Ellen G. White
Ellen G. White

IMPORTANCIA DE LA LESIÓN

EN LA CABEZA DE ELLEN WHITE

Parte 2

Por el Dr. Molleurus Couperus

Traducido de Ellen White Exposed



II
Lo que ella realmente creía acerca de la importancia de, y la participación divina en, su obra queda claro a partir de las siguientes afirmaciones:

"Los Testimonios son del Espíritu de Dios, o del diablo. Al alinearos en combate contra los siervos de Dios, estáis haciendo la obra o de Dios o del diablo". (45)

"Si tratáis de hacer a un lado el consejo de Dios para adaptarlo a vosotros mismos, si disminuís la confianza del pueblo de Dios en los testimonios que El les ha enviado, os rebeláis contra Dios tan ciertamente como lo hicieron Coré, Datán, y Abiram.... En estas cartas que yo escribo, en los testimonios que yo doy, presento a vosotros lo que el Señor me ha presentado a mí. Yo no escribo ni un solo artículo en el periódico expresando meramente mis propias ideas. Ellas son lo que Dios ha abierto delante de mí en visión - preciosos rayos de luz que dimanan del trono. Esto es cierto concerniente a los artículos en nuestros periódicos y en los muchos tomos de mis libros". (46, 47)
¿Por qué llegó Ellen a estas conclusiones en relación con la naturaleza y la importancia de su obra? Quizás fue un proceso gradual, principalmente debido a la influencia y la presión de todos los que estaban alrededor de ella y que creían que sus experiencias visionarias tenían que ser de origen sobrenatural, divino. Este proceso se inició con sus primeros sueños y continuó hasta su última visión. Es bastante comprensible que Ellen se persuadiera por completo de que estos sueños y visiones eran todos revelaciones directas, divinas, de manera que ella pudo finalmente decir (y creer): "En tiempos antiguos, Dios habló a los hombres por la boca de los profetas y los apóstoles. En estos tiempos, El les habla por medio de los Testimonios de su Espíritu". (48)

Sin embargo, en vida de Ellen, hubo algunos que pusieron en duda el origen divino de sus visiones. en 1847, James White publicó una carta de "un amado hermano" en relación con las visiones de Ellen.

"No puedo aceptar las visiones de la hermana White como si fueran de inspiración divina, como Ud. y ella creen que son. Pero no sospecho ni la más mínima sombra de deshonestidad en ninguno de Uds. dos en este asunto... Creo que lo que ella y Ud. consideran visiones del Señor son sólo ensueños religiosos, en los cuales la imaginación de ella vuela sin control sobre temas en los cuales ella está profundamente interesada. Mientras está absorta en estos ensueños, ella pierde contacto con todo lo que ocurre a su alrededor. Los ensueños son de dos clases, los pecaminosos y los religiosos. Los de ella son de ésta última clase". (49)
Otros sugieren causas mentales o físicas. Ellen menciona el mesmerismo (una forma de hipnosis) como una de las causas o explicaciones que alguien alegó acerca de sus visiones. Hasta a ella misma se le ocurrió esta posibilidad. (50)

Otra explicación que se ha dado de sus visiones es la histeria, y esta sugerencia se repitió durante toda su vida. Es interesante notar que Ellen diagnosticó que uno de los miembros de su iglesia sufría de histeria. Ella escribió:

"Querida hermana F., Ud. tiene una imaginación enferma... Ciertamente, Ud. no solamente se está haciendo daño a sí misma, sino que se lo está haciendo a otros miembros de su familia, y - especialmente a su madre... La mente de ella está siendo desequilibrada por los frecuentes ataques de histeria que se ve obligada a presenciar". (51)
Al principio, había compañeros de trabajo de Ellen y James que rechazaban el origen sobrenatural de las visiones de Ellen. Entre éstos se encontraba Isaac Wellcome, que fue bautizado por James White en 1844 y estaba activo en el Movimiento del Segundo Advenimiento. El escribió:
"Ellen G. Harmon... era extrañamente activa en cuerpo y mente...cayendo al piso ... (recordamos que la sostuvimos dos veces para evitar que cayera al piso)... en reuniones, ella hablaba con gran vehemencia y rapidez hasta que caía al suelo, cuando, como afirmaba, se le mostraban maravillosas visiones del cielo y lo que estaba ocurriendo allí. Ella afirmaba haber visto que Cristo había cesado en su oficio de mediación y asumido el de Juez, había cerrado la puerta de la misericordia, y estaba borrando nombres del libro de la vida... La vimos en Poland, Portland, Topsham, y Brunswick durante el comienzo de su carrera, y a menudo la oímos hablar, y varias veces la vimos caer, y la oímos relatar las maravillas que ella decía que su Padre celestial le permitía ver. Sus visiones sobrenaturales o anormales no fueron entendidas enseguida como visiones, sino como imágenes espirituales de cosas invisibles, que eran bastante comunes entre los Metodistas... Estas visiones no eran sino los ecos de las predicaciones del Anciano [Joseph] Turner y otros, y nosotros las consideramos como el producto de la sobreexcitada imaginación de su mente, y no como hechos". (52)
Jacob Brinkerhoff y su hermano W. H. Brinkerhoff (que fue ordenado por James White), eran activos en la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el período de 1860-1865. Jacob escribió en 1884:
"La Sra. White tiene una gran reputación entre ellos como dirigente... en parte por su afirmación de que era divinamente inspirada. Poco después del chasco de 1844, ella tuvo lo que se llamó su primera visión. Aquéllos fueron tiempos de prueba para la fe del pueblo Adventista, sin duda; y ella era muy joven en aquel tiempo, y de muy precaria salud.... En la excitación del momento, y mientras su cuerpo estaba en esta débil condición, su mente parecía separarse de su cuerpo, y caer en trance, en el cual la mente continúa activa, y forma conceptos de opiniones preconcebidas, a causa de la excitación del momento o las circunstancias presentes. En ese tiempo la experiencia del pueblo Adventista era tema de interés entre ellos, y en las visiones o trances de ella, su mente avanzaba sobre el mismo tema como una consecuencia natural.... No nos sorprende que sus visiones fuesen consideradas, por ella y por los que estaban asociados con ella, como revelaciones del Señor. Tales fenómenos no ocurren a menudo en la naturaleza; y en un tiempo en el cual varios fanatismos se atribuían a la obra de Dios, no es sorprendente que esto ocurriera. Estando completamente absorta en sus visiones y experiencia religiosa, su mente, mientras continuaba en trance, funcionaba en la misma dirección mientras ella estaba en un estado insensible. Un trance es un estado de insensibilidad; catalepsia; éxtasis... Los que de algún modo están familiarizados con la historia de las visiones de la Sra. White han leído que una afirmación principal en favor de su inspiración divina es la de que ella es perfectamente insensible; pero esto sólo corrobora nuestra posición de que las visiones sólo se producen por un estado no saludable y no natural de su cuerpo y de su mente". (53)
Casi parece como si Brinkerhoff iba a llamar a esta condición epilepsia del lóbulo temporal. Pero se detuvo justo antes de hacerlo; el término todavía no había sido acuñado. Poco después añade en su documento: "Pasan por alto el hecho de que ellas (las visiones) puede que no sean inspiradas ni por Dios ni por Satanás, sino que pueden ser solamente humanas, o de su propia mente, la cual posición adoptamos como verdadera en cuanto a la fuente".

En 1887, Dudley Canright atribuyó a su lesión en la cabeza la causa de sus visiones:

"A la edad de nueve años, ella recibió un terrible golpe en el rostro, que le rompió la nariz y casi la mata. Estuvo inconsciente por tres semanas. Este impacto en su sistema nervioso era la verdadera causa de todas las visiones que tuvo después". (54)
En 1919, Canright específicamente sugirió la epilepsia como la causa. Es significativo que todos los diagnósticos sintomáticos aplicados durante su vida a sus experiencias visionarias están cubiertas por la en aquel entonces desconocida entidad de epilepsia del lóbulo temporal. (54)

El Dr. William Sadler, que conocía bien a Ellen White, escribió en 1912:

"No es raro que personas en trance cataléptico se imaginen que están viajando a otros mundos. De hecho, los relatos maravillosos de sus experiencias, que ellos describen después de que estos ataques catalépticos terminan, son tan singulares y maravillosos que sirven de base para fundar nuevas sectas, cultos, y religiones.... Es un interesante estudio en psicología notar que estos mediums en trance siempre ven visiones en armonía con sus creencias teológicas.... Tarde o temprano, casi todas estas víctimas de trances y catalepsia nerviosa llegan a creerse mensajeros de Dios y profetas del cielo; y sin duda la mayoría de ellos son sinceros en esta creencia. No entendiendo ni la fisiología ni la psicología de sus aflicciones, sinceramente llegan a considerar sus peculiares experiencias mentales como algo sobrenatural, mientras que sus seguidores creen ciegamente cualquier cosa que estas personas enseñan a causa del supuesto carácter divino de estas así llamadas revelaciones". (55)
En 1906, Sadler había escrito a Ellen una carta de nueve páginas como respuesta a una invitación de ella de que cualquiera que tuviera "perplejidades y cosas graves en su mente en relación con los testimonios que yo he transmitido, especifique cuáles son sus objeciones y críticas". (56) Arthur L. White ha publicado extractos de la larga carta de Sadler, enumerando las preguntas que Sadler hace.

Los doctores Gregory Holmes y Delbert Hodder presentaron un documento titulado "Ellen White y la Iglesia Adventista del Séptimo Día: ¿Visiones o ataques complejos parciales?" en una reunión sobre neurología en Toronto en mayo de 1981. El documento fue resumido en el Journal of Neurology  como sigue:

"La Iglesia Adventista del Séptimo Día nació en el período que siguió al 'Gran Chasco' de 1844. La principal figura en la formación de esta prominente denominación protestante fue Ellen G. White. Sus escritos de 100,000 páginas sólo son superados por la Biblia en la determinación de doctrina eclesiástica para millones de miembros por todo el mundo. Ellen White fue considerada como 'Profeta de Dios', que recibió instrucciones y dirección por medio de visiones sobrenaturales, que continúan proporcionando evidencia, para la mayoría de los Adventistas, de su inspiración divina.

"A la edad de nueve años, Ellen White sufrió una severa lesión en la cabeza. Después de que se recuperó, su personalidad cambió y ella se volvió introspectiva, extremadamente moralista, y religiosa, y se convirtió en una ávida  lectora y prolífica escritora. A la edad de 17 años, Ellen White tuvo su primer "ataque", que ella interpretó como una "visión". Las visiones se caracterizaban por auras ocasionales, un estado alterado de la conciencia con la mirada fija y los ojos en blanco, automatismos generales, repeticiones en el hablar, alucinaciones visuales y auditivas, y letargo y amnesia post-visión en cuanto a los eventos que ocurrían durante la visión.

"Basados en la historia del trauma en la cabeza, los cambios de personalidad, y las descripciones de las visiones, sugerimos que Ellen White sufría de ataques complejos parciales". (57)

También, un informe sobre el documento fue publicado en el Toronto Star el 23 de mayo de 1981, y se publicó una versión por Hodder en Evangelica en noviembre de 1981.

Los ataques complejos parciales son típicos de una forma de epilepsia, que afecta al sistema límbico del cerebro, incluyendo los lóbulos temporales. Hubo un tiempo en que la mayoría de la gente creía que la epilepsia significaba espasmos musculares y convulsiones con probable espuma en la boca y mordedura de la lengua. Esta clase de epilepsia ciertamente ocurre, pero también hay otros tipos de epilepsia. Todas las formas de epilepsia se deben a una disfunción de las células nerviosas del cerebro. Esta disfunción puede causar reacciones anormales en la actividad muscular an grandes áreas del cuerpo, pero hay muchos otros sistemas y funciones que pueden ser afectados, especialmente en la epilepsia de lóbulo temporal. Éstas incluyen las funciones endocrinas, el pulso, la respiración, la conciencia, los pensamientos, la memoria, los sueños, el habla, la escritura, el estado de ánimo, la conducta, el temperamento, la sexualidad, y otras.

Los síntomas específicos que manifieste un paciente epiléptico dependen de la ubicación de las neuronas dañadas (incluyendo en qué mitad del cerebro se encuentran), la severidad y la extensión del daño a las células nerviosas afectadas, y cuáles otras neuronas distantes son influídas por la disfunción del foco primario en el cerebro. Los síntomas resultantes de la lesión cerebral original pueden no ser evidentes por muchos años. (58) Esta demora puede deberse a los efectos finales del proceso prolongado de los cambios en los tejidos, que siguen a la lesión cerebral. Courville (59) cita a Earl y otros, informando que en el 31.2 por ciento de los casos clínicos de epilepsia psicomotora hubo una historia de lesión craneocerebral postnasal. Gomes (60), que analizó 3,636 casos de epilepsia de lóbulo temporal, pudo determinar la etiología [causa] en el 64 por ciento de los pacientes. De éstos, la lesión fue la causa en el 38 por ciento de los casos.

Los ataques epilépticos ocurren periódicamente, pero su frecuencia puede variar grandemente. También, los ataques pueden ser precipitados por factores internos y externos, tales como la ansiedad, la depresión, la fatiga, y el sueño; en algunos tipos de epilepsia, es posible que los pacientes desencadenen un ataque mediante la hiperventilación (intencional o durante el stress), parpadeando frente a luces brillantes, escuchando un súbito ruido fuerte, aplicando presión sobre las arterias carótidas en el cuello, y en algunos individuos, hasta leyendo. Algunos pacientes pueden tener una premonición de que viene un ataque, y a veces es posible que un paciente haga abortar el ataque. Ellen pudo resistir la llegada de una visión por lo menos una vez y no pudo hablar después de esto por casi veinticuatro horas. (61)

Ellen no era consciente de lo que la rodeaba durante una visión y más tarde no recordaba lo que había tenido lugar a su alrededor durante la visión; pero podía recordar lo que había visto y experimentado en la visión misma. Esto es típico de un ataque complejo parcial en la epilepsia de lóbulo temporal.

Se afirmaba que Ellen no respiraba durante sus visiones, pero que nunca se ponía cianótica. (Pero con frecuencia hablaba mientras estaba en visión - una actividad para la cual necesitaba aire.) En 1874, George I. Butler apoyó esto cuando dijo que su "rostro conserva su natural color, y la sangre circula como de costumbre". En los informes más detallados de las visiones de Ellen, se ha observado que, cuando ella salía de una visión, experimentaba "una profunda inhalación, seguida por otra después de como un minuto, y muy pronto la respiración normal se reanudaba". La respiración de Ellen puede haber sido casi imperceptible. A causa de la reducción en la respiración normal, no es extraño que algunos de los presentes llegaran a la conclusión de que Ellen no respiraba en absoluto. (62) Se ha informado, en relación con la epilepsia de lóbulo temporal, que la respiración puede en realidad ser detenida por breves períodos (apnea), y enlentada después. Entre los síntomas de ataques psicomotores, Lennox lista el hecho de que la respiración en estos pacientes puede variar de la hiperventilación a la apnea (ausencia de respiración). La ausencia total de respiración podía continuar sólo por un tiempo muy corto, pero la respiración casi imperceptible podía durar por períodos largos. (63) A veces, este aparente "no respirar" durante las visiones se argumentó como prueba de que las visiones debían ser de origen sobrenatural.

El automatismo (acciones automáticas de las cuales el paciente no es consciente) es un síntoma común en la epilepsia de lóbulo temporal. Y Ellen manifestaba esto retorciendo sus manos; haciendo lentos y graciosos movimientos con los hombros, los brazos, y las manos; y caminando hacia adelante y hacia atrás mientras estaba en visión. Esta manifestación peripatética parece significativa puesto que las más notables hazañas de automatismo en  epilépticos de lóbulo temporal ocurren en esta área.

En 1888, Hughlings Jackson informó de 50 casos de epilepsia que manifestaron una aura o estado de ensueño, incluyendo algunos más bien extremos ejemplos de automatismo. Estos le ocurrieron a un médico que era paciente de Jackson, que en una de sus experiencias, viajaba en un tren urbano e iba a bajarse en la cuarta estación. Recordaba haber pasado la segunda estación, pero lo siguiente que supo era que estaba de pie en la entrada a su casa, buscando la llave de la puerta. Se había bajado del tren en la estación correcta, entregado su boleto en la entrada, caminado media milla, y cruzado varias calles hasta su casa - y no recordaba ninguna de estas cosas. Había sido una conducta automática que no recordaba. (64) Es interesante que otro de los pacientes de Jackson se refiriera a sus experiencias de ataques como "visiones". Los sonámbulos pueden abrir puertas y subir escaleras con seguridad pero no recuerdan sus acciones; esto es automatismo.

¿Qué observaron en realidad los que estuvieron presentes durante las visiones de Ellen? Por fortuna, hay disponible cierto número de informes bastante detallados de algunos de los que estaban presentes cuando Ellen tenía una de sus experiencias visionarias, incluyendo a James White y J. N. Loughborough, que afirmaban haberla visto en visión como cincuenta veces. Arthur L. White nos ha proporcionado un resumen completo de los relatos de estos testigos presenciales.

  1. Inmediatamente antes de una visión, tanto la Sra. White como otros en la habitación tenían una profunda sensación de la presencia de Dios.
  1. Después de que la visión comenzaba, la Sra. White lanzaba una exclamación de ¡Gloria! o ¡Gloria a Dios!, que a veces se repetía.
  1. Había pérdida de fuerza física.
  1. Una fuerza sobrenatural era entonces evidente.
  1. No había respiración, pero el corazón continuaba latiendo normalmente, y el color de las mejillas era natural. Las pruebas más críticas no pudieron revelar ninguna alteración en el sistema circulatorio.
  1. A veces había exclamaciones que indicaban la escena que se estaba presentando.
  1. Los ojos estaban abiertos, no con una mirada vacía, sino como si estuviesen mirando algo atentamente.
  1. La posición podía variar. A veces ella estaba sentada; a veces, reclinada; a veces caminaba por la habitación y hacía graciosos gestos mientras hablaba de las cosas presentadas.
  1. Había absoluta inconsciencia de lo que ocurría alrededor de ella. No veía, ni oía, ni sentía, ni percibía de manera alguna los alrededores o lo que sucedía.
  1. La terminación de la visión era indicada por una profunda inhalación, seguida por otra después como de un minuto, y muy pronto la respiración normal se reanudaba.
  1. Inmediatamente después de la visión, todo parecía muy oscuro.
  1. Después de un tiempo muy corto, se recobraban las fuerzas y las facultades. (65, 66)

Loughborough también informa sobre una visión en 1846 que Ellen Harmon experimentó en presencia de Joseph Bates. En esta visión, ella habló de lo que parecían ser planetas. Loughborough cita a la Sra. Truesdale, que estaba presente en la reunión:
"Pronto notamos que ella era insensible a las cosas terrenales....Después de contar en voz alta las lunas de Júpiter, y poco después las de Saturno, hizo una hermosa descripción de los anillos de éste último. Luego dijo: "Los habitantes son personas altas, majestuosas, bien diferentes de los habitantes de la tierra. El pecado nunca ha entrado allí". (67)
En Primeros Escritos, Ellen también informa sobre su visión planetaria, en la cual vio a Enoc entre los habitantes de uno de los planetas. (68)

Comentando posteriormentelo que Ellen White decía que había experimentado en su primera visión, Arthur White añade una clara descripción de las características esenciales de su experiencia, y las resume como sigue:

"Es claro que a ella le parecía estar viendo, sintiendo, oyendo, obedeciendo, y actuando, empleando sus facultades ordinarias, cuando en realidad no lo estaba; pero era de esta manera vívida, aparentemente por medio de la utilización de los órganos normales de los sentidos, que las verdades y la información eran impresionadas sobre su mente. Ella contó o escribió esto más tarde con sus propias palabras". (69, 70)
Cuando los registros existentes de los detalles de las visiones de Ellen G. White se comparan con los síntomas de los ataques complejos parciales en la epilepsia de lóbulo temporal, se descubre una notable similitud. Daly (71) menciona que "los ataques parciales complejos consisten de una alteración del contenido del consciente....las alucinaciones de los ataques parciales complejos se 'forman', en el sentido de que constituyen una experiencia sensorial reconocible y plenamente desarrollada que, en casos raros, puede, de hecho, ser la memoria de una experiencia real. Un punto importante en la naturaleza de este contenido alterado del consciente es que constituye una intrusión sobre la corriente fluida de la realidad del paciente... No importa cuán vívida, compleja, o 'real' sea la experiencia ictal [ataque], el paciente la reconoce como una experiencia impuesta sobre él. Su consciente está 'dividido,' y él todavía puede continuar siendo el observador objetivo, el espectador que presencia estos curiosos eventos".

La experiencia del ataque se inicia generalmente con un así llamado síntoma, o aura, que a menudo envuelve sensaciones epigástricas u otras manifestaciones automáticas. Puede haber una sensación de temor o la alucinación de oler algo, que Ellen experimentó cierto número de veces como el olor a rosas, o simplemente "flores". Ella olía la fragancia de violetas, y en otra ocasión ella estaba "recogiendo las flores y disfrutando de su fragancia". (72) En otra ocasión, "ella se arrodilló al lado de la cama, y antes de que se hubiera ofrecido la primera palabra de petición, sintió que la habitación se había llenado con la fragancia de rosas. Levantando la vista para ver de dónde venía la fragancia, vio la habitación inundada de una luz suave y plateada". (73)

Arthur White, describiendo una experiencia visionaria de Ellen en 1901en la cual había "una dulce fragancia, como de hermosas flores", añadió: "Ella sabía lo que significaba". Aparentemente, era parte frecuente de las visiones de Ellen el notar esta fragancia. Ella también veía a menudo una luz brillante al comienzo de sus visiones, una luz que inundaba la habitación, o aparecía en varias intensidades, colores, y formas. Ver luces brillantes y varios colores es muy común en los ataques complejos parciales de los epilépticos. Ellen ha dicho:

"Bien, mientras estaba orando y haciendo mis peticiones, había, como la ha habido cien veces o más, una suave luz que se movía alrededor de la habitación, y una fragancia como de flores, de un hermoso olor a flores". (74)
Si uno toma en serio la afirmación "cien veces o más", la luz que se movía en círculos y la fragancia de flores deben haber estado presentes en casi todas las visiones. La alucinación de música (también asociada con la luz brillante) estaba presente en las experiencias de Ellen, (75) como también se encuentra en los ataques de epilepsia de lóbulo temporal.

El evento principal en las visiones de Ellen es también comparable con lo que ocurre durante ataques complejos parciales, ya sean breves o prolongados. Williams ha resumido las características básicas de estos ataques como sigue:

"todo reconocimiento, por simple que sea, se basa en la memoria, como ocurre con todo movimiento, y hay simplemente un patrón crecientemente complejo del uso de experiencias pasadas, desde el reconocimiento de la forma visual o auditiva más simple hasta el manejo intelectual de un elaborado evento perceptual". (76)
Gastaut observó que los pensamientos que ocupaban la mente del paciente antes del ataque podrían muy bien ser el sujeto del ataque mismo. (77) Aparentemente, tal es el caso frecuente, o quizás siempre, de las visiones de Ellen.

En 1982, Gloor y otros, discutiendo los resultados de estimulaciones cerebrales en sus pacientes de epilepsia de lóbulo temporal, se expresaron de manera similar. La idea de que:

"estimular a 'quién' parece más importante que estimular 'dónde' en el sistema límbico es comprensible porque las respuestas reflejan al mismo tiempo el papel funcional del área estimulada y la pasada experiencia individual del paciente". (78)
El diagnóstico de M. G. Kellogg

El Dr. M. G. Kellogg escribió esta evaluación de las visiones de Ellen White en una carta fechada el 3 de Junio de 1906 y dirigida a su hermano más joven, John Harvey Kellogg:

"En 1868, después de conversar con el Dr. Trall, comencé a sospechar que las visiones de la Sra. White podrían no ser lo que habíamos supuesto, y desde ese momento en adelante he estado estudiando tanto a la Sra. White como a sus visiones, sueños, y testimonios....

"He visto a la Sra. White cuando estba en visión un buen número de veces entre 1852 y 1859, y en cada caso ella simplemente estuvo en estado de catalepsia. En cada caso, ella de repente sufría un ataque, caía al suelo inconsciente, y permanecía inconsciente durante todo el tiempo que el ataque duraba; todas las funciones vitales se reducían a su punto más bajo compatible con la vida; el pulso casi se detenía y no pocas veces la respiración era tan leve que era imperceptible excepto cuando pronunciaba frases cortas; las pupilas se dilataban mucho, el sentido del oído se embotaba; de hecho, todos sus sentidos quedaban tan embotados que no veía, ni sentía, ni oía; de hecho, estaba completamente inconsciente, y sin embargo su mente permanecía agudamente activa, la acción era automática y completamente involuntaria, la visión entera era un conglomerado mental de conceptos, escenas, meditaciones, y sugerencias previos, tan vívidamente reproducidos en su mente que, para ella, eran una realidad viviente. La catalepsia toma muchas formas en sus varias víctimas, pero en su caso se producía alguna fase de todas las formas. He visto muchos casos así. La descripción que la Sra. L. M. Hall hace de la condición de la Sra. White en visión está de acuerdo con la mía".

Visiones prolongadas

Lennox ha señalado que los ataques que duran varias horas pueden ocurrir una o dos veces al año, y que mientras más frecuentes son los ataques, más probable es que sean de corta duración. (79) Los ataques complejos parciales generalmente duran desde unos pocos segundos hasta varios minutos, pero también pueden durar horas, y raras veces, días. Arthur White dijo, en relación con la duración de las visiones de Ellen:

"Mientras que algunas de las visiones eran de naturaleza muy prolongada, durando a veces más de una hora, y en una ocasión cuatro horas, hubo otras veces en que las visiones eran muy breves... sólo unos pocos minutos, o en algunos casos, segundos". (80)
Los ataques epilépticos de lóbulo temporal prolongados y que duran hasta varios días pueden clasificarse como status epilepticus complejos parciales. Tales ataques prolongados pueden en realidad consistir de muchos ataques cortos que ocurren en tan rápida sucesión que parecen uno sólo, especialmente para un observador no adiestrado. Es también posible tener un período de confusión mental de larga duración después de un ataque, que, nuevamente, puede parecer como una continuación del ataque. Si se conocieran más detalles acerca de las visiones de tres y cuatro horas de Ellen White, podría hacerse responsablemente un diagnóstico definitivo. (81)

Cuando termina un ataque complejo parcial, el paciente puede que pase por un breve período de agotamiento y algo de automatismo, nada de lo cual el paciente recuerda más tarde. Gradualmente, la conciencia de sí mismo y el consciente regresan; ésta era también la experiencia de Ellen. Si la visión había de ser escrita, ésto no podía hacerse sino hasta que la persona se había recuperado del ataque. Y cuando escribía la visión, el paciente completamente consciente podía también interpretarla, añadiéndole o quitándole. Con una compulsión para escribir, tal relato podía resultar bastante extenso.

La mayoría de los pacientes en estado epiléptico sufren del tipo convulsivo, pero entre el 25 y el 30 por ciento tienen ataques complejos parciales que son no convulsivos. En este último grupo, "no se ha informado todavía de ninguna evidencia de deterioro intelectual permanente". (82, 83, 84). El estado epiléptico [status epilepticus] convulsivo y generalizado se ha observado en la epilepsia severa, mientras que es raro en la variedad parcial compleja.

Se ha llamado recientemente la atención al hecho de que, si un paciente experimenta un ataque prolongado de status epilepticus, esto claramente resultará en un serio deterioro de las facultades mentales, y que, por lo tanto, Ellen White no puede haber sido epiléptica. Este argumento se basa en una incomprensión de la diferencia entre la epilepsia convulsiva (como la severa) y el tipo no convulsivo (como la epilepsia de lóbulo temporal).

El status epilepticus del tipo convulsivo es una verdadera amenaza, no sólo a causa de su efecto deteriorador sobre las facultades mentales del paciente, sino porque las rápidas y prolongadas contracciones musculares producen serios disturbios metabólicos complejos que ponen en peligro la vida misma. (85) Tan graves son estos ataques convulsivos prolongados que se les debe poner fin tan pronto como sea posible por medio de inyecciones de un fuerte sedante para evitar daño al cerebro. Ellen no experimentaba ninguna de estas consecuencias de sus visiones prolongadas porque sus ataques eran del tipo no convulsivo y del tipo complejo parcial.

Ataques epilépticos del lóbulo temporal

Penfield ha descrito la función del lóbulo temporal diciendo que tiene que ver con "la interpretación de las experiencias presentes a la luz de las experiencias pasadas". Además, "el lóbulo temporal contiene un registro secuencial del consciente, un registro que se ha establecido durante la experiencia anterior del paciente". En 1933, Penfield descubrió que, cuando estimulaba eléctricamente ciertos grupos de células nerviosas en el lóbulo temporal, el paciente "re-vivía" - como en una película o "visión retrospectiva" [flashback] - lo que de una manera u otra había experimentado antes en la vida. En otras palabras, el sistema del lóbulo temporal registra todas las experiencias que una persona en particular ha tenido; y aunque esté más allá del recuerdo directo del individuo (lo haya olvidado), todavía permanece registrado y puede ser traído de vuelta al consciente por medio de la estimulación eléctrica artificial o por una descarga eléctrica en el cerebro durante un ataque epiléptico. (86, 87) Los resultados de estos experimentos han justificado lo que Jackson y otros habían sugerido mucho antes - que el cerebro guarda permanentemente nuestras experiencias pasadas, las cuales están sujetas al recuerdo. Este recuerdo de sucesos pasados, pensamientos, e impresiones son la base de lo que los pacientes experimentan durante ataques complejos parciales. (88)

Se han usado varios términos en el pasado para lo que se incluye bajo el término de epilepsia del lóbulo temporal. Uno de estos términos es la epilepsia psicomotora; pero la Organización Mundial de la Salud ha adoptado la designación general de epilepsia de lóbulo temporal para esta enfermedad, y los términos más limitados de ataques parciales del lóbulo temporal y ataques complejos parciales para tipos específicos de ataques del lóbulo temporal que son muy diferentes de los de la epilepsia generalizada o severa.

Los síntomas de la epilepsia del lóbulo temporal son muchos, y pueden dividirse entre los asociados con los ataques mismos (llamados ictales) y los que ocurren entre ataques (interictales).

En la epilepsia del lóbulo temporal, el comienzo de un ataque se manifiesta generalmente en que el paciente de repente deja de hacer lo que había estado haciendo. Luego puede seguir un intervalo de automatismos, tales como chasquear los labios, retorcerse las manos, caminar, o llevar a cabo otras actividades que el paciente no recordará. Un paciente puede hasta continuar pasando las páginas de un libro, como lo hacía Ellen. (89) El paciente puede también experimentar alucinaciones olfatorias de flores o sustancias malolientes. Esto es seguido por "experiencias cognitivas complejas del lóbulo temporal" que Wilder Penfield llamaba "visiones retrospectivas" [flashbacks], ("reproducciones"), "alucinaciones psíquicas", o "ataques experienciales". (90) Éstos envuelven alucinaciones de experiencias pasadas, y reactivación de la corriente del consciente". (91, 92)

"Penfield señala que, durante la alucinación experiencial, el epiléptico tiene la doble experiencia de la re-creación del pasado con la consciencia del presente. La alucinación psicosensorial que se deriva de los lóbulos temporales puede involucrar cualesquiera de las modalidades sensoriales o una combinación de ellas, a saber, visuales, auditivas, olfatorias, gustativas, vestibulares, táctiles, o las alucinaciones 'indescriptibles' mencionadas por Williams". (93, 94)

Durante el ataque, el paciente puede estar sentado, acostado, o hasta caminando y cantando, siendo totalmente inconsciente de lo que sucede a su alrededor. Durante el ataque, el paciente puede experimentar gozo, júbilo, depresión, y a menudo temor - como Ellen White experimentaba durante sus visiones. El automatismo puede estar presente al final mismo del ataque, y la terminación del ataque se nota porque el paciente comienza a responder a preguntas y órdenes. Algunos pacientes tienen un período de grados variables de confusión después del fin del ataque, la así llamada fase postictálica. Muy a menudo, los pacientes recuerdan lo que experimentaron o vieron durante el ataque, pero no lo que sucedió a su alrededor. (95)

Se ha informado que algunos ataques parciales complejos comienzan con la mirada fija y el cuerpo inmóvil, otros con movimiento y la mirada fija, y un tercer tipo con un "ataque con caída." Dreifuss ha dicho: "La objetividad con la que pacientes con ataques parciales complejos describen sus alucinaciones es un punto de diagnóstico extremadamente importante". (96)

En un ataque complejo parcial, los pensamientos pueden ser llamados ideacionales, pues envuelven pensamientos en los que el paciente se había espaciado previamente y en los cuales persevera. Estas ideas pueden repetirse en muchos ataques. "Su contenido puede ser personal, metafísico, o hasta trascendental (de la muerte, la eternidad), o puede ser bastante objetivo (fijación del contenido ideacional de una oración leída u oída al comienzo del ataque)". (97)

Síntomas conductuales en la epilepsia de lóbulo temporal

Por más de un siglo, se ha sabido que los pacientes atacados de epilepsia del lóbulo temporal probablemente manifiesten anormalidades psíquicas. Muchas de estas anormalidades se deben sin duda a lesiones cerebrales específicas, pero algunas se deben quizás a los efectos sociales y emocionales producidos por el hecho de que el paciente es epiléptico. Landolt señala que ya en 1938 se informaba que hasta el 50 por ciento de los epilépticos de lóbulo temporal sufrían trastornos psíquicos.

Los pacientes que sufren de epilepsia de lóbulo temporal pueden también manifestar síntomas específicos entre uno y otro ataque. Estos síntomas se clasifican como interictales (entre ataques) e indican un estado de la actividad conductual que es parte de la epilepsia y se debe a cambios patológicos en el sistema límbico del lóbulo temporal. Estos cambios conductuales han sido catalogados por muchos observadores clínicos durante un período de varios años. En 1975, Waxman y Geschwind publicaron un trabajo titulado El síndrome de conducta interictal de la epilepsia de lóbulo temporal (99), en el cual describieron alteraciones en la conducta sexual de los pacientes, así como su religiosidad, y una tendencia compulsiva a escribir extensamente.

En años recientes, varios epileptólogos han publicado listas de estos síntomas. Estas listas fueron resumidas por Bear y Fedio (1977) y por Bear (1979), (100) e incluyen una profundización de las emociones, euforia, tristeza, ira, hostilidad, hiposexualidad, culpa, argumentatividad, hipermoralismo, compulsividad, viscosidad (pegajosidad, tendencia a repetirse), sentido de la importancia personal y el destino, conversiones múltiples, creencias religiosas profundas y a menudo idiosincrásicas, interés en especulaciones filosóficas, morales, o cosmológicas, falta de sentido del humor, sentido de dependencia y pasividad (indefensión cósmica), paranoia (sospecha, sobreinterpretación de motivos y sucesos), e hipergrafía. (101)

No todos los investigadores en epileptología están todavía plenamente convencidos de que todos los síntomas enumerados por Bear y Fedio se encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo temporal  En 1981, Herman y Riel discutieron si estos síntomas eran específicos para la epilepsia de lóbulo temporal, o si podían encontrarse también en otros tipos de epilepsia. Llegaron a la conclusión de que: "Cuatro rasgos (sentido del destino personal, dependencia, paranoia, interés filosófico) aparecían significativamente elevados en el grupo de la ELT (epilepsia de lóbulo temporal), prestando así algún apoyo a la idea de cambios en la conducta y el pensamiento, que ocurren en la ELT pero no necesariamente en otras formas de epilepsia". Los otros rasgos mencionados por Bear y Fedio se encontraron tanto en pacientes que sufrían de epilepsia de lóbulo temporal como en los que padecían ataques epilépticos generalizados. (102)

Blumer ha dicho que los cambios conductuales y de personalidad comienzan como dos años después del inicio de los ataques, y están "asociados con excesivas descargas neuronales crónicas en los lóbulos temporales mediales y áreas adyacentes". Menciona que la emocionalidad, la hiposexualidad, y los cambios de estado de ánimo son los tres principales cambios en el carácter, y que la religiosidad del paciente puede llegar a ser "molesta o impositiva para otros". (103)

Geschwind [1979] (104) observó que la mayor preocupación de los epilépticos de lóbulo temporal por asuntos  filosóficos, morales, o religiosos a menudo está en agudo contraste con sus antecedentes educativos. Geschwind (105) sugirió en 1977 que "los cambios de personalidad en la epilepsia de lóbulo temporal pueden en algún sentido ser la única condición más importante en psiquiatría". Sin embargo, ni Geschwind ni ningún otro ha afirmado que estas características se encuentran sólo en la epilepsia de lóbulo temporal, pero que la frecuencia de su ocurrencia individualmente y como grupo en la ELT es significativa. Uno no esperaría que todos los pacientes que sufren de epilepsia de lóbulo temporal muestren todos los síntomas posibles de esta enfermedad. El grado y la severidad de la causante lesión en la cabeza, o el tamaño y la ubicación de un neoplasma, determinarían la variedad y la severidad de los síntomas en el  paciente. En el caso de Ellen G. White, sabemos que estuvo inconsciente por tres semanas después de sufrir la lesión en la cabeza, que sufrió de amnesia durante todo el episodio, y que después no pudo asistir a la escuela debido a síntomas emocionales, físicos, y neurológicos. No debemos sorprendernos de que Ellen manifestara tantos de los síntomas que se encuentran en la epilepsia de lóbulo temporal.


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