Durante tres décadas, la "agitación Brinsmead"
desafió a los líderes adventistas de tres continentes. Durante
los años en que yo crecía, el conflicto por sus enseñanzas se
intensificó tanto que mostrar cualquier acuerdo con la herejía
de Brinsmead podría hacer que lo expulsaran a uno - y esto lo
vi de primera mano. Muchos pastores perdieron su empleo o
abandonaron el ministerio voluntariamente porque se adhirieron
a la teología de Brinsmead. Para sus seguidores, hasta
mencionar el nombre de Brinsmead podía poner en riesgo la
membresía de uno. Además, mucho de la literatura adventista
publicada en la década de 1970 tenía el propósito de corregir
la influencia de Brinsmead. Luego, a finales de la década de
1970, Brinsmead comenzó, no sólo a "trabajar desde adentro",
sino a separarse del adventismo y, para 1990, había abandonado
enteramente la fe cristiana.
Robert Brinsmead inició su carrera como adventista
conservador. Sin embargo, con el paso de los años, se
transformó, convirtiéndose lentamente en liberal, luego en
radical, y finalmente, pasó de la devoción al rechazo hostil.
En el camino, cubrió gran parte del territorio del pensamiento
adventista que todavía florece hoy día. El movimiento
Awakening [Despertar] de Brinsmead revela, no sólo un
macrocosmos del adventismo, sino que también da una idea de su
naturaleza.
Algunos dicen que Brinsmead abandonó el cristianismo porque
abandonó la autoridad profética de Ellen White y los pilares
de la fe adventista. Después de todo, ella había predicho que
los adventistas que la rechazaban a ella estarían abandonando
a Dios. En este estudio, yo evito ese análisis superficial e
intentaré mostrar que Brinsmead no abandonó la fe cristiana a
causa de Ellen White o los "pilares" ni porque se hubiese
corrompido de alguna manera. Más bien, creo que Brinsmead no
pudo someterse personalmente al verdadero Señor Jesucristo
revelado en la Biblia.
Preguntas
en Avondale
Robert Brinsmead creció en Australia, en una familia de ocho
hermanos que ayudaban a trabajar la granja de la familia. En
1955, Bob, de 22 años, entró a Avondale College, en
Cooranbong, para obtener su título en teología. Como
estudiante enérgico y sincero, fue reconocido rápidamente por
su intelecto y su potencial. Mientras estuvo en Avondale,
también conoció a la que sería su esposa, Valorie. (1)
Criado con un completo conocimiento de los escritos de Ellen
White la Biblia, tenía pasión por las doctrinas adventistas
sobre los últimos días. Principal entre esas doctrinas estaba
el juicio investigador, y éste se convirtió en el centro de su
atención durante más de una década.
Mientras Brinsmead estaba en Avondale, los líderes adventistas
produjeron el libro Questions
on Doctrine [Preguntas sobre Doctrina] (QOD) para
responder a la común acusación evangélica de que el adventismo
no era un movimiento evangélico cristiano. Los conservadores
pensaban que el libro comprometía u ocultaba las doctrinas
centrales del adventismo para impresionar al mundo evangélico
y evitar la etiqueta de "secta". (2) Los adventistas
creían que a ellos se les había confiado del mensaje para los
últimos días - un evangelio que el protestantismo apóstata
había rechazado. En la base de este mensaje de los últimos
días estaba la naturaleza de Cristo y la expiación, y estos
dos eran puntos de contienda con los evangélicos. (3)
¿Tenía Cristo una naturaleza sin pecado o caída, y fue la
expiación consumada en la cruz?
Cuando QOD se publicó en 1957, muchos adventistas históricos
sintieron que el mensaje central de la iglesia se había
debilitado. (4) Había afirmaciones, que sonaban como
evangélicas, sobre la naturaleza de Cristo: "Hacemos énfasis
nuevamente en que, en su naturaleza humana, Cristo era
perfecto y sin pecado". (5) Además, algunas
afirmaciones sobre la expiación parecían apoyar la
interpretación protestante común de una expiación consumada:
"En el Calvario, el todo suficiente sacrificio expiatorio de
Cristo fue ofrecido por nuestra salvación". Sin embargo, este
"todo suficiente sacrificio" no incluía "la aplicación de los
beneficios de la expiación hecha en la cruz para el pecador
individual". (6) ¿Significaba "todo suficiente" que la
expiación estaba consumada, o meramente que el sacrificio era
suficiente? La redacción del libro parecía evadir las
preguntas, no responderlas claramente.
El juicio investigador, la singular creencia fundamental del
adventismo, dio forma a las respuestas a estas preguntas. Para
la doctrina, los pioneros adventistas tomaron como modelo el
antiguo santuario hebreo, del cual se dice que era a su vez
modelo del santuario en el cielo. Enseñaban que, en el antiguo
día de expiación hebreo, el sumo sacerdote entraba a la
presencia de Dios para quitar los pecados de Israel que se
habían acumulado en el santuario durante el año. (Dicho sea de
paso, la Escritura no enseña que los pecados se acumulaban en
el santuario durante el año. Véase la revista Proclamation! de
Abril-Junio de 1910). Los adventistas creen que esta
"purificación del santuario" anual quitaba el registro de los
pecados y hacía expiación por Israel. Por consiguiente, como
nuestro sumo sacerdote, Cristo entró al Lugar Santísimo del
santuario en el cielo en 1844 e inició un juicio de
todos los que profesan creer en Dios. (7)
Ls registros del cielo están ahora siendo examinados, de modo
que la evidencia de los pecados de todos los que han confesado
y vencido cada uno de ellos será quitada de los registros. (8)
Sólo entonces tendrá la expiación por el pecado.
Sin embargo, si Jesús consumó la expiación en la cruz, no hay
ninguna necesidad de este juicio.
Brinsmead sentía que la preparación para este juicio era
urgente, que el profeso pueblo de Dios no estaba listo. El
nombre de cualquier persona podía ser examinado en cualquier
momento, y el estándar de preparación era nada menos que la
perfección del carácter. Ellen White había hecho esa creencia
abundantemente clara. Sin embargo, ¿cómo podrían alcanzar los
fieles los caracteres inmaculados necesarios para ser
aprobados en ese juicio hoy? (9)
A continuación, siguen las doctrinas adventistas históricas
sobre la salvación que dan forma a la interpretación
adventista de cómo pueden alcanzar la preparación para el
juicio.
La
inmutable ley de Dios
Una premisa central de la doctrina adventista histórica es la
permanencia eterna de la "ley de Dios", o los Diez
Mandamientos. Esta ley ha sido descrita como una
"transcripción del carácter de Dios", la ley moral eterna, y
la imagen de Dios. (10) Para estar en paz con Dios,
uno tiene que estar en una relación correcta con la ley, para
"satisfacer", "agradar" y "reponder a" esta ley. A menudo, el
lenguaje que los autores adventistas usan para referirse a
esta ley es personal, como si fuera una persona divina.
El
pecado original
La literatura adventista carece de una doctrina consistente
sobre el pecado original. Algunos autores negaron la
existencia del pecado original, mientras que otros dijeron que
es quitado a la conversión. Otros más dijeron que nuestras
naturalezas son purificadas gradualmente en el curso de
nuestras vidas. (11) Los argumentos acerca de la
naturaleza pecaminosa de Jesús también continuaron. Autores
adentistas históricos, como A. L. Andreasen, creían que Jesús
compartía con nosotros nuestra propensión al pecado. (12)
Las afirmaciones de Ellen White pueden apoyar a todas las
partes. (13) Sin embargo, todos concordaban en que
Jesús es nuestro ejemplo para vencer al pecado. Si Él
compartió nuestros deseos pecaminosos y pudo vencer toda
tentación, con su ayuda nosotros podemos vencerlas también.
La
justificación por la fe [JPF]
En el adventismo, JPF incluye tanto la justificación, lo que
Dios ha hecho por nosotros, como la santificación, lo que Él hace en nosotros.
La justificación inicia el proceso de la salvación, y se
refiere a al perdón de los pecados pasados solamente. (14)
En el momento de la justificación, la justicia de Cristo es
imputada al creyente, lo cual quiere decir que Dios le
considera tan justo como Cristo. (15) Cuando el
pecador se ha rendido completamente a Cristo y vive una vida
santa, sus pecados permanecen "perdonados" y "se conserva la
bendición de la justificación". (16) Sin embargo, el
que los pecados hayan sido perdonados no significa que lo
hayan sido plenamente; el perdón se concede solamente a
condición de que el pecador salga aprobado en el juicio
investigador. (17) A su debido tiempo, Dios concede el
perdón pleno a los que han cooperado con Él en hacerse justos,
y no solamente en ser contados como justos. La justificación
se mantiene solamente mediante una continua rendición y
obediencia. La justificación es llamada el "título para el
cielo" del creyente.
La santificación fue siempre el aspecto más importante de la
manera en que Brinsmead interpretó la JPF al principio. El
creyente es hecho justo mediante la justicia impartida por
Dios durante la vida de él. Esta justicia es definida como la
obediencia a los Diez Mandamientos. Dios no nos declarará
justos cuando no lo somos; eso sería sólo una "ficción legal".
La justicia en la vida del creyente es llamada la "túnica de
la justicia de Cristo". Llevar esa túnica significa obedecer
la ley con la ayuda del Espíritu, y esta obediencia es
aceptable a Dios como justicia. (18) La justicia
imputada compensa el déficit que pueda haber en el crecimiento
personal de un adventista en el momento de su muerte.
Cristo mira el espíritu, y
cuando nos ve llevando nuestra carga con fe, su perfecta
santidad expía nuestros defectos. Cuando nosotros hacemos lo
mejor que podemos, él se convierte en en nuestra justicia.
EGW, Letter 22,
1889.
La santificación es un estado superior de la salvación, que
nos eleva por encima de la necesidad del perdón y la justicia
imputada. En otras palabras, la santificación es no sólo
nuestra "aptitud" para el cielo, sino también nuestra túnica o
"vestido de bodas" para el juicio. Resumiendo, por medio de la
justificación uno meramente se convierte en candidato para el
sellamiento final. Es sólo por medio de la santificación que
uno puede ser verdaderamente apto para salir aprobado en el
juicio. (19)
La
perfección moral
De acuerdo con Ellen White, el carácter de Cristo debe ser
reproducido perfectamente en su pueblo antes de que Él pueda
regresar. (20) Por consiguiente, con la ayuda de Dios y
su propio "esfuerzo diligente", los creyentes deben triunfar
sobre todo pecado para que puedan ser sellados para la
eternidad. La explicación subyacente para esta obligación de
alcanzar la perfección moral es el juicio investigador. Una
vez que la expiación de Cristo se haya completado al final de
este juicio, los creyentes ya no estarán cubiertos por la
mediación de Cristo en el santuario. Cuando todos los nombres
hayan sido llamados a juicio, la mediación de Cristo
terminará, y Él ya no presentará su sangre a favor de nadie en
el Lugar Santísimo. Los pecados ya no estarán cubiertos; por
eso, aquéllos que sean aptos para ser salvos habrán vencido
todos los pecados para que puedan estar en pie delante de Dios
sin un mediador. (21)
Muchos adventistas viven temerosos del juicio, sabiendo que no
han alcanzado la requerida perfección de carácter. Muchos han
pensado que, quizás, sería mejor que bajaran a sus tumbas,
creyendo que por morir siendo pecadores, las condiciones
pueden ser más favorables. De alguna manera, la perfección de
Cristo compensaría las deficiencias de ellos si mueren antes
de que él regrese. Aunque la segunda venida de Cristo debería
ser un suceso gozoso, una profunda percepción interior les
susurra a los adventistas: "No estoy listo". Aun así,
valientemente cantan estas palabras:
"¿Estás listo para estar en tu
lugar? ¿Estás listo para verlo en su faz? ¿Puedes mirarlo y
decir: '¡Éste es mi Señor!?' ¿Estás listo para ver a Jesús?"
(22)
Contra este telón de fondo, Brinsmead estaba preocupado por el
problema del pecado innato, y llegó a la conclusión de que la
perfección sin pecado era "imposible e inútil". Estamos
paralizados por las "cicatrices del pecado" o nuestro "pecado
subconsciente". Mientras permanecieran estas propensiones
pecaminosas, uno no podría estar "listo para estar en su
lugar". Ninguna cantidad de victoria sobre el pecado podría
hacerlo a uno apto para el juicio. (23)
Sin embargo, si el juicio investigador ha continuado desde
1844, nuestro nombre podría será llamado para ser examinado en
cualquier momento. Nuestra santidad será comparada nada menos
que con la absoluta perfección de Jesucristo. ¿De qué nos
sirve una santificación gradual si, en ese momento final, es
incompleta? Brinsmead haló una respuesta protestante a este
dilema. En el juicio, Cristo debe ser nuestra justicia. Sólo
Él posee la pureza infinita que se necesita, así que Él es
nuestro sustituto. Su justicia nos justifica al final, del
mismo modo que su justicia nos justifica ahora. (24)
Además, la enseñanza de que Cristo borrará el registro de los
pecados al final del juicio respondía a la necesidad de vivir
sin un mediador después de que terminase el tiempo de prueba.
Finalmente, Brinsmead enseñaba que, como una última obra de
gracia para los santos, Cristo llevará a cabo una "expiación
final", quitándoles su naturaleza pecaminosa. Como en el
antiguo día de expiación, los creyentes habrían de "renunirse
en el santuario", afligiendo sus almas, para ser uno con
Cristo en esta obra grande y final. La puerta al Lugar
Santísimo ahora estaría abierta, y ellos podrían entrar
osadamente al lugar del juicio. Cuando sus pecados hubieran
sido borrados finalmente, recibirían la "lluvia tardía", un
derramamiento especial del Espíritu de Dios.
Éste era el "mensaje del despertar" original. Para muchos
adventistas que habían vivido atemorizados por el juicio de
Dios, ésta era una buena noticia. Como Brinsmead lo describió
más tarde:
... era la
noticia más dulce y gozosa que muchos habían escuchado
jamás. Ni el tiempo ni las circunstancias ... pueden
borrar el recuerdo de almas que lloraban de gozo por la
simple revelación de que Cristo es nuestra justicia en el
juicio (Review of Awakening, Pt. 1). (25)
Brinsmead decidió abandonar Avondale en 1958 para dar
conferencias independientemente y para publicar sus trabajos.
Sus seguidores pronto se convirtieron en un importante
movimiento en Australia. Para 1960, se hacían llamar la
"Comunidad del Despertar del Santuario" [Sanctuary Awakening
Fellowship]. Aunque los líderes adventistas australianos se
opusieron al Despertar vigorosamente, el movimiento se
expandió. (26) Inevitablemente, el 19 de diciembre de
1960, el mensaje del Despertar llegó a Estados Unidos, y la
Conferencia General no tenía ni idea de lo que estaba a punto
de venírsele encima.
"Una
secta dentro de otra secta"
En 1961, una joven madre de tres niños, llamada Iris Carey,
estaba entre los que escucharon y "lloraron de gozo". Ella
vivía a unas pocas cuadras del edificio de la Review and
Herald en Tacoma Park, y comenzó a hacer circular enusiasta y
ampliamente las cintas con los sermones de Brinsmead. Algunos
captaron ese entusiasmo, otros lo resistieron decididamente.
(La indiferencia no fue una reacción adventista típica a
Brinsmead). Mientras tanto, para nosotros tres, que éramos los
hijos de Iris Carey, la tensión con nuestra iglesia y el mundo
era una realidad constante. A pesar de su mensaje polarizador
y su carismático líder, el movimiento Despertar nunca trató de
ser una denominación separada. Ciertamente, el propósito de
Brinsmead no era destruir el adventismo sino restaurarlo a su
original urgencia de día del juicio. En la década de 1960, la
mayor parte de los "despertadores" [Awakeners], como nos
hacíamos llamar, continuamos siendo miembros de iglesias
adventistas - es decir, mientras éstas quisieron tenernos como
tales.
Aun así, la reacción de los líderes adventistas tendía a ser
emotiva y opositora. Una vigorosa campaña de propaganda
advertía a los pastores contra esos fanáticos seguidores de
Brinsmead que no debían ser tolerados (27)
y nosotros aprendimos a mencionar el nombre de Brinsmead sólo
a los que estaban dispuestos a escucharlo. Iris fue expulsada
de varias iglesias por regalar literatura Brinsmead y tener
estudios bíblicos sin autorización. Para ella, esta
persecución confirmaba la condición profética del mensaje del
Despertar, y a través de todo el movimiento, unificó a los
"despertadores" hasta convertirlos en una bien definida
subcultura adventista.
La cultura del Despertar tenía tres características: Primera,
tenía un líder carismático; la energía y la personalidad de
Brinsmead siempre dirigió el movimiento, impulsado por su
mentalidad fuerte, excepcional capacidad de comunicación, y un
espíritu independiente. Además, su personalidad informal
añadía a su atractivo. Muchos Despertadores creían que
Brinsmead, como William Miller, había sido enviado como
mensajero para despertar a una iglesia durmiente, y
algunos enviaban sus diezmos. La resultante abundancia de
literatura y cintas galvanizaron la misión de nuestro
movimiento y la mantenía activo. Además, Bob Brinsmead estaba
adjustando su mensaje constantemente. Cada vez que los
"despertadores" se reunían, se preguntaban entre sí: "¿Has
oído la última?" Siempre estábamos buscando el nuevo énfasis
que sacudiría a la iglesia. Brinsmead era un genio para
construir complejas estructuras teológicas, emocionando a
todos, y luego derribándolas (28) en favor de una
"nueva estructura". A menudo decía: "Como Abraham, Isaac,
Jacob, continúo moviendo mis tiendas en fe". No había descanso
para el dedicado Despertador que siguiera al mercurial
liderazgo de Brinsmead.
El segundo rasgo cultural era nuestra identidad de remanente
de élite. Debíamos despertar al adventismo laodicense por
medio de nuestra enseñanza y nuestro ejemplo. En realidad,
sentíamos que éramos los más adventistas de todos los
adventistas en nuestro conocimiento y nuestro celo. Aunque
creíamos que la perfección sería un don de la gracia,
luchábamos duro para obtenerla. Aprendimos citar a Ellen White
extensamente, especialmente sus afirmaciones sobre estar
preparados, y perfeccionábamos celosamente nuestra dieta de
remanente. Nos reuníamos en los hogares, y con frecuencia
hacíamos peregrinajes a los institutos de verano de Brinsmead.
En 1968, tuvimos nuestro propio himnario Awake and Sing, con
títulos como "Jesus Stands Me in Judgment" y "The Truth is
Marching On". (29) El adventismo nunca tuvo agitadores
más leales.
Una tercera característica de la cultura del Despertar era su
sistema de construcción intelectual. Nos encantaban nuestras
especulaciones sobre la naturaleza de Cristo y el tiempo del
fin, proyectando nuestras ideas con espeluznantes detalles
apocalípticos. Recuerdo nuestras reuniones "tome lo que
quiera" de los sábados por la tarde, en que abundaba la comida
vegetariana, seguida por argumentos en los cuales nos
lanzábamos "granadas de mano de Ellen White" los unos a los
otros. Sin embargo, oculto bajo nuestras arrogantes
intelectualizaciones, había familias rotas y niños abusados.
Para 1968, Iris se había convertido en una "despertadora"
encendida casi todo el tiempo, pero había conocido el
divorcio, la pobreza, y una severa depresión. Los
"despertadores" necesitaban urgentemente la persona viviente
de Cristo, pero, en vez de eso, recibíamos una ingeniosa
"estructura" tras otra. Nos gloriábamos en el carisma y la
inteligencia, pero nos dolía no tener la confianza y el reposo
que se hallan en la presencia del Señor Jesús.
"Pues me propuse no saber entre vosotros cosa
alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve
entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor, y ni
mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de
humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu de
poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría
de los hombres, sino en el poder de Dios" (1 Cor. 2:2-5).
Media
reforma
En 1971, Brinsmead programó un frenesí de institutos de verano
para anunciarnos su énfasis más reciente. Había más entusiasmo
que de costumbre; la ronda más reciente de grabaciones nos
habían preparado para algo grande. Bob había estado estudiando
la doctrina reformista de la justificación por la fe,
comparándola con las doctrinas católicas romanas. Leyendo a
Lutero, vio que la justificación no sólo es un medio para
llegar a la meta de la santificación perfecta. Cuando somos
justificados por la fe, no sólo es que Dios nos imputa la
justicia de Cristo, sino también que poseemos a Cristo mismo -
toda su justicia y toda su perfección. (30)
La eternidad fluye de ese hecho. Dijo el apóstol:
"Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y
a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que
justificó, a éstos también glorificó" (Rom. 8:30).
A los mismos que justificó, también glorificó. Comenzamos a
darnos cuenta de que habíamos intercalado pasos extras en la
cadena de salvación de Pablo: la santificación y una expiación
final, producidas por la eliminación de los pecados. En
realidad, esos eslabones añadidos eran el corazón del mensaje
del Despertar - pero habíamos ignorado el corazón del
verdadero evangelio: siendo justificados por fe, nos
"regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios". (31)
Nuestra justicia está en el cielo. Decía Brinsmead:
"La justicia por la cual somos justos delante de
Dios, permanecemos justos delante de Dios, y un día seremos
sellados como eternamente justos delante de él, no está en
la tierra, sino sólo en el cielo ... sólo en Jesucristo". (32)
Esta verdad reformista era una noticia verdaderamente buena
para las almas afligidas, pero todavía amábamos nuestra
identidad élite de remanente. Colectivamente, nos deshicimos
del "antiguo" bagaje perfeccionista como "desorden subjetivo"
y nos felicitamos de que estos nuevos descubrimientos
confirmaran que todavía seguíamos la "verdad presente". No se
habló de arrepentimiento por haber creído en un falso
evangelio. En su luagr, navegábamos en na inundación de
re-explicaciones del pasado. No nos cruzó por la mente el
arrepentimiento; eso era para los líderes adventistas y el
caído protestantismo, no para nosotros. La verdad marchaba
hacia adelante, así que nuevamente seguimos en fila tras
nuestro líder.
Brinsmead trató de demostrar que este nuevo énfasis reformista
era una continuación de la misión del Despertar, y al comienzo
de la década de 1970, trabajó duro para reconciliar el
evangelio de la Reforma con los pilares del adventismo,
especialmente el juicio pre-advenimiento. (33)
De hecho, hasta se habló de reconciliación con la Iglesia
Adventista. (34) Los pioneros adventistas habían
captado claramente la justificación, decía Brinsmead, pero que
la iglesia había caído en el legalismo. Sin embargo, como
fieles adventistas, nosotros los "despertadores" todavía nos
aferrábamos al juicio investigador como protección para las
herejías que temíamos en las iglesias protestantes, mientras
trataban al mismo tiempo de adosarle la doctrina reformista de
la justificación por la fe.
Ahora los "despertadores" vieron de qué modo se parecía la
justificación por la fe adventista a las enseñanzas católicas.
Present Truth, la nueva revista de Brinsmead, resumía la
doctrina católica histórica de esta manera:
1. La justificación es un proceso de renovación interna en
nosotros. 2. La justificación se nos concede por medio de la
infusión de la gracia de Dios. Dios mira lo que el Espíritu
Santo ha hecho en nosotros, y nos justifica. 3. La
justificación es cómo el hombre se convierte en justo y agrada
a Dios con su persona. (35)
Tanto Roma como los reformadores decían que la salvación era
completamente por gracia. Sin embargo, para Roma, la obra de
la gracia estaba en la experiencia del hombre, una obra
subjetiva. Al revés, los reformadores decían que la gracia que
nos salva está fuera de la experiencia del hombre; está en la
persona de Cristo, una obra objetiva. Los pecadores que luchan
no han de mirar su propia experiencia en busca de la esperanza
y la aceptación de Dios. Todo lo que Cristo hizo como nuestro
representante ahora se nos cuenta como nuestro por fe. Decía
Lutero:
"Míos son el vivir, el hacer, y el hablar de
Cristo; míos son su sufrir y su morir; míos son como si yo
hubiese vivido, hecho, hablado, sufrido y muerto como lo
hizo él". (36)
Muchos se regocijaron por esta clara proclamación de la obra
de Cristo consumada por nosotros. ¡Así que esta era la
expiación consumada! Pero los críticos preguntaban: "¿Y qué de
la santidad?" Los reformadores eran unánimes; sólo a causa de
la virtud de Cristo se da el Espíritu alpecador justificado
para regenerarlo para buenas obras. La verdadera santificación
mira en dirección opuesta al yo y fluye de la obra consumada y
objetiva de Cristo. En aquellos que escuchan y creen, el
Espíritu de Cristo reproduce su vida. Pablo les dijo a los
efesios:
"En él también vosotros, habiendo oído la palabra
de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo
creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la
promesa ...". (Efe. 1:13).
Creciente
antipatía
Tristemente, la antipatía de Brinsmead contra la iglesia
cristiana sólo se intensificaría desde este punto en adelante.
Aunque era estudiante de los reformadores, todavía creía que
el protestantismo estaba perdido en una niebla de evangelios
centrados en el hombre. Aunque todavía era adventista de
corazón, sostenía que el protestantismo se estaba aliando con
Roma para establecer la marca de la bestia. Atacaba el
paganismo griego de los protestantes, su calvinismo, y lo peor
de todo, su subjetivismo.
Paganismo: Brinsmead
siempre sostuvo el punto de vista adventista de que el hombre
es un ser unificado que sólo se convierte en polvo al morir.
Atribuía la idea de un espíritu humano inmaterial a las
influencias griegas en la iglesia medieval. Si nuestra vida
está sólo en Cristo, no podemos tener ninguna vida intrínseca
en nosotros. De lo contrario - preguntaba - ¿por qué tener una
resurrección? (37)
Calvinismo: Para
Brinsmead, la seguridad eterna aquí y ahora fue el "error de
Calvino", aunque, eentualmente, vio que la justificación era
un veredicto escatológico dado por Dios. Si somos justificados
hoy, tenemos el veredicto del juicio final hoy. Sin embargo,
Brinsmead se atenía a la doctrina adventista de un libre
albedrío radical que puede anular la adopción de Dios y el
nuevo nacimiento. Decía que la seguridad eterna era una
doctrina peligrosa que conducía al antinomianismo porque el el
creyente perdería su temor al juicio. Para proteger la
doctrina del libre albedrío del hombre, rechazó la seguridad y
la realidad de la obra consumada de expiación de Cristo a
nuestro favor. (38)
Subjetivismo: Para
muchos cristianos, la gloria del Cristo crucificado no es su
centro de atención; en su lugar, buscan experiencias internas
que eclipsan la cruz. El Despertar se oponía con razón al
énfasis subjetivo, centrado en el ser humano, que se halla en
algunos grupos dentro del cristianismo. Erróneamente,
reaccionaban con un evangelio cerebral, carente de espíritu.
Brinsmead se oponía vigorosamente al énfasis del movimiento
carismático sobre las experiencias como un regreso a la
teología de Roma. Sin embargo, yéndose al otro extremo, la
revista Present Truth censuraba "el falso evangelio del nuevo
nacimiento", y ofrecía un nuevo nacimiento que era meramente
una bendición corporativa, objetiva, no una experiencia
individual. (39) El concepto del Espíritu que mora
internamente fue interpretado como un realce cerebral. Como
"despertadores", aprendimos a retroceder en presencia de
cualquier cosa que pareciera subjetiva o "sensitiva", y
evitamos cualquier conversación que tuviera que ver con el
Espíritu en nosotros.
El Jesús del Despertar era también "objetivo", no personal y
poderoso en la vida diaria. Nos resistíamos a decir que "Jesús
está en mi corazón", y resentíamos las preguntas sencillas,
infantiles sobre nuestra "relación personal" con Jesús. Para
nuestro regocijo, Brinsmead contaba que se había encontrado
con un entusiaste cristiano que se daba palmaditas en su muy
grande barriga y decía: "Tengo a Jesús aquí mismo". Más y más,
Jesús era despersonalizado y el Espíritu debilitado; los
considerábamos entidades externas y no nos relacionábamos con
ellos como Peronas verdaderas con autoridad en nuestras vidas.
Los líderes del Despertar no estaban encantados con la nueva
teología de Brinsmead. Aunque ahora estaba de acuerdo con
alguno de sus eruditos, también era una gran amenaza. Creían
que su evangelio centrado en la justificación estimulaba la
pereza espiritual. Review and Herald comenzó a publicar
artículos sobre la naturaleza pecaminosa de Cristo, la
victoria de una vida piadosa, y el pueblo de la "demostración
sin pecado" que, en los últimos días, finalmente alcanzaría la
perfección.
Objetaban las distinciones teológicas de Brinsmead entre la
santificación y la justificación. En 1974, George Vandeman
escribió que la JPF, "... más que una doctrina, es una
relación con un propósito. Y si nosotros ... permitimos que
Cristo viva su vida en nosotros, no importa cómo llamemos al
proceso". Explicaba que un evangelio centrado en la
justificación alentaba una actitud negligente hacia el pecado.
(40)
Como decía C. Mervyn Maxwell, la justificación es " ... mucho
más que perdón de los pecados; es también victoria sobre el
pecado". (41) Nuevamente, el adventismo reafirmó sus
raíces históricas: somos justificados inicialmente por la fe,
pero salvados finalmente por nuestras buenas obras y aptitud
moral.
Columnas
derribadas
A finales de la década de 1970, Brinsmead comenzó a publicar
una andanada contra los pilares doctrinales adventistas. En
1979, 1844 Reexamined
golpeó el principal pilar, el juicio investigador. Explicó que
Jesús el Mesías cumple toda la ley y los profetas. Por
consiguiente, el juicio pre-advenimiento ocurre cuando el
creyente escucha y cree el evangelio del Mesías, y la
justificación es el veredicto de ese juicio. (42)
Poco después, en 1980, su obra Judged by the Gospel [Juzgados por el
Evangelio] examinaba la historia y la teología adventista,
cuestionando la autoridad de Ellen White y citando su
dependencia literaria y sus errores teológicos como el de la
"puerta cerrada". Aun más directamente, Brinsmead criticaba a
los líderes adventistas por su "culto a Ellen White". (43)
Luego, nos hizo estremecer. Brinsmead se opuso a la
observancia del sábado. Su revista, que ahora se llamaba Verdict, decía que el
sábado fue dado a Israel como sombra de cosas por venir, pero
que fue cumplido por Cristo, la substancia. (44)
Habiéndonos estabilizado después de la desorientación causada
por estas súbitas revisiones, Iris Carey y la mayoría de
nosotros los despertadores finalmente seguimos a Brinsmead en
abandonar las columnas adventistas. Disfrutamos de una
vertiginosa sensación de libertad, haciendo a un lado leyes
como las relativas a los alimentos, las bebidas, y los días
santos y "juntarnos con la raza humana". Preocupados con
nuestra nueva libertad, apenas notamos las indirectas de
Brinsmead acerca de sus crecientes dudas sobre la Biblia. No
vimos las ominosas señales de su siguiente "estructura".
Ser
verdaderamente humanos
En 1987, Brinsmead era todavía editor y principal autor de Verdict. Por algunos
años, sus puntos de vista se habían estado volviendo más y más
liberales. Primero, aceptó el método histórico-crítico de
interpretación bíblica, que supone que la Biblia fue escrita
sólo por seres humanos, con palabras humanas, y está sujeta a
la crítica racional del hombre. Sus dudas sobre la Escritura
afloraban ahora, pero aquellas grietas estaban establecidas
profundamente en su fundamento adventista.
Segundo, ahora Brinsmead tenía un nuevo evangelio con un nuevo
Jesús. Decía que el evangelio no es una transacción legal,
sino un relato. Dios no requiere la muerte de Jesús para pagar
una pena legal por el pecado; Él no es así. Además, explicaba
que el evangelio legal del cristianismo, el "nomismo
cristiano", se deriva del sistema de justicia romano.
Aseguraba que está calculado para mantener el poder de la
iglesia por medio de la culpa de los miembros. (45)
Brinsmead lanzaba denuestos contra la doctrina "bárbara" de la
expiación con sangre, en la cual Dios requiere que su Hijo
muera por nuestros pecados. Decía que la ética humanitaria es
ser "verdaderamente humano" y celebrar lo que es mejor en el
hombre, sin religión, especialmente el cristianismo. Su ensayo
de 1987, "Farewell to Religion - A Manifesto of Christian
Atheism" [Adiós a la religión - un manifiesto del ateísmo
cristiano], nos invitaba a todos a la fogata de nuestra
antigua fe. (46) "La cristiandad es el anticristo",
decía; "nosotros" necesitábamos un nuevo comienzo. (47)
El dios de Brinsmead ahora se había convertido en una
influencia evolucionaria distante y benévola que decía: "No
teman". (48) Este dios sin rostro es de poco consuelo
para los perdedores de la lotería de supervivencia de Darwin.
Este dios no se sacrifica para salvar a los perdidos. ¿Dónde
está el consuelo de un dios sin rostro que no ha llevado
nuestras tristezas ni nuestros dolores?
Para 1990, Brinsmead había dejado de escribir y publicar Verdict, dedicándose en
su lugar a los negocios y a sus intereses políticos en
Australia. Los miembros de su movimiento Awakening [Despertar]
se habían dispersado, algunos habían regresado al adventismo,
otros se volvieron agnósticos, y para unos pocos, Jesucristo
vino y los encontró.
Iris la despertadora ahora vivía sola en una casa remolque,
con sus gatos y su colección Brinsmead. Había seguido
obedientemente a su líder durante casi 30 años, y ahora había
abandonado tanto a Jesús como a su iglesia. Ella le escribía
largas cartas a él, instándole a defender el evangelio
original, pero fue inútil. En 1984, nos había dicho a todos
nosotros:
Sí, algunos quieren seguridad ... Yo digo que está
bien; pero si ustedes quieren eso, lean alguna otra
publicación. Estamos involucrados en algo que los perturbará
continuamente y quizás hasta les haga enojarse. No sé cómo
continuamos existiendo, porque continuamente operamos en un
programa de nuestra propia hechura. Pero continuamos
volando. (49)
El movimiento había terminado finalmente; Brinsmead había
terminado con su Despertar. Había quemado la casa entera para
"atrapar el ratón sabático". (50)
¡Éste
es el juicio!
Ahora, mirando retrospectivamente, ¿qué diremos de nuestra
experiencia en el Despertar?
1. Nos inclinamos delante de una imagen de talla, una deidad
sin rostro llamada la Ley, que despertó nuestro orgullo
elitista y sectario. Porque creíamos que la ley definía cómo
es Dios, no podíamos ver la verdadera transcripción del
carácter de Dios, Jesús el Verbo.
2. Nos regocijábamos en la verdad de que Cristo es nuestra
justicia, que esta obra a favor de nosotros estaba completa,
que Él había borrado nuestros pecados. Pero negábamos que
teníamos espíritus inmateriales separados de Dios que nos
tenían muertos en pecado y que necesitábamos nacer del
Espíritu.
3. Al resistir el poder del Espíritu, negamos la soberanía de
Cristo en nuestras vidas personales. Abrazamos los dones, pero
no al Dador, y rehusamos someter a Él nuestras mentes y
nuestros corazones. "Cualquiera que no tenga el Espíritu de
Cristo no es de él" (Rom. 8:9).
Mientras condenábamos la ceguera de otros, nosotros
perecíamos. Necesitábamos que la persona de Jesucristo nos
quebrantara, nos poseyera, y viviera en nosotros por medio de
su Espíritu.
Había un cierto mendigo ciego a quien Jesús encontró a la vera
del camino cierto día, y en cuyos ojos Jesús puso lodo. Cuando
la luz entró fulgurante, el hombre de repente vio el rostro de
Jesús, que luego desapareció. Ese día, los hostiles fariseos
arrestaron al hombre, y después de perder un debate con él, le
expulsaron.
"Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole,
le dijo: Crees tú en el Hijo de Dios? Y él respondió: ¿Quién
es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has
visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo,
Señor; y le adoró". (Juan 8:35-38).
Nosotros los pordioseros nunca veremos al Hijo del Hombre sino
hasta que venga a nosotros y abra nuestros ojos. Podemos saber
todo acerca de Daniel 7, donde el Hijo del Hombre aparede
delante del Anciano de Días y se le da dominio y gloria. Pero
necesitamos preguntar: "¿Quién es él, Señor, para que crea en
él?" Cuando usted vea al hombre ensangrentado y desfigurado
levantado por su pecado, usted puede mirarle y creer - o usted
puede ocultar su rostro con temor y repugnancia. Ver al Hijo
del Hombre es el momento del juicio: mirarle y creer, u
ocultarse en la oscuridad. Creyendo, usted no es condenado,
pues ya ha pasado de muerte a vida. Jesús le dijo a Nicodemo:
"El que en él cree, no es condenado; pero el que
no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el
nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación:
que la luz vino al mundo" (Juan 3:18-19).
Después de décadas de febril preparación, nosotros los
despertadores nos habíamos perdido del primer significado de
juicio. La vida eterna gira en una cosa: cómo respondemos al
Jesús crucificado. Someternos a Él hace que estemos preparados
para el juicio, pero, como grupo, habíamos resistido su
dominio por encima de nuestras doctrinas, nuestras mentes, y
nuestras vidas personales. Nuestro movimiento terminó con un
gemido; ahora sin Brinsmead, la mayoría de nosotros derivó
hacia un desaliento orgulloso y autoprotector.
¿A dónde pueden ir los miembros de una secta abandonada? Iris
fue una de las pocas personas que se refugiaron en la única
Fuente confiable: Jesús y su palabra, donde ella podía verle.
Por fin, mi mamá, la antigua despertadora, estaba lista para
estar con su Señor. Esta nota, escrita a mano en su raída y
antigua Biblia, revelaba que ella había contemplado la
verdadera transcripción del carácter de Dios y hallado el
ancla para su alma:
"Es sólo al contemplar el rostro de Jesús que podemos apreciar
correctamente el carácter de Dios - siempre y para
siempre".
Notas
- Brinsmead, Robert
D., "About Bob ...". http://www.bobbrinsmead.com/rdb.html
- Douglass, Herbert,
"The QOD Earthquake: The Attempted Merger of Two
Theological Tectonic Plates". Questions on Doctrine 50th Anniversary
Conference, 2007. http://qod.andrews.edu
/docs/11_herbert_douglass.pdf
- Ibid.
- Standish, Russell,
A History of Questions
on Doctrine: Fidelity or Compromise?
http://qod.andrews.edu/docs/03_russell_standish.pdf
- Questions on
Doctrine. The Review and Herald Publishing Association,
Washington, D. C., 1957,p. 55.
- Ibid, p. 342.
- White, Ellen G., The Great Controversy,
Pacific Press Publishing Assoc., pp. 418, 419.
- Ibid., p. 425.
- Brinsmead, Robert
D., A Review of the
Awakening Message part I, p. 4.
- White, Ellen G., The Great Controversy,
p. 434.
- Paxton, Geoffrey, The Shaking of Adventism,
p. 99.
- Ibid., p. 88.
- Por ejemplo: "No
deberíamos tener ninguna duda en cuanto a la perfección
sin pecado de la naturaleza humana de Cristo". SDABC, vol. 5, p.
1131. Y: "Él tomó sobre sí la naturaleza humana caída y
sufriente, degradada y contaminada por el pecado". Youth´s Instructor,
Dec. 20, 1900.
- Paxton, Geoffrey, Ibid., p. 56.
- White, Ellen G., SDA Bible Commentary,
Vol. 6, p. 1070.
- White, Ellen G., 1 Selected Messages,
p. 397.
- White, Ellen G.,
"The Whole Duty of Man", Signs of the Times, May 16, 1895.
- White, Ellen G., God´s Amazing Grace,
p. 265.
- White, Ellen G.,
"Practical Remarks", Review
and Herald, April 12, 1870.
- White, Ellen G., Christ´s Object Lessons,
Pacific Press Publishing Assoc., p. 69.
- White Ellen G., Christian Experience and
Teachings of Ellen G. White, p. 112.
- Roy Pandleton, "Are
You Ready for Jesus to Come", Advent Youth Sing.
- Brinsmead, Robert
D., A Review of the
Awakening Message, pt. 1, pp. 8-11.
- Ibid.
- Ibid.
- Standish, Russell
and Standish, Colin, The
Gathering Storm and The Storm Burst, Hartland
Publications, 1986, p. 42.
- Ibid.
- Cottrell, Raymond,
Adventist Today,
May 1999.
- Awake and Sing! Song Book,
Floyd Sayler, ed., published by International Health
Institute, 1968.
- Brinsmead, Robert
D., "Institute Syllabus 1971", The Fundamental Issues of the Reformation,
1971.
- Brinsmead, Robert
D., "Ten Years of the Awakening", Present Truth Magazine,
1971, pp. 4, 5.
- Ibid., p. 14.
- Brinsmead, Robert
D., A Review of the
Awakening Message, Pt. 1, p. 47.
- Brinsmead, Robert
D., Present Truth
Magazine, August 21,1971, p. 2-5.
- Brinsmead, Robert
D., Present Truth
Magazine, vol. 2, p. 3.
- Luther, Martin, Martin Luther´s Basic
Theological Writings. Edited by Timothy Lull,
Augsburg Fortress, p. 135.
- Brinsmead, Robert
D., A Review of the
Awakening Message, Pt. 1, p. 47.
- Ibid.
- Paxton, Geoffrey, Present Truth Magazine,
June, 1978, p. 17.
- Vandeman, George, Review and Herald,
May 16, 1974.
- Maxwell, C. Mervyn,
Review and Herald,
May 16, 1974.
- Brinsmead, Robert
D., 1844 Reexamined,
International Institute, 1979, pp. 122, 123.
- Brinsmead, Robert
D., Judged by the
Gospel, Verdict Publications, 1980.
- Brinsmead, Robert
D., "Sabbatarianism Reeexamined", Verdict, June, 1981.
- Brinsmead, Robert
D., "Essay 28", Verdict,
1987.
- Brinsmead, Robert
D., Verdict,
vol. 31, 1987, p. 5.
- Ibid.
- Krossa, Wendell, A Trajectory of Progress -
An Up-Beat Grand Narrative of the Human Race.
http://www.bobRobertD.Brinsmead.com/t_toward_a_new_narrative.html
- Brinsmead, Robert
D., Verdict Report,
September 20, 1984.
- Ibid.