JUZGADOS POR EL EVANGELIO

Progresión del Despertar de Brinsmead


Martin L. Carey

Durante tres décadas, la "agitación Brinsmead" desafió a los líderes adventistas de tres continentes. Durante los años en que yo crecía, el conflicto por sus enseñanzas se intensificó tanto que mostrar cualquier acuerdo con la herejía de Brinsmead podría hacer que lo expulsaran a uno - y esto lo vi de primera mano. Muchos pastores perdieron su empleo o abandonaron el ministerio voluntariamente porque se adhirieron a la teología de Brinsmead. Para sus seguidores, hasta mencionar el nombre de Brinsmead podía poner en riesgo la membresía de uno. Además, mucho de la literatura adventista publicada en la década de 1970 tenía el propósito de corregir la influencia de Brinsmead. Luego, a finales de la década de 1970, Brinsmead comenzó, no sólo a "trabajar desde adentro", sino a separarse del adventismo y, para 1990, había abandonado enteramente la fe cristiana.

Robert Brinsmead inició su carrera como adventista conservador. Sin embargo, con el paso de los años, se transformó, convirtiéndose lentamente en liberal, luego en radical, y finalmente, pasó de la devoción al rechazo hostil. En el camino, cubrió gran parte del territorio del pensamiento adventista que todavía florece hoy día. El movimiento Awakening [Despertar] de Brinsmead revela, no sólo un macrocosmos del adventismo, sino que también da una idea de su naturaleza.

Algunos dicen que Brinsmead abandonó el cristianismo porque abandonó la autoridad profética de Ellen White y los pilares de la fe adventista. Después de todo, ella había predicho que los adventistas que la rechazaban a ella estarían abandonando a Dios. En este estudio, yo evito ese análisis superficial e intentaré mostrar que Brinsmead no abandonó la fe cristiana a causa de Ellen White o los "pilares" ni porque se hubiese corrompido de alguna manera. Más bien, creo que Brinsmead no pudo someterse personalmente al verdadero Señor Jesucristo revelado en la Biblia.

Preguntas en Avondale

Robert Brinsmead creció en Australia, en una familia de ocho hermanos que ayudaban a trabajar la granja de la familia. En 1955, Bob, de 22 años, entró a Avondale College, en Cooranbong, para obtener su título en teología. Como estudiante enérgico y sincero, fue reconocido rápidamente por su intelecto y su potencial. Mientras estuvo en Avondale, también conoció a la que sería su esposa, Valorie. (1) Criado con un completo conocimiento de los escritos de Ellen White la Biblia, tenía pasión por las doctrinas adventistas sobre los últimos días. Principal entre esas doctrinas estaba el juicio investigador, y éste se convirtió en el centro de su atención durante más de una década.

Mientras Brinsmead estaba en Avondale, los líderes adventistas produjeron el libro Questions on Doctrine [Preguntas sobre Doctrina] (QOD) para responder a la común acusación evangélica de que el adventismo no era un movimiento evangélico cristiano. Los conservadores pensaban que el libro comprometía u ocultaba las doctrinas centrales del adventismo para impresionar al mundo evangélico y evitar la etiqueta de "secta". (2) Los adventistas creían que a ellos se les había confiado del mensaje para los últimos días - un evangelio que el protestantismo apóstata había rechazado. En la base de este mensaje de los últimos días estaba la naturaleza de Cristo y la expiación, y estos dos eran puntos de contienda con los evangélicos. (3) ¿Tenía Cristo una naturaleza sin pecado o caída, y fue la expiación consumada en la cruz?

Cuando QOD se publicó en 1957, muchos adventistas históricos sintieron que el mensaje central de la iglesia se había debilitado. (4) Había afirmaciones, que sonaban como evangélicas, sobre la naturaleza de Cristo: "Hacemos énfasis nuevamente en que, en su naturaleza humana, Cristo era perfecto y sin pecado". (5) Además, algunas afirmaciones sobre la expiación parecían apoyar la interpretación protestante común de una expiación consumada: "En el Calvario, el todo suficiente sacrificio expiatorio de Cristo fue ofrecido por nuestra salvación". Sin embargo, este "todo suficiente sacrificio" no incluía "la aplicación de los beneficios de la expiación hecha en la cruz para el pecador individual". (6) ¿Significaba "todo suficiente" que la expiación estaba consumada, o meramente que el sacrificio era suficiente? La redacción del libro parecía evadir las preguntas, no responderlas claramente.

El juicio investigador, la singular creencia fundamental del adventismo, dio forma a las respuestas a estas preguntas. Para la doctrina, los pioneros adventistas tomaron como modelo el antiguo santuario hebreo, del cual se dice que era a su vez modelo del santuario en el cielo. Enseñaban que, en el antiguo día de expiación hebreo, el sumo sacerdote entraba a la presencia de Dios para quitar los pecados de Israel que se habían acumulado en el santuario durante el año. (Dicho sea de paso, la Escritura no enseña que los pecados se acumulaban en el santuario durante el año. Véase la revista Proclamation! de Abril-Junio de 1910). Los adventistas creen que esta "purificación del santuario" anual quitaba el registro de los pecados y hacía expiación por Israel. Por consiguiente, como nuestro sumo sacerdote, Cristo entró al Lugar Santísimo del santuario en el cielo en 1844  e inició un juicio de todos los que profesan creer en Dios. (7) Ls registros del cielo están ahora siendo examinados, de modo que la evidencia de los pecados de todos los que han confesado y vencido cada uno de ellos será quitada de los registros. (8) Sólo entonces tendrá la expiación por el pecado.

Sin embargo, si Jesús consumó la expiación en la cruz, no hay ninguna necesidad de este juicio.

Brinsmead sentía que la preparación para este juicio era urgente, que el profeso pueblo de Dios no estaba listo. El nombre de cualquier persona podía ser examinado en cualquier momento, y el estándar de preparación era nada menos que la perfección del carácter. Ellen White había hecho esa creencia abundantemente clara. Sin embargo, ¿cómo podrían alcanzar los fieles los caracteres inmaculados necesarios para ser aprobados en ese juicio hoy? (9)

A continuación, siguen las doctrinas adventistas históricas sobre la salvación que dan forma a la interpretación adventista de cómo pueden alcanzar la preparación para el juicio.

La inmutable ley de Dios

Una premisa central de la doctrina adventista histórica es la permanencia eterna de la "ley de Dios", o los Diez Mandamientos. Esta ley ha sido descrita como una "transcripción del carácter de Dios", la ley moral eterna, y la imagen de Dios. (10) Para estar en paz con Dios, uno tiene que estar en una relación correcta con la ley, para "satisfacer", "agradar" y "reponder a" esta ley. A menudo, el lenguaje que los autores adventistas usan para referirse a esta ley es personal, como si fuera una persona divina.

El pecado original

La literatura adventista carece de una doctrina consistente sobre el pecado original. Algunos autores negaron la existencia del pecado original, mientras que otros dijeron que es quitado a la conversión. Otros más dijeron que nuestras naturalezas son purificadas gradualmente en el curso de nuestras vidas. (11) Los argumentos acerca de la naturaleza pecaminosa de Jesús también continuaron. Autores adentistas históricos, como A. L. Andreasen, creían que Jesús compartía con nosotros nuestra propensión al pecado. (12) Las afirmaciones de Ellen White pueden apoyar a todas las partes. (13) Sin embargo, todos concordaban en que Jesús es nuestro ejemplo para vencer al pecado. Si Él compartió nuestros deseos pecaminosos y pudo vencer toda tentación, con su ayuda nosotros podemos vencerlas también.

La justificación por la fe [JPF]

En el adventismo, JPF incluye tanto la justificación, lo que Dios ha hecho por nosotros, como la santificación, lo que Él hace en nosotros. La justificación inicia el proceso de la salvación, y se refiere a al perdón de los pecados pasados solamente. (14) En el momento de la justificación, la justicia de Cristo es imputada al creyente, lo cual quiere decir que Dios le considera tan justo como Cristo. (15) Cuando el pecador se ha rendido completamente a Cristo y vive una vida santa, sus pecados permanecen "perdonados" y "se conserva la bendición de la justificación". (16) Sin embargo, el que los pecados hayan sido perdonados no significa que lo hayan sido plenamente; el perdón se concede solamente a condición de que el pecador salga aprobado en el juicio investigador. (17) A su debido tiempo, Dios concede el perdón pleno a los que han cooperado con Él en hacerse justos, y no solamente en ser contados como justos. La justificación se mantiene solamente mediante una continua rendición y obediencia. La justificación es llamada el "título para el cielo" del creyente.

La santificación fue siempre el aspecto más importante de la manera en que Brinsmead interpretó la JPF al principio. El creyente es hecho justo mediante la justicia impartida por Dios durante la vida de él. Esta justicia es definida como la obediencia a los Diez Mandamientos. Dios no nos declarará justos cuando no lo somos; eso sería sólo una "ficción legal". La justicia en la vida del creyente es llamada la "túnica de la justicia de Cristo". Llevar esa túnica significa obedecer la ley con la ayuda del Espíritu, y esta obediencia es aceptable a Dios como justicia. (18) La justicia imputada compensa el déficit que pueda haber en el crecimiento personal de un adventista en el momento de su muerte.

Cristo mira el espíritu, y cuando nos ve llevando nuestra carga con fe, su perfecta santidad expía nuestros defectos. Cuando nosotros hacemos lo mejor que podemos, él se convierte en en nuestra justicia. EGW, Letter 22, 1889.

La santificación es un estado superior de la salvación, que nos eleva por encima de la necesidad del perdón y la justicia imputada. En otras palabras, la santificación es no sólo nuestra "aptitud" para el cielo, sino también nuestra túnica o "vestido de bodas" para el juicio. Resumiendo, por medio de la justificación uno meramente se convierte en candidato para el sellamiento final. Es sólo por medio de la santificación que uno puede ser verdaderamente apto para salir aprobado en el juicio. (19)

La perfección moral

De acuerdo con Ellen White, el carácter de Cristo debe ser reproducido perfectamente en su pueblo antes de que Él pueda regresar. (20) Por consiguiente, con la ayuda de Dios y su propio "esfuerzo diligente", los creyentes deben triunfar sobre todo pecado para que puedan ser sellados para la eternidad. La explicación subyacente para esta obligación de alcanzar la perfección moral es el juicio investigador. Una vez que la expiación de Cristo se haya completado al final de este juicio, los creyentes ya no estarán cubiertos por la mediación de Cristo en el santuario. Cuando todos los nombres hayan sido llamados a juicio, la mediación de Cristo terminará, y Él ya no presentará su sangre a favor de nadie en el Lugar Santísimo. Los pecados ya no estarán cubiertos; por eso, aquéllos que sean aptos para ser salvos habrán vencido todos los pecados para que puedan estar en pie delante de Dios sin un mediador. (21)

Muchos adventistas viven temerosos del juicio, sabiendo que no han alcanzado la requerida perfección de carácter. Muchos han pensado que, quizás, sería mejor que bajaran a sus tumbas, creyendo que por morir siendo pecadores, las condiciones pueden ser más favorables. De alguna manera, la perfección de Cristo compensaría las deficiencias de ellos si mueren antes de que él regrese. Aunque la segunda venida de Cristo debería ser un suceso gozoso, una profunda percepción interior les susurra a los adventistas: "No estoy listo". Aun así, valientemente cantan estas palabras:

"¿Estás listo para estar en tu lugar? ¿Estás listo para verlo en su faz? ¿Puedes mirarlo y decir: '¡Éste es mi Señor!?' ¿Estás listo para ver a Jesús?" (22)

Contra este telón de fondo, Brinsmead estaba preocupado por el problema del pecado innato, y llegó a la conclusión de que la perfección sin pecado era "imposible e inútil". Estamos paralizados por las "cicatrices del pecado" o nuestro "pecado subconsciente". Mientras permanecieran estas propensiones pecaminosas, uno no podría estar "listo para estar en su lugar". Ninguna cantidad de victoria sobre el pecado podría hacerlo a uno apto para el juicio. (23)

Sin embargo, si el juicio investigador ha continuado desde 1844, nuestro nombre podría será llamado para ser examinado en cualquier momento. Nuestra santidad será comparada nada menos que con la absoluta perfección de Jesucristo. ¿De qué nos sirve una santificación gradual si, en ese momento final, es incompleta? Brinsmead haló una respuesta protestante a este dilema. En el juicio, Cristo debe ser nuestra justicia. Sólo Él posee la pureza infinita que se necesita, así que Él es nuestro sustituto. Su justicia nos justifica al final, del mismo modo que su justicia nos justifica ahora. (24)

Además, la enseñanza de que Cristo borrará el registro de los pecados al final del juicio respondía a la necesidad de vivir sin un mediador después de que terminase el tiempo de prueba. Finalmente, Brinsmead enseñaba que, como una última obra de gracia para los santos, Cristo llevará a cabo una "expiación final", quitándoles su naturaleza pecaminosa. Como en el antiguo día de expiación, los creyentes habrían de "renunirse en el santuario", afligiendo sus almas, para ser uno con Cristo en esta obra grande y final. La puerta al Lugar Santísimo ahora estaría abierta, y ellos podrían entrar osadamente al lugar del juicio. Cuando sus pecados hubieran sido borrados finalmente, recibirían la "lluvia tardía", un derramamiento especial del Espíritu de Dios.

Éste era el "mensaje del despertar" original. Para muchos adventistas que habían vivido atemorizados por el juicio de Dios, ésta era una buena noticia. Como Brinsmead lo describió más tarde:

... era la noticia más dulce y gozosa que muchos habían escuchado jamás. Ni el tiempo ni las circunstancias ... pueden borrar el recuerdo de almas que lloraban de gozo por la simple revelación de que Cristo es nuestra justicia en el juicio (Review of Awakening, Pt. 1). (25)

Brinsmead decidió abandonar Avondale en 1958 para dar conferencias independientemente y para publicar sus trabajos. Sus seguidores pronto se convirtieron en un importante movimiento en Australia. Para 1960, se hacían llamar la "Comunidad del Despertar del Santuario" [Sanctuary Awakening Fellowship]. Aunque los líderes adventistas australianos se opusieron al Despertar vigorosamente, el movimiento se expandió. (26) Inevitablemente, el 19 de diciembre de 1960, el mensaje del Despertar llegó a Estados Unidos, y la Conferencia General no tenía ni idea de lo que estaba a punto de venírsele encima.

"Una secta dentro de otra secta"

En 1961, una joven madre de tres niños, llamada Iris Carey, estaba entre los que escucharon y "lloraron de gozo". Ella vivía a unas pocas cuadras del edificio de la Review and Herald en Tacoma Park, y comenzó a hacer circular enusiasta y ampliamente las cintas con los sermones de Brinsmead. Algunos captaron ese entusiasmo, otros lo resistieron decididamente. (La indiferencia no fue una reacción adventista típica a Brinsmead). Mientras tanto, para nosotros tres, que éramos los hijos de Iris Carey, la tensión con nuestra iglesia y el mundo era una realidad constante. A pesar de su mensaje polarizador y su carismático líder, el movimiento Despertar nunca trató de ser una denominación separada. Ciertamente, el propósito de Brinsmead no era destruir el adventismo sino restaurarlo a su original urgencia de día del juicio. En la década de 1960, la mayor parte de los "despertadores" [Awakeners],  como nos hacíamos llamar, continuamos siendo miembros de iglesias adventistas - es decir, mientras éstas quisieron tenernos como tales.

Aun así, la reacción de los líderes adventistas tendía a ser emotiva y opositora. Una vigorosa campaña de propaganda advertía a los pastores contra esos fanáticos seguidores de Brinsmead que no debían ser tolerados (27) y nosotros aprendimos a mencionar el nombre de Brinsmead sólo a los que estaban dispuestos a escucharlo. Iris fue expulsada de varias iglesias por regalar literatura Brinsmead y tener estudios bíblicos sin autorización. Para ella, esta persecución confirmaba la condición profética del mensaje del Despertar, y a través de todo el movimiento, unificó a los "despertadores" hasta convertirlos en una bien definida subcultura adventista.

La cultura del Despertar tenía tres características: Primera, tenía un líder carismático; la energía y la personalidad de Brinsmead siempre dirigió el movimiento, impulsado por su mentalidad fuerte, excepcional capacidad de comunicación, y un espíritu independiente. Además, su personalidad informal añadía a su atractivo. Muchos Despertadores creían que Brinsmead, como William Miller, había sido enviado como mensajero para despertar  a una iglesia durmiente, y algunos enviaban sus diezmos. La resultante abundancia de literatura y cintas galvanizaron la misión de nuestro movimiento y la mantenía activo. Además, Bob Brinsmead estaba adjustando su mensaje constantemente. Cada vez que los "despertadores" se reunían, se preguntaban entre sí: "¿Has oído la última?" Siempre estábamos buscando el nuevo énfasis que sacudiría a la iglesia. Brinsmead era un genio para construir complejas estructuras teológicas, emocionando a todos, y luego derribándolas (28) en favor de una "nueva estructura". A menudo decía: "Como Abraham, Isaac, Jacob, continúo moviendo mis tiendas en fe". No había descanso para el dedicado Despertador que siguiera al mercurial liderazgo de Brinsmead.

El segundo rasgo cultural era nuestra identidad de remanente de élite. Debíamos despertar al adventismo laodicense por medio de nuestra enseñanza y nuestro ejemplo. En realidad, sentíamos que éramos los más adventistas de todos los adventistas en nuestro conocimiento y nuestro celo. Aunque creíamos que la perfección sería un don de la gracia, luchábamos duro para obtenerla. Aprendimos citar a Ellen White extensamente, especialmente sus afirmaciones sobre estar preparados, y perfeccionábamos celosamente nuestra dieta de remanente. Nos reuníamos en los hogares, y con frecuencia hacíamos peregrinajes a los institutos de verano de Brinsmead. En 1968, tuvimos nuestro propio himnario Awake and Sing, con títulos como "Jesus Stands Me in Judgment" y "The Truth is Marching On". (29) El adventismo nunca tuvo agitadores más leales.

Una tercera característica de la cultura del Despertar era su sistema de construcción intelectual. Nos encantaban nuestras especulaciones sobre la naturaleza de Cristo y el tiempo del fin, proyectando nuestras ideas con espeluznantes detalles apocalípticos. Recuerdo nuestras reuniones "tome lo que quiera" de los sábados por la tarde, en que abundaba la comida vegetariana, seguida por argumentos en los cuales nos lanzábamos "granadas de mano de Ellen White" los unos a los otros. Sin embargo, oculto bajo nuestras arrogantes intelectualizaciones, había familias rotas y niños abusados. Para 1968, Iris se había convertido en una "despertadora" encendida casi todo el tiempo, pero había conocido el divorcio, la pobreza, y una severa depresión. Los "despertadores" necesitaban urgentemente la persona viviente de Cristo, pero, en vez de eso, recibíamos una ingeniosa "estructura" tras otra. Nos gloriábamos en el carisma y la inteligencia, pero nos dolía no tener la confianza y el reposo que se hallan en la presencia del Señor Jesús.

"Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor, y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (1 Cor. 2:2-5).

Media reforma

En 1971, Brinsmead programó un frenesí de institutos de verano para anunciarnos su énfasis más reciente. Había más entusiasmo que de costumbre; la ronda más reciente de grabaciones nos habían preparado para algo grande. Bob había estado estudiando la doctrina reformista de la justificación por la fe, comparándola con las doctrinas católicas romanas. Leyendo a Lutero, vio que la justificación no sólo es un medio para llegar a la meta de la santificación perfecta. Cuando somos justificados por la fe, no sólo es que Dios nos imputa la justicia de Cristo, sino también que poseemos a Cristo mismo - toda su justicia y toda su perfección. (30) La eternidad fluye de ese hecho. Dijo el apóstol:

"Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó" (Rom. 8:30).

A los mismos que justificó, también glorificó. Comenzamos a darnos cuenta de que habíamos intercalado pasos extras en la cadena de salvación de Pablo: la santificación y una expiación final, producidas por la eliminación de los pecados. En realidad, esos eslabones añadidos eran el corazón del mensaje del Despertar - pero habíamos ignorado el corazón del verdadero evangelio: siendo justificados por fe, nos "regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios". (31) Nuestra justicia está en el cielo. Decía Brinsmead:

"La justicia por la cual somos justos delante de Dios, permanecemos justos delante de Dios, y un día seremos sellados como eternamente justos delante de él, no está en la tierra, sino sólo en el cielo ... sólo en Jesucristo". (32)

Esta verdad reformista era una noticia verdaderamente buena para las almas afligidas, pero todavía amábamos nuestra identidad élite de remanente. Colectivamente, nos deshicimos del "antiguo" bagaje perfeccionista como "desorden subjetivo" y nos felicitamos de que estos nuevos descubrimientos confirmaran que todavía seguíamos la "verdad presente". No se habló de arrepentimiento por haber creído en un falso evangelio. En su luagr, navegábamos en na inundación de re-explicaciones del pasado. No nos cruzó por la mente el arrepentimiento; eso era para los líderes adventistas y el caído protestantismo, no para nosotros. La verdad marchaba hacia adelante, así que nuevamente seguimos en fila tras nuestro líder.

Brinsmead trató de demostrar que este nuevo énfasis reformista era una continuación de la misión del Despertar, y al comienzo de la década de 1970, trabajó duro para reconciliar el evangelio de la Reforma con los pilares del adventismo, especialmente el juicio pre-advenimiento. (33) De hecho, hasta se habló de reconciliación con la Iglesia Adventista. (34) Los pioneros adventistas habían captado claramente la justificación, decía Brinsmead, pero que la iglesia había caído en el legalismo. Sin embargo, como fieles adventistas, nosotros los "despertadores" todavía nos aferrábamos al juicio investigador como protección para las herejías que temíamos en las iglesias protestantes, mientras trataban al mismo tiempo de adosarle la doctrina reformista de la justificación por la fe.

Ahora los "despertadores" vieron de qué modo se parecía la justificación por la fe adventista a las enseñanzas católicas. Present Truth, la nueva revista de Brinsmead, resumía la doctrina católica histórica de esta manera:

1. La justificación es un proceso de renovación interna en nosotros. 2. La justificación se nos concede por medio de la infusión de la gracia de Dios. Dios mira lo que el Espíritu Santo ha hecho en nosotros, y nos justifica. 3. La justificación es cómo el hombre se convierte en justo y agrada a Dios con su persona. (35)

Tanto Roma como los reformadores decían que la salvación era completamente por gracia. Sin embargo, para Roma, la obra de la gracia estaba en la experiencia del hombre, una obra subjetiva. Al revés, los reformadores decían que la gracia que nos salva está fuera de la experiencia del hombre; está en la persona de Cristo, una obra objetiva. Los pecadores que luchan no han de mirar su propia experiencia en busca de la esperanza y la aceptación de Dios. Todo lo que Cristo hizo como nuestro representante ahora se nos cuenta como nuestro por fe. Decía Lutero:

"Míos son el vivir, el hacer, y el hablar de Cristo; míos son su sufrir y su morir; míos son como si yo hubiese vivido, hecho, hablado, sufrido y muerto como lo hizo él". (36)

Muchos se regocijaron por esta clara proclamación de la obra de Cristo consumada por nosotros. ¡Así que esta era la expiación consumada! Pero los críticos preguntaban: "¿Y qué de la santidad?" Los reformadores eran unánimes; sólo a causa de la virtud de Cristo se da el Espíritu alpecador justificado para regenerarlo para buenas obras. La verdadera santificación mira en dirección opuesta al yo y fluye de la obra consumada y objetiva de Cristo. En aquellos que escuchan y creen, el Espíritu de Cristo reproduce su vida. Pablo les dijo a los efesios:

"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa ...". (Efe. 1:13).

Creciente antipatía

Tristemente, la antipatía de Brinsmead contra la iglesia cristiana sólo se intensificaría desde este punto en adelante. Aunque era estudiante de los reformadores, todavía creía que el protestantismo estaba perdido en una niebla de evangelios centrados en el hombre. Aunque todavía era adventista de corazón, sostenía que el protestantismo se estaba aliando con Roma para establecer la marca de la bestia. Atacaba el paganismo griego de los protestantes, su calvinismo, y lo peor de todo, su subjetivismo.

Paganismo: Brinsmead siempre sostuvo el punto de vista adventista de que el hombre es un ser unificado que sólo se convierte en polvo al morir. Atribuía la idea de un espíritu humano inmaterial a las influencias griegas en la iglesia medieval. Si nuestra vida está sólo en Cristo, no podemos tener ninguna vida intrínseca en nosotros. De lo contrario - preguntaba - ¿por qué tener una resurrección? (37)

Calvinismo: Para Brinsmead, la seguridad eterna aquí y ahora fue el "error de Calvino", aunque, eentualmente, vio que la justificación era un veredicto escatológico dado por Dios. Si somos justificados hoy, tenemos el veredicto del juicio final hoy. Sin embargo, Brinsmead se atenía a la doctrina adventista de un libre albedrío radical que puede anular la adopción de Dios y el nuevo nacimiento. Decía que la seguridad eterna era una doctrina peligrosa que conducía al antinomianismo porque el el creyente perdería su temor al juicio. Para proteger la doctrina del libre albedrío del hombre, rechazó la seguridad y la realidad de la obra consumada de expiación de Cristo a nuestro favor. (38)

Subjetivismo: Para muchos cristianos, la gloria del Cristo crucificado no es su centro de atención; en su lugar, buscan experiencias internas que eclipsan la cruz. El Despertar se oponía con razón al énfasis subjetivo, centrado en el ser humano, que se halla en algunos grupos dentro del cristianismo. Erróneamente, reaccionaban con un evangelio cerebral, carente de espíritu. Brinsmead se oponía vigorosamente al énfasis del movimiento carismático sobre las experiencias como un regreso a la teología de Roma. Sin embargo, yéndose al otro extremo, la revista Present Truth censuraba "el falso evangelio del nuevo nacimiento", y ofrecía un nuevo nacimiento que era meramente una bendición corporativa, objetiva, no una experiencia individual. (39) El concepto del Espíritu que mora internamente fue interpretado como un realce cerebral. Como "despertadores", aprendimos a retroceder en presencia de cualquier cosa que pareciera subjetiva o "sensitiva", y evitamos cualquier conversación que tuviera que ver con el Espíritu en nosotros.

El Jesús del Despertar era también "objetivo", no personal y poderoso en la vida diaria. Nos resistíamos a decir que "Jesús está en mi corazón", y resentíamos las preguntas sencillas, infantiles sobre nuestra "relación personal" con Jesús. Para nuestro regocijo, Brinsmead contaba que se había encontrado con un entusiaste cristiano que se daba palmaditas en su muy grande barriga y decía: "Tengo a Jesús aquí mismo". Más y más, Jesús era despersonalizado y el Espíritu debilitado; los considerábamos entidades externas y no nos relacionábamos con ellos como Peronas verdaderas con autoridad en nuestras vidas.

Los líderes del Despertar no estaban encantados con la nueva teología de Brinsmead. Aunque ahora estaba de acuerdo con alguno de sus eruditos, también era una gran amenaza. Creían que su evangelio centrado en la justificación estimulaba la pereza espiritual. Review and Herald comenzó a publicar artículos sobre la naturaleza pecaminosa de Cristo, la victoria de una vida piadosa, y el pueblo de la "demostración sin pecado" que, en los últimos días, finalmente alcanzaría la perfección.

Objetaban las distinciones teológicas de Brinsmead entre la santificación y la justificación. En 1974, George Vandeman escribió que la JPF, "... más que una doctrina, es una relación con un propósito. Y si nosotros ... permitimos que Cristo viva su vida en nosotros, no importa cómo llamemos al proceso". Explicaba que un evangelio centrado en la justificación alentaba una actitud negligente hacia el pecado. (40) Como decía C. Mervyn Maxwell, la justificación es " ... mucho más que perdón de los pecados; es también victoria sobre el pecado". (41) Nuevamente, el adventismo reafirmó sus raíces históricas: somos justificados inicialmente por la fe, pero salvados finalmente por nuestras buenas obras y aptitud moral.

Columnas derribadas

A finales de la década de 1970, Brinsmead comenzó a publicar una andanada contra los pilares doctrinales adventistas. En 1979, 1844 Reexamined golpeó el principal pilar, el juicio investigador. Explicó que Jesús el Mesías cumple toda la ley y los profetas. Por consiguiente, el juicio pre-advenimiento ocurre cuando el creyente escucha y cree el evangelio del Mesías, y la justificación es el veredicto de ese juicio. (42) Poco después, en 1980, su obra Judged by the Gospel [Juzgados por el Evangelio] examinaba la historia y la teología adventista, cuestionando la autoridad de Ellen White y citando su dependencia literaria y sus errores teológicos como el de la "puerta cerrada". Aun más directamente, Brinsmead criticaba a los líderes adventistas por su "culto a Ellen White". (43)

Luego, nos hizo estremecer. Brinsmead se opuso a la observancia del sábado. Su revista, que ahora se llamaba Verdict, decía que el sábado fue dado a Israel como sombra de cosas por venir, pero que fue cumplido por Cristo, la substancia. (44) Habiéndonos estabilizado después de la desorientación causada por estas súbitas revisiones, Iris Carey y la mayoría de nosotros los despertadores finalmente seguimos a Brinsmead en abandonar las columnas adventistas. Disfrutamos de una vertiginosa sensación de libertad, haciendo a un lado leyes como las relativas a los alimentos, las bebidas, y los días santos y "juntarnos con la raza humana". Preocupados con nuestra nueva libertad, apenas notamos las indirectas de Brinsmead acerca de sus crecientes dudas sobre la Biblia. No vimos las ominosas señales de su siguiente "estructura".

Ser verdaderamente humanos

En 1987, Brinsmead era todavía editor y principal autor de Verdict. Por algunos años, sus puntos de vista se habían estado volviendo más y más liberales. Primero, aceptó el método histórico-crítico de interpretación bíblica, que supone que la Biblia fue escrita sólo por seres humanos, con palabras humanas, y está sujeta a la crítica racional del hombre. Sus dudas sobre la Escritura afloraban ahora, pero aquellas grietas estaban establecidas profundamente en su fundamento adventista.

Segundo, ahora Brinsmead tenía un nuevo evangelio con un nuevo Jesús. Decía que el evangelio no es una transacción legal, sino un relato. Dios no requiere la muerte de Jesús para pagar una pena legal por el pecado; Él no es así. Además, explicaba que el evangelio legal del cristianismo, el "nomismo cristiano", se deriva del sistema de justicia romano. Aseguraba que está calculado para mantener el poder de la iglesia por medio de la culpa de los miembros. (45) Brinsmead lanzaba denuestos contra la doctrina "bárbara" de la expiación con sangre, en la cual Dios requiere que su Hijo muera por nuestros pecados. Decía que la ética humanitaria es ser "verdaderamente humano" y celebrar lo que es mejor en el hombre, sin religión, especialmente el cristianismo. Su ensayo de 1987, "Farewell to Religion - A Manifesto of Christian Atheism" [Adiós a la religión - un manifiesto del ateísmo cristiano], nos invitaba a todos a la fogata de nuestra antigua fe. (46) "La cristiandad es el anticristo", decía; "nosotros" necesitábamos un nuevo comienzo. (47) El dios de Brinsmead ahora se había convertido en una influencia evolucionaria distante y benévola que decía: "No teman". (48) Este dios sin rostro es de poco consuelo para los perdedores de la lotería de supervivencia de Darwin. Este dios no se sacrifica para salvar a los perdidos. ¿Dónde está el consuelo de un dios sin rostro que no ha llevado nuestras tristezas ni nuestros dolores?

Para 1990, Brinsmead había dejado de escribir y publicar Verdict, dedicándose en su lugar a los negocios y a sus intereses políticos en Australia. Los miembros de su movimiento Awakening [Despertar] se habían dispersado, algunos habían regresado al adventismo, otros se volvieron agnósticos, y para unos pocos, Jesucristo vino y los encontró.

Iris la despertadora ahora vivía sola en una casa remolque, con sus gatos y su colección Brinsmead. Había seguido obedientemente a su líder durante casi 30 años, y ahora había abandonado tanto a Jesús como a su iglesia. Ella le escribía largas cartas a él, instándole a defender el evangelio original, pero fue inútil. En 1984, nos había dicho a todos nosotros:

Sí, algunos quieren seguridad ... Yo digo que está bien; pero si ustedes quieren eso, lean alguna otra publicación. Estamos involucrados en algo que los perturbará continuamente y quizás hasta les haga enojarse. No sé cómo continuamos existiendo, porque continuamente operamos en un programa de nuestra propia hechura. Pero continuamos volando. (49)

El movimiento había terminado finalmente; Brinsmead había terminado con su Despertar. Había quemado la casa entera para "atrapar el ratón sabático". (50)

¡Éste es el juicio!

Ahora, mirando retrospectivamente, ¿qué diremos de nuestra experiencia en el Despertar?

1. Nos inclinamos delante de una imagen de talla, una deidad sin rostro llamada la Ley, que despertó nuestro orgullo elitista y sectario. Porque creíamos que la ley definía cómo es Dios, no podíamos ver la verdadera transcripción del carácter de Dios, Jesús el Verbo.

2. Nos regocijábamos en la verdad de que Cristo es nuestra justicia, que esta obra a favor de nosotros estaba completa, que Él había borrado nuestros pecados. Pero negábamos que teníamos espíritus inmateriales separados de Dios que nos tenían muertos en pecado y que necesitábamos nacer del Espíritu.

3. Al resistir el poder del Espíritu, negamos la soberanía de Cristo en nuestras vidas personales. Abrazamos los dones, pero no al Dador, y rehusamos someter a Él nuestras mentes y nuestros corazones. "Cualquiera que no tenga el Espíritu de Cristo no es de él" (Rom. 8:9).

Mientras condenábamos la ceguera de otros, nosotros perecíamos. Necesitábamos que la persona de Jesucristo nos quebrantara, nos poseyera, y viviera en nosotros por medio de su Espíritu.

Había un cierto mendigo ciego a quien Jesús encontró a la vera del camino cierto día, y en cuyos ojos Jesús puso lodo. Cuando la luz entró fulgurante, el hombre de repente vio el rostro de Jesús, que luego desapareció. Ese día, los hostiles fariseos arrestaron al hombre, y después de perder un debate con él, le expulsaron.

"Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: Crees tú en el Hijo de Dios? Y él respondió: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró". (Juan 8:35-38).

Nosotros los pordioseros nunca veremos al Hijo del Hombre sino hasta que venga a nosotros y abra nuestros ojos. Podemos saber todo acerca de Daniel 7, donde el Hijo del Hombre aparede delante del Anciano de Días y se le da dominio y gloria. Pero necesitamos preguntar: "¿Quién es él, Señor, para que crea en él?" Cuando usted vea al hombre ensangrentado y desfigurado levantado por su pecado, usted puede mirarle y creer - o usted puede ocultar su rostro con temor y repugnancia. Ver al Hijo del Hombre es el momento del juicio: mirarle y creer, u ocultarse en la oscuridad. Creyendo, usted no es condenado, pues ya ha pasado de muerte a vida. Jesús le dijo a Nicodemo:

"El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo" (Juan 3:18-19).

Después de décadas de febril preparación, nosotros los despertadores nos habíamos perdido del primer significado de juicio. La vida eterna gira en una cosa: cómo respondemos al Jesús crucificado. Someternos a Él hace que estemos preparados para el juicio, pero, como grupo, habíamos resistido su dominio por encima de nuestras doctrinas, nuestras mentes, y nuestras vidas personales. Nuestro movimiento terminó con un gemido; ahora sin Brinsmead, la mayoría de nosotros derivó hacia un desaliento orgulloso y autoprotector.

¿A dónde pueden ir los miembros de una secta abandonada? Iris fue una de las pocas personas que se refugiaron en la única Fuente confiable: Jesús y su palabra, donde ella podía verle. Por fin, mi mamá, la antigua despertadora, estaba lista para estar con su Señor. Esta nota, escrita a mano en su raída y antigua Biblia, revelaba que ella había contemplado la verdadera transcripción del carácter de Dios y hallado el ancla para su alma:

"Es sólo al contemplar el rostro de Jesús que podemos apreciar correctamente el carácter de Dios - siempre y para siempre". 

     
Notas
  1. Brinsmead, Robert D., "About Bob ...". http://www.bobbrinsmead.com/rdb.html
  2. Douglass, Herbert, "The QOD Earthquake: The Attempted Merger of Two Theological Tectonic Plates". Questions on Doctrine 50th Anniversary Conference, 2007. http://qod.andrews.edu /docs/11_herbert_douglass.pdf 
  3. Ibid.
  4. Standish, Russell, A History of Questions on Doctrine: Fidelity or Compromise? http://qod.andrews.edu/docs/03_russell_standish.pdf 
  5. Questions on Doctrine. The Review and Herald Publishing Association, Washington, D. C., 1957,p. 55.
  6. Ibid, p. 342. 
  7. White, Ellen G., The Great Controversy, Pacific Press Publishing Assoc., pp. 418, 419. 
  8. Ibid., p. 425. 
  9. Brinsmead, Robert D., A Review of the Awakening Message part I, p. 4. 
  10. White, Ellen G., The Great Controversy, p. 434.
  11. Paxton, Geoffrey, The Shaking of Adventism, p. 99. 
  12. Ibid., p. 88.
  13. Por ejemplo: "No deberíamos tener ninguna duda en cuanto a la perfección sin pecado de la naturaleza humana de Cristo". SDABC, vol. 5, p. 1131. Y: "Él tomó sobre sí la naturaleza humana caída y sufriente, degradada y contaminada por el pecado". Youth´s Instructor, Dec. 20, 1900.
  14. Paxton, Geoffrey, Ibid., p. 56.
  15. White, Ellen G., SDA Bible Commentary, Vol. 6, p. 1070.
  16. White, Ellen G., 1 Selected Messages, p. 397.
  17. White, Ellen G., "The Whole Duty of Man", Signs of the Times, May 16, 1895.
  18. White, Ellen G., God´s Amazing Grace, p. 265.
  19. White, Ellen G., "Practical Remarks", Review and Herald, April 12, 1870.
  20. White, Ellen G., Christ´s Object Lessons, Pacific Press Publishing Assoc., p. 69.
  21. White Ellen G., Christian Experience and Teachings of Ellen G. White, p. 112.
  22. Roy Pandleton, "Are You Ready for Jesus to Come", Advent Youth Sing
  23. Brinsmead, Robert D., A Review of the Awakening Message, pt. 1, pp. 8-11.
  24. Ibid.
  25. Ibid.
  26. Standish, Russell and Standish, Colin, The Gathering Storm and The Storm Burst, Hartland Publications, 1986, p. 42.
  27. Ibid.
  28. Cottrell, Raymond, Adventist Today, May 1999.
  29. Awake and Sing! Song Book, Floyd Sayler, ed., published by International Health Institute, 1968. 
  30. Brinsmead, Robert D., "Institute Syllabus 1971", The Fundamental Issues of the Reformation, 1971.
  31. Brinsmead, Robert D., "Ten Years of the Awakening", Present Truth Magazine, 1971, pp. 4, 5. 
  32. Ibid., p. 14.
  33. Brinsmead, Robert D., A Review of the Awakening Message, Pt. 1, p. 47.
  34. Brinsmead, Robert D., Present Truth Magazine, August 21,1971, p. 2-5.
  35. Brinsmead, Robert D., Present Truth Magazine, vol. 2, p. 3.
  36. Luther, Martin, Martin Luther´s Basic Theological Writings. Edited by Timothy Lull, Augsburg Fortress, p. 135.
  37. Brinsmead, Robert D., A Review of the Awakening Message, Pt. 1, p. 47.
  38. Ibid.
  39. Paxton, Geoffrey, Present Truth Magazine, June, 1978, p. 17.
  40. Vandeman, George, Review and Herald, May 16, 1974.
  41. Maxwell, C. Mervyn, Review and Herald, May 16, 1974.
  42. Brinsmead, Robert D., 1844 Reexamined, International Institute, 1979, pp. 122, 123.
  43. Brinsmead, Robert D., Judged by the Gospel, Verdict Publications, 1980. 
  44. Brinsmead, Robert D., "Sabbatarianism Reeexamined", Verdict, June, 1981.
  45. Brinsmead, Robert D., "Essay 28", Verdict, 1987.
  46. Brinsmead, Robert D., Verdict, vol. 31, 1987, p. 5.
  47. Ibid.
  48. Krossa, Wendell, A Trajectory of Progress - An Up-Beat Grand Narrative of the Human Race. http://www.bobRobertD.Brinsmead.com/t_toward_a_new_narrative.html
  49. Brinsmead, Robert D., Verdict Report, September 20, 1984.
  50. Ibid


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