Ellen G. White
IMPORTANCIA DE LA LESIÓN
EN LA CABEZA DE ELLEN WHITE
Parte 2
Por el Dr.
Molleurus Couperus
Traducido de Ellen
White Exposed
II
Lo que ella realmente
creía acerca de la importancia de, y la participación divina
en, su obra queda claro a partir de las siguientes
afirmaciones:
"Los Testimonios son
del Espíritu de Dios, o del diablo. Al alinearos en combate
contra los siervos de Dios, estáis haciendo la obra o de Dios
o del diablo". (45)
"Si tratáis de hacer
a un lado el consejo de Dios para adaptarlo a vosotros mismos,
si disminuís la confianza del pueblo de Dios en los
testimonios que El les ha enviado, os rebeláis contra Dios tan
ciertamente como lo hicieron Coré, Datán, y Abiram.... En
estas cartas que yo escribo, en los testimonios que yo doy,
presento a vosotros lo que el Señor me ha presentado a mí. Yo
no escribo ni un solo artículo en el periódico expresando
meramente mis propias ideas. Ellas son lo que Dios ha abierto
delante de mí en visión - preciosos rayos de luz que dimanan
del trono. Esto es cierto concerniente a los artículos en
nuestros periódicos y en los muchos tomos de mis libros". (46,
47)
¿Por qué llegó Ellen
a estas conclusiones en relación con la naturaleza y la
importancia de su obra? Quizás fue un proceso gradual,
principalmente debido a la influencia y la presión de todos
los que estaban alrededor de ella y que creían que sus
experiencias visionarias tenían que ser de origen
sobrenatural, divino. Este proceso se inició con sus primeros
sueños y continuó hasta su última visión. Es bastante
comprensible que Ellen se persuadiera por completo de que
estos sueños y visiones eran todos revelaciones directas,
divinas, de manera que ella pudo finalmente decir (y creer):
"En tiempos antiguos, Dios habló a los hombres por la boca de
los profetas y los apóstoles. En estos tiempos, El les habla
por medio de los Testimonios
de su Espíritu". (48)
Sin embargo, en vida de Ellen, hubo algunos que pusieron en
duda el origen divino de sus visiones. en 1847, James White
publicó una carta de "un amado hermano" en relación con las
visiones de Ellen.
"No puedo
aceptar las visiones de la hermana White como si fueran de
inspiración divina, como Ud. y ella creen que son. Pero no
sospecho ni la más mínima sombra de deshonestidad en ninguno
de Uds. dos en este asunto... Creo que lo que ella y Ud.
consideran visiones del Señor son sólo ensueños religiosos,
en los cuales la imaginación de ella vuela sin control sobre
temas en los cuales ella está profundamente interesada.
Mientras está absorta en estos ensueños, ella pierde
contacto con todo lo que ocurre a su alrededor. Los ensueños
son de dos clases, los pecaminosos y los religiosos. Los de
ella son de ésta última clase". (49)
Otros sugieren causas
mentales o físicas. Ellen menciona el mesmerismo (una forma de
hipnosis) como una de las causas o explicaciones que alguien
alegó acerca de sus visiones. Hasta a ella misma se le ocurrió
esta posibilidad. (50)
Otra explicación que se ha dado de sus visiones es la
histeria, y esta sugerencia se repitió durante toda su vida.
Es interesante notar que Ellen diagnosticó que uno de los
miembros de su iglesia sufría de histeria. Ella escribió:
"Querida hermana
F., Ud. tiene una imaginación enferma... Ciertamente, Ud. no
solamente se está haciendo daño a sí misma, sino que se lo
está haciendo a otros miembros de su familia, y -
especialmente a su madre... La mente de ella está siendo
desequilibrada por los frecuentes ataques de histeria que se
ve obligada a presenciar". (51)
Al principio, había
compañeros de trabajo de Ellen y James que rechazaban el
origen sobrenatural de las visiones de Ellen. Entre éstos se
encontraba Isaac Wellcome, que fue bautizado por James White
en 1844 y estaba activo en el Movimiento del Segundo
Advenimiento. El escribió:
"Ellen G.
Harmon... era extrañamente activa en cuerpo y
mente...cayendo al piso ... (recordamos que la sostuvimos
dos veces para evitar que cayera al piso)... en reuniones,
ella hablaba con gran vehemencia y rapidez hasta que caía al
suelo, cuando, como afirmaba, se le mostraban maravillosas
visiones del cielo y lo que estaba ocurriendo allí. Ella
afirmaba haber visto que Cristo había cesado en su oficio de
mediación y asumido el de Juez, había cerrado la puerta de
la misericordia, y estaba borrando nombres del libro de la
vida... La vimos en Poland, Portland, Topsham, y Brunswick
durante el comienzo de su carrera, y a menudo la oímos
hablar, y varias veces la vimos caer, y la oímos relatar las
maravillas que ella decía que su Padre celestial le permitía
ver. Sus visiones sobrenaturales o anormales no fueron
entendidas enseguida como visiones, sino como imágenes
espirituales de cosas invisibles, que eran bastante comunes
entre los Metodistas... Estas visiones no eran sino los ecos
de las predicaciones del Anciano [Joseph] Turner y otros, y
nosotros las consideramos como el producto de la
sobreexcitada imaginación de su mente, y no como hechos".
(52)
Jacob Brinkerhoff y
su hermano W. H. Brinkerhoff (que fue ordenado por James
White), eran activos en la obra de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día en el período de 1860-1865. Jacob escribió en
1884:
"La Sra. White
tiene una gran reputación entre ellos como dirigente... en
parte por su afirmación de que era divinamente inspirada.
Poco después del chasco de 1844, ella tuvo lo que se llamó
su primera visión. Aquéllos fueron tiempos de prueba para la
fe del pueblo Adventista, sin duda; y ella era muy joven en
aquel tiempo, y de muy precaria salud.... En la excitación
del momento, y mientras su cuerpo estaba en esta débil
condición, su mente parecía separarse de su cuerpo, y caer
en trance, en el cual la mente continúa activa, y forma
conceptos de opiniones preconcebidas, a causa de la
excitación del momento o las circunstancias presentes. En
ese tiempo la experiencia del pueblo Adventista era tema de
interés entre ellos, y en las visiones o trances de ella, su
mente avanzaba sobre el mismo tema como una consecuencia
natural.... No nos sorprende que sus visiones fuesen
consideradas, por ella y por los que estaban asociados con
ella, como revelaciones del Señor. Tales fenómenos no
ocurren a menudo en la naturaleza; y en un tiempo en el cual
varios fanatismos se atribuían a la obra de Dios, no es
sorprendente que esto ocurriera. Estando completamente
absorta en sus visiones y experiencia religiosa, su mente,
mientras continuaba en trance, funcionaba en la misma
dirección mientras ella estaba en un estado insensible. Un
trance es un estado de insensibilidad; catalepsia;
éxtasis... Los que de algún modo están familiarizados con la
historia de las visiones de la Sra. White han leído que una
afirmación principal en favor de su inspiración divina es la
de que ella es perfectamente insensible; pero esto sólo
corrobora nuestra posición de que las visiones sólo se
producen por un estado no saludable y no natural de su
cuerpo y de su mente". (53)
Casi parece como si
Brinkerhoff iba a llamar a esta condición epilepsia del lóbulo
temporal. Pero se detuvo justo antes de hacerlo; el término
todavía no había sido acuñado. Poco después añade en su
documento: "Pasan por alto el hecho de que ellas (las
visiones) puede que no sean inspiradas ni por Dios ni por
Satanás, sino que pueden ser solamente humanas, o de su propia
mente, la cual posición adoptamos como verdadera en cuanto a
la fuente".
En 1887, Dudley Canright
atribuyó a su lesión en la cabeza la causa de sus visiones:
"A la edad de
nueve años, ella recibió un terrible golpe en el rostro, que
le rompió la nariz y casi la mata. Estuvo inconsciente por
tres semanas. Este impacto en su sistema nervioso era la
verdadera causa de todas las visiones que tuvo después".
(54)
En 1919, Canright
específicamente sugirió la epilepsia como la causa. Es
significativo que todos los diagnósticos sintomáticos
aplicados durante su vida a sus experiencias visionarias están
cubiertas por la en aquel entonces desconocida entidad de
epilepsia del lóbulo temporal. (54)
El Dr. William Sadler, que
conocía bien a Ellen White, escribió en 1912:
"No es raro que
personas en trance cataléptico se imaginen que están
viajando a otros mundos. De hecho, los relatos maravillosos
de sus experiencias, que ellos describen después de que
estos ataques catalépticos terminan, son tan singulares y
maravillosos que sirven de base para fundar nuevas sectas,
cultos, y religiones.... Es un interesante estudio en
psicología notar que estos mediums en trance siempre ven
visiones en armonía con sus creencias teológicas.... Tarde o
temprano, casi todas estas víctimas de trances y catalepsia
nerviosa llegan a creerse mensajeros de Dios y profetas del
cielo; y sin duda la mayoría de ellos son sinceros en esta
creencia. No entendiendo ni la fisiología ni la psicología
de sus aflicciones, sinceramente llegan a considerar sus
peculiares experiencias mentales como algo sobrenatural,
mientras que sus seguidores creen ciegamente cualquier cosa
que estas personas enseñan a causa del supuesto carácter
divino de estas así llamadas revelaciones". (55)
En 1906, Sadler había
escrito a Ellen una carta de nueve páginas como respuesta a
una invitación de ella de que cualquiera que tuviera
"perplejidades y cosas graves en su mente en relación con los
testimonios que yo he transmitido, especifique cuáles son sus
objeciones y críticas". (56) Arthur L. White ha publicado
extractos de la larga carta de Sadler, enumerando las
preguntas que Sadler hace.
Los doctores Gregory Holmes y Delbert Hodder presentaron un
documento titulado "Ellen White y la Iglesia Adventista del
Séptimo Día: ¿Visiones o ataques complejos parciales?" en una
reunión sobre neurología en Toronto en mayo de 1981. El
documento fue resumido en el Journal of Neurology
como sigue:
"La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació en el
período que siguió al 'Gran Chasco' de 1844. La principal
figura en la formación de esta prominente denominación
protestante fue Ellen G. White. Sus escritos de 100,000
páginas sólo son superados por la Biblia en la determinación
de doctrina eclesiástica para millones de miembros por todo
el mundo. Ellen White fue considerada como 'Profeta de
Dios', que recibió instrucciones y dirección por medio de
visiones sobrenaturales, que continúan proporcionando
evidencia, para la mayoría de los Adventistas, de su
inspiración divina.
"A la edad de nueve años, Ellen White sufrió una severa
lesión en la cabeza. Después de que se recuperó, su
personalidad cambió y ella se volvió introspectiva,
extremadamente moralista, y religiosa, y se convirtió en una
ávida lectora y prolífica escritora. A la edad de 17
años, Ellen White tuvo su primer "ataque", que ella
interpretó como una "visión". Las visiones se caracterizaban
por auras ocasionales, un estado alterado de la conciencia
con la mirada fija y los ojos en blanco, automatismos
generales, repeticiones en el hablar, alucinaciones visuales
y auditivas, y letargo y amnesia post-visión en cuanto a los
eventos que ocurrían durante la visión.
"Basados en la historia del trauma en la cabeza,
los cambios de personalidad, y las descripciones de las
visiones, sugerimos que Ellen White sufría de ataques
complejos parciales". (57)
También, un informe
sobre el documento fue publicado en el Toronto Star el
23 de mayo de 1981, y se publicó una versión por Hodder en Evangelica
en noviembre de 1981.
Los ataques complejos parciales son típicos de una forma de
epilepsia, que afecta al sistema límbico del cerebro,
incluyendo los lóbulos temporales. Hubo un tiempo en que la
mayoría de la gente creía que la epilepsia significaba
espasmos musculares y convulsiones con probable espuma en la
boca y mordedura de la lengua. Esta clase de epilepsia
ciertamente ocurre, pero también hay otros tipos de epilepsia.
Todas las formas de epilepsia se deben a una disfunción de las
células nerviosas del cerebro. Esta disfunción puede causar
reacciones anormales en la actividad muscular an grandes áreas
del cuerpo, pero hay muchos otros sistemas y funciones que
pueden ser afectados, especialmente en la epilepsia de lóbulo
temporal. Éstas incluyen las funciones endocrinas, el pulso,
la respiración, la conciencia, los pensamientos, la memoria,
los sueños, el habla, la escritura, el estado de ánimo, la
conducta, el temperamento, la sexualidad, y otras.
Los síntomas
específicos que manifieste un paciente epiléptico dependen de
la ubicación de las neuronas dañadas (incluyendo en qué mitad
del cerebro se encuentran), la severidad y la extensión del
daño a las células nerviosas afectadas, y cuáles otras
neuronas distantes son influídas por la disfunción del foco
primario en el cerebro. Los síntomas resultantes de la lesión
cerebral original pueden no ser evidentes por muchos años.
(58) Esta demora puede deberse a los efectos finales del
proceso prolongado de los cambios en los tejidos, que siguen a
la lesión cerebral. Courville (59) cita a Earl y otros,
informando que en el 31.2 por ciento de los casos clínicos de
epilepsia psicomotora hubo una historia de lesión
craneocerebral postnasal. Gomes (60), que analizó 3,636 casos
de epilepsia de lóbulo temporal, pudo determinar la etiología
[causa] en el 64 por ciento de los pacientes. De éstos, la
lesión fue la causa en el 38 por ciento de los casos.
Los ataques
epilépticos ocurren periódicamente, pero su frecuencia puede
variar grandemente. También, los ataques pueden ser
precipitados por factores internos y externos, tales como la
ansiedad, la depresión, la fatiga, y el sueño; en algunos
tipos de epilepsia, es posible que los pacientes desencadenen
un ataque mediante la hiperventilación (intencional o durante
el stress), parpadeando frente a luces brillantes,
escuchando un súbito ruido fuerte, aplicando presión sobre las
arterias carótidas en el cuello, y en algunos individuos,
hasta leyendo. Algunos pacientes pueden tener una premonición
de que viene un ataque, y a veces es posible que un paciente
haga abortar el ataque. Ellen pudo resistir la llegada de una
visión por lo menos una vez y no pudo hablar después de esto
por casi veinticuatro horas. (61)
Ellen no era
consciente de lo que la rodeaba durante una visión y más tarde
no recordaba lo que había tenido lugar a su alrededor durante
la visión; pero podía recordar lo que había visto y
experimentado en la visión misma. Esto es típico de un ataque
complejo parcial en la epilepsia de lóbulo temporal.
Se afirmaba que Ellen
no respiraba durante sus visiones, pero que nunca se ponía
cianótica. (Pero con frecuencia hablaba mientras estaba en
visión - una actividad para la cual necesitaba aire.) En 1874,
George I. Butler apoyó esto cuando dijo que su "rostro
conserva su natural color, y la sangre circula como de
costumbre". En los informes más detallados de las visiones de
Ellen, se ha observado que, cuando ella salía de una visión,
experimentaba "una profunda inhalación, seguida por otra
después de como un minuto, y muy pronto la respiración normal
se reanudaba". La respiración de Ellen puede haber sido casi
imperceptible. A causa de la reducción en la respiración
normal, no es extraño que algunos de los presentes llegaran a
la conclusión de que Ellen no respiraba en absoluto. (62) Se
ha informado, en relación con la epilepsia de lóbulo temporal,
que la respiración puede en realidad ser detenida por breves
períodos (apnea), y enlentada después. Entre los síntomas de
ataques psicomotores, Lennox lista el hecho de que la
respiración en estos pacientes puede variar de la
hiperventilación a la apnea (ausencia de respiración). La
ausencia total de respiración podía continuar sólo por un
tiempo muy corto, pero la respiración casi imperceptible podía
durar por períodos largos. (63) A veces, este aparente "no
respirar" durante las visiones se argumentó como prueba de que
las visiones debían ser de origen sobrenatural.
El automatismo
(acciones automáticas de las cuales el paciente no es
consciente) es un síntoma común en la epilepsia de lóbulo
temporal. Y Ellen manifestaba esto retorciendo sus manos;
haciendo lentos y graciosos movimientos con los hombros, los
brazos, y las manos; y caminando hacia adelante y hacia atrás
mientras estaba en visión. Esta manifestación peripatética
parece significativa puesto que las más notables hazañas de
automatismo en epilépticos de lóbulo temporal ocurren en
esta área.
En 1888, Hughlings
Jackson informó de 50 casos de epilepsia que manifestaron una
aura o estado de ensueño, incluyendo algunos más bien extremos
ejemplos de automatismo. Estos le ocurrieron a un médico que
era paciente de Jackson, que en una de sus experiencias,
viajaba en un tren urbano e iba a bajarse en la cuarta
estación. Recordaba haber pasado la segunda estación, pero lo
siguiente que supo era que estaba de pie en la entrada a su
casa, buscando la llave de la puerta. Se había bajado del tren
en la estación correcta, entregado su boleto en la entrada,
caminado media milla, y cruzado varias calles hasta su casa -
y no recordaba ninguna de estas cosas. Había sido una conducta
automática que no recordaba. (64) Es interesante que otro de
los pacientes de Jackson se refiriera a sus experiencias de
ataques como "visiones". Los sonámbulos pueden abrir puertas y
subir escaleras con seguridad pero no recuerdan sus acciones;
esto es automatismo.
¿Qué observaron en
realidad los que estuvieron presentes durante las visiones de
Ellen? Por fortuna, hay disponible cierto número de informes
bastante detallados de algunos de los que estaban presentes
cuando Ellen tenía una de sus experiencias visionarias,
incluyendo a James White y J. N. Loughborough, que afirmaban
haberla visto en visión como cincuenta veces. Arthur L. White
nos ha proporcionado un resumen completo de los relatos de
estos testigos presenciales.
- Inmediatamente antes
de una visión, tanto la Sra. White como otros en la
habitación tenían una profunda sensación de la presencia
de Dios.
- Después de que la
visión comenzaba, la Sra. White lanzaba una exclamación de
¡Gloria! o ¡Gloria a Dios!, que a veces se repetía.
- Había pérdida de
fuerza física.
- Una fuerza
sobrenatural era entonces evidente.
- No había respiración,
pero el corazón continuaba latiendo normalmente, y el
color de las mejillas era natural. Las pruebas más
críticas no pudieron revelar ninguna alteración en el
sistema circulatorio.
- A veces había exclamaciones que indicaban la
escena que se estaba presentando.
- Los ojos estaban abiertos, no con una mirada
vacía, sino como si estuviesen mirando algo atentamente.
- La posición podía variar. A veces ella estaba
sentada; a veces, reclinada; a veces caminaba por la
habitación y hacía graciosos gestos mientras hablaba de las
cosas presentadas.
- Había absoluta inconsciencia de lo que ocurría
alrededor de ella. No veía, ni oía, ni sentía, ni percibía de
manera alguna los alrededores o lo que sucedía.
-
La terminación
de la visión era indicada por una profunda inhalación,
seguida por otra después como de un minuto, y muy pronto la
respiración normal se reanudaba.
- Inmediatamente después de la visión, todo
parecía muy oscuro.
- Después de un tiempo muy corto, se recobraban
las fuerzas y las facultades. (65, 66)
Loughborough también informa sobre una visión en 1846 que Ellen
Harmon experimentó en presencia de Joseph Bates. En esta visión,
ella habló de lo que parecían ser planetas. Loughborough cita a
la Sra. Truesdale, que estaba presente en la reunión:
"Pronto notamos que ella era
insensible a las cosas terrenales....Después de contar en
voz alta las lunas de Júpiter, y poco después las de
Saturno, hizo una hermosa descripción de los anillos de éste
último. Luego dijo: "Los habitantes son personas altas,
majestuosas, bien diferentes de los habitantes de la tierra.
El pecado nunca ha entrado allí". (67)
En Primeros Escritos, Ellen también
informa sobre su visión planetaria, en la cual vio a Enoc entre
los habitantes de uno de los planetas. (68)
Comentando posteriormentelo que Ellen White decía que había
experimentado en su primera visión, Arthur White añade una clara
descripción de las características esenciales de su experiencia,
y las resume como sigue:
"Es claro que a ella le parecía estar
viendo, sintiendo, oyendo, obedeciendo, y actuando, empleando
sus facultades ordinarias, cuando en realidad no lo estaba;
pero era de esta manera vívida, aparentemente por medio de la
utilización de los órganos normales de los sentidos, que las
verdades y la información eran impresionadas sobre su mente.
Ella contó o escribió esto más tarde con sus propias
palabras". (69, 70)
Cuando los registros existentes de los
detalles de las visiones de Ellen G. White se comparan con los
síntomas de los ataques complejos parciales en la epilepsia de
lóbulo temporal, se descubre una notable similitud. Daly (71)
menciona que "los ataques parciales complejos consisten de una
alteración del contenido del consciente....las
alucinaciones de los ataques parciales complejos se 'forman', en
el sentido de que constituyen una experiencia sensorial
reconocible y plenamente desarrollada que, en casos raros,
puede, de hecho, ser la memoria de una experiencia real. Un
punto importante en la naturaleza de este contenido alterado del
consciente es que constituye una intrusión sobre la corriente
fluida de la realidad del paciente... No importa cuán vívida,
compleja, o 'real' sea la experiencia ictal [ataque], el
paciente la reconoce como una experiencia impuesta sobre él. Su
consciente está 'dividido,' y él todavía puede continuar siendo
el observador objetivo, el espectador que presencia estos
curiosos eventos".
La experiencia del ataque se inicia generalmente con un así
llamado síntoma, o aura, que a menudo envuelve sensaciones
epigástricas u otras manifestaciones automáticas. Puede haber
una sensación de temor o la alucinación de oler algo, que Ellen
experimentó cierto número de veces como el olor a rosas, o
simplemente "flores". Ella olía la fragancia de violetas, y en
otra ocasión ella estaba "recogiendo las flores y disfrutando de
su fragancia". (72) En otra ocasión, "ella se arrodilló al lado
de la cama, y antes de que se hubiera ofrecido la primera
palabra de petición, sintió que la habitación se había llenado
con la fragancia de rosas. Levantando la vista para ver de dónde
venía la fragancia, vio la habitación inundada de una luz suave
y plateada". (73)
Arthur White, describiendo una experiencia
visionaria de Ellen en 1901en la cual había "una dulce
fragancia, como de hermosas flores", añadió: "Ella sabía lo que
significaba". Aparentemente, era parte frecuente de las visiones
de Ellen el notar esta fragancia. Ella también veía a menudo una
luz brillante al comienzo de sus visiones, una luz que inundaba
la habitación, o aparecía en varias intensidades, colores, y
formas. Ver luces brillantes y varios colores es muy común en
los ataques complejos parciales de los epilépticos. Ellen ha
dicho:
"Bien, mientras estaba orando y
haciendo mis peticiones, había, como la ha habido cien veces o
más, una suave luz que se movía alrededor de la habitación, y
una fragancia como de flores, de un hermoso olor a flores".
(74)
Si uno toma en serio la afirmación "cien
veces o más", la luz que se movía en círculos y la fragancia de
flores deben haber estado presentes en casi todas las visiones.
La alucinación de música (también asociada con la luz brillante)
estaba presente en las experiencias de Ellen, (75) como también
se encuentra en los ataques de epilepsia de lóbulo temporal.
El evento principal en las visiones de Ellen es también
comparable con lo que ocurre durante ataques complejos
parciales, ya sean breves o prolongados. Williams ha resumido
las características básicas de estos ataques como sigue:
"todo reconocimiento, por simple que
sea, se basa en la memoria, como ocurre con todo movimiento, y
hay simplemente un patrón crecientemente complejo del uso de
experiencias pasadas, desde el reconocimiento de la forma
visual o auditiva más simple hasta el manejo intelectual de un
elaborado evento perceptual". (76)
Gastaut observó que los pensamientos que
ocupaban la mente del paciente antes del ataque podrían muy bien
ser el sujeto del ataque mismo. (77) Aparentemente, tal es el
caso frecuente, o quizás siempre, de las visiones de Ellen.
En 1982, Gloor y otros, discutiendo los resultados de
estimulaciones cerebrales en sus pacientes de epilepsia de
lóbulo temporal, se expresaron de manera similar. La idea de
que:
"estimular a 'quién' parece más
importante que estimular 'dónde' en el sistema límbico es
comprensible porque las respuestas reflejan al mismo tiempo el
papel funcional del área estimulada y la pasada experiencia
individual del paciente". (78)
El diagnóstico de M. G.
Kellogg
El Dr. M. G. Kellogg escribió esta evaluación de las visiones
de Ellen White en una carta fechada el 3 de Junio de 1906 y
dirigida a su hermano más joven, John Harvey Kellogg:
"En 1868, después de conversar con el Dr. Trall,
comencé a sospechar que las visiones de la Sra. White
podrían no ser lo que habíamos supuesto, y desde ese momento
en adelante he estado estudiando tanto a la Sra. White como
a sus visiones, sueños, y testimonios....
"He visto a la Sra. White cuando estba en visión
un buen número de veces entre 1852 y 1859, y en cada caso
ella simplemente estuvo en estado de catalepsia. En cada
caso, ella de repente sufría un ataque, caía al suelo
inconsciente, y permanecía inconsciente durante todo el
tiempo que el ataque duraba; todas las funciones vitales se
reducían a su punto más bajo compatible con la vida; el
pulso casi se detenía y no pocas veces la respiración era
tan leve que era imperceptible excepto cuando pronunciaba
frases cortas; las pupilas se dilataban mucho, el sentido
del oído se embotaba; de hecho, todos sus sentidos quedaban
tan embotados que no veía, ni sentía, ni oía; de hecho,
estaba completamente inconsciente, y sin embargo su mente
permanecía agudamente activa, la acción era automática y
completamente involuntaria, la visión entera era un
conglomerado mental de conceptos, escenas, meditaciones, y
sugerencias previos, tan vívidamente reproducidos en su
mente que, para ella, eran una realidad viviente. La
catalepsia toma muchas formas en sus varias víctimas, pero
en su caso se producía alguna fase de todas las formas. He
visto muchos casos así. La descripción que la Sra. L. M.
Hall hace de la condición de la Sra. White en visión está de
acuerdo con la mía".
Visiones prolongadas
Lennox ha señalado que los ataques que duran varias horas
pueden ocurrir una o dos veces al año, y que mientras más
frecuentes son los ataques, más probable es que sean de corta
duración. (79) Los ataques complejos parciales generalmente
duran desde unos pocos segundos hasta varios minutos, pero
también pueden durar horas, y raras veces, días. Arthur White
dijo, en relación con la duración de las visiones de Ellen:
"Mientras que
algunas de las visiones eran de naturaleza muy prolongada,
durando a veces más de una hora, y en una ocasión cuatro
horas, hubo otras veces en que las visiones eran muy
breves... sólo unos pocos minutos, o en algunos casos,
segundos". (80)
Los ataques
epilépticos de lóbulo temporal prolongados y que duran hasta
varios días pueden clasificarse como status epilepticus
complejos parciales. Tales ataques prolongados pueden en
realidad consistir de muchos ataques cortos que ocurren en tan
rápida sucesión que parecen uno sólo, especialmente para un
observador no adiestrado. Es también posible tener un período
de confusión mental de larga duración después de un ataque,
que, nuevamente, puede parecer como una continuación del
ataque. Si se conocieran más detalles acerca de las visiones
de tres y cuatro horas de Ellen White, podría hacerse
responsablemente un diagnóstico definitivo. (81)
Cuando termina un ataque complejo parcial, el paciente puede
que pase por un breve período de agotamiento y algo de
automatismo, nada de lo cual el paciente recuerda más tarde.
Gradualmente, la conciencia de sí mismo y el consciente
regresan; ésta era también la experiencia de Ellen. Si la
visión había de ser escrita, ésto no podía hacerse sino hasta
que la persona se había recuperado del ataque. Y cuando
escribía la visión, el paciente completamente consciente podía
también interpretarla, añadiéndole o quitándole. Con una
compulsión para escribir, tal relato podía resultar bastante
extenso.
La mayoría de los
pacientes en estado epiléptico sufren del tipo convulsivo,
pero entre el 25 y el 30 por ciento tienen ataques complejos
parciales que son no convulsivos. En este último grupo, "no se
ha informado todavía de ninguna evidencia de deterioro
intelectual permanente". (82, 83, 84). El estado epiléptico
[status epilepticus] convulsivo y generalizado se ha observado
en la epilepsia severa, mientras que es raro en la variedad
parcial compleja.
Se ha llamado
recientemente la atención al hecho de que, si un paciente
experimenta un ataque prolongado de status epilepticus, esto
claramente resultará en un serio deterioro de las facultades
mentales, y que, por lo tanto, Ellen White no puede haber sido
epiléptica. Este argumento se basa en una incomprensión de la
diferencia entre la epilepsia convulsiva (como la severa) y el
tipo no convulsivo (como la epilepsia de lóbulo temporal).
El status epilepticus
del tipo convulsivo es una verdadera amenaza, no sólo a causa
de su efecto deteriorador sobre las facultades mentales del
paciente, sino porque las rápidas y prolongadas contracciones
musculares producen serios disturbios metabólicos complejos
que ponen en peligro la vida misma. (85) Tan graves son estos
ataques convulsivos prolongados que se les debe poner fin tan
pronto como sea posible por medio de inyecciones de un fuerte
sedante para evitar daño al cerebro. Ellen no experimentaba
ninguna de estas consecuencias de sus visiones prolongadas
porque sus ataques eran del tipo no convulsivo y del tipo
complejo parcial.
Ataques epilépticos del
lóbulo temporal
Penfield ha descrito
la función del lóbulo temporal diciendo que tiene que ver con
"la interpretación de las experiencias presentes a la luz de
las experiencias pasadas". Además, "el lóbulo temporal
contiene un registro secuencial del consciente, un registro
que se ha establecido durante la experiencia anterior del
paciente". En 1933, Penfield descubrió que, cuando estimulaba
eléctricamente ciertos grupos de células nerviosas en el
lóbulo temporal, el paciente "re-vivía" - como en una película
o "visión retrospectiva" [flashback] - lo que de una manera u
otra había experimentado antes en la vida. En otras palabras,
el sistema del lóbulo temporal registra todas las experiencias
que una persona en particular ha tenido; y aunque esté más
allá del recuerdo directo del individuo (lo haya olvidado),
todavía permanece registrado y puede ser traído de vuelta al
consciente por medio de la estimulación eléctrica artificial o
por una descarga eléctrica en el cerebro durante un ataque
epiléptico. (86, 87) Los resultados de estos experimentos han
justificado lo que Jackson y otros habían sugerido mucho antes
- que el cerebro guarda permanentemente nuestras experiencias
pasadas, las cuales están sujetas al recuerdo. Este recuerdo
de sucesos pasados, pensamientos, e impresiones son la base de
lo que los pacientes experimentan durante ataques complejos
parciales. (88)
Se han usado varios
términos en el pasado para lo que se incluye bajo el término
de epilepsia del lóbulo temporal. Uno de estos términos es la
epilepsia psicomotora; pero la Organización Mundial de la
Salud ha adoptado la designación general de epilepsia de
lóbulo temporal para esta enfermedad, y los términos más
limitados de ataques parciales del lóbulo temporal y ataques
complejos parciales para tipos específicos de ataques del
lóbulo temporal que son muy diferentes de los de la epilepsia
generalizada o severa.
Los síntomas de la
epilepsia del lóbulo temporal son muchos, y pueden dividirse
entre los asociados con los ataques mismos (llamados ictales)
y los que ocurren entre ataques (interictales).
En la epilepsia del
lóbulo temporal, el comienzo de un ataque se manifiesta
generalmente en que el paciente de repente deja de hacer lo
que había estado haciendo. Luego puede seguir un intervalo de
automatismos, tales como chasquear los labios, retorcerse las
manos, caminar, o llevar a cabo otras actividades que el
paciente no recordará. Un paciente puede hasta continuar
pasando las páginas de un libro, como lo hacía Ellen. (89) El
paciente puede también experimentar alucinaciones olfatorias
de flores o sustancias malolientes. Esto es seguido por
"experiencias cognitivas complejas del lóbulo temporal" que
Wilder Penfield llamaba "visiones retrospectivas"
[flashbacks], ("reproducciones"), "alucinaciones psíquicas", o
"ataques experienciales". (90) Éstos envuelven alucinaciones
de experiencias pasadas, y reactivación de la corriente del
consciente". (91, 92)
"Penfield señala que,
durante la alucinación experiencial, el epiléptico tiene la
doble experiencia de la re-creación del pasado con la
consciencia del presente. La alucinación psicosensorial que se
deriva de los lóbulos temporales puede involucrar cualesquiera
de las modalidades sensoriales o una combinación de ellas, a
saber, visuales, auditivas, olfatorias, gustativas,
vestibulares, táctiles, o las alucinaciones 'indescriptibles'
mencionadas por Williams". (93, 94)
Durante el ataque, el
paciente puede estar sentado, acostado, o hasta caminando y
cantando, siendo totalmente inconsciente de lo que sucede a su
alrededor. Durante el ataque, el paciente puede experimentar
gozo, júbilo, depresión, y a menudo temor - como Ellen White
experimentaba durante sus visiones. El automatismo puede estar
presente al final mismo del ataque, y la terminación del
ataque se nota porque el paciente comienza a responder a
preguntas y órdenes. Algunos pacientes tienen un período de
grados variables de confusión después del fin del ataque, la
así llamada fase postictálica. Muy a menudo, los pacientes
recuerdan lo que experimentaron o vieron durante el ataque,
pero no lo que sucedió a su alrededor. (95)
Se ha informado que
algunos ataques parciales complejos comienzan con la mirada
fija y el cuerpo inmóvil, otros con movimiento y la mirada
fija, y un tercer tipo con un "ataque con caída." Dreifuss ha
dicho: "La objetividad con la que pacientes con ataques
parciales complejos describen sus alucinaciones es un punto de
diagnóstico extremadamente importante". (96)
En un ataque complejo
parcial, los pensamientos pueden ser llamados ideacionales,
pues envuelven pensamientos en los que el paciente se había
espaciado previamente y en los cuales persevera. Estas ideas
pueden repetirse en muchos ataques. "Su contenido puede ser
personal, metafísico, o hasta trascendental (de la muerte, la
eternidad), o puede ser bastante objetivo (fijación del
contenido ideacional de una oración leída u oída al comienzo
del ataque)". (97)
Síntomas conductuales en la
epilepsia de lóbulo temporal
Por más de un siglo,
se ha sabido que los pacientes atacados de epilepsia del
lóbulo temporal probablemente manifiesten anormalidades
psíquicas. Muchas de estas anormalidades se deben sin duda a
lesiones cerebrales específicas, pero algunas se deben quizás
a los efectos sociales y emocionales producidos por el hecho
de que el paciente es epiléptico. Landolt señala que ya en
1938 se informaba que hasta el 50 por ciento de los
epilépticos de lóbulo temporal sufrían trastornos psíquicos.
Los pacientes que
sufren de epilepsia de lóbulo temporal pueden también
manifestar síntomas específicos entre uno y otro ataque. Estos
síntomas se clasifican como interictales (entre ataques) e
indican un estado de la actividad conductual que es parte de
la epilepsia y se debe a cambios patológicos en el sistema
límbico del lóbulo temporal. Estos cambios conductuales han
sido catalogados por muchos observadores clínicos durante un
período de varios años. En 1975, Waxman y Geschwind publicaron
un trabajo titulado El síndrome de conducta interictal de la
epilepsia de lóbulo temporal (99), en el cual describieron
alteraciones en la conducta sexual de los pacientes, así como
su religiosidad, y una tendencia compulsiva a escribir
extensamente.
En años recientes,
varios epileptólogos han publicado listas de estos síntomas.
Estas listas fueron resumidas por Bear y Fedio (1977) y por
Bear (1979), (100) e incluyen una profundización de las
emociones, euforia, tristeza, ira, hostilidad, hiposexualidad,
culpa, argumentatividad, hipermoralismo, compulsividad,
viscosidad (pegajosidad, tendencia a repetirse), sentido de la
importancia personal y el destino, conversiones múltiples,
creencias religiosas profundas y a menudo idiosincrásicas,
interés en especulaciones filosóficas, morales, o
cosmológicas, falta de sentido del humor, sentido de
dependencia y pasividad (indefensión cósmica), paranoia
(sospecha, sobreinterpretación de motivos y sucesos), e
hipergrafía. (101)
No todos los
investigadores en epileptología están todavía plenamente
convencidos de que todos los síntomas enumerados por Bear y
Fedio se encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo
temporal En 1981, Herman y Riel discutieron si estos
síntomas eran específicos para la epilepsia de lóbulo
temporal, o si podían encontrarse también en otros tipos de
epilepsia. Llegaron a la conclusión de que: "Cuatro rasgos
(sentido del destino personal, dependencia, paranoia, interés
filosófico) aparecían significativamente elevados en el grupo
de la ELT (epilepsia de lóbulo temporal), prestando así algún
apoyo a la idea de cambios en la conducta y el pensamiento,
que ocurren en la ELT pero no necesariamente en otras formas
de epilepsia". Los otros rasgos mencionados por Bear y Fedio
se encontraron tanto en pacientes que sufrían de epilepsia de
lóbulo temporal como en los que padecían ataques epilépticos
generalizados. (102)
Blumer ha dicho que
los cambios conductuales y de personalidad comienzan como dos
años después del inicio de los ataques, y están "asociados con
excesivas descargas neuronales crónicas en los lóbulos
temporales mediales y áreas adyacentes". Menciona que la
emocionalidad, la hiposexualidad, y los cambios de estado de
ánimo son los tres principales cambios en el carácter, y que
la religiosidad del paciente puede llegar a ser "molesta o
impositiva para otros". (103)
Geschwind [1979]
(104) observó que la mayor preocupación de los epilépticos de
lóbulo temporal por asuntos filosóficos, morales, o
religiosos a menudo está en agudo contraste con sus
antecedentes educativos. Geschwind (105) sugirió en 1977 que
"los cambios de personalidad en la epilepsia de lóbulo
temporal pueden en algún sentido ser la única condición más
importante en psiquiatría". Sin embargo, ni Geschwind ni
ningún otro ha afirmado que estas características se
encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo temporal, pero que
la frecuencia de su ocurrencia individualmente y como grupo en
la ELT es significativa. Uno no esperaría que todos los
pacientes que sufren de epilepsia de lóbulo temporal muestren
todos los síntomas posibles de esta enfermedad. El grado y la
severidad de la causante lesión en la cabeza, o el tamaño y la
ubicación de un neoplasma, determinarían la variedad y la
severidad de los síntomas en el paciente. En el caso de
Ellen G. White, sabemos que estuvo inconsciente por tres
semanas después de sufrir la lesión en la cabeza, que sufrió
de amnesia durante todo el episodio, y que después no pudo
asistir a la escuela debido a síntomas emocionales, físicos, y
neurológicos. No debemos sorprendernos de que Ellen
manifestara tantos de los síntomas que se encuentran en la
epilepsia de lóbulo temporal.
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