
pecados de los verdaderamente penitentes han de ser
borrados de los registros en el cielo para no ser
recordados ni traídos a la memoria nunca más, así
también, en tipo, eran llevados al desierto y separados
de la congregación para siempre.
Puesto que Satanás es el originador
del pecado, el instigador directo de todos los pecados
que causaron la muerte del Hijo de Dios, la justicia
demanda que él, Satanás, sufra el castigo final. La obra
de Cristo en favor de la redención del hombre y la
purificación del universo del pecado terminarán mediante
la eliminación del pecado del santuario celestial y la
colocación de estos pecados sobre Satanás, que llevará
el castigo final (Patriarchs
and Prophets, p. 358).
Cuando el ministerio en el lugar
santísimo había sido completado, y los pecados de Israel
habían sido quitados del santuario en virtud de la
sangre de la ofrenda por el pecado, entonces el macho
cabrío de la expiación era presentado vivo delante del
Señor; y en presencia de la congregación, el sumo
sacerdote confesaba sobre él 'todas las iniquidades de
los hijos de Israel y todas las transgresiones en todos
los pecados de ellos, poniéndolos sobre la cabeza del
macho cabrío' (Lev. 16:21). De manera semejante, cuando
la obra de expiación en el santuario celestial se haya
completado, entonces, en presencia de Dios, los santos
ángeles y la hueste de los redimidos, los pecados del
pueblo de Dios serán colocados sobre Satanás; será
declarado culpable de todo el mal que les ha hecho
cometer. Y así como el macho cabrío de la expiación era
enviado a una tierra deshabitada, así también Satanás
será desterrado a una tierra desolada, un desierto
deshabitado y triste (The
Great Controversy, p. 658).
En el servicio típico, el sumo
sacerdote, habiendo hecho la expiación por Israel, salía
y bendecía a la congregación. Así también Cristo, al
final de su obra como mediador, aparecerá "sin pecado para
salvación" (Heb. 9:28) para bendecir con la vida eterna
a su pueblo que espera. Así como el sacerdote, al quitar
los pecados del santuario, los confesaba sobre la cabeza
del macho cabrío de la expiación, así también Cristo
pondrá estos pecados sobre Satanás, el originador e
instigador del pecado. El macho cabrío de la expiación,
llevando los pecados de Israel, era enviado "a tierra
deshabitada" (Lev. 16:22); así también Satanás, llevando
la culpa de todos los pecados que ha hecho cometer al
pueblo de Dios, será confinado por mil años a la tierra, que
entonces estará desolada, sin habitantes, y sufrirá
finalmente la totalidad del castigo por el pecado en el
fuego que destruirá a todos los impíos (Ibid., pp.
485-486).
Los impíos reciben su recompensa en la
tierra (Prov. 11:31. "Serán como estopa. El día que
vendrá los abrasará, ha dicho el Señor de los ejércitos"
(Mal. 4:1). Algunos son destruidos como en un momento,
mientras que otros sufren durante muchos días. Todos son
castigados "según sus obras". Habiendo sido los pecados
de los justos transferidos a Satanás, él es hecho
sufrir, no sólo por su propia rebelión, sino por todos
los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios (Ibid., p. 673).
Si, después de leer las declaraciones que anteceden, a
alguien le queda alguna duda de lo que EGW quiere decir,
no debería quedarle ninguna después de leer lo siguiente:
En ese momento, Satanás no se regocijó
como lo había hecho antes. Había esperado desbaratar el
plan de salvación, pero era demasiado profundo. Y ahora,
con la muerte de Cristo, supo que él mismo debía morir y
que su reino debía ser entregado a Jesús. Convocó un
concilio con sus ángeles. No había logrado prevalecer en
modo alguno contra el Hijo de Dios, y ahora las huestes
satánicas debían aumentar sus esfuerzos y, con sus
poderes y su astucia, debían volverse contra los
seguidores de Él. Debían impedirles a todos los que
pudieran que recibieran la salvación comprada por Jesús
para ellos. Al hacerlo, Satanás todavía podría trabajar
contra el gobierno de Dios. Además, sería en su propio
interés mantener alejados de Jesús a todos los que
pudiese. Los pecados de los redimidos por la sangre de
Cristo serán finalmente devueltos contra el originador
del pecado, y éste deberá llevar su castigo, mientras
que los que no aceptan la salvación por medio de Jesús
sufrirán el castigo por sus propios pecados (Early Writings, p.
178).
El
dilema del adventismo
Muchos teólogos adventistas posteriores se han sentido
azorados por estas afirmaciones de EGW, especialmente la
de Early Writings.
Algunos que conocían personalmente a Andreasen dijeron que
él reconoció que le resultaba imposible explicar la
afirmación de EGW en Early
Writings. Así, pues, para aliviar el azoramiento,
él y otros que lo seguían se fueron tras la desviación de
Ballenger del concepto histórico de que Satanás llevará
los pecados de los justos.
Los escritores de Questions
on Doctrine (QD) ingresaron a las filas de los
que se desviaron de la enseñanza original al expresar el
punto de vista de que Satanás no lleva los pecados de los
justos "en ningún sentido o grado" (QD p. 400). El
documento dice que Satanás es responsable "por su parte en
todos los pecados que ha hecho cometer tanto a justos como
a impíos" (QD p. 397), e intenta demostrar que cargar con
esta responsabilidad es el significado y la importancia de
la transacción del macho cabrío de la expiación. Sin
embargo, esta interpretación es una contradicción
flagrante de lo que enseñaban EGW y los pioneros. Es
interesante observar que QD, que citaba liberalmente a EGW
en la mayoría de sus secciones, ¡no citó ni una sola
referencia cuando se trató del macho cabrío de la
expiación!
Además, tanto el registro levítico como EGW y los pioneros
enseñaban que eran los pecados del Israel penitente los
que eran sacados del santuario y puestos sobre el macho
cabrío de la expiación. El sumo sacerdote no quitaba
ningún pecado de Satanás de sobre el santuario. Así que,
¿cómo podían los adventistas decir que Cristo quita el
pecado de Satanás del santuario celestial y lo coloca
sobre su propia cabeza al fin del juicio investigador?
Esta es una sarta de tonterías. ¡La transacción del macho
cabrío de la expiación no tiene nada que ver con poner
sobre la cabeza de Satanás la parte que éste juega en
hacer que otros pequen! Estos pecados ya están sobre su
cabeza. También, es enteramente erróneo involucrar "tanto
a los justos como a los impíos" (QD pp. 397, 399, 400) en
la transacción del macho cabrío de la expiación. Los
impíos no están incluidos en esta transacción en absoluto;
ellos "sufrirán el castigo por sus propios pecados" (Early Writings, p.
178).
Azoramiento
y arreglo
Cuando abandoné el adventismo en 1980, esta transacción
del macho cabrío de la expiación todavía era la doctrina
más embarazosa en las enseñanzas del moderno adventismo.
La mayoría de los adventistas no sabía explicar a los
cristianos evangélicos por qué, de acuerdo con EGW,
Satanás tiene que sufrir por los pecados de los justos
cuando la Biblia indica claramente que Jesús ya sufrió por
ellos en la cruz (Heb. 2:9). También, la Biblia dice que
no sólo son las "iniquidades y rebeliones de los
israelitas" (Levítico 16:21) puestos sobre la cabeza del
macho cabrío de la expiación, sino también que estos
pecados son puestos sobre él "para hacer expiación con
ellos" (verso 10). ¿Por qué diría EGW que Satanás hace
expiación por los pecados de los justos en el fin cuando
Jesús ya ha hecho expiación por ellos en la cruz (1 Juan
2:2)?
Los modernos maestros y eruditos adventistas, no pudiendo
explicar la enseñanza de EGW - y hasta aterrorizándose por
el tema - han tratado de escapar de él negando de plano
que Satanás lleva, en fin de cuentas, los pecados de los
justos. Sin embargo, esta negación conduce a un problema
mayor, porque los que niegan la enseñanza de que los
pecados de los justos son puestos sobre Satanás tienen que
negar a EGW. Una vez que EGW es negada como indigna de
confianza en un área importante de la enseñanza cardinal
del adventismo sobre el santuario, ¿puede confiarse en
ella en otras áreas de su enseñanza? ¿Quién traza la línea
y dónde?
Las
implicaciones
Las implicaciones de la teología adventista sobre Satanás
como expiación son graves: Cristo no hizo la expiación por
los pecados de los hombres cuando derramó su sangre en la
cruz. Fue sólo el sacrificio. Refiriéndose al servicio del
día de expiación en el antiguo Israel, dice EGW: " ... la
ofrenda por el pecado apuntaba a Cristo como sacrificio
... (Great Controversy,
p. 422, 489). Refiriéndose a la muerte de Cristo en la
cruz, dice: "El sacrificio de Cristo a favor del hombre
fue pleno y completo. La condición de esta expiación se
había cumplido" (Acts of
the Apostles, p. 29).
En otras palabras, EGW enseñaba que el sacrificio de
Cristo en la cruz fue pleno y completo, pero no era la
expiación; era meramente la condición de la expiación -
una expiación que él haría subsiguientemente en el cielo
después de su ascensión. Por lo tanto, en la teología
adventista, el sacrificio y la expiación no son sinónimos
como en la teología cristiana porque el adventismo basa su
teología en la sombra del día de expiación del antiguo
Israel, en la cual el sacrificio era muerto fuera del
santuario y la expiación se hacía dentro del santuario.
Por consiguiente, EGW enseña que, en la cruz, Cristo fue
el sacrificio que proporcionó la sangre para dos
expiaciones que él haría subsiguientemente en el santuario
celestial. La primera, que es 'preliminar', transfiere la
culpa de los pecadores penitentes a sí mismo en el
santuario. La segunda, que es 'final', borra el registro
de los pecados de los creyentes y transfiere su culpa de
Jesús (y de ese modo desde el santuario) a Satanás, que
luego paga "la totalidad de la pena por el pecado" (Great Controversy, p.
485). En otras palabras, el adventismo tradicional enseña
que Cristo no sufre la pena por el pecado. Más bien, la
cruz le preparó para llevar temporalmente, en el santuario
celestial, los pecados confesados hasta que son finalmente
transferidos sobre Satanás, el cual sufrirá final y
plenamente el castigo por ellos.
Sí. EGW también dice en algunos de sus libros, como Desire of Ages [El
Deseado de Todas las Gentes], la mayor parte del cual
copió del autor evangélico Edersheim, que Cristo hizo
expiación plena en la cruz. Esta confusión, que es típica
de su legado a los adventistas, es el resultado de su
incapacidad espiritual para discernir la diferencia
fundamental entre la doctrina original del adventismo
sobre el santuario y la doctrina de la expiación enseñada
en los libros evangélicos que ella copiaba secretamente
bajo la así llamada "inspiración" o el "plagio inspirado".
El
cristianismo evangélico
El cristianismo evangélico también dice que el macho
cabrío de la expiación sufre la pena por los pecados de
los creyentes - pero el cristianismo identifica
correctamente al chivo expiatorio con Cristo, no con
Satanás. Es Jesús, no Satanás, quien llevó nuestros
pecados sobre sí mismo en la cruz, quien fue declarado
culpable en nuestro lugar, quien sufrió la pena
completamente, y quien llevó nuestros pecados "al desierto
... a un lugar solitario" (Lev. 16:21, 22) - un territorio
del que no se vuelve, separados de los creyentes para
siempre. "Como está lejos el oriente del occidente, así ha
quitado Él de nosotros nuestras transgresiones" (Sal.
103:12).
Por supuesto, Azazel, que significa "macho cabrío de la
eliminación", representaba algo maléfico, de la misma
manera que la serpiente de bronce que Moisés levantó sobre
un poste en el desierto representaba el mal mortal de las
serpientes, que estaba matando a los israelitas. Pero
Jesús se identificó con aquella serpiente (Juan 3:14, 15)
como el que daría la vida eterna a todos los que mirasen
hacia Él por fe, así como los israelitas moribundos eran
salvados de la muerte al mirar a la serpiente en el poste
(Núm. 21:4-9).
¿Cómo podían dos cosas malas como Azazel y la serpiente
representar al Hijo de Dios, puro y sin mácula? Porque, de
acuerdo con las Escrituras, Él "llevó nuestros pecados en
su cuerpo en la cruz" (1 Pedro 2:22-24). Y porque "llevó
los pecados de muchos" (Isa. 53:12). Se hizo "maldición
por nosotros" (Gál. 3:13). "El que no hizo pecado fue
hecho pecado por nosotros" (2 Cor. 5:21). Jesús es, no
sólo la serpiente antitípica en el poste que da vida a los
muertos en el espíritu, sino también el Azazel antitípico
"que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).
La
pregunta y la respuesta finales
La pregunta final que debemos responder es ésta: "De
acuerdo con la Biblia, ¿a quién representa el macho cabrío
de la expiación?" La respuesta debe venir directamente de
la Escritura; de lo contrario, seremos culpables de ir más
allá de lo que está escrito en la Escritura. (Véase 1 Cor.
4:6).
Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros (Isa. 53:6).
Verá el fruto de
la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y
llevará las iniquidades de ellos ... derramó su vida
hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,
habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores (Isa. 53:11-12).
"El cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
quien, cuando le maldecían, no respondía con maldición;
cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al
que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros,
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y
por cuya herida fuisteis sanados" (1 Ped. 2:22-24).
En Apocalipsis 20:7-10, se describe el destino fatal de
Satanás, pero no se dice nada sobre que los pecados de los
justos son puestos sobre su cabeza.
Cuando hayan pasado los mil años, Satanás será liberado de
su prisión y saldrá a engañar a las naciones de los cuatro
ángulos de la tierra - Gog y Magog - para reunirlas para
la batalla. En número, son como la arena a la orilla del
mar. Marcharon por la anchura de la tierra y rodearon el
campamento del pueblo de Dios, la ciudad que él ama. Pero
descendió fuego del cielo y los devoró. Y el diablo, que
los engañaba, fue lanzado al lago de fuego, donde habían
sido lanzados la bestia y el falso profeta.Serán
atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
La Biblia no dice en ninguna parte que los pecados de los
justos serán finalmente transferidos a Satanás para que
sufra el castigo. La única fuente de esta idea son los
escritos extrabíblicos de EGW.
Además, Levítico 16:5 dice: "Y de la congregación de los
hijos de Israel, [Aarón] tomará dos machos cabríos para
expiación, y un carnero para holocausto". ¿Fue Satanás
creado por Dios para que fuese una ofrenda por el pecado
de nosotros? Hebreos 10:12 dice: "Pero Cristo, habiendo
ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los
pecados, se ha sentado a la diestra de Dios". Jesús, no
Satanás, habría de ser la ofrenda por el pecado.
Levítico 16:10 dice: "Pero el macho cabrío sobre el cual
cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante de
Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para
enviarlo a Azazel al desierto". ¿Fue Satanás creado para
hacer expiación por nuestros pecados? 1 Juan 2:2 dice que
"él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo
el mundo".
Una
tercera persona
El pago que Jesús efectuó por nuestros pecados en la cruz
significa que Dios mismo tenía que redimir la pena
completa (deuda) que Él había impuesto al hombre por sus
pecados. Dios no podía pedir a una tercera persona de su
reino que pagara la pena del hombre por muy dispuesta a
hacerlo que esa persona pueda haber estado. En otras
palabras, aunque el ángel Gabriel se ofreciera para pagar
la pena por el hombre, Dios no lo habría permitido porque
tal substitución habría sido inmoral e injusta.
Desde el punto de vista de la justicia divina, o el hombre
culpable mismo paga su propia deuda con su propia vida o
Dios mismo, contra quien el hombre pecó y a quien el
hombre le debe la vida, la paga en lugar del hombre.
¡Alabado sea Dios! A causa de su infinito amor por el
hombre, Dios mismo pagó nuestra deuda en la persona de
Cristo. Satanás, una tercera persona, nunca podría haber
sido el macho cabrío de la expiación sobre el cual se
colocaran nuestros pecados para pagar por ellos. No. Dios
el Hijo - el Señor Jesucristo - tomó sobre sí mismo la
humanidad mortal en su encarnación para entregarla en la
muerte en nombre del hombre culpable. Por eso fue llamado
'Emanuel', 'Dios con nosotros" (Mat. 1:23) - con nosotros
en forma humana. Esto descalifica para siempre a Satanás -
una tercera persona - para ser la expiación.
Finalmente, un examen de un aconcordancia de palabras
muestra que en ninguna parte de la Biblia se usa jamás a
un macho cabrío para representar a Satanás como expiación.
Satanás, llevando la culpa de los redimidos de acuerdo con
el adventismo y su profetisa, no es en modo alguno una
ofrenda por el pecado o una forma de expiación. Según la
Biblia, sólo una persona estaba calificada para este papel
- el Señor Jesucristo nuestro Salvador, que derramó su
preciosa sangre en la cruz por nuestros pecados.
Es claro que EGW y la Biblia están en conflicto en lo que
respecta a esta doctrina de un macho cabrío de expiación,
como lo están en muchas otras áreas. No podemos tener a
ambos. Usted, lector, tiene que decidir cuál de las dos
interpretaciones será la base de su fe.